Capítulo 1 🌺.
Después de recuperar su cuerpo, lo primero que tenía que hacer el joven detective era encontrarse con su novia, Ran.
Así estaba, plantado bajo árboles de flores rosa pastel, en una llamada telefónica. Era menos de medio día, en primavera.
—¿Ran? —dijo con su verdadera voz por primera vez en meses. La alegría se vio reflejada en su rostro. —Veamonos ahora. —le dijo de inmediato al escuchar su femenina voz. El entusiasmo de Ran no se hizo esperar ni un segundo. —En el parque cerca del instituto. —afirmó —Sí, te espero, Ran. —respondía a las palabras de ella. Finalmente colgó.
Era el día en que le diría absolutamente todo, así que estaba nervioso.
Espero sentando en una banca de madera.
Pero pasó el tiempo y Ran no llegó. Preocupado, la llamó de nuevo.
—¡Perdón, Shinichi! —decía algo exaltada. —¿Podrías ayudarme ahora? Quiero verte, pero esto es urgente.
—¿Eh? ¿Qué pasa, Ran?
—¡Es que no puedo encontrar a Conan-kun ni Ai-chan! —afirmó con suma preocupación. —¡El doctor Agasa les dijo a sus amigos que se cambiaron de escuela! ¡Pero Conan-kun no me dijo nada!
Shinichi vaciló, no quería decirle por teléfono.
—Ran, debes venir ahora. —dijo firme.
—¡No! ¡Primero debo encontrarlos! ¡Deberías ayudarnos, idiota! —habló desconcertada. Antes de que Shinichi pudiera decir algo más, Ran cortó la llamada.
La forma de decirle que tenía planeada, se fue a la basura.
Levantándose, caminó a la entrada del parque.
Reflexivo y perturbado por su cambio de situación, se dirigió con cabeza baja a su destino, hasta que justo antes de cruzar la entrada, una persona captó su atención.
Y ahí la vio.
Una escena irreal.
Los ojos de Shinichi se iluminaron.
"... Parecía haber esperado siempre por este encuentro. "
Una mujer.
De frío y melancólico rostro. Miraba el cielo. ¿Qué buscaba ahí? Se encontraba debajo de un árbol de cerezo, los suaves pétalos caían a su alrededor, bailando. La luz del día que se colaba entre las ramas, la iluminaba de una manera curiosa.
Se le veía serena. Además de ellos, no había nadie más en el lugar.
Esperaba a una persona, de inmediato dedujo.
La mujer sintió su mirada, se giró a él. Por un momento, a Shinichi le pareció verla sorprendida, pero rápidamente sus orbes se tornaron gélidas. Nadie se acercaría a ella con aquella expresión.
—¿Qué? —arrojó tranquila.
Shinichi sonrió de lado.
—¿También se olvidaron de venir a verte? —dijo, metiendo sus manos en sus bolsillos, parándose a su lado a contemplar el cielo.
Ella no cuestionó como lo sabía.
—Mi ex novio no contesta ninguna llamada. —le contó sin esperar pregunta. —Quería hablar conmigo para considerar retomar la relación.
—Bueno, al parecer ambos debemos hablar seriamente con nuestras respectivas parejas.
Ella suspiró.
—Debería dejar de esperarlo. Me lastimó, como siempre. Nunca podré entenderlo. —dijo bajando sus orbes al suelo, decepcionada.
Shinichi conocía bien aquel sentimiento, después de todo él se lo había provocado a alguien.
Podía ver a Ran reflejada en esa chica.
—Lo siento. —dejo salir sin pensar.
—¿Por qué? —respondió ella, continuaba dirigiendo sus ojos al suelo y con expresión desilucionada.
—Hacer esperar a una persona es de las peores cosas que alguien puede hacer. —afirmó melancólico. —Más cuando es imposible que puedas darle un buen motivo.
La fémina enfocó sus ojos en él.
—Será mejor que me vaya. —ella susurró dándose la vuelta.
—Oye. —llamó.
—¿Qué pasa? —se giró desconcertada.
—Te veías... Parecías estar muy sola, hace un rato. ¿De verdad estás bien?
La chica guardó silencio. Shinichi no sabía por qué, pero quería ayudarla, hacerla sentir mejor; tal vez en un intento de compensarse a si mismo por todo el daño causado a Ran. Sin embargo, sentía que la fémina frente a él necesitaba ayuda... o ser salvada.
—Si te dijera que no estoy bien... ¿Qué es lo que harías? —le preguntó, como si lo estuviera retando. —Ni siquiera me conoces.
—Te escucharía. Tal vez puedo ayudarte. —sugirió. —Soy detective.
—Escuche tu llamada de antes, alguien te espera.
Shinichi la miró fijamente, había algo extraño.
—Y antes dijiste que era malo hacer esperar a las personas.
—Es cierto. Pero... ¿Qué pasa si no estoy preparado para decir lo que tengo que decir?
—Pareces ser una persona muy inteligente, chico. —aseguró calmada. —Pero veo que no sabes mucho sobre relaciones personales. En todo caso, si no estás preparado para hablar, deberías decir eso, sin embargo pienso que lo mejor sería dejar a esa persona, para no continuar lastimando. —opinó. —Sería bueno que mi ex novio escuchará esto. —susurró. —Si es así, la disculpa que me diste antes, no tendría ningún sentido.
—Tienes razón, pero no quiero dejarla ir aún. —habló, como si estuviera charlando con alguien cercano.
—Entonces solo eres cruel.
—Egoísta.
—Como la mayoría... —suspiró.
—Te invito un café. —sugirió sonriendo, raro para ella, que no conocía sus intenciones verdaderas, incluso sospechoso.
La fémina cerró sus ojos, reflexionando.
—Me siento igual que tú... —dijo viéndolo de frente. —Aún no estoy lista para decir lo que debo, que tontería después de aconsejarte. ¿Estaría bien que solo nos acompañarnos el uno al otro por un momento? Porque parece que tú tampoco me dirás tu problema.
—Está bien, supongo. —Shinichi caminó de nuevo, a su original dirección. —¿Vienes?
Ella asintió y lo siguió.
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