Capítulo 12

AGUSTÍN

La primer parte del plan, sale demasiado bien. Los padres de Therine se emocionaron y nos abrazaron al igual que sus sobrinos y su cuñada quienes rápido tuvieron que despedirse porque iban a tarde a no sé dónde.

La señora nos ofreció quedarnos a comer y yo fui el que aceptó porque esta mañana no pude desayunar por los nervios que he tratado de esconder desde que llegamos a la ciudad. Therine, como es jueves, se levanta ella misma a decir que ella ayudará a hacernos pechuga a todos. Su madre es un mar de emociones que por un segundo me siento culpable, eso, hasta que me quedo solo con el señor Díaz.

-Tres años -dice, como un bufido. Hace momentos parecía alegre, ahora comienzo a pensar que está planeando cómo aniquilarme sin que nadie lo note.

-Sí, señor, lo que pasa es que mi padre es muy extricto con el trabajo y mis relaciones, yo no quería que Therine pasara malos ratos y ella no quería que mi padre creyera que solo le interesa mi dinero y...

-Mi hija no es ninguna interesada -repela, pero no parece hacerlo contra mí-. Theri ha sabido trabajar muy bien todos estos años. Yo apuntaría más a que no le íbamos a creer porque lleva años sin salir a ningún otro lugar que no sea al bar ese y a revisar su casa.

Suelta una risotada que me confunde mucho.

-Gracias -dice-. Ella se ve feliz, no lo había estado desde que... Tadeo se nos fue.

Suspira y se levanta.

-Un gusto conocerte, Agustín, bienvenido a la familia. -Me entiende la mano y yo se la tomo-. Supongo que como padre te tengo que pedir que la cuides mucho, que la hagas comer bien y que la hagas abandonar la idea de vivir en la casa del árbol.

Me río, recordando que Therine justo me dijo que me pedirían eso.

-La llevaré a vivir conmigo por supuesto, señor Diaz, allá cuidaré muy bien de ella y de nuestro hijo.

Una media hora más tarde, nos llaman para comer. El señor Diaz y yo hablamos un poco más, me sentí un poco abrumado, pero la conversación fue más casual que hablar solo de Therine. Se me hace raro que no han hecho preguntas para investigar bien "Lo nuestro", aunque por lo que hemos hablado, les alegra más que ella salga de una clase de hoyo, que "yo la haya sacado".

Y esto, obviamente, Therine no me lo va a querer decir.

-Ya no te dio asco la pechuga -comento a Therine cuando la veo disfrutarla. Aunque lo que me sorprende más que eso es que me haya puesto un plato pequeño extra para quitar lo que no quiero, y es curioso que no he puesto nada ahí.

-Afortunadamente los medicamentos de tu cuñada han servido muy bien.

-Oh, ¿y ya fuiste al médico? -Pregunta su madre.

-Sí, ya fuimos Agustín y yo, he estado tomando los medicamentos desde que nos enteramos del embarazo. -Está muy feliz, se le nota la comodidad de estar en casa. Sonrío, la Therine sin preocupaciones es tan pacifica y adorable.

Para cuando da medio día, Therine me dice que ya debemos irnos. Yo preferiría no irme, pero no se lo digo, y la sigo cuando me pide que le ayude a bajar unas cosas de la casa del árbol. Cuando llegamos ni siquiera la miré con detalle, pero se ve terriblemente mal. La madera se ve vieja y no parece seguro nada, incluso subir las escaleras me dio miedo, se tambalean un poco.

-¿Qué es esto? -No puedo evitar la sorpresa de ver que por dentro es toda una provincial habitación, hay un colchón, algunas cobijas y almohadas, cajas llenas de libros y lo que parecen ser artículos de periódicos, también hay una mesita de piso con un vaso, un plato y una vela.

-Mi habitación, bienvenido -dice y me da una de las cajas-. Ni se te ocurra juzgarme, ya tengo suficiente con oírte decirle a mi padre que me llevarás a vivir contigo para cuidarme y que él me dijera que vaciara todo para destruir la casa.

Suena como si quisiera llorar, pero está más que enojada.

-Therine, lo dije porque...

-Ajá, porque ellos creen que vamos a casarnos. -Pone algunas cosas en otra caja que parece llevar algo de ropa.

-¿No notas lo dañado que está este lugar? -Pregunto, y como si una fuerza me diera la razón, un trozo de madera del techo se cae junto en su "cama"-. Una mujer embarazada no puede dormir en estas condiciones.

Me mira como si quisiera matarme y yo no entiendo nada.

-Ya lo sé, por eso le dije a la guardia del condominio que me vería más por allá, ¿te perdiste esa parte? Has estado muy metiche hoy, qué raro que no lo hayas notado. -En serio, no sé qué hice mal como para que parezca odiarme.

-Cálmate, no peleemos -No sé en realidad qué decirle-. Mira, baja, por tu seguridad, y yo bajo las cosas de aquí, ¿sí?

Toma aire, las lágrimas en sus ojos salen pero trata de aguantar. Le extiendo mis brazos para, de algún modo, intentar consolarla y me sorprendo cuando ella sí acepta mis brazos, abrazándome fuerte.

Sobo su cabeza lento y sin poder evitarlo huelo su cuello. Su olor es una cosa seria, me provoca muchas cosas. Dios.

-Vale, ahora dame un beso. -Se separa de mí, mirándome a la cara.

-¿Qué? -Estoy más confundido.

-Mamá nos mira por la ventana, finge que acabas de hacerme sentir mejor y dame un beso.

Por inercia miro hacia donde discretamente me señala y solo así noto que la casa del árbol tiene una "ventana" que da a la ventana de la cocina. La madre de Therine nos ve, soñadora, y cuando "la descubro", finge que está haciendo otra cosa.

-Toca mi cara despacito -pide y yo obedezco, limpiando sus lágrimas, ella cierra los ojos-. Ahora que sea un pico.

-¿Solo un pico? -Me voy acercando lentamente.

-Sí -suspira en mi boca-. Solo un pico, tampoco quiero darle un espectáculo a mi mamá.

Termino por llegar a su boca, dejando un pequeño beso y después ella une su frente a la mía.

-Bajaré, lo único que me llevaré son las cajas. Dejaré lo demás para hacer tiempo. -Se separa de golpe y sin verme se baja del árbol.

A pesar de la calma en su voz, siento que la molestia está muy presente. No sé qué está pasando.

***

Nos despedimos de sus padres. Se supone que ahora iremos con los míos pero tengo tantas dudas y preocupaciones. Therine va abrazando una de las cajas mientras llora, mirando por la ventana para que no me dé cuenta.

-Podemos ir mañana -sugiero porque para lo que sigue necesita estar calmada.

-No, estoy bien, hay que ir de una vez. Además, ya Dylan dijo que estabas en la ciudad, no podemos posponer esto.

Se seca las lágrimas pero no parece querer dejar de llorar.

-Pero no estás bien...

-Sí lo estoy, ¿no ves? Soy una embarazada llorando, eso es normal, ¿no? ¿Qué te importa?

Ahora sí me mira, está a la defensiva, muy molesta por no sé qué.

-Las embarazadas lloran, tú estás sufriendo -suelto, frenando frente a mi casa. Ella no se había dado cuenta del rumbo, pero darse cuenta de dónde estamos, la hace mirarme confundida.

-¿Qué hacemos aquí? Tus padres...

-Tú. -La detengo-. No puedes ver a mis padres así, además ni siquiera sé qué es lo que te molesta tanto, por qué lloras y por qué crees que eso no me puede importar o por qué no es importante, ¿quieres un abrazo?

-¿Para qué? Lloro por una estupidez -Se aferra a la caja más fuerte y mira su contenido.

Sin saber qué hacer, trato de calmarla con una palmada en la espalda. Ya que no me deja abrazarla, mi contacto es para que sepa que aún así quiero ayudar.

En mi puta vida he sabido lidiar con mujeres lloronas, ni siquiera sé qué estoy haciendo, pero todo parece funcionar cuando ella va calmando su respiración y, sin seguir frenándose, solloza.

-Esa casa es muy importante para mí, no quiero que la destruya -confiesa, muy dolida.

-Puedo decirle a tu padre que no sea destruida, podemos armar un plano seguro y la terminamos para ti -sugiero, en pro a que eso la tranquilice, estar así no le hará bien a su bebé-. Therine...

-No quiero, quiero que se quede como está. -Suelta la caja a sus pies y por fin se deja abrazar, incluso se quita el cinturón de seguridad y se monta en mi regazo para que el abrazo sea completo-. Tadeo la dejó así, no podemos cambiarle nada.

Por lo que he entendido con mi plática con su padre, Tadeo, su hermano mayor, falleció hace seis años en un accidente automovilístico.

-¿Tu hermano la estaba construyendo?

-Los dos, comenzamos a construirla cuando yo tenía dieciocho años -Me cuenta, calmándose de a poco-. Estábamos batallando porque no teníamos dinero para la madera, por eso busqué muchos trabajos temporales y solo hasta que comencé a trabajar para el periódico fue cuando junté el dinero que faltaba para acabarla, estábamos listos para comprar todo una vez que volviera de su viaje de trabajo y...

Solloza fuerte otra vez, recordar el momento es por supuesto un gran sufrimiento para ella.

-Ya, campanita, no llores más. -Sobo su espalda con una mano, mientras que con la otra su cabello. La separo un poco de mí para que me vea. Trae todo el maquillaje corrido y los ojos ya se le han puesto rojos-. Sé que es algo doloroso para ti, lo entiendo, ¿sí? Hablemos de esto con calma dentro, ¿por favor?

Ella asiente y se quita de mi regazo para que bajemos. La voy abrazando en todo el camino desde que entramos, solo la suelto para cerrar la puerta. Hoy Dylan se volvió a quedar con Caballero, por lo que no nos recibe al entrar y eso me da más la libertad de llevarla a la habitación para que se recueste.

Le pongo mis sábanas encima.

-¿Quieres agua? -Me niega y lo que hace es hacerme señas para que me acueste con ella y yo como buen obediente lo hago, tapándome para estar muy pegado a ella-. ¿Quieres hablar?

-No. De hecho, me siento muy avergonzada con lo que te he soltado -dice, suspirando-. No me gusta hablar de ese día, duele menos si no hablo de eso.

-En realidad es más doloroso llevarlo dentro siempre.

Uy, sí, Agustín, qué poético, ¿de dónde sacas eso? Me siento muy débil ante ella, ¿qué puedo hacer?

-Lo saco de otros modos, ¿sabes? Hablar no es la única manera de desahogarse.

Se acerca más a mí como si no fuera suficiente y suspira.

-Ya entiendo, ¿esto tiene que ver con tu trabajo en el periódico? -Se ríe con amargura-. Lamento pensar que trabajabas en una hotline, ahora entiendo que trabajas desde casa... ¿redactando noticias? ¿Por eso te apena? El metichito suele tomarse las noticias muy, ¿cómo decirlo? ¿A la ligera?

-Sí, son un poco crueles, pero no, ese no es mi trabajo. -De la nada, comienza a pasar uno de sus dedos en mi cuello. La veo, ya está calmada, pero no parece ser la Therine que he conocido estas semanas, esta, supongo, es otra de sus partes, la Therine frágil-Trabajo...

Toma una gran bocanada de aire y se ríe otra vez, me mira a los ojos, se ve avergonzada.

-Mi trabajo no es ser la redactora de los reportajes todos satíricos del periódico, pero hablar de él es una vergüenza absurda para mí porque es contradictorio a como soy para el mundo.

No digo nada y espero.

-Sí, trabajo para el periódico desde hace siete años. -Mira hacia mi pecho-. Escribo el guión de las tiras cómicas de "Torpelina y Heroísimo" y también soy la autora de la sección "Un día, una historia de amor".

-¿Qué? -Trato de no mostrar demasiada sorpresa.

Mi madre ama "Un día, una historia de amor", caray. Y esa tira cómica es... mi favorita. No se lo digo, para no hacerla sentir incómoda.

-Nadie, además que Tadeo, sabía de esto, siéntete halagado, y si le cuentas a alguien, fingiré demencia, de todos modos soy "Teria Days" ahí. -Me mira de nuevo-. No me pagan millones, pero estos años he ahorrado casi todo, hace un año compré la casa, y hace dos meses junté lo de la inseminación.

Suspira largo. Creo que llorará de nuevo.

-La sección nació justo porque mi propuesta para trabajar en el periódico, fue redactar una escena romántica, pensé, estúpidamente, que les atraería eso para ponerme como redactora de farándula o noticias inspiradoras de la comunidad, pero en ese entonces buscaban darle más visibilidad al periódico ya que no se vendía muy bien.

-Cuando salió esa sección, el periódico fue más hablado -recuerdo-. Adolescentes incluso las veías con el periódico en sus manos y suspirando de la emoción.

Se ríe entre lágrimas.

-Tadeo era el primero en leerlos -sorbe por la nariz-. Una hora antes del accidente, me llamó, pero no pude responder y me dejó un mensaje de voz que decía que yo era talentosa y que nunca se arrepentiría de apoyarme siempre, que compraría todos los periódicos y que enmarcaría cada artículo.

-Yo... -Quiero decirle que yo hago eso con la tira cómica pero siento vergüenza, además, ella sigue hablando.

-Quería dejar de escribir después de su muerte, pero ese mensaje de voz se repetía en mi cabeza y no creía justo que lo defraudara. Seguí contando historias de amor... hasta que un día se me ocurrió honrar su memoria contándole al mundo como él era un heroísimo hermano que siempre salvaba a su torpelina hermana.

Se recarga de nuevo en mí, escondiéndose en mi pecho. Yo prefiero ya no decir nada y simplemente beso su cabeza, apretujándola.

-Agustín -me llama, bajito, como en secreto.

-¿Sí?

-Hay que ir con tus padres.

-No, hay que dormir, podemos ir más tarde o incluso en la noche, duerme. -Me levanto para dejar que descanse y ella protesta solo un segundo, pero termina acomodándose bien.

Sonrío, saliendo de la habitación.

¿Así que Teria Days? Esta información me podría servir de mucho para la aprobación de mamá... aunque, sin su aprobación, supongo que solo me siento afortunado de saber que tengo a mi ídola durmiendo en mi cama.

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