XXII.- Olor a muerte.
Minho yacía en el suelo, los demás lobos se acercaron a ver si se encontraba bien, pero este se sentía tan agotado, que apenas y pudo contestarle por lo que se decidió que era mejor tomar un descanso.
Se levantó el refugio el cual consistía pequeñas casas de campañas para los humanos como para los lobos. Minho era el más agotado por lo que sin perder el tiempo se introdujo en una de ellas para acostarse en la piel de oso del suelo. Para así leer una y otra vez las cartas que Felix había escrito para él, necesitaba dormir, pero no lo lograba, el deseo de verlo o tenerlo cerco, de proteger a su familia hacia la labor casi imposible.
Tenía que soportar un poco más no faltaba mucho para llegar a la sede central. Si no lograba mantener su mente tranquila, la guerra no sería fácil y perdería esta incluso antes de pelearla.
Changbin vio llegar a Hyunjin, detrás de él un carrejado donde bajó una persona con capa, supo que era Felix por sus poderes, pero también sentía una presencia muy oscura de parte de las personas que venían con él.
Seungmin mira a Changbin —esas criaturas no son vampiros y es claro que no fueron invitados —musitó — está realmente es una declaración de guerra y Hyunjin lo ha planeado todo, siempre he sabido que ese ser es una sabandija, —gruño en bajo —el día que Felix tomó su lugar como líder del sur siempre tuvo una obsesión por el poder —miró a Changbin —tú te quedaras cerca a mío, vamos con los líderes para saber si abrirán sus puertas a estos seres.
Los dos caminaron entre los largos pasillos, donde se sentía una tensión entre los vampiros, en los cuales están los que decidieron pelear y los vampiros que están del lado de la sede.
Los ancianos se encontraban sumergidos en sus pensamientos, en un aura de miedo. Era claro que llegaron a un punto no saber cómo reaccionar o hacer, ni sus siglos de vida los preparo para aquella inminente y quizá extinción de su grandiosa raza.
Uno de los líderes del Oeste es quien mira desde las grandes ventanas de aquel lugar.
—No eres bienvenido Hyunjin, así que toma a los tuyos y vete antes que la sangre sea derramada. —ordenó en un gruñido.
—La sangre fue derramada ya hace tiempo, no te preocupes, oh, error mío, debes preocuparte y mucho ya que nosotros aquí no venimos en son de paz. —pronunció Hyunjin con una sonrisa.
Felix quien estaba fuera del carruaje observo aquello: Los híbridos abrieron sus hermosas alas negras, algo que no había visto en su vida, comenzaron a subir matando todo lo que se le atravesaba en su camino.
Sus ojos se dilataron en sorpresa, tomando su vientre con algo de miedo. La pequeña Anne toma su mano para hacerlo avanzar.
Dentro del palacio Changbin fue tomado por Seungmin —tú te quedaras a mi lado, nadie te tocara, no importa que ahora te sientas el más fuerte, esto es más de lo que alguna vez pensamos. —le ordenó.
Changbin solo asintió sin opción alguna, era el vampiro líder del norte, que siempre protegió a Jisung, pero ahora era protegido por esa persona haciendo todo más doloroso para él, los gritos en el gran castillo retumbaban en cada parte de aquel lugar. La sangre comenzó a correr por todos los lados, había vampiros muertos, híbridos muertos, era un caos total, no existía ya una reunión de clanes.
Se amontonaron con los que estaban contra la sede, alzaron sus manos, en son de paz, no pelearían y así fueron llevados al salón de reuniones, acorralados, ahora eran ellos la presa, no el cazador.
Hyunjin estaba a la espera a que llegaran los hombres lobos y los hombres, a la reunión, indicó que limpiarán la entrada, sabían que ellos tenían el olfato como ventaja, por lo cual era sabido que detectan la sangre derramada, por lo cual se quedó esperándolos.
Minho corría lo más que podía en forma de lobo, sintió el olor a sangre cerca, su corazón se aceleró solo de pensar que podría perder a su familia, lo estaba volviendo loco, pero tenía que mantener la poca cordura que le quedaba, puesto que ya había perdió a su hermano por sus imprudentes acciones, cuando llegaron a la línea de aquel castillo, todos volvieron hacer hombres, cubiertos por una capa de piel de oso.
—Bienvenidos mis queridos hermanos —dijo con un tono frío en su voz, Hyunjin quien tenía una sonrisa fingida.
Minho como el líder se acercó, intentando rastrear el olor de su amado, la persona frente a él le producía el odio más profundo en su ser, así que tomó un respiro para caminar hasta él.
—Veo que has matado a muchos vampiros y tienes a muchos dentro, lo que quiero saber, ¿Qué es ese olor tan peculiar? —preguntó sin soltar la mirada a sus ojos.
—Oh, mi amigo es algo que creo que te hará feliz —dio una señal para que uno de los híbridos bajará y caminará hacía ellos —este es la combinación de un vampiro y un hombre lobo —sonrió al ver el rostro de sorpresa de Minho, el cual pensaba que solo su pequeño era el único ser así —por años existieron, pero los vampiros puros les tenían miedo, puesto tenían lo mejor de las razas, así que cuando los encontré me di cuenta que ellos podrían traer la verdadera paz a este mundo —pronunció con sonrisa —por favor tengamos esa reunión como debió ser siempre, con los vampiros en el fondo de la cadena.
Minho con cautela entró, sabía que eso era una trampa, pero aún había un pequeño destello del aroma de Felix y no perdería la oportunidad de ponerlo a salvo, indico a los hombres y a los lobos que entraran, ellos lo hicieron ya que su líder se los ordenaba, pero todos tenían la sospecha que esto era claramente una invitación a una trampa.
Fue hasta que entraron que se dieron cuenta de la magnitud de la situación, si bien había matado ya bastantes vampiros en su camino hasta la sede, jamás logro ver una masacre así, ellos no tocaban a niños, como los vampiros creían, ahí claro era que había niños y ancianos. Por lo que todo fue eliminado sin una pisca de duda, fue como un reflejo de sus actos, fue cuando miro a Hyunjin quien sonrió como si lo que hubiera pasado fuera algo necesario, solo trago saliva y avanzo.
—Los sacare de aquí, solo espérenme —Pensó para avanzar en compañía de la muerte misma.
Era un palacio tan grande e imponente, siempre pensó que ese lugar era muy frío, pero ahora parecía serlo más.
Había llegado a su destino o a su muerte.
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