Confrontación I
Lupin, el inspector Zenigata y el resto del grupo estaban haciendo los últimos preparativos para allanar la mansión.
En la mesa había un plano de la mansión plegada, que mostraba todas las habitaciones y pisos del edificio, incluidos las del laboratorio secreto; además de una bolsa negra llena de armas y artilugios, de entre ellos un rifle y sus municiones, además de balas extras para la Magnum de Jigen.
- Fujiko, eres la mejor. - Lupin iba a besarla, pero ella se apartó rápidamente.
- Acaso lo dudabas. Sabía que necesitarías estos planos, tarde o temprano.
- Nunca dudé de tí. - Sonrió picaronamente.
- Ya ves, pensé que serían de utilidad después de acabar con aquel "super" asesino, robarle la fortuna aquel padre y su hijo y luego robarte estos planos por mera venganza, después de que me quitaras aquel cuaderno negro con tan valiosa información que tú mismo destruiste. - Eso último lo dijo con un tono más elevado y molesto.
- ¿Qué quieres que te diga? Ha sido el destino que nos ha llevado hasta aquí. - Señaló con su dedo, el plano donde lo apuntaba al laboratorio secreto.
- Sí, un destino que nos llevará a la tumba si no tenemos cuidado. - Dijo serio Jigen, mientras revisaba su Magnum.
- Tranquilo, para eso tenemos a Goemon. - Señaló al samurai, quien se encontraba sentado en el sofá de al lado, meditando.- Él nos cubrirá las espaldas. - Se sentó a su lado y cubrió su brazo sobre sus hombros. - ¿Cierto?
- Mientras me pagues y saquemos la niña de allí. No hay ningún problema. - Dijo Goemon, sereno.
Jigen sonríe por el comentario del samurái.- De modo que te has encariñado de ella.- El samurai desvío su mirada y no dijo nada.
Zenigata tosió fuerte para llamar la atención de ellos y dijo seriamente. - Recordad, que el asunto de la niña es cosa mía.
- Eso dependerá de lo que diga ella. - Dijo Goemon fijando su mirada al inspector.
Todos pusieron su atención al samurai por aquellas palabras.
- ¿No lo dirás en serio? - dijo Jigen sorprendido.
- ¿El qué? - preguntó Goemon.
- El de cuidar de ella. - Soltó Jigen.
- ¿Hay algún problema?
Lupin se aparta de él por mera precaución y le suelta: - Sí, que eres un samurai mercenario. ¿Cómo demonios vas a cuidar de la niña?
- La cuidaré y será mi aprendiz para que en un futuro sea la heredera del Zanketsuken.
- Por encima de mi cadáver. No permitiré que siga teniendo esa clase de vida para ella. - Dijo enfadado Zenigata.
- Sin olvidar la vida tan poco femenina que podría llevar si vive contigo. - Dijo Fujiko.
- Había pensado que tú me ayudarías. - Puso su mirada en ella, provocando que ella se molestara por tal comentario.
- ¡¿Cómo?! - dijeron Lupin y Fujiko molestos.
- Yo tengo mi vida, como mujer libre que soy. Así que, olvídate de que haga de niñera para ella.
- Pues bien que cuidaste de aquel niño. - Dijo Jigen mientras exhalaba humo de su cigarro Malbohro por su boca.
- Eso era distinto, con él gané una fortuna, pero con ella no ganaré nada si cuido de ella. - Cruzó sus brazos molesta.
- ¡Ya basta! - gritó Lupin, llamando la atención de ellos.- Ya decidimos que sería Zenigata quien se encargaría de ella y no hay más que hablar. Además, sería un fastidio tenerla en el grupo.
Todos pusieron su mirada en él, sorprendiéndole. - ¿Qué pasa?
- ¿A qué te refieres con "tenerla en el grupo" Lupin? - preguntó el pistolero, resaltando las comillas con los dedos.
- Pues, es obvio que, hipotéticamente el caso de que ella se quede con Goemon, está claro que se la llevará con nosotros y a mí no me apetece hacer de niñera, aunque sea la niña más inteligente, habilidosa y silenciosa del mundo, y que podría ser considerada una genio tanto en la policía como en ladrona.
Todos seguían fijados su mirada en él hasta que se miraron entre ellos y se rieron, sorprendiéndolo.
- No me lo puedo creer, Lupin. - Dijo riéndose su compañero.- Tu eres el que más ganas tienes de querer cuidarla.
- Lupin, papá. Eso sí que no me lo esperaba. - Se carcajeaba Zenigata.
Goemon se reía de manera disimulada, pero su risa sonaban igual de fuertes que el resto.
- De todas las decisiones inesperadas, esta es sin duda.....- No pudo continuar la frase por su repentina risa.
Todos seguían riéndose, mientras la cara de Lupin se volvió roja como un tomate, debido a la vergüenza hasta que explotó.
- ¡Bueno, ya vale! Yo me voy al coche, cuando estéis listos bajaros. Yo me largo. - Cogió la bolsa, abrió la puerta y la cerró de un portazo. Dejando a los otros en silencio hasta que volvieron las risas. Lupin escuchó sus risas y se marchó del lugar molesto.
- ¿Se puede saber qué problema tienen? Ni que fuese un desastre cuidandola.
◆◇◆◇◆◇◆◇◆◇
Al pasar un rato, se detuvieron las risas y hablaron seriamente entre ellos.
- ¿De verdad qué quiere cuidar de ella? - preguntó seriamente Zenigata, quien estaba molesto al respecto.
- Eso parece. - Dijo serio el pistolero. - Conozco a Lupin desde hace mucho tiempo y créeme si te dijera que es lo más serio que ha dicho en toda su vida.
Suspiró Fujiko.- En tan poco tiempo y ya se ha encariñado de ella.
- Más bien, todos nos hemos encariñado de ella.
Tras un corto periodo de silencio. Zenigata se pone su gabardina y su sombrero y dice con seriedad y determinación: - Tenemos que sacarla de ese horrible lugar.
Todos, sin decir ni una sola palabra. Afirman con sus cabezas, cogen sus cosas y se marchan de la habitación para llegar al parking, donde se encontrarían con Lupin dentro del coche con la ventanilla abierta, mientras se estaba fumando un cigarrillo y esperaba a que bajasen sus compañeros para dar el golpe más peligroso que habían hecho hasta ahora.
Hasta aquí la primera parte de este capítulo.
Mata ashita.
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