Capitulo 5.
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SIGNAL.
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Dalia Pov.
¿Qué más tengo que hacer?
En este punto quiero sentarme y llorar por qué Leo no entiende ni una de sola de las señales que le mando.
No quería parecer desesperada, así que pensé que si mostraba interés romántico hacia él, terminaría por darse cuenta y me correspondería.
El primer día intente escribir en la libreta que me regaló algo sencillo como “¿Podemos tomarnos de las manos?”, pero termine presionando demasiado fuerte y rompiendo el lápiz contra la hoja muy fuerte.
Leo me dio un bolígrafo, algo más resistente, pero está vez atravesé la libreta completa al presionar.
No podía hablar, ni escribir.
Solo era un manojo de nervios y vergüenza ardiente.
Pensé que quizás si le mandaba las señales adecuadas, Leo terminaría dando el primer paso y yo no tendría que sentir que mis piernas se volvían sabía de corteza cada vez que traba de expresarle mis sentimientos por él.
Creo que es bastante obvio lo que quiero. Es decir, ¿No lo es?
¿Por qué razón una mujer perseguiría tanto a un hombre …?
Esta semana estuve corriendo detrás de él, pero Leo estaba ocupado con su “Nuevo proyecto” y no me prestaba ni un gramo de atención, es enfocado. Lo que respeto, pero me enloquece.
Cuando caminaba por delante de mí, intentaba alcanzarlo para caminar a su lado y tomar su mano, pero Leo la apartaba sin darse cuenta. Sé que no me está rechazando, pero debo decir que siente feo cuando se aparta de mí.
— Si queme el libro, pero no fue apropósito. Malditos, culo apretado de mierda.— Brama el moreno y lleva sus brazos por encima de su cabeza, apoyándolos tras su nuca como un soporte.— No es mi culpa que la jardinería saque lo peor de mí.
Ahogó un lamento y desecho las esperanzas de caminar de la mano.
Ahora solo quiero sentarme, hacerme bolita y perderme en una cueva.
Durante la semana intento hacer de todo para llamar su atención.
Nada funciona.
Empecé a vestir bonito, hacerme peinados intrincados, tratar de estar físicamente cerca de él e incluso en una ocasión traté de besar su mejilla, pero él no se dio cuenta y se agachó para tomar una de las flores que brotaban alrededor de mis pies.
Me tropecé con su cuerpo por accidente y caí al suelo de cara.
— ¡Dalia! ¡Por los dioses!— Leo me ayudó a ponerme de pie rápidamente y sacudió mi vestido para quitarle la tierra.— ¿Estás bien cariño?
Y por un momento olvide el dolor ardiente en mi rostro, me concentre en la sensación de sus manos dando suaves palmadas por mi cuerpo.
Eso no fue tan malo, no era lo que quería, pero contaba como contacto físico y eso ya era un avance.
Aunque ni siquiera logré detener la caída con las palmas de mis manos antes de estrellarme de lleno, así que termine escupiendo pasto el resto del día. Pero estaba feliz maldita sea.
Decidí que intentar tener contacto físico no era tan eficaz como pensé, así que cambie de estrategia.
Una vez escuché que la diosa Afrodita era capaz de seducir a cualquier Dio, hombre, bestia, con una sola mirada.
Así que lo intenté.
El moreno de cabello negro rizado se percata de mi mirada sobre él, trata de ignorarlo durante unos minutos, pero sigue mirándome de reojo cada tanto al ver que no apartó la mirada.
Eso es, muerde el sebo.
No sé cómo hacer ojos seductores, pero carajo, lo estoy intentando.
— Dalia.— Leo deja su llave inglesa aún lado.— ¿Estás incómoda? Estás más silenciosa que de costumbre.— Pregunta confundido e insistente.
Niego con la cabeza y trato de mirarlo con más intensidad para que entienda mis sentimientos. Bato mis pestañas.
Leo parpadea varias veces.
Eso. Ya cayó.
Ahora seremos felices y tendremos mucho sexo, y luego bebés.
— Debe ser molesto estar sentada en la tierra todo el día.— Exclama con un tono alegre como si hubiera leído mi mente—Te traeré una almohada.
Mi sonrisa se desvanece y frunsco el entrecejo casi al instante.
Yo conseguí una almohada.
Es como estar acostada en una nube y es lindo, pero no era lo que esperaba, también trajo una sábana que es de “pícnic” para que me acostara.
Creo que no entendió el lenguaje no verbal de las miradas.
Aun así paso el resto del día con la cabeza apoyada en la superficie blanda mientras leo trabajar. Soy miserable, pero estoy cómoda.
Todas las noches tengo un pequeño colapso, grito, pateó cosas y rompo otras. Solo para sacar la frustración.
— ¡Aaaah! ¡ARG! ¡Ahhhhh!— Grito en mitad del bosque rodeada del frío de la noche, frustrada y molesta conmigo misma y con el tonto Leo por ser tan condenadamente lindo y despistado.
Coral y Cordelia me miran como si no fuera un ser pensante.
Casi lucen decepcionadas.
(. . .)
Leo Valdez Pov.
La jardinería es mucho más difícil de lo que parece. Las instrucciones son relativamente sencillas, me considero alguien inteligente, pero carajo, creo qué si la ninfa de las flores con la que charlo supiera la cantidad de plantas que asesine intentando trasplantarlas estaría y con justa razón horrorizada de mi falta de habilidad para algo tan básico como lo es la agricultura.
Tuve que quedarme despierto hasta altas horas de la noche para hacer los planos de un búnker más “ecológico”
Nunca me importo demasiado toda esa mierda del cambio climático, yo tenía mis propios problemas con los que lidiar, pero desde que conocí a Dalia (una representación física con forma femenina de la vida silvestre) estoy mucho más interesado en que mis inventos sean sustentables y amigables con el medio ambiente.
Investigue todo.
Como mantener una planta viva sin la luz solar directa, para eso instale luces ultravioleta, se encienden durante el día y se apagan en la noche.
Hice un sistema de riego que imitara a la lluvia (Y tuve que cronometrar el tiempo de regado para no ahogar a las plantas) incluso limpie los establos de los pegados para conseguir el abono perfecto (fue horrible, y creo que los Pegasos se estaban burlando de mí).
Para que al final, cada planta que metía en una maceta se marchitara días después. Es una locura.
El método científico me falló.
Tuve que hablar con Meg, suplicarle y hacerle un ritual improvisado a la diosa Deméter para que me echara una mano en esto, por qué si seguía así iba a terminar deforestando todo el bosque del campamento sin poder poner una plata en una maceta.
Al parecer la diosa Deméter es bastante exigente con sus ofrendas así que tuve que hacer un intercambio con la cabaña de Hermes para conseguir las cosas que necesitaba.
Este proyecto fue todo un proceso que me llevo más tiempo del que creí necesitar para este proyecto.
Después de varios intentos fallidos, logré que mis plantas se mantuvieran vivas durante más una semana.
Pensé que era el momento perfecto para enseñarle mi hazaña a Dalia.
La ninfa había estado más rara y tímida de lo normal los últimos días. La última vez que nos vimos parecía casi enojada conmigo, espero que no haya hecho algo que la ofendió.
Abrí las puertas del búnker, el interior del taller estaba totalmente oscuro y le tendí la mano a la pelirosa.
Ya sabes, para darle algo de dramatismo al asunto.
Dalia me miró con los ojitos verdes llenos de brillo y extendió su mano a la mía cautelosamente, reposando de forma suave su pequeña mano sobre la mía. Y aunque solo era tomarnos de la mano, una cosa bastante leve, sentí que era un momento bastante íntimo.
Entramos juntos en el búnker y con mi mano libre que sostenía el control de las luces hice que se encendieran.
El interior del taller se llenó de luz mostrando las paredes tapizadas con macetas, plantas flotante pegadas al techo llenando de vida todo el lugar. Había ambientado una zona especial del búnker llenándola de plantas y un pequeño sillón de color verde musgo.
Para que Dalia pudiera sentarse a mirar sin tener que estar parada o sentada en el suelo con las piernas cruzadas igual que una niñita.
— ¿Qué te parece?— Pregunto llenando mi pecho con orgullo.
Dalia parpadea varias veces. Tenía las manos apoyadas en el pecho, luciendo realmente frágil e inocente. Delicada.
La pelirosa se giró hacia mí.
—… — Abrió sus labios rosados—Creo que es hermoso lo que haces.— Dijo con una voz femenina y susurrante.
Mi corazón salta en mi pecho, por qué no esperaba este tipo de reacción.
Solo creí que se alegraría, pero no creía que me miraría como si fuera la cosa más fascinante sobre la tierra.
— Wow…— Ahogó una risa nerviosa —¿Me estás hablando y mirando a la cara al mismo tiempo?— Trato de no lucir avergonzado, aunque tengo las mejillas rojas—Eso es un avance.
Ella da un paso hacia mí y un intenso aroma a rosas me inunda. Retrocedo torpemente, sintiéndome ansioso y un poco torpe como cuando tenía 16.
— ¿Hiciste esto por mí?— Pregunta con una voz llena de anhelo.
Se me escapa una risa nerviosa.
¿Por qué tiene una voz tan sexy? Eso no puede ser normal.
— Ahora no tienes que quedarte afuera— Exclamó y tomo una soda para distraerme de ver su rostro tan perfecto y hermoso. Me siento y abro la lata—Aunque empezaba a disfrutar trabajar al aire libre.— Murmura.
Me siento para observar mi creación mientras bebo una lata de soda.
La sonrisa de Dalia cuando pasa sus manos por las flores es invaluable.
Ella hace que todo florezca.
Me llevo la lata a la boca y apartó la mirada un segundo.
Dalia hace un sonido para llamar mi atención y cuando dirijo mis ojos a ella solo mi vista cae en una libreta abierta frente a mí con algo escrito.
«¿Podemos hacer el amor?»
Mis ojos se abren como platos y la soda que se suponía que tenía que bajar por mi garganta se desliza por mis fosas nasales como chorros.
Siento que me ahogo.
El calor sube a mis mejillas y siento que todo mi cuerpo arde en llamas.
Empiezo a toser y tratar de recuperar el aliento mientras la ninfa se acerca preocupada y me da suaves palmadas en la espalda para ayudarme.
— C-creo que escribiste mal la pregunta— Digo con voz ahogada, dándome golpes de pecho para que mi corazón no se saliera por mi garganta —¿Quizás te refieres a otra cosa?
Dalia escribe rápidamente en la libreta y me lo muestra como una niña emocionada. Oh, dioses.
«Sexo»
Mi cara arde como el infierno, siento el calor que emana en mis orejas. Mis dedos se rozan y crea chispas, como si fueran encendedores produciendo la llamarada más grande que alguna vez pude crear estando consciente de mí.
Esto es demasiado.
Creo que tendré un infarto.
El sistema de aspersores se activa al detectar el calor y pronto estoy siendo regado como una lechuga.
— ¿C-Cómo? ¿Cuál es mi sexo? Es masculino.— Balbuceó entre risas, dándole espació para que Dalia se retractara de su extraña petición.
La ninfa frunce el entrecejo y aprieta los labios, se ve adorable cuando está enfadada. Está vez, Dalia casi aplasta la libreta contra mi cara, molesta, como si quisiera que leyera mejor.
«Estás confundido, hablo de sexo, hacer el amor, coito, copular, coger…»
Mi cerebro quien antes no había pensado en Dalia de forma tan sexual empieza a crear escenarios dónde seríamos perfectos juntos.
— ¡Si, si, si…! ¡Ya entendí!— Apartó la libreta de mi cara, agitado—¡Dalia! ¡Yo!… Yo, no sé qué decirte.
Cuando se acerca, me pongo rígido. Las tetas de Dalia están tan cerca de mi cara que me muero de hambre por tener mi boca sobre su dulce piel. Mi mente está yendo a lugares lujuriosos cuando se supone que no debería.
Luego ella se acerca a mi oído y susurra: ¿No te parezco bonita?
Su cara se ve tan jodidamente pura que tengo que usar cada gramo de autocontrol para no llevarla al catre que tengo en el búnker y follarla una y otra vez hasta morirme. Dioses.
Me pongo autodestructivo y caliente cuando veo tetas tan lindas.
Pero debo ser fuerte. Estoy sanando, y debo tomarme mi tiempo y estar muy solo para amarme a mí mismo o algo.
¿Por qué los dioses ponen a una chica deliciosa en mi camino cuando estoy a dieta de chicas mitológicas?
Me aclaro la garganta para recuperar algo de función motora.
—Hace calor aquí.— Mi corazón deja de latir en mi pecho. Mis ojos se abren cuando sus ojos verdes se encuentran con los míos.— Eres preciosa, pero estoy en una especie de proceso de sanación y esas cosas espirituales…
Dalia baja la mirada y se retira.
— Entiendo.— Balbucea.
Ella dice eso, pero se da la vuelta y suelta una especie de lamento lloroso mientras se dirige hacia la salida del búnker mientras se deshace. Literal, se ve igual como una flor perdiendo pétalos al marchitarse. Pobrecita.
— ¡Dalia!
Empapado corro detrás de ella. Es rápida, casi la pierdo en el bosque.
Tomo su antebrazo para detenerla.
—¿Por qué de pronto quieres acostarte conmigo?— Pregunta.
Ella se gira para verme, sollozando.
—¡Estoy enamorada de ti!— Chillo antes de cubrirse el rostro con las manos. Y luego se convierte en una florecita pequeña de color blanco.
Me agachó a la altura de la flor y pregunto;
— ¿Quieres tener una cita?
Holaaa chicas y chicos.
Espero que les haya gustado el capítulo, voten y comenten mucho. Quería darles algo bonito después de los últimos capítulos de Wicht.
Por fin se le hizo a Dalila, ¿Es tan difícil ver qué solo quería que le dieran una acomodada de matriz? Leo está bien ciego o se hace el ciego.
Memes del capítulo:
Bye bye.
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