Confrontación II
Zenigata se sentó en el asiento de copiloto, mientras Jigen dejaba la bolsa en el maletero y se sentó en el asiento trasero junto con Goemon y su katana.
En cambio, Fujiko optó por ir en su moto, una Harley Davidson FXB Sturgis.
Lupin arrancó el auto y se marchó del lugar, seguido de Fujiko, quien iba detrás de él.
El viaje hacia la guarida, donde tenían a la pequeña asesina, fue silenciosa. Ninguno de los presentes dijeron una sola palabra, ya que todos estaban concentrados en esta misión peligrosa. Pues, un paso en falso y estarían acabados.
No sabían lo que les esperaría al llegar allí, pero si sabían con certeza que no les darían una calurosa bienvenida.
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La pequeña se encontraba acurrucada en su cama, cuando de pronto se abrió la puerta de par en par. Su vista se dirigieron hacia la persona responsable de aquella intromisión. Sus ojos se abrieron como platos al ver que era el Sr Drake.
- Prepárate, tenemos visita. - La niña supo quienes eran los intrusos, pero al ser consciente de lo que es ahora, sus esperanzas de marcharse de este horrible lugar desaparecieron, así que sin decir nada. Se cambió la ropa rápidamente, poniéndose su uniforme, pero esta vez se colocó su máscara de kitsune a un lado de la cabeza, dejando a la vista su rostro, oculto por su flequillo. Cogió sus armas y se puso en frente de él, para esperar sus órdenes. - Y esta vez, no me falles GHOST.
Aquello sonó más a una amenaza que una orden, pero ella ni se inmutó. Asintió con la cabeza y se marchó a la entrada principal de la mansión, donde esperaría a los que una vez los consideró como sus salvadores.
Desde que empezó su trayecto como asesina, dejaron de llamarla por su nombre y la comenzaron a llamar GHOST, debido a su gran sigilo al caminar. Da igual lo que hiciera, nadie notaba su presencia y cuando se percataban de ella, simplemente, se asustaban. Pero esta habilidad ya lo tenía de antes y por esa razón, decidieron convertir a esta conejillo de indias en una asesina a tan temprana edad.
- ¿Por qué estoy pensando en esto? Es cierto, que vivo en esta mansión desde que tengo uso de razón, pero a veces tengo sueños de dos personas que me son familiares y son cariñosos conmigo, pero sus rostros siempre los veía borrosos o, directamente, los tapaban con una cruz. Lo único que podía verles eran sus sonrisas de felicidad. A veces pienso que esas personas eran mis padres, pero si tenía padres. ¿Dónde están? ¿Y cómo llegué hasta aquí? Es por eso que siempre dejaba de lado estos pensamientos, pero estos pensamientos volvieron a emerger cuando estuve comiendo con ellos. Se sentía familiar, cálido, acogedor, y eso me gustaba, pero al mismo tiempo me aterrorizaba por lo que pudieran sucederles. Pero ahora que he dejado de ser humana, ya no tengo derecho de estar con ellos o, mejor dicho, ya no tengo derecho a ser feliz. Por eso, te pido disculpas Lupin.
Al fin llegué a la sala principal de la entrada de la mansión, tras mi breve monólogo interno. Me acerqué a la ventana y destapé un poco la cortina, a fuera se encontraba Hawk con sus hachas preparadas. Algo me dice que el Sr Okuzaki se encuentra también preparado en la azotea de la mansión. Volví mi vista afuera y pude distinguir a lo lejos, un auto amarillo, fácil de reconocer, y una moto montado por una mujer.
- Ya están aquí.
Dejé la cortina tal y como estaba, y volví a mi posición.
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Lupin y el resto llegaron al fin al lugar. Se bajaron de sus respectivos medios de transporte, cogieron sus armas y se adentraron al territorio enemigo. Inmediatamente, se apartaron del camino, escondiéndose detrás de los árboles al comenzar a dispararles desde una distancia abrumadoramente lejana. Muy común de Jael Okuzaki.
- Yo me encargo del francotirador, - dijo Jigen - Goemon, cúbrenos las espaldas.
- Entendido. - Sin más dilación, empezaron a avanzar mientras Goemon bloqueaba los disparos, cubriendo una gran distancia. Cuando estaban a punto de llegar a la mansión, un hacha fue lanzado directamente hacia Goemon, quien lo bloqueó de inmediato. Al mismo tiempo, apareció Hawk frente a él, golpeándolo con una de sus hachas, por suerte pudo bloquearlo, pero la enorme fuerza que tenía ese hombre hizo que lo lanzara por los aires.
- Goemon. - Exclamó alarmado Lupin.
- Seguid adelante, yo me encargo de él.
Todos siguieron adelante, mientras Goemon se enzarzaba en una nueva batalla contra Hawk.
Los disparos de Jael, no se detenían y eso dificultaba el paso del resto del grupo. Uno de los disparos le da en la pierna de Zenigata, cayendo directo al suelo.
- ¡Mierda! - dijo el inspector mientras se agarraba la pierna. Por suerte, vino Lupin para cubrirle, ya que se había traído un escudo reforzado para protegerse de las balas.
- Ahora Fujiko. - Dijo Lupin.
- Ok. - Con su escopeta, destrozó la ventana de la mansión y los tres se lanzaron directos, quedando cara a cara con la pequeña asesina, quien mostraba una mirada vacía.
La pequeña asesina los observaba en silencio uno a uno, además de los que se encontraban afuera. Tenía delante a Lupin III, Fujiko Mine y el inspector Zenigata, mientras que afuera se encontraba Goemon Ishikawa peleando contra Hawk. Percatándose de la ausencia de Daisuke Jigen.
¿Dónde está? - pensó GHOST. - No puede haber ido lejos y más si tenemos a Jael de francotirador, a no ser. ¿No será capaz?
GHOST se dió cuenta de las verdaderas intenciones de Lupin, pero ella no se dejaría ir con ellos tan fácilmente y menos ahora. Las intenciones de Lupin es dejar a Goemon y Jigen con Hawk y Jael, respectivamente, para tenerlos ocupados mientras el resto se infiltran al interior de las instalaciones para:
1. Salvarla,
2. Obtener pruebas para la desmantelación del lugar
y 3. Conocer al auténtico perpetrador de todo esto.
Pero como dijo ella antes, no se lo dejaría tan fácil.
Hasta aquí el final de la segunda parte.
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