Capítulo 18: La primera lección mágica.

Capítulo 18: La primera lección mágica.






[Punto de vista de nadie]


Después de una explicación, y varias bromas del mexicano hacia Lotte las cuales terminaban haciéndola quedar roja a más no poder, ellos, junto a toda la clase, estaban en el campo de entrenamiento donde se dará la clase de vuelo en escoba.

Todos estaban juntos para escuchar las indicaciones de su maestra.

Prof. Nelson: Buenos días a todas. Yo seré la instructora de vuelo mágico, pero, como ya habrán notado, un nuevo integrante de nos unirá.

Todas voltearon a ver al mexicano quien las saludó nerviosamente con la mano mientras reía un poco.

Prof. Nelson: Las nuevas alumnas y el chico nuevo tendrán una lección especial. Las demás practicarán vuelo a alta velocidad. Así que ¡A volar!

Y así como fue ordenado, todas, excepto las nuevas y el mexicano, fueron a practicar su vuelo.

Akko y el mexicano veían eso con asombro.

México: me pregunto por qué jamás descubrimos la magia en México.

Akko miraba con una sonrisa dibujada en su rostro mientras se podía imaginar a ella volando en una escoba como tanto deseó.

Akko: esto será divertido!

México: seh, je, je, je.

Pero el mexicano tendría una sonrisa aún más grande mientras se imaginaba a él mismo volando en una escoba en llamas mientras pasaba por la frontera que separa su país con el del norte mientras disparaba y gritaba cosas como «Texas, Alta California, y otros estados juntó las Malvinas, yo los recuperaré!»

Sucy: tal vez por eso no descubrieron la magia.

México: seh, je, je, je... Espera, cómo viste mi fantasía?

Prof. Nelson: ¡Ustedes, vegan aquí!

La profesora exclamó para que ellos obedecieran, obviamente lo hicieron.

Prof. Nelson: el vuelo mágico es lo más básico en el repertorio de una bruja, pero si lo toman a la ligera pueden salir lastimados, así que tengan cuidado!

Akko/México: Sí!/ta bien!

Pero la profesora se dio cuenta de algo.

Prof. Nelson: Joven Tenochtitlan, dónde está tu escoba?

En efecto, él también se dio cuenta de ese detalle.

México: mch, sí cierto.

El mexicano busco a su alrededor y mirando el suelo como si estuviera ahí en el suelo por arte de magia.

Prof. Nelson: la escuela no te entregó tu escoba perteneciente?

México: pues no la tengo ahora mismo. Así que yo creo que no.

Prof. Nelson: hmf, no puedo dejarte sin lección. Así que toma. Tendrás que usar mi escoba por mientras. Después te entregaré la tuya.

El mexicano tomó la escoba y la misma sonrisa extraña se le formó en la cara mientras se le ocurrían muchas cosas.

Sucy: me preocupa lo que puedas hacer.

México: a mi también.

Dijo mientras seguía con la sonrisa.

Prof. Nelson: basta de distracciones! Lo primero que tienen que hacer para aprender a volar es agarrar con fuerza su escoba!

Akko, Sucy y el mexicano sostuvieron la escoba con fuerza mientras la ponían en frente de ellos.

Prof. Nelson: Luego préstenle sus respetos a sus escobas!

Akko hizo un saludo de militar a su escoba, pero el mexicano solo la miró raro y le dio una palmada que decía «tranquilo, carnal, todo estará bien.»

Prof. Nelson: y siéntense a horcajadas!

México: a chinga.

Ahí el mexicano se dio cuenta de otra cosa.

Y lo confirmó al ver a las demás. O sea, Akko y Sucy.

Él no había tenido en cuenta que ponían la escoba en cierto lugar que a él no le gustaría.

Entre más piernas.

Mente de México: (creo que la mejor manera de demostrar respeto a mi escoba es no poniéndola entre mis huevos...)

Fue lo único que pensó.

El mexicano ahí dejó de hacer lo que hacían las demás y decidió no practicar el vuelo en escoba. Esa motivación, sobre aprender a volar en escoba, se esfumó de una.

Mente de México: (adiós al plan "recuperar lo que era nuestro")

Cerebro: hemos fallado!

Prof. Nelson: Imagínense que están yendo hacia el cielo, pronuncien el hechizo y a volar!

Y dado por finalizado las instrucciones, Akko y Sucy rescitaron el hechizo de vuelo al unísono.

Akko/Sucy: Tia Freyre!

Pero, por raro que parezca, solo fue Sucy la que se separó del suelo. Cosa que me extrañó a Akko.

Akko: Tia Freyre! Tia Freyre! Tia Freyre!

Prof. Nelson: vamos, concéntrate más! Canaliza tu magia en tu escoba!

Akko seguía y seguía gritando cada vez más fuerte el hechizo, pero no sucedía nada.

Tanto fue su esfuerzo que hasta se quedó sin aire en los pulmones.

México: grita más fuerte que mi abuelo cuando le gané en ajedrez.

Sucy: bueno, al menos no tendrá un problema en ganar un concurso de gritos.

Prof. Nelson: esto sí que es raro. Nunca antes había visto a alguien con falta de habilidad.

México: seh, que raro, no?

Y la atención de la maestra se fue con el mexicano.

Prof. Nelson: y tú por qué no estás volando?

México: yo?

Prof. Nelson: a quién más le podría preguntar?

México: este... A Sucy?

Dijo mientras señalaba a la ya mencionada, pero la maestra se cruzó de brazos.

México: ya entendí... Y pues no creo que sea necesario... para mí.

Prof. Nelson: es muy necesario e importante para una bruja.

México: pero... Soy hombre.

Prof. Nelson: usted aceptó estudiar aquí, así que tendrás que realizar toda práctica que se haga aquí.

México: pues... No creo que sea muy cómodo montar en una escoba siendo yo un hombre.

Prof. Nelson: si no practica, no pasará la clase!

Eso dejó pensando un poco al mexicano.

México: Hmm... Qué sería una clase reprobada? Me afectará en algo? El no saber volar en escoba me afectará en mi vida?

Cuestionaba el mexicano.

México: digo, mi vida sería normal si no aprendo a volar. Cómo cualquier persona normal.

Prof. Nelson: si no practicas, no sabrás volar. Y si no sabes volar, no pasarás la clase. Y si no pasas la clase, no pasarás de año. Y si no pasas de año, no te graduarás. Y si no te graduas, no tendrás tu título. Y si no tienes tu título, no tendrás futuro. Y si no tienes futuro, estarás solo. Y si estás solo, estarás triste. Y si estás triste, tendrás depresión. Y si tienes depresión, te enfermarás. Y si te enfermas, te morirás. Y si mueres, te irás al otro mundo. Y si vas al otro mundo, te rechazarán. Y si te rechazan, te irás el infierno. Y si vas al infierno, sufrirás. Y cuando sufras, te arrepentirás de no haber aprendido a montar una escoba porque te da ansiedad!

Todo eso se lo dijo cada vez sonando más dramática y sombría, cosa que le causó un poco de miedo al mexicano, quien tragó saliva pesadamente.

México: ._. ... P-por eso digo que aprenderé a montar en escoba.

El mexicano se subió a su escoba, pero obviamente se sentiría incómodo.

Mente de México: (jamás creí tener otro palo entre mis piernas...)

Prof. Nelson: bien, ahora di el hechizo.

El mexicano no necesitaba oír el hechizo otra vez, pues Akko lo seguía gritando mientras intentaba volar.

El mexicano cerró los ojos y suspiró, luego inhaló profundamente y, con determinación, exclamó el hechizo con todas sus fuerzas.

México: ¡¡¡Tia Freyre!!!

Todas ahí presente se detuvieron al oírlo, pues lo hizo más fuerte que Akko y su voz resonó por toda Luna Nova asustando a algunas alumnas y a algunos pájaros que salieron volando entre los árboles del bosque que rodea la academia. Incluso sonó entre los pasillos de Luna Nova, los salones de clases y en la oficina de la directora. Esta simplemente rio un poco al saber que el mexicano estaba recibiendo su primera lección mágica.

Y fueron cuestión de segundos cuando el mexicano ya no sentía los pies en el suelo.

El mexicano se le formaría otra sonrisa aún más grande que antes.

México: M-mira, maestra! E-estoy volando de verdad!!

El mexicano estaría emocionado por eso, demasiado a decir verdad.

Akko quedó asombrada.

Akko: guau! Cómo lo hiciste?

El mexicano se encogió de hombros.

México: sabe. A lo mejor el truco está en gritar más fuerte.

Prof. Nelson: está equivocado, joven México.

Interrumpió la profesora.

Prof. Nelson: El truco está en practicar más y esforzarse al máximo. Pero les recomiendo tener una buena salud y condición al practicar ésto. Coman saludable, cepíllense los dientes, duerman sus ocho horas diarias y hagan sus tareas.

Explicaba de una manera muy profesional mientras tenía los ojos cerrados y una mano apuntando al cielo y otra detrás de su espalda.

México: Ehh... Maestra, la escoba no deja de subir.

Prof. Nelson: Bien hecho, muchacho, ahora practica tu vuelo en escoba.

México: Maestra, no puedo dejar de subir!

El mexicano exclamaría un poco fuerte, pues estaría más arriba.

Akko: guau... Oye, yo también quiero volar!

México: Maestra, no puedo dejar de subir!!

Prof. Nelson: bueno, iré a ver a las demás brujas, tú sigue practicando el hechizo hasta que puedas volar, de acuerdo?

Akko: SÍ!

México: MAESTRA, QUE NO PUEDO DEJAR DE SUBIIIR!!!...

Gritó, fuertemente, el mexicano...

Pero no lo escucharon porque el mexicano ya estaba muy, muy, pero MUY alto.

México: Maestra, no puedo dejar de-!! ay, ya ni modo.

Incluso, desde la altura en la que se encontraba, no podía ver el final del bosque que rodea a Luna Nova.

México: ay nmms... Me moriré si me aviento?

Cerebro: obviamente, pendejo!!

Todo era silencio. Solo se podía oír el viento soplar y dándole en la cara mientras movía su cabello. Era un viento fresco y nostálgico para el mexicano. Hizo recordarle un poco su niñez, antes de todo eso.

El mexicano se le formaría una pequeña sonrisa al recordar eso, pero salió de sus pensamientos cuando se fijó que estaba a la altura de más nubes.

El mexicano, envés de estar preocupado, se sentía incómodo.

Muy incómodo.

México: agh, qué incómodo... El palo de la escoba me está apachurrando los-

¿?: estás muy arriba, necesitas ayuda?

Hasta que una voz hizo que el mexicano sintiera alivio.

El mexicano miró bruscamente hacia arriba para ver la dueña de aquella voz y vio a Amanda quien estaba acostada en su escoba mientras tenía una sonrisa coquetamente burlona.

Ignorando eso, el mexicano sintió un gran alivio al ver a su amiga.

México: Simón, no puedo dejar de subir!

Amanda: vaya, pues solo ordénale que pare.

México: PARA!!

Exclamó de repente, el mexicano, asustando un poco a Amanda.

Amanda: wow, tranquilo, viejo. Yo solo estaba intentando ayudar.

México: se lo decía a la escoba.

Amanda: oh...

Los dos que quedaron en silencio en busca de una respuesta de parte de la escoba.

Amanda: Aún sigues subiendo.

México: sí, ya no lo noté!

Esa reacción desesperada y cómica del mexicano hizo reír a Amanda.

Amanda: ja,ja,ja. Quieres que te ayude?

México: no lo estabas haciendo ya?

Amanda: me refiero a que yo te baje en mi escoba.

México: hmm... Yo?

Amanda: hay alguien más aquí?

En ese momento, una paloma se para en el palo de la escoba del mexicano.

México: ahora sí.

Amanda se encogió de hombros.

Amanda: hmf, como quieras.

Amanda tomó con delicadeza a la paloma y la puso en su escoba.

Amanda: entonces me la llevaré, adiós.

Cuando se iba a ir, el mexicano intentó agarrarla desesperadamente para detenerla, aunque casi se cae en el intento.

México: e-espera, era broma! llévame contigo!! Haré tu tarea!!!

Amanda: je, eso pensé. Aunque no pedía condiciones, pero igualmente tomaré la oferta de la tarea.

Y dicho esto, Amanda se hizo más adelante en su escoba dejando un espacio para el mexicano.

Amanda: súbete.

México: este...

El mexicano miró el espacio que había para él.

México: ._. ... Segura?

Amanda: hay algún problema?~

México: seh, y tal vez ese problema crezca más adelante.

El mexicano trataría subirse en la escoba de Amanda, y, una vez ya estando arriba, dijo...

México: ante todo, te recuerdo que sigo siendo hombre, así que... No te muevas mucho.

Pidió, el mexicano, muy avergonzado.

Amanda: oooh~ por qué?~

Amanda, para molestar, se hacía más para atrás de una manera muy provocativa, eso hizo que el mexicano se avergonzara más.

México: A-amanda!

Amanda obviamente se reiría de la reacción del mexicano ante eso.

Amanda: awww~ qué pasa? Parece estás sudando mucho, no?

México: a-aún puedo aventarme de la escoba y esperar un milagro, sabes?

Amanda: bien, más tarde puedo molestarte en el suelo.

Mente de México: (Ay, Dios, en qué me metí?)

Luego, después de eso, Amanda disimuló como si tuviese una radio en su mano.

Amanda: atención a todos los pasajeros de "Aéreo Líneas O'Neill", les recomendamos agarrarse bien de la escoba por su seguridad, eviten ver hacia abajo y no gritar a menos que la escoba esté en llamas. Para ser su experiencia más agradable, les recomendamos no comer nada antes de subirse.

México: y los cinturones?

Amanda: eso es lo mejor de nuestros servicios. No hay.

Mente de México: (Santa María madre de Dios, apártame un lugar que ahí te voy)

Amanda: y si tienen miedo, no tengan miedo en abrazar mucho a la capitana. Nadie se quejará ni los denunciarán~

México: Ya!

Amanda: ja,ja, más te vale agarrarte fuerte.

México: por qué?

Al preguntar eso, Amanda sonrió.

Y en cuestión de segundos, los dos empezaron a caer en picado.

El mexicano estaría gritando primero del miedo.

México: AAAAAAAAAAAAAAAAAY MAMITAAAAAaAAA!!!

Y luego de diversión.

México: WÚUUUUUJUUUUUU!! MÁS RÁPIDO, MI GÜERA!!!

Esa reacción no esperaba Amanda.

Amanda: finalmente! Alguien que habla mi propio idioma!!

Diría muy felíz y aumentaría la velocidad.

México: DALE MÁS RECIO, GÜERA!!

Amanda iba cada vez más rápido.

México: MÁS RECIO!!

Amanda volaría lo más rápido que podía, a tal punto que el mexicano empezó a echar humo sin que los dos se dieran cuenta.

México: MÁS RECIO!!!

Iban tan rápido que el mexicano estaba muy pegado a Amanda, eso sin querer queriendo.

Amanda: es lo más rápido que puedo!!

Volarían muy rápido a tal punto que estaban cercas del suelo. Además de que el mexicano ya tenía fuego en su ropa sin que se diera cuenta. Mucho menos con la adrenalina que tenía en ese momento.

Amanda, para aterrizar, empezaría a ir en horizontal, pero en la misma velocidad y haciendo unas acrobacias para impresionar al mexicano, pero cuando lo estaba haciendo, el sonido de un silbato hizo que se detuviera bruscamente.

México: AAGH-!

Prof. Nelson: Amanda O'neill, ya le dije está prohibido hacer acrobacias en la clase! Estará castigada por eso!

Amanda: tsk, otra vez?

Pero, cuando Amanda frenó, hizo que el mexicano saliera disparado fuera de la escoba haciendo que se fuera arrastrando y dando vueltas en el suelo por todo el campo haciéndose heridas muy graves. Aunque eso ayudó a apagar el fuego.

México: A- A- A- AH- AH- AH- AH- AHH- AHH-!! UG-!! PFF-! Ngh!! GAH!! A- YU- DAA!! UAGH!!

Hasta que chocó con un árbol que estaba ahí en medio del campo.

Cuando chocó, hizo que varias hojas, junto a otras cosas, cayeran del árbol.

Tampoco hace falta decir que el golpe se escuchó muy fuerte y que inclinó un poco el árbol.

México: p-primera y última vez.... Que me subo a la escoba de esa loca seductora.....

El mexicano, muy herido, se sentaría debajo del árbol. Pero en el árbol que chocó, a un costado, estaba Constanze que estaba concentrada construyendo una máquina. El mexicano la vio y dijo...

México: que onda, Cons.

Y con dolor en su voz.

Constanze alzó su mirada y vio al mexicano. Ella lo saludó solo alzando su mano mientras hacia un ruidito, y luego volvió a lo suyo.

México: linda plática, muy emotiva. Si no fueron los madrazos, tus palabras me harán llorar.

Akko: México!!

Akko gritaba desde lejos mientras corría hacia el ya mencionado.

Akko: México, estás bien? Vi cómo saliste disparo y te fuiste rodando desde el otro lado en fuego!

El mexicano miró a Akko y dijo...

México: Seh, estoy muy bien, bien, súper super bien, bien, casi bien, un poco, mas o menos, un poquito, casi nada, nadita, nada, mal, MAL, estoy MUY MAL, de la verga!! por qué la pregunta?

Akko: tu brazo...

México: eh?

El mexicano vio su brazo que estaba todo roto y doblado, y eso que era lo menos grave.

México: hmf, ya decía yo... Digo, AAAHHHHHHHHHHHHHHHRG!!

El mexicano se tomó del brazo.

México: piensa en algo bonito! Piensa en algo bonito! Piensa en algo bonito! Piensa en algo bo-!

Pero lo hicieron callar cuando Constanze le lanzó una herramienta.

El mexicano la miró y vio como Constanze le hizo una seña para que guarde silencio para luego volver a sus cosas.

México: g-gracias, lo necesitaba.

El mexicano se levantó con la ayuda de Akko.

Akko: también tu pierna!

Y así como le avisó, el mexicano se dio cuenta que también la pierna la tenía rota y doblada.

México: ay por favor!

El mexicano pateó, con su pierna rota, al árbol así acomodándola. Luego hizo lo mismo con su brazo. Constanze miró eso y abrió los ojos sorprendida, pero luego volvió a lo suyo después de unos segundos.

México: listo, como nuevo.

Pero otra cosa era el sangrado.

Akko: ehm... México...

México: solo ignóralo, luego pasará.

El mexicano empezó a caminar hacia un lugar donde lo atiendan.

México: por cierto, qué le pasó a tu escoba? Por qué ahora es una especie de triciclo?

Akko: fue obra de Hannah y Barbara! Se burlan de mi por no volar en escoba!

México: ellas se burlan de ti?

Akko asintió como repuesta mientras de demostraba enfadada.

El mexicano pensó por unos segundos sobre eso.

México: te doy un consejo?

Akko: sí!

México: ignóralas.

Ese consejo no era el que esperaba Akko. Ella esperaba algo sobre magia, no sobre cosas así.

Akko: creí que sería algo genial...

México: lo es.

De igual manera, Akko no parecía contenta.

México: solo piénsalo. Cómo crees que ellas se sienten al molestarte?

Akko lo pensó por unos segundos.

Akko: ehm, felices?

México: exacto. Y peor si les tomas importancia. Ellas, al ver que te afecta de algún modo eso, se sentirán felices, satisfechas y orgullosas por eso. Pero si simplemente las ignoras, ellas verán que realmente no te importa eso y poco a poco olvidarán ese... Odio o amor o lo que sea.

Akko: Vaya... Lo dices como si fuera fácil. Y dudo que sea amor

México: lo digo como si fuera fácil porque lo es.

Akko: te ha pasado?

México: incontables veces. A mí también me han subestimado antes, y les demostré, 'y no me siento orgulloso de eso', que fui más de lo que aparento. Así que tarde o temprano tú también podrás surcar los cielos en tu escoba.

Akko: tu crees?

México: sep, y estaré ahí para ti cuando pase para darte apoyo.

El mexicano le dedicó una sonrisa a Akko demostrando que definitivamente él estará dispuesto a ayudarla.

Eso, por una extraña razón, hizo sonrojar a Akko quien desvío la mirada con una sonrisa nerviosa.

Prof. Nelson: ¡Muchacho, se encuentra bien?

Pero el momento se vio interrumpido por la profesora quien estaba acompañada de una Amanda un poco molesta al llevarse un castigo al final.

México: seh, solo me raspé la rodilla.

Prof. Nelson: me alegro por ti, pero necesito que me devuelva la escoba que le presté. La clase ya casi acaba.

El mexicano peló los ojos.

México: la... Escoba?

Y ahora la profesora se dio cuenta que el mexicano ya no la traía.

Prof. Nelson: dónde dejó mi escoba?

México: este... Verá, profe, yo-

El mexicano iba a dar una explicación falsa, pero, por arte del destino, la escoba cayó en sus manos.

México: ._. ... Aquí la tengo.

El mexicano rio nerviosamente mientras le entregaba la escoba a su maestra.

Prof. Nelson: bien, ahora váyase a que lo atiendan. Manchará todo el campo de rojo.


Ubicación: Enfermería de Luna Nova.

México: No! Suéltenme! Déjeme en paz! No me hagan nada! No me toquen!

Enferma: ni siquiera te estoy tocando.

México: por si tiene pensado hacerlo!

El mexicano se encontraba en el lugar que más odia de toda Luna Nova, y eso que no ha conocido todo.

Él también tenía puesto un cabestrillo, pues, por lo de hace rato, la enfermera se lo puso.

México: y dígame, cuánto tiempo me queda?

Enfermera: usted-

México: no me diga! Prefiero morir sin saber.

Enfermera: usted-

México: no me diga! Que ante la respuesta murió el conocedor.

Enfermera: usted-

México: no me diga-!

Enfermera: deja de interrumpirme o te haré otro chequeo!!

Eso asustó al mexicano quien no volvió a decir nada.

La enfermera se aclaró la garganta para hablar.

Enfermera: lamentablemente, para mí, usted no morirá.

México: hurra?

Enfermera: pero sí va a estar ausente de muchas cosas.

México: por?

Enfermera: además de su brazo y pierna rota, presta atención a estas radiografías que le tomé.

La enfermera, con magia, demostró una radiografía del mexicano, y él se preguntó «cuándo las sacó?»

Enfermera: la mayoría de sus huesos están rotos, triturados, hechos trizas. Tiene dos costillas ilesas, pero las demás las tiene trituradas y clavadas en sus pulmones.

México: ._.! ... Por lo de hace rato?

Enfermera: eso es lo que me parece raro. Eso lleva desde hace años. Lo único nuevo, para así decirlo, son tus quemaduras y tu brazo y pierna rota.

El mexicano estaría un poco atónito por esa información.

Enfermera: así que quiero hacerle unas preguntas..

La enfermera se sentó en la camilla del mexicano.

Enfermera: Recuerda qué hizo para que le haya pasado eso?

El mexicano pensó un poco.

México: pues... Me caí de la escoba hace horas.

Enfermera: me refiero a todos tus huesos rotos. No es normal ver a alguien así, y no deberías de estar vivo. Eso pudo causarte una muerte en ese instante que pasó.

El mexicano se acostó en su camilla, con sus manos en su abdomen, mientras decía...

México: han... Pasado muchas cosas antes de venir a Luna Nova, así que pudo haber sido algo de ahí.

Enfermera: de acuerdo, no recuerda con exactitud la razón, pero cómo es que sigues de pie?

México: cuál de pie? Si estoy acostado.

El semblante sereno y preocupado de la enfermera se esfumó.

Enfermera: en serio quieres volver a repetir lo de antes?

México: ya pues, me cayo...

La enfermera se paró de la camilla y fue por unas pociones en su estantería.

Enfermera: tengo una poción que puede ayudarlo con sus quemaduras y a que sus huesos estén como nuevos, pero la última tardará unas semanas o tal vez unos meses, así que no hagas nada de cosas alocadas. Te lo prohíbo. Así te podrás recuperar más rápido.

La enfermera fue hacia el mexicano y le entregó las dos pociones. El mexicano las agarró con su mano buena, pero se quedó viéndolas unos segundos mientras se demostraba un poco preocupado. Cosa que notó la enfermera.

Enfermera: estás seguro que no recuerdas cómo sucedió? No recuerdas nada de tu pasado?

El mexicano dio un suspiro melancólico.

México: pudo ser por varias razones, pero no sabría decirte en cuál.

La enfermera asintió.

Enfermera: si necesitas ayuda en eso, puedes acudir conmigo.

El mexicano sonrió ante eso, pero era una sonrisa de necesitar la ayuda que se le ofrecía. Una sonrisa sincera.

Enfermera: No lo hago por buena gente, lo hago porque es mi deber cuidar de todos aquí. Así que no te sientas especial.

Y eso hizo que el mexicano riera.

México: muchas gracias, enfermera.

El mexicano se levantó y caminó hacia la puerta mientras destapaba una poción con la boca y la bebía.

Pensamientos de la Enfermera: (él tiene la pierna rota, se supone que tampoco debería de caminar, pero lo hace igualmente...)

La enfermera analizaba al mexicano quien, después de beber ambas pociones, ahora salió de la enfermera no sin antes despedirse con un «ahí nos vemos en el espejo!»

Enfermera: *suspiro* él jamás tuvo, por lo que me ha y han contado, algún contacto con la magia, pero igualmente es muy compatible con ella. Es como... Aquel joven que apareció hace mucho en medio del bosque.






































El señor T/N T/A.

























Fin del capítulo 18

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Bueno, eso es todo, amigos.

Vaya clases de vuelo, no?

Y vaya consecuencias de no saber volar.

Ustedes estarían dispuestos a aplastar a su capitán para no ir al infierno?

Sería un sacrificio que están dispuestos a aceptar?

En fin.

Espero que les haya gustado este capítulo.

Si es así, que bien.

Y si no, pus también xd.

Me despido y les deseo lo mejor a ustedes y su familia.

Adiós y que Dios los cuide, bendiga y proteja a ustedes y su familia y amigos.
(Sean creyentes o no)

TIMOITASE!!!

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