XVII.- Mestiza.

Mientras Changbin avanzaba con Jisung, este escuchó un sonido de un aullido a lo lejos, fue como una despedida, tan dolorosa como triste.

Las circunstancias no eran las mejores, no había tiempo para el amor o las despedidas, pero por primera vez el frío invadió el cuerpo de Jisung. Observo hacia atrás para ver sobre la colina aquel majestuoso y grande lobo.

—Lamento haber dicho que estábamos comprometidos, —interrumpió sus pensamientos Changbin—solo no quería que te volvieran a lastimar como aquella vez, sé que no me escogiste a mí, como la persona que le diste tu corazón, que quizá sin importar lo que haga, no me amaras de la manera yo quisiera, pero yo te escogí a ti, lamento ser tan egoísta, al menos déjame cuidarte y protegerte... porque te amo, —se detuvo y lo abrazó. —hoy entendí las acciones de tu hermano, siempre peleo sin importar lo que dijeran los jefes, los líderes y no solo por amor, lo hizo porque sin importar cuántas razones puedan darnos para decir que somos tan distintos el uno del otro, entre nuestras especias, somos tan parecidos más de lo que ellos puedan negar, —tomó la mano de Jisung y la coloca en su pecho. —todos amamos, todos queremos algo con tanto desespero que por eso hay guerras y peleas, esa es la razón por la que peleare, porque yo también anhelo proteger algo más que a nada en este mundo.

Minho escuchó el aullido de su hermano, sabía que algo le había pasado, olfateo el aire en busca de algo, pero no había ninguna señal de sangre así que era algo más.

Se acercó a su amado, el cual escribía, pues desde que esta con Minho anotaba cada detalle de su gestación, como si fuera de importancia documentar aquel milagro.

—Lix —pronunció acercándose a él, se hincó frente a su amado, tomo sus manos y las beso.

—¿Qué pasa? —respondió el vampiro.

—Necesito salir, sé que no debería, puesto no quiero estar lejos de ti. —dijo preocupado, pero para los lobos la manada siempre es primero, aunque a veces odiaba esa regla, más en ese momento.

—Si debes, hazlo, yo me quedaré. —indicó el mayor

El lobo se levantó tomó la cabeza de su amado con suavidad pegado su frente con la suya.

—Solo di mi nombre y vendré sin dudarlo —pronunció el lobo mirándolo a los ojos

—Lo sé, ahora ve, en poco tu hijo tendrá hambre —ordenó empujándolo suavemente

—Prometo volver antes.

La alimentación de Felix era carne semi-cruda y la sangre de Minho. Así que cuando la sed aparecía, sin dudarlo este le daba de su sangre, cazaba para su familia y la alimentaba como un alfa debería hacerlo con un omega en gestación. Por lo que el lobo a regañadientes salió de la cabaña, mirándola, si tuviera algo que para que nada ni nadie se acercara a ellos, haría lo que fuera. El miedo estaba latente, sabía lo importante que era Felix para los vampiros.

Se convirtió en lobo para correr tan rápido como pudo, así llegando hacia su hermano, quien estaba solo, desnudo, con una gran piel de oso sobre su cuerpo, la cual se les da cuando cumplen la mayoría de edad y la que tienen que conseguir con sus garras y dientes.

—¿Bang Chan? —pronunció Minho mirando a su hermano quien observaba la luna.

—Esta es la oportunidad de ser feliz, tienes que convencer a los líderes, has lo que tengas que hacer, por esa felicidad... —le entregó la carta a su hermano.

—¿Algo más pasó? —cuestionó mirando el estado de su hermano, quien parecía haber perdido todas las esperanzas.

—Perdí a la persona que amo, por ser un maldito cobarde, lo perdí todo, la oportunidad de ser feliz, a una persona tan dulce y amable, que no veré de nuevo, ¿sabes hermano?, cuando crecíamos, pude ver en el lobo que podrías convertirte, eras fuerte pero sobre todo valiente, cuando fuiste elegido como el alfa de la manada, siendo tan joven, entendí que yo no sería como tú, si tan solo pudiera ser aunque sea un poco valiente, le hubiera sostenido la mano para detenerlo y decirle: "Lo siento, fui un cobarde, pero te amo", solo pude ver como alguien se lo llevó de mi lado, ¡Maldita sea!—soltó un gruñido para golpear el árbol haciéndolo pedazos.

—Tranquilo, verás que habrás solución, si lo amas pelea...

El olor de la sangre de Felix alertó a Minho como a Chan, los dos se levantaron de golpe y se convirtieron en lobos, para correr hacia la cabaña. La desesperación de Minho era evidente, se maldijo así mismo por dejarlo solo.

Había un olor mezclado con la sangre de Felix, olor a vampiro.

Chan aulló para que la manada llegará hacia ellos. Minho sentía su corazón latir con tal fuerza que parecía salirse del pecho.

Al llegar la puerta de la cabaña observó que esta estaba abierta, el lobo avanzó con los dientes de fuera. Listo para destrozar todo y defender a su familia.

El olor de Felix estaba dispersado, pudo sentirlo, se lo habían llevado. Entró a la cabaña sin cambiar su forma para ver a un vampiro tomando las hojas que escribía Felix.

Un gruñido se escuchó hasta en la profundidad del bosque.

—¿Recuerdas que te dije que esto no se quedaría así? —pronunció Hyunjin enseñando su brazo cortado

—Parece que quieres que te haga pedazos, ¡¿Dónde está Felix?! —gruño de nuevo

—Esta con su especie —pronunció con tranquilidad mientras guardaba las hojas.

—Te mataré, te haré pedazos —amenazó molesto Minho, la sangre le hervía, pero si perdía la cabeza, podría en riesgo a Felix, por lo que solo se limitó a mirarlo.

—Si lo haces, si yo muero, le sacarán esa criatura a Felix y lo matarán, ¿eso deseas? —movió la cabeza con la sonrisa ladina. Burlona y cruel.

—¿Qué quieres? —un sonido bajo salió de su desesperado cuerpo.

—Fácil, el fin de la guerra, tienes que convencer a tu manada que vaya a la reunión y digan que se dan por vencidos, que harán lo que los vampiros quieran, o si no tu pequeña familia morirá.

Avanzó hacia la salida donde fue recibido por dientes y hocicos arrugados de la gran manada de Minho, quienes podrían hacerlo pedazos en instantes, pero no harían nada hasta que líder se los ordenara. Algo que no sucedería, Minho era un salvaje, pero no un idiota.

Aquel vampiro avanzó hasta desaparecer.

El aullido de Minho se escuchó en cada esquina de aquel inmenso bosque, un aullido de dolor y agonía indescriptible.

Felix tenía una venda en sus ojos por lo que, no podía ver, sus manos se encontraban amarradas, intentaba usar sus poderes, los cuales era leer la mente, pero no podía, estaba con vampiros superiores, algunos distintos, eso lo noto. Aunque es sumamente inteligente esta vez no sabía a dónde estaba o dónde fue llevado. Y eso le causa miedo.

Después de un rato su cuerpo fue arrastrado por lo que él pudo sentir, vampiros, hasta ser sentando en lo que parecía ser una celda, desataron la venda de sus ojos como las de sus manos.

—No tengas miedo —pronunció una vampiresa de hermoso aspecto, ojos azules y cabello dorado hasta la cadera.

—¿Quién eres tú? —preguntó Felix

—Soy Sophie, la madre de Hyunjin —respondió con una amable sonrisa.

—¿La vampiresa desaparecida? —volvió a cuestionar Felix, ahora más confundido que antes.

—Así es, mira tú pequeño vientre, es un mestizo de dos grandes razas, quiero presentarte alguien. —indicó.

Detrás de una puerta sale una pequeña niña de cabellos dorados y ojos rojos, piel blanca.

—Ella es Anne, tiene 10 años, es una mestiza, una mezcla de Licántropo y vampiro.

Los ojos de Felix se abrieron con sorpresa.

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