Su rostro siempre fue perfecto, su piel lisa y sin defectos estaba dotada de una albura extraordinaria, sus ojos se manifestaban como esferas astrales pigmentadas de lavanda; perlados y misteriosos bien podrían ser uno de los mayores enigmas de su maravillosa existencia. Él, tan atractivo y calmo. Con una gama extensa de atribuciones en su haber: imponente, caballero, genio, cretino... De expresión estoica, pero gentileza innegable: Neji Hyuga, líder portento de la rama secundaria de uno de los clanes ancestrales de la región.

Y enormemente sugestivo.

¡Sin procurarlo!

 Le alcanzaba con su existencia para generar cortocircuitos, detonar suspiros enamorados y gritos alborotados. 

Todo ante su domo de aparente indiferencia, marcada como una característica tan propia e inherente de su naturaleza reflexiva; rasgo que para muchos resultaba intimidante. Para un shinobi, como una cualidad plausible y necesaria. Más de una vez la descripción que suscitaba su conducta circunspecta e incluso altanera, solo encausaba una sola conclusión.

 Neji Hyuga era solitario, arrogante y  hermoso. 

Entre sesgos y susurros le atribuían características sin contemplaciones. 

Características no del todo erradas, pero también determinantes. El concepto de Neji Hyuga era distinto para sus allegados, quienes eran pocos y que conseguían traspasar la primera barrera, y menos aún las siguientes. Su infancia fue decisiva en la formación de su personalidad y temperamento, pero Neji ya no era el genio fatalista de sus tiempos de Genin. Mostraba mayor apertura con sus amigos, familia y compañeros. 

Pero Neji Hyuga era Neji Hyuga, un shinobi de alto rango, atractivo, talentoso y orgulloso.

Con razón de ser...

Todo un personaje.

Ese conjunto insuperable que dirigía su atención a su compañera de equipo, quien se localizaba metros más adelante; ofreciendo una gentil sonrisa un tipo que no estaba enterado de lo miserable que era desde el instante en que decidió atravesar el mismo camino que su compañera, desatando el infierno sin saberlo.

Una sonrisa malévola se dibujó en su rostro angelical de Hyuga. "Tortura y dolor" dos palabras que rondaban en su mente, demostrando que no todo el tiempo estaba dotado de racionalidad, lo que resultaba inquietante, porque solo una kunoichi le hacía perder el control divino que Neji ejercía sobre las cosas, rompiendo cada límite establecido por este y añadiendo comportamientos y sensaciones nunca antes experimentadas por el poseedor del Byakugan. Junto a ella, sus juicios eran reemplazados por una sensación liberadora y aplastante, peligrosa pero tentadora. 

Lo dejaba en suspenso,  sus actos eran inapelables. Estaba enredado en una jungla salvaje, e incapaz de enfrentarse a la naturaleza que lo arrastraba solo atinó a la salida más segura y arriesgada —contradictoriamente—. Hacerse uno con la condición que lo rodeaba.

Las emociones inusitadas se hacían cada vez más habituales y aunque al principio le costó descifrar el enigma que lo atormentaba, todo orden y lógica encontraban su contraparte, lo desbordaba. Tras algo de experimentación, aceptó de buena gana cada reacción que la presencia de la fémina le producía, y decidió aventurarse sin mayor vacilación.

El juego era interesante. 

Miradas furtivas, pequeñas señales o simples palabras que adquirían un peso mayor cada vez, así como diversos sentidos, todos increíblemente válidos. No era oficial, pero compartían un vínculo que los regresaba a la principal cuestión; solo hacían falta una pregunta y una respuesta que prometía cambiarlo todo.

Y Tenten lo estaba orillando al extremo, él no tardaría en transigir y la victoria sería de ella. El juego terminaría para darle paso a lo desconocido por ambos.

Un ruidito vociferante lo regresó al momento de disgusto. 

Ella había vuelto a reír.

Y entonces rostro perfecto del perfecto shinobi tenía un "eso" que a la mirada se percibía con ligereza, pero a ojos de un experto como toda una señal de peligro. Maito Gai, como un conocedor de la materia optó por la opción de huir y llevarse consigo al despistado Rock Lee, antes de sufrir alguna consecuencia del ceño fruncido del Hyuga; le era imposible ignorar el aura oscuro que se alimentaba dentro de su alumno y se convertía en instinto asesino con potencial destructivo en una de sus formas más letales.

—Pero, Gai sensei — replicaba su seguidor sin percatarse del peligro—¡Nuestra florecita está viviendo un momento memorable! —Llevó ambas manos a su corazón conmovido con lágrimas desbordando sus ojos negros y redondos.

—Vamos Lee, esta vez prefiero conservar la llama de mi juventud intacta, como nunca antes esta puede apagarse hoy en cuestión de un parpadeo —Gai levanto un brazo con el puño cerrado —¡Correremos lo más lejos posible Lee! —señaló el horizonte.

—¡Un reto tan digno Gai sensei! ¡Nada como un calentamiento exigente! —Los ojos de Lee echaban chispas mientras este se preparaba para la competencia.

La señal de partida fue un tic en la frente del poseedor del Byakugan. 

—¡Adelante Lee!

—¡Hai!

Ambos desparecieron en dirección a los confines, Neji pensó que no conseguirían ocupar un camino más acertado; sin embargo, la despreocupación de Tenten estaba comenzando a irritarlo.

 Parecía haberse olvidado con quien estaba y a donde se encaminaba, antes que un sujeto se acercara a ella con intenciones evidentes, el tipo jugaba con sus manos y estaba completamente sonrojado, era patético.

 Neji lo escudriñó de pies a cabeza considerando la acción del individuo como una mala broma ¿Qué le hacía creer que la castaña no lo soslayaría? Por supuesto, la había visto rechazar con una sutileza encomiable a un par de shinobis, los demás no se atrevieron a acercarse a Tenten tras la primera mirada de advertencia que el Hyuga bosquejaba, Neji dejó de preocuparse tras rumiar su reciente pensamiento; ella rechazaría al chico y pronto estarían él y Tenten frente a frente desatando una batalla a la que denominarían entrenamiento.

O eso creyó al principio, pero la kunoichi no tuvo problema en tomar distancia de su compañero para poder hablar con el ... shinobi. Analizó a Tenten, el sujeto hizo un comentario que logró que esta primero se mostrara sorprendida y luego su rostro se hiciera de un rojo intenso, ¿a qué jugaba? Ella no tardó en sonreír y comenzar una charla confidente.

Suficiente.

Sus puños desbloquearon un nuevo nivel de tensión y su mandíbula uno nuevo de rigidez.

No le gustaba ni un poco la mirada que este le dirigía a Tenten, y menos aún la expresión hilarante que la castaña —a sabiendas del pésimo genio que el Hyuga cargaba— le dedicaba de cuando en cuando al sujeto que pretendía hacerse de su compañía con galanterías tan baratas. 

Lisonja y mediocridad, criticó.

El sujeto le extendió una caja envuelta y Tenten la recibió con un asentimiento y una sonrisa incómoda.

Desconcierto.

Tenten se despidió del chico para encontrarse con un Neji con la expresión desencajada. Enarcó una ceja inquisitiva y lo miró a los ojos gesticulando una sonrisa divertida.

—Vamos Neji —Comenzó a caminar como si nada sucediera. Aventurándose a la boca del lobo...

—Lo recibiste —Pronunció, duro y con un tono exclusivo para ella. Él quería que ella supiera que estaba disgustado.

—Por supuesto Neji, sería grosero y desconsiderado rechazar un lindo regalo de un admirador —Respondió cantarina.

Él la miró y caló en ella como nunca, Tenten tembló y rogó internamente que el impulso involuntario no fuera captado por el genio. La sensación de hormigueos la traspasó entera, estaba jugando con fuego y es que ella había descubierto hace no mucho un lado desconocido  de su compañero, Neji era tremendamente caliente y más si lo hacía deliberadamente, debía ser cuidadosa.

—Yo no me pongo en plan protector cuando tus fans te acorralan Neji... Y eso, que yo jamás aspiraré a un club. Tú espantas a los pocos que quedan... Sé que como amigos quieres lo mejor para mí; pero, dentro de poco tomaré el título de "solterona" y no me entusiasma —Observó de reojo al Hyuga, con la expresión aún más desencajada que antes. 

Iniciaba a volverse divertido para Tenten.

¿Protector? ¿Era todo? ¿Ella solo consideraba que la cuidaba como un amigo? ¿No la mortificaba ni un poco que sus "fans" lo acosaran? ¿Acaso ella no lo veía a él, como un potencial amante, lejos de solo un amigo? Por supuesto, elucubró un pestañeo de claridad, estaba cayendo ante sus provocaciones.

Bien jugado.

Pero le quedó el mal sabor.

—No me molestaría si tú espantaras a mi club de fans —Dijo pensativo.

Ella lo escuchó sorprendida.

Demasiado tarde para reparar en su divague, lo dijo en voz alta y ahora Tenten lo miraba intensamente. La morena se llevó un dedo al mentón como pensando, hilvanando cabos sueltos que estaban a puertas de ser revelados. Se encontraba en la cuerda floja, acorralado. 

Él solo veía una opción.

—Neji...

Retirada.

—Eh Neji, Nejiiiii —De su compañero ambu ni rastro, Tenten resopló irritada levantando su flequillo.

Pero una sonrisa traviesa no tardó aparecer en su rostro.  Iba a disfrutar de ver la expresión del Hyuga.

Toc, toc,  toc.

Neji reparó —no sin algo de resistencia— que era el momento de aclararlo todo, se había dejado llevar y su falta de prudencia lo había arrastrado a su destino, esta vez era inevitable. 

La puerta volvió a sonar, sabía que se trataba de la alegre kunoichi; sin embargo, algo más que gravedad lo retenía de abrir la puerta y enfrentar con todo el tino posible la situación que se avecinaba, se pilló nervioso, pero era lo de menos.

La mujer que lo enloquecía estaba del otro lado de la puerta de su habitación.

¡De su habitación!

La puerta se abrió. 

Pero lo único que Neji pudo recibir fue una ráfaga de viento que  lo aporreó de lleno en la cara.

Tenten no estaba, al menos, no cerca. A cambio, la caja envuelta que el shinobi obsequió a Tenten estaba acomodada en el suelo con una nota.

"Tienes razón, soy incapaz de espantar a tus fans; de hecho, los ayudo a dejarte detalles, este presente es tuyo. Solo que Kaoru no se atrevía a entregártelo, ¡no lo tomes a mal! Solo fui algo empática con tu admirador"

Las mejillas del Hyuga se tiñeron de rojo como nunca. El insólito presente era parte del motivo, pero también  la castaña que se regocijaba por la situación kilómetros más a la distancia.

Neji lo tomó a desafío. 

Se preguntaba ¿cuánto le tomaría alcanzarla y robarle un beso que ahogara esa sonrisa encantadoramente descarada?





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