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-¡Que de la cara! ¡¿Quién de todos fue?! -se escuchan sus gritos y siento la necesidad de acercarme para tranquilizarlo pero no lo haré, es el lazo.

-Ya cállate... -Lucia le arroja una almohada en la cara, Natalia se cae del sillón y Nicolás despierta de repente sólo para volver a acurrucarse junto a Alma.

-Cálmate Noah, hay personas que intentan dormir -habla Christopher limpiando sus lágrimas, no puedo creer que esté llorando de tanto reír-. Además Izan es al que buscas -comenta señalándome. Yo deseo que la tierra me trague en este instante al ver la mirada llena de rabia de Noah sobre mí.

-N-No... yo era mi i-intención... -otro grito se escucha y es el de Natalia, ella tiene su cuello al descubierto con varias mordidas en él. ¡¿A quién demonios marqué?!?

No puedo creer que pase esto, además no me interesa formar un lazo con nadie, primero está el trabajo.

-Un momento... -el alfa se encarga de darles una pastilla para la resaca a cada uno como a mí, en la sala sólo estamos Alma, Nicolás, Natalia, Christopher y Noah. Los demás fueron a casa.

Chris nos ordena que nos sentemos en los sillones, las víctimas en uno y los acusados en otro. Estamos enfrentados y me siento terrible, mi cabeza está a punto de explotar y apenas puedo mantenerme despierto. Por el amor de Luna, necesito un baño urgente.

-Bueno, creo que yo soy de aquí. -Ese alfa se sienta en el sillón de las víctimas haciendo que yo arquee una ceja. Él desprende un poco su camisa y nos enseña varias mordidas en su cuello y también tiene marcas moradas en su pecho.

-Y ustedes los culpables -nos acusa Natalia teniendo los brazos cruzados.

-¿Sólo por no tener marcas? -habla Alma frotando su rostro con pereza, ella suelta un eructo para después agregar-. No todos estamos aquí... al-alguien más pudo marcarlos.

-No, lo sabría por el lazo. El responsable está aquí -dice Noah mirándonos a los acusados como si fuéramos objetivos a los que está a punto de disparar.

-No yo. -Alma levanta las manos en forma inocente-. Una mujer beta no puede marcar a un hombre beta -se defiende y luego apoya su cabeza por el hombro de Nicolás, quien permanece dormido aún.

-Pero pudiste marcar a Natalia o a Christopher -comenta Noah rodando los ojos-. Tú, sal del sillón de las víctimas. Eres un alfa -agrega mostrándose realmente irritado.

-Pero también una víctima. No quería que me marcaran -se lamenta pero obviamente está fingiendo, toda esta situación le divierte mucho. Lo sé.

-Como sea, Alma fue la responsable -indico haciéndola chillar en protesta.

-¡¿Yo?!

-Tienes su aroma en ti tonta -digo frotando mi nariz, puedo sentir perfectamente el olor a madera recién cortada, así es como huele ese alfa.

Alma huele su ropa mientras se rasca la cabeza, su cabello está muy desordenando pero parece no importarle.

-Ah... es cierto -murmura teniendo una sonrisa boba. Ella sale del sillón de los acusados y Christopher de las víctimas para acompañarla al baño ya que apenas puede mantener el equilibrio.

Entonces quedamos los cuatro en el lugar, Noah se ve muy molesto pero Natalia me arroja una lámpara la cual atrapo en el aire y la dejo en el suelo.

--Tranquila -digo levantando las manos.

-¡No me pidas que me tranquilice! Una de estás mordidas no desaparecerá, ya estoy marcada. -Ella se acerca a mí y golpea mi cabeza contra la de Nicolás. Él despierta por el golpe y mira a su alrededor aturdido.

-¿Q-Qué pasó? ¿Dónde estoy? -pregunta mirando a su alrededor, él frota sus ojos y le sonríe a Natalia-. Hola preciosa -dice, Nicolás se pone de pie y la abraza haciéndola sonrojarse mucho. Además comienza a lamer las heridas para limpiar el resto de sangre seca.

¡Eso quiere decir que...!

Mi mirada se dirige hacia Noah y siento mi corazón acelerarse al ver su mirada de odio. Parece un psicópata a punto de asesinar a su víctima, en este caso, yo.

-Izan -murmura mi nombre haciendo que me encoja en mi lugar. Se oye realmente molesto-. ¡Te voy a matar imbécil! -él se arroja sobre mi y comienza a golpearme, gracias al lazo puedo sentir su rabia hacia mí y eso hace que me sienta un poco triste. ¿Qué es esto? Jamás había sentido algo parecido. Noah se detiene luego de golpear mi rostro con sus puños y patearme varias veces, sus nudillos están lastimados a causa de eso.

-¿Estás bien? -algo me impulsa a tomar su mano con la mía pero vuelvo a recibir un golpe que me lanza al suelo.

-No estoy bien, desgraciado -responde haciendo reír a Christopher, él volvió a la sala y con una bandeja con café y medialunas para todos.

-Veo que ya saben quién los marcó y a quienes reclamaron -se burla y eso me hace pensar que él ya lo sabía.

-Rápido, muerde a alguien más, no me importa a quien pero no quiero tener un lazo -me ordena Noah teniendo la mandíbula tensa-. Natalia. -Él mira a la castaña pero ella está muy ocupada bebiendo café y estando sentada sobre el regazo de Nicolás.

-Es mía -murmura él abrazándola. Parece que a ella no le incómoda eso.

-Entonces​ Alma -sugiere Noah. La nombrada viene de la cocina mientras intenta acomodar su ropa, entonces me doy cuenta que sólo tiene su ropa interior inferior y lleva puesta una camisa de Christopher.

-¿Yo que? -pregunta ladeando la cabeza.

-Eso es mío -interrumpe el alfa pero ella lo manda a callar.

-Y tú mío, así que te callas -contesta frunciendo el ceño, Chris roda los ojos y le acaricia la cabeza a la muchacha mientras que ella lo disfruta un poco pero cae inconsciente en el regazo del alfa.

-No creo que le agrade la idea -opina, más refiriéndose a él que a ella y haciendo enfurecer a Noah. Él comienza a caminar de un lado al otro en el cuarto mientras yo intento levantarme e ignorar los dolores de mi cuerpo. No tenía idea que Noah tuviera tanta fuerza como para golpearme de esta manera.

-No es tan grave Noah, pero si no te agrada el lazo puedes conseguir a otro beta para que Izan lo marque así tu lazo con él se rompería -propone Natalia haciendo que los ojitos de él brillen. No sabía que los tuviera tan brillantes y de un noto entre marrón y azul, es extraño.

-¡Eso haré! -exclama decidido y luego se sienta, un poco más tranquilo, para tomar café. Y yo aquí sobre la alfombra, ni siquiera es capaz de ayudarme.

11:20, camino a casa:
-¿Por qué debes venir conmigo? -pregunto al verlo por el espejo retrovisor. Noah está echo bolita en el asiento trasero mientras me recuerda lo despreciable que soy.

-El lazo no nos permite separarnos mucho. ¡Ya deberías saberlo! -contesta cubriéndose con su saco de trabajo. No sabía que él era tan insoportable.

-No pensé que sería tan literal -respondo regresando la vista al frente.

-Lo es -murmura en respuesta.

Yo guardo silencio mientras me ocupo de conducir, espero que nadie me detenga y me multe con conducir con una terrible resaca. Pero la medicina de Christopher me ayudó mucho, sólo que el problema son los golpes que Noah me dio después. Me duele todo.

-Llegamos -le digo pero al parecer quedó dormido, nos encontramos frente a su casa. Él me dio la dirección para que lo traiga aquí y ahora se hace el dormido-. Noah -murmuro sacudiendo su hombro, al tocarlo mi mano comienza a sentirse cálida. Es extraño. Yo lo sacudo un poco más pero él no despierta.

-Si le grito se molestará conmigo y si lo muevo también -pienso al revisar mis opciones. En ese momento Noah suspira llamando mi atención, él se ve realmente cómodo y su cabello negro se encuentra desordenado. Mi mano se dirige hacia su cabeza y me detengo un segundo antes de tocar su cabellera.

-¿Qué estás haciendo? -me pregunta al encontrarse despierto. Sus cejas están fruncidas y sus puños apretados. No quiero que vuelve a golpearme.

-Te despertaba, ya llegamos a tu casa -digo indicándole la misma. Noah suelta un bostezo mientras se estira y mueve bruscamente su cabeza a un lado haciendo que su cuello truene. Puedo ver la marca roja y con un poco de sangre bajo su ropa.

Noah baja del auto con todas sus cosas y cierra la puerta con tanta fuerza que casi rompió el cristal de la ventanilla. Lo veo desaparecer detrás de la puerta mientras yo aparto la mirada y vuelvo a encender el auto. Estoy listo para irme pero mis manos están sobre el volante y la derecha no se mueve hacia la palanca de cambios.

-¿Qué me pasa? Debo irme -me digo a mí mismo. El resultado es el mismo, mi cuerpo no se mueve. De repente escucho la puerta del copiloto abrirse y luego cerrarse, Noah tiene una mirada aniquiladora.

-Debiste largarte -murmura manteniendo esa mirada hacia mí.


-El lazo me lo impide -suspiro apretando el volante. No tenía idea de que tener un lazo se sentiría así, te vuelves dependiente de la otra persona y eso no me gusta-. Creo que deberíamos ir a mi departamento -sugiero pero creo que él se me adelantó ya que tiene una maleta sobre su regazo.

-Si -asiente mientras se despide de una mujer que salió de su casa, debe ser su madre.

El camino hacia mi departamento fue realmente extraño, muy incómodo por el silencio pero al mismo tiempo relajante, como si me sintiera bien junto a Noah. Estúpidos sentimientos encontrados.

-Lo siento -hablo bajando la mirada una vez que estamos dentro del estacionamiento del edificio.

-Yo también -responde de una manera contante cerrando con fuerza la puerta cuando abandona el auto.

....

Izan

Noah

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