Confrontación V


- Gracias. - Agradeció con voz ronca al samurái.

- No hay que darlas, pequeña. - Volteó para verla, mostrando una leve sonrisa que luego desapareció al volver a fijar su mirada en el hombre, que la había maltratado. 

El ambiente se había caldeado en un momento y ahora era el Sr Drake, quien estaba en apuros. Sacó un walky talky para avisar a sus hombres de reserva, quienes se encontraban en el laboratorio subterráneo, pero fue destruido al instante por el disparo certero de Jigen, quien acababa de llegar tras su enfrentamiento con Jael.

- Parece que llego en un buen momento. - Dijo Jigen mientras se encendía un cigarro.

- Justo íbamos a comenzar la fiesta, ¿verdad? - Todos asintieron con la cabeza, incluido Zenigata, quien volvió a sostener en sus brazos a la pequeña.

- Estáis muy equivocados si creéis que podéis vencerme. - Dijo seguro Drake. - Y mucho menos, llevaros a la niña y más ahora.

Lupin se sorprendió al escucharle. - ¿Qué quieres decir con eso?

- ¡Oh! Ya lo verás en su momento. - Con una mirada fría, sacó de su traje dos pistolas. Hábilmente, disparó donde Jigen, quien tuvo que cubrirse en un lugar donde no le diese, mientras que el disparo de su segunda pistola, fue dirigido a Lupin, pero fue cubierto por Goemon, quien partió la bala en dos con el filo de su katana. Rápidamente, se cubrió a la zona donde Jigen no pueda dispararle.

- ¡Maldición! - musitó Jigen al no poder apuntarle de donde estaba, mientras se cubría de algunos disparos de éste.

Fujiko cogió su subfusil Heckler & Koch MP5 y todos comenzaron a disparar hacia la zona donde se escondía Drake en distintos puntos de la sala, impidiéndole seguir disparando a Jigen. Al cesar los disparos, Jigen bajó rápidamente por las escaleras hasta llegar donde estaba Fujiko. Drake estaba atrapado, mirando las paredes de la sala, como si estuviese calculando algo. Fue entonces que sonrió de manera sadica y disparó dos veces en distintos puntos de la pared. Unas de las balas rebotó y penetró en el brazo de Fujiko, impidiendo seguir disparando.

Ella gritó sorprendida, lo cual llamó la atención de Lupin.

- ¡Fujiko! - desvió su mirada hacia ella, quien estaba siendo cubierta por Jigen. Lupin bajó su guardia pero, por suerte Goemon interceptó el segundo disparo.

El hombre sonrió, colocó rápidamente un silenciador a su segunda pistola y disparó a un punto en concreto de la pared, que al desviarse iba dirigido directamente a la sien del inspector.

Al pesar de encontrarse débil, percibió el tercer disparo. Se levantó rápidamente y tiró a Zenigata al suelo para cubrirlo de aquel disparo mortal. Todo ocurrió tan deprisa y al mismo tiempo, el tiempo pasaba lentamente. Aquel disparó penetró justo en la zona cerca del corazón de la pequeña. Todos dirigían sus miradas sorprendidas en cámara lenta, sin creer lo que acababa de suceder. Zenigata, en cambio, veía atónito cómo la bala salió disparada del cuerpo de la pequeña, al mismo tiempo que salía un gran chorro de sangre. Los ojos de la pequeña se apagaron por momentos, mientras se derrumbaba encima del inspector, quien la cogió con sus grandes brazos a la escuálida y pequeña figura. Se levantó para poder sostenerla mejor en brazos y, así poder tapar con su mano la hemorragia, vió cómo la mirada de la pequeña se apagaba poco a poco y cerraba sus ojos lentamente.

- No.......no.......¡NOOOO! - gritó con impotencia al ver como la vida de la pequeña se desvanecía ante sus ojos. Lloraba de forma desconsolada, mientras abrazaba a la pequeña.

Todos observaban inauditos la escena. Jigen tapó su vista con su sombrero, Fujiko agachó su cabeza intentado reprimir su llanto, Goemon desvió su mirada mientras agarraba con fuerza su katana al sentirse impotente por no haberla protegido. Lupin, en cambio, se acercaba lentamente hacia Zenigata con la figura inerte de la pequeña, sin poder creer lo que estaba viendo. Se agachó y cogió la mano de ella. 

Lupin no se había dado cuenta hasta ahora de lo pequeña que era su mano, era pálida, áspera por los callos que tenía en la palma de su mano, y ahora, también fría. Soltó su mano de manera gentil y se levantó para irse en dirección de dónde se encontraba Drake.

- ¡Era solamente una niña! - gritó enfurecido Lupin.

- La bala iba dirigido al inspector, no es culpa mía que se pusiera de por medio. - Dijo de forma falsa, haciéndose la víctima. - Vosotros tenéis la culpa de que ella este muerta, si ella hubiese cumplido con su obligación no le habría pasado esto. - Sonrió de manera despiadada, al salir de su escondite y apuntaba con su pistola a Lupin, al mismo tiempo que él lo apuntaba con la suya.

- ¡Maldito cabrón! - maldijo por lo bajo.

Todos le observaban con una mirada llena de odio, incluido Zenigata, quien seguía llorando y abrazando el cuerpo de la niña.

- Vas a pagar por lo que has hecho. - Juró el samurai al desenvainar su katana.

- Te voy a dejar hecho un colador, maldito asesino. - Rellenó el cartucho de su pistola.

- Dejad sitio para mí. - Recargó su subfusil. - ¿O es que acaso vais a dejar de lado lo de las damas primero?

- Cómo policía que soy, tengo la obligación de arrestarlo y que lo condenen a muerte. Lastima que no esté de servicio. - Miró por última vez a la pequeña y la dejó en un lugar seguro, fuera del alcanza de las balas, que van a dispersarse en esta próxima batalla.

- Jum, no me parece justo. 5 vs 1. ¿Qué ha sido de esa caballerosidad Lupin? 

- Fujiko, Zenigata, ¿vosotros marchaos al laboratorio? - ordenó Lupin.

- ¿Qué? - dijeron ambos sorprendidos. - Si piensas que voy a dejar a ese miserable en tus manos, estas muy equivocado, Lupin. - Gruñó el inspector.

- Y que te conviertas en un asesino. Eres un hombre de la ley, no un asesino. - Dijo serio Lupin. Zenigata se sorprendió al escuchar aquellas palabras salidas de la boca de su rival. - Hazlo por ella.

Ambos se miraron por última vez, antes de marcharse junto con Fujiko al laboratorio para desmantelarlo.

- 3 vs 1. Sigue siendo injusto, pero me vale.

- Acabemos con esto. - Dijo Lupin.

- Es wird ein Vergnügen sein (Será un placer).

Comenzó la batalla entre los tres contra Drake, quien se manejaba hábilmente la situación. Entre los tres se coordinaban a la perfección, pero en vano, ya que él siempre iba por delante de ellos.

Estaba teniendo lugar una ardua batalla, lejos de dónde se encontraba el cuerpo de la pequeña, que estaba escondida detrás de un enorme jarrón de cerámica. Mientras ellos luchaban, en el cuerpo de la pequeña se estaba produciendo un milagro o más bien, se estaba produciendo los efectos del exitoso experimento que habían hecho en ella. La herida de bala se cerraba poco a poco, al mismo tiempo que la marca de la quemadura del collar se desvanecía. Su piel recuperaba su color. Su dedo índice empezó a moverse, entonces ella se despertó dando una gran bocanada de aire. Se encontraba confundida, sin saber qué estaba pasando, hasta que comenzó a escuchar los sonidos de lo que parecía ser una batalla. Se incorporó del suelo y miró con cautela lo que estaba pasando, tuvo que mirar un buen rato hasta que su vista se enfocara a la normalidad. Observó a Lupin, Jigen y Goemon enfrentarse con dificultad a un ágil Drake.

  Sabía que el Sr Drake fue uno de los mejores asesinos en su momento, pero no pensé que después de tantos años siga estando tan ágil como antaño.

Tengo que ayudarles. - Saqué de mi traje una navaja y me levanté con dificultad. - Parece ser que el "morirme" me ha dejado el cuerpo sin fuerzas, pero debo ayudarles para matar a ese desgraciado.

De mis bolsillos, saqué una dial, que contenía un suero vitamínico para activar y fortalecer mi cuerpo, que sólo lo uso como último recurso. Ahora es un ben momento de usarlo para activar mi cuerpo engarrotado. Me tomé la dial y en un segundo, tenía el cuerpo óptimo. Ahora, sólo necesito el factor sorpresa. Por suerte, está demasiado ocupado para notarme.

Me acerqué sigilosamente hacia ellos, mientras se atacaban y esquivaban sus ataques. Volví a ocultarme para esperar la ocasión. Seguían atacando, cuando por fin encontré el punto perfecto para atacarle. Corrí lo más rápido que pude, agarré el mango de la navaja de modo que la cuchilla se mirase hacia dentro, me apoyé sobre la katana de Goemon, sorprendiéndole en el acto, me impulsé y dirigí mi cuchilla hacia la garganta de Drake, cortándolo en el acto. 

Drake se giró para verme y reírse de lo que acababa de ocurrir. Se agarró el cuello, de la cual brotaba una gran cantidad de sangre. - Es.........un...........e....i....to. - Acto seguido, se desplomó y murió en el acto.

Volví mi mirada hacia ellos, quienes no se creían de lo que acababa de suceder. La pequeña que había dado su vida por salvar el inspector, ahora está delante de ellos vivita y coleando.

- Yo, puedo explicarlo. - Iba a explicarme, pero fui interrumpida por el inesperado abrazo del ladrón.

- Estas viva. Es un milagro. - Me sorprendió su abrazo, nunca había sentido esta calidez. Se siente tan bien, se siente tan liberador. Solté mi cuchillo, levanté mis pequeños brazos y le devolví el abrazo. Al mismo tiempo que comenzaba a llorar de manera desconsolada.

- Lo....sien....to - dije a penas, a causa de mi llanto.

- Soy yo el que debo pedirte una disculpa, debí haberte protegido mejor. - Me consolaba, acariciándome la cabeza con su mano.

- Yo (snif), no soy normal. - Me aparté un poco para verle su rostro entristecido.

- Lo sé. - Me dijo con una débil sonrisa.

- Yo, nunca tendré una vida normal. Nunca seré como los demás niños.

- Lo sé. - Esta vez lo dijo serio.

- Yo - comencé a llorar otra vez - no tengo un lugar al donde ir.

- Eso no es verdad.

- ¿Eh? - me desconcertó al oírlo.

- Yo te cuidaré. - Dijo decidido, mostrando una sonrisa llena de confianza.

- ¿Qué? - Seguía sin creerme de lo que estaba pasando.

- ¡¿Qué?! - exclamaron los dos sorprendidos.

- Ya hablamos de esto, chicos. - Dijo despreocupado Lupin.

- Lo sé, pero ahora es distinto Lupin. - Objetó Jigen.

- Cierto. Ahora la pequeña es inmortal. Cualquier descuido y será objeto de todo el mundo. - Advirtió Goemon.

- Con más razón. - Volvió su mirada a la pequeña y se preguntó así mismo:- ¿Y ahora cómo se lo explicamos al papaíto Zenigata?










Finalmente, terminé este enorme arco.

Espero que estéis disfrutando de la lectura, no os olvidéis de dejar algún comentario y un like a esta obra.

Nos vemos en la siguiente actualización.

Mata ashita.

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