XIX.- Sede.
La noche era muy fría en la ciudad de la muerte, como ahora era nombrada por la guerra impuesta por los vampiros. Una niebla espesa hacía que todo fuera menos visible. Solo se notaban pequeñas sombras que avanzaban en aquella niebla volviendo todo tan lúgubre que parecía una ciudad fantasma.
Era la primera ciudad entre el límite del bosque y la capital donde habitaban las grandes casas de los vampiros.
Minho espero con su grupo de lobos y cazadores que los pequeños rayos de sol aparecieran entre la lúgubre niebla para atacar.
La guerra había comenzado.
Avanzaron hasta adentrarse a la ciudad, como fantasmas en la oscuridad, observando así a un vampiro el cual estaba alimentándose de uno de su propia especie el cual detuvo su alimentación para visualizar a lo que parecía dos grandes esferas de fuego, luego pudo sentir y oler aliento humeante de un gran hocico. No parecía ser un enorme lobo, al menos eso quiso creer, pero era el mismo demonio frente a sus ojos.
El joven vampiro soltó a su víctima, se preparaba para pelear, pero su cuerpo temblaba, era evidente que tenía miedo. Estaba aterrado.
El gruñido de aquella gran bestia hizo eco en lugar, luego el sonido de un aullido lo hizo correr, pero fue todo en vano, su cabeza voló en una sola mordida, su cuerpo fue hecho pedazos en un abrir y cerrar de ojos.
El hocico de Minho soltaba sangre junto al humo de sus grandes fauces, haciéndolo ver como una gran bestia, al caminar todos los lobos agachaban su cabeza.
—¡Escuchen!, mantenlos a todos, recuerden como han masacrado a nuestros hijos, a nuestros amigos, a nuestros seres amados, no tengan piedad —ordenó el gran alfa líder.
Todos los lobos aullaron en un unísono, para luego correr entre la ciudad junto a los cazadores que hacían la mancuerda perfecta.
Mientras que Minho usaba su olfato para poder encontrar el aroma de Felix o el de Hyunjin.
—Hermano, esto... —Minho gruño en la cara de su hermano.
—Si no vas a pelear vete y deja de estorbar. —bufó molesto
Bang Chan supo que las emociones de Minho se estaban desbordando en una gran locura y no solo era peligroso para los vampiros, si no para él mismo.
Podría morir en la batalla, un soldado nublado por el odio y el enojo, solo harán que se exponga a la muerte. Por lo que se quedó que su lado para evitar que su hermano lo cegara la locura.
El grupo de lobos comenzó avanzar entre la ciudad destruyéndolo todo, su olfato lo hacían saber quiénes eran vampiros o humanos.
La sangre comenzó a correr como un río rojo, que se tornó negro, pues la sangre derramada de los vampiros cambiaba a negra al ser tocada con el aire como si muriera al instante de estar fuera del cuerpo de aquellos seres, las heridas hacia los lobos o humanos eran mínimas ya que ellos atacaban en manada, era una ventaja. Los lobos protegían a los humanos y los humanos a los lobos, en uno solo. A diferencia de los vampiros que eran egoístas y soberbios.
—¡Los están matando a todos!, ¡lo están destruyendo todo! —corrió un pequeño vampiro entre gritos y alaridos por el dolor por su mano cercenada, lo habían dejado ir para que llevara el mensaje, entró a la sala de reuniones donde Jisung yacía ahí.
—¿Quiénes? —preguntó Changbin acercándose a el chico quien se tomaba su brazo herido.
—¡Cazadores y Licántropos! —respondió con miedo reflejado en los ojos del pequeño.
—Tranquilo, explica todo —pronunció Changbin, mientras rompía parte de su ropa para curar la mano del pequeño.
—Yo y mi madre fuimos a buscar a mi padre a la ciudad muerta, la cual es la primera entre la línea de territorio de los licántropos y los vampiros, llegaron esta mañana cuando muchos estaban durmiendo, pocos estaban a fuera, los mataron a todos, entraron a las casas, en las calles, fue una...
La mitad del cuerpo del niño salió volando por el aire, su sangre manchó el rostro de Changbin. Jisung miró con sorpresa aquella grotesca imagen.
Fue cuando apareció Hyunjin, con una gran espada.
—Hola señores —saludó con una fría sonrisa.
Changbin se levantó para mirar al niño que moría poco a poco.
—¿Era necesario? —preguntó mirando los ojos de Hyunjin
—Estorbaba, me estaba aburriendo. —respondió mientras limpiaba su espada.
Jisung camino en paso casi suave como si volara y tomó el brazo de Changbin.
—Hola cuñado —dijo en un tono sarcástico tocando con rapidez el rostro de Jisung para pasar a su lado.
—¿Qué haces aquí Hyunjin?, sabes muy bien que no eres bienvenido en la sede —indicó uno de los ancianos.
—Solo vine a ver sus rostros de desesperación al darse cuenta que ustedes, quienes destruyeron a las familias Han, Lee y por supuesto a mi familia los Ivanok, (su familia) por miedo que esos tres clanes destruyeran sus ideales del mundo perfecto, ahora están así, mírense, temerosos, observando cómo están siendo destruidos por los licántropos y cazadores, con el temor constante del regreso de los Híbridos, ahora por su orgullo serán eliminados —finalizó con una sonrisa para darse vuelta. —La pronta eliminación de aquellos se creyeron dioses comenzará.
Desapareció tan rápido como apareció.
La sede se quedó en silencio, sus rostros pálidos ahora parecían transparente, era evidente el miedo de ellos.
—¡Reúnan a los clanes!, ¡que envíen cartas a los líderes para una negociación! —ordenaron con desespero en su voz los ancianos.
Jisung sonrió para responder —Claro mis señores.
El pequeño hermano de Felix camino hasta las afueras de la sede cuando su cuerpo fue tomando desde la cintura, cubriendo su boca.
—Silencio, ven conmigo hablemos —las palabras fueron susurras en su oído para luego ser soltado. Suspiro para ver a Hyunjin, quien alzaba las manos en son de paz. —Felix está con mi madre
—¿La vampiresa perdida? —cuestionó el vampiro menor.
—Si, por muchos años la busqué, cuando mi padre casi la mata, para ella cree que la tengo encerrada y que yo sigo siendo igual a mi padre, lo que no sabe que todo esto ha salido según planeado —musitó Hyunjin con lo que parecía sinceridad, aunque Jisung siempre ha sido desconfiando desde la muerte de sus padres a manos de quienes confiaba.
—¿Cómo? —cuestionó el vampiro menos intentando averiguar más de su hermano.
—Cuando hice pedazos a mi padre, implante en los jóvenes levantarse en guerra, así podría sacar a esos viejos de sus escondites, no le perdonaría el hecho de haber lastimado a mi madre, pero jamás pensé que me llevaría una sorpresa con Felix, quien debe odiarme, lo lastime, pero lo necesitaba, recuerdas que él fue el mismo que me prohibido ir a la sede para no ser condenado a la destrucción, te digo esto porque espero que reúnan a los suficientes vampiros que estén en contra de la sede, debemos demostrar que la guerra es contra aquellos que no desean una unión y así volver a los tiempos de paz entre nuestras razas —finalizó
—Sigues siendo igual de inteligente, aunque algo salvaje —pronunció con una sonrisa Jisung.
—Ja, ja, ja, ya me voy, tu hermano está a la espera de noticias, —caminó a un lado para tomar el hombro de Changbin—hasta aquí sentí tus deseos de hacerme pedazos, lo siento, nos veremos líder del norte. —se despidió para subir a su caballo y desaparecer entre la niebla que jamás desaparece.
El menor de los vampiros dio un par de pasos para quedar frente al líder del norte.
—Necesito hablar con Minho ya que ellos estánatacando, mientras reúnes a los que están en contra a la sede, la guerra hacomenzado... —indicó
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