Capítulo 15: La promesa mexicana, no la rompe ni la calaca.

Capítulo 15: La promesa mexicana, no la rompe ni la calaca.






Ubicación: enfermería de Luna Nova.



[Punto de vista de nadie]



En la enfermería estaba la enfermera (valga la redundancia), ella estaba en su escritorio mientras se recargaba en su mano con aburrimiento.

En el lugar casi dominaba el silencio por completo si no fuese por algo.

Solo abundaba el «tik tak» del reloj que estaba pegado en la pared.

No es broma si digo que la enfermera estaba muy aburrida. Después de unos segundos de solo oír el reloj, ella soltó un suspiro pesado que denotaba su aburrimiento y cansancio.

Enfermera: *suspiro* no le deseo el mal a nadie, pero... Ojalá tenga más pacientes para hacer mi trabajo más interesante.

Lo dijo de manera que alguien escuche sus plegarias...

*TOC TOC TOC*

Enfermera: ... sabía que Dios existía!

Exclamó emocionada.

Y, con esa emoción, se levantó de su escritorio y se dirigió a la puerta para abrirla y encontrarse con la alumna famosa de Luna Nova.

Enfermera: oh, solo eres tú, señorita Cavendish.

En efecto, era Diana quien tocó la puerta de la enfermería.

Eso decepcionó un poco a la enfermera, pues tenía una idea de lo que se venía.

Enfermera: La directora te mandó a llamarme, verdad? Iré enseguida.

Diana: ésta vez no vine para eso.

Eso confundió a la enfermera. Pero abrió los ojos con sorpresa al ver que Diana, con su varita, demostró a cierto mexicano inconciente.

Diana: necesito que lo ayude.

La enfermera solo demostró una pequeña sonrisa mientras reajustaba su gorro de enfermera y finalizó diciendo...

Enfermera: a trabajar!

Después de unos minutos, la enfermera lo analizó y apuntaba cosas en su bloc de notas.

Diana esperaba paciente en una de las sillas de espera que estaban ahí mientras leía uno de los libros que ofrecían para leer.

Sobre todo una revista que le llamó la atención por el encabezado "¿Qué le gusta y qué no le gusta a los chicos?"

Mente de Diana: ("A los chicos les aburre las mujeres introvertidas"... ¿Quién escribe éstas patrañas?)

Después de otros minutos, la enfermera llamó a Diana. La ya mencionada, después de guardar la revista donde iba, se levantó y se dirigió a la camilla donde estaba el mexicano acostado y la enfermera aún lado de él.

Enfermera: Le agradezco que por lo haya traído, Señorita Cavendish. Quisiera decirte que él estará bien, pero en realidad él está en un estado muy crítico.

Dijo, la enfermera, leyendo sus apuntes que hizo en su bloc de notas.

Enfermera: Así que quisiera saber qué fue exactamente lo que le pasó ya que no es algo normal o muy común.

Diana: Accidentalmente recibió un hechizo mio.

Dijo, Diana, de manera neutra, pero aún seguía lamentándose de haber hecho eso. La enfermera solo asintió.

Enfermera: No se preocupe, Señorita Cavendish, le daré algo para que se mejore. Puede retirarse si desea, además ya es tarde y mañana hay clases. Yo me ocuparé de darle lo que necesita para su pronta recuperación.

Después de decir eso, la enfermera fue hacia una estantería donde habrían unas pociones de varios colores. Obviamente todas eran de curación y entre otros tipos de antídotos.

Diana miraba eso y podía oír a la enfermera quejarse para ella misma «agh, dónde lo dejé?».

Luego dirigió su atención al mexicano que estaba acostado en la camilla de la enfermería con una expresión de dolor en su rostro.

Diana acarició el pelo del mexicano y, en voz baja, dijo...

Diana: 'espero que te mejores... Para que cumplas tu promesa.'

Duró así unos segundos para luego retirarse de ahí.

Enfermera: 'rayos, dónde lo dejé?'



{~Mientras tanto en otro lado de la academia~}


Ubicación: cuarto del equipo rojo.


Akko: Fue muy hermoso y emocionante, no creen?!

Las tres integrantes del equipo rojo estaban en su respectiva habitación.

Después de el hermoso, emocionante y legendario espectáculo de las mariposas mágicas, muchas alumnas habían ido a sus habitaciones para prepararse para el día de mañana, pues ese solo fue el inicio de la semana y ya han pasado varias cosas.

Akko, Lotte y Sucy no podían negar que fue emocionante el ver esas mariposas.

Tanta era la emoción que se habían olvidado de algo.

O mejor dicho, de "alguien".

Lotte: Sí, fue algo muy hermoso de ver. Parecía ser sacado de un libro de fantasía.

Decía, Lotte, con una pequeña sonrisa en su rostro que hacía notar su satisfacción.

Sucy: hmf, al menos tuve con qué entretenerme.

Akko: lo mejor de todo fue cuando usé la vara brillante que me regaló México! Pude usar la vara brillante que le perteneció a Chariot!...

Akko decía todo eso mientras sostenía la vara brillante con sus dos manos y con una radiante sonrisa en su rostro.

Pero, de un momento para otro, las tres abrieron los ojos por algo que la japonesa mencionó.

Akko/Lotte: México!!

Exclamaron, las dos, mientras que Sucy seguía con los ojos abiertos... O al menos el único ojo que enseña.

Akko y Lotte empezarían a ponerse nerviosas.

Akko: Cómo pudimos olvidarlo?! Él estaba muy herido!

Lotte: espero que no le haya pasado algo malo.

Decía, Lotte, preocupada.

Mientras ellas dos estaban siendo presas del pánico, Sucy estaría buscando algo entre sus cosas.

Lotte: de seguro sigue allá afuera!

Akko: Solo!

Lotte: con frío!

Akko: y solo!

Lotte: y muy herido!

Akko: y muy solo!

Lotte: y tal vez débil!

Akko: y tal vez solo!

Lotte: estando débil, herido y con frío!

Akko: solo, solín, solito!

Lotte: con miedo!

Akko: con solo!

Lotte: eso no tiene sentido, Akko.

Sucy: pueden callarse de una buena vez?

Las dos brujas voltearon a ver a Sucy quien tenía una poción en su mano.

Sucy: no sabremos nada de él si se quedan ahí diciendo cosas sin sentido.

Sucy les hablaba con el mismo tono monótono de siempre.

Sucy: Lotte, no puedes decirle a un espíritu que lo busque?

Sugirió, Sucy. Lotte se quedó pensando unos segundos.

Lotte: Tienes razón, Sucy!

Akko: qué? No entiendo nada.

Sucy: pues mira para que entiendas.

Lotte iría a una especie de linterna con diseño de un cráneo.

De ahí salió un espíritu pequeño de un color verde aqua, cosa que dejó impresionada a Akko.

Lotte: Hola, amiguito.

Comenzó, Lotte, hablando con una voz suave.

Lotte: Puedo pedirte un favor? Necesito que busques a un amigo.

El espíritu hizo unos ruiditos mientras solo movía la cabeza asintiendo. Cuando el espíritu terminó de "hablar", Lotte solo asintió con una sonrisa dibujada en sus labios.

Luego se giró hacia las demás.

Lotte: No tienen, de casualidad, algo que le pertenezca a México?

Akko: hmm... Puede funcionar con la vara brillante que me regaló?

Preguntó mientras señalaba al objeto ya mencionado. Pero el espíritu negó con la cabeza e hizo otros ruidos.

Lotte: lo siento, pero tiene que ser algo que a él le pertenece, y ahora eso te pertenece a ti.

Akko: awww...

Se quejó, Akko, cabizbaja.

Sucy iría nuevamente en sus cosas.

En un cajón habían muchas bolsas de cierre deslizante y cada una tendria un nombre distinto, ya sea de sus compañeras de cuarto o de alguien más. Adentro de las bolsas abría una muestra de cabello de las personas que ahí decía.

Sucy sacó una de dónde tenía el "nombre" del mexicano y sacó el único pelo que tenía y volvió con las demás.

Sucy: tenía pensado usar ésto para un experimento, pero no es como si él no tuviera más.

Dijo acercando el pelo al espíritu que lo tomó.

El espíritu se comió el pelo del mexicano como si fuese un espagueti y se quedó quieto.

Las tres brujas ahí presente estarían esperando a que algo pase, hasta que el espíritu por fin reaccionó después de unos segundos.

El espíritu empezó a hacer unos ruiditos nuevamente y movía sus brazos explicando algo.

Lotte: en serio?!

Exclamó, Lotte, sonando muy preocupada, cosa que asustó y preocupó a las otras dos que, Akko, no dudó en preguntar.

Akko: Qué sucede, Lotte? Es algo malo?!

Lotte: a-algo así...

Dijo para girarse hacia la japonesa.

Lotte: dice que él se encuentra en la enfermería de la academia. P-pero es bueno, no? Al menos sabemos que lo están atendiendo.

Sucy: hmm... Igualmente tengo que ir y darle ésto. No creo que tengan algo para que se recupere de ese hechizo.

Akko: pues vamos a visitarlo!

Sucy: vamos?

Después de unos minutos, las tres brujas estarían caminando por los pasillos de la academia.

Ya casi era la hora de dormir, entonces tenían que ir rápido a la enfermería y volver a si habitación si no querían salir regañadas.

Pero se encontraron a alguien que no esperaban.

Akko: Diana?

Esa era Diana Cavendish, quien caminaba a la dirección contraria de las demás.

Diana: ustedes qué hacen aquí? Deberían prepararse para dormir, falta poco para el toque de queda.

Diana hablaba con esa voz autoritaria que siempre usa.

Akko: No necesitas saber a dónde va-

Sucy: Nos enteramos que México está en la enfermería, así que quería darle ésta poción para que su recuperación sea más rápida.

Akko: ... Como sea, eso a ti no debe de importarte. Tú fuiste quien lo lastimó y no lo ayudó!

Se quejó, Akko, de brazos cruzados y con los ojos cerrados pareciendo alguien muy segura de lo que dice.

Diana: Para tu información, fui yo quien lo llevó a la enfermería por su bienestar.

Replicó, Diana, haciendo que la apariencia segura y confiada de Akko desapareciera.

Diana: él ya me perdonó por mi error, y también te pidió que me disculpe contigo, así que pido que me disculpes por no oírte al principio allá en el jardín.

Akko: ehhh...

Akko estaba confundida... Y ya.

Diana: pero aún así te pido que también te tomes el aprendizaje de la magia con más seriedad. Adiós.

Se despidió fríamente, Diana, para luego pasar a lado de ellas.

*TOC TOC TOC*

Finalmente las tres brujas habían llegado al lugar donde se localiza el mexicano.

Y, al tocar la puerta, la enfermera abrió la puerta extrañada de que alguien más haya llegado a la enfermería, pero igualmente estaba feliz de eso.

Enfermera: En que las ayuda, chicas?

Akko: ehhh... Aquí se encuentra México?

Enfermera: Claro! La señorita Cavendish lo trajo hace rato, él se encuentra en un estado que preocupa... 'Y no encuentro la cura!!'

Dijo, eso último, en voz baja y de una manera desesperada.

Akko: ... Podemos pasar a verlo?

Enfermera: eh... Por supuesto, pero él está dormido, así que no creo que pase algo o que haya una conversación entre ustedes y él.

La enfermera se hizo a un lado dejando pasar a las tres brujas del equipo rojo.

Y rápido divisaron al mexicano quien yacía en una camilla.

Akko se puso feliz al verlo "bien".

Akko: ¡MÉXI-

Enfermera: ¡shhh!

Pero fue callada por la enfermera quien le chistó.

Enfermera: Él necesita un poco de silencio para descansar. Ustedes hagan lo que tengan que hacer mientras que yo iré a buscar algo.

La enfermera fue a una esquina de la enfermería donde habían muchas pociones acumuladas en una mini montaña mientras ella decía cosas como «nop, nop, nop, ésta no es, ésta tampoco es, nop, nop, nop,.»

Akko, Lotte y Sucy ignoraron eso y vieron al mexicano con un gran alivio.

Lotte: es bueno ver qué está bien... O eso parece.

Dijo, eso último, al ver la expresión de dolor que hacía notar el mexicano en su rostro y una marca negra en su pecho que no era normal.

Akko: uhm?

Lotte: ¿Qué pasa, Akko?

Akko: esto... Él ya estaba así?

Cuestionó, Akko, de una manera asustada y preocupada al ver todas las cicatrices que tenía el mexicano en su cuerpo, inclusive temblaba un poco al señalarlo.

Lotte vio eso con curiosidad y se acercó.

Lotte: N-no lo había notado.

Dijo de manera asustada, pues eran demasiadas y unas parecían irreales.

Sucy no había reaccionado ante eso, pues ella lo notó cuando llegaron a Luna Nova, cosa que en ese momento si se sorprendió.

Enfermera: ¡Todo eso fue a causa de armas de fuego y de armas blancas!

Exclamó, desde lejos, la enfermera, quien seguía buscando entre el montón de pociones.

Enfermera: '¡no me digas que ya no hay!'

Akko y Lotte regresaron su atención al mexicano.

Lotte: por cuántas cosas habrá pasado?

Preguntó, Lotte, triste y preocupada.

Sucy: bueno, la hora de mirar acabó.

Sucy las interrumpió y se acercó al mexicano mientras destapaba la poción.

La invirtió en la marca que tenía en el pecho y ésta brilló cuando cayó la última gota.

Enfermera: ¡Ey, Ey, Ey! ¡No hagan eso!

Exclamó, la enfermera, al ver qué la bruja pelirosa invertía una poción en el mexicano.

La enfermera se acercó a ellas no muy contenta.

Enfermera: ¡No ven que él-

Pero se calló cuando Sucy puso su mano, en señal de que guarde silencio, en frente de la cara de la enfermera sin decir nada, luego señaló al mexicano y la enfermera miró que la marca que tenía el mexicano se había reducido un poco, además de que la expresión del mexicano se había suavizado a una más tranquila.

Enfermera: ... A la próxima avísame.

Sucy: a la próxima? Le estás deseando más desgracias al desgraciado?

Enfermera: es una corazonada que tengo... Ahora vayan a sus dormitorios! Ya es hora de irse a dormir!

Las brujas se iban a ir, pero la enfermera hizo que se detuvieran, sobre todo Sucy.

Enfermera: oye, qué le diste para empezar?

Sucy se giró para verla y le dijo...

Sucy: un veneno muy letal, pero depende de la situación puede que funcione como medicina. Se podría decir que arriesgué un poco su vida, aunque yo ya sabía que funcionaría.

Explicó de la misma forma desinteresada de siempre.

Y, al terminar de hablar, se fue junto sus compañeras de equipo.

Enfermera: ... Veneno?

Se preguntaba a ella misma mientras tenía su mano en su mentón

Luego giró un poco su cabeza para ver al mexicano.

Enfermera: hmm... Creo que es hora de que avance de nivel con mis medicinas.

La hora de dormir casi llegaba, y ciertas brujas, que seguían aún por los pasillos de Luna Nova, se dirigían a sus habitaciones para evitar un castigo.

Una de esas era Diana.

Diana se dirigía a su habitación y, así como lo dice, llegó.

Abrió la puerta y entró, encontrándose con Hannah y Barbara quienes estaban hablando de cosas triviales.

Pero se detuvieron al ver a Diana entrar.

Hannah/Barbara: Hola, Diana!

Saludaron, las dos, al verla entrar.

Diana les devolvió el saludo.

Diana: Hola.

Hannah y Barbara siguieron con lo suyo y Diana se fue a preparar para dormir.

Se fue a dar un baño, se puso su ropa para dormir y se empezó a cepillar sus dientes.

Mientras hacía ésto, pudo escuchar, sin querer queriendo, la conversación de Hannah y Barbara.

Barbara: por cierto, qué habrá sido de aquél chico? No lo he visto después de lo que pasó en la estatua.

Hannah: hmm... Quién sabe.

Contestó, Hannah, sin darle un poco de importancia.

Barbara: no te interesa ni un poquito?

Hannah: no es eso, pero, por una extraña razón, sé que está bien.

Barbara: tu crees? Aún no puedo estar tranquila al recordarlo... Llorar.

Hannah: sí, no he visto a ningún chico llorar... Por palabras.

Dijo, eso último, recordando las veces que unos chicos se quisieron pasar de listos y ella tuvo que recurrir a los golpes, haciendo que esos chicos se fueran a llorar con sus "papis".

Hannah: al menos eso demuestra que tiene sentimientos.

Barbara: eso explica porqué no ha hecho ninguna fechoría. Eso demuestra que es buena gente!

Hannah: hmf, puede que tengas razón.

Barbara: dime algo que no sepa.

Hannah: de pequeñas rompí tu muñeca por accidente.

Barbara: ¿¡Q-qué!?

Hannah: e hice que todos pensaran que la perdiste para que no me regañen.

Barbara: ¿¡Q-QUÉ!?

Y así inició una pequeña discusión entre ellas dos.

Diana, quien había oído todo eso, le causaría felicidad y risa.

Felicidad de que ya no ven al mexicano con malos ojos, y risa por lo último.

Diana terminó de cepillarse los dientes, luego siguió con su cabello.

Pero se detuvo al recordar algo que el mexicano le comentó sobre su cabello.

«Tu cabello es un poco raro... O-o sea, e-es hermoso! Pero es raro por tener dos colores, no? Desde mi punto de vista, es único en el mundo!»

Diana acarició su cabello mientras decía en voz baja.

Diana: 'e-es hermoso?...'

Pero lo decía con una sonrisa y un poco ruborizada.

Al terminar de cepillar su cabello, salió del baño y vio que Hannah y Barbara iniciaron una guerra de almohadas.

Cada una en su cama y con un fuerte de almohadas hecho con magia, cascos hechos de magia y, como misiles, lanzaban... Almohadas mágicas.

Barbara: ¡Sabías que era mi muñeca favorita!

Dijo, Barbara, para lanzar una almohada.

Hannah: ¡Y-ya te dije que fue por accidente!

Explicó, Hannah, mientras se escondía detrás de su muralla y lanzaba otra almohada como respuesta del ataque.

Pero el toser de Diana, en su puño, hizo que las dos se detuvieran.

Barbara: sucede algo, Diana?

Preguntó, Barbara, con una almohada en su mano lista para lanzar.

Diana: en realidad, sí, hay algo que quiero informales.

Las dos pusieron atención a Diana ignorando su pequeña guerra y desapareciendo todo.

Diana: el joven Tenochtitlan será y es parte de nuestro equipo, el equipo azúl.

Y silencio, en la habitación, donde había un pleito, ahora dominaba el silencio.

Diana esperaba una respuesta o algo de parte de Hannah y Barbara... Pero solo se le quedaron viendo, cosa que hacia que Diana se ponga un poco nerviosa.

Diana tendría la ceja arqueada esperando algo con una gota de sudor en su frente, luego tosió en su puño para seguir hablando.

Diana: hace rato las escuché y tienen razón. Él es alguien de confianza y tuve la oportunidad de conocerlo mejor. Así que pido que se comporten y lo traten como-

Pero fue interrumpida y asustada por los gritos repentinos de Hannah y Barbara.

Las dos brujas empezarían a gritar, no de miedo o por otra cosa mala, sinó que de "emoción".

Las dos abrazarían, cada una, sus propias almohadas mientras daban vueltas en sus camas y pataleaban como si de unas niñas pequeñas se tratase.

Pero Barbara se detuvo de repente al pensar en algo.

Barbara: un momento... E-entonces d-dormirá aquí?! ¡¿En la misma habitación?!

Hannah ahora se había detenido.

Hannah: ¡¿D-dormirá aquí con nosotras?!

Las dos preguntaron eso con un sonrojo.

Y rápidamente se pusieron a limpiar todo a más no poder.

Pero Diana estaría pensando, pues no había pensado en eso.

Diana: no estoy segura.

Comenzó, Diana, haciendo que Hannah y Barbara detuvieran la "limpieza", pues estaban metiendo todo debajo de sus camas.

Diana: él estará en nuestro equipo, pero no sé si dormirá en nuestra misma habitación, aparte que él ya tiene una... O eso parece según él.

Dijo al recordar al humilde "casa" que el mexicano construyó.

Hannah: entonces... No dormirá aquí?

Diana: lo sabremos mañana. Por ahora nos tenemos que preparar para dormir.

Hannah y Barbara asintieron, ellas ya estaban listas para dormir, así que solo se metieron debajo de sus sábanas al igual que Diana.

Se desearon las buenas noches y poco a poco, una por una se fueron durmiendo esperando el mañana.

{~al día siguiente~}


México: *mientras bosteza* aaAAAHHHHHhhh que hueva!... Ontoi?

El mexicano por fin se había despertado.

Bostezó mientras se estiraba y, al terminar, miró confundido el lugar en donde se hallaba mientras se rascaba los ojos.

Mente de México: (Ésto si que es raro... No recuerdo nada de ayer!... O al menos lo que haya sucedido antes de dormir)

El mexicano se sentó y puso su mano en su mentón tratando de recordar lo que pasó.

Cerró los ojos y se puso a pensar.

Mente de México: (a ver... simplemente recuerdo que Diana y yo estábamos bien a gusto platicando y conociéndonos más, pero...

¿Qué pasó?)



~flashback~



El mexicano y Diana estaban en el mismo lugar de ayer, cerca del puente.

México: y así fue como accidentalmente José y yo terminamos en el canal de Panamá si simplemente íbamos por unas Sabritas a la tiendita.

El mexicano le estaba contando, a Diana, unas historias de su vida antes de llegar a Luna Nova.

Diana estaría sentada en el pasto, abrazada de piernas. Parecía estar entretenida oyendo esas cosas del mexicano, pues sus historias parecían absurdamente irreales.

Tanto así que habían unas pocas veces que el mexicano la hacía reír.

Cosa que el mexicano consideraba como su mayor logro, pues Diana no era alguien para hacer reír tan fácilmente y ella misma se lo confirmó la primera vez que la hizo reír.

México: y dime, qué hay de ti?

Diana: hm?

México: ¿Has vivido algo interesante en tu vida?

Diana le tomó un poco por sorpresa esa pregunta, pues su vida no ha sido tan emocionante como la del mexicano...

O al menos no toda.

Diana: No, lamentablemente no.

México: ... En serio?

Eso le pareció muy extraño al mexicano, y todo era por una razón.

México: yo, antes de conocer la magia, he vivido muchas cosas, tanto buenas como malas, pero... Pensé que tú habrías vivido cosas más emocionantes!

Diana: ¿Qué te hace pensar eso?

México: tal vez que hayas vivido toda tu vida con el conocimiento de la magia? Ya sabes, hacer hechizos divertidos de niña, vivir múltiples de aventuras o hacer hechizos divertidos de niña... O eso hubiera hecho yo.

Terminó, el mexicano, con una pequeña risa nerviosa.

Diana: pues no, siempre me he dedicado al estudio y a mejorar mi magia.

Diana hablaba sonando seria, pero no como lo hacía con los demás normalmente, sino que lo hacía de una manera para convivir mejor con el mexicano.

México: ... Y... Ya? Eso es todo?

Diana simplemente asintió.

México: solo estudiabas? Ni siquiera te distraías un poco haciendo otras cosas?

Diana: como qué cosas?

El mexicano se encogió de hombros.

México: no sé. Que tal salir a jugar con tus amigas o amigos?

Diana: no tenía amigos en ese entonces. Hannah y Barbara son las únicas que he tenido.

El mexicano abrió los ojos como platos por la impresión.

México: y qué me dices de jugar con... No sé, tus juguetes u otras cosas?

Diana: no les encontraba ningún tipo de diversión hasta cierto punto de mi vida.

El mexicano estaría pensando en algo para ver si Diana, por lo menos, se haya divertido en su infancia.

México: e ir a lugares como las ferias, circos, eventos, a los parques o las playas?

Diana: he ido a la playa solo para leer mientras oigo las olas del mar. Es muy relajante.

El mexicano estaría desesperadamente pensando en algo mientras se mordía las uñas.

México: y qué me dices de tus fiestas de cumpleaños?

Diana negó con la cabeza.

México: celebrar días festivos?

Diana volvió a negar con la cabeza.

México: ninguno? Ni siquiera Pascua, San Valentín, el día del maestro, un día festivo de tu país o... el día de la raza?

Diana: ningún día de esos.

México: ni siquiera los días importantes para pasar en familia como noche buena, navidad, año nuevo o el día de las madres?

Y al decir todo eso, sobre todo lo último... Creo que ustedes más o menos sabrán un poco del resultado.

Diana, quien estaba mirando fijamente al mexicano, dirigió su miraba, también moviendo su cabeza, para mirar al suelo con una mirada triste.

Cosa que le pareció un poco extraño al mexicano, pero también triste. Pues pensó que Diana hizo eso por no tener una digna infancia para vivir feliz.

Diana estaría en silencio mientras se hundía en sus pensamientos.

El mexicano pensaba en cómo hacer que Diana disfrute de su vida de ahora en adelante. Pues no quiere que alguien como ella termine con una vida aburrida y sin un poco de diversión.

Cerebro: oh, idea.

Hasta que se le prendió el foco.

México: lo tengo!

Exclamó, chasqueando los dedos, el mexicano, sacando a Diana de sus pensamientos y ganándose su atención.

Cuando el mexicano vio que tenía la atención de Diana, él inició diciendo lo que se le había ocurrido.

México: ¿Qué te parece si te enseño a disfrutar de las cosas simples de la vida para que tengas un poco de diversión?

Diana, quien seguía teniendo una mirada triste, dijo...

Diana: a qué te refieres?

México: por lo que veo y escuché, tú no has tenido una buena infancia. Así que me parece perfecto a que te llene un poco de diversión y que tu alma y corazón prueben nuevos sabores de la vida!

Diana ahora tendría una mirada curiosidad, pero con un poco de tristeza.

México: solo piénsalo, te puedo llevar a lugares en donde puedas divertirte! Como la feria y... La feria?

Diana: no lo sé... No quiero que nada afecte mis estudios.

México: y pa' eso existieron los fines de semana.

Diana: a qué quieres llegar a todo esto?

Cuestionó, Diana.

México: solo quiero que vivas la diversión que te faltó de niña, eso es todo. Me parece un poco deprimente que no hayas tenido una buena infancia.

Cerebro: mira quien habla...

El mexicano dijo todo eso de una manera tímida, pues ya se estaba retractando al pensar que Diana diría que no.

Diana: ...

Y el silencio que ella daba no ayudaba.

México: ... Bueno, me importa un comino lo que pienses. Yo te prometo, te juro y cumpliré que no te falte un poco de diversión!

Dijo, el mexicano, con una gran determinación.

Diana: no hace falta que lo hagas-

Pero se vió interrumpida por el mexicano quien, con su mano derecha y su dedo índice, dibujó una "X" en su pecho mientras decía...

México: te lo prometo por el corazón, Diana!

Y al decir eso, le dedicó una sonrisa a la ya mencionada.

Diana estaba sorprendida por lo que decía el mexicano, pero aún no creía si cumpliría lo que decía.

Además de que la idea no terminaba de convencerla.

Diana: escucha, México, agradezco tu intención, pero yo-

Pero otra vez fue interrumpida por el mexicano, y está vez no fue intencional.

El mexicano empezó a gruñir de dolor mientras se agarraba el pecho, para ser exactos, en donde había sido golpeado por el hechizo.

Luego soltó un grito desgarrador de dolor que duró unos segundos y, finalmente, se calló y cayó inconsciente al pasto con una expresión de dolor.

Diana observó eso muy asustada.

Diana: México!

Gritó, Diana, preocupada, y se dio cuenta que fue gracias a su hechizo, pues había dejado una marca en el pecho del mexicano.

Diana: T-tranquilo, te llevaré a la enfermería!

Dijo como si el mexicano pudiera escuchar.

Y así fue, Diana llevó el mexicano a la enfermería cargándolo con su varita.

{~Fin del flashback~}

México: (ah... Es cierto. Entonces me desmayé?)

Enfermera: oh! Que bien que ya despertaste!

La concentración del mexicano se esfumó y su atención se dirigió a la enfermera quien se dirigía a él.

México: buenos días!

Enfermera: buenos días! Te encuentras bien?

México: pos...

El mexicano se miró a él mismo comenzando desde sus manos, brazos y luego su torso.

México: me siento mal.

Eso preocupó y asustó mucho a la enfermera.

Mente de la Enfermera: (mierda, debió ser esos venenos!... Sabía que tenía que esperar a que esté despierto para dárselos!)

El mexicano se acomodó para sentarse en la camilla.

México: listo. Ya me siento bien.

El mexicano estaría riendo un poco mientras veía a la enfermera... Pero ella solo se demostraba cada vez más furiosa mientras fruncía el ceño cada vez más, haciendo que el mexicano se callara poco a poco.

México: ... porqué de tan mal humor?

Enfermera: tú porqué crees?

Preguntó con ironía.

México: hmm... No te dieron huevo?

La enfermera inhalaría y exhalaría por la nariz para luego demostrar una sonrisa "amistosa".

Enfermera: ahora que te despertaste, tengo que ver si se encuentra mejor que ayer.

El mexicano no le hizo de pedo, pues vio que ahora estaba "feliz".

Enfermera: abre la boca.

El mexicano hizo caso.

La enfermera le checó con un palito de paleta y con una luz de revisó por dentro.

Enfermera: saca la lengua.

El mexicano hizo caso.

Enfermera: ahora ciérrala con fuerza.

El mexicano hizo caso.

México: ¡AUDS!

Y el obvio resultado fue que se mordió la lengua.

La enfermera anotaría cosas en su bloc de notas.

Enfermera: ahora déjame medirte la presión.

La enfermera le puso un aparato para medir la presión y empezó a usarlo.

La enfermera le apretaría un montón de veces haciendo que el manguito se hinche más y más hasta explotar en el brazo del mexicano.

México: ¡Ngh!

El mexicano simplemente soltó un quejido y la enfermera anotó en su bloc de notas.

Enfermera: ahora tu pulso.

La enfermera le puso un oxímetro en su dedo índice.

El mexicano esperaba a que eso terminase, duró unos minutos y...

México: ¡aygh cabrón!

Le soltó una "pequeña" descarga eléctrica.

La enfermera volvió a anotar en su bloc de notas.

Enfermera: ahora de pondré un termostato.

El mexicano abrió la boca.

Enfermera: éste no es para la boca.

Explicó la enfermera confundiendo al mexicano, pero sus dudas se aclararon al ver a la enfermera haciendo una señal para que se dé la vuelta.

Cerebro: ay cabrón!

Mente de México: (Dios, sálvame!)

Cerebro: sálvanos!

{~media hora después~}


Fueron muchas cosas que la enfermera le hizo al mexicano, el cual parecía muy cansado, dañado y un poco traumado.

Aunque "poco" sería decir muy poco.

Mente de México: (esto no es nada parecido a descuartizar gente!!)

Pero, para su alegría, la enfermera le avisó de algo.

Enfermera: ésta es la última prueba.

El mexicano sonrió con alivio, pero aún parecía tener miedo.

México: y-y c-cuál e-es?

Preguntó, el mexicano, muy nervioso.

Enfermera: quítate la ropa.

Eso hizo el mexicano mexicano abriera los ojos como plato.

Tragando saliva, el mexicano dijo...

México: P-primero i-invítame a c-comer, no?

Enfermera: no es eso, aunque solo bastará con que te quites tu playera.

El mexicano, con miedo y temblando, se quitó la playera que tenía lentamente.

La enfermera se acercó y lo inspeccionó.

Enfermera: mhm, mhm...

*Bum*

Y, de repente, le pegó un pedazo de cinta adhesiva gris en el pezón.

El mexicano vio eso extrañado.

México: ehm...

Enfermera: tranquilo, es parte de ésto.

México: ... Ok?

La enfermera tardó unos segundos y...

Lo jaló con fuerza arrancándole los pelos que tenía.

México: ... *Inhala profundamente* ...





















































¡¡¡MI CHIIICHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!!!




Fin del capítulo 15

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Bueno, eso sería todo xd

Y éste capítulo iba ser bien corto, y para darles una idea, solo iba a tener la parte en que Diana llevó al mexicano a la enfermería e iba a finalizar con el mexicano recordando lo que pasó antes... Y ya xd

No tenía planeado lo de la conversación breve de Diana y Akko, los momentos de Akko, Lotte y Sucy y mucho menos lo que sucedió en el cuarto de Diana xd

Y también lo último de la enfermera y el mexicano xd

En fin, lo que pasa por el poder de la imaginación xd

Y de la inspiración •<•

Como sea, espero que les haya gustado este capítulo.

Si es así, que bien.

Y si no, también xd

Me despido.

Adiós y que Dios los cuide, bendiga y los proteja a ustedes y a su familia.
(Sean creyentes o no)

TIMOITASE!!

PD: sé que tardo mucho en subir capítulos, y créanme si les digo que me gustaría subir capítulos muy seguido, pero pues tengo obligaciones como la universidad y otras cosas personales, así que pido perdón si me tardo y también pido paciencia.

PD 2: avísenme si encuentran un error gramatical o algo así xd

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