39# Final

–Este es el lugar en donde crecí hasta que me adoptaron. –digo caminando por el gran campus del orfanato. El lugar está muy cambiado, hay un jardín con diferentes flores y juegos en casi todo el lugar. Pero hay uno en peculiar en no ha cambiado en nada y es el columpio del gran árbol, así lo llamé de niño. Pasaba mucho tiempo allí mientras que los demás preferían jugar a las atrapadas.

–¿Izan, estás bien? –me pregunta Noah mientras yo me siento en el columpio, es suficientemente grande para que pueda sentarme y eso es genial. Me vienen muchos recuerdos a la cabeza.

–Sólo recordaba. –respondo teniendo la mirada agachada.

–Si no te sientes bien podemos irnos. –sugiere pero tomo su cintura con mi brazo y lo obligo a sentarse en mi regazo mientras que el columpio nos mese suavemente.

–Estoy bien, deja de preocuparte. –le sonrío y beso sus labios por un momento –Regresar a este lugar me trae bueno recuerdos, no malos.

–Pero tú eres raro, no reaccionas como lo haría una persona normal en situaciones malas. –responde alzando una ceja y utiliza un ejemplo muy concreto. Mis padres adoptivos.

–Deja de amargar el día. –pellizco sus mejillas e intento hacer que sonría alzando sus comisuras.

–¿Izan? ¿Eres tú? –dejo de molestar a Noah cuando escucho esa voz tan suave, y como no reconocerla de inmediato.

–Hermana Ariel. –digo levantando la mirada. Ella es la misma mujer que cuidó de mí, recuerdo haber visto su rostro desde que tengo memoria.

–Si eres tú, siempre haciéndole bromas a los demás ¿No? –habla riendo mientras Noah se pone muy rojo y de inmediato se levanta de mi regazo –Mira como haz crecido, antes eras un pequeño cachorro que corría desnudo por todo el campus y ahora eres todo un hombre. –comenta.

Entonces siento mi rostro arder, que vergüenza y Noah me mira con una traviesa sonrisa –Es un gusto conocerla señora. –dice él presentándose –Soy la pareja de Izan.

–¡¿Pareja?! –la hermana Ariel se sorprende mucho con esa noticia, creo que algo está mal o no se lo esperaba –Oh, mi pequeñito encontró a su otra mitad. –me felicita mientras llora de felicidad.

–No llores, por favor, él no sabe dar noticias importante con algo de tacto. –digo tomando sus manos mientras miro a Noah con el ceño fruncido.

–Ya estoy bien, sólo que... –ella me sonríe y acaricia mi mejilla –El tiempo pasó muy rápido.

–Lo sé, tenía planeado venir de visita pero con el trabajo, la universidad y luego Noah... Lo siento, debí venir mucho antes. –me disculpo besando sus nudillos.

–No te preocupes, ahora estás aquí. –ella deja un beso en mi frente y luego se dirige a Noah. Él está muy distraído viendo a los niños salir corriendo del edificio hacia los juegos, hasta que la hermana Ariel llama su atención –Izan puede ser muy aburrido a veces y era obsesivo con el orden, espero que no tengas problemas con eso. –le dice haciéndome quedar muy mal. Eso no es cierto.

–Descuide señora, lo quiero así como es. –responde riendo y yo bajo la mirada, mis mejillas arden mucho –Con sus millones de defectos y dos o tres virtudes. –agrega para molestarme y lo consigue.

–No exageres. –interrumpo serio.

Luego de la charla, la hermana Ariel se ofrece a darnos un recorrido por el orfanato. Todo está muy cambiado y remodelado, cosa que me parece perfecto, el lugar se ve mucho más acogedor y alegre. También me reencontré con otras hermanas, compañeras de Ariel, que me reconocieron y de nuevo me avergonzaron frente a Noah diciendo las travesuras que hacía de cachorro.

Ahora estamos en las habitaciones y muchos más recuerdos vienen a mí –Miren quién regresó. –dice un alfa moreno cuando salimos de allí y nos detiene en los pasillos. No lo conozco pero parece que él si sabe quién soy.

–¿Eh? –ladeo mi cabeza curioso mientras lo observo, me parece muy familiar.

–Parece que el señor importante ya se olvidó de nosotros. –habla rodando los ojos, en eso, una chica se asoma detrás de él y me sonríe. ¿También me conoce?

–Hola. –saluda moviendo su mano –Tú decías de niño que de adultos nos íbamos a casar. –habla sonriendo. Entonces Noah se acerca más a mí y coloca mi brazo alrededor de su cintura, el mensaje es bastante claro ¿No?

–Mía, Miguel Ángel. –la hermana Ariel habla en un tono firme, siempre es así cuando debe disciplinar a alguien –Izan está aquí de visita, trajo a su pareja. ¿No están felices por él? –eso suena como un regaño pero no lo es.

–¿Mía? –murmuro pensativo –¿Miguel Ángel? –ahora los recuerdos, son los hermanos, ellos eran mis amigos.

–Claro que estamos felices, suertudo. –el alfa viene hacia a mí y revuelve mi cabello mientras Mía se hace espacio entre Noah y su hermano para abrazarme.

–Fue mío primero. –comenta ella y puedo sentir la rabia de Noah gracias al lazo. Mía sólo está bromeando.

–¿Qué hacen aquí? –les pregunto curioso luego de separarnos.

–Jamás nos fuimos. –responde Ángel sonriendo en lado.

–Las parejas interesadas querían adoptar sólo a uno, o al otro. Nunca a ambos. –me explica Mía pero no parece molesta ni nada –Hicimos este nuestro hogar.

–Si y tengo que soportar tus ronquidos. –comenta él ganándose un golpe de su hermana.

–Miguel Ángel trabaja aquí como guardia, cuida de los niños y aleja a los extraños. Mía se encarga de la cocina y la educación junto con otras betas. –habla la hermana Ariel mientras reanudamos el recorrido, los hermanos debieron volver a sus tareas. Sólo se tomaron un descanso para venir a verme. Ese fue un gran gesto.

–¿La mayoría son betas aquí? –pregunta Noah mirando a su alrededor, hay muchas más betas en el orfanato que se encargan de los cachorros sin familia u hogar.

–Si, cuidamos a los necesitados, pobres y enfermos. Es lo que nos enseña la diosa Luna, nosotras somos sus servidoras. –responde la hermana Ariel estando muy orgullosa de ello –Aunque otros pueden ayudar sin necesidad de ser damas de la Luna. Así como Mía, igualmente su hermano intenta hacer todo lo posible para que se convierta en una por el voto de castidad que hacemos.

–Ya veo. –murmura Noah pensativo.

–Hermana, en realidad no sólo estamos aquí sólo por la visita. –hablo nervioso después de un breve silencio.

–¿No? ¿Entonces?

Unos minutos después, en maternidad:
–Izan mira, está abriendo los ojos. –me dice emocionado mientras tiene la pequeña entre sus brazos. Ahora nos encontramos en la maternidad del orfanato, allí están todos los cachorros recién nacidos, es una pena que haya personas que no quieran a sus hijos y los abandonen. Pero aquí tiene la oportunidad de ser adoptados.

–Tiene mis ojos. –hablo emocionado y tomo su manita, es tan pequeña.

–¿Qué? Son los míos, mira bien. –corrije Noah serio.

–¡Ya denme a mi bebé! –Alma alza la voz y Christopher está a punto de saltar sobre nosotros.

–Nop, la pequeña Anais quiere seguir jugando con sus tíos. –respondo para luego hacerle caras y consigo que la bebé ría.

Al final de la jornada los nuevos padres regresaron a casa con su pequeña en brazos. En cambio Noah y yo fuimos a un café para pasar el rato. Aún no queríamos regresar al departamento.

–En cuento ella tenía a la bebé en brazos Cris no dejó que nadie más se acerque a ambas. –comento sonriendo de lado. Los alfas son muy protectores. Es una virtud de ellos.

–Si, Alma está muy feliz con esto. –acota Noah para luego dar unos sorbos a su café –¿Tendremos un cachorro también? –pregunta haciendo que casi me atragante con el pastelillo que estaba comiendo.

–No vuelvas a bromear con eso. –le advierto teniendo los brazos cruzados.

–No bromeo esta vez. –dice en su defensa –No digo hoy o mañana pero... Algún día.

–Si, podemos divertirnos haciéndolo. –le guiño un ojo. Ahora Noah casi escupe su café.

–¡No me refería a eso!

–Muy tarde, la decisión ya está tomada. –declaro para molestarlo.

Sólo tendremos un cachorro cuando él se sienta preparado para hacerlo, además no me imagino el caos que provocará la noticia en nuestras familias. Aunque no es una mala idea, me gustaría ser padre algún día y más si Noah está a mi lado. Y sé que lo estará.

Fin

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