Capítulo 31 - Réquiem a Himeno
La verdad no me lo esperaba, pero me gustó mas Sawatari luego de escribir esta bazofia.
━━━━━※━━━━━※━━━━━※━━━━━
"La vida sólo puede ser entendida mirando hacia atrás, pero tiene que ser vivida hacia delante"
-Soren Kierkegaard
━━━━━※━━━━━※━━━━━※━━━━━
『¡Escudo de sangre!』
Los gruñidos intensificaron su presencia conforme avanzaban el par de demonios en su camino a derrotar al hombre que dio fin a múltiples vidas, entre ellas a la de algunos amigos. Una opinión que compartirían personas sensatas y con todas sus neuronas funcionando, pero para Power y Denji no era más que una excusa para golpear lo que se cruzara frente a sus narices.
-Bien. Bien. Bien. Bien.
-¿Se descompuso tu cerebro de nuevo, idiota?
-No, estúpida. Me estoy imaginando la siguiente cita que tendré y estoy seguro que esta vez si llegaré a segunda base.
-Eres un pendejo, nadie lleva a sus citas a verlos jugar baseball.
-No me refería a... Eso. ¡AH PUTA MADRE!
Destrozado el acceso, el dúo de idiotas observaron como su camino se vio interrumpido por una enorme brecha entre los distintos pisos y la ausencia de escaleras. El sueño del lugar estaba inundado de escombros de dicha estructura.
-¿Y si te transformas?
-No creo que sea lo mejor, venimos jodidos y los zombies apenas se veía que tuvieran sangre.
-Mata a uno de los idiotas con arma.
-Seguro que si hago eso Kishibe nos mata o Kobeni se enojará conmigo.
La conversación se interrumpió al escuchar molestos gruñidos provenientes del lado contrario al que miraban. Power y Denji se prepararon para cualquier conflicto próximo. El chico motosierra apretó los puños mientras que la poseída de la sangre preparó un cuchillo de combate.
Las distintas puertas que cruzaba el pasillo temblaban más fuerte. El sonido del impacto continúo entre la madera y las criaturas que estaban contenidas era repetitivo. Incrementando su intensidad mientras que Denji y Power no podían contener más su emoción. No les interesaba hacer su trabajo por ayudar, querían la oportunidad de continuar su desastre. Estaban deseosos de destruir lo que merecía ser erradicado.
Las puertas no soportaron el constante peso de los muertos vivientes. Con sus prendas manchadas de sangre seca, órganos expuestos y en caída libre, piel deteriorada y ojos en blanco, orbitando correctamente o colgando del rostro, los muertos vivientes alcanzaron la mitad del pasillo. Contándose en decenas mientras continuaban saliendo de las habitaciones que los contenían.
-¡¿Listo?!
-Esa era mi línea, idiota.
Power y Denji tomaron ventaja y corrieron hacia los muertos vivientes. Sin fallas en su precisión Power arrojó un bate de baseball a cabeza del primer muerto viviente que se encontraba en horda. Mismo instrumento que fue atrapado por el chico rubio. Los golpes otorgados por el joven se dirigían a cada uno de los cráneos de la multitud que alguna vez fueron personas como ellos.
Aunque...
¿Denji era considerado una persona?
¿Qué lo diferenciaba a él de los cadáveres que se encontraba destruyendo?
Las dudas nunca llegaron al rubio quien solo se encontraba disfrutando del momento. Una ventaja que tenía sobre los muertos vivientes era su movilidad. Agachándose al tener frente a un zombie que deseaba morderlo en el cuello, solo para ser embestido por la poseída y una vez en el suelo recibir múltiples heridas punzocortantes mientras Power emitía una risa peculiar.
Los demás zombies se enfocaron en la idiota. Acercándose peligrosamente a su posición hasta que Denji continúo su mucha arrojando bate al rostro de una pobre mujer transformada y derribandola al suelo y posteriormente cargando a un muerto viviente hasta impactarlo con otro. Derribando a sus enemigos y pisando sus cráneos hasta dejar de escuchar el crujir de los huesos.
Los zombies continuaban saliendo. Cada vez más molestos de la situación y sobrepasados, los dos rubios no hicieron más que huir para no perder tiempo ni tampoco sangre, pese a la destrucción de sus cuerpos, ningún muerto viviente otorgaba tan preciado líquido sobre todo para la poseída quién dependía de la sangre para continuar peleando.
Corriendo hacia un elevador, los dos chicos deseaban que ese armatoste sirviera y cerrara. Al ingresar Power presionó todos los botones que estaban en el panel y Denji la empujó llamándola "Pendeja, idiota y estúpida" porque eso no haría que cierre más rápido. Las puertas corredizas seguían sin cerrarse del todo mientras que los muertos vivientes introdujeron sus brazos en búsqueda de carne viva.
-¡MIERDA, MIERDA, MIERDA!
gritaba Denji mientras trataba de arrancar un brazo. Power le gritó que se aleje y sacando un hacha carmesí, dio fin a la molestía en un solo movimiento. La puerta corrediza finalmente cerró y tres brazos cercenados acompañaron a la aventura de Power y Denji.
-No sabía que hacían entregas a domicilio.
-¡¿De qué hablas pendeja?!
Power levantó uno de los brazos inspeccionando la calidad de la muestra. Estaba hecha mierda, apestaba y sabía que era cuestión de tiempo que las moscas invadieran el sitio en búsqueda de un alimento tan poco saludable. Era perfecto.
Power mordió un pedazo del brazo lo que terminó levantando. Denji no podía sentirse más asqueado, jamás comería algo tan asqueroso como eso. Sí, podría haber comido hamburguesas podridas, vómito de chicas atractivas, pasteles líquidos, comida de perros, arrebatarle heno a los caballos y devorar papel higiénico de los baños públicos, pero nunca morder y deglutir un pedazo de algo de carne humana. O eso esperaba.
Power no expresó molestía. Continuaba probando el dulce sabor de la carne en descomposición.
-Sabe a cagada ¿Quieres?
-¡No! Y deja de comer eso.
-Es mejor que no tener nada en el estómago. Ñom.
Power siguió comiendo y Denji se empezó a desesperar por el avance tan lento del ascensor.
-Dame eso. - Denji arrebató el brazo Mutilado y con múltiples mordiscos de las fauces de Power. - Comeremos algo mejor una vez esto acabe.
-¡Hey devuélvemelo!
-¡No!
Los dos idiotas forcejearon hasta que la puerta se abrió. Los chicos continuaban peleando por ver quién seguía haciendo la estupidez más grande y Denji ganó, arrojando el brazo al otro extremo del lugar. El brazo cayó y solo se pudo escuchar un quejido.
No uno proveniente de un muerto viviente. Se escuchó una muestra clara de dolor. Insultos. Amenazas.
-¡QUÉDENSE DONDE ESTÁN! - Un subordinado de aquel hombre que ha hecho la vida de cuadritos de Denji apuntaba con su arma de fuego.
-¡Ya ves, ahora nos metidos en un puto problema por tu culpa!
-¡No fue mi culpa, tu quisiste comerte mi brazo que yo me encontré!
-¡NO QUERÍA TU ESTÚPIDO... CABRÓN! - Denji no acabó su diálogo civilizado con Power, un disparó casi impacta en su cráneo y a menos de unos cuantos centímetros, el chico quedaría inhabilitado.
Power y Denji alzaron los brazos. Ambos se culpaban mientras observaron como más hombres del híbrido enemigo seguían llegando a su misma posición.
-¡Hey tú! El maricon con la pistola ¿Que tan lejos estamos de llegar a tu puto jefe?
-No tienes porque saber su posición. Ustedes malditos cazadores no han hecho más que arruinar el puto estado de nuestro país. Dicen que nos van a ayudar, pero no han hecho más que hacer contratos con demonios peligrosos y dejarnos como sujetos de pruebas.
-¡Eh! Eso no pregunté...
-¡Cállate maldita sea!
-¡Por su culpa mi familia está metida en tantos problemas, ustedes no son de fiar, otras bandas no son de fiar, nadie es de fiar! Solo contamos con nuestro jefe, él será el único que salve a Japón de las malditas garras de los demonios.
Power y Denji solo querían saber dónde se encontraba el hombre con cara de idiota.
-Tranquilo bellaco. Estuve ideando un plan para sacarnos de aquí. Estos tipos están que se cagan del miedo. Sus corazones laten fuerte y en cualquier momento van a cometer un error, yo sé una forma de lograrlos erradicar.
-Ah sí ¿Y cuál es?
-¡Esta! ¡ESCUDO DE SANGRE!
-¿¡QUÉ!?
Tras el grito de Denji, Power golpeó en el rostro del idiota rubio y lo puso delante suyo. El grupo de sicarios fueron leídos correctamente por Power, inundados por el miedo apretaron los gatillos de sus pistolas y todos apuntaron a un solo objetivo. Denji fue perforado continuamente por múltiples balas. Una tras otra marcó la blanca camisa de Denji con un pequeño círculo de sangre, su región torácica, lumbar, los brazos, piernas y el cráneo del chico motosierra fueron masacrados hasta que se dejó de escuchar disparos. Los hombres habían usado sus cargadores en un simple chico adolescente.
-¡GOLPE DEL DRAGON! - Power golpeó con fuerza en la naríz del primer sujeto.
Continuando con la pelea sacó de su palma un par de puños americanos, dispuesta a masacrar con sus manos a todos los humanos que no se doblegaran ante su excelencia serenísima. Power encajó cada puño en los torsos y rostros de sus enemigos, un cabezazo tras la emoción del momento y un shoryuken exagerado al último de sus enemigos. La rubia era la última en pie, mientras que Denji estaba inerte en el suelo.
-Bellaco, ya acabé.
No dijo nada. Denji estaba muerto.
-Marica.
De los enemigos noqueados uno mostraba una clara hemorragia en la nariz. Power aprovechó y lo cargó hacia el rostro del bellaco. La sangre que venía de las fosas nasales caía hacia la boca del invencible hombre motosierra.
-¡Que puto asco, sabe a mocos!
-Ya, ya. Funcionó el plan y ya debemos irnos.
-Te juro que si vuelves a hacer eso, el que te va a disparar seré yo.
Los hombres del señor Katana apenas se podían mover, Power no contuvo su fuerza ante ellos y pese a estar con sus reservas de sangre cada vez más vacías, logró dejar fuera de combate a sus enemigos sin problema. Problemas que estaban creciendo al escuchar los mismos gruñidos, un sonido del que habían escapado pero que lograron alcanzar al par de demonios. Vieron arrastrarse niños, ver caerse ancianos y el paso seguro de hombres, los no muertos habían reclamado el botín que consiguió Power.
Los dos chicos estaban dispuestos a huir. Power y Denji retrocedieron lentamente mientras que los gritos dieron comienzo. Los niños que se arrastraron hacia los sicarios empezaron a devorar las piernas de aquellos sujetos. La sangre tapizaba la podredumbre de sus rostros mientras que los demás muertos se agachaban y con sus propias manos empezaron a abrir los vientres de los que fueron sus enemigos.
El mismo tipo que reclamó a Denji. El mismo tipo que empezó el tiroteo. Alzaba su mano, aún intacta mientras se arrastraba para impedir ser comido por los muertos.
-Ayúdame. Por. Favor.
Denji sin una expresión de malicia ni tampoco de satisfacción observó al pobre hombre ser esclavo de sus palabras. Nunca se habían visto, ninguna interacción previa y el hombre que justo venía de dispararle, suplicaba su ayuda. Denji podía correr y ayudarlo. Pero no sentía una obligación de hacerlo. No era una mujer atractiva ni tampoco una persona inocente. Solo un hombre hipócrita.
-Piedra, papel o tijera, si ganó nos vamos y si pierdo has lo que tengas en mente con él.
-Va. - Denji aceptó la propuesta de su amiga.
Piedra.
Papel.
O.
Tijera.
-¡Ja! Siempre gano. - Power cubrió el puño de Denji con su palma.
-Tu ganas, andando.
Denji y Power corrieron hacia el elevador. Presionaron los últimos botones que tenía el panel. Los dos chicos avanzaron mientras la puerta se cerraba.
Denji observó al hombre llorando mientras era el último aperitivo para los muertos vivientes. El chico no podía sentirse más apático a la situación. Pero algo le molestaba.
Tras un suspiro, Denji levantó otro de los brazos cortados. Se lo ofreció a Power, como una muestra de tregua, pero ella lo rechazó. La chica bostezó y se preparó para lo que seguía.
La puerta se volvió a abrir. Inundados por los muertos vivientes, los dos demonios se habían dado cuenta que el edificio era una masacre. Un tanto lenta su deducción. Sin embargo, veían como los muertos vivientes ignoraron a los dos demonios y enfocaron su esfuerzo en capturar a un gato que rondaba por ahí.
-¡TENEMOS QUE AYUDARLO! - Gritó Power.
-Ni hablar. No quiero seguir perdiendo el tiempo con estos idiotas.
-¡Espero que te vayas pero bien a la mierda! - Power salió corriendo, en búsqueda del felino. La chica sacó sus propias armas de sangre y empezó su matanza en pos de salvar a un aliado en contra de las ratas.
Denji se había quedado solo. No quedaba de otra más que enfrentar cualquier amenaza por sí mismo. Esperaba acabar lo más pronto posible. Estaba harto de tener que perder el tiempo y no avanzar en su serie de besos que tenía con la protagonista de la historia.
Quería repetir lo del hotel y contrario a sus deseos, seguridad pública lo tenía en una misión que tenía involucrado únicamente a hombres.
-Que fastidio.
La puerta se abrió. Ante él un trío de siluetas que eran claramente el objetivo que tanto buscaba.
『Otro Round』
Frente suyo. Un hombre que no era más que una piedra en el zapato. Un grano en el culo. Un padrastro en el dedo índice. La esquina de cualquier mueble antes de impactar con el dedo chiquito del pie.
Una auténtica molestia. El hombre Katana había hecho su aparición.
-No esperaba que llegaras aquí. Al menos no tan rápido. Supongo que no caíste antes mis trampas y subordinados. Sigh. No es más que un pobre intento para demostrarme que el asesino de mi abuelo al menos tenía neuronas.
-¿Y bien? Ya quieres empezar. - Denji dirigiendo su mano a su pecho, sujetó su propia cadena y a nada de volverse en el híbrido, escucho como su rival pedía un poco más de tiempo.
-Calma. En este momento se podría decir que eres mi invitado especial. Verás, no sé qué impresión tienes de nosotros la Yakuza. Sé que tú antes llegaste a formar parte de nosotros.
-Como un esclavo.
-Un subordinado. Nadie en mi gremio usaría una palabra tan fea como esclavo, no privamos de la libertad a la gente... a menos que se lo merezca.
-Si como no.
-Creo recordar lo bastante bien qué mi abuelo llegó a financiar a tu familia. Denji ¿Problemas cardíacos? ¿Deudas hospitalaria? ¿Viviendas? Todo financiado con dinero de mi abuelo.
-Ajá.
-¿Ajá? Mi abuelo no ha sido más que una excelente persona con ustedes, malditos... - el hombre Katana se intentó calmar. - Mi abuelo no ha sido más que generoso con los menos afortunados, pero el trato nunca es mutuo. Siempre se negaban a pagar sus deudas.
-No puedo decir mucho de mis padres. - Denji sin dejar de sostener su cadena, usó su otra mano libre para quitarse un moco que tenía atorado en su nariz. - No eran un gran ejemplo de padres si me dejaron una deuda impagable. Créeme, conocí a ese viejo.
-¿Y no te sentiste mal por haberlo matado?
-Hey hey. Tranquilo. No es como que él no haya hecho lo mismo.
-De haberlo hecho es porque te lo merecías.
-Pagaba mis deudas. Doné mis órganos. Maté demonios. El anciano no hizo más que subirme sus intereses y dejarme varado sin comida.
-Te dejó con vida. No sé porque no hiciste lo mismo, maldito asesino. Eres una persona despiadada, debiste al menos sentir arrepentimiento por haber lastimado a un pobre adulto mayor.
-Nah. No creo haberme sentido mal por él. Es más, creo que me siento peor por su caballa.
-Yegua.
-Eso.
Los otros dos acompañantes del hombre Katana arquearon una ceja, intrigados por lo que estaba diciendo Denji. Un tanto cansados de la idolatría que su jefe sentía a su abuelo, al menos con el rubio se podía escuchar un argumento diferente.
-Si no estaba cortando árboles con Pochita o matando demonios, tu abuelo me obligaba a limpiar el establo de sus animales, tenía muchas caballas.
-¡Yeguas!
-¡ESO! Recuerdo bien que ese idiota buscaba bancos para subirse detrás de esas pobres cosas, el idiota se bajaba los pantalones y empezaba a hacerle cosas horribles a los animales. - Denji empezó a reírse del rostro asqueado que tenía su enemigo.
-¡Retráctate por insultar a mi abuelo!
-Solo estoy diciendo la verdad. Tu abuelo era horrible y al parecer quería más a sus animales que a tu abuela o a ti.
-¡Yo era el favorito de mi abuelo!
-¡¿Entonces también querías que te cogiera!? ¡PUTO ENFERMO!
Los dos hombres qué acompañaron al hombre Katana soltaron una risa. No esperaban los comentarios tan impertinentes de parte de Denji y solo ocasionaron la la furia de su superior.
¡BANG!
A la izquierda del hombre Katana un disparo directo en el cráneo se había efectuado. Mientras su subordinado caía, el hombre Katana sujetó su muñeca derecha tras haber tirado su arma de fuego. Arrancó su mano exponiendo una espada incrustada en su brazo. Misma arma que usó para cortar la lateral del cuello a su segundo subordinado. Dejando un camino de sangre acompañando a los zapatos de diseñador que portaba el hombre Katana.
-¡PAGARÁS CADA MALDITA MENTIRA QUE DIJISTE SOBRE MI ABUELO!
-¡ENTONCES DALE QUE NO TENGO TODO EL DÍA!
El hombre motosierra jaló la cadena. Su cráneo empezó a ser dividido por la gran protuberancia que lo distinguía, mientras era embestido por el hombre Katana ya transformado en ese horripilante ser que le atravesaba una espada en su cráneo.
Las paredes del edificio no pudieron contener la fuerza que ambas criaturas estaban ejerciendo. Se destrozaron y fragmentaron mientras motosierra y katana tenían un nuevo enfrentamiento. Uno que dictaría el destino de la virginidad de Denji y el honor del abuelo de mierda.
¡CRAAAAAAAAASH!
El edificio no contuvo más y tanto Denji como su enemigo fueron expulsados del recinto. Ambos estaban en el aire aún un combate de armas no convencionales. Denji estaba intentando cortar de toda manera posible al hombre Katana.
El estruendo se escuchó tanto dentro como fuera del edificio. Los policías, así como los cazadores observaron a dos figuras huir de la escena, Kishibe podía dar pie a la siguiente parte del plan, permitiendo que todos los demás cazadores terminen el trabajo y acaben con los muertos vivientes sobrantes.
Aki y Kobeni escucharon el mismo impacto mientras que Sawatari observaba el suelo, resignada a su destino.
El hombre Katana liberó una de sus manos y agarró la pierna de su rival, arrojando al hombre motosierra a los edificios colindantes. Denji impactó en las ventanas y paredes de los edificios mientras la gente que observaba la escena corría despavorida. El hombre Katana siguió con su masacre, apuñalando una y otra vez a Denji al mismo que tiempo que para moverlo lo pateaba, el hombre motosierra se venía cada vez más acorralado ante la furia de un idiota mafioso.
Al darse un descanso. Denji perdió de vista al hombre Katana, se levantó y se puso a la defensiva. Defensa que no le bastó al nuevamente ser cortado ante la brevedad de los movimientos del hombre Katana. Denji había sido nuevamente derribado y su única salvación fue morder la pierna de su rival.
-NO ESTAMOS EN UN PUTO JUEGO.
Katana se liberó de Denji quién había recuperado algo de sangre y pudo accionar nuevamente sus motosierras.
-¡NI TAMPOCO ESTAMOS EN EL PUTO ESTABLO DE TU ABUELO!
-¡YA CÁLLATE!
La desesperación ante las palabras de Denji hicieron que el hombre Katana ataque sin pensar a Denji. El motosierra evitó ser nuevamente atravesado por las espadas y usando su motosierras cortó superficialmente a su enemigo. El sueño no soportó los golpes de ambos híbridos y terminó colapsando, una y otra vez mientras ambos continuaban cortando las estructuras. El hombre Katana no tuvo remedio que sacarlo del lugar y tirarlo hacia las azoteas de edificios colindantes. La batalla al aire libre era igual de problemática. Denji seguía rebanando todo lo que veía, anuncios, paredes, ventiladores y un sin fin de materiales mientras que Katana seguía buscando más puntos vitales de su rival.
Las risas de Denji no cesaban. Desesperado por verlo fracasar, el hombre Katana lo terminó arrojando hacía un vagón de un tren de pasajeros.
-No eres más que una molestia. Debiste haberte quedado muerto.
-¡Si me hubiera quedado muerto, no hubiera podido tener mis primeros besos! Si, algunos fueron asquerosos pero otros fueron muy buenos, te lo juro.
-¡¿Eso que tenía que ver!?
Denji cruzó ambas motosierras mientras Katana embistió directamente hacia el torso del híbrido de las motosierras. La pelea continuó cortando los alimentadores del vagón. La gente dentro empezó a temer de lo que hubiera fuera mientras que los dos híbridos continuaban tratando de rebanarse cada extremidad que tenían. Tras una finta, el hombre Katana acertó en el cuello de Denji y en un acto de brutalidad, arrojó al rubio dentro del vagón.
-AGH. ¡Maldita sea!
"Atención a todos los pasajeros. Dos demonios han invadido uno de nuestros vagones. El tren se detendrá y se abrirán todas las salidas de emergencia. Gracias por usar nuestro servicio."
-¡QUÉ SERVICIO DE MIERDA! - gritó el hombre Katana mientras seguía tratando de perforar el pulmón del híbrido motosierra.
El tren activó el freno de emergencia mientras los demás pasajeros se sostenían de cualquier cosa para no caer, Denji y el hombre Katana continuaron cortando todo su alrededor.
-¡WAAAAAAHH! - Gritó una señorita de buen aspecto para el chico motosierra.
-¡TIEMPO FUERA! ¡TIEMPO FUERA! DEJA QUE SE VAYA LA CHICA PRIMERO!
-¡VAYANSE A LA MIERDA LOS DOS!
¡CRACK!
Evitando que la chica fuera lastimada por el mafioso, Denji usó su propio brazo como escudo para que la mujer no reciba ningún daño. Más que el mismo. Su brazo fue arrojado por la propia fuerza del movimiento de Katana hizo que Denji le dijera que se largara a la chica. Mientras ella corría en búsqueda de la salida, Denji seguía recibiendo más castigo de parte de su enemigo.
-¡PUTA MADRE! ¡Me hiciste quedar mal!
-¡Cómo si eso me importara pendejo! Discúlpate de una vez con mi abuelo y muérete.
-¡Lamento que tú abuelo haya sido un imbécil coge animales! Viendo tu cara hasta pensaría que es de familia. HAHAHAHAHA.
¡CRACK!
El duelo directo seguía sin funcionar contra el mafioso. Denji había perdido su brazo restante y la motosierra de su cabeza. Cada híbrido yacía en los extremos del vagón. Denji quejándose quejaba de que nuevamente su traje estaba arruinado. Mientras que el hombre Katana solo podía observar como el maldito asesino de su abuelo estaba a nada de morir.
-Las cosas serían más sencillas si tan solo tuvieras un corazón.
-Ya tengo uno.
-No hablo de uno que solo sirva para bombear sangre en tu estúpido cerebro. Si tan solo tuvieras algo de humanidad te darías cuenta que matar a mi abuelo fue tú peor error.
-Esta conversación ya es mi peor error.
El hombre Katana volvió a su posición de combate. Preparando sus dos brazos y flexionando sus piernas, estaba próximo a darle el golpe final.
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
"¿Cuántas veces has muerto hoy?"
-No lo sé. Quizá unas sesenta veces. Más, diría yo ¿Importa de algo?
-No mucho. Disfrutó matarte.
-¡Eso no debería darte gusto, profesor de mierda!
Kishibe y Denji se encontraban sentados, descansando su espalda en la pared de uno de los tantos almacenes que usaron como área de entrenamiento. Frente suyo se encontraban Power y Kobeni practicando combate directo. La rubia disfrutaba su pelea contra la enana, Kobeni solo quería salir de la situación mientras Kishibe les gritaba que no bajen el ritmo.
-Eres un tipo raro Denji. De los que me agradan. - Kishibe de forma sorprendente sacó una botella de whisky de su abrigo y se dispuso a ofrecerle un trago a Denji. El rubio rechazó tomar con él porque no era una linda chica. - ¿Disfrutaste de matar a los demonios que te cruzaste?
-Mmmhh... Algo. Se me da bien hacerlos mierda.
-Lo noto. Entonces hazme una promesa. Has mierda a ese tipo que mató a Himeno. No importa la forma que veas conveniente. Solo hazlo.
-No sabía que eras un tipo de los vengativos, como ese idiota de Aki.
-Nah. No soy tan estúpido como para guiarme por la venganza, ni tampoco por la justicia. Ambas cosas me dan igual en este punto de mi vida, envejeces...
-Y se te deja de parar.
El comentario de Denji hizo que Kishibe tosiera. Se arregló de inmediato y sacó su navaja directo al cuello de Denji.
-No estoy tan viejo.
-Ya, ya. Perdón. Solo decía que eso le pasa a los ancianos. En algún punto seguirás queriendo tener sexo y cuando te das cuenta, será igual de blando que un spaghetti.
-Supongo que sí, es un problema y tarde o temprano llegará eso. Sin embargo, no creo que seas igual a un humano ordinario ya que tienes un corazón de un demonio.
-De un amigo.
-Algo así he visto antes. Supongo qué, lo que menos te deberías preocupar es que no se te pare.
Kobeni había sido derribada por Power. La pequeña estaba gritando "¡Me rindo!" Pero la poseída hizo caso omiso. Denji estuvo a punto de levantarse hasta que Kishibe lo detuvo.
-Deja que esa niña enfrente sus propias batallas. De lo contrario tarde o temprano se volverá un peso muerto para todos.
-¿No tuviste suficiente con darle esa paliza en el cementerio y ahora quieres que una idiota como Power le haga daño?
-Mira.
Kobeni agarró el brazo de Power y provocó que la poseída perdiera el equilibrio, ganando control de la situación y dejando vulnerable a Power a una fractura de su extremidad.
-Ah bueno, ella se puede recuperar ¡Vamos Kobeni, rompele el brazo!
-¡ERES UN PENDEJO! - Gritó Power ante el apoyo del rubio hacia su chica.
-Contrario a ti o Power, Kobeni no tiene nada que la haga especial. Es rápida, soporta mucho el dolor y sabe contrarrestar algunas cuantas formas de ataque, como el resto de cazadores mínimamente competentes. No tiene contratos. No es una poseída. Mucho menos es alguien tan peculiar como tú.
Denji se quedó observando a Kobeni. Su compañera estaba liberando a Power y ofreció su mano para ayudarla a levantarse, la rubia aceptó y cuando menos se esperaba, la tiró al suelo y volvieron a pelear. Kobeni exigía ayuda, pero Kishibe seguía diciéndole a Denji que la dejara librarse por sí misma.
-Algunas batallas ella ganará sin tu ayuda, pero en otras no tendrá más opciones que morir. Cómo con ese hombre espada. Ella también fue un objetivo así qué si tú pierdes contra ese idiota...
-Ella va a ser la siguiente.
-Hasta que por fin funciona tu maldito cerebro.
-Idiota.
¡PUNCH!
-¿Crees que esa es la forma de hablarle a tu superior? - Para Kishibe el tiempo de descansar había acabado.
-¡PEND...
De un golpe Kishibe aventó de un extremo del almacén a otro mientras continuaba bebiendo. El golpe tomó por sorpresa a Kobeni y Power quienes dejaron de forcejear y observaron a sus otros dos compañeros. Denji se levantaba torpemente mientras sentía como brotaba sangre de su naríz y boca.
-Libéralo.
-¿Quieres que de nuevo lo haga?!
-Y más vale que esto sea diferente. Sorprendente, niño.
-¡Verás que si!
Denji jaló la cadena de su pecho y su forma híbrida se hizo presente. Atacando directamente a Kishibe. Dando una orden a Power exigió una espada carmesí. La poseída accedió y la arrojó a su maestro.
Denji no tuvo paciencia y atacó sin miedo a lastimar mortalmente a su profesor. Kishibe pese a su edad mantenía unos reflejos envidiables, esquivando cada golpe e intentó de corte que Denji intentaba hacer. Saltando hacia la posición de Kishibe y siendo retenido por la espada de sangre.
-Muy buena arma.
-¡Gracias! Estuve alimentándome de esas ratas para conseguir más sangre.
-Iugh. - Kobeni miró a Power con asco luego de escuchar con que se estaba alimentando.
Kishibe en tres estocadas ya había atravesado a Denji mientras que el rubio no podía más que hacer retroceder a su maestro.
-¿Es todo lo que tienes?
-¡CLARO QUE NO!
-Continua.
Denji siguió intentando masacrar a su maestro. Kishibe por su propia cuenta observaba cómo Denji había incrementado su habilidad para cortar a sus oponentes. Contra el mismo no había oportunidad, al menos no tan pronto, sin embargo, contra otros rivales, sería un rival difícil de vencer.
-¡Me cansé, es tiempo de acabar con esto!
Denji quiso cobrarse de la misma que hizo Kobeni aquel día en el cementerio. Su deseo era simple, destrozar las bolas de su maestro.
Tras un gran salto, Denji imaginó así mismo dejando fuera de combate a Kishibe y de una vez por todas, libre de sus ataduras, llevando a Kobeni al motel más cercano. Su parada se había efectuado.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRR!
-¡Pero qué mierda!
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
-No puedo más. - Se quejó el hombre motosierra. - Mis brazos... ¡Maldita sea, mi cabeza!
-Tu sufrimiento no se compara a lo que le hiciste a mi abuelo. No se compara en nada a lo que me hiciste pasar a mí. Hazle favor al mundo y muere.
-¡HAHAHAHAHAHA!
-Deja de hacerte el fuerte. No eres más que un estorbo.
Denji corrió y dio un santo hacía Katana, su enemigo siguió su paso y apenas perceptible al ojo humano el hombre de la gabardina negra había desaparecido solo para presentarse en el otro extremo del vagón. De pie y satisfecho con el resultado del combate.
Las hemorragias de Denji habían aumentado. Cayendo al suelo. Escupiendo sangre de sus fauces y a pesar de todo riendo.
-¿Qué es tan divertido? - Dudoso, Katana espero el deceso de su rival y sin embargo, escuchaba a un Denji más eufórico.
¡Brrrrr!
El leve sonido de una motosierra acompañó la risa de Denji.
-¡HAHAHAHAHAHAHA! ¿No te lo enseñó el pendejo de tu abuelo? La presa nunca debe confiar en la palabra del cazador.
La pierna derecha de Denji se encontraba atravesada por otra motosierra aún activa, manchada de sangre que no era propia de Denji. El hombre Katana pasó de regocijarse victorioso a sentir una molestia desde la mitad de su cuerpo. Un corte sagital perfecto. Ambos extremos se separaron mientras Denji no podía hacer más que derrumbarse en el suelo. Lamiendo la sangre desperdiciada de ambos híbridos. Recuperando sus extremidades y las hojas que había perdido.
La forma monstruosa de Denji se había ido y con ella, el combate había finalizado.
『Deseo pendiente』
El edificio que alguna vez fue una fachada para los negocios turbulentos de la mafia japonesa se encontraba asediado y en dominio de las autoridades niponas, la operación en la que él propio cuerpo de cazadores de demonios fue partícipe resultó ser un gran éxito. Makima satisfecha por el resultado, sabía que más allá de una aplastante victoria por parte de su propia organización, sabía que a partir de este momento su control sobre la organización cómo otros ámbitos se habían profundizado hasta la raíz.
La recompensa no se haría esperar.
A su salida, Aki y Kobeni escucharon a través de la comunicación de radio que el poseído de la sangre se encontraba limpiando a los muertos vivientes sobrantes en compañía del poseído de la violencia. El demonio ángel se encontraba reposando en la acera. Observando el cielo, contemplando el hermoso atardecer. Sawatari resignada a su derrota, observó su calzado mientras era puesto en custodia de la policía junto con otros mafiosos que sobrevivieron al combate contra los poseídos y evitaron a los zombies.
"Atención a las autoridades. Se informa que el servicio de tren ligero se ha visto interrumpido a causa de un conflicto entre demonios. Se solicita a los policías no acercarse al área y dejárselo a los cazadores de demonios."
Aki y Kobeni escucharon claramente la solicitud. De forma sorpresiva Kishibe ya se encontraba en medio de ellos dos. Incluso con la experiencia adquirida de Aki, no pudo evitar dar un pequeño sobresalto ante tan abrupta aparición. El anciano continuó bebiendo mientras ordenaba que ellos dos verificaran el resultado del conflicto, tenía la corazonada que no haría falta más gente para ir a revisar.
Desconfiado, Aki ordenó a Kobeni que se quedara detrás de ella todo el tiempo mientras corrían a investigar. No estaba dispuesto a dejarla exponerse a riesgos de nuevo.
Haciendo llegado a la escena del combate, observaron a Denji quien tenía contenido al hombre Katana usando su propia camisa ensangrentada como esposas provisionales. El mafioso apenas despertando vio que su situación era peor de lo que imaginaba.
-¡¿PERO QUE MIERDA?!
Denji quien se encontraba apenas recuperándose seguía estirando su cuerpo, acomodando sus fibras musculares para no sentir un extraño hormigueo que frecuentaba al perder y recuperar una extremidad de su cuerpo.
-Buenos días dormilón. Realmente no era difícil pensar que te recuperarías de esto. Al fin de cuentas haces la misma mierda que yo, pero más barato.
-¡Hijo de perra, suéltame cabrón! ¡Suéltame y sigamos con el maldito combate!
-Paso. No tengo otro cambio de ropa y estoy seguro de que me van a cobrar si pido uno nuevo los de la organización. Aunque en ti creo que no habría problema si te quedas totalmente desnudo, tu jodida ropa interior sobrevivió a pesar que le apunté a tus huevos.
-¡Malnacido! ¡CABRÓN! ¡Libérame y continúa peleando!
-Podría hacerlo ¡Ó! Podría divertirme un poco. Verás, Himeno era una pendeja loca, pero era alguien importante para una amiga, así que creo que debo arreglar las cosas y cobrarme por haberla disparado.
-¡Denji! - detrás del rubio, una voz femenina hizo acto de presencia.
-Huh. - Al voltear, Denji pudo reconocer a la persona que lo llamó. Su sonrisa evidenció la felicidad de volver a ver a su amiga sana y salva, o eso se podría decir, Kobeni seguía teniendo visibles heridas y un labio ensangrentado.
Los dos chicos se abrazaron mientras Aki caminaba sin prisa a la posición de ambos chicos.
-Te ves del culo. - dijo Denji mientras continuaba sosteniendo la espalda de su amiga.
-Lo mismo podría decir de ti. - Kobeni tuvo que buscar una forma de contestarle a su semi desnudo amigo, él ya se había recuperado mientras ella seguía malherida.
-Supongo que lo hiciste Denji. Hiciste tu trabajo. - Mencionó Aki mientras sacaba el radio para comunicarse con el resto del equipo. - Aquí, Hayakawa. El sujeto fue hallado contenido cerca de la estación 5 en las vías del tren. Solicito refuerzos.
-Si. Creo que todos hicimos lo que habíamos prometido. - Denji señaló con una sonrisa al hombre Katana mientras se separaba de Kobeni. El rubio estaba continuando estirando las piernas. - Bien ¿Están listos?
-¿Para qué? - Kobeni y Aki preguntaron confundidos mientras ambos tenían en su vista al hombre Katana.
Tras la muerte de su preciada amiga, la mente de ambos no daba más que vueltas al mismo asunto. Hacer justicia y atrapar a los culpables. Sawatari recibió su merecido, tras tantos golpes propinados por la cuarta hija. En cambio el jefe de la mafia se veía muy intacto. Demasiado. Librado del dolor tras haber sido devuelto a su forma humana.
-Este juego se va a llamar ¡LA BOLA MUNDIAL!
-¿De qué mierda estás hablando, Denji? - Aki preguntó al hombre motosierra sus intenciones tras haber gritado a los cuatro vientos esa idiotez.
-¿Mató a tu novia, no? Por lo que veo eres el que más necesita esto, incluso más que Kobeni o que yo.
-¿Por qué tú?
-Me gusta patear en las bolas cuando peleo contra hombres y no pude hacerlo con esta idiota ¿Acaso eso no te recuerda a algo?- Denji sonrió de forma pícara mientras Aki fruncía el ceño. Ambos sabían a qué momento se refería.
-A Himeno... No creo que le guste que hagamos esto. - dijo con cierta nostalgia el cazador más experimentado mientras miraba la punta de sus zapatos. El joven cazador suspiró mientras Kobeni esperaba su veredicto.
-¿Y tú qué dices? ¿Juegas? - preguntó Denji a su amiga.
Kobeni colocó la palma de su mano derecha a su nuca. Tenía un breve momento de tranquilidad después de tanto caos en su vida solo para recordar a aquella amiga que perdió, aquella que le demostró cómo es la amistad aunque sea por poco tiempo. Imaginaba la idea de Denji y como reaccionaria Himeno a la propuesta. Quiso seguir lo que creía que Himeno haría.
-Me apunto. S-Se escucha divertido. - Alzó la mano y también empezó a estirar su pierna.
Aki solo pudo suspirar. Una idiotez tras otra, el haber conocido a Denji no había hecho más que tener problemas incluso dentro de su casa, solo pedía una cosa y era que desapareciera de su vida. No obstante, de parte del rubio recibió la oportunidad perfecta de hacer justicia. Himeno le había hecho el recordatorio que Denji y Power no eran tan malos como él pensaba.
-Sigh ¿Cuál es el premio si gano?
-¿No es obvio? Una espada miniatura de parte de ese pendejo.
Los tres cazadores estaban preparados para su competencia y cómo buen caballero Denji dejó que Kobeni hiciera el honor de empezar la competencia mientras Aki sería su competidor.
La regla era sencilla, hacer gritar como perra al idiota que le lamía los zapatos al pendejo de su abuelo.
-¡ESPEREN! ¡ESPEREN! No nos vayamos a esos extremos ¡Les daré lo que quieran! ¿Dinero? ¿Casas en el extranjero? ¿Animales exóticos? Les daré cualquier cosa que me pidan solo no vayamos tan lejos.
Desesperado, el hombre Katana veía como dos de sus nuevos enemigos estaban preparados.
-¿Escuchas algo, Kobeni? - preguntó Aki.
-No. Nada.
Después de tanto tiempo que llevaban conociéndose, Aki por fin mostró una expresión más aparte que el rostro serio de todos los días. Le había sonreído a Kobeni y ella podía notar que él necesitaba esto.
-Eso mismo pienso.
Hayakawa le cedió la inauguración de la competencia a Kobeni y ella siguió a su jefe en otra de sus órdenes. Preparando su pierna dominante la elevó y retrocedió mientras apuntaba a las bolas de aquel mafioso que tantos problemas les había dado.
Kobeni con todas sus fuerzas impactó la punta de su zapato con la bolsa escrotal de su enemigo. Dando inicio a la competencia más feroz que alguna vez había participado. Aki siguió la patada de su subordinada.
Ambos estaban dando todo de sí en la competencia mientras Denji ya estaba pidiendo su turno. Eran risas y diversión mientras escuchaban los gritos cada vez más intensos de parte de ese idiota que tenía un abuelo zoofílico. O eso decía Denji.
Kobeni cedió su lugar para que él rubio no se pierda de la diversión. Dotado de una mayor fuerza tras su primera pelea, Denji igualó el marcador mientras Aki no dejaba que Denji pudiera alcanzar la victoria. Ambos chicos patearon sin cesar las bolas de un horrible criminal.
Kobeni solo podía ver cómo Aki disfrutaba del momento. Mientras su jefe tenía un único pensamiento. Una sola esperanza.
Dónde sea que se haya ido Himeno, esperaba que ella pudiera oír este momento. Los gritos del idiota que propicio su muerte. Era él réquiem para una persona amada.
Entre los tres se turnaban cada vez más enérgicos mientras las bolas del criminal estaban más rotas. Solo podían ver cómo el boxer del hombre Katana cambiaba su tinte a rojo. Los gritos se mantenían mientras que de sus ojos lágrimas brotaron.
-¡Aw! Mira como chilla la perra ¡Dale con más fuerza Kobeni! - gritó Denji motivando a Kobeni a patear con todo.
La pequeña siguió la orden. Mientras que las autoridades aún estaban por llegar. Aki había finalizado su venganza y Denji no tenía más porque seguir pateando al imbécil que ya había derrotado. Era el momento de brillar de Kobeni.
Continuaba conectando la punta de sus zapatos con las bolas de Katana hasta que una de sus patadas no lo hizo. Siguió su camino hasta dar con la mandíbula del idiota.
Los gritos cesaron. El hombre Katana estaba inconsciente y la competencia mundial de las bolas había finalizado. Había una ganadora.
¡KOBENI!
Los dos cazadores aplaudieron a su compañera. Mientras veían aún cómo ese sujeto tirado en el suelo seguía retorciéndose.
Con la competencia finalizada. Solo pudieron regresar a la misma programación habitual. Aki había dejado de sonreír y elogió la idea de Denji. Se alejó de ambos cazadores mientras sacaba del bolsillo el mismo cigarro que había obtenido en el edificio. Una venganza sencilla.
El joven cazador lo reservó para otro momento. Preparó un cigarro y empezó a fumar. Después de tantos problemas que tenía por fin encontró su resolución.
Quizá. Podría pensar que la idea de Himeno ya no sonaba tan descabellada. Aunque así de rápido llegó el pensamiento, se fue con la misma velocidad.
El chico motosierra felicitó a Kobeni por su victoria y estuvo a nada de ir a conseguirle el premio a la pequeña cazadora. Higashiyama se negó, excusando que después de tantas patadas esa cosa tan horripilante estaría deshecha.
-¡Bien! Aunque... no se me ocurre que otro premio podrías recibir... ¿Quieres que vaya al vagón y cheque si alguien dejó alguna pertenencia?
-No, no creo que esté bien robar así.
-No creo que sea algo así de malo, si tanto les importara sus cosas se las llevarían. - Denji asomó su cabeza dentro del vagón, sin embargo, al aparecer si les importaban sus cosas porque no encontró nada.
El chico al adentrarse se puso cómodo y se sentó. Su amiga lo siguió y a pesar de todo el espacio libre que aún tenía el vagón estropeado, se sentó al lado del rubio idiota.
Ambos chicos miraron al resto del paisaje. Las láminas del medio de transporte con múltiples muestras del corte de las motosierras de Denji. El rubio se felicitó así mismo por dicha hazaña mientras que Kobeni no podía estar más relajada por haber terminado entera su día de trabajo. Su mano tentó a la suerte y buscó la de su compañero.
Denji no pudo hacer la acción difícil a Kobeni quien también la acercó y así la dicha de su amiga continuaba. La pequeña descansó su cabeza sobre el hombro de su amigo. Cerró sus ojos y pese a que no se visualizaba así, pudo imaginarse un momento de pura tranquilidad donde ellos dos jamás tuvieran que cazar demonios y solo esperar bajar a la siguiente estación. Algo distante a la realidad que vivía.
La pequeña felicitó a Denji y procedió a dar su propia forma de premiar a su héroe. Acercó su rostro al del chico y besó la mejilla del motosierra. Lo que comenzó siendo un solitario beso, se volvieron dos, luego tres, uno tras otro, Kobeni estaba feliz de estar viva. Kobeni agradece el momento, pese a todo lo que perdió y Denji no podía estar más sonriente.
-Solo me queda agradecer por haber concluido la misión con éxito, chicos.
Una singular voz había acompañado el tan plácido momento que Kobeni y Denji compartían. Del mismo lado del vagón, Makima se encontraba sentada a tan solo un metro de distancia donde se ubicaba la pareja. Disfrutando de su botella de agua.
Perplejos, ambos chicos se alejaron de tan comprometedora posición y se levantaron, saludando propiamente a su jefa y pese a las dudas, solo esperaron lo que ella estuviera a punto de decir.
-Después de nuestro mayor fracaso cómo división por fin podemos estar seguros que nos levantamos más fuertes, muchas gracias por haber atrapado a estos criminales. Estoy segura que él primer ministro confiará más en nosotros y nuestro potencial para ayudar a este país. - Makima continuaba observando a Denji mientras hablaba.
-Señorita Makima... yo... - Denji estaba asustado por la reacción de la primera mujer que le dio una muestra de afecto. Pese a todo, ella le dio la oportunidad de conocer lo que era sentir el cuerpo de una mujer. Tener esa chance de progresar a cambio de una serie de favores.
-Lo lograste, Denji. Siempre confié en ti. - Makima sonrió a su protegido mientras él motosierra no podía evitar devolverle la expresión a su jefa. Kobeni no podía expresarlo de forma correcta, pero sentía un peso en lo profundo de su pecho. Todo lo que ella había hecho dejaba de tener algún valor.
Higashiyama intentó sostener el brazo de Denji quién parecía perdido ante la simple presencia de la jefa de la cuarta división.
-Señorita Higashiyama. - Inesperadamente, Makima inclinó su cabeza en respeto al actuar de su subordinada. - Muchas gracias. Gracias por haber sido pieza crucial de este plan, le prometo que su esfuerzo así como el de Hayakawa Aki serán recompensados propiamente, sin embargo voy a necesitar un momento a solas con Denji.
La breve sonrisa tras escuchar sobre una recompensa de parte de la cazadora desapareció. El chico motosierra no estaba más que apenado por la situación, un momento que tanto había deseado dentro de sus fantasías más profundas cuando aún no era más que un indigente junto con Pochita. Realmente dos mujeres estaban buscando su atención.
Quería agradecer la situación que vivía de no ser que no se parecía en nada a lo que había imaginado. No era una obra de romance barato donde las dos chicas interesadas en él lo forcejeaban de un lado para el otro mientras decían cuánto les gustaba. Solo era un momento incómodo. Un momento que estaba destinado a lastimar a una de las dos personas que mostraban algo afecto por él.
El chico miró el rostro de Kobeni, su compañera apenada y apenas con la valentía suficiente para tocar la mano de su amigo, suplicaba por su estadía ella susurró apenas de forma audible para el chico.
"Quédate"
Mientras Makima se levantaba del asiento y empezaba a caminar directo a la salida del lugar. Señaló donde quería que Denji fuera y cómo siempre, no deseaba escuchar un "no" como respuesta.
La pareja de cazadores estaba en una pequeña encrucijada. Kobeni con visible resignación en sus ojos seguía pidiendo silenciosamente la permanencia de Denji mientras que el chico no paraba pelear en su propia mente por ver a quién seguir, sin embargo Makima no dejó que Kobeni hiciera de las suyas.
-¿No lo recuerdas? Creo que tengo una idea de cuál será tu recompensa por derrotar al hombre Katana. Sé buen chico y acompáñame.
Denji apenas sin parpadear recordó la promesa que habían hecho. Inmediato observó a Kobeni quién no tenía idea de nada de lo que ella estaba mencionando. Denji le soltó una pequeña sonrisa y le prometió que volvería.
Separó la mano de la cuarta hija y continuó su camino corriendo hacia donde se encontraba Makima. Los dos chicos se alejaban hacía un lugar incierto. Todo lo que había hecho Kobeni hasta ese momento no sirvió de nada.
Cabizbaja observó cómo las autoridades habían llegado, algunos hombres con el rostro oculto así como uniformes que nunca había visto se encontraban levantando el cuerpo del mafioso. La pequeña Higashiyama presenció la detención de ese hombre hasta ya no quedar más una sola alma fuera del vagón.
Higashiyama Kobeni se encontraba de nuevo sentada en un asiento del tren mientras su compañera tan comprensiva, el demonio de la muerte estaba acostada en el suelo del vagón.
-Debió doler. Al fin de cuentas no eres más que una pieza de reemplazo. La segunda opción para un imbécil carente de amor propio. Aunque si nos vamos a esas, no es cómo que no seas la pareja ideal de ese idiota. Tampoco tienes la más mínima pizca de respeto por ti misma. Idiota.
-¿Viste todo eso?
-Me diste mucho asco cuando besaste al idiota, aunque cada vez lo tolero mejor. Sí, vi todo eso. Felicidades por ganar la competencia, por cierto.
-Gracias.
-Incluso ganando, pierdes. Supongo que está en tu propia naturaleza pequeña idiota. Aunque debo reconocer que supiste moverte cuando te enfrentaste a la otra basura de mujer. Solo faltó que termines el trabajo.
-Aki tenía razón. Eso no era algo que Himeno quisiera que hiciera.
-Y hablando de Aki. Él está aún aquí. Siento su presencia sin mucho esfuerzo a decir verdad. Deberías darte una idea de lo que eso significa.
Kobeni dirigió su mirada hacia donde se encontraba su compañera, pero su presencia fue fugaz. A nada de soltar una lágrima, la pequeña Higashiyama al ver que ya no tenía más trabajo se dispuso a salir del lugar.
Cuando salió observó a su jefe aún descansando su espalda en la pared del vagón. El chico continuaba fumando su cigarrillo, la cuarta hija podía ver que llevaba cuatro colillas de cigarrillo en el suelo. El joven Hayakawa estaba fumando su quinto cigarrillo.
El silencio de la situación se volvió incómodo. La cuarta hija no sabía de qué hablar mientras el cazador observaba el pequeño charco de sangre que se regó después del juego más divertido del mundo. continuó fumando mientras Kobeni miró al suelo, sintiéndose mal de sí misma. De nuevo.
-Idiota. - Hayakawa dejó de calar su cigarrillo y después de expulsar el humo, le ahorró las palabras a su compañera.
Kobeni asintió con la cabeza. Apenada por la situación el silencio se mantuvo y caminó en búsqueda de la salida. Su jefe observó cómo ella no sabía el rumbo hasta que le señaló la incorporación a la calle. Higashiyama agradeció la ayuda.
-Supongo que no te importará que te haga compañía ¿Qué dices?
-No estoy segura, jefe. Yo en este momento quisiera estar sola. - Kobeni aún perdida y sin conocer mucho de los alrededores de la ciudad, tenía claro inundar su mente de arrepentimientos y penas.
-Te vas a perder.
-Buscaré la forma.
-¿Y si te invito a cenar?
Al ver a Kobeni aún con la mirada al suelo, concluyó que ella no quería compañía y estaba dispuesto a dejarla en paz. Tenía en claro que la pequeña sabía defenderse y la vería en el trabajo. Hayakawa volteó hacía la dirección contraria en búsqueda de un lugar para comer hasta que vio a Kobeni caminar a su lado. El cazador se sorprendió por la velocidad de su compañera y casi pega un grito.
-¿A dónde iremos?
Aki tenía una idea de lo qué quería para cenar. Pasaron los minutos y los dos compañeros se encontraban en un puesto de ramen. Ambos habían hecho su pedido y estaban cerca de saciar su apetito. Kobeni seguía desanimada. Makima seguía representando para Denji una prioridad. Quería concentrarse en más cosas y a pesar de ello, el idiota motosierra se quedó implementado en su mente.
-No todo es un romance juvenil ¿Sabías? Himeno no cerraba la boca cuando mencionaba que conseguiste este trabajo para ayudar a tus hermanos. Esa debería ser tu motivación.
-Si...
-No creo que ese idiota sea buen prospecto cómo pareja de todos modos. Sí pensó primero en Makima, creo que él ya tiene su objetivo claro.
Con mirada de cachorro triste, la cuarta hija observó a Aki quién en su poco tacto para consolar personas, miró como la chica sabía que Denji no era el único idiota que dio prioridad a Makima.
Los dos cazadores habían recibido su tazón y empezaron a comer. Kobeni se reconfortó en una comida que ella no iba a pagar. Aki consideró su elección correcta y a pesar de ello, su orgullo le decía que podía hacer un ramen igual o mejor al que se encontraba probando.
-Tuve mis errores. Cuándo me di cuenta, había perdido todo en esa habitación del hospital. No me quedaba nada. Ni los contratos, ni mis viejos compañeros, ni siquiera la sonrisa de esa tonta.
La cuarta hija siguió comiendo mientras escuchaba a su compañero.
-Antes de ti, antes de mí. Esa chica ya había conocido una pequeña parte del infierno. Su primer instructor, uno incluso antes que Kishibe, sus compañeros de equipo y sus aprendices. Cuando los dos estábamos solos, era el único momento donde podía mostrar cuán culpable se sentía por seguir viva.
-Cuando la conocí, no parecía ser ese tipo de persona. Solo pensé que era rara.
-De alguna forma tenía que ocultarlo. El alcohol era lo único que la consolaba, así cómo el tabaco, pero le hizo tanto daño que no se dio cuenta de lo que le hacía a los demás. Su hermana tuvo una fuerte disputa con ella sobre eso. No volvieron a hablar y ahora, nunca más podrán hacer las paces.
-Aki...
-Solo pienso que pude decirle que no a su invitación. Pude evitar que ella muriera, ella no tenía que ver en nada. Ella no tenía la intención de ir por el demonio pistola, solo quería ir de vacaciones a una isla tonta.
La frustración de Aki se hizo evidente. Quería consolar a Kobeni y no podía darse cuenta que él mismo también estaba sufriendo. La cuarta hija ignoró su problema amoroso y sujetando el hombro de su amigo, intentó darle compañía.
-No es tan tarde para pensar en hacer algo distinto. Himeno quería que vivieras tú vida con libertad. No te hagas más daño y creo que ella podrá ser feliz donde quiera que esté.
-No tiene mucho sentido pensarlo ahora. No cuando él demonio pistola está cada vez más cerca de ser localizado.
-¿Por qué sigues tan empeñado en querer matar al demonio pistola?
-Por qué a estas alturas ya no queda a qué aferrarse, no va a quedar nadie más que lo intente y por fin estamos cerca de matarlo. Denji por fin servirá de algo.
-¿Aún piensas qué Denji es solo un demonio?
-No es cómo que él o yo tengamos muchas opciones. Yo quiero acabar con él y él está obligado a obedecerme. No lo tomes personal, pero sí de algo va a servir Denji será para que de una vez por todas acabemos con los demonios que tanto daño nos han hecho.
Tras un leve suspiro. Kobeni volvió a su plato y se centró en acabar su ramen. Su apetito no desapareció y Aki le dio permiso de comer más, tras una nueva ronda la pequeña golpeó el hombro de su colega débilmente.
-Tratar con él no es tan malo como piensas.
-Dile eso a mi casa.
-Ah sí, Power hizo un desastre ¿Verdad?
-Eso es decir poco, parecía que habían hecho una masacre ahí. Solo son un par de idiotas, ni te esfuerces en convencerme de algo que no son. También los conocí, son un simple par de demonios que no vale la pena convivir.
-Pensaba algo igual... digo, después de todo mi casa y muchas de mis cosas se perdieron por culpa de un demonio.
-Al menos te queda tu familia.
-Si, supongo que sí. - Tras recordar su propia condena al estar ligada a muerte, la pequeña siguió. - Pero sigue teniendo su lado humano, sí se lo proponen pueden ser agradables, sobre todo Denji quién ahora se está empeñando por leer y escribir, sé que es un avance muy pequeño, pero ahora él es capaz de escribir su nombre. Y eso me alegra.
-Bien por él, pero eso no debería interesarte. Consigue dinero y lárgate de este lugar, a no ser que quieras acompañarme cuando tengamos que matar al pistola.
-¡Deja de obsesionarte con él! Himeno murió por tú obsesión.
La frustración de Kobeni se hacía evidente, incluso una alma en pena como en Kobeni cuya voz tan frágil costaba ser escuchada resonó en el establecimiento y fuera de él. La pequeña llamó la atención de los transeúntes así cómo de los dueños del local. Pensaban que estaba borracha, pero ella solo tenía un té como acompañante.
-¡Estoy harta de escuchar tu menosprecio por tú propia vida y por la vida de los demás! ¿En serio vas a seguir persiguiendo a ese demonio? Nuestros amigos están muertos, Himeno... quería que vivieras una vida normal. Ella solo quería que te retires con ella. Que por fin vivieran algo bonito. Quería que su vida no estuviera tan llena de muerte.
Aki se quedó callado ante el regaño de su compañera. Era la primera vez que alzaba la voz. El chico terminó su comida y pagó la cuenta de los dos. Ambos se retiraron y Kobeni se quiso disculpar. El chico no aceptó ninguna disculpa, pues no había nada de malo en lo que dijo.
-Cuando hice el contrato con el demonio maldición y ella se enteró, no había forma de consolarla. Lloró demasiado y me llamaba de todo, que era un idiota y que no entendía porque hice algo tan horrible como eso. Hemos estado al borde de la muerte y las veces que usé a maldición fueron peores que cuando usé a Zorro. Nunca le presté interés a los reclamos que hacía Himeno hasta que ya era tarde.
Kobeni quién estaba a su lado solo apretaba los puños, en su mente recordaba el pequeño diálogo que tuvo con Haka. "Siento su presencia sin mucho esfuerzo." Aki había llegado a la posición del edificio desde un vehículo. Le ofreció un aventón a Kobeni y la mujer no podía negarse a un servicio que no tendría que pagar.
Tras un breve suspiro. El chico de la coleta siguió.
-Nos distanciamos un tiempo. No era algo que yo me hubiera imaginado hacer. Teníamos tantas costumbres, comidas. Las salidas. Sus ridículos intentos de salir de la organización. Todo era un esfuerzo para que yo escogiera la vida que no me merecía.
-Claro que te la mereces. Mereces salir de esto y quizá algún día, hacer una vida normal.
-Cuando ella y yo volvimos a hablar. Solo me quedaban ocho años de expectativa de vida. Creo que nunca antes la había visto tan destrozada.
Kobeni solo pudo escuchar atentamente, horrorizada por lo que le estaba contando Aki, la mirada tan seria de su jefe mientras conducía solo le daba una idea de que tan muerto en vida se encontraba su compañero.
-Cuando por fin hicimos las paces. Cuando por fin celebramos un nuevo capítulo de su vida, ahora me quedaban cuatro años de vida.
El rostro cansado del cazador se notó más. Los ojos rojizos que empezaron a verse desde el puesto de ramen y una ligera lágrima que salía de su rostro, contagió a su pequeña amiga. Incapaz de parpadear, sus lágrimas brotaron y marcaron su senda por el rostro de la pequeña.
-Y cuando ella murió, ahora solo me quedan dos años de vida. No creo que valga la pena quedarme con vida y no hacer nada, he trabajado tan lento y he sido tan incompetente que ese demonio volvió a quitarme a alguien a quien amaba frente a mis narices. ¡No pude hacer nada! ¡No hice nada! ¡Y Ella me salvó! ¡Ella...
Kobeni volvió a sostener el hombro de Aki. La cuarta Higashiyama acompañó a su jefe en su duelo. Los dos aún seguían frágiles, lastimados por una situación de la queaoenas tenían idea. Víctimas de una circunstancia de la que eran ajenos. Aki se forzó a no llorar mientras estaban cerca de llegar al hogar de Kobeni.
-Ella quería que vivieras. Incluso si no era con ella a tu lado. Deseaba tu felicidad. Si alguna vez la amaste, deberías pensar en que tú vida, incluso cuando queden dos años, merece ser vivida.
El automóvil de la organización se detuvo. Aki no dijo una palabra y Kobeni no pudo continuar con algún sermón. La pequeña le agradeció el aventón y la comida, tras su salida. Aki la reconoció.
-Tienes un gusto del asco en hombres, pero quizá Denji no tiene un mal gusto en mujeres. Eres una buena chica, Kobeni.
La pequeña se ruborizó. No quería que le volvieran a mencionar ese nombre y a pesar de ello, estaba sudando de la vergüenza. Con una sonrisa a pesar de su rostro apenas culminando de llorar, el cazador experimentado le mencionó a su subordinada.
-Le daré una paliza en tu nombre. Quizá te lo envíe de nuevo a tu casa para que se disculpe.
-N-No es necesario...
-Insisto. Además creo que así podría pagarte unos favores que voy a pedir.
-S-Soy toda oídos...
-No he rendido mis respetos a la tumba de Himeno y creo que tú tampoco, así que espero que tú me hagas compañía. - La cuarta hija aceptó sin dudarlo. - Y segundo, no tengo muchos amigos. Así qué, estás invitada a una noche de películas, una chica nos sugirió ver algo de ñoños y ya no me puedo retractar después de lo que me dijiste. Trataré de vivir mi vida, aunque sea un poco.
En sus veinte años de existencia, la cuarta hija jamás había escuchado una idea tan maravillosa como ser invitada a una reunión de amigos para ver películas. Solo podía imaginarlo, de no ser por la escasa luz, Aki podría haber visto los tan iluminados que tenía su subordinada.
-¡SI! ¡ACEPTO! - Sin hacerse la difícil, Kobeni había aceptado lo que parecía ser su primera pijamada.
-¿Es porque sabes que Denji estará obligado a ir?
-¡Ahmm! No...
-Bien, es todo. Que pases una linda noche. - Aki se retiró y vio desde el retrovisor como su compañera se despedía de él. Soltó una pequeña sonrisa y volvió a su cara habitual. Cansado, no deseaba volver a ver el estado de su casa al creer que Denji y Power habían hecho de las suyas. Otra vez.
Al entrar a su casa, Kobeni siguió su rumbo hasta llegar a su cama. Reflexionando su día por no decir su vida nuevamente. Odiaba cada segundo de su existencia, sin embargo, su trabajo le había permitido experimentar cosas que en su niñez y adolescencia no había podido. Una noche de películas. Solo de pensar estar viendo una película con gente que no son sus hermanos le emocionaba.
Más porque era en la casa de Aki y ahí debería estar Denji. Su rostro sonrojado volvió a su estado normal al recordar cómo él se fue a seguir a Makima. La cuarta hija buscó dormirse, no sin antes desear que por fin, el sentimiento de ambos chicos fuera recíproco.
『Lienzo』
Al día siguiente, la cuarta hija había decidido usar su día de descanso como siempre lo había querido. Entre las cosas que Madoka había regalado se encontraba un caballete y algunos lienzos esperando por ser pintados. Buscó los libros que él también regaló y empezó por la teoría.
Preparó su material y también su área de trabajo. Su casa aunque pequeña, le permitía poder alistar todo para su próximo gran proyecto.
Fijo correctamente la tela, preparó la base y la repartió en todo el cuadro para que su pintura no tuviera problemas en fijarse y gracias a la generosidad de su ex compañero, la variedad de pinturas acrílicas no era un problema que se tuviera que costear.
La joven Higashiyama por fin mostró entusiasmo por hacer algo nuevo y que tanto deseaba. Su pincel en mano a la espera de trabajar hasta qué... No se le ocurría algo que retratar. Kobeni estaba en blanco. Al igual que él lienzo que tenía frente suyo. No sé le ocurría una idea de lo que pudiera plasmar.
Pensó y pensó. Pidió sugerencias a Haka quién aburrida por el día, le sugirió retratar la erupción de un volcán o un invierno tan intenso que mate a todo aquel desafortunado que viva en el sitio.
-¿No te gustaría ir a ese cementerio y retratar todo lo que puedes encontrar ahí? Estoy segura que habrá algún cadáver de demonio o de una persona que sea lo suficientemente buena para ti.
-Me arrepiento de haberte pedido consejo. - dijo Kobeni quien asustada, prefirió no hacerle caso a su compañera, Haka encendió el televisor y escuchó las noticias.
El proceso de encarcelamiento de todos los criminales relacionados en el acto terrorista que dio fin a la vida de muchos trabajadores provenientes de las distintas divisiones repartidas en Tokio continuaría unos cuantos días más. Múltiples criminales delataron algunos trapos sucios de sus colegas, la trata de personas y sus préstamos ilegales demostraron que estaban aún lejos de conocer todo lo que ocultaba su ciudad.
-¿P-Podrías apagar eso?
-No.
Se dio detalles de la mente detrás de dicha tragedia. Una mujer que alguna vez fue cazadora de demonios, Sawatari Akane. Proveniente de la ciudad de Hiroshima, sin datos personales de importancia y con un registro escaso sobre su labor como cazadora. Tras su renuncia, actuó bajo perfil hasta que usando la fuerza de un grupo delictivo, acabó con la vida de múltiples cazadores y civiles así cómo la destrucción de edificios propiedad de la organización. Aún se seguía desconociendo los motivos que la llevaron a tan ruin acto.
Kobeni solo pudo apretar el pincel incapaz de contener su frustración. Esa mujer seguía respirando mientras que su mejor amiga no, observó la televisión y vio la foto que se expuso a los medios. No sé asemejaba a su aspecto actual, su cabello oscuro y unas facciones más juveniles a comparación de cómo ella la vio cuando se enfrentaron.
Tampoco notó que se hablara de su compañero mafioso. El programa finalizó y Haka cambió de canal a uno que transmitía anime. El demonio de la muerte bostezó mientras que Kobeni seguía pensativa hasta que por fin quiso pintar.
La cuarta hija por fin salió de su pequeña presión interna y cuando la pintura proveniente de su pincel y él lienzo entraron en contacto, escuchó un débil golpeteo desde su entrada principal. Dicho sonido quitó toda la concentración de la cuarta hija y rayó a la mitad el lienzo. Frustrada quiso arrojar el pincel pero no podía ya que aún tenía pintura fresca, luego trató de romperlo hasta que recordó que era un regalo y finalmente lo colocó en su base aunque de forma violenta.
La cuarta hija se aproximó hacia la puerta esperando que fuera algo breve. No estaba vestida para recibir visitas y tampoco estaba con ganas de querer volver a ver a Denji por el momento.
Tras abrir la puerta, su enojo se disipó no sin antes también crecer su pena. Era Kenji, su hermano mayor con una bolsa de regalo y unas flores.
-¿Puedo pasar?
-¡Claro! Eh... ¡No tengo comida, pero si quieres puedo ir a comprar algo rápido!
-Será breve.
La cuarta hija aceptó.
-¡¿Dónde estuviste?!
-Es clasificado.
-¿¡Por qué no contestaste mis llamadas?!
-Es clasificado... y no tenía batería.
-¿¡Denji estaba ahí?!
-Es c-clasificado. - Su respuesta no podía ocultar su rostro ruborizado.
-Supongo que es la única cosa en la que sí decidiste ser honesta. Ten.
La cuarta hija recibió su regalo mientras que Kenji buscaba un lugar en donde dejar las flores. Los dos hermanos estaban sentados en la mesa mientras la tele seguía soñando. Las noticias internacionales eran el sonido de fondo mientras los dos hermanos continuaban buscando una forma de seguir la conversación.
-Quiero que renuncies a tu trabajo.
-¿Qué? N-No creo que sea lo mejor.
-En serio te lo estoy pidiendo. Casi te matan. Casi te pierdo Kobeni, ahora la gente normal también los quieren muertos. Solo no lo hagas tan difícil y renuncia.
-¡A-Aun no me pagan! ¡Ni tampoco me dan mi bono! Además mi trabajo ha sido tan bueno que nos van a dar una recompensa.
-¿¡Por qué?! Por matar más personas, por hacer cosas ilegales. Piensa un poco en ti, piensa en tu familia y piensa en que el dinero no solucionará nada si te mueres.
-¡Pero sí solucionará nuestras vidas! Estamos en la ruina, si no tenemos dinero no sabemos qué nos pueden hacer.
-Solo por favor... entiende, no quiero que te lastimen. Haré el doble o el triple del trabajo. Pero por favor, renuncia a esto. Solo no quiero que mi hermana se vea obligada a hacer algo que no quiere.
-Yo... intenté no hacerlo en un principio. Al fin de cuentas, mis compañeros se encargaban de lo que yo no pudiera, pero ahora no hay ninguno. Ahora ellos ya no están y alguien tiene que seguir trabajando.
-No tienes que ser tú quien cargue con esa responsabilidad. Tus hermanos podemos seguir buscando otras formas.
-La gente como nosotros no tenemos muchas opciones. Necesitamos conseguir trabajo a como dé lugar. Nuestras deudas si no las pagamos, creo que me puedo dar una idea de lo que nos terminarán haciendo. - La pequeña recordó su aventura contra los zombies.
Derrotado. Kenji miró con decepción al piso. No podía protegerse a sí mismo y menos a su hermana. No tenía muchas opciones y solo podía pensar en las cosas terribles que su hermana podría vivir sí ella no se alejaba de ese negocio.
-Hey. Estaré bien. Tengo un par de compañeros que me van a cuidar. Estoy segura de eso.
-¿Y si sucede otra locura como la de hace unos días?
-Eh... también sé cómo defenderme, tengo un maestro muy bueno y...
Kenji sostuvo una de las muñecas de su hermana. Sorprendida, la cuarta hija notó la firmeza con la que era sujeta. Kenji estaba asustado y ella podía sentirlo a través de su temblor.
-Tus manos no debieron nunca mancharse de sangre, tú solo debías seguir tus sueños y te fallé, le fallé a todos.
La cuarta hija retiró la mano de su hermano mayor y lo abrazó. Consoló a su hermano quién había quebrado en llanto. La cuarta hija le pidió que lo siguiera y le mostró el lienzo en el que estaba trabajando.
-¡Mira! Aún sigo haciéndolo. Ahora que me regalaron unas cuantas cosas más, creo que podré hacer uno y adornarlo en casa.
-¿Y es el trabajo terminado? - preguntó Kenji quien solo vio una sola línea de tono azulado. - ¿O también te irás por las corrientes abstractas?
-¡Eh! No, no. Yo solo.... Eh, aún no encuentro la inspiración para comenzar algo y plasmarlo aquí ¿Ves? - La cuarta hija enseñó la línea de su pintura. - Faltan muchas cosas, quizá un paisaje, una persona famosa, una idea loca. Todo puede ser plasmado en este lugar de aquí.
-Sin embargo tienes una sola línea. Déjame ayudar con eso. - Kenji agarró el pincel y sin conocer lo más mínimo en técnicas artísticas, empezó a hacer su propia obra.
Sobre la línea dibujó a través de palitos y círculos a su familia. Los hermanos Higashiyama estaban plasmados en una obra de arte, muy modesta. La inspiración de Kobeni aún no era encontrada, sin embargo, ella era la inspiración de su hermano mayor así como el resto de su familia. Con sonrisas en cada rostro, se imaginó así mismo en una casa propia y su la cosa cuadrada que estaba a su lado.
-Genial, tenemos una lavadora.
-Es un auto.
-Oh. - Kobeni agarró el pincel y ayudó. - Bien creo que ahora sí parece más a un auto. Quizá también deberías estar un árbol, una pelota y una bolsa de dinero.
-¿Para qué la bolsa de dinero?
-Me gusta el dinero. Compras mucha comida con él.
-Pon también una pizza gigante.
-A la orden.
Los dos hermanos reían, Kobeni manchó de pintura en el rostro a su hermano mayor y entre las risas, él también la pintó. Cuando el cuadro finalizó, pudo ver una realidad soñada que si se esforzaba lo suficiente, no estaría tan lejos de vivir.
Su hermano tenía que despedirse. Solo quería asegurarse de que estuviera bien y al menos la pasó mucho mejor de lo que esperaba.
-Solo quiero que recuerdes una cosa. Cuídate y no olvides ser lo que siempre te ha caracterizado.
-¿Tímida? ¿O que sudo mucho?
-Eh... Iba a decir una buena persona, pero tienes razón, sudas mucho. Deberías ir al médico.
-Ou.
Los dos hermanos se despidieron. El mundo estaba volviendo a su orden natural de las cosas. Estaba cerca de pagar las deudas del mes y le quedaba dinero para una sorpresa.
La cuarta hija continuó observando su cuadro. El primero de muchos. La obra magna de Kenji y la primera de Kobeni. Haka con el mismo desprecio de siempre dijo que se veía como una mierda. La cuarta hija amargó su rostro al recordar que su compañera era una amargada.
-¿Qué sabrás tú de estas cosas?
-No es que me interese. Tengo que ser paciente, hablan mucho sobre deudas ustedes dos, sin embargo, la única que te debería importar es la mía y esa no importa lo que hagas ahora, no podrás pagarla.
-¿Y algún día lo haré?
-A su debido tiempo. Simplemente el espectáculo que necesito no se ha dado. Tarde o temprano veremos qué tan poderosas son esas explosiones. - Haka buscó canales de televisión que pareciera interesarle.
"Italia y Alemania víctimas de un nuevo asalto por parte de una organización desconocida, las bases de contención de demonios de ambos países han sido perjudicadas..."
-Aburrido.
"La tasa de natalidad de la unión soviética es una de las más bajas del mundo, luego del golpe que representó a su población la pérdida de miles de vidas infantiles por causas desconocidas, las políticas soviéticas han sido ineficientes..."
-Aburrido.
"En el reporte del clima, la ciudad de Tokio enfrentará fuertes lluvias en los próximos días. Sugerimos a la población comprar ropa adecuada para ustedes y su familia....
-Aburrido.
-¡No, no! Eso sí me interesa... No tengo ni siquiera un impermeable. Debería pensar en comprar ropa ahora que me van a pagar y quizá también avisarle a los demás chicos.
-Si que te preocupa el clima.
-Un poco. - Sentada al lado de su compañera, la cuarta hija abrió el regalo que le ofreció su hermano. Era un libro, el mismo que había visto en la biblioteca con él. Haka curiosa observó la nueva propiedad de su compañera, sintió repulsión y le sugirió que lo tire.
-¡Puaj! Deberías quemar esa cosa.
-¡Es un regalo de mi hermano! Jamás haría alguna tontería como esa, además mira, es de romance.
La cuarta hija se lo intentó restregar a su compañera quién después de demostrar su repulsión por ese tipo de afecto se levantó e insultó a Kobeni. Desapareció nuevamente mientras la cuarta hija abría la primera página.
Sin extrañarse del contenido del libro, la pequeña incursionó en la lectura. En un mundo medieval con dos protagonistas nada convencionales en situaciones incómodas.
Con el pasar de los minutos y luego de las horas, la cuarta hija no para de centrarse en las interacciones de los dos protagonistas, ambos presas de un destino poco favorecedor, riendo cuándo las cosas les iban bien y sintiendo compasión cuando eran fatales.
Sus protagonistas a pesar de todo, tenían sus momentos cursis, hasta qué...
Se estaban desnudando. La cuarta hija no podía creer que a mitad de la obra llegue un momento que para ella sería algo incómodo. Continuaba su lectura hasta ver cómo sin ninguna limitación, los protagonistas de la obra se encontraban teniendo relaciones, aprendió lo que era una felación, masturbar a su compañero, la narrativa de la obra no daba lugar a la imaginación puesto cada acción era narrada con detalle.
La cuarta hija aterrada, así como también emocionada se percató que no solo estaba leyendo un romance, estaba leyendo un libro erótico.
-¡NOOOOO KEEEEENJIIII!
Avergonzada por su regalo. La cuarta hija se levantó y caminó de un lugar a otro de su casa. Quería olvidar lo que estaba leyendo y maldita por la curiosidad, quería ver qué más seguía.
Fue a su baño y mojó su rostro con agua, regresó a leer su libro y concentrada, siguió leyendo su libro por la trama y para nada por las escenas sexuales. Sus piernas temblaban y su rostro enrojecido solo delataban que no le molestaba este tipo de lecturas.
En un afán de darle una distracción a Kobeni en sus tiempos libres, él mismo condenó a su hermana. Solo el tiempo dirá las consecuencias de sus actos.
『Revistas』
Hayakawa Aki estaba nervioso por ver el estado de su casa. Temeroso de lo que él pudiera hacer luego del resultado de haber dejado sin supervisión a los dos demonios que tenía de compañeros.
Tras un suspiro y una bolsa llena de ingredientes, el cazador abrió la puerta. Y pese a su temor. La casa se encontraba limpia.
Power observaba con suma atención su programa de la noche. Mientras que Denji sentado en el sofá continuaba su lectura educativa. Sosteniendo un libro al revés y pasando página muy rápido.
A su ingreso Aki siguió observando su casa en búsqueda de imperfecciones, con el miedo de ver qué habían ocultado algo.
-Compramos Pizza, deben quedar unas tres rebanadas si no mal recuerdo. - dijo Denji quién seguía concentrado en su lectura. Con unos lentes puestos.
-Ajá. También hay una manzana a medio comer por si la quieres terminar, está en el refrigerador. - dijo Power.
Con serias preocupaciones, Aki se dirigió rápido hacía su mueble y lo abrió, a la espera de regañarlos. No había nada raro. El lugar estaba limpio y en efecto, una manzana mordida.
-¿De quién es? - preguntó Aki.
-De Power, la pendeja creyó que era carne y le dio un gran mordisco, la escupió y la dejamos ahí por si la querías. Descuida, ya limpiamos eso.
-¿Qué mosca les picó?
-¿De qué moscas hablas? ¿Cómo las que se paran sobre la basura o esas que te pican y te chupan sangre?
-No ¿Por qué rayos no está nada roto? ¿Qué mierda me ocultas Power?
-Nada. Simplemente estamos viendo la televisión ¿Verdad Nyako?
-Miau.
-Bien dicho, gata. - dijo Denji quien continuaba su lectura.
Aki siguió sospechando, inspeccionó toda su casa hasta que vio que no había ninguna rareza. Siguió culpando a Power y Denji de lo que sea que estuvieran tramando.
-Relájate imbécil. Terminamos la misión y ahora nos merecemos un descanso, a ti no te mataron más de cien veces porque un viejo pendejo le dio la gana de hacerlo.
-Ni tampoco te rompió el cuello cada vez que decía que quería relajarse. - Terminó Power.
-Entonces Kishibe los educó ¿Cierto?
-A punta de madrazos, pero sí.
Hayakawa Aki no tenía más motivos para estresarse por culpa de esos dos. Se sentó en el mismo sofá que Denji, se había percatado que el rubio idiota no se encontraba leyendo el libro y tenía algo oculto. Lo pasó por alto y vio la televisión con ellos.
-¿Qué fue lo que hablaste con Makima?
-Te vale verga.
-Un poco. Realmente no me interesa que hagas en este momento, sin embargo a Kobeni sí le interesas. La lastimaste, idiota.
Sin mostrar reacción. Denji miró nuevamente su lectura. A pesar de ello no pudo pasar de largo de las palabras de su compañero. Sabía que la había cagado.
-¿Y ella te dijo algo?
-No mucho. Solo parece que sí le gustas, pero un idiota como tú jamás se daría cuenta. ¿Quieres un consejo? Si no te gusta, no la hagas perder el tiempo y si te gusta, al menos quédate con ella, si no les muestras interés las vas a terminar lastimando. - Aki siguió viendo la televisión junto con Power. - Te lo dice la voz de la experiencia.
Denji dirigió su dedo índice hacia su frente.
-Anotado. Ahora déjame de hablar, estoy en medio de algo importante.
-Sé que estás viendo revistas porno imbécil. Maldito cerdo asqueroso, vete a tu cuarto.
-¡Yo también vivo aquí! Puedo leer donde se me de la gana.
-¡En mi jodida casa, tú no pagas ninguna de las cuentas! Lárgate.
-Pendejo.
Los dos chicos abandonaron la paz y volvieron a las peleas. Comenzó un forcejeo al que Power también vio divertido y se unió.
La paz reinó en la residencia Hayakawa solo unos minutos, sin embargo volvieron a la programación habitual.
Tras el desastre. Denji se encontraba tirado en el suelo. Mientras que Aki se sentó en su espalda.
-No sé qué cosa tienes con Makima, sin embargo tenía una idea de lo que tienes con Kobeni. Cuando la vuelvas a ver, te irás a disculpar ¿Oíste idiota?
-Si, ya entendí.
-Bien, me largo a mi habitación.
¡PUM!
Power pateó en el estómago al rubio. Hasta Aki se había sorprendido.
-¡Y esto es por no ayudarme a salvar al gato!
-L-Lo siento...
Denji había aprendido la lección. Siempre salva al gato.
『Culpa, interrogatorio, serpiente』
A tan solo unos minutos de empezar su jornada laboral. La cuarta hija no le quedaba más que rememorar sus pocas horas de paz, descansó plácidamente al ver que su libro tuvo un final feliz y deseosa de tener uno también.
Kobeni ingresó al cuartel, días habían pasado desde que puso un pie dentro de las instalaciones y a diferencia de días pasados, el desastre quedó en el olvido. La decoración, las paredes e incluso los trabajadores continuaron con su rutina normal. Asignaciones e ingresos, los cazadores de demonios siguieron adelante y ella sabía que tenía que hacer lo mismo.
-¡NO ME IMPORTA LO QUE DIGAN LOS INFORMES, SIGAN BUSCANDO A MI HIJO!
-Pero señora, ya le dije que no tenemos un reporte de haber hallado el cuerpo de su hijo, seguimos rastreando a nuestros compañeros pero por lo mientras está en la misma de desaparecidos.
-¡Maldita sea! ¡Tanto puto dinero reciben del gobierno y no pueden hacer nada por buscar a mi hijo, sé que está ahí afuera!
Una mujer con evidente debilidad muscular gritaba hacía la recepcionista, su carácter histérico llamó la atención del resto del personal, a pesar de ellos, seguridad no podría importar menos este tipo de actos. Constantemente los trabajadores de la organización desaparecían mientras aún seguían en servicio.
Un gran riesgo que los cazadores estaban dispuestos a hacer por el salario que su trabajo ofrecía.
Los gritos llenos de ira, se acompañaron con el llanto de la débil mujer. Mostrando un dolor abdominal, la señora seguía buscando una respuesta que la satisfaga. Quería a su hijo de vuelta, ya no importaba si estaba vivo o muerto, quería tener la certeza del estado actual de su propia sangre.
-¡Dónde está su jefe! ¡NECESITO HABLAR CON ÉL! ¡NECESITO QUE ME DIGA DONDE ESTÁ ARAI HIROKAZU! ¡DÓNDE ESTÁ MI HIJO!
-Señora, ya le dije que no podemos hacer más que lo que está en nuestras manos, seguimos buscando tanto a su hijo como al resto de nuestros compañeros. No podemos garantizar nada de momento.
El llanto de la mujer se intensificó. Mientras que Kobeni al escuchar el nombre de la persona que buscan, solo pudo sentir náuseas y ganas de vomitar. Sus ojos se abrieron mientras que en un mísero intento de no vomitar su desayuno, tapó su boca.
De solo recordar ese día, de sólo pensar en el sufrimiento de su compañero. La culpa comía lentamente a la cuarta hija y ella no podía más que ocultarle la oscura verdad a la pobre madre que se lamentaba a unos metros de distancia no poder ver a su hijo.
Usando una de sus mayores virtudes, de forma discreta la cuarta hija retrocedió sus pasos, en un intento de ignorar el sufrimiento de una mujer agonizando por la pérdida de un hijo, la cazadora dio la vuelta y sin intenciones de mirar atrás intentó escapar de la situación.
Por desgracia la suerte cómo en el resto de ocasiones no jugó en su favor, la chica impactó contra otra persona y cayó de espaldas apenas colocando las manos para no estar en una situación más embarazosa.
La cuarta hija levantó su mirada y observó a un hombre alto con una máscara con apariencia similar a las que se usaron durante la peste negra. En un aparente trance, el hombre observó a una mujer en un momento vulnerable. Intentó avanzar hasta que escuchó el quejido de su compañera.
-¡Oh! Lo siento. No me había dado cuenta que te estorbé.
-E-eh... No, y-yo solo buscaba algo que s-se se me cayó...
-¿Y ya lo encontraste, quieres que te ayude?
Apenas capaz de ver la máscara de su compañero de trabajo, la cuarta hija aceptó la ayudó y luego de su pequeño bochorno. Ambas observaron cómo la señora apenas era capaz de mantenerse de pie. Sin nadie que la acompañe y con la indiferencia de los cazadores la mujer se sumió en su propio abismo de tristeza.
Apenas capaz de mantenerse de pie, la mujer se arrodilló apenas ejerciendo resistencia a una caída total. Su visión opacada por las lágrimas y su voz quebrada por el llanto no ocasionó más que un gran recordatorio a Kobeni lo que significa ser cazadora de demonios.
-Tenga. - Sin percatarse, la madre de Arai observó al mismo compañero que ayudó a la protagonista de esta historia brindando un pañuelo y su mano para poder levantarse de nuevo. - No es justo que yo deje a una dama sin consolar. Permítame llevarla a un lugar donde se pueda sentar.
-¡Déjame! ¡No necesito tu ayuda!
-Tranquila. No estoy aquí para hacerle daño, solo quiero ayudar.
-¿¡Q-Quieres ayudar!? ¡¿Quieres ayudar dices?! ¡PUES AYÚDAME A BUSCAR A MI HIJO! - retomando su inconsolable llanto, la mujer quería alejarse del hombre sin mucho éxito. No había pasado mucho tiempo desde que se había recuperado de una enfermedad hepática.
Con delicadeza sujetó su hombro, el cazador intentó acompañar a la vulnerable mujer en su duelo y pese a su conflictiva actitud, ella aceptó su ayuda. Kobeni a pesar de estar a unos metros de distancia, quedó paralizada.
No sentía miedo cómo era usual. Sentía culpa.
Culpa de conocer el destino de su amigo y al igual que ella, no era más que un joven con la esperanza de ayudar a su familia. La cuarta hija no hizo más que contener sus náuseas.
-No es parte de mi trabajo esto la verdad. Nunca antes había consolado a una persona, o eso creo recordar. La verdad me gustaría serle de ayuda, no sé dónde pueda estar su hijo, pero quiero darle mi palabra que ayudare en su búsqueda.
-¿P-Por qué me ayudarías? Ni siquiera nos conocemos.
-Por qué a mí también me salvaron. Sé que no todos en este lugar vinieron a trabajar para ayudar a los ciudadanos, pero hay una cazadora que arriesga su vida por salvar a los humanos y también a alguien cómo yo.
-¿Cómo, tú?
-Soy un demonio. El demonio de la violencia o al menos eso queda de mí. No conozco mucho de mi pasado, apenas sé de lo que viví como humano.
-E-Eres un poseído.
-Si eso hace más entendibles las cosas. Sí, lo soy. Que mí nombre no la espante por favor. No quiero hacerle daño. Solo quiero pagar, ayudando a otros como lo hicieron conmigo. Así que tenga mi palabra que ayudaré en lo que pueda para buscar a su hijo.
La madre de Arai no respondió ante la primera respuesta empática que demostró la organización. Todo el desorden en su mente y su vida al fin tuvieron una pequeña luz de esperanza.
-S-Soy una pésima madre. Por mi culpa mi hijo buscó un trabajo peligroso, no debí ser una maldita alcohólica. No debí. No debí.
-Tranquila. Estoy seguro que su hijo la ama mucho. Hay cosas que no se pueden controlar. Sin embargo, quiero elogiar el valor de su hijo por querer ayudarla a usted. Cuando sepa más de él. Juro que le informaré.
La mujer abrazó al poseído. Violencia sorprendido por la reacción de la señora apenas pudo responder propiamente. Lentamente y cuidando de no lastimarla, respondió a ese pequeño gesto de confianza.
«Esto se siente... Tan familiar.» - Pensó violencia.
Kobeni al terminar de ver la escena no pudo más. El compromiso de un extraño y el culmen del llanto de la pobre mujer hizo que su estómago hiciera un desastre. Corrió hacia el baño más cercano y una vez frente a un inodoro, la cuarta hija vomitó todo lo que se encontraba en su estómago.
Afectada por la culpa. Siguió retorciéndose de dolor mientras en su momento solo podía recitar una y otra vez las disculpas que le quería ofrecer a esa pobre señora.
Odiaba su vida. Odiaba sus actos. Odiaba a su socia.
Todo lo que vivía era un cruel recordatorio de una promesa que seguía sin pagarse.
Al finalizar su desastre. La cuarta hija apenas hizo lo mínimo para borrar el sabor de su vómito. Gárgaras tras gárgaras de agua que caía del lavamanos. Su reflejo no solo era una ejemplificación del daño que había hecho, su expresión delatadora y cansada, la cuarta hija apenas había comenzado su semana laboral y ya tenía una crisis existencial antes de su primera misión.
Al salir del baño se encontró al mismo poseído. Pese a no ver su rostro, su expresión corporal demostraba su preocupación hacia ella.
-Vaya... No quería parecer alguien intrusivo contigo, pero también vine a comprobar si te sentías mal. Por alguna razón vi que observabas mucho a la señora Akiko y me preguntaba si tú... Sabías algo de su hijo.
La cuarta hija no podía contener sus lágrimas luego de recordar el cruel final de su compañero caído. Al brotar sus lágrimas, el poseído se empezó a preocupar si su aspecto la atemorizó.
Violencia no tuvo de otra más que acompañar en su duelo a otra persona. Habían pasado los minutos y al igual que con la otra señora, no existió importancia a los sentimientos de la pobre chica. Con excepción del poseído. Ambos se encontraban descansando su espalda contra la pared.
Kobeni aún con sus ojos enrojecidos y llorosos se disculpó. Violencia en ese mismo lapso de tiempo le trajo un vaso de café con leche. La cuarta hija apenas se estaba acostumbrando a los actos de amabilidad. Era la primera vez que otro cazador fuera del círculo de Denji y Himeno era amable con ella.
-¡Está rico! - Así como llegó la emoción del sabor, se fueron las lágrimas. Kobeni agradeció el regalo de su compañero.
-No hay de qué, señorita...
-Higashiyama Kobeni, pero no tengo problemas si me llamas por mi nombre.
-No creo poder ser tan maleducado señorita Higashiyama. Yo supongo que me puedes llamar violencia.
-Eres muy tranquilo para tener un nombre muy feo
-Si, es lo que parece. Esta máscara por lo que me dijeron no se me puede retirar. De lo contrario cosas malas pueden suceder y yo no quiero hacerle daño a nadie. Prefiero estar tranquilo.
-Supongo que algunos demonios, sí pueden ser amigables.
-¿¡Lo dices en serio?! Yo sabía que alguien aquí quería ser mi amigo, conocí a otro cazador como tú, Aki aunque él me amenazó con matarme si hacía algo malo.
-Si, lo conozco. No guardes rencor con él, él solo ha pasado por mucho, pero creo qué algún día no te amenazará así, también está aprendiendo a pensar distinto.
-No era un mal tipo, pero si he escuchado que odia mucho a los demonios.
-Si, es un largo camino por delante.
-¿Tú conocías a Arai? Hablando de cazadores, no puedo dejar de pensar en ese pobre chico, su madre está muy devastada por no encontrarlo.
La cuarta hija apenas pudo responder. Su pausa y su mirada vacía demostraron a violencia que su pregunta no fue del todo amable. A punto de disculparse, la cazadora por fin respondió.
-Era mi amigo. Le gustaba hacer poemas y...
-¿Sabes algo más?
-No lo he vuelto a ver desde que sucedió esa masacre. No estoy segura de donde está. Perdón si no te puedo ayudar en eso.
Kobeni mintió. Apenas capaz de defender su postura, la cuarta hija apenas estaba procesando la muerte de Himeno y de sus demás colegas, a sabiendas que ella fue partícipe en que ninguno se pudiera salvar.
-Sin presiones. Sé que esté puede ser un tema difícil para ti y no es tu culpa.
-Si pudiera, me gustaría volver a verlo y darle las gracias por ser un buen amigo. Lástima que no pude ser tan buena cómo él.
-Ese chico debió ser un buen sujeto.
-Si, lo era.
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
El trío de inadaptados volvió a los cuarteles luego de una misión sangrienta. El demonio comadreja estaba causando estragos en la ciudad y a pesar de la gran cantidad de sangre que bañó a los tres cazadores, la misión fue un éxito con apenas daños aparentes... hacia ellos mismos, la vía pública no pudo decir lo mismo.
-Saben, a pesar de que es una mierda estar empapado de sangre es bueno volver a trabajar en lo que soy bueno.
-Si no trabajas de burro. - Dijeron Aki y Power al mismo tiempo.
-Me refería a matar demonios. Es algo que hago desde niño.
-Se nota, por algo siempre ensucias tu jodida ropa y no solo la tuya, también la nuestra. Vamos a cambiarnos, la señorita Makima quiere que nos reunamos con ella para asignarnos nuestra próxima misión.
-¡¿Qué?! Tan rápido otra.
-Aunque estamos recuperando el número de cazadores antes del ataque, seguimos con personal apenas calificado para muchas misiones. Somos pocos a decir verdad quienes aún pueden erradicar a demonios como el que vimos.
-Que flojera.
-Andando idiotas. Su comida no aparece por arte de magia.
El trío de cazadores avanzó en la recepción. Fue Denji el primero en darse cuenta de algo fuera de lugar. Dos sujetos sentados en recepción. Pudo cometer lo que acostumbraba, ignorar a las demás personas y seguir sus propios intereses hasta que se dio cuenta de quienes eran las personas sentadas.
Kobeni recibió otro café de parte de violencia. El triste rostro de la cuarta hija había desaparecido y en cambio, una sonrisa qué creía que solo compartía con él estaba presente. No estaba seguro si era una habilidad propia del demonio que ocupaba su corazón, pero el tiempo se detenía hasta paralizarlo todo.
Expresando un gran desconcierto en su rostro. Pudo ver a su amiga compartiendo un momento de tranquilidad con otra persona, alguien que no era él. Sentía molestia en su pecho, así como un impulso de ir ahí y ver a Kobeni.
Seguido de Denji fue Power de ver quienes estaban sentados. A diferencia de otros días, su intención no fue molestar a Kobeni sino a Denji. Reconocía quien acompañó a la enana y maliciosamente se sujetó del brazo del chico rubio.
Al final Aki también se dio cuenta que Denji no estaba concentrado en su camino. Observó a la distancia y cuando se percató del buen rato que estaba pasando Kobeni, el chico evitó soltar una pequeña sonrisa al ver el evidente estado de Denji.
Estaba celoso y peor, no podía ocultarlo.
Power y Aki pocas veces se comprendían, sin embargo la mirada que ambos compartieron demostró que estaban en sintonía.
-¡Vamos Denji! ¿No qué siempre estás con ganas de ver a Makima?
-¡Qué! ¡Yo no dije eso! Déjenme aquí un momento, ahorita vuelvo.
Aki sujetó a Denji del otro brazo. Y continuó con las molestias hacia el rubio.
-Que yo recuerde, deseabas otro abrazo de la señorita Makima y pues que mejor si le decimos que tú mataste al demonio comadreja.
-¡Espera idiota! ¿¡No me dijiste que me disculpe con Kobeni?! A eso voy.
-Estás muy empapado de sangre. No creo que sea lo mejor que una chica miedosa como ella te vea bañado de esa forma. Busquemos un traje limpio.
-¡No creo que a ella le importe! ¡Déjame ir, imbécil antes de que te golpee!
-¿Harás un escándalo para ir con ella? No creo que a ella le guste.
-¡¿Tú qué sabes de lo que le guste a ella!?
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
-Y después de que consiga mi bono, ayudaré a mi hermano a comprar el auto que tanto desea.
-¡Wow! No sabía que tenías tantos planes.
-Sip. Creo que a pesar que este lugar es una basura, el dinero me mantiene aquí. Heh.
-Los autos son divertidos. El señor Aki me dejó subirme a uno con él. Quisiera volver a dar un paseo en uno.
-E-Estoy intentando conseguir mi licencia para conducir. Cuando la tengas, te prometo que te llevaré de paseo.
-¿En serio?
-Lo juro. Por la garrita.
Kobeni extendió su brazo y enseñó su meñique hacía su compañero. Ella le explicó que la otra persona respondería ante está promesa atorando su meñique y si no lo cumple le cortarían su dedo.
-¿En serio hacen eso?
-Eh... no. La verdad no o eso espero...
Un fuerte golpe se escuchó. Denji se había caído y a duras penas se estaba escapando de las garras de Aki y Power. Arrastrándose mientras sus uñas se aferraban al piso. El chico gritó el nombre de su amiga y violencia remarcó eso.
-¡Wow! ¿Te están llamando?
Denji mantenía su voluntad en llegar hacia su amiga. La cuarta hija apenas podía ver al rubio. Quién estaba siendo arrastrado por los otros dos cazadores.
-¡Kobeeeniiii!
La cuarta hija prestó toda su atención. Su rostro no expresaba ninguna emoción. Apenas estaba sobre escribiendo en su mente su culpa con el consuelo que le brindó violencia y ahora llegaba otro momento incómodo.
-¡Qué hay! Yo.... ¡Yo, lo sientooOOO...!
La cuarta hija saludó al chico motosierra apenas agitando lentamente su mano. Acción que fue interrumpida al ver cómo Denji perdió su agarre al piso los chicos se lo llevaron a rastras. El grito del rubio fue un ¡No! Mientras Aki y Power volvieron a cruzar miradas y ver cómo el chico se ganaba su merecido. Cómplices de un pequeño crimen que iba creciendo.
Cómo castigo. El trío no subiría en el elevador, lo haría a través de las escaleras mientras Denji seguía siendo arrastrado como costal..
-¡No sean idiotas! ¡Usemos el elevador!
-Hoy me desperté con ganas de hacer ejercicio ¿Qué dices Power?
-Que Denji es un pendejo. - dijo Power.
-¡PEN-DE-JOS!
Denji recibió múltiples golpes en los escalones. Los dos cazadores sabían que tenían un gran peso extra, sin embargo disfrutaban joder al rubio.
Por su lado. La cuarta hija no pudo terminar de procesar lo que había visto, Denji apareció ensangrentado y así como apareció se fue. Aún seguía sin muchos ánimos de volverlo a ver tan pronto, sin embargo, quería abrazarlo.
Era tan paradójico en su pequeño raciocinio. Haciéndose bola, Kobeni quería desaparecer del lugar y por desgracia, también tenía que saber información de su misión asignada.
El buen rato que pasó con el poseído de la violencia finalizó. Los dos chicos se despidieron y la cuarta hija fue a enfrentar a su destino. Violencia por su lado, no pudo parar de pensar que ya había cruzado camino con esa pequeña y sudorosa chica. Lo que le recordaba un pequeño Haiku que había compuesto.
"Ecos en la bruma,
susurros de otro tiempo,
alma que regresa"
La cuarta hija se encontraba dando un pequeño paseo antes de ir a encontrarse con Makima. No había olvidado una pequeña promesa que tenía consigo misma.
Kobeni llegó al mismo piso donde se ubicaba la oficina de Himeno. Su culpa así como su nostalgia habían encontrado un mismo camino. El ambiente se hacía más pesado conforme se acercaba a la puerta donde todo había empezado. Deseaba entrar de nuevo y que una idiota con parche la asustara de nuevo.
Sabía que era imposible. Himeno se fue de este mundo y era algo que no tenía reparación. Apenas delatando su miedo, la cuarta hija aproximó su mano temblorosa a la perilla de la puerta. No estaba segura de que encontraríamos o que no encontraría, cuando apenas estaba por abrir la puerta. Escuchó nuevamente esa voz que tanto intimidaba.
-Señorita Higashiyama. Creo que esa es la oficina equivocada, la mía está otros pisos más arriba.
-¡WAAAAAAAAA!
La cuarta hija se asustó. Saltó del espantó y pidió disculpas a lo que sea que le haya aparecido.
-No hace falta que te disculpes. Fue mi error hablar sin avisar de mi presencia. - Makima hizo acto de presencia. Por fin la jefa de la cuarta división tenía la oportunidad de encontrarse a tan escurridiza cazadora.
Con rostro inexpresivo, la jefa de los cazadores había remarcado como en todo el tiempo que ella estaba trabajando para la organización no se había presentado con ella propiamente. La cuarta hija se disculpó.
-Disculpa aceptada. Además, no es que se pueda penalizar por este tipo de cosas y más con la situación que vivimos. A pesar de que tienes cierto tiempo siendo cazadora, seguirás bajo el cuidado de Aki en algunas misiones, en otras te asignaré a algún compañero.
-S-Si, claro. Yo... Yo puedo con el trabajo.
-Esa es la actitud. Además del bono por rendimiento te daré una compensación por haber sido partícipe de la misión de captura del hombre Katana y de Sawatari. Aunque tengo que pedirte un último favor antes de pagar.
Emocionada por un ingreso extra. Los pensamientos de Kobeni eran inundados con billetes cayendo del cielo. Si estuviera en una caricatura Makima podría presenciar como los globos oculares de su subordinada se convertían en signos de yenes. Sin embargo, faltaban las letras pequeñas.
-¡cualquier cosa!
Makima extendió su mano a su trabajadora. Confundida por tal gesto, la cuarta hija no sabía si estrecharla, tomarla o simplemente chocar las manos.
-¿Me dejas guiarte el camino?
-Uh... Seguro.
Kobeni tomó la mano de su jefa. Parecía una pequeña niña siendo guiada por su madre. Makima miró hacia su camino y la cuarta hija no hizo más que preguntarse qué cosa haría, solo tenía en mente un objetivo y era saldar su deuda, que mejor que un ingreso extra.
La cuarta y su jefa llegaron al ascensor. Makima escogió el piso y el camino continuaba siendo un misterio para la pequeña Higashiyama.
-¿Le tienes miedo a la oscuridad?
-¡Eh! Creo que solo cuando era niña.
-¿A los ruidos extraños?
-Un poco.
-¿A las caídas?
-A veces.
-¿Enfermarte?
-No me enfermo seguido, pero no me gusta cuando son del estómago.
-En este trabajo supongo que son miedos mundanos. A veces en lo más simple recaen los miedos más profundos de las personas. Sin embargo en mayor o menor medida, todo miedo recae en uno solo.
-M-Me da miedo... Seguir siendo un fracaso.
-En el poco tiempo que llevas siendo cazadora, has tenido un buen desempeño. No sé cómo ha sido en tus anteriores trabajos, pero acá, considérate una pieza clave.
-Gracias, Señorita Makima. A decir verdad, pensé que usted sería más...
-¿Fría?
-Si, supongo que esa es la palabra que podría usar.
-Simplemente me gusta lo que hago, cada simple aspecto de mi profesión tiene que ser medido, corregido y efectuado bajo mi supervisión. Así son las cosas en este lugar, podré a veces ser estricta, pero también disfruto de un rato tranquilo.
El ascensor se detuvo. Makima ajustó su corbata mientras que Kobeni al no querer lucir como una maleducada, también inspeccionó su aspecto. Vio arrugas en sus mangas y su pantalón con una mancha de café. Tras un suspiro se notó el poco cuidado que tuvo a su imagen y más frente a su jefa.
-Y dime Kobeni ¿Le tienes miedo a la muerte?
La cuarta se paralizó al oír esa pregunta de parte de su acompañante. Sus puños se cerraron para evitar que ella note sus temblores, su frente empezó a brotar sudor mientras ella recordó ese momento donde conoció a ese horrible demonio.
No había persona que alimente más ese odio y miedo que ella.
-Si. Señorita Makima. Si le tengo miedo a la muerte.
-Es natural. Los seres vivos buscamos nuestra propia preservación y ese miedo es lo que nos mantiene vivos. Aún así como cazadores tenemos que ser de todos. Menos seguir nuestra propia naturaleza ¿Estás de acuerdo?
-Supongo.
-¿Confías en mí?
Sin ver el rostro de su subordinada, Makima esperó la confirmación de Kobeni quién se arrepentía por haber aceptado tan a la ligera el trabajo extra. Makima sacó de su bolsillo una banda negra.
-¿Confías en mí? - repitió Makima quien ofreció una banda negra a su trabajadora mientras Kobeni reafirmaba su arrepentimiento.
Su miedo crecía, pero no tanto como su hambre.
Kobeni asintió con la cabeza, actitud que le agradó a su jefa y ella respondió con una sonrisa. La cuarta hija tomó la banda y aunque confundida, entendió lo que tenía que hacer.
Privada de su visión. La cuarta hija quedó a la merced de Makima. Quién en un acto de mera confianza, guio el camino hacia su objetivo de la mano de Kobeni.
La cuarta hija escuchó susurros. Voces que poco a poco se hacían menos entendibles. Se intentaba dar una idea del piso donde habían. El silencio reinó de forma súbita y cuando se dio cuenta, estaban dentro de un vehículo. Makima dejó de conversar con ella. Ambas sentadas en la segunda fila mientras la pelirroja tras una breve indicación, ordenó el inicio de la siguiente desventura de la pequeña Higashiyama.
Kobeni sólo pudo ser paciente. Por su lado Makima vio a través de su ventana cómo la gente volvía a sus vidas tranquilas, la gente trabajando, niños corriendo y el resto de civiles yendo a sus lugares favoritos de la ciudad.
Sólo podía pensar en una cosa. La ocasión que tomaron en ese bar, fue lo más interesante que tuvo en mucho tiempo. Mismo día que pudo conocer apenas de vista a su nueva trabajadora.
Tras un largo camino para llegar a su destino. Kobeni sintió una brisa más intensa que la de su ciudad. Apenas podía sentir su rostro, cuya temperatura bajó por los vientos mientras que Makima seguía tomando de la mano a la protagonista. Guiando a la pequeña en un sendero a lo desconocido.
La cuarta hija no pudo elevar correctamente el pie en lo que parecía ser un escalón, a punto de caer sin conocer en qué parte podría hacerse daño.
Makima sostuvo a su compañera, preguntó por su estado y al ver qué la cuarta hija seguía bien, continuaron su camino.
El sonido del ambiente cambió, el viento fue reemplazado por el silencio del interior de un pasillo. La cuarta hija recuperó el calor en su rostro y a pesar de que la brisa fue breve, le afectó lo suficiente para provocar un ataque de estornudos.
Makima cesó su camino y ofreció un pañuelo a su compañera.
-Un té muchas veces es un buen remedio para los resfriados.
-Gracias, jefa.
El dúo de cazadoras llegó a su destino. A la cuarta hija se le ordenó entrar a una habitación que la guiaría a su nueva misión. Una vez dentro escucharon a otros cazadores monitorizando un único objetivo.
Una oficina casi vacía más que distintos escritorios ocupados por cazadores que pasaban la barrera de la cuarta década de vida. Cada uno de ellos se puso de pie cuando vieron entrar a Makima y solo uno se acercó para informar novedades sobre su objetivo.
-Sin ninguna mejoría en nuestra búsqueda de información. Hemos intentado distintos métodos, no hay mucho que podamos encontrar de esta mujer, sus familiares cercanos están muertos, su círculo social es prácticamente y por más que hemos intentado distintas formas de interrogarla, no ha soltado ni una sola palabra.
-¿Utilizaron a Prinz cómo les dije?
-Si, sin embargo no hubo ningún cambio.
-Ya veo. Supongo que tendremos que pensar de otra forma para conseguir al menos una palabra de esa mujer.
-¿Es quién creo que es?
-Adivinas bastante rápido, Kiyoshi. Es mi nueva cazadora, Higashiyama Kobeni. La misma mujer que ayudó a capturar a Akane junto con Aki.
-¿Por qué no lo trajo a él también?
-Ante la falta de cazadores experimentados, necesito que él junto con sus compañeros acaben con los demonios que pueden ser un peligro inminente para los novatos. Además, no creo que haga falta.
-¿Ya me puedo la banda?
-En unos momentos. - Makima observó detrás de una ventana cómo en la sala de interrogatorio, la mente maestra de esa masacre era sentada a la fuerza.
Al igual que Kobeni, la mujer serpiente también se encontraba cegada con una bolsa negra. Encadenada de sus brazos y piernas, sus manos atadas apenas siendo capaz de moverlas.
La sala de interrogatorio, intimidante para muchos criminales, poseídos y otras clases de criaturas extrañas, era una simple habitación cubierta del blanco de las paredes y un aparente espejo. En el centro, una mesa y cuatro sillas que serían ocupadas por víctima y victimaria de forma directa y viceversa.
Sentadas. Tanto Akane como Kobeni quedaron frente a la otra. Separadas por una mesa apenas más grande que la que tenía Kobeni en su casa. La primera en devolver su visión fue Kobeni. La cuarta hija quedó sorprendida, al menos no estaba en una misión contra un demonio, pero le intimidaba la idea de quedarse sola junto con su acompañante.
A la cuarta hija le entregaron una hoja con una serie de preguntas. Entre dudas, observó el espejo y a pesar de ser una total idiota en muchos aspectos de su vida, sabía que era vigilada por su jefa. Dudosa enseñó la hoja con apenas unas cuantas cosas escritas y dudosa empezó a transpirar por la piel.
Se le removió la bolsa que opacaba la luz a la acompañante de Kobeni. Ni más ni menos. Que Sawatari.
Un poco distinta a cómo ella la vio por última vez. Más vulnerable que durante su conflicto, con un ojo apenas capaz de abrir mostrando el duro castigo que recibió para hablar. Amordazada, a la rubia durante otras fases del interrogatorio no se le permitió hablar por riesgo a usar su contrato.
Sin embargo, su rostro mostraba algo que Kobeni ya había vivido.
Resignación.
El cazador que dejó en una parcial libertad a Sawatari se salió de la habitación y regresó donde Makima. La mujer estaba visualizando a la terrorista, sin embargo, también prestaba mucha atención a la cuarta hija. A diferencia de otros individuos, ella llegó de forma desafortunada y apenas sabía algo de ella.
Algo le impedía ver de cerca lo que la hacía tan peculiar.
La cuarta hija miró a todos lados. A su izquierda, a su derecha, buscó que el foco estuviera bien puesto en caso de que se cayera y luego un incendio por culpa de la negligencia de sus compañeros. Buscó también entre sus dedos si había algo de mugre. Kobeni buscaba una excusa para no hablar con aquella mujer que tanto daño le hizo a su ciudad.
Aunque a Kobeni realmente no le importaba eso. Solo, el daño que ella le había hecho a su difunta amiga. El daño a un futuro que jamás conocería.
Sawatari miró a Kobeni. A pesar de que sus heridas eran más frescas que las de su ex-enemiga. Tampoco pudo ver qué la mujer había quedado mejor parada. Kobeni mostraba remanentes de una lucha, la misma lucha que hizo que Sawatari estuviera atrapada en primer lugar. Llena de vendajes en su cuello y rostro.
-Veo qué no la has pasado tan bien ¿Eh? - comenzó Sawatari. Su primera frase desde que fue atrapada. La terrorista comenzó la conversación y Kobeni miró al único ojo sano que tenía la interrogada.
La pequeña observó la hoja que le dieron. Le ordenaron preguntar quién mandó o quienes mandaron a ejecutar a tantas personas en la ciudad, la cuarta hija estaba preparada para hacer su trabajo. Sin embargo, su rencor aún no había parado.
La cuarta hija apenas podía tener un tiempo de calma y cada cosa que vivía era un cruel recordatorio de lo que perdió. Sin ánimos de cumplir su deber, Kobeni mandó a la mierda los deseos de su jefa.
-Para nada. Por tú culpa. Por tú culpa y la del otro i-idiota, estoy aún lidiando que Himeno haya muerto.
-Supongo que sigues molesta por eso. La verdad no sé por qué le das tantas vueltas a este asunto. Ella se metió en mi camino, ella tuvo la culpa en primer lugar.
-¿¡Y ESO TE DIO DERECHO DE QUITARLE LA VIDA?!
-Si ¿Qué es una vida cuando puedes salvar a millones? ¿Qué es un centenar, no, un millar de vidas si puedo salvar a miles de millones? Sí, estuve en mi total derecho de acabar a unas cuantas personas con tal de salvar al puto mundo.
-¿¡Dé qué rayos estás hablando?! ¿Salvar al mundo? Esto no es un anime, lo que hiciste fue terrible, mataste inocentes, acabaste con familias. Todo el caos de esta ciudad es por tú culpa.
-¡Y lo acepto! ¡Yo fui quien ideó todo esto! ¡Yo busqué a esos criminales idiotas cegados por la venganza! Porque esos son todos los malditos imbéciles de este lugar, nadie quiere justicia. Todos se quieren vengar de alguien ¡Yo soy quien quiso hacer lo correcto!
-¿Y por qué? - Kobeni no pudo soportar más. Sus lágrimas invadieron su rostro. -¿Y por qué mataste a mi amiga?
La conversación que había comenzado de forma agresiva se fue quebrando. Kobeni solo podía agarrar su cabeza antes de estrellarse contra la mesa. Seguía culpándose por la muerte de su mejor amiga. Seguía recordando que en sus manos había tantas vidas que se perdieron por su culpa. Arruinó las cosas y tenía en frente a alguien que se negaba a compartir esa culpa.
-¿Quién te mandó a hacer eso? No creo que hayas sido. Me niego a creer que una rubia idiota haya hecho esto.
-¡Haha! ¿Segura que quieres saber? ¿Segura quieres darle más poder a la perra que está allá afuera mirándonos? ¿La que observa a todo el mundo mientras ve nuestro colapso? Te diré algo maldita puta, nunca confíes en un uniformado. No son tus amigos. No son más que unos malditos perros seguidores de un concepto tan idiota como lo es la venganza. Al demonio que quieras, todos los idiotas se quedan por un maldito demonio que les hizo la puta vida hecha mierda ¡Incluso tú!
-¿Yo?
-Conozco la mirada que tienes. Una mirada de una persona que apenas ha visto la superficie de este podrido lugar. Todo podrido. Todo. Y por lo visto no eres más que un simple peón, por algo te trajeron conmigo jajaja no solo me están poniendo a prueba.
-¡Ella no haría eso!
-Seguro que no. Por eso yo también los puse a prueba. Mis ataques no fueron simultáneos sino escalonados y a pesar de ello. Nadie. Nadie respondió a tiempo.
Akane soltó una risa histérica, una risa que asustó a la cuarta hija y que a pesar de su miedo, se fue yendo esa idea porque inmediatamente se volvió en llanto.
-Estuve tan cerca. Tan cerca. Tan cerca.
-¿De qué?
-Salvarnos a todos. Pude salvarte a ti, incluso. Maldita malagradecida. - Sawatari golpeó su propia cabeza contra la mesa, lo que ocasionó que Kobeni diera un salto por el susto. - Casi lo conseguía... casi lo conseguía.
-Huh... Supongo que esto sigue siendo parte de mi trabajo... ¿Qué querías conseguir?
-¿No es obvio? Quería ese maldito corazón. El maldito corazón de ese chico. El maldito motosierra que terminaste quitándonos.
-¿A Denji? ¡Él no ha hecho nada malo!
-¡JA! Si que lo hizo. Ese pobre diablo hizo un contrato con ese maldito demonio. Un contrato no es algo unilateral, el idiota aceptó y ahora es igual de culpable que el resto de ustedes.
-¡No es cierto! ¡Él no podría hacer algo así!
-Supongo que apenas sabes lo que es un contrato. No te juzgo, cualquier contrato es capaz de arruinarte la vida incluso por tu deseo más profundo. Así fue como conseguí a serpiente. Luego de conocer mi propósito, llegó a mí y me ofreció la fuerza para alcanzar mi objetivo.
-¡No suenas como una salvadora, sabes!
-No intentaba ser la chica buena. Trataba de ser la que hacía lo necesario. Tarde o temprano, ella, él, quien sea, se va a apoderar de lo que sea que haga ese maldito corazón y cuando suceda. Cosas terribles pasarán. El mundo tal como lo conoces no existirá.
-Eh... estás muy alterada. No creo que tus padres o hermanos, lo que sea que tengas como familia estén orgullosos de lo que acabas de hacer. Tranquila.
-¿Por qué quieres que esté tranquila? ¿Por qué hablaste sobre mi familia?
-Eh. Si, supongo que es algo que puede calmar a todos ¿No?
-¿Sabes dónde se encuentran mis padres?
Kobeni se quedó en silencio ante dicha pregunta. Negó con la cabeza y espero cualquier respuesta que viniera de esa mujer que se notaba que no estaba bien.
-3 metros bajo el suelo. No eran buenos padres, obligaron a su hija a ser un jodido objeto de placer. Que se jodan.
-¿Tus padres... fueron una basura contigo?
-Por supuesto que lo fueron. Era alguien insignificante para ellos. Los imbéciles eran unos criminales de poca monta, no te extrañe que sé sobre el bajo mundo de Japón. Muy a mi pesar, los hijos de puta me vendieron por dinero.
Sawatari volvió a reír. Una carcajada que ya no alentaba a Kobeni a enojarse con ella. Ya no podía mirarla con esos ojos encolerizados, frente ella estaba una mujer rota.
-Me prostituyeron cuando tuvieron la oportunidad, pero no ganas mucho dinero de esa forma así que me obligaron a ser cazadora. Aunque básicamente sólo fue la misma mierda con un uniforme distinto.
-¿Y no tenías a alguien en quien apoyarte?
-¿Disculpa? No existe una mierda tan barata como ese tipo de compasión en mi vida. Lo único que le agradezco a mis padres es que dieron en el clavo. Me hicieron trabajar en el lugar donde encontré mi propósito. Conocí a la gente correcta en el momento correcto y solo me pidieron una tarea.
-¿Cuál?
-El corazón de ese chico demonio. Hacerlo no solo significaría que yo seré la salvadora de este mundo. Significará que mi vida por fin tendría sentido. Mi vida sería algo más que ser un puto pedazo de carne viviente. Yo, Sawatari Akane sería alguien que cambiaría el mundo.
-Pero... estamos aquí.
-¡Por tú culpa! ¡Por tú maldita culpa estoy encerrada aquí! ¡Por tú maldita culpa estamos condenados! ¡Por tú estúpida culpa, ahora no sabemos qué puede pasar! De fracasar, nuestra especie quedará varada a la merced de los demonios.
Kobeni había escuchado de más. Seguía siendo culpada por su enemiga. Akane mantenía su risa histérica, una risa que iba lastimando sus cuerdas vocales, solo podía notar lo fingida que era la carcajada. En el fondo, sabía que su enemiga estaba destrozada.
-Iba a ser alguien... Iba a ser alguien...
-Si te sirve de consuelo... Mis padres también son basura. Ellos igual quisieran que vendiera mi cuerpo y terminé aquí, quizá la vida sea una basura en muchos aspectos pero no por ello, debiste encerrarte. La vida te da muchos golpes y algunos provienen de gente desagradable como tú...
-Gracias por el apoyo.
-Bueno, mataste a mi amiga y a varios conocidos. Tampoco puedo fingir que me agradas, simplemente, tú pasado no define quién eres actualmente. Himeno tuvo una vida que fue estropeada por ella misma y a pesar de eso, tuvo el valor de cambiar intentando desprenderse de esos vicios que tanto la tenían encerrada.
-Pero la maté. Ella ya no existe, por un carajo deja de hablarme de ella.
-Si, sé que no ha pasado mucho desde que ella se fue, pero... a mí aún me duele y sé que viviré más allá de lo que ella jamás lo hará o eso espero. Tenemos que seguir adelante con todo lo malo que nos haya pasado.
-Eres realmente estúpida. Me sorprende que me hayas dado una paliza.
-Tu también me la diste. Tan solo mira mi rostro.
Sawatari abrió su boca y mostró la ausencia de su canino.
-Auch. - expresó la cuarta hija.
-Te culpo de nuevo. Apenas y puedo masticar bien mi comida, duele y sigue sin cicatrizar correctamente.
-¿Y es cierto que la comida de prisión es horrible?
-Seh. Es tan insípida cómo la perra que nos está vigilando.
-Ella no está aquí.
-Sí claro. Yo también fui cazadora. Una estúpida como tú jamás tendría acceso a este lugar de no ser qué te acompañe tu superior de división. Si tan sólo pudiera liberar a serpiente a mí placer.
-Tendrás que vivir aquí y pensar en todo lo que hiciste. Tú me culpas por tu plan fallido, pero también yo te culpo por el plan fallido de los demás. No eres la protagonista de la historia, solo eres una idiota egocéntrica.
Kobeni adentró su mano en su traje. Asustados de lo que ella pudiera hacer, intentaron los distintos cazadores a la habitación, no fue hasta que Makima los detuvo que vieron la verdadera intención de la cuarta hija.
De su mano sacó un simple dibujo. El hombre motosierra en papel. Sus fauces abiertas y su lengua salida, a punto de hacer cualquier estupidez. Kobeni había hecho una pieza de arte dedicada a su amigo.
Kobeni la arrastró hacia la dirección de Sawatari. La chica rubia observó el dibujo, lo analizó y quedó con más preguntas que respuestas.
-¿Qué es esta mierda?
-Un dibujo.
-Sé que es un dibujo. Lo que yo me pregunto es ¿Por qué me das esa mierda?
-Querías el corazón del hombre motosierra. Ahí lo tienes. Aunque a papel.
-Supongo que gracias. Es una mierda. Pero gracias.
-Hey, yo lo hice con mis propias manos.
-También cada moretón que tengo, que no se te olvide.
Sawatari y Kobeni volvieron al silencio hasta que, Kobeni recordó que estaba en un interrogatorio. La otra parte del papel que ella tenía era una lista de sospechosos.
-No quisiera que te dieran en libertad, incluso si te portas bien, pero te tengo que preguntar quienes fueron los que realmente orquestaron todo. Sé que fuiste una parte, pero alguien te dio mucha información y supongo que eso es lo quiere saber mi jefa.
-No es como que ellos no sepan.
-Si supieran no estaríamos en este diálogo.
-Ambas estamos siendo puestas a prueba. Quizá vieron un potencial en ti. Y como eres la mujer que me interroga, entonces ese potencial no es nada bueno. Al menos no la hiciste de policía malo. Ya estaba cansada de soportar tantos golpes.
-¿Son capaces de hacer eso?
-No soy más que una simple terrorista a sus ojos. Que no se te suba, tus compañeros no te ven más que un maldito peón.
-Siempre he sido un peón. No me molesta que la gente me mire así últimamente.
-Lo noto. Lo noto muy bien, Kobeni. Ya que me diste el dibujo, te diré una cosa, un acto de decencia humana por otro acto de decencia humana. Sé que a tus ojos no me lo merezco, pero no creo que debas seguir interrogándome, valora tu vida antes de que sea demasiado tarde. Te tendré compasión.
-Sólo dime ¿Quién te ordenó robar el corazón de Denji? - Kobeni sostuvo con firmeza la hoja que le dieron, mientras Sawatari miraba al techo, con una sonrisa sabía que no vería el final de las cosas tal como ella conocía. Aunque hubiera deseado haber visto el final de ese manga sobre mafiosos italianos.
-¿Sabes? Mis padres eran una mierda, pero cuando me enteré del futuro que nos esperaba sólo pudo pensar que hasta una mala hija no podía permitir que ellos vivieran "eso"
-¿Fueron los italianos? Según este papel ellos son los principales sospechosos debido a las órdenes que pudieron venir del Vaticano.
-Papá le vendió mi virginidad a uno de sus patrones. No sé si estaba drogada o él tipo que me violó realmente la tenía pequeña, pero no sentí nada. Solo pude pensar en que si ellos pensaban que esto era un acto de devoción familiar, yo también debía ser devota.
-¿Fue alguna de las cuatro bandas Yakuza que quedan en Tokio? La banda con la que tú estuviste involucrada era la familia Watanabe al parecer. Ya no existe según este documento.
-Mi madre no era mejor. Cuando sus ventas de droga no salían como ella esperaba iba a mi habitación y me golpeaba, recuerdo todo eso desde que era una niña. La muy estúpida hizo que mi lengua ahora tenga esta apariencia.
«Carajo... » - Pensó Kobeni quién se perturbó y solo quiso continuar con su trabajo y ya irse de ahí.
-¿Fueron los hawaianos?
-Solo era una patética hija a sus ojos y ahora ellos ya no están aquí y yo sigo de pie, al menos por un poco más de tiempo. Los reuní en un mismo lugar, en la sala. Usé las drogas de mi madre y los dormí a los dos. Cuando despertaron, estaban igual que yo justo ahora, amarrados.
-¿Qué me dices de México o Brasil, alguno te ordenó eso? Según este informe, sus gobiernos, así como sus bandas criminales han buscado una forma de igualar condiciones a otros países con mayor capacidad de contención demoníaca. Wow. Sí qué todos quieren algo de los demonios.
-Golpeé a mi madre con un martillo mientras mi padre miraba. Debiste ver su rostro, cómo pedía que me detuviera mientras el rostro de su esposa era embellecido gracias a mí. Solo escuchaba los gritos y llantos de ese pobre señor ¿Quién era la puta ahora?
-¿Francia?
-También fui misericordiosa con mi padre. Lo castré e hice que comiera cada parte de su propio miembro. No importaba cuánto haya llorado, el bastardo se negaba a acabar su comida. Con él aprendí a usar correctamente la serpiente. Una parte de mí, por una parte, de él. Ofrecí mi útero para ver cómo ese señor era devorado. Un acto total de misericordia.
-¿Qué me dices de los estados...
-Al final no resultaste ser una mala persona, Kobeni y solo por ello, seré misericordiosa contigo ¿Qué me dices, nos vamos?
-Uni...
¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!
Sin previo aviso. Sawatari había sido degollada por su propio socio. El demonio serpiente se hizo presente mordiendo y arrojando la cabeza de su antigua compañera en un rincón de la habitación. Lo que era alguna vez un interior blanco, se había teñido de rojo. La cuarta hija de su propio susto cayó hacia atrás mientras serpiente se dirigía a devorarla.
Arrinconada. La cuarta hija quiso interponerse con sus propias manos. Sabiendo que su final sería inminente. El exterior de la sala de interrogatorio quedó igual sorprendido y cuando quisieron salir, Makima les negó la entrada al lugar con el fin de seguir presenciando a su joven subordinada.
Con sus ojos aún cerrados. La pequeña sintió que aún seguía viva y aunque le dolió haberse golpeado con la pared. Seguía sintiendo que nada de ella había desaparecido. Se tocó su traje y estaba entero. Abrió sus párpados y observó cómo el demonio había abierto la mandíbula para devorarla sin éxito.
Solo hasta que volteó a su izquierda observó la razón. Su mayor tormento había regresado o más bien dicho, por fin había dejado de ocultarse. Haka con solo un brazo retenía con éxito al demonio impidiendo que su pobre socia fuera devorada. Disgustada por lo que había hecho, sin embargo también se encontraba feliz. Ya había visto a la serpiente de esa visión con sus propios ojos y quería hacerla suya.
-Tanto tiempo sin verte. Sé que tú sigues sin poder verme, pero créeme que no me he olvidado de ti, serpiente y noto que ya por fin notaste mi presencia ¿Qué tal las cosas en ese horrible lugar? He escuchado que se volvió un caos sin mi presencia.
El demonio serpiente se mantuvo silencioso. Su mandíbula se cerró, así como Makima pudo percibir algo peculiar en ese demonio que no estaba finalizando con la vida de Kobeni. Miedo. Un demonio de ese calibre estaba aterrado.
-Ha-Ha... Ha...
-Ni te atrevas a decir mi nombre, estúpida. Mucho menos a mencionar esto. Simplemente estaba intrigada por este demonio y quería ver si lo podía agregar a mi colección ¿Qué dices serpiente, te unes?
Y cómo fácil vino. Fácil se fue. Serpiente se disipó y la luz del lugar volvió a cubrir la habitación. Kobeni apenas era capaz de parpadear, la mala suerte la acompañaba a cada rato y en su interrogatorio no hubo una excepción.
-E-Esa E-Esa cosa... E-Esa... E-Esa... Eh... ¿¡QUÉ RAYOS FUE ESO!?
Makima había entrado a la Sala. Llegó primero donde Kobeni e inspeccionando a su subordinada pudo dar fe que ninguna parte de ella se había perdido, quizá solo su orgullo porque su pantalón se rasgó. Lo que ocasionó que la joven Higashiyama se pusiera roja de la vergüenza. Estaba humillada, a nada de morir y solo quería volver a su casa.
-Ya, ya. Supongo que no le pareciste apetitosa al demonio serpiente. Fue raro. Intentamos entrar, pero la puerta estaba bloqueada. Una disculpa.
Kobeni no pudo responder. Estaba aún procesando como su vida seguía siendo un mero entretenimiento para todo el mundo.
Makima misma le colocó nuevamente la banda que le impedía ver. Sabía que Kobeni apenas tenía fuerzas para caminar luego de haber visto con sus propios ojos lo más cercano que estuvo de morir. Asistida por Makima, la chica se levantó y aunque la pelirroja no aparentaba musculatura, fue capaz de cargar a su compañera en su espalda.
El piso se encontraba encharcado de sangre. Makima suspiró a la brevedad de escuchar como cada pasó salpicaba la sangre de la que alguna vez fue un dolor en el trasero para los cazadores. La cabeza de Sawatari apenas perdía la viveza de su piel. Con una expresión calmada mirando a la nada, la difunta cazadora se despedía de este cruel mundo.
Uno de los hombres de Makima se adentró a la sala y observó la hoja que tenía en su poder Kobeni. Faltaban algunos nombres de naciones por mencionar. Estados Unidos, Alemania, la unión soviética e incluso su propio país. Tenían mucho que hacer y poco tiempo para actuar. Tarde o temprano otro loco haría una depravación igual o peor a la de Sawatari.
Mientras que durante el camino. Kobeni solo pudo sostenerse fuerte de su jefa quién dejó de guiarla y ahora la encaminaba donde ella quería.
-Perdón por eso Kobeni. Habíamos restringido el uso de sus manos porque parecía que de ahí iniciaba el uso de su contrato.
-No se disculpe señorita Makima. Creo que nadie lo hubiera esperado, aunque ¿Por qué yo? ¿Por qué me escogió para interrogar a alguien como ella?
-Queríamos intentar con una cara conocida para ella. Ella ya no tenía a nadie cercano y consideramos que tú eras la candidata ideal, al ser quién la había llevado con la justicia. Bien hecho Kobeni...
-¿Y por eso me llevaron?
-Claro, porque así cómo tú confías en mí...
Yo confío en ti.
『Adiós』
Los cuatro chicos se encontraban frente a la cruz asignada para Himeno. No había un cuerpo que sepultar así que enterraron algunas cosas a las que ella le tenía mucho afecto. Vestidos. Joyas. Sus bebidas favoritas. Algunos libros. Y varias películas, ninguna que ella haya visto, pero Power pensó que sería un lindo gesto para el más allá.
La rubia había robado un Blockbuster y por desgracia su peculiar aspecto no le permitía escapar entre la multitud y camuflarse entre los demás. Un simple cambio de playera no era ser un camaleón y Power lo había aprendido bien. Aki pagó la deuda, a pesar de ello le perdonó la pendejada porque las películas habían sido enterradas para Himeno.
Se habían perdido la ceremonia y su entierro por estar concentrados en la misión en contra de Sawatari. Algo que destrozaba al cazador más experimentado de los cuatro. Solo podían ver la cruz dedicada a su amiga y múltiples ramos. Algunos cuantos regalos y notas.
Himeno encerrada en su propia mente, nunca pudo darse el lujo de ver qué aún tenía el aprecio de unas cuantas personas en este lúgubre mundo. Sus padres, su hermana y ahora sus amigos dejaron un pedazo de ellos en los distintos ramos que ahora hacían en la tumba de la cazadora fantasma.
Algunos ramos más sencillos que otros. Aprecio o culpa, el qué más gozaba de variedad de flores en un mismo lugar era el qué fue regalado por Kishibe. Uno de los primeros en asistir al funeral de su antigua alumna. El anciano pese a su edad, se mantuvo de pie frente a la tumba de una de sus últimas alumnas culpándose a sí mismo por no haber estado para ella.
Madoka entregó un ramo. A pesar de no poder presentarse a rendir su respeto ante la difunta, pudo entregar un ramo a todo cazador con los que compartió aventuras y tragedias.
"Mientras siga en este lugar, cuida a Kei con todas tus fuerzas y con una mayor voluntad de la que yo pude tener."
El cazador que ahora residía en el norte de Japón inundó de flores la tumba de Kei quien también había sido visitada por Kobeni. La cuarta hija se arrepentía por haberla dejado a su suerte y esperaba un perdón de su parte. Algo que ella misma sabía que jamás iba a obtener.
Los padres y la hermana de Himeno también dejaron sus ramos de flores. Un pequeño recordatorio de lo que la cazadora tuerta había dejado atrás.
Frente a la tumba, Aki estaba inmóvil. Inexpresivo como de costumbre, sin siquiera demostrar que lo ocultaba o no podía procesar aún la ausencia de su eterna compañera.
Power y Denji no podían quedarse quietos. Los chicos peleaban y hacían travesuras a pesar de que sus dos compañeros seguían de pie frente a la tumba de su difunta compañera. Aki no les prestaba atención y sacó de su bolsillo un cigarro para fumar.
-¿Me das uno? - preguntó Kobeni quién estaba observando como las flores decoraban de forma alegre a una mujer que sus últimos años de vida habían sido inundados por la depresión.
-Fumar es un mal hábito. Tus huesos se van a debilitar y además sigues en crecimiento. No creo que sea bueno que fumes.
-Tengo 20. No creo crecer más.
-Pareces una niña pequeña con esa estatura. Además, tus dientes se pondrán feos.
-Ya dámelo. Solo déjame hacerte compañía.
Aki le entregó un cigarrillo a su compañera. Los dos nuevos aventureros de desgracias llegaron a un simple acuerdo. Harían compañía a Himeno con una actividad tan mortal como la de cazar demonios. Fumar un simple cigarrillo.
Desafortunadamente para Kobeni, ver y hacer eran dos cosas distintas. Apenas soportaba el aroma del cigarro cuando Aki se lo encendió. El cazador colocó el filtró entre sus labios y empezó a calar hasta dejar tres cuartas partes del cigarrillo aún disponibles. Sorprendida, la chica lo intentó imitar aunque su compañero le advirtió que comience suavemente.
La cuarta hija apenas sabía cómo sostener un cigarrillo correctamente. Lo sujetaba como si fuera un lápiz para dibujar y a pesar de que tenía la precisión de hacer una línea recta sin error, a la hora de acercarse ese pequeño objeto a su boca temblaba como si fuera una paciente con Parkinson.
El primer paso había sido un éxito. Sus labios tenían por fin el cigarrillo. El chico de la coleta le dijo que era una mala idea.
Kobeni le pidió que no la detenga. Himeno y él se hacían compañía de esa forma, ahora quería que le dejé hacerle compañía. No quería ser solamente su subordinada, también quería ser su amiga.
Empezó a inhalar y el fuego del cigarrillo empezó a avanzar en dirección al rostro de la cuarta hija. Aki escuchó como su compañera empezó a toser y hacer una cara de disgusto.
-Te dije que no lo hicieras.
-Solo déjame hacer esto. Será el primer cigarro que fume y también el último.
Aki asintió y continuaron fumando. La cuarta hija apenas podía seguir el paso de su compañero. Aki ya había finalizado de consumir su dosis de nicotina mientras que Kobeni apenas iba por la mitad.
El chico le dio gracia como ella intentaba seguir fumando a pesar de su disgusto. Aunque realmente era un pequeño golpe de nostalgia, el mal hábito ya venía de parte de Himeno y ella hacía lo mismo, se divertía con Aki mientras él apenas toleraba el humo que salía de su boca.
Tenía sus malos recuerdos con ella. Así como otros buenas. Recordaba las cenas qué él organizó para ella. El partido de baseball donde quería lucirse para ella. Recordaba ese día que estaba listo para decirle adiós a todo.
Solo era una historia inconclusa, así como muchas otras que tenía. Así cómo la vida de Himeno. Cómo la de su hermano. Solo sentía el remordimiento de que lo único que fuese capaz de terminar era con la vida útil de un cigarrillo.
Kobeni había finalizado. La cuarta hija se había despedido del primer cigarrillo que fumó en su vida. Unas cuantas risas antes de simplemente volver a llorar. Volver a saber que su amiga estaba en otro lugar y qué jamás podrá arreglarlo.
Su compañero la abrazó. Ambos estaban vulnerables. Ambos eran los únicos que conocían el dolor de perder a Himeno de la forma que lo hicieron. Tenían en su poder la capacidad de rescatarla y fracasaron.
Ambos sabían lo que era ser un fracaso.
Denji vio el momento de consuelo de ambos chicos. Apenas malhumorado luego de que le impidieron sus dos compañeros de casa ver a su amiga, ahora Aki parecía que se iba a aprovechar de la situación para adelantarse.
El chico se mostraba celoso y cuando apenas le iba a gritar algo al idiota que le daba de comer, Power lo jaló con un bastón carmesí antes de cometer una locura.
-Sabes, insecto. Siempre creí que eras estúpido, no era difícil adivinarlo gracias a mi intelecto superior al promedio, pero casi comerías una pendejada que hubiera hecho que Kobeni te odie.
-¿Qué? ¿Por qué lo dices? ¿Ahora estás del lado de Aki?
-Nah. Realmente no, simplemente percibo las cosas mejor que cualquiera en este lugar y cuando vi cómo ustedes dos se abrazaban, notaba como sus corazones iban muy rápido ¿Entiendes, no? Tucum tucum tucum, así de rápido.
-Habla bien.
-Y también se te paraba cuando estabas muy cerca de ella. Así es bellaco, yo sé cuándo eso ocurre y es de las cosas que más odio cuando veo mejor las cosas.
-Ay mierda... incluso cuando estuve en mi habitación y...
-Sobre todo esa vez.
Denji rojo de la vergüenza. Observó a Power culpándola de no darle un espacio libre para el mismo.
-Esa es culpa de coleta. Sin embargo, ellos dos son distintos cuando se abrazan. Sus corazones están tranquilos y más bien, a ambos les duele ese abrazo. Hay mucha pesadez si te soy sincera. Se nota que cíclope les hace falta.
-¿Y tú sabes si a ella le gusta cuando la abrazo?
-Dame cinco mil yenes y te lo diré...
-Vete a la mierda.
El abrazo había terminado. Kobeni estaba lista para despedirse de su amiga. Muy a pesar de todo. Tenía que dejarla ir.
-¡Oigan idiotas! ¡Denji me dio cinco mil yenes, vamos a comer hamburguesas, el pendejo paga! - gritó Power - ¡El último que llegue al auto también será el que pague la siguiente cena!
Kobeni secó sus lágrimas, unas cuantas risas le sacó Power y estuvo preparada para acompañar a esos dos. No sin antes irse con Aki, el chico le pidió que se adelante y ella no hizo más que hacerle caso a su superior. La cuarta hija corrió y trató de no mirar atrás. Alcanzó a Power y Denji y ya que había escuchado que el último iba a invitar la cena, no quería ser esa última, superó a los dos demonios y estaba a nada de ganar la carrera.
-¡Eres idiota! ¡Kobeni es más rápida que tú!
-¡Ya cállate sabandija!
Aki vio como sus tres acompañantes se habían ido. A pesar del ruido que ahora tenía que soportar, cada vez era más tolerable. Aunque apreciaba los momentos de silencio donde solo su mente y él se hacían compañía. El chico siguió viendo los ramos de flores que tenía la que alguna vez consideró su amada.
"Seguí adelante. Gracias a ti."
-Mita...
El papel de la dedicatoria se dañó. No podía ver quién le había mandado ese pequeño ramo de flores blancas. Del mismo tipo qué él había llevado para su difunta compañera. Solo su familia y él sabían qué tipo de flores ella quería recibir si algún día pasaba esta tragedia.
Flores margaritas. A pesar de ello, el chico se alegró que la vida de su amiga no solo sirvió como un ejemplo de lo que no sé debía hacer en su vida. También ayudó a alguien a seguir adelante por lo mismo y eso lo consolaba. El chico ordenó la tumba y la dejó impecable.
-Siempre creí que la que estaría ordenando mi tumba serías tú. Una que otra vez al año quizá hasta que te olvides de mí, me visitarías y me dirías que mi partida valió la pena. Todos estarían tranquilos cuando él demonio pistola deje de arruinarle la vida a los demás.
Aki se arrodilló ante la tumba de Himeno.
-Pero yo sigo vivo y tú estás muerta. Yo no he acabado con el demonio pistola y tú ya no me puedes acompañar.
El chico se sentó. Amortiguando el resto de su peso usando su brazo izquierdo.
-Me preguntó todo el tiempo ¿Por qué no mejor escapaste? ¿Por qué no simplemente me dejabas atrás? Podríamos haber tratado tus heridas y ahora no queda nada de ti. Salvaste mi vida. Y ahora no te lo puedo ver.
El chico inclinó su cabeza. Hacía la tumba de Himeno. Entre lágrimas le presentó su gratitud a la compañera que tuvo, a su instructora, a su amiga.
Ambos chicos sumidos en una profunda tristeza constantemente batallaban para sacar al otro del pozo que estaban metidos. Sin embargo, al final fue Himeno quien ayudó a Aki a darse un respiro pagándolo con su vida.
Himeno se había ido y Aki permanecía.
"¡GRACIAS!"
El chico se levantó. Entre lágrimas. Solo pudo imaginar la figura de su amiga mientras ella le señalaba el mismo lugar al que se habían ido Power, Denji y Kobeni. El chico tenía una nueva misión, una donde no tendría que ahogarse otra vez. Una que por fin le permitiera aprovechar el poco tiempo que le quedaba.
En su imaginación, solo podía ver a Himeno despidiéndose de él y apresurarlo para que alcance a los demás. Aki dejó atrás a su compañera y buscó al resto de idiotas.
El fantasma de la antigua cazadora se quedó observando al chico irse. Mientras ella se dirigía a la dirección contraria.
Aki tenía una nueva aventura. Una en la que Himeno ya no podría hacerle compañía, pero sí unos nuevos amigos.
Gente a la que ella estaba segura, que él podría considerarlos familia.
━━━━━※━━━━━※━━━━━※━━━━━
Extra 1
abandonando el área de nombre clasificado para los cazadores de demonios. Makima continuaba en su deber de llevar a Kobeni de regreso a casa. Asegurando que la cuarta hija no se caiga, sostuvo con fuerza sus piernas mientras que la pequeña también usó sus brazos para no caerse y mantenerse aferrada a su jefa.
A pesar de la mala espina que Himeno le había implantado a Kobeni sobre su percepción de Makima. La chica pelirroja no mostraba hostilidad a su subordinada, extraña y poco expresiva, era algo peculiar en las múltiples rarezas que había visto en su trabajo. Estaba segura de que de Makima pese a su aspecto atemorizante, no generaba desconfianza.
Kobeni solo quería, que ella dejara a Denji libre y ella poder tener toda su atención.
Mientras la cuarta hija se concentró en sus propias penas. Los cazadores que escoltaron a las dos mujeres vieron una escena un tanto incómoda. La forma en la que Makima cargó a Kobeni no ayudaba al pantalón de la subordinada, ambos tenían un buen panorama de la ropa interior de la cuarta Higashiyama.
Un calzón rosado y tapizado con el rostro de Hello Kitty. Una de las tantas prendas ridículas que le había regalado Kaori a su hermana menor. Más pensando que estando en un lugar tan solitario como su casa, ella los usaría con comodidad o quizá para emocionar a algún chico rubio.
Sin embargo, los primeros hombres que vieron eso eran unos cazadores ajenos a su vida.
-Psst... ¿Le decimos que podemos ver su ropa interior a esa mujer?
-Nah. Es lo más divertido que hemos visto en mucho tiempo. - Dijo el cazador con una sonrisa juguetona.
Extra 2
Power perseguía al gato que se encontraba atrapado con el resto de zombies. Los muertos vivientes deseosos de comer la carne viva de ese animal buscaban atraparlo e incrustar sus dientes en tan apetitoso animal.
Por su lado, la poseída de la sangre hizo un gran esfuerzo por llamar su atención. El gato huía mientras que ella se abría pasado masacrando a cada uno de los zombies que ella tenía frente. Sus espadas no sufrían del desgaste, aunque harta de que el felino le hiciera el feo, deseaba rescatarlo y dejarlo libre donde sea.
La falta de sangre de los zombies y su número obligaron a la poseída a dejar de ser tan agresiva y huir. Preocupada por ser devorada no sin antes ser presidenta del mundo.
La chica por fin llegó donde estaba el gato. Aunque su mala suerte hizo que el felino se refugie en ella maullando para que ella huya.
Cuando por fin estuvo a punto de correr. La rubia sintió como una de sus piernas era arrastrada hacía su derecha. Un zombie la tenía atrapada y los demás aprovecharon para tenerla en su poder. El festín de carne era lo más deseado para todos esos muertos vivientes.
-¡Jodanse pendejos!
Gritó Power a punto de usar su sangre en todo su cuerpo como púas de protección. Hasta que escuchó un golpe que atravesó la pared del edificio.
-¡¿Me pareció escuchar una dama aquí?!
-¿A quién llamas rama?
-Mis disculpas. - el poseído de la violencia entró en el momento menos esperado para Power, pero qué más necesitaba. Usando sus habilidades de combate, destruyó los cráneos de todos los muertos vivientes.
Power y el gato quedaron maravillados por los movimientos del poseído. Parecía una escena sacada de Dragon Ball, aunque más visceral.
-¿La mordieron?
-Nah. Esos pendejos se hubieran muerto si me hubieran comido de todos modos.
Ahora seguros. El gato se subió al hombro de Power lo que ocasionó que ella pudiera sonreír de forma eufórica. Además, reconoció que Violencia se veía cool masacrando a los zombies. El poseído aceptó el elogio y se retiró en búsqueda de más gente que necesite ayuda.
-Ese tipo se veía cool ¿No es así, gato?
-Miau.
Extra 3
Mientras la pelea entre el hombre Katana y el hombre motosierra se estaba dando. Una chica con el cabello cubierto con una gorra observó desde los techos de los edificios el combate que ambos tenían.
Intrigada por la forma de combatir del hombre motosierra. Observó la torpeza de sus movimientos y lo errático de sus ataques. Nada sorprendida por lo que había visto, sin embargo, le gustaba la euforia que él demostraba desde el primer momento del combate. A diferencia del hombre Katana quién parecía ser un poco más preciso en sus movimientos.
Sabía que ella sería capaz de destrozar a los dos hombres. Simplemente necesitaba confirmar sus estilos de combate y saber que no habría más complicaciones que las esperadas en su misión. La chica saltando de edificio en edificio hasta llegar donde quedó varado el tren de pasajeros.
Observó con intriga al hombre motosierra. Sacando al hombre Katana partido por la mitad. Una sonrisa se observó en el rubio mientras que ella se contagió por la emoción.
La mujer había visto suficiente y se retiró a hacer sus deberes. Así como llegar a tiempo a su trabajo. Tenía tres retrasos y no quería que volvieran a retener su sueldo.
-Es agradable tenerte de regreso.
-Supuse que tarde o temprano volvería a verte si me encontraba aquí en japón. Makima.
-Desde que pusiste tu pie en suelo nipón he estado al tanto de tu presencia. Aunque no tanto de tus intenciones hasta ahora. Te dejé explorar este hermoso país, te recomiendo el ramen de Saka-Moto. Una auténtica delicia.
-Ya fui ahí. Mi jefe me invitó, es un gran sujeto.
-Me lo imagino. Yo fui sola, sin embargo, si quisieras compañía podría...
-Paso. Solo vengo de visita y no me hago amiga de adultos extraños.
Makima miró hacia las vías férreas. Denji había recibido a Aki y a Kobeni. Los tres estaban preparados para él torneo de patear las bolas del hombre Katana.
-Supongo que viniste por él.
-Una orden del presidente. Nada personal contra japón. No queremos un problema político, solo necesitamos la seguridad de que nuestras fronteras se quedarán libres de cualquier amenaza e intento de influencia de ustedes los orientales.
-El chico motosierra es propiedad de los cazadores de demonios. Una organización que sirve al gobierno japonés. Al primer ministro no le gustaría oír que los soviéticos van a robar una propiedad japonesa. Nuestra respuesta no sería tan amistosa.
-Tienes razón. Supongo que esto no se podrá hacer por las buenas. - la chica de la gorra estaba acercando su mano hacia su cuello.
Makima alzó la mano y le pidió silencio a su acompañante. Ella aún quería negociar.
-Sin embargo, el primer ministro no tiene porque enterarse aún de los planes que tienen ustedes. Reportar esto sería iniciar una crisis política y esto sería todo lo contrario a lo que deseo para la nación y el mundo. Así que, tienes vía libre para hacer lo que quieras con ese chico. De todos modos, puedes considerarlo como mi paga luego del favor que me hiciste.
-No es nada. Me gusta explotar cosas y no es difícil ocultar mi rastro una vez termine mi misión.
-Aunque tengo una condición para dejarte caminar libremente en mi país.
-¿Cuál?
-Cuando estés lista para llevarte su corazón. Recuerda acompañar ese momento con un gran espectáculo.
-Entiendo.
-¿Segura que no quieres ir a comer un ramen?
La chica de la gorra había desaparecido. Ni siquiera pudo escuchar sus pasos de huida. Era buena en su labor de ocultar su perfil y a pesar de ello, confiaba que cumpliría con su palabra. Makima observó nuevamente a las vías.
Kobeni y Denji estaban dirigiéndose al interior del vagón. Makima observó la escena y sólo pudo pensar qué ese chico cada vez más conocía la felicidad.
Extra 4
Abriendo sus ojos. El hombre Katana apenas tenía sensación de movilidad en sus piernas. Hasta que se dio cuenta que no las tenía. Amarrado en una silla, el maldito mafioso se encontraba atrapado en un cuarto que apenas tenía pintura y las goteras eran el único sonido que estaba presente además de sus gritos.
Desesperado intentó agitar su asiento. Intentando caerse y buscar la forma de escapar. Por desgracia su asiento se encontraba atorado al suelo.
La jefa de la cuarta división ingresó al mismo lugar que el hombre Katana. Tenía interés en un tipo como él.
-Huir no creo que sea la opción más viable, señor Watanabe. Después de una larga búsqueda, por fin pude saber quién era usted. Es extraño pensar que alguien de su nivel sería tan escurridizo. Tanto que ni siquiera pudimos darnos cuenta del experimento que es usted.
-¿¡Quieres dejarme libre de una vez?! Necesito matar a ese hijo de puta que mató a mi abuelo.
-Es interesante. Necesitas manualmente desprenderte de tu brazo para poder activar su forma demoníaca. Voy entendiendo. Este lugar estaba preparado para que logres escaparte en caso de activar tus habilidades, pero veo que no es necesario. Al fin de cuentas, solo hay un demonio lo suficientemente loco como para escapar de un lugar así. Y ya te derrotó.
-¡Juro que no solo acabaré con él! ¡También contigo!
-Podemos dejar eso para después. No resultó de mucha utilidad preguntarle a tu amiga quiénes fueron los culpables de la masacre, aunque creo que eso no era lo que realmente interesaba. Escuché que ella hizo experimentos contigo, sé que muchas potencias han incursionado en esa carrera, sin embargo, son pocos los demonios compatibles y mucho menos las personas que puedan tolerar el sufrimiento. Me sorprende que tú seas uno de los afortunados.
-¡¿Qué quieres de mí?! ¡Yo no sé nada de eso!
Makima terminó sacando de una bolsa café que tenía en la mano un corazón. Un corazón oscuro.
-Me vas a decir que fue lo que hizo Sawatari contigo.
-¿Y si me niego?
-No lo harás. Después de todo, fui yo quien salvó tu vida.
━━━━━※━━━━━※━━━━━※━━━━━
Spoilers del siguiente capitulo: Mcmamadas.
Hagan un fanfic de Sawatari x Tn para sentirme identificado.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top