Capítulo 39: En la espera del héroe.
Capítulo 39: En la espera del héroe.
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Hora: 2:30 de la mañana.
Ubicación: Bosque Arcturus.
En aquel bosque sin vida, muchos monstruos iban corriendo felices mientras que otros monstruos voladores llevaban, en un costal, a varias brujas convertidas en piedra.
Todos iban rápido hacia un lugar: el castillo de Drácula.
Monstruo 1: ¡Ja, ja, ja! ¡Hemos capturado a muchas brujas! Con esto ¡nuestro amo revitalizará su poder! ¡Exterminaremos a toda la raza humana... y la oscuridad gobernará hasta la eternidad!
Monstruo 2: Sí, pero eso no descarta la probabilidad de que aparezca el error, o que una bruja se nos haya olvidado. Por eso, ese vampiro se quedó con el Hombre Lobo por si acaso.
Monstruo 3: El hecho de que aparezca el error... me da cosa de solo imaginarlo.
Monstruo 4: Ese sujeto nos advirtió a todos nosotros de él. Sobre todo, al amo Drácula.
Fue un largo viaje hacia el castillo de Drácula, pero llegaron todos y cada uno de los monstruos. Entraron en una torre, una de las torres más altas del lugar, y los monstruos voladores llegaron para dejar los costales con sumo cuidado.
Monstruo organizador: ¡Épale, si no son vacas! ¡Bajalas con más cuidado, por favor! ¿Sabes lo que el amo nos hará si falta o le llegase a pasar a una?
Una vez en el suelo, muchos monstruos, con trajes de trabajadores, las cargaban y acomodaban en una misma celda. La celda era grande, así que todas pudieron caber.
Monstruo aleatorio: Oiga, jefe, ¿dónde ponemos a las grandes? ¿Las ponemos en la misma o-?
Monstruo encargado: No seas pe...cador.
Dijo el monstruo encargado, absteniéndose de soltar un insulto al monstruo que preguntó.
Monstruo encargado: Drácula ocupa la sangre de bruja virgen. ¡Usa la cabeza!
Monstruo aleatorio: ¿Y cómo le hacemos para saber?
El monstruo encargado iba a responder, pero no supo qué responder.
Monstruo encargado: Habrá que preguntárselos a ellas.
Una vez que acomodaron a todas las brujas en la celda, ponerle tres dandados, contraseña de cuatro dígitos, escanear facial, lector de pupilas, detector de huella digital, otro candado, cadenas, una silla para atrancar la puerta, llave, un palo y otro candado, un monstruo sacó un cráneo y la puso cerca de su oído.
Monstruo que avisa: ¿Hola? ¿Jefe Drácula? ... Conmigo... ¿Cómo estás? ... Ah, qué bien... Sí, yo también estoy bien... Nada, ya sabes, lo mismo de siempre, ¿y usted? ... Me alegro... Oye, jefe, ¿sí viste el juego de anoche? ... Le dije que no podrían... Sí, obviamente. Ese árbitro estaba vendido-
Monstruo metiche: ¡Ya dile lo que le tienes que decir!
Monstruo que avisa: 'Ash, este sonso' ... Ah, nada. No era para usted, jefe... Dejando el tema de lado, le quería informar que ya trajimos a las brujas de aquella escuela... Sí, la misma escuela... Bueno, no es la misma, pero, ya sabes, ese tipo nos complicó la vida al sacarnos de nuestra- ... ¡Lo sé! Eso está loco, ¿no? ... No, no nos hemos topado con Belmont, Van Helsing u otro Y/N... Sí, estaremos atentos. Adiós, lo quiero, bye-
Monstruo metiche: ¡No le haz dicho nada!
Monstruo que avisa: ¡Ah, sísísí! ¡Jefe, no cuelgue! ¡Requerimos de su presencia aquí! ... Algo así. Había brujas mayores y menores. Usted es el único que puede saber cuál bruja es virgen o no... Sí, también hemos pensado en preguntarle a ellas, pero- ... ¿Seguro? ... Bueno, entonces espera a la hora del ritual... Sí, ya están todas aquí... No, no creo que haya faltado una... Seguro... Oye, jefe, tengo una pregunta... ¿qué hacemos si una nos ataca o intenta escapar? ... Nonono, lo digo por si acaso. Recuerda que son brujas... De acuerdo, adiablo. ¿Entiendes? En vez de "adiós", "adiablo" porque estamos en contra de Dios y no del diablo. ¿Sí entendiste? ...
El monstruo miró el cráneo y después al metiche.
Monstruo que avisa: Me colgó.
El metiche se palmeó la cara y preguntó, con molestia:
Monstruo metiche: ¿Qué dijo que hiciéramos?
El monstruo que avisa miró a los demás y alzó la voz.
Monstruo que avisa: ¡Drácula dijo que las despetrifiquemos! ¡Habrá que preguntarle a todas para saber!
Ante la orden, todos se prepararon detrás de la celda. Uno de ellos, un vampiro, despetrificó a todas las brujas quienes, como estaban durmiendo cuando las petrificaron, estaban acostadas en el suelo.
Todas despertaron de golpe al sentir un horrible frío, de repente. La habitación se llenó rápidamente de voces, todas estaban confundidas y asustadas.
«¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? ¿Dónde estamos? ¡Esta no es mi habitación! ¿Qué hacemos encerradas?» era una de las cosas que se podían escuchar. Las maestras intentaban poner orden, pero era casi imposible. Además, ellas tampoco sabían qué sucedía, y tenían las mismas dudas que todas las pequeñas brujas, pero tenían que guardar la calma por ser las mayores de ahí.
Los monstruos miraban, atentos, a todas ellas. Estaban con la guardia en alto por si acaso.
Monstruo: Ejem.
Todas las voces de las brujas fueron callándose poco a poco. Todas miraban al monstruo el cual era un esqueleto con armadura.
Esqueleto: Buenas... noches, brujas. ¿Cómo están?
Todas las brujas menores parecían impactadas al ver a un esqueleto con armadura hablar.
Esqueleto: Por favor, no entren en pánico.
¿?: Disculpe...
Una de las brujas habló, y todas abrieron paso para dejar ver a quien habló. Era la directora Holbrook quien se puso al frente de todas.
Holbrooke: ¿Qué lugar es este? ¿Por qué estamos aquí y qué tienen planeado hacer?
Esqueleto: Tranquila, responderemos todas sus preguntas y les contaremos todo.
≈
Hora: 3:40 de la mañana.
Lejos del castillo de Drácula, dos jóvenes brujas y un mexicano estaban caminando por el bosque.
Dos de ellos estaban platicando mientras que una estaba viendo un mapa creado por magia.
Barbara: ¡Yo también quiero ser como tú! ¡Alguien que enfrenta sus miedos!
México: Entonces, prepárate, porque se viene lo peor.
Pero justo en ese momento...
FFFHHHHUUUUUUUUUHHhh...
¡UN GRAN MONSTRUO CON ALAS BAJÓ EN PICADA, TOMANDO A LAS DOS BRUJAS CON SUS PATAS, Y LLEVÁNDOSELAS DE AHÍ!
Barbara: ¡¿P-pero qué?!
Aquella bruja intentó hacer algo, pero no pudo hacer nada porque sus brazos quedaron atrapados. De la desesperación, ella intentó mirarte y exclamó tu nombre falso para que hicieras algo.
Molly: ¡¡México, toma esto!!
Por otro lado, Molly todavía tenía un brazo libre, el brazo que tenía el mapa. Ella te arrojó el mapa el cual cayó cercas de tus pies.
Todo pasó tan rápido para el mexicano que ni pudo reaccionar a tiempo.
México: ¡¡Barbara!! ¡¡Molly!!
Barbara y Molly observaron cómo el mexicano recogió el mapa y comenzó a correr para alcanzarlas, pero el miedo las inundó cuando el hombre lobo, quienes ellas pensaban que estaba muerto, te agarró de los pies y te jaló.
Barbara: ¡¡Méxicooo.....!!
Barbara gritó nuevamente tu nombre falso antes de perderte de vista.
Ella gritó tu "nombre", no de miedo, sino de que ahora estarías solo. Ella ya no podrá estar contigo y eso la preocupaba. De ahora en adelante, ella pensó que estarías solo con esos monstruos feroces sin ayuda, sin saber usar magia y sin compañía. Estabas completamente solo.
Si antes le mencionaste que, si no fuera por tu amigo mágico hubieras muerto, ahora ¿qué pasaría contigo ahora que no tienes a nadie?
Eso le preocupó a Barbara. Ella ya no sabría nada de ti de ahora en adelante temiendo lo peor.
Barbara comenzó a llorar. Sus lágrimas eran secadas y robadas por el viento. Sentía impotencia por no hacer nada por ti. Ella juró enfrentar sus miedos por ti, pero su mayor miedo, descubierto hace poco, era perderte, y fue lo justo que acaba de pasar. No dudaba de ti, pero sí se preocupaba de que te enfrentes a aquellos monstruos, solito.
Molly intentaba sacar su otro brazo con su varita, pero también era inútil. Ella también tenía miedo, no por ti ya que no te conoce (aunque sí le eres familiar), sino por lo que vaya a pasar.
Lo único que les quedaba era esperar y llegar con las demás. Tenían fe y esperanza que aquel mexicano llegaría a salvarlas.
No sabían de qué eras capaz de hacer para salvarlas a ellas o a tus seres queridos, pero de algo sí sabían y estaban seguras:
Irías al mismo infierno, enfrentarías al mismo demonio, saldrías de ahí y todo para salvarlas.
Suena cursi, pero tus amigas pensaban pensaban eso de ti. Tenían una buena imagen de tu persona la cual nada destruiría.
Si haces lo que sea por Akko... Ellas pensaban que harías lo mismo por todas.
≈
Hora: 3:50 de la mañana.
Todas las brujas jóvenes estaban a nada de llorar. Sus pregunta fueron resueltas, y ahora saben que fueron raptadas para ser sacrificadas para un ritual. Al principio, nadie creía nada, pero cuando Drácula se manifestó ante ellas, todas quedaron heladas del miedo. Su precencia era imponente, y más de una se desmayó.
Aquel señor de la oscuridad les dejó bien en claro sus intenciones, y eso fue más que suficiente.
Esqueleto: No teman, dentro de poco ya no sentirán nada.
En la habitación, sólo quedaba dos grandes monstruos de gran tamaño siendo de guardia y dos afuera de la habitación vigilando la puerta. El esqueleto aún seguía ahí para una última cosa.
La mayoría de brujas habían perdido la fe. Si intentaban hacer algo, serían asesinadas. Incluso las maestras no sabían qué hacer. Y peor porque nadie poseía una varita para defenderse o atacar.
Esqueleto: Una útlima cosa.
Todas las brujas prestaron atención. No esperaban nada bueno, no esperaban nada.
Esqueleto: ¿Quién de aquí es virgen todavía y quién no?
En ese momento, las brujas dejaron de tener miedo y era la vergüenza la que tomó su lugar. Las maestras mayores obviamente no tenían nada que ocultar, pues ellas ya tenían familia en alguna parte del mundo.
Holbrooke: ¿Tiene que ver con su ritual?
Esqueleto: Exacto. Para que Drácula se vuelva más fuerte, el ritual tiene que hacerce con la sangre de una bruja virgen. Así que ocupo que se dividan para no confundirnos.
Todas ya no esperaban salvación. Por ende, todas comenzaron a separarse para estar las que aún son vírgenes. Las que son todavía vírgenes se fueron a un lado, y del otro lado las que no. Lo obvio pasó, y las maestras estaban del otro lado... Salvo por...
Akko: ¿Maestra Ursula?
Hannah: ¿También la enfermera de la academia?
Aquella maestra de lentes y la enfermera estaban completamente rojas. Todas las jóvenes brujas, al igual que las mayores, estaban confundidas, y las bocas no iban a estar calladas.
Sucy: No deben de tener muchos amigos, me imagino.
Lotte: ¡S-Sucy!
Toda la habitación se llenó de murmullos. Ursula y la enfermera pensaron que hubiera sido mejor fingir e ir con las demás maestras. Ya no sabían si vivir o no después de esto.
Mente de la enfermera y Ursula: (Necesito salir más seguido... O buscar a alguien)
Esqueleto: ... Creo que eso le dará más poder a Drácula... Creo. Aunque... ahora que lo recuerdo, no hacía falta saber esto.
Ursula/Enfermera: ¡¿Q-qué?!
La maestra y la enfermera se mostraron sumamente molestas... Sobre todo, la enfermera.
Enferma: ¡¿Entonces por qué nos hicieron hacer esto?!
Esqueleto: La sangre de bruja virgen le da más poder al amo Drácula, así que queríamos ver cuánto poder sacaría de aquí.
Enferma: ¡Eso no es excusa del por qué me expusieron!
Ursula: "Nos" expusieron...
Murmuró Ursula.
Amanda: Esto se volvió incómodo...
Sucy: Dicen que seremos como nuestras maestras si seguimos el camino del estudio... Creo que pasaré ahora de eso para no terminar sola.
Lotte: ¡S-Sucy!...
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Después de memorizar a todas, el esqueleto dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida, pero una voz se escuchó.
Akko: ¡Oye, señor esqueleto!
Aquel esqueleto se detuvo. Todas las bruja miraron, aterradas, a Akko por hablarle al monstruo. Sus amigas intentaron callarla, pero era inútil.
Akko quería preguntar por algo. O, mejor dicho, por alguien: tú. Esa era la preocupación que muchas de tus amigas tenían, pues no estabas, y temían lo peor. Aún así, no se atrevían a preguntar por eso mismo: el temor.
Akko: ¿Qué le hicieron a mi amigo?
Esa pregunta resonó en la cabeza del esqueleto. «¿Había alguien más?» se preguntaba. Eso le preocupó al esqueleto por una razón. Por una sola razón que a más de uno preocupó.
Esqueleto: ¿Tu... amigo?
El esqueleto miró por el rabillo de su ojo, o lo que parecía uno, a Akko.
Esqueleto: Dime su nombre.
Akko tragó saliva por la atención que obtuvo por parte del esqueleto.
Akko: E-es México, México Tenochtitlan...
Esqueleto: ¿México...?
El esqueleto sintió alivio, pues no era de quien él pensaba. Pero sí, era el quien él pensaba: T/N T/A. O, como ellos lo conocen: "Y/N L/N".
Esqueleto: No hemos visto o matado a alguien. Ni mucho menos con ese nombre.
Akko se sintió aliviada al igual que todas tus amigas y maestras, pero aún se preguntaban dónde estabas.
Esqueleto: En fin, me retiro.
Pero justo cuando se iba a retirar, una criatura grande con alas llegó por la ventana.
Esqueleto: ¿Qué es esto?
Aquella criatura soltó a las dos brujas de antes: Barbara y Molly.
Hannah: ¡Barbara!
Aquella amiga suya temía por ella. Notó, al igual que Diana, que ella faltaba, pero no se atrevía a preguntar por la misma razón de Akko contigo: el miedo.
Esqueleto: Faltaban dos, después de todo...
El gran monstruo guardián se acercó a ellas, las tomó con sus grandes manos y las metió en la celda con sumo cuidado.
Esqueleto: Ahora sí que no falta nadie. Pero, por si acaso...
El esqueleto miró a la directora.
Esqueleto: Señora bruja directora, hazme el favor de pasar lista. Supongo que usted, como directora, se sabe de memoria todos los nombres de todas las brujas estudiantes, ¿no es así?
A la directora le pareció buena idea. Ella temía si una sola bruja faltaba.
La directora se aclaró la garganta, y comenzó a pasar lista no sin antes dar el aviso.
Holbrooke: Atención a todas, voy a pasar lista de todas las alumnas y quiero que respondan. Lo hago simplemente para asegurarme de que no falte ninguna.
Las estudiantes aceptaron, pero Barbara y Molly estaban cabizbajas. Diana, al estar cercas de su amiga, le preguntó, mientras las demás estaban ocupadas:
Diana: ¿Sucede algo, Barbara?
Hannah y Diana estaban atentas a su amiga.
Barbara: México...
Al pronunciar ese nombre, las brujas que estaban cercas se callaron y prestaron atención. Poco a poco, todas supieron la razón y ahora todas ignoraron a la directora para prestarle toda la atención a Barbara.
La directora notó que ya no le prestaban atención, pero cuando se enteró de la razón, ella, junto a las maestras, también prestaron atención.
Barbara: M-México...
Barbara apretó su falda del uniforme. Su voz sonaba débil, y su vista comenzaba a nublarse. A decir verdad, ella y Molly eran las únicas con uniforme de Luna Nova, todas las demás estaban en sus pijamas.
El esqueleto no decía nada. Quería oír cada cosa de ese supuesto "México".
Diana: Tranquila, respira profundo y habla.
Akko se abrió paso entre todas para estar cerca. Ella, más que nadie, quería saber de ti.
~
Unos minutos pasaron, y Barbara y Molly contaron todo lo que había sucedido.
Cuando ustedes se enteraron de la desaparición de todas, la batalla contra el vampiro y el Hombre Lobo en el comedor, y cómo te quedaste solo con esos dos monstruos en el bosque.
Todas las estudiantes y maestras estaban asombradas de que tú hayas enfrentado a dos monstruos, sin magia y tú solo.
Pero ellas no sabían algo: ellas no sabían que eras un experto en pelea desde niño. Fuiste entrenado para matar en un estricto entrenamiento asesino. No por algo eres el más buscado en todo el mundo y en toda la historia. Además, siempre descartó tu fuerza descomunal ante todos. Eras un misterio, pero preferían tenerte de amigo que de enemigo... aunque no fue así con otras gentes a las cuales te enfrentaste y ahora están varios metros bajo tierra.
Pero, volviendo a lo anterior, ellas comenzaron a temer, pues lo último que contó Barbara fue que fuiste nuevamente atacado por aquellos monstruos, y no supieron qué pasó después.
Akko: México...
Esqueleto: Entonces no hay duda. Nadie se interpondrá en nuestro plan.
Los pensamientos se dividieron en dos: habían brujas, tus amigas, conocidas y todas las maestras y enfermera, las que tenían sus esperanzas en alto de que tú sobrevivirías y llegarías a salvarlas; y otras, las que no te conocían, quienes no creían que pasarían de esta noche, y ya te daban por muerto.
Después de otros minutos, la directora por fin pasó lista. La directora sintió, al menos, un poco de tranquilidad al saber que todas estaban aquí, pero, al mismo tiempo, también le preocupó que todas estuvieran aquí.
Pero, en medio de eso, Barbara le mostró a Diana que tenía su varita. Diana le hizo una seña para que la guarde, pues tal vez sea de utilidad.
Holbrooke: Listo, confirmo que nadie falta.
Esqueleto: Me alegro.
El esqueleto otra vez se giró y camino otra vez hacia la salida mientras decía:
Esqueleto: Esperen pacientes aquí.
¡Sí...!
Pero un grito se escuchó de lejos. Un grito que fue oído por las brujas.
Esqueleto: Faltan unas horas para el ritual, así que no hagan nada tonto.
¡SÍ...!
Las brujas parecían confundidas por eso, pero Akko reconoció ese gritó, esa voz.
Cuando el esqueleto llegó a la puerta, volteó hacia las brujas y les dijo:
Esqueleto: Cuando sea el momento, vendrán por ustedes, ¿entendieron?
De repente, un borrón entró por la ventana y salió por la otra mientras se escuchó un:
¡¡Sí...!!
El esqueleto miró a los guardias para ver si no fue el único que vio y escuchó eso. Las brujas también estaban confundidas, pero Akko les hizo saber de quién se trataba.
Akko: Era México...
Gracias a esas palabras, la fe de sobrevivir volvió a todas, aunque sea un poquito. No sabían cómo, pero se alegraban que tú hayas llegado. No estaban seguras de que realmente seas tú, pero ya nadie podía romper su poca fe.
Barbara sintió alivio y aumentó la fe de todas, pues, de sus labios, salió:
Barbara: Los derrotó...
Todas la miraron al decir eso.
Barbara: Derrotó a los monstruos...
Todas jadearon al oír eso.
Barbara: ¡México derrotó al Hombre Lobo y al vampiro...! ¡Él sobrevivió!
La fe cada vez se iba fortaleciendo más y más. El esqueleto sólo se enfureció.
Esqueleto: Así que tenemos una visita, ¿eh?
Sin decir nada más, el esqueleto salió de ahí dejando eufóricas a las brujas.
Holbrooke: Tal vez...
Todas las maestras y algunas alumnas brujas miraron a la directora mientras la mayoría celebraba.
Holbrook: Esta fue la razón por la que una de las nueve brujas lo trajo a Luna Nova.
Akko: ¡México es asombroso!
Todas las brujas comenzaron a celebrar más. Los guardias no decían nada, pues ellos se encargarían de asesinarte... según ellos.
Las brujas rezaban y pedían a quien sea que esté de Dios en el universo que todo salga bien. El ambiente triste y preocupado desapareció y solamente esperaban...
La llegada del héroe.
~
Unos minutos pasaron, y un estruendo se escuchó desde afuera. Las brujas y los guardias miraron fuego por la ventana, y muchos gritos horribles se escucharon. Eran muchos.
Las brujas no sabían qué sucedía, pero un esqueleto irrumpió la habitación. Era un esqueleto con arco y flechas. Se paró frente a la ventana y apuntó a un objetivo.
Lotte: ¿Qué estará haciendo...?
Después de unos segundos, el esqueleto disparó. Él se mostró sorprendido por algo, pero un balazo atravesó su cráneo acabando con él.
Amanda: ... ¿Qué carajos acaba de pasar?
Finnelan: ¡Lenguaje, señorita! No estamos en la academia, pero aún así debe de ser respetuosa.
Amanda: ¿Incluso aquí?
Finnelan: Incluso aquí.
Amanda: ... Carajo.
~
Los minutos pasaron, y las brujas estaban esperando a su héroe. Ya no tenían miedo que incluso pidieron juegos de mesa para que el tiempo vuele.
Jugaban póker, ajedrez, dominó, monópoli, UNO, damas, Backgammon, Terra Mystica, juegos de palmas, etc.
Los guardias miraban de reojo a las brujas. No podían creer que el miedo que ellas tenían se haya esfumado por un chico. Un simple chico, según ellos.
Monstruo: Oye, Huaracho.
Huaracho: ¿Qué pasa, Cotoneto?
Cotoneto: Éstas brujas ya no sienten temor. ¿Hacemos algo para que sientan temor otra vez?
Huaracho: Ya rugiste, centaleón.
Uno de los guardias dejó su puesto y caminó hacia la celda. Las brujas dejaron sus cosas y se mostraron un poco asustadas y retrocedieron un poco.
Cotoneto: ¿Están listas?
Alumna: ¿L-listas para q-qué?
Habló una de las brujas, quien estaba más cercas del monstruo.
El otro monstruo también caminó hacia ellas.
Huaracho: Ya es hora. Las llevaremos a que las sacrifiquen.
Todas las brujas comenzaron a temblar. Se oían a algunas que ya estaban sollozando. Los monstruos se miraron entre sí con una sonrisa al cumplir con su deber, pero otro monstruo irrumpió la habitación. Los monstruos se asustaron y voltearon bruscamente para ver al monstruo.
Cotoneto: Ah, eres tú...
Huaracho: ¿Qué haces aquí?
El monstruo parecía agitado. Él quería hablar, pero respiraba pesadamente mientras señalaba fuera de la habitación como si tratara de advertir de algo.
Huaracho: Tómate tu tiempo, respira profundo y después habla con más calma.
El monstruo obedeció y, una vez calmado, habló.
Monstruo: ¡¡¡Un chico entró al castillo!!!
Huaracho: ¡¿Qué?!
Las brujas, al oír eso, quedaron estáticas. Algunas jadearon. Todas esperaban a que el monstruo diga más.
Monstruo: ¡¡¡Acabó con la mayoría de monstruos!!!
Cotoneto: ¡¿Cómo sucedió eso?!
Monstruo: ¡No lo sé, pero lo hizo gracias a que estaba en llamas!
Cotoneto: ¿En llamas?
Monstruo: ¡Sí, en llamas! ¡Estaba envuelto en una especie de fuego azul!
Con eso dicho, todas las que conocieron al fuego azul supieron al instante que se trataba de ti.
Akko: ¡Ese es México, definitivamente!
Amanda: No puedo creer que haya acabado con muchos monstruos él solo...
Sarah: ¡Ya decía yo! ¡Él me dijo que era un experto luchador!
Abigail: Espero que me guarde algunas partes de monstruos...
Maria: No creo que él logre hacer mucho...
Lotte: Se enfrentó a muchos monstruos y se adentró en el castillo... ¡Igual que un caballero!
Jazminka: ¿Pasará hambre? Debe de tener el estómago vacío...
Finnelan: Ese muchacho ahora sí que me logró sorprender...
Holbrooke: ¡Esto es de maravilla!
Sucy: Dudo que él la esté pasando de maravilla.
Mente de Ursula: (Él no es lo que aparenta... Estoy segura que hay más que un simple chico en ese muchacho...)
Diana: En dado caso que volvamos a ver el mañana, tendré que hacerle muchas preguntas.
Hannah: No puedo creer que ese tonto pueda hacer algo tan... ¡Ni siquiera tengo palabras para esto!
Barbara: Debe tener mucho miedo... Y, aún así, sigue adelante. Él... es genial.
Todas las brujas alumnas y maestras hablaban de ti. Si sus sospechas eran ciertas, tú estás combatiendo tú solo contra un reino del mal. Eso era imposible de creer, pero estarán esperando a que llegue el chico y ver si era cierta la teoría de que eras tú.
Huaracho: ¿Ya le avisaron al amo Drácula?
Monstruo: Ya, y dijo que nos preparemos para matarlo.
Cotoneto: Eso está hecho.
Y, sin más, el monstruo que repartía el aviso se fue.
Akko: México...
Akko estaba ansiosa de volverte a ver. En serio deseaba volverte a abrazar y confirmar que estás vivo. Ella quería sentir tu calor...
~
Un escándalo se oía de vez en cuando, cosa que las brujas y guardias oían con gran curiosidad.
Después de unos momentos, la puerta fue tocada.
Huaracho: ¡Entra!
La puerta se abrió, y tres muchachas entraron, vestidas de sirvientas.
Huaracho: ¿Ustedes? ¿No deberían estar en la cocina?
Elizabeth: En eso estábamos, pero aquel chico que llegó hizo un caos. Acabó con los aristócratas carnívoros, y, con suerte, huimos antes de que nos mate también.
Todas las brujas se miraron entre sí. Les pareció raro que alguien les haya atacado. Sobre todo, diciendo que se trataba del chico que llegó. Eso les preocupó, pues puede que, después de todo, no seas realmente tú el que haya venido al castillo.
Cotoneto: Eso no es nuestro asunto. Váyanse a la prisión donde están las demás, o si no-
Cristina: Drácula nos dio el permiso de quedarnos.
Aquella chica le entregó un pedazo de papel a uno de los guardias. Éste lo tomó y lo leyó. Miró a su compañero y se encogieron de hombros.
Huaracho: Bueno... pero no hagan nada raro, ¿entendido?
Las tres muchachas se inclinaron como agradecimiento, y se fueron cerca de la celda y solamente se pararon frente a ella mientras miraban la puerta que daba salida a la habitación.
Las brujas de Luna Nova observaban a aquellas chicas con curiosidad.
Akko miró a los guardias quienes, como antes, hablaban entre ellos contando chismes y cosas por el estilo. Akko aprovechó eso y se acercó a las chicas nuevas.
Akko: 'Oigan...'
Akko les habló en voz baja. Las tres, con disimulo, la miraron.
Akko: '¿Ustedes quiénes son?'
Una se acercó para hablarle.
María: 'También somos unas chicas que fueron raptadas. Dime... ¿eres amiga del chico que vino?'
Akko: '¿El que las iba a atacar? No creo'.
María: 'Ups, perdón, eso era mentira'.
La chica rio.
María: 'Él nos salvó y nos pidió que encontráramos a sus amigas brujas... Ustedes son sus amigas brujas, ¿no?
Akko asintió con alegría.
Akko: '¡Entonces sí es México el que vino!'
María: 'Ah, es verdad. Nos dijo que así le llaman sus amigos'.
Akko: '¿Eso dijo?'
Era obvio que la plática era escuchada por todas las brujas. Diana, al oír eso, se acercó y se metió en la plática.
Diana: '¿A qué te refieres con eso?'
María: 'Ah, nada. Solamente que él nos dijo que todos le dicen "México" y ya'.
Akko: '¿Dónde está él?'
María iba a responder, pero, de repente, un portal rojo se abrió en medio de la habitación. Todas ahí presentes observaban el portal con cierto temor, incluyendo a los monstruos. Ni siquiera ellos sabían qué era o quién era.
La espera no tardó mucho, pues, del portal, salió un caballo oscuro quien, de jinete, llevaba a un joven chico. Un chico el cual María lo reconoció al instante.
María: ¡¿Hermano?!
El joven miró a la chica que le gritó y, como respuesta, sonrió.
Joven: ¡Hermana! ¡Te estuve buscando!
Pero el rugir de los guardias arruinó el momento.
Huaracho: ¡Intruso! ¡Prepárate para morir!
Y cuando los guardias iban a acabar con él, Cristina, una de las sirvientas, atacó al guardia con un rayo el cual lo lanzó hacia el otro lado de la habitación.
Cristina: Creo que es hora de dejar de actuar.
Las otras dos sirvientas asintieron, y María sacó una espada mientras que Elizabeth sacó un hacha. ¿De dónde? Bueno, es una buena pregunta.
Cotoneto: ¡Malditas mujeres, sabía que no podía confiar en ustedes!
Aquel monstruo cargó su gran garrote de hierro con picos, y corrió hacia las mujeres.
Algunas brujas: ¡Cuidado!
María fue ágil, y esquivó el ataque y se preparó para el contraataque. Ella, con su espada y suma elegancia, logró darle una cortada profunda al monstruo.
Cotoneto: ¡¿Crees que me harás algo con eso?!
El monstruo no era débil y, con el daño, siguió atacando mientras el otro se recuperaba e iba levantando.
Elizabeth y el monstruo chocaron sus armas.
Elizabeth: Tampoco crean que somos unas simples plebeyas, horrible monstruo.
Mientras las mujeres luchaban, el joven sobre el caballo veía todo. Sentía y sabía que debía de hacer algo. Ese joven recordó al mexicano que conoció en el abismo y que lo salvó... sin querer, pero lo salvó.
«Si tanto quieres proteger a los demás... empieza desde abajo» el joven recordó tus palabras.
Con la adrenalida al cien, el joven miró la celda desprotegida de las brujas quienes miraban la pelea, pero algunas miraban con curiosidad al niño, pues era bien joven, y algunas temían que sea el chico de cual los monstruos hablaron.
"Esas deben de ser las amigas del chico" pensó él. "¡Tengo que ayudarlas! ¡Por él!"
Cristina atacaba con magia a uno de los guardias, pero, poco a poco, ella se iba cansando. Aunque tú ni nadie lo sabía, ella te estaba observando en su mente. Ella miró cuando llegaste al abismo de forma dramática para impresionarlas, cuando te enfrentaste a los monstruos, cuando casi mueres por tu versión oscura y el Charro Negro. En ese último, ella tuvo que intervenir. Ahora, ella te veía luchar en el infireno. El tiempo de allá abajo, comparado al de la tierra, transcurre demasiado rápido. Por eso, aunque hayas pasado mucho allá, fue poco acá.
Pero no solo eso, sino que Cristina miró otra cosa que le aterró. Tanto así que se descuidó y recibió un golpe directo la cual la mandó hacia una pared, cerca de la celda de las brujas.
Alumna: O-oye, ¿estás bien?
Preguntó una alumna, con gran preocupasión.
Cristina estaba cansada de usar tanta magia. Por si no lo habían notado aún, ella era una bruja sumamente experimentada. Cristina estaba jadeando mientras parecía atónita.
Cristina: Él...
Las brujas alumnas y maestras se acercaron para ayudarla aunque sea un poco, pero no podían salir para ayudar, lametablemente. Pero esa palabra que ella soltó causó confusión.
Finnelan: ¿Jovencita, aún se puede levantar?
Cristina sólo oía voces, pero no las entendía. Ella tuvo un plan inesperado cuando algo inesperado sucedió contigo.
Cristina: El chico mexicano...
Las brujas que estaban cercas oyeron eso, y rápido supieron de quién hablaban.
Finnelan: ¿Habla del joven Tenochtitlán? ¿Qué sucedió con él?
Cristina dudaba si de decirles sobre lo que pasó.
"Él acaba de morir. Fue asesinado" era lo que tenía en la punta de la lengua. No podía decirles eso. No ahora cuando parecen tener un poco de fe de sobrevivir.
Cristina cerró los ojos y se concentró.
Cristina: Una vida por muchas... Solo una.
Las brujas no comprendían nada, pero Cristina ya empezó el hechizo.
Sus amgias, quienes estaban luchando, vieron lo que ella estaba haciendo. Sus rostros mostraron preocupación y horror.
María: ¡Espera, ¿qué estás hciendo?!
Cristina soltó una lágrima, pero estaba sonriendo.
Cristina: Salvando al héroe.
Elizabeth: ¡P-pero tú...!
Cristina: Lo sé.
Mientras tanto, las maestras analizaban el hechizo que Cristina estaba realizando.
Holbrooke: Señorita Finnelan, ese hechizo...
Finnelan: También lo reconocí. ¡No me digas que...!
El monstruo encargado de luchar contra ella sonrió.
Huaracho: Ya haz aceptado tu muerte, ¿eh?
El mosntruo preparó su arma y se acercó a ella.
Cristrina: No importa qué pase después de este punto...
Dijo Cristina, sonriendo. Ella alzó su mirada llorosa, mirando hacia la nada, y finalizó con:
Cristina: Tú debes de continuar, no importa qué.
Elizabeth/María: ¡Cristina! ¡¡¡No!!!
Huaracho: ¡¡¡Muereee!!!
Antes de que Cristina sea atravezada por aquella arma, finalizó su hechizo un milisegundo antes.
Todas las brujas maestras se quedaron sin palabras. Las brujas jóvenes miraron, aterradas, cómo ese monstruo atravesó a aquella chica. Algunas, jadearon, se quedaron sin palabras o se taparon los ojos.
Holbrooke: El hechizo de traspaso vital.
Las alumnas que oyeron a la directora, reconocieron el hechizo y jadearon. Otras pocas no sabían qué sucedía.
Akko: ¿Cuál es ese hechizo?
Diana: El hechizo de traspaso vital... otorga la vida de quien la usa a alguien quien murió.
Explicó Diana, mostrándose anonadada por el suceso.
Akko: ¡¿Qué?! ¡Eso significa que...!
Cristina había muerto. Ella entregó su vida a cierto guerrero que murió en el infierno. Ella sabía que, si no lo hacía, todas morirían, pues el héroe jamás llegaría. Fue un precio de una vida por todas. No se sabía con certeza que aquel héroe triunfaría en su misión, pero Cristina le tuvo mucha esperanza al mexicano. Aquella ocasión, no hace mucho, cuando lo conoció, se metió en su mente para saber de él, y supo todo. Sabiendo de su arrepintimiento del pasado, ella lo acompañó, mentalmente, en su aventura. No se arrepintió de nada.
María/Elizabeth: ¡¡Cristinaaaa!!
Sus amigas no podían creer que ella haya hecho eso. Ellas se conocieron en direfentes días cuando fueron raptadas, pero lograron establecer una gran amistad con el pasar de los días. Ellas tenían planeado escapar o acabar con Drácula, pero sabían que era imposible con solo ellas tres. Cuando te conocieron, ellas vieron la chispa que encendió nuevamente su plan. Su muerte, o, mejor dicho, sacrificio, aumentó sus deseos de acabar con Drácula, y contaban contigo para eso.
María y Elizabeth se distrajeron por el sentimiento, y un monstruo guardian iba a acabar con ellas, pero...
Joven: ¡No te olvides de mí!
El joven jinete, sobre el caballo, golpeó con una espada que agarro de una armadura decorativa, al monstruo. Después, el monstruo recibió una fuerte patada del caballo oscuro. Aquella patada fue lo suficiente para mandarlo a una pared y casi romperla.
María: ¡Hermano, no te metas!
Joven: ¡Tengo qué! ¡Yo también quiero ayudar! ¡Se lo prometí a mi amigo que me salvó y que perdí en el abismo!
María supo en ese instante lo que quiso decir su hermano. "¿El chico... salvó a mi hermano?" pensó ella. No creía algo así, pero estaba agradecida.
María: Está bien, pero no creas que no te protegeré.
Joven: Lo mismo digo yo.
Elizabeth, María y el joven lucharon contra aquellos dos monstruos mientras las brujas apoyaban con comentarios. Los ataques de los tres podían hacerles frente, pero aportaba más el caballo, pues era una criatura del inframundo y más de eso.
Los monstruos se desesperaban, así que, chocando sus armas, lograron provocar una onda expansiva que hizo retroceder a todos, y hacerlos caer a excepción del caballo quien resistió. Las brujas se taparon los oídos por el fuerte sonido.
Huaracho: ¡¡Imbéciles!! ¡¡No son más que unos sucios humanos inservibles!!
Aquel monstro corrió hacia la celda de las brujas quienes se asustaron por lo repentino que fue.
Cotoneto: ¡Aguarda! ¡No debemos dañar a ninguna bruja!
Huaracho: ¡Hay más brujas en el mundo!
El monstruo saltó para atacarlas a todas. Elizabeth, María y el joven estaban lejos, y no podían alcanzarlo. Kamcia podía, pero no se movió. Ella sabía algo.
Barbara sintió terror al igual que todas. Su boca temblaba, al igual que el resto de su cuerpo, pero... ella te recordó.
«Entonces, prepárate, porque se viene lo peor...»
Inconcientemente, ella sacó su varita y...
¡¡Murowa!!
Un hechizo salió entre todas las brujas, y atacó al montruo, devolviéndolo hacia atrás y soltando su arma.
Todas miraron a quien lo lanzó, y miraron a Barbara quien tampoco podía creerlo.
Mente de Barbara: (¡¿Qué acabo de hacer?!)
Huaracho: Maldita bruja... ¡Tiene un arma!
PUM
Pero se escuhcó un estruendo un poco a lo lejos.
Huaracho: ¡¡Al demonio Drácula!!
PUM
El golpe se escuhó, pero esta vez un poco más fuerte.
Huaracho: ¡¡Mataré a todas estas putas!!
PUM
Y ahora, acompañado de un temblor.
Cotoneto: ¡¡No!! ¡¡Espera!!
PUM
El ruido se escuchó más cercas, arriba para ser exactos. En el piso de arriba.
Huaracho: ¡¡Demasiado tarde!!
Aquel monstruo, segado por la ira, se lanzó nuevamente hacia las brujas, pero justo cuando estuvo en medio de la sala...
PUM
¿? 1: ¡¡REEEEEEEEEEEEEEEEEE-!!
¿? 2: ¡¡AAAAAAAAAAAAAARRGH-!!
Huaracho: ¡¿Qué demonios-?!
Algo de gran tamaño cayó de arriba, rompiendo techo por techo, y cayó encima del monstruo y se lo llevó consigo mientras seguían cayendo más y más y más... hasta caer a la planta más baja... la cual estaba unos pisos muy, pero muy abajo.
Nadie pudo ver qué o quién era. Era un monstruo colosal que dejó un gran agujero en el techo.
Cotoneto: ¡Pero ¿qué?!
Aquel monstruo se asomó para ver a aquella cosa seguir cayendo.
Conoteno: Esto es malo. Esto es muy malo-
Pero una patada leve del caballo lo hizo perder el equilibrio y caer.
Cotoneto: ¡NO! ¡Me tira, me tira! ¡NOOOOOOOOOoooooooo...-!
El monstro cayó hacia el hoyo provocado por aquella cosa desconocida mientras gruñía desgarradoramente por su fin.
Las brujas, las chicas y el joven estaban tratando de digerir lo que acaba de pasar. Por suerte, algo los salvó, y eso no se lo esperaban.
Akko: ¿Están... muertos?
Todo quedó en silencio, pero, de repente, se escuchó un grito proveniente del agujero que decía, con extremo éxtasis:
«¡¡Ajúúúúúúúúúúúúúúúúúaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!! ¡¡He vuelto, pendejos!! ¡¡Sí, señor!!»
Akko: Esa voz...
Akko reconoció esa voz, al igual que otras más.
Barbara: ¡Es de México!
Hannah: ¡Él está aquí! ¡De verdad está aquí!
Las brujas sintieron felicidad, pero María y Elizabeth fueron por el cuerpo de su amiga Cristina.
No tenían nada que hacer por ella. Ella estaba muerta, y ellas bien lo sabían.
María: Mira, Cristina... tu sacrificio no fue en vano.
Dijo María, con la voz quebrada y lágrimas en los ojos.
Percinándose, se despidieron de ella.
Elizabeth: Dios te reciba en su Santa Gloria...
Mientras tanto, el joven, gracias a una patada del caballo, tiró la puerta sin lastimar a nadie.
Joven: Ustedes son amigas del chico que me salvó. Por eso, yo las ayudaré mientras que él llegue. ¡Vamos!
Las brujas, con un poco de inseguridad, salieron de la celda, pero esa inseguridad fue desapareceindo por los segundos. Ahora sí que estaban seguras de que saldrían de ahí.
Holbrooke: Señorita Parker, agradezco en nombre de todas por lo que hiciste.
Barbara se rascó la cabeza de la verguenza mientras que otras alumnas la halagaban.
Barbara: N-no es para tanto...
Finnelan: Lo es, señorita Parker. No se haga de menos.
Elizabeth: ¡Escuchen todas!
Exclamó Elizabeth, logrando obtener la atención de todas. Ella continuó en voz alta, y dijo:
Elizabeth: Por suerte, nosotras conocemos de pies a cabeza todo el castillo. Intentaremos sacarlas de aquí, así que hagan lo que decimos y no llamen la atención de nadie.
Nadie se opuso ante la orden y, una vez de acuerdo, todas salieron de la gran habitación, con María y Elizabeth en la cabeza, el joven en medio de las brujas, sobre el caballo oscuro, y las maestras cuidando de cualquier ángulo.
Pero...
≈
En lo más alto del castillo, un señor pálido descansaba en su trono mientras bebía una copa de sangre. Ese era nada más y nada menos que Drácula, el príncipe de las tinieblas y... y otros títulos que tiene como rey de los monstruos.
Un monstruo entro en la habitación, de manera apresurada.
Monstruo: ¡Señor! ¡Mi señor! ¡Tengo noticias!
Drácula tomó otra vez de su copa.
Drácula: ¿Qué sucede, mi fiel siervo?
Monstruo: ¡El chico que entró al abismo regresó! ¡Derrotó a todos ahí abajo, mi señor!
Drácula: Hummm...
Monstruo: Ya alerté todos, así que ya deben de ir en su búsqueda.
Drácula: Bien hecho. ¿Algo más?
Monstruo: B-bueno...
El monstruo se puso nervioso.
Monstruo: L-las brujas que capturamos... escaparon.
Drácula no dijo nada. El monstruo miraba al suelo, pues, mirar al señor directo a los ojos es una gran falta de respeto para ellos.
Drácula: Dile al hechizero a que se encargue.
Monstruo: ¿Al hechizero?
¿?: No hace falta, señor...
De la oscuridad provocada por la luz roja de la luna, salió un hombre con gran toga. Ese era nada más y nada menos que "El Hechizero".
Hechizero: Iré directo a ello.
Fin del capítulo 39.
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El Héroe salió del infierno.
¿Cómo le hizo?
¿Quién acabó con él?
¿Realmente eras tú?
¿Cristina... dio su vida en vano?
¿Las brujas escaparán?
¿Drácula logrará sus planes?
Y, sobre todo... ¿de dónde llegaron o son ellos?
¿Por qué saben de tu nombre, o... una variante de él?
-
Bueno, eso sería todo xd
Espero que les haya gustado este capítulo.
Si es así, qué bien.
Y si no, también xd.
Se viene, chavales Bv. El héroe (ustedes) regresó del infierno, pero... ¿cómo le hizo?
Bien, ahora toca responder las preguntas del capítulo anterior que me pusieron ustedes por la dinámica que creé.
*Se pone unos lentes, saca una hoja y la lee*
...
Bien, esas fueron todas.
Me divertí tanto respondiéndolas que hasta tomé la desición de terminar la dinámica para siempre xdn't.
Digo, ustedes vienen la leer, no a convivir con el autor, ¿no? xdn't.
En fin, me despido.
Adiós y que Dios los cuide y los bendiga a todos ustedes, a su familia y a sus seres queridos (sean creyentes o no).
¡Adiablo!
¡¡Nos vemos!!
¡¡¡¡TIMOITASE!!!!
PD: avisen si ven errores.
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