XIII.- Gracias.

El clan del Sur, donde pertenecen Zhuo Cheng y Xiao Zhan, ha sido casi por completo eliminado, solo quedan las familias dentro de la fortaleza subterránea. Los clanes de Norte y Oeste, comenzaron hacer una detención de la pelea, los grandes duques, se habían reunidos en la mansión central. Zhuo Cheng había sido llevado por Ji Li como manera de protegerlo, solo podía  comunicarse con su hermano a través de cartas.

La tensión era palpable en el aire.

En la mansión central se encontraba Zhou Cheng dentro de una pequeña habitación, donde miraba por la ventana como la nieve comienza de nuevo a caer y todo parecía oscurecerse mientras algunas peleas seguían.

—Lamento tenerte encerrado, pero me preocupa que algo te pase —pronunció Ji Li con una amplia sonrisa.

—Gracias por cuidar de mí —era una buena manera de estar cerca de todo y poder tener informado a su hermano sobre todo ocurrido en la central. Pensó. 

Tiempo atrás aquellos vampiros se conocieron. 

Ji Li era un chico muy fuerte, un pequeño vampiro puro, siempre había personas que querían estar a su lado ya que era el heredero del clan de Norte. Pero un pequeño y frágil chico apareció ante él, sus padres eran unos científicos que estaban haciendo muchas pruebas para que los vampiros dejarán de depender de la sangre humana y de esa manera vivir en un mundo de paz. Por lo cual eran señalados y humillados en las reuniones de los clanes, sien embargo Ji Li miró a Zhuo Cheng, de manera diferente, aunque todos lo tacharan por débil a Ji Li no le importo. Por lo que se prometió a sí mismo protegerlo siempre y así fue durante mucho tiempo hasta que aquel hombre lobo apareció.

Ji Li se acercó a Zhuo Cheng, tomo su mano para que este se girara y lo mirase.

—¿Recuerdas aquella promesa? —pronunció Ji Li mirando a Zhuo Cheng.

"No importa que camino tomes, no importa a donde te lleve tu decisión, ahí estaré para ti, cuidaré tu camino y velaré por tu vida, hasta que mi cuerpo se consuma en las llamas del infierno" —recitó Zhuo Cheng

—Así que, si tienes que decirme algo dile ahora, ahora que puedo protegerte —indicó Ji Li mientras sostenía la mano de Zhuo Cheng

—Ji Li quisiera hacerlo, pero si lo hago romperé otra promesa, pronto lo sabrás —respondió mirando a la persona que siempre ha estado con él.

—Te amo Zhuo Cheng, ¿lo sabes? —cuestionó con una sonrisa sincera.

—Lo sé. —y eso dolía. 

Cuando Zhuo Cheng era un joven vampiro, siempre fue protegido por Ji Li, pero una noche de invierno el joven Cheng se perdió, camino hasta que casi caer en un barranco si no fuera por un hombre lobo, supo que era uno, porque sus sentidos y su olor lo delató. Lo sostuvo por la cintura y lo miró, la luna llena brillaba a lo alto, era peligroso, podría ser devorado.

Pero aquel hombre lobo, solo lo dejó ir.

—No vuelvas aquí, es muy peligroso. —indicó en un gruñido bajo.

El joven vampiro solo asintió para luego huir del lugar, donde Ji Li lo buscaba con desesperación.

Una semana pasó para que el joven vampiro volviera para ver al lobo, llevando algunas cosas. Se sentó con la esperanza de verle, era inocente, gentil y amable, algo que los vampiros catalogaban como débil, se quedó esperando hasta que aquel gran lobo alfa apareció.

—Te dije que no volvieras, este lugar no es para vampiros —bufó molesto el lobo.

—Solo quería agradecerte por lo que hiciste por mí, ten —le dio una canasta de frutas —se bien que quizá no moriría en la caída, pero estando en un territorio peligroso, no dudaría que moriría, por lo cual, gracias.

El lobo sonrió para acercarse, tomó la canasta, dejándola aún lado, caminó más y más cerca de él, hasta acorralarlo, olfatea su cuello, llegando casi a sus labios.

—Me llamo Zhuo Cheng —dijo nerviosamente el vampiro, al sentir aquello.

—Yo soy Haikuan el alfa líder, tu olor es muy particular... —murmuró. El lobo tomó de la cintura del vampiro, apegando su cuerpo al suyo. —quieres ser devorado, te ofreces tan libremente, tu piel blanca, tu olor... —musitó al oído del vampiro el lobo con una sonrisa.

Solo quiere asustarlo, pero el vampiro parecía que no le importa, solo mira al lobo con los ojos de súplica.

Haikuan soltó el aire detenido en sus pulmones en un profundo suspiro.

—Vete o te lastimaran, yo no puedo hacer más, no puedo protegerte —ordenó soltandolo.

—Solo quería decir de nuevo. Gracias.

El lobo alzó el rostro del vampiro para besarlo en los labios, suavemente, sintiendo el sabor de su boca. El lobo sintió una conexión que jamás sintió, era como una corriente eléctrica recorriendo todo su cuerpo.

Por un momento su mente se nubló, lo abrazo para abrir su boca sobre su cuello, para morderlo, como un alfa a su omega, pero el vampiro lo empujo con las mejillas sonrojada.

—Lo siento, ahora vete —suplicó el lobo. Confundido por todas aquellas abrumadoras y desconocidas sensaciones.

—Si... pero, —se detuvo antes de irse —vendré a verte, déjame por favor

—Aunque yo te diga que no, sé que vendrás... hazlo de noche, no quiero que un lobo te lastime. —indicó mirándolo.

El tiempo pasó y los dos, comenzaron estar juntos, cada tres noches los dos hablaban y se conocían, apenas había un rose, un beso inocente y cálido, sueños compartidos. En un mundo doloroso y triste. 

Haikuan estaba con su manada, era el líder, eso era claro pero su hermano menor sería pronto el nuevo líder y eso haría su vida más fácil con aquel vampiro, al que ahora amaba más que nada en este mundo.

Al menos eso pensó, pero las cosas no eran tan fáciles.

—¡Tienes que unirte con un omega!, no es opción, es tu trabajo como líder —indicó uno de los ancianos

—¡Pero Yibo será líder en un año! —alegó el lobo, dolido. No quería eso, él amaba alguien más.

—Por el bien de nuestra manada, se te elegirá un omega con quien te unirás, no importa si quieras o no. —finalizaron los ancianos.

El corazón del lobo sufrió, aquel día su cuerpo comenzó a sentirse extraño, era el comienzo de su RUT, suplicaba no ver a su vampiro a la persona que más amaba. No quería dañarlo, no quería que viera aquel lado animal en él.

Pero aquel joven tan inocente, fue a ver a la persona que amaba.

El lobo no pudo más y lo tomo, lo abrazo, lo beso y lo poseyó, aunque aquello era doloroso para ambos, por un instante, por un poco, solo por un poco, existió solo un momento donde el mundo se detuvo y pudieron ser solo ellos dos.

Pero la realidad los toco, aquel pequeño vampiro fue dejado en el bosque, cuando se levantó, semidesnudo, se colocó su ropa para ir a buscarlo, sintió su olor cerca, pero fue cuando lo vio, frente a él, alguien que solo podía ver su espalda, los ojos de Haikuan miraron a los de Zhuo Cheng, entonces mordió el cuello del contrario y el corazón de aquel vampiro, se rompió en miles de pedazos.

Desde aquel día, Zhuo Cheng odio a los lobos, odio al amor.

Quedándose a lado de Ji Li quien sostuvo su mano y su corazón cuando ya nadie había ahí a su lado.

Les dejo un Ji Li sexy

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