XXI.- Luna roja.
El aullido de un lobo era tan triste y doloroso que hacía eco en cada rincón de aquel frio y oscuro lugar. La nieve blanca se pintó de color rojo, el cuerpo de Jisung yacía ahí boca abajo sobre la nieve que poco a poco se pintaba de rojo. Bang Chan regresó a su forma humana y como si tuviera miedo de tocarlo lo giro con delicadeza observando aquella imagen, tres grandes heridas abiertas pintaban su pecho, tan profundas que podías ver parte de las costillas.
—Por... por favor... no, no mueras —suplicó abrazándolo con suavidad, mientras sus lágrimas fluían hasta caer en el rostro de Jisung —dime, ¿qué hago?... solo quédate conmigo.
El vampiro herido, al borde de la muerte, metió su mano dentro de su saco, para mostrar dos cartas las cual tiró a los pies del lobo alfa.
—Una... es de la ...sede y ... otra de Felix...—apenas podía articular palabra alguna, no era un vampiro débil pero las heridas eran lo suficiente grabes para tentar contra su vida, por lo cual al finalizar escupió sangre acumulada en su boca.
Minho dio un paso para tomar con su hocico las cartas, su mirada mostraba desesperación y dolor. Quiso dar otro paso para acercarse a Jisung.
—¡No te acerques o te mato!, ¡¡Lárgate!!... —gruñó con enojo su hermano mayor quien siempre estuvo a lado, sin dudar y creyendo en cada decisión por el ahora alfa, pero está vez lo odiaba en lo más profundo de su alma.
Los lobos aullaron en conjunto para salir del lugar dejando a Chan sosteniendo el cuerpo de Jisung, el cual siempre había sido frío, ahora parecía estarlo más y más frío, sin dudarlo un segundo lo cargó en sus brazos.
—Vive, no importa si no te quedas a mi lado, solo vive. —indicó el lobo con la voz quebrada.
Jisung se odiaba así mismo por ser débil, no solo eso, odiaba estar tan vulnerable en ese momento, puesto había una guerra que luchar y había sido herido en un descuido, por lo que, sin opciones, se levantó a la altura de la garganta lobo quien lo sostenía en sus brazos, dejando su sangre impregnada en su pecho para abrir su boca sobre el palpitante cuello enterrando sus colmillos en este. El lobo apenas arrugó las cejas al sentir aquel ardor combinado con la succión desesperada del vampiro herido. Si con eso Jisung se recuperaría de sus heridas, él le daría a hasta la última gota de su sangre. Después de varios minutos, el vampiro se cayó rendido en los brazos de lobo, quien buscó un refugio cercano para cuidar de él.
Debes de recorrer casi medio kilómetro dentro del bosque, a las fuera de la ciudad, por fin encontró una cabaña a la cual entró, no había más que una chimenea y una cama, como algunos objetos de caza, como ropa, sabía bien que era una cabaña de cazadores. Dejo a Jisung sobre la cama, para tomar leña y encenderla. Derritió nieve, limpio un par trapos para después desvestirle, prosiguió a limpiar las heridas del vampiro que poco a poco se estaban cerrando, era fuerte, sin embargo, aun así, se notaba su cansancio y dolor.
Changbin logró convencer a los vampiros que estaban en contra de la sede, que se unieran a la pelea. Les dijo que los que no estaba dispuestos a pelear se ocultara en los laberintos subterráneos de los castillos de la sede del Sur y Norte. Mientras los que estaban decididos a levantarse en guerra serían guiados por él hacia la sede central.
Era evidente que los vampiros jóvenes estaban ansiosos de pelear, creyendo que ganarían, mientras los ancianos no sabían cómo controlar todo, así que se les llamó a todos los líderes, del norte, oeste, esté y sur. Para llevar una estrategia en contra de los licántropos. Los que según ellos eran los verdaderos enemigos. Pero en esa reunión el líder del sur no apareció, pues había desaparecido en el inicio de la guerra, al igual que su hermano menor, el cual al parecer también había desaparecido entre el caos.
Changbin buscaba entre todos, pues tenían la promesa de verse aquel día en la sede, pero Jisung no estaba por ningún lado.
—La reunión se alzará en día de la Luna Roja, si no aparecen todos los líderes, como los humanos y lobos, se declarará la guerra por los territorios y no habrá ya contrato de paz. —finalizaron los ancianos.
Changbin tenía demasiadas ganas de ir hacia donde estaba Jisung buscarlo con sus poderes
—¿Sabes que ahora como líder no puedes solo ir? —pronunció uno de los vampiros más temidos de la sede, Seungmin.
—Hola ex jefe, pensé que ya no quería nada con la sede y los vampiros —respondió Changbin
—Tu más que nadie conoce mi gusto por las peleas y realmente esto se ve interesante, quiero conocer a los Híbridos, quiero una pelea con ellos —respondió
—No has cambiado en nada. —giró los ojos.
Seungmin era el jefe del norte, entrenó a Changbin desde que tenía 5 años, tenían una extraña relación de hermanos, al menos así parecía, pero la realidad era que, Seungmin amaba a su nuevo sucesor, que, a diferencia de él, quien amaba las lucha y la guerra, prefería estar entre las sombras.
Seungmin camino hasta Changbin y lo tomó de la barbilla.
—Ni tu —respondió —sigues corriendo tras las faldas de ese torpe y simple vampiro. —un golpe secó se produjo. Changbin le había quitado la mano de su barbilla de un golpe.
—Jisung no es nada simple...—respondió con enojo para caminar hasta la ventana, solo faltaba dos días para que todo explotara y su frío corazón estaba desesperado por la ausencia de Jisung.
Una tormenta de nieve estaba cegando al pequeño (no tan pequeño) pero fuerte ejército de Hyunjin, el cual estaba en su caballo protegiendo el carruaje como si este tuviera dentro suyo lo más preciado de su vida.
Felix siempre fue muy tranquilo para contener sus emociones, eso por lo cual se distinguía entre los demás líderes, pues parecía nunca perder los estribos, por lo que por alguna extraña razón que no entendía se sentía intranquilo. Movía su pierna sin parar, mirando por la ventana. Hasta que una pequeña mano tranquilizó su movimiento, giro su vista y la vio, era la doncella Anne.
—Tu corazón está inquieto, al igual que el del pequeño dentro de ti, dime, ¿a quién deseas ver? —su voz era tan suave que parecía un hermoso susurro.
—¿Cómo?, no entiendo —cuestionó un confundido Felix
—Los vampiros nacen con poderes que pueden ser utilizados entre ellos o si son superiores con otras criaturas, nosotros los Híbridos, tenemos poderes, pero son 5 veces más fuertes... por lo que yo puedo hacerte ver a quién buscas... con desespero —pronunció la pequeña.
—¿Eso es verdad? —preguntó con voz entrecortada.
Tomo su rostro y asintió.
—Piensa en esa persona sin decir su nombre, cierra los ojos y cuando los abras, lo podrás ver, pero no podrás hablar con él. —indicó la pequeña.
Sin dudarlo ni un momento, eso hizo, pensó en la persona que más quería ver.
Cuando abrió los ojos, fue cuando lo vio con claridad.
Aquel lobo seguía peleando, corriendo con desespero, con las patas heridas y el cuerpo cansado, se tropezó en la fría nieve, volviendo a ser un humano, aun así, hizo todo por arrastrar su cuerpo, hasta que el punto del cansancio lo hizo desvanecerse por completo sobre la fría nieve.
Al acercarse más pudo ver su rostro y con ello leer de sus labios: "Felix... bebé... mi bebé".
El vampiro regresó al carruaje al abrir los ojos miró a Anne.
Sabía que esa persona estaba luchando por encontrarlos, no solo a él si no ambos. Sus ojos se llenaron de lágrimas que contuvo con todas sus fuerzas mientras acariciaba su ya abultado vientre.
—Tu bebé es muy fuerte... por eso Hyunjin te escogió... no confíes en él, protégelo. —sus palabras lo sorprendieron, Anne movió su mano indicando que no dijera nada.
La puerta del carruaje se abrió de golpe.
—Hemos llegado a la sede —Indicó Hyunjin con una sonrisa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top