Capítulo 23: Mismo problema, diferente solución.

Capítulo 23: Mismo problema, diferente solución.



Ubicación: Bosque Arcturus.

[Punto de vista de nadie]

Un nuevo día es, y usted estaba completamente desnudo en el lago donde va para bañarse, pero simplemente permanecías callado mientras mirabas tu reflejo estando metido en el lago.

Mente de T/N: (jamás regresaré a la enfermería!)

Pensó, el mexicano, mientras se sobaba algunas partes de su cuerpo.

Después de lo que pasó en la enfermería, que fue el día de ayer, el mexicano se fue para su cuarto provisional donde casi ni pudo dormir. Al día siguiente tomó su ropa, ya que su uniforme fue totalmente destruido el día de la carrera, y se dirigió al bosque Arcturus, donde ahora estaba tomando su baño.

Cerebro: pues tú de imbécil quisiste hacerte el chistoso.

Mente de T/N: (es que no me tienen paciencia...)

Después de su baño diario, el mexicano se secó, se cambió y miró al cielo.

T/N: creo que aún es temprano...

Se dijo así mismo.

Se puso a pensar un poco mientras miraba el cielo todavía.

T/N: meh, exploraré un poco el bosque.

El mexicano, decidido con su idea, tomó un diferente camino.

El natural sonido de las hojas siendo movidas por el viento matinal hacían relajar al mexicano.

El canto de algunos pájaros, el crujir de las hojas y ramas del suelo y otros sonidos lo hacían sentir, por alguna extraña razón, en casa.

El mexicano inspiró y suspiró mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios.

T/N: esto fue una buena idea.

Dijo con suma satisfacción y relajación.

T/N: Hm?

Pero, por desgracia, lo bueno nunca le dura.

El mexicano logró divisar algo extraño. Un lugar semi destruido, con pedazos de una especie de vivienda.

Cerebro: a ver, vamos.

El mexicano se dirigió al lugar y empezó a inspeccionar todo.

T/N: hmf, creo que hubo, en un tiempo, una civilización antigua en éste bosque...

Esa fue una de las suposiciones del mexicano.

Pero logró ver algo entre los escombros.

Una fotografía vieja y un poco quemada.

Él la tomó y la acercó para verla mejor.

T/N: Orales... A lo mejor no era de una civilización tan antigua después de todo.

Dijo impresionado, pues, en ella, se podía ver a dos estudiantes de Luna Nova.

Que cómo lo sabía? Fácil, traían el mismo uniforme.

Era una chica de cabellera roja y otra de color lila y con lentes.

Pero había una tercera persona en el medio de ellas dos, pero no podía divisar bien quién era, pues estaba rota y quemada de esa parte.

El mexicano giró la foto y vio algo escrito en ella.

T/N: Quand tu n'es pas là mon coeur est en èmoi, tu es toute ma vie, mon bonheur et ma joie... Eh?

Obviamente no entendió nada de nada.

El mexicano miró para ver si había otras cosas, y, por suerte, encontró algo cuando pensó que ya no había más.

T/N: güorales...

Era un collar de oro.

Y un pensamiento le llegó a la mente del mexicano.

T/N: (¿Cuánto me darán por él?)

Se preguntaba así mismo ilusionado y con una gran sonrisa avariciosa.

Pero también se fijó que había algo escrito en él.

El mexicano trató de leer lo que al menos se podía divisar.

T/N: Je t'aime beaucoup...?

El mexicano tendría una cara de no entender ni un carajo.

Giró el collar y vio otra cosa escrita.

El mexicano trató de leer lo que al menos se podía divisar, pues estaba más dañada de ese lado.

T/N: De... Ch... iot... on... Tod... Mi... mor... Para............... Para quién?

El mexicano no logró leer la palabra final que decía, pero solo logró ver la primera letra de aquella palabra.

T/N: hmf, supongo que era para alguien.

Fue lo único que dijo antes de guardarse los objetos que se encontró en una bolsa de su pantalón.

Cerebro: ... Pos ya vámonos, no?

Mente de T/N: (seh, ya vámonos)

Satisfecho con su mini exploración, el mexicano regresó de dónde vino recordando el camino.

Mente de T/N: ¡¡Puta madre, otra vez tarde!!

Ahora el mexicano se encontraba corriendo por los pasillos de Luna Nova con mucha prisa, pues pensó que era muy temprano que hasta dio un paseo por el bosque... Pero no era así.

T/N: ¡Puta, mis libros!

El mexicano frenó bruscamente, haciendo que suene el derrape por todo el pasillo, justo cuando estaba enfrente de la puerta, pues recordó que dejó sus libros es su casa provisional.

Mente de T/N: (chinga su madre, así mero!)

El mexicano tocó la puerta.

Cerebro: ¡No olvides la escusa!

Mente de T/N: (Simón)

La puerta se abrió por la maestra Finnelan.

Finnelan: joven Tenochtitlan, tarde otra vez?

El mexicano sonrió nerviosamente, y justo cuando iba a dar su escusa, la maestra le ganó en hablar.

Finnelan: La señorita Cavendish dijo que podrías haber llegado tarde por un incidente que pasó y que tal vez estuvieses en la enfermería, así que lo dejaré pasar por ahora, pero que no se vuelva a repetir.

La maestra volvió al salón dejando al mexicano con los ojos abiertos.

Mente de México: (¡Mira, es mi día de suerte!)

Pensó con una sonrisa radiante.

Cerebro: por fin.

El mexicano entró con esa misma sonrisa al salón solo para ver a todas sus compañeras de clase viéndolo extrañadas.

México: buenos días!

Dijo él, mientras las saludaba su su mano.

Y justo cuando iba ir a un lugar, el llamado de la maestra lo detuvo.

Finnelan: joven Tenochtitlan, y sus libros?

El mexicano quedó congelado con un pie al aire.

México: este...

Finnelan: y por qué no tiene zapatos?

México: ¡¿Eh!?

El mexicano se fijó bien y se dio cuenta que tampoco llevaba zapatos.

Mente de México: (oh mierda!)

En eso, le llegó una imagen mental de hace rato.

Cerebro: ¡¡Están en el bosque!!

El mexicano iba da improvisar una escusa, pero nuevamente alguien le ganó en hablar.

Diana: Puedo compartir mi libro con él.

Sugirió, Diana, con su semblante serio.

México: ¿Sí?

Diana: Solo por hoy.

Esas palabras hicieron que el mexicano le dieran escalofríos, pues Diana lo dijo de una manera muy fría.

Finnelan: está bien, pero la próxima vez recibirás un castigo por incumplimiento a las reglas, joven Tenochtitlan!

México: ta' bien...

El las clases de hoy, mexicano no entendía nada de lo que se demostraba.

Pero confirmó que no era el único cuando miró a cierta castaña que también estaba en esa situación.

Luego miró a su lado donde estaba Diana.

México: 'Oye, Diana...'

Susurró, el mexicano, llamando la atención de Diana quien solo se limitó a dirigir su mirada a él sin mover su cabeza.

México: '¿Le entiendes a ésto?'

Diana: '¿Se te dificulta este tema?'

El mexicano asintió mientras taradeaba su respuesta.

Diana: 'Puedo ayudarte después de clases.'

México: '¿en serio?'

Diana: 'así es. Eres nuevo en esto, así que era obvio que se te dificultaría algunos temas.'

México: '¡Es todo!'

Exclamó, el mexicano, en voz baja mientras mientras desmontaba su puño para que Diana lo chocara con el suyo.

Pero solo volvió su atención a la explicación de la maestra ignorando al mexicano.

México: ... 'yo mismo pues. No hay pedo.'

Dijo, mientras chocaba su puño son su otra mano.

México: ay, por fin...

La última clase por fin finalizó, y ahora tocaba la hora del descanso y muchas irían a la cafetería para saciar su hambre.

México: van a ir a comer?

El mexicano le preguntó a Diana, Hannah y Barbara.

Diana: puedes irte adelantando, nosotras iremos a dejar nuestras cosas.

El mexicano asintió como respuesta.

México: ta'bien

Y así te fuiste, no sin antes despedirte de ellas a la cafetería.

México: Que onda!

El mexicano llegó primero a la cafetería y saludó a su amigo mágico.

Pánfilocrasio: ¡Hola de nuevo! Llegaste primero que todas.

Dijo eso último estando muy impresionado.

México: ah pos ya ves. Siempre hay que cambiar, no?

Pánfilocrasio: ¡Siempre es bueno cambiar para mejor!

México: y qué hay de comer esta vez?

Pánfilocrasio: Lo mismo de ayer, pero ahora comerás la porción completa.

México: Yei!

El mexicano tomó una bandeja y la puso para que le sirvan comida.

Pánfilocrasio: je, ahora será alguien más quien se quede sin comida.

Dijo, la criatura mágica, mientras agarraba un cucharón para servirle comida al mexicano, pero el mexicano apartó la bandeja de inmediato.

Eso hizo confundir a la criatura mágica.

Pánfilocrasio: ¿Qué sucede? No vas a querer?

El mexicano permaneció en silencio unos segundos mientras pensaba en algo.

México: dices que si me sirves comida ahora, una alumna no tendrá de comer?

Pánfilocrasio: Es lo más probable. Desde que te aceptaron, las porciones casi no vastan, aunque ya estamos ideando un plan para que todos alcancen.

El mexicano miró su bandeja mientras hacía una mueca de preocupación y fruncía un poco el ceño.

México: meh, puedo esperar otra vez las sobras.

Dijo para dejar la bandeja en su lugar.

Pánfilocrasio: estás seguro?

México: de todos modos no tengo mucha hambre.

Pero en ese momento, el estómago del mexicano rugió haciendo que suene por casi toda la cafetería.

México: ._. ...

Pánfilocrasio: -_- ...

México: puedo aguantarlo.

Pánfilocrasio: si tú lo dices.

Los dos se quedaron callados por unos segundos.

México: seh...

Otra vez duraron unos segundos en completo silencio, hasta que la criatura mágica habló.

Pánfilocrasio: y qué piensas hacer en lo que llegan las demás?

El mexicano se quedó pensando por unos segundos.

Cerebro: oh, idea.

El mexicano, con una sonrisa, miró a la criatura mágica.

México: Oye, te puedo hacer una pregunta?

Después de unos minutos, muchas alumnas empezaron a entrar a la cafetería y poco a poco se iba llenando.

¿? 1: Muero de ganas por comer algo.

¿? 2: Lo mismo digo.

¿? 3: Mejor dejen de hablar y vamos de una vez!

Aquellas estudiantes se dirigieron al mostrador donde estarían las hadas que servirían el almuerzo.

Las tres brujas eran parte del club de periodismo.

O como lo conocen...

"Luna Nova News Network"

Una tenía el cabello largo y levantado de color anaranjado, ojos cafés, piel morena y con unas marcas elípticas rojas debajo de sus ojos.

Otra tenía el cabello más largo, pero de color morado y tenía una diadema, y también usaba unos lentes.

Y la última del trio tenía el pelo corto de color castaño y una mirada entre furiosa y desinteresada, pero no sentía nada de eso.

Las tres con el listón amarillo.

Ellas agarraron una bandeja listas para recibir su comida.

México: buenos días, señoritas.

Pero se impresionaron por quién atendía.

¿? 2: ¿eh?

¿? 1: Tú eres el chico que permitieron que se quede a estudiar, no?

México: Ese mero.

¿? 1: ¿Qué haces ahí? Se supone que es trabajo de las hadas.

México: Me ofrecí a ayudar un poquito.

Las estudiantes se miraban entre sí, extrañadas.

¿? 2: y estás bien con eso?

México: seh, ya fui camarero una vez, así que me es fácil.

¿? 1: ¿En serio?

México: ¿Hay alguien en este mundo quien diría que fue camarero para presumir?

La estudiantes se miraron entre sí, otra vez.

México: ... En fin, ustedes son las que narraron la competencia de ayer, no?

¿? 3: Y tú eres el que apareció en un abrir y cerrar de ojos atrapando a Froggy cuando se cayó de la escoba legendaria, no?

México: No creo que haya otro cabrón aquí.

Dijiste eso riendo un poco.

¿? 3: Y dime, qué fue lo que pasó en ese momento.

México: Pues fíjate que raro. Yo estaba con las demás observando la competencia desde lejos, pero cuando pasó eso... Todo se volvió más lento y se dejaron de mover.

¿? 3: Interesante. Será que el mago de Luna Nova tendrá una habilidad oculta por explorar?

Usted iba a responder, pero te quedaste pensando en lo que dijo.

México: Nunca lo había pensado... Será?

Nadie supo responder a esa pregunta.

¿? 3: Bien, solo una última pregunta.

México: Una última pregunta?

Usted se dio cuenta que la chica de cabello corto estaba escribiendo en una libreta mientras la otra preparaba la cámara.

México: ¿Es una entrevista?

¿? 3: Por supuesto!

México: A caray, primero preséntense, no?

¿? 3: Claro!

Las tres chicas, como si lo hubiesen ensayado, posaron dramáticamente mientras cada una se presentaba.

¿? 3: Somos las que componen el Club de periodismo de Luna Nova y que forman el trío de Luna Nova News Network!

¿? 1: La fotógrafa Joanna!

¿? 2: La escritora Kimberly.

¿? 3: Y su servidora es la reportera Wangari!!

Después de ese espectáculo, todo se quedó en silencio mientras las miraba con cara de "¿Qué chin...?"

México: ._. ...

Usted aplaudió eufórico mientras les decías.

México: Bravo...! Eso fue asombroso!

Wangari: Lo sé, todos y todas nos dicen eso.

Dijo, Wangari, de manera orgullosa.

Kimberly: Todas saben quién eres, pero puedes decírnoslo por si acaso?

México: por si acaso?

Wangari: Sí! Esto saldrá en el periódico, así que sería útil para quien no te conozca!

México: este... Bueno.

Usted las imitó e hiciste unas poses dramáticas.

México: Soy el que compone el Club del pendejismo de Catemaco y el solista que forma al mexicano definitivo y exdirector técnico de las Chivas y entrenador de la siguiente generación del Club Deportivo Mineros de Zacatecas!

Y finaliste con una pose única.

México: México Tenochtitlán!!

Y volvió a suceder lo mismo de hace rato. Todo en silencio a excepción del sonido de alguien anotando algo en un cuaderno. Luego Joanna remató con ella tomándote una fotografía dejándote aturdido por el destello.

México: #~# dime que eso no saldrá en el periódico...

Wangari: ¿Quieres sentirte tranquilo?

México: #~# Sí.

Wangari: ... Entonces no.

Aún no recuperabas la vista, así que Wangari le hizo un seña a Joanna para que guarde la foto diciendo que está aprobado.

Wangari: En fin, listo para la pregunta final?

México: #~# Sí?

Poco a poco ibas recuperando la vista.

Wangari: ¿Qué fue lo que te impulsó a estudiar aquí?

Usted, con la vista ya recuperada, pero tallándote los ojos, recordaste lo que te había sucedido.

México: Digamos que una de las antiguas brujas fundadoras de esta academia me secuestró.

Wangari: ¿Cómo? ¿Puedes darnos más detalles?

Quitando las manos de tus ojos y parpadeando un par de veces, le respondiste:

México: Me encantaría dar todos los detalles, pero este no es lugar adecuado, además de que ya están llegando más brujas para comer.

Te inclinaste para ver detrás del equipo amarillo, ellas se giraron y vieron la gran fila que estaban haciendo.

En la fila de oía cosas como:

«¿Por qué tardan tanto?»

«¡Quiero comer!»

«¿Esa criatura que atiende no se ve rara?»

«¡Ya apúrense!»

Las del equipo amarillo parecían estar un poco apenadas.

Wangari: Ups, je, je, je.

Luego se volvió hacia ti.

Wangari: ¿Qué te parece continuar con la entrevista otro día?

México: bueno.

Respondiste así sin más.

Wangari: Genial! Nos vemos!

Y así sin más, Wangari, acompañada de sus amigas, se fueron mientras las veías cómo se iban.

México: -_- ...

Luego regresaron otra vez, pero otra vez un poco apenadas.

Wangari: Este... S-se nos olvidó n-nuestra comida, je, je.

México: -_- Sí, eso pensé.

Y así pasó los minutos el mexicano.

Más estudiantes iban y era lo mismo, todas se sorprendían al ver al mexicano, con el uniforme que usaban las criaturas mágicas y trabajando como si fuese uno de ellos.

Incluso Amanda se sorprendió, pero el mexicano solo recibió una burla de parte suya, Constanze le tomó una foto y Jasminka simplemente rio un poco al ver la foto.

México: ;-; No la vayas a compartir.

Tiempo después, atendió a sus compañeras de equipo.

Diana lo miró con una ceja levantanda y se limitó a preguntar, pero el mexicano simplemente se encogió de hombros mientras daba una sonrisa nerviosa.

Hannah y Barbara hicieron lo mismo que Amanda, se burlaron de lo ridículo que se veía el mexicano, pues, como no habían trajes de tu talla, tuviste que usar uno extra grande, pero con un gorro pequeño.

México: Qué onda, Akko!

Hasta que llegó el turno del equipo rojo.

Akko, Lotte y Sucy, cuando vieron al mexicano, era obvio que también se sorprendieron, pues no esperaban encontrárselo ahí.

Lotte: México? Qué haces ahí?

México: Estoy haciéndole un favor a un amigo.

Pánfilocrasio: ¡No es un favor, él se ofreció!

Gritó, la criatura mágica, desde la cocina.

México: Bueno, me ofrecí a hacer su trabajo.

Sucy: y por qué lo hiciste?

México: Namás. Simplemente quería que ellos descansaran un poco.

Lotte: vaya, eso es muy amable de tu parte, México.

El mexicano se rascó detrás de la cabeza avergonzado y soltando una pequeña risa nerviosa por lo que Lotte dijo.

Sucy: y por qué el ridículo traje?

Lotte: Sucy!

Y eso hizo que el mexicano dejara de sonreír e hizo una sonrisa forzosa.

México: Porque era el único que me ofrecieron.

Pánfilocrasio: ¡Mentira, él lo escogió! Nosotros no tuvimos nada que ver!

El mexicano, con una expresión cómicamente molesta, giró su cabeza para mirar a su amigo mágico quien parecía estar divirtiéndose desde una silla.

México: En fin, tomen su comida.

Dijo, el mexicano, para terminar la plática, pero notó algo en su amiga japonesa.

México: ¿Qué le pasa a Akko? No ha hablado... Y eso es raro en ella.

Sucy: Sigue desilusionada por las clases.

El mexicano asintió comprendiendo mientras les servía su comida en sus bandejas.

México: bueno, ya casi faltan pocas estudiantes para que yo coma. Así que, provecho!

Lotte: P-por qué no te sientas con nosotras cuando tengas tu comida?

Esa propuesta dejó un poco sorprendido al mexicano, pero igualmente, lo dejó feliz.

México: seh, por qué no?

El mexicano se despidió de ellas y siguió sirviendo comida a las alumnas que iban y faltaban.

Mente de México: (espero que Constanze no filtre la foto... Ni mucho menos para el periódico!)

Después de atender a varias estudiantes, recibir muchas preguntas y burlas, el mexicano por fin había acabado.

Pánfilocrasio: vaya, me sorprende que no te hayas cansado.

México: tendría que durar un mes trabajando para cansarme o más.

Pánfilocrasio: Sí, claro. Quedó comida para que puedas comer?

México: pues...

El mexicano miró en donde estaba la comida tan solo para verla vacía.

México: puedo conseguir algo en el bosque. Ya tengo experiencia en eso de conseguir para comer en la naturaleza.

Eso hizo que su amigo mágico soltara una carcajada.

Pánfilocrasio: tranquilo, sabía perfectamente que esto pasaría!

El mexicano lo miró confundido al oír eso, pero abrió los ojos impactado al ver lo que otras hadas traían.

Pánfilocrasio: entonces decidimos hacer algo aparte para ti.

Era una comida completa, la suficiente como para satisfacer su hambre.

Al mexicano le brillaban los ojos y se le hacía agua la boca de tan solo ver eso.

Él agradeció por eso y, con un gran gusto, se llevó la comida muy feliz.

En cierta mesa se hallaba el equipo rojo.

Dos de ellas estarían comiendo con tranquilidad mientras que una se demostraba un tanto decepcionada.

México: Hola!

Hasta que llegó el mexicano a su mesa y con una charola vacía, tan vacía que parecía no haber sido usada.

Lotte: Hola, México!

Saludó, Lotte, con su amable voz. Sucy solo lo saludó alzando su mano, pues estaba bebiendo de un jugo.

Usted se sentó en la única silla vacía dejando tu charola vacía sobre la mesa.

Sucy: Y tu comida?

México: ;-; Ya me la comí en el camino.

Ustedes siguieron hablando de otras cosas mientras Lotte y Sucy terminaban de comer.

Akko: ¡Esto es demasiado aburrido!

Hasta que Akko por fin hablo. O mejor dicho, se quejó.

Ustedes tres la miraron.

Sucy: Aún sigues con eso?

Akko: ¡Pero, en serio, ¿las clases no deberían de ser más interesantes?!

México: ¿Qué tienen de malo?

Preguntaste y recibiendo una mirada fumlinante de Akko.

Akko: ¡Tienen un ABC muy confuso, no puedo entender nada de lo que hablan!

México: Es lo que debimos haber esperado del mundo mágico, Akko. No vas a ir a México esperando a que todos te hablen japonés y viceversa, o ir a Argentina y esperar unos fideos acompañado de mate o ir a Perú y que te ofrezcan perro... Aunque sí una paloma.

Akko: ¡Lo sé, pero no puedo creer que Chariot haya venido aquí a aprender de esta manera tan aburrida!

¿?: Creí haberte dicho que Chariot no es muy respetada en el mundo de la magia y que su "magia" es inaceptable.

Hasta que una voz conocida se escuchó detrás de ustedes.

Akko: ¡Diana!

exclamó, Akko, entre sorprendida y enfadada.

México: ¡Hola, Diana!

Decías tú, feliz.

Diana: Hola, Tenochtitlan.

Te saludó, Diana, sin tomarte tanta importancia.

Akko: ¿Oye, a qué te refieres con eso?

Diana: ¿Referirme a qué?

Akko: ¡No tiene nada de malo la magia de Chariot!

México: Alguien más tiene un Déjà vu o solo soy yo?

Akko: Retráctate.

Dijo, Akko, mientras golpeaba la mesa en donde se fue a sentar Diana asustando a una de las compañeras de cuarto de Diana. Por otro lado, Diana no le tomó mucha importancia a Akko y tomó un sorbo de su té mientras le decía:

Diana: Qué desagradable.

México: O-oye, Diana...

Interrumpiste, haciendo que Diana te mire.

México: Tampoco hace falta ser grosera con Akko, no? Todos tienen sus gustos. Es lo especial de ser personas, todos son únicos y sinigual.

Diana te miraba reflexionando lo que dijiste.

Diana: Está bien, pero aún asumiendo que Akko esté en lo correcto, su actitud académica es un desastre. Reflexiona eso por favor.

México: eeeh...

Akko se sintió mal por esas palabras y tú no sabías qué responder. Sucy se reía de eso.

Sucy: Pfff, le ganaron!

Lotte: Sucy!

Sucy: Pero le dijo la verdad.

México: De qué lado estás?

Pero Sucy no era la única que se reía de Akko.

Barbara: ¡Es cierto!

Hannah: ¡Qué sinvergüenza!

México: No pueden tratar de ser amables y decir cositas lindas?

Barbara: Ni siquiera puede volar en una escoba.

Hannah: Tal vez Chariot ni podía.

México: Es todo lo contrario que pedí!

Akko: ¡Serán una hijas de!-

México: ¡MOMENTO!

Hasta que llamaste la atención de todas con ese grito, levantándote de tu asiento y golpeando la mesa fuertemente. Agarraste a Akko de los hombros mientras le dedicabas una palabras mientras le limpiabas las lágrimas que tenía ella.

México: Akko, el de las malas palabras aquí soy yo. No ensucies tu boca con palabras obscenas. Yo me encargo de solucionar esto, ok?

Akko, con lagrimas en los ojos por las burlas de las demás, asintió. Luego miraste a Diana.

México: Diana, también hay que entender que Akko, al igual que yo, somos nuevos estudiantes, personas nuevas en el mundo mágico. Nos estamos adaptando a todo esto. Verás que ella y yo lo sulocionaremos.

Diana tenía una gota de sudor mientras te respondía solamente:

Diana: Claro...

Usted asintió y les dijiste a Hannah y a Barbara.

México: ._. ... Ustedes ni de pedo tienen solución.

Hannah/Barbara: OYE!

México: Acaso les gustaría que se burlaran de ustedes por algo que a ustedes les gusta y a las demás no?

Hannah te seguía viendo con molestia, pero Barbara, por una extraña razón, te miró reflexiva por lo que les dijiste.

México: Estoy seguro que puede haber una manera para que  todos nos llevemos bien y llevar la fiesta tranquila.

¿?: Yo opino que el joven tiene razón.

Hasta que alguien más llegó, era una maestra que ya habías visto antes.

México: Por fin, un adulto. Alguien con cerebro.

Todas: ¡OYE!

Usted se rio de las demás.

Hannah: Pides respeto y nos dices "Sin cerebros"?

México: Pero yo insulto con cariño y sin intenciones de ofender.

Antes de que Hannah vuelva a hablar, le ganaste cambiando de tema.

México: Alguna sugerencia, maestra?

La maestra, quien era la profesora Ursula, se quedó pensando para ver de qué manera podrían convivir.

Ursula: ¡Ya sé! Para que logren conocerse mejor, en mi próxima clase tengamos una actividad recreativa.

México: Me gusta la idea. Y qué actividad puede ser?

Ursula: ¡Un torneo de pelota!

Todas se le quedaron viendo en silencio y con una gota de sudor. Incluso tú la veías así.

México: ¿Un torneo deportivo para llevarse bien?
























Ay por favor.

Fin del capítulo 23.

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Bueno, hasta aquí el capítulo.

Eso sería todo, este iba ser el capítulo 16 e iba ser más largo, pero las cosas se alargaron por otras cosas y ahora es el 23 xd.

Qué loco, no? xd

Pero bueno, cosas del destino xd.

En fin, espero que les haya gustado.

Si les gustó, que bien.

Y si no, también xd.

Me despido.

Adiós y que Dios que los cuide y bendiga.

TIMOITASE!!!!

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