Capítulo 37: El infierno.

Capítulo 37: El infierno.

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Supongo que ya habrán oído sobre la biblia, o una mitología de cualquier tipo.

¿Qué tienen en común?

Fácil: que ambas tienen un cielo y un infierno. Un cielo: lugar sagrado, donde van los buenos y fieles seguidores de Dios. Y un infierno: donde van los pecadores, los castigados, los maldecidos por Dios o el destino.

Solo hay una forma de acceder ahí, y es muriendo para que en la otra vida te juzguen para ver dónde enviarte dependiendo de tu conducta, decisiones y actos en tu tiempo de vida en la tierra.

Bueno, un mexicano acaba de romper las reglas, y ese eres tú quien ahora anda caminando por los cálidos terrenos del infierno, con un machete guardado en su funda y puesto a un costado de tu cintura mientras posabas tu mano derecha en él, y un látigo metálico con forma de cruz mata vampiros que lo tienes en la mano izquierda.

Pero de repente...

BZZZZ...

Escuchaste a una mosca pasar cerca de tu oído. Instintivamente, usted sacudió la mano cercas de tu oreja para espantarla mientras sacudías tu cabeza.

BZZZZ

BZZZZ

BZZZZ

BZZZZ

BZZZZ

BZZZZ

Pero cuando comenzaron a pasar más moscas, usted intentó matarlas o, al menos, alejarlas con la mano.

En ese momento, sentiste la enorme y peligrosa presencia de algo detrás tuyo, en un escalofrío.

Volteando hacia atrás, pudiste ver a una gran bola de moscas formando una gran nube de moscas. Te daba asco ver eso, y el sonido que todas juntas hacían te causaba dolor y fastidio.

¿?: Eres un humano, ¿eh?

Hasta que una voz salió de la nada. Una voz masculina y muy profunda se escuchó desde el interior de esa bola de moscas.

¿?: Para llegar a este lugar, hay que morir. Y antes de morir, hay que ser un pecador y romper toda regla y ley.

Aquella voz hizo una pausa.

¿?: Solo te falta morir. Eres el primer humano que llega al infierno sin morir. Incluso rompes las leyes de este lugar. Eres una eminencia.

T/N: Y será mejor que salgas si no quieres que te rompa la cara.

Ese enjambre de moscas se abrió revelando a un hombre en el aire, un tanto aterrador. La mitad de su cara estaba normal, como la de un humano cualquiera, pero el otro lado estaba hinchado, podrido, con heridas abiertas y con pus, moscas paradas en él y una que otra larva entrando y saliendo de la piel. Y no hablemos del cuerpo.

T/N: Oh, Dios...

Usted estaba completamente asqueado al ver eso.

¿?: No menciones ese nombre aquí. Aquí también tenemos reglas, y ese nombre solo se usa cuando hablamos mal de él.

T/N: ¿Quién chingados eres, qué chingados eres y qué chingados te refieres con que estoy en el infierno?

¿?: Por petición tuya, me presentaré.

Aquel "hombre" comenzó a caminar en el aire y bajando mientras pisaba las moscas como si fuesen unas escaleras. De hecho, ellas estaban formándose como escaleras. Aquel tipo iba hacia ti, y tú solamente te alejaste para mantener una distancia segura.

¿?: Mi nombre es Belcebú, El Señor de las Moscas.

T/N: ¿"Belcebú"...?

Usted repitió el nombre, pues lo conocías por oírlo en otros lados.

T/N: ¿Eres el demonio Belcebú? ¿El mismísimo demonio?

Belcebú: Así es. Soy uno de los príncipes del infierno, y tú no deberías de estar aquí.

T/N: Debo y ya estoy aquí. Busco una salida para regresar a mi mundo y salvar a mis amigas.

Aquel demonio se quedó pensando unos segundos.

Belcebú: Hay un modo de que salgas de aquí.

Usted sonrió.

Belcebú: Derrota a todos los príncipes del infierno, contándome a mí.

Y tu sonrisa desapareció ahora, y tu expresión demostraba tu inconformidad e incredulidad.

T/N: ¡¿Qué?! ¡¡P-pero son demonios!! ¡¡Y príncipes!! ¡¡Y yo un simple mexicano!!

Belcebú: Ya haz hecho grandes hazañas en tu mundo, la mayoría malas. ¿Qué puede ser no imposible para ti allá que aquí?

T/N: ¡No es lo mismo!

Belcebú: ¿Entonces no quieres salir de aquí?

Usted lo pensó. "No creo que tenga de otra..." pensabas. Si el príncipe del infierno lo decía, era porque él sabía.

Después de pensarlo, sacaste lentamente tu machete mientras le pedías ayuda a Dios en tu mente. Una vez preparado, dijiste:

T/N: Caile, pues. ¡Aquí te espero!

Belcebú sonrió, mientras una pequeña risa salía de él.

Belcebú: Deberas que eres un tonto. Pero ¿por qué no mejor te unes a nosotros? Aquí tendrás todo lo que deseas.

T/N: ¿Otro que me pide que me le una? ¿Qué tengo de especial o qué?

Usted recordó algo.

T/N: Oye, ¿para quién sirves? ¿También te envío Drácula?

Belcebú: Tú ya tienes un lugar apartado en el infierno, T/N. Te hemos visto, y tienes nuestro respeto. Nadie nos envió a matarte, pero es la consecuencia de quienes entran al abismo, y van más allá de él.

T/N: ¿Y por qué tiene que ser precisamente abajo del castillo de Drácula?

Belcebú: No, precisamente.

Respondió él.

Belcebú: ¿Haz oído hablar sobre los grandes agujeros en tu mundo?

T/N: Algo.

Belcebú: Son entradas al abismo. En todo el mundo hay, pero son difíciles de encontrar. Casualmente, hay una debajo del castillo de Drácula, sea donde esté.

T/N: Lo dices como si el castillo cambiara de lugar, y me preocupa que ya tenga un abismo aquí.

Belcebú: Eres una eminencia allá arriba, un gran trofeo para nosotros y Dios.

Usted iba a decir: "¡Espera, ¿entonces Dios sí existe?!", pero cuando Belcebú dijo eso, lanzó una orda de moscas hacia ti las cuales exterminaste sacando tu látigo y dándole vueltas para quemarlas.

Belcebú: Veamos si eres tan fuerte aquí como allá.

Tomándote desprevenido, Belcebú se lanzó hacia ti para asestarte un golpe. Usted creyó que poniendo tu machete frente a ti para detenerlo iba ser suficiente, pero no lo fue.

Belcebú partió tu machete, rompiéndolo como si fuera una débil rama seca, por su golpe. Eso te dejó atónito. Mirabas ese momento en cámara lenta cómo la mitad de la hoja de tu machete salía volando, y la otra mitad que tenía el mango también por la inercia del golpe de Belcebú.

Usted jadeó, sorprendido y aterrado, mientras que Belcebú sonreía.

El golpe de Belcebú impactó finalmente en tu cara, y te mando hacia una cascada de lava la cual caía en un lago de lava infernal que estaba cercas. Tu látigo cayó al suelo al momento de salir volando, lejos de tu machete partido en dos.

Belcebú: Listo, ya está.

El lugar quedó en completo silencio a excepción de los zumbidos de las moscas. Belcebú sonrió mientras se cruzaba de brazos.

Belcebú: Ahora formarás parte del infierno, y...

Pero Belcebú se calló cuando algo salió del lago de lava hirviendo. Una bola salió de ahí, y aterrizó cercas de tus cosas caídas. Belcebú estaba atento, no esperaba algo así.

Belcebú: Sigues vivo... No me equivoqué después de todo, realmente eres una eminencia.

Aquella bola de lava se disparó en muchas direcciones, demostrando al que estaba en su interior. Eras tú quien estabas envuelto en el fuego azul, la cual estaba sanando tus quemaduras que, si hubiese aparecido un milisegundo tarde, hubieras sido víctima de la lava.

Usted estaba mirando tu machete partido en dos, tirado ahí en el suelo frente a ti. Recordaste el momento en que tu abuelo te lo obsequió, un día cuando fueron a un cerro por algo que tu abuelo tenía pendiente.

T/N: Ese machete...

Usted se agachó para tomar lo que quedaba de él. Era solamente el mango con un poco del filo.

Usted alzó la mirada para ver al señor de las moscas, con una expresión molesta.

T/N: ¡tenía un valor sentimental inmenso para mí!

Belcebú: ¿Esa arma vieja y oxidada?

T/N: ¡¡Esta arma oxidada era más de lo que crees!! Y yo...

Usted recogió el pedazo que quedaba del arma: el filo. Uniéndola con el mango, el cual tenía un poco del filo, usted, con un dedo, la soldó con el fuego azul quedando como nueva. Pero lo que no sabías es que, al hacer eso, hiciste que la hoja del machete sea más resistente y poderosa. Sin darte cuenta, hiciste un arma divina capaz de hacerle frente y derrotar a dioses y demonios de cualquier tipo. A cualquiera de cualquier mitología.

T/N: ¡Los asesinaré a todos ustedes con ella!

Belcebú: Que así sea, entonces.

Belcebú se lanzó nuevamente para darte otro ataque igual al anterior. Usted entrecerró los ojos, con una expresión molesta, al ver que el demonio te estaba subestimado al realizar el mismo ataque.

Usted puso nuevamente el machete frente a ti, justo cuando Belcebú estaba a escasos centímetros de llegar, para protegerte.

Belcebú: Tú no aprendes de tus errores, ¿verdad?

PUM

Belcebú logró golpearte...

Belcebú: ¡Ngh!

T/N: Je.

Pero cuando Belcebú conectó el golpe hacia tu machete, aquella arma no le pasó nada. El poder del ataque pasó de largo, destruyendo todo detrás de ti y haciéndolo explotar. Una lluvia de lava empezó a caer. Usted se protegía por el fuego azul, Belcebú no le pasaba nada y las moscas se movían rápidamente para no quemarse... algunas no lograban sobrevivir.

T/N: ¡Toma!

Usted aprovechó esto y, con un ataque rápido, lograste cortarle un brazo a Belcebú.

Belcebú: ¡Maldito!

Y de paso el otro.

Belcebú: ¡Aaaahh! ¡Mis brazos!

No solo eso, sino que le diste un fuerte golpe en la cara el cual lo alejó, no mucho, pero tampoco poco.

Belcebú rodó hasta chocar con una gran roca. Tardó unos segundos acostado en el suelo, y luego usó su cara para pararse y te fulminó con unos ojos asesinos.

Belcebú: ¡¿Tienes idea de lo que acabas de hacer?! ¡¡Ya no podré atacarte!!

T/N: Sí, por eso te los corté, chamuco pendejo.

La expresión de Belcebú, en un instante, cambió a una alegre.

Belcebú: Solo bromeo, puedo unirlas a mí y no pasará nada. Como si nada hubiera pasado.

Usted miró que los brazos de Belcebú aún seguían en el aire...

T/N: ¿Sí, mi amor?

Y usted los hizo picadillo con el machete...

T/N: Ups, se me resbaló la mano.

Belcebú: ¡¡Aaahh!!

Y luego los desintegraste con un ataque de fuego que salió de tu palma gracias al fuego azul.

T/N: Ups, se me pasó la mano.

Dijiste, sarcásticamente mientras sonreías.

Belcebú ahora sí que estaba sin palabras. Sus brazos desaparecieron por un humano, un mexicano: tú.

Belcebú: ¡Idiota, ¿sabes lo que haz hecho?! ¡¡Ahora sí me quedé sin brazos!!

T/N: ¡Chín, sí cierto!

Exclamaste, dándote cuenta de algo.

T/N: Ahora ¿cómo me la vas a pelar?

Belcebú: ¡No te hagas el chistoso! Pero...

Ahora, Belcebú se mostraba tranquilo.

Belcebú: Aún me queda mis piernas y mi mente.

T/N: Mira, yo no soy fan de los pies, pero ya que te ofreces... ¿por qué no?

Belcebú bajó la cabeza.

Belcebú: Primera vez que sufro bullying por un mortal... Esto es vergonzoso.

Después de murmurar para él, Belcebú volvió a hablar para ti.

Belcebú: Recuerda que soy el señor de las moscas, y mientras te distraías conmigo...

De pronto, muchos zumbidos llenaron el lugar, y algo arrastrándose se oía también. Usted miraba todo a tu alrededor. Las moscas se unían para formar una gran figura, pero lo que más te impactó fue unas larvas gigantes que se arrastraban, y también que salían del suelo.

Usted sintió asco al verlas.

Belcebú: No es la gran cosa, pero será lo suficiente para acabar contigo.

T/N: La neta netonga... Qué asco.

Usted iba a agarrar el látigo, pero, al poner la mano donde se supone que estaba, te diste cuenta que no estaba.

T/N: ¿Pero qué?

Usted empezó a temer que el arma, la razón por la que te adentraste al abismo, haya caído a la lava, pero te sentiste aliviado cuando diste con ella con la mirada. Estaba lejos de ti, cercas de las larvas.

Belcebú: Que comience el combate.

T/N: Creí que ya había iniciado.

Al terminar la frase, corriste hacia el látigo para tomarlo y derrotar a los que se interpongan en tu camino, pero un pilar salió del suelo, golpeándote y haciéndote retroceder.

Belcebú: Ups, se me pasó el pie.

Belcebú se burló, y tocó nuevamente el suelo con la punta de su pie para hacer salir otro pilar el cual te atacó.

Mente de T/N: (Mierda. Él puede controlar el suelo... Esto será difícil).

Y por si fuera poco, Belcebú creó otro pilar debajo del látigo el cual lo elevó mucho, siendo muy difícil de acceder a él.

T/N: ._. ... -_- Genial.

Sin más remedio, tenías que pensar en un plan, pero el monstruoso e irritante sonido del zumbido de las moscas te distraía. Aquella nube de moscas volaba para atacarte. No sabías cómo le harían, pero no dudabas que lo harían.

Usted corrió hacia el pilar custodiado por las larvas, pero otros pilares salían lográndote golpear múltiples veces, haciéndote retroceder y caer y logrando hacerte mucho daño. Sentiste nuevamente cómo algunos de tus huesos eran partidos en dos piezas o más.

Belcebú: Na, ah. No creas que te lo dejaré fácil. Después de matarte, tus brazos serán míos.

En ese momento, tuviste una idea.

Mente de T/N: (Entonces... eso es, ¿eh?)

Ahora no ibas por tu látigo, sino que ahora ibas en dirección de Belcebú, cosa que le pareció extraña al demonio.

Mente de Belcebú: (¿Por qué se me acerca de pronto...?)

Belcebú no se quedaría esperando tu jugada, y entonces comenzó a crear más pilares que salían del suelo hacia tu dirección, o a veces debajo de ti, mientras las moscas también iban hacia tu dirección para comerte o meterte sus huevecillos.

Usted no sabía cuándo o dónde atacaría, por ende, los pilares que salían lograban golpearte, pero las moscas sí que podías evitarlas logrando quemarlas con el fuego azul que te protegía. Era tu escudo protector. El fuego que aparece cuando te rodea te sirve como un escudo ante los enemigos.

Usted iba saltando hacia un lado, girando hacia el otro lado, saltando o retrocediendo tratando de atinarle para que ningún pilar te golpeé... algunos te daban, pero a otro les atinabas.

Cuando te acercabas a Belcebú, él entró en pánico.

Mente de Belcebú: (No puedo creer que me obligue a hacer esto...)

Usted estaba apunto de atacarlo, pero Belcebú sacó unas alas oscuras y se alejó rápidamente del suelo, dejándote impactado. No esperabas algo así.

Belcebú: ¿Qué te parece esto, mexicano? ¿No son hermosas?

T/N: Meh, son geniales, creo. Se ven chidas.

Pero cuando lo viste en el aire, se te ocurrió otra idea.

T/N: Veamos qué puedes hacer con ellas, mariposa.

Belcebú se cubrió con muchas moscas hasta formar una gran imagen de él, como si fuese un gigante.

Belcebú: Puedo hacer cosas geniales.

Belcebú comenzó a lanzar ataques y puñetazos creados con las moscas. Usted saltaba de un lado a otro para esquivarlos.

Pero lo que estabas esperando pasó.

Un pilar salió detrás de ti. Usted se dio cuenta a tiempo y, saltando hacia atrás, usted se impulsó y saliste volando en dirección Belcebú.

Belcebú: ¡Pero ¿qué?!

T/N: ¡¡Técnica de Papantla: el hijo volador!!

Usted gritó, fingiendo ser una especie de superhéroe o algo por el estilo.

Belcebú: ¡No creas que te dejaré hacer algo!

Belcebú comenzó a crear pilares que iban hacia ti, pero usted los rompía con los puños, dejando al demonio impresionado.

Belcebú: ¡¡Toma esto!!

Belcebú, en su armadura gigante de moscas, lanzó un puñetazo para golpearte, valga la redundancia.

Usted se iba acercando todavía, y aprovechaste la oportunidad.

Fingiendo que ibas a golpearlo, preparaste tu puño para chocarlo, pero cuando estabas a nada de conectar el golpe...

T/N: Ups.

Usted, hábilmente, te subiste al brazo del monstruo mosca y comenzaste a correr sobre él para acercarte.

Belcebú: ¡Mierda! ¡Maldito simio, deja de hacer cosas y acepta tu muerte!

Belcebú intentó sacar un gran pilar con picos detrás suyo el cual fue hacia tu dirección...

T/N: ¡Ni lo creas!

Usted se torció pensando en algo. Ya estando a nada de recibir el ataque de pilar con picos, usted giró, dando una patada vertical, impulsándote y girando rápidamente como trompo acostado en el aire.

Belcebú: ¡¿Qué demonios?!

Llegaste rápido hacia Belcebú, estando frente a él.

Aún seguías en el aire, y Belcebú quedó atónito mientras te veía. Para él, todo se volvió cámara lenta y en blanco y negro. Te miró que estabas con una sonrisa el cual denotaba tu confianza de haber ganado.

T/N: Dile adiós a tus ojos.

Belcebú: ¡¿Que dijiste-?!

En un rápido movimiento, usted, con el machete, lograste cortarle los ojos dejándolo sin vista.

El grito desgarrador de Belcebú te asustó un poco, pero no lo suficiente para paralizarte.

Usted continuó y lo cortaste en varios pedazos, todavía girando. Sus piernas, su torzo, sus alas y su cabeza ya no estaban unidas.

Belcebú: ¡M-maldito... Mexicano... Te... Odio...!

T/N: Yo también te quiero, moscardón.

Y sin decir más, lo pulverizaste con el fuego azul hasta no dejar nada de él.

Belcebú: ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA-!!

Cuando el ataque de fuego se calmó, usted empezó a descender. Usted se preparó para caer, y eso hiciste: caiste de pie como un gato, pero provocándote una horrible sensación en las piernas y agrietando el suelo y levantando el polvo.

Mente de T/N: (¡¡Mierda!! ¡¡Debo de dejar de hacer esooooooo!!)

Pero no solo eso, sino que algo cayó cuando el demonio fue pulverizado: un pedazo de algo.

A usted le pareció extraño eso, y simplemente lo guardaste. Sin darte cuenta, la esencia maligna de Belcebú se adentró en tu corazón.

Belcebú fue asesinado.

Los pilares que fueron creados se destruyeron. Tu látigo seguía en uno el cual bajó. Todavía seguía siendo custodiada por las larvas, y eso te daba asco.

Usted volteó los ojos hacia atrás.

T/N: Dios, dame valor, por favor...

Usted pasó desapercibido para llegar a tu látigo. Una vez que lo tomaste, lo usaste para bajar lejos de ahí. Fuiste a un lugar lejos de ahí y pensaste en algo.

T/N: ¿Ahora dónde voy?

Y al decir eso, una pared se cayó detrás de ti revelando un camino el cual tenía un puente que llevaba hacia abajo, pero a otra plataforma.

T/N: Esto me sirve, supongo.

Usted creó una bola de fuego y la arrogaste hacia las larvas. La bola de fuego rebotó como pelota. Usted cruzó el puente mientras mirabas el entorno.

T/N: Esto sí que es un infierno de verdad.

Habían unos monstruos nadando en el mar de lava que se encontraba abajo, monstruos voladores adornando la parte de arriba y otras más mierdas por ahí.

T/N: Estaría genial explorar todo esto... ¿Qué me podría encontrar? Tal vez oro y riquezas.

Decías, con ilusión, sin darte cuenta que el fuego azul se apagó lentamente.

Una vez que llegaste a la otra isla, usted miró a la que acabas de salir, y cerraste el puño para activar la bola de fuego.

BOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM

Toda la isla anterior voló en pedazos, y el puente de destruyó. Usted estaba boquiabierto por eso.

T/N: ¡Puta madre! ¡En serio debo de controlar el poder del fuego azul!

Pero usted no sabía que la explosión no la ocasionó el fuego azul. El fuago azul creó la bola, pero usted la detonó. Sin saber, tu poder natural había crecido después de los encuentros con todos los monstruos, no gracias al fuego azul, sino que por el entrenamiento improvisado que adquirías y el superamiento del pasado.

T/N: Aunque... ya no hay larvas, así que ¡todo bien!

Usted entró a la isla y, de la puerta en la que entraste, se cerró para no dejar salida.

Usted inspiró y suspiró para estar listo para lo que se vaya a venir.

Usted caminó en el amplio terreno, pero un brillo del suelo te llamó la atención y, cuando viste qué era, sonreíste.

T/N: ¡Un peso!

Usted se agachó para agarrarlo.

T/N: Por fin, algo bueno de toda esta mierda. ¡Ya me había hartado de tanta majadería!

Pero luego viste otro más adelante.

T/N: ¡Qué bien! ¡Premio doble!

Pero luego apareció otra, y otra, y otra como si te estuviesen conduciendo por un camino. Como si de ¡¡una trampa se tratase!!

T/N: ¡Todas son mías!

... Ya qué. Usted caminó para tomar todas, pero cuando ibas a agarrar la úlitma...

T/N: Con esto, puedo prestarle a mi vecino Ramón para la renta. Hace mucho que no lo veo.

PLOC

T/N: ¿Mm?

Una gran gota cayó a lado de ti. Confundido, usted miró hacia arriba para ver el causante.

T/N: 0_0 Ay perro...

Usted comenzó a dejar las monedas de oro que hallaste en el suelo pensando que eran del gran perro de tres cabezas.

T/N: Perdón, wey, no sabía que-

¿?: ¡No, ¿por qué los dejaste?!

Pero una voz se escuchó detrás de una roca. Usted giró, confundido, para verla.

¿?: ¡Ese no era el plan!

T/N: ¿Y tú eres...?

Aquel nuevo demonio salió, mostrándose completamente. Era una especie de humano, pero deteriorado. Tenía ropa gastada, cabello largo y cara alargada. Era horriblemente feo.

¿?: Yo soy-

T/N: ¡Ay wey, pero ¿qué te pasó?!

¿?: ¿A qué te refieres?

T/N: No me vayas a decir que ya eras así de culero cuando naciste.

Aquel demonio tomó la ofensa.

¿?: ¡Imbecil! ¡Tal vez es porque soy un demonio!

T/N: De que lo eres, lo eres, pero no jodas. Tas pero requete bien ojete, cabrón. Eres como Don Quijote, pero después de pasar por Ecatepec, wey.

¿?: ¡Idiota! ¡Yo soy el demonio Mammón!

T/N: Mamón y ojete.

Mammón: ¡No seas payaso! ¡Te estoy diciendo que mi nombre es "Mammón"!

El silencio de hizo del lugar, y usted parpadeó un par de veces.

T/N: ._. ... ¿Qué?

Mammón: Así es.

Dijo el demonio de nombre curioso, ahora con confianza.

Mammón: Así como lo oíste. Mi nombre es Mammón, el Príncipe del Infierno, el demonio y dios de la avaricia. Yo-

T/N: ¿Tu nombre es "Mamón"?

Preguntaste, con cierta curiosidad, pues no creías lo que acababas de escuchar.

Mammón: Ahm... ¿sí? ¿Por qué la-?

En ese momento, usted estalló de risa. Carcajadas era lo que llenó el lugar, ahora. Usted cayó de rodillas mientras te sostenías el estómago.

T/N: ¡NO SEAS TU NOMBRE, CABRÓN!

Aquel demonio sintió un poco de vergüenza, pues hasta él admitía que, aunque su nombre signifique otra cosa en otro idioma, en el idioma de Cervantes, sobre todo en América Latina, no era muy bien vista y escuchada.

T/N: ¡HABÍA MEJORES NOMBRES!

Dijiste, mientras reías.

T/N: ¿QUÉ TE PARECE "LAMAMO" O "LAJALO"?

Mammón: ¿Por qué "Lamamo" y "Lajalo"?

T/N: ¡PORQUE TE GUSTA!

Era tarde cuando el demonio captó el albur, y usted simplemente se acostó en el suelo, con la cara roja.

T/N: ¡AH, MI ESTÓMAGO!

Mammón: ¡Qué grocero de tu parte insultar y burlarte de un demonio príncipe! Pero no importa, pues yo te mataré y-

T/N: ¡PERATE, WEY, NO TE ESTOY OYENDO NI MADRES!

~

Unos minutos despues...

~

T/N: Ay wey... mij... mi estómajago, ay...

El demonio esperó paciente a que termines de reír. Cada segundo que pasaba, su odio aumentaba al oír tu risa.

Usted estaba todavía acostado en el suelo, boca arriba, mientras tenías una mano sobre tu estómago y la otra sobre tu frente.

Usted poco a poco ibas calmando la risa. A veces revivía, pero otra vez se apagaba cuando sentías dolor en el estómago.

Después de un rato, usted se puso de pie y te secabas una lágrima que escurría por tu mejilla. Ya estando mejor, dijiste:

T/N: Listo, ahora ¿qué decías?

Mammón: ¿Eh? Ah, sí.

Aquel demonio, el cual estaba esperando sentado en una roca, se puso de pie también.

Mammón: ¡Yo...! Agh, olvídalo. Acabemos con esto de una vez.

El demonio chasqueó los dedos, y aquel perro de tres cabeza, el cual estaba dormido, despertó, poniéndose bravo de golpe.

Mammón: Yo soy Mammón-

Una risa tuya se escuchó de fondo.

Mammón: ... Príncipe del infierno, Dios de la avaricia y bla, bla, bla, bla... Este perro que ves aquí es Cerbero. Él-

T/N: ¿Ves?

Pero usted interrumpió al demonio Mammón... Je, je.

T/N: Ese perro tiene mejor nombre que tú. Suena así como de rapero y compositor chingón venezolano, chamo.

Mammón: ¡¿Me dejarás hablar?!

T/N: Ash, ta bien...

El demonio se aclaró la garganta.

Mammón: Como decía antes de tu interrumpción, él-

T/N: Perdón.

Mammón: ... No hay problema. Él es el perro del inframundo de tres cabezas. Y él-

T/N: No mames, wey, ¿neta? Si no me dices que tiene tres cabezas, no me doy cuenta. Gracias por decírmelo, en serio. Ya llevo tiempo que no le digo a nadie, pero ocupo unos lentes porque la vista me falla. He estado pensando que-

Mammón: ¡¡Cerbero, acaba con esa escoria!!

Ante la orden, el gran perro ladró con fuerza, ocasionado una ventisca la cual te hizo retroceder hasta chocar contra una pared detrás tuyo. Ni siquiera contabas ahora con el fuego azul, y no te habías dado cuenta.

T/N: ¡¡¡Pinche perrooooooooooooooo!!!

Era lo que gritabas cuando eras aplastado por la presión del aire contra la pared. Tanta fue la fuerza de la presión y de tu aguante que el muro que te detenía se agrietó y se rompió.

T/N: ¡¡A LA VERGAAAAAAaaaa...!!

Mammón escuchó tu grito hacerse cada vez más bajo. Él sonrió al pensar que se había deshecho de ti, pero lo que él no sabía era que usted hizo uso del látigo y, gracias al arma divina, usted estaba colgando por encima del mar de lava.

T/N: 0_0 Ay, jesus Cristo de Nazaret.

Usted estaba columpiándose sobre el mar de lava. Cada vez, el balanceo se hacía menor hasta quedar completamente quieto. Usted estaba respirando del cansancio. Ahora era cuando te diste cuenta que no dormiste mucho, pues fue en la madrugada cuando te despertaste y, para dormir antes de eso, batallaste una tres horas al estar pensando en la vida y tu futuro. Cosas normales para ti a la hora de dormir.

T/N: Será mejor subir...

Escalando poco a poco, usted fue llegando hasta arriba. Estando en la cima, usted se asomó un poco para ver qué había.

Cerbero: GGRRRRRRR...

Pero te topaste cara a caras con el perro.

T/N: ._. Ah chihuahuas...

El perro intentó darle un mordisco, pero el mexicano le dio una patada, desviando el curso del mordizco, y logrando subir completamente a la isla flotante.

T/N: ¡A perro que se porte mal, una patada se le da!

El gran perro parecía furioso, y lo estaba, de hecho. De hecho, jamás, que él recuerde, ha recibido una patada.

Cerbero corrió hacia ti para morderte y sacudirte como el perro al periódico.

Usted hizo uso del látigo, y pudiste rodear una cabeza del canino: la izquierda.

Usted jaló el látigo, y este te llevó hasta la cima del perro.

T/N: Oye, perdón por lo que estoy a punto de hacer, pero...

Usted sacó ahora el machete, y le cortaste la cabeza izquierda al perro. Obviamente chilló y gruñó del dolor. Usted se sentía terrible, pero no tenías de otra.

T/N: ¡En serio, perdón!

El perro, sabiendo que seguías arriba de él, usó su pata trasera para rascarse como si tuviese pulgas. Usted seguía agarrado a él, y saltaste y usaste el látigo nuevamente para ir a su otra cabeza: la derecha.

Usted giró y giró alrededor de su cuello hasta tenerlo rodeado de la cadena del látigo.

T/N: ¡Perdón, otra vez!

Usted jaló el látigo, y está giró, estando el metal al rojo vivo (habilidad del arma), logrando sacarle la cabeza dejándole sólo con una: la del medio.

El perro de ahora una cabeza miró que la cadena de ti látigo no volvía a su lugar, entonces la mordió y la empezó a sacudir.

Usted, al tener el arma en la mano, fuiste jalado y diste muchas vueltas en el aire por el perro que sacudía la cadena de manera brusca.

T/N: ¡¡¡AYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAYAAAAY!!!

Hasta que el perro soltó la cadena cuando la lanzó hacia arriba. Usted, por ese acto, fuiste arrojado hacia arriba. El perro te miró, sonrió con malicia y abrió la boca para tragarte una vez que bajes... Y empezaste a bajar.

Usted sintió pánico cuando comenzaste a bajar, y no podías tener libre movimiento en el aire. Solamente estabas manoteando y pataleando. Tus armas estaban en el aire, se habían desprendido de ti y no podías alcanzarlas. Todo era cámara lenta para ti en ese momento.

T/N: Ya valí...

Y ahora, en velocidad normal, pasó lo siguiente: usted bajó, y el perro cerró su hocico justo cuando pasaste entre sus dientes, pero usted logró detenerlos gracias a que sosteniste ambos dientes de manera que podían prensarte si tenías un descuido. Tus armas también bajaron y fueron tragadas por Cerbero, cosa que maldeciste en un gruñido.

T/N: ¡M-mierda...!

Y por ese descuido, la mordida del perro se fue cerrando poquito a poquito. Usted hacía lo posible para resistir, pero un colmillo logró perforar tu hombro.

Usted sintió dolor, obviamente, y apretaste los puños por el dolor. Eso ocasionó que los dientes que sostenías se agrietaran.

T/N: ¡M-mierda...! ¡N-no tengo que... rendirme...!

Pero tanta fue la presión que los dientes que estabas agarrando por fin se rompieron, pero no solo eso. Gracias a eso, tuviste un lugar a salvo en la mordida por el hueco que se hizo. El mordisco se cerró y, por la fuerza, todos los dientes se rompieron.

T/N: Ay...

Usted, por el cansancio, caíste hacia el interior del perro mientras la sangre del hocico del perro también entraba, y tu sangre derramada del hombro salía.

El perro movió su cola, feliz, pensando que cumplió su misión de exterminarte, pero...

Cerbero: ¿GRRR?

El perro empezó a sentir un calor horrible en su interior. Si de por sí estaba en el infierno, ese calor en su interior era mucho mayor que eso.

De repente, el perro comenzó a arder, literalmente. El perro se vio envuelto en un fuego que fue quemándolo poco a poco hasta morir.

Del cuerpo ardiente, usted salió del estómago mientras gritabas, no se sabe si de frustración, irá o alegría, pero lo estabas haciendo.

Usted miró el cuerpo en llamas del perro mientras usted estaba en medio del fuego.

Pero...

T/N: pero ¿que chin...?

Usted miró que, sin necesidad del fuego azul, tus manos estaban envueltas de fuego. Un fuego rojo. Fuego "normal".

Al principio sentiste pánico, pero te diste cuenta que ese fuego fue hecho por ti. Usted movió su mano, y una bola de fuego fue arrojada hacia una pared la cual explotó en pedazos.

Mirando eso, con los ojos desorbitados, miraste nuevamente tu mano.

T/N: 0_0 ¡APÁGATE! ¡APÁGATE! ¡APÁGATE¡ ¡APÁGATE!

Usted gritaba, desesperadamente, por el aterrador poder que tenías ahora... ¿o antes? No se sabe. Aún tenías mucho qué describir.

~

Unos momentos pasaron, y usted tuvo que esperar a que el perro se queme por completo para poder hallar tus cosas entre sus cenizas, y así fue. Ahora cansado, harto y realmente enojado, usted buscó una salida de lugar.

Usted caminó hacia el único camino que había del lugar. Aún tenías que encontrar a aquel demonio que te puso a pelar con el perro: Mammón.

Aquel demonio, cuando creyó que te había derrotado, se fue hacia un camino el cual estaba repleto de monedas de oro y otras joyas.

Usted las miró y, sin tomarlas, te fuiste hacia él, y con él diste.

Él estaba sentado sobre una roca perfectamente para sentarse. El demonio estaba viendo el brillo del oro que tenía en sus manos. Estaba sumamente contento.

Pero una voz hizo que se pusiera frío.

T/N: Oye, mamón.

Y sin que pudiera darse la vuelta, usted le encajó el machete en su espalda, atravesando su pecho, y lo alzaste para luego azotarlo en el suelo, ocasionando un cráter.

Y no solo eso, sino que usted puso el pie sobre él y, haciendo presión cada vez más fuerte, podías oír sus costillas romperse una por una mientras él gritaba y se sacudía para que te movieras, pero era imposible para él.

Usted le pisó, después de eso, los brazos y piernas las cuales se partieron.

¿Hace falta decir que el demonio gritaba y sufría como nunca?

... Sí, hace falta. El demonio lloraba del dolor y agonía. No podía creer que un humano podría dejarlo así y, sobre todo, vencer a Cerbero.

Usted se mantenía callado, disfrutando de la agonía del pobre diablo.

Usted caminó para estar frente su cara, y pusiste tu pie sobre su cabeza y empezaste a ejercer presión para aplastarlo.

Con temor de morir, el demonio habló.

Mammón: ¡¡E-espera, espera!! ¡¡Si me dejas vivir, te daré muchos lujos!! ¡¡Eso, y riquezas, tesoros y una maravilla de vida avariciosa!! ¡¡Te haré la vida fácil con el suficiente dinero!!

Mammón sintió cómo la presión de tu pie se detuvo, y se sorprendió cuando quitaste el pie de encima de él.

El demonio, aún acostado, se giró para verte, mientras sonreía, y dijo:

Mammón: E-entonces... ¿hay trato?

Pero el demonio sintió terror cuando miró tu rostro. Esa mirada asesina, frunciendo el ceño y demostrando tus dientes por el enojo. Pudo ver en tus ojos un brillo rojo, un infierno en tus pupilas donde yacía un hombre vestido de charro y el señor de las moscas.

T/N: ¿Crees que necesito de esas mierdas?

Preguntaste, seriamente furioso.

T/N: Aunque las potencias mundiales lo ocultan, somos, los criminales, los que tenemos más dinero en el mundo y controlamos todo, y adivina qué...

Usted hizo una pausa mientras alzabas más el pie.

T/N: Ni aunque ahorren entre todos en el mundo por más de diez generaciones, jamás podrán superar mi fortuna acumulada.

Y dicho esto, usted bajó el pie, aplastando la cabeza del demonio y, obviamente, matándolo. La sangre de él salió disparada, escuchaste su cráneo quebrarse y, lamentablemente, tus zapatos y piernas se mancharon.

Mammón fue asesinado.

• •

Usted volvió a pasar por otro puente que pasaba hacia otra isla que estaba más abajo. Usted iba en silencio, y realmente querías salir de ahí.

Cuando entraste a la nueva isla, otro príncipe del infierno apareció frente tuyo. O, en este caso, "princesa" del infierno.

Asmodeo: ¡¡Saludos, chico~♡!! ¡Yo soy Asmodeo, la demonio de la lujuria~♡! ¡Y yo te mataré-!

Pero usted pasó de largo, pasando a su lado, mientras decías:

T/N: Chinguen su madre ustedes. Viva Dios. Viva Cristo salvador.

La demonio recordó sus momentos en Sodoma y Gomorra, y comenzó a arder hasta morir.

Asmodeo fue asesinada.

• • •

¿Qué más pasará con el mexicano en el infierno?

¿Dónde están las brujas?

¿Qué estarán haciendo en la espera del héroe?

¿Podrá el joven mexicano derrotar a todos los príncipes del infierno?

¿Logrará salir del infierno?

¿Cuánto tiempo falda para el ritual?

¿Qué estará pasando con los demás aliados?


Eso lo sabremos en dos o tres capítulos más...


Fin del capítulo 37.

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Bueno, eso sería todo xd

Sí, estoy consciente de mi ausencia, pero todo tiene un por qué (chamba xd).

Aunque no actualice cosas muy seguido, créanme que jamás los dejaré solos.

En fin, me despido.

Espero que les haya gustado este capítulo.

Si es así, qué bien.

Y si no, también xd.

Adiós y que Dios los bendiga a todos ustedes y sus seres queridos (sean creyentes o no).

¡¡Nos vemos!!

¡¡¡¡TIMOITASE!!!!

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