Capítulo 27 - Ni en sueños
『Restaurante』
Lo que parecía ser un día tranquilo se volvió otro pésimo día para la cuarta hija. Visitas inoportunas y entrenamiento obligatorio, Kobeni irradiaba energía negativa a su alrededor.
Observó cómo entre Kishibe y Power metieron a un todavía inconsciente Denji al vehículo de la organización, la poseída solo quitó lo sobresaliente de su lanza, pero dejó aún incrustada su arma en el cerebro del híbrido. La pequeña Higashiyama no podía imaginarse el dolor que Denji sentía mientras era mantenido con vida.
—Higashiyama, tú te sientas al frente conmigo. — ordenó Kishibe.
—N-no sería m-me-mejor si ayudo a que Denji se recupere. S-se nota q-que le duele.
—El imbécil escapó de su entrenamiento, da gracias que estoy obligado a escoltar y entrenar, de lo contrario un acto como ese era para buscarlo y ejecutarlo.
—E-el... h-había dicho que no lo dejó comer, ni a Power.
—Hmmm. Bien, solo por esta ocasión haré caso a la petición de un alumno.
El silencio en el interior del vehículo incomodaba a Kobeni, solo podía mirar a la ventana de su lado para evitar entrar en algún tipo de contacto con su maestro. Observaba edificios y personas caminando mientras Kishibe conducía hacia un destino desconocido. La mirada de la cuarta hija se perdía en sus pensamientos, nuevamente le tocará vivir un entrenamiento y le aterraba la idea de volver a salir lastimada.
—Sé lo que estás pensando. Cada alumno que me toca entrenar tiene de dos, renunciar o seguir, en un principio solo tenías una única opción, por respeto a mi difunta alumna y por otros asuntos me vi en la obligación buscar que renuncies.
—P-pero... ¿Por qué harías algo así?
—Para que no se repita lo mismo de siempre, pero sigues aquí, ya formas parte del club de las vidas arruinadas.
—Oh... — Los ojos de tristeza de Kobeni y sus temblores se hicieron presentes.
La vida de Kobeni era una montaña vida de emociones y de estrés. Pocas veces sentía calma y cuando por fin la conseguía, alguien o algo se la arrebataba. Power en esta ocasión fue la encargada de perturbar ese momento lindo que tenía con... ¡PUUUUUUM!
—¡SABANDIJA! ¡ZOQUETE! ¡PENDEJO!
A puño cerrado Power golpeaba el rostro del motosierra, quien no se podía defender, su estado actual solo le permitía tirar baba y decir pura incoherencia. El momento de introspección de Kobeni fue interrumpido al oír los golpes cada vez más fuertes, se escuchaba el crujir de los huesos faciales de Denji.
Kobeni volteó y se asustó al ver a Power propinándole una severa paliza a su compañero demonio. Posteriormente se percató de la razón por la que se le ordenó sentarse adelante. Los asientos de atrás estaban cubiertos de plástico, Kishibe y Power se habían puesto de acuerdo cuál sería la venganza de parte de la poseída.
—¡ESCORIA! ¡BASURA! ¡MIERDA VIVIENTE! ¡¿Cómo te atreves?! ¿¡Cómo te atreves a abandonar a tu mejor amiga?!
—Y-yo... lo sien...to... — Denji intentó hablar con su compañera, pero era en vano, los golpes de la chica demonio sacudían su cerebro de forma continua, impidiendo que el la haga entrar en razón.
—P-po... P-Power, b-basta, él ya tuvo suficiente, d-detente. — Kobeni intentaba detener a su compañera.
Kishibe ignoraba el acto de violencia de su alumna. Ambos se habían puesto de acuerdo en la pizzería, de cierta forma, Kishibe disfrutó comer pizza margherita y Quattro formaggi con la compañía de la poseída. Power empezó a respetar más a su maestro y reconocer que la pizza que había comprado Kobeni era de peor calidad en comparación a la pizzería favorita del veterano.
—¡Maldito perro de mierda, te salvé tu puto culo más de una vez y así es como me lo pagas!
—¡POWER! ¡YA BASTA! — Kobeni consiguió un impulso de valentía donde no creía encontrarla. — ¡Te dije que él ya tuvo suficiente!
—¿Y tú qué sabes maldita enana? Mientras este idiota se apareaba contigo, a mí me estaban quebrando los huesos.
—Ya te dije que era parte del entrenamiento.
—Sigh. Te perdono porque sabes escoger buenos lugares para comer. Maestro Kishibe.
Sin que los tres se dieran cuenta, Kishibe esbozó una breve sonrisa. Nada le daba más placer que se le reconociera como figura de autoridad.
—Estamos cerca del restaurante de un amigo. Quiero que ustedes tres se comporten, cualquier mínimo incidente y no seré su maestro, seré su puto verdugo.
Tanto Kobeni como Power tragaron saliva, ambas tenían miedo y sabían que Kishibe no tenía límites con respecto a quién podía propinar una paliza. Aunque el que se llevaba la peor parte era Denji.
—Higashiyama. A los pies de Denji está una hielera, saca una de las bolsas de sangre y haz que la beba, date prisa, no quiero que el señor Tsuyoshi piense que mis alumnos son impuntuales.
—¿Cómo consiguen la sangre? — Kobeni estaba asustada de ver la facilidad que personas como Kishibe la consiguen.
—Es clasificado. — posterior a su respuesta, Kishibe estacionó su vehículo y salió, Power le hizo compañía y ambos entraron al restaurante del señor Tsuyoshi.
Kobeni salió del vehículo y abrió la puerta trasera donde estaba ubicado Denji, el motosierra estaba totalmente fuera de combate, su compañera poseída tenía guardado mucho rencor. Kobeni no paraba de preocuparse por el estado tan deplorable de su amigo.
Con sus fuerzas intentó quitar el pedazo de lanza que seguía incrustado en su cráneo. Lentamente y vertiendo sangre en los asientos forrados logró remover la lanza carmesí y aunque dejó aún más moribundo a su amigo, ya era totalmente seguro poder regenerarlo. Abrió la hielera y sacó una de las bolsas de sangre. Regó lentamente el líquido en su boca y vio cómo de inmediato las heridas que dejó Power desaparecieron.
—AGHHH. COF. COF. ¡COOOOF! ¡ESA MALDITA PERRA!
Denji por fin recuperó la consciencia y estaba listo para volver a caminar. Acostado en ambos asientos, se intentó levantar, pero la pequeña Kobeni le impidió su repentino movimiento.
La cazadora revisó que las heridas de Denji estuvieran totalmente cerradas, aún tenía algo de sangre en su cabeza y en su ropa. Kobeni le pidió que se quedara quieto y que no saliera del vehículo. A toda velocidad buscó una tienda de conveniencia y compró una botella de agua. Cuando regresó lavó a su amigo para que su rostro estuviera libre de sangre.
Cuando ambos salieron la primera en dirigirse al restaurante fue Kobeni. Se detuvo al escuchar que el motosierra pronunció su nombre.
—Solo quería decirte qué... muchas gracias por cuidar de mí. — Denji al decir estas palabras no pudo mirar directamente a su amiga, sacudió un poco su cabello húmedo y la pequeña Higashiyama notó el rubor en el rostro de su amigo.
Ella sonrió. Solo respondió que para eso estaban los amigos y ofreció su mano. Denji estaba sorprendido, la mano tendida de su amiga a la espera de que este la tome. Una pequeña sonrisa se mantuvo en su rostro, misma expresión que mostró Kobeni.
Los dos compañeros se tomaron de la mano y caminaron juntos a la entrada del restaurante del amigo de Kishibe.
Kishibe solicitó hacer el entrenamiento de los tres cazadores en un lugar fuera de Tokio. Makima aceptó y dejó que el veterano escogiera el lugar. El camino llevaba a los alumnos a la prefectura de Gunma.
La fachada del restaurante era sencilla, era el hogar del señor Tsuyoshi, un ex-cazador de demonios que se retiró a tiempo de la organización, se dedicó a su familia y con el dinero ahorrado consiguió rehacer su vida, dedicándose a la cocina, aprendiendo algunos platillos del viejo continente. Recibió con gusto a una vieja cara conocida.
—¡Kishibe! Ha pasado tanto. — Tsuyoshi alegremente intentó abrazar a su amigo, pero el cazador veterano solo se apartó y prefirió estrechar la mano. Tsuyoshi aceptó el saludo con su genuina sonrisa. — El mismo de siempre, aunque me sorprende que traigas compañía, ha pasado mucho tiempo te vi rodeado de más gente.
—Son una molestia. Tengo una colega que les vio algún tipo de potencial a este trío de idiotas.
—Veo que dos de ellos son pareja, los veo muy cariñosos, ¡Ay! El amor joven. Me recuerda a los tiempos cuando mi difunta esposa y yo apenas salíamos.
—¿Sachiko falleció? Cuánto lo siento.
—Su cáncer progresó muy rápido. No dio tiempo para que realice un tratamiento. No hay día que no la extrañe, pero al menos mi hija mantiene su espíritu, se acaba de graduar como ingeniera automotriz, al menos, algo bueno pasó en mi vida.
—Me alegra mucho que sigues viendo el lado positivo de las cosas. — Kishibe volteó a ver a sus alumnos. — ¿Quieren escoger asiento de una vez?
Los tres alumnos se quedaron mirando a Kishibe un tanto extrañados, su tono era más amigable con su excolega, pero con ellos tres era hasta hostil. Hicieron caso y los tres se sentaron en la mesa, Denji y Power empezaron a discutir en voz baja, para evitar ser asesinados por su maestro.
—Deberías retirarte de una vez, Kishibe. Ambos estamos acabados, quizá te convendría conocer a alguien o dedicarte a un pasatiempo.
—Ese no es el estilo de vida que busco. Hay muchas cosas que tengo pendientes.
—Aún tienes tiempo para conocer a alguien más. Eres interesante, vivimos muchas cosas cuando trabajamos juntos.
—Paso. No hay nada que me pueda interesar en una vida así.
—¡Ay vamos! ¿Y sí intentas volver a hablarle a esa mujer... la que era tu compañera? Se llevaban creo que bien, quizá ya no sea tan hermosa como en el pasado, pero quizá esté esperándote... deja recuerdo cómo se llamaba. Mmmmm...
—No hace falta. Perdimos contacto hace mucho tiempo. Solo quería venir a saludar y comer algo de lo que haces, no ha pasado mucho desde que regresé al País y todo está de cabeza.
—Esos terroristas sacudieron a todo Tokio. Se nos prohibió entrar a la ciudad debido a la búsqueda de los criminales, pero supongo que aún no los atrapan, las noticias hace rato que dejaron de prestarles atención.
—Tú bien sabes de qué se puede tratar, un contrato con un demonio. Supuestamente ha regresado.
—¿No lo dirás en serio?
—Las armas que se utilizaron no estaban registradas en el país, se sigue estudiando su procedencia.
—Lo entiendo. Le diré a mi hija que tenga cuidado, está buscando trabajo en Yokohama.
—No te seguiré preocupando. Prepárame tu especialidad, ese Besugo bañado en vino blanco y tráeme un licor de cereza.
—Nunca cambias. Incluso tan temprano sigues bebiendo. — El anciano anotó el pedido y se dirigió a darle la carta del menú a los otros alumnos.
Power pidió lo mismo que el viejo Kishibe. A lo que el veterano elogió el buen gusto de la rubia. Kobeni veía los precios de algunos platillos y se dio cuenta que no le alcanzaba para pedir. Denji con un poco de lo aprendido, intentó por su propia cuenta pedir su comida.
Kishibe miró con seriedad a Kobeni, la pequeña se sintió intimidada pero el veterano no se dirigió a ella con fines hostiles, mencionó que no hacía falta ver los precios de los platillos, solo escogiera el que más le apetecía. La cuarta hija pidió Risotto Negro de calamares. Ahora la cuarta hija podía comer sin preocuparse por la cuenta.
Denji batallaba para entender cada carácter del menú, lo que dejó un tanto sorprendido a Tsuyoshi, ver a un chico de su edad con problemas para leer era demasiado raro. Aunque se ofreció a asistirlo, Denji intentó hacerlo por su propia cuenta, quería impresionar a Kobeni su progreso para leer.
—Voy a querer... agh, maldita sea está escrito a mano... b-b-besugo s-sa... s-salto... no, era besugo "saltando".
—¿Salteado?
—¡Eso dije!
—Está bien... ¿Y de beber?
—«¡Chingada madre! ¿Tengo que leer más?» — El nerviosismo de Denji por tener que enfrentarse a su rival más difícil, la carta del menú era evidente. Kobeni se percató del problema que aún representaba leer por su propia cuenta para el rubio.
—Ambos vamos a querer un par de limonada, si no es mucho problema.
El dueño del restaurante anotó el pedido de los cuatro y se retiró a la cocina. Lo que dejó a Kishibe y compañía en un silencio incómodo. La parejita de cazadores intentó continuar en su momento de cariñosos, en la mente de ambos, suponían que ni Power o el anciano se darían cuenta que ambos aún se tomaban de la mano.
Kishibe era lo suficientemente observador para darse cuenta de los cariñosos que se estaban poniendo Kobeni y Denji. Power también le daba asco percibir cada latido acelerado de sus dos amigos.
Cuando llegó su comida, el grupo de cazadores quedó complacido por el don gastronómico del amigo de Kishibe. La cuarta hija estaba a punto de soltar lágrimas de felicidad por vivir este increíble momento.
『Oficina』
El retorno a la rutina de Hayakawa Aki era todo menos lo que él esperaba. Había regresado ese silencio y paz que cada día antes de conocer la existencia de Denji lo acompañaba.
El cazador despertó y se levantó de su cama, en compañía de Nyako. mientras Aki ordenaba hasta dejar impecable su cuarto, la primera en desayunar fue la felina. La comida del cazador se demoró un poco más en estar lista.
Fue ahí cuando se percató de su primer error del día. Desde que Denji y Power vivían en su casa, el chico hacía comida para tres personas, pero en esta ocasión solo se encontraba él. Reservó las otras dos porciones para otra ocasión y comió el curry recién hecho.
Aki continuó con su día, luego de beber su confiable taza de café, tomar una breve ducha y colocarse el uniforme de la organización. El cazador se despidió de su inquilina más tranquila y salió de su residencia. A falta de un vehículo propio, Hayakawa optó por pedir un taxi y que lo dejara en el cuartel de la cuarta división.
Cuando llegó al sitio, la vibra era distinta. Anteriormente a la espera de su llegada estaba Himeno, recibiéndolo con su icónica sonrisa y sus molestas propuestas para retirarse, otros compañeros como Madoka conversaban con el muchacho sobre su día a día y como les hacía falta una salida. Fushi y Takeshi tenían sus debates sobre cualquier cosa, sobre todo de béisbol, un tema que a veces le interesaba escuchar a Aki. Incluso Kei daba breves momentos de compañía al cazador, platicando sobre lo que depararía en el futuro y a veces, siendo Himeno un tema de conversación.
Y ahora con la excepción de Madoka, todos estaban muertos.
Paralizado a las puertas del cuartel, el chico presentaba una extraña sensación que le impedía entrar como le era de costumbre. Sabía que la gente que lo recibiría no era la misma, incluso él no se sentía como el mismo. Tenía jurada una venganza personal contra el demonio pistola y ahora, solo podía sentir impotencia, nuevamente perdió gente a la que consideró camaradas y no pudo hacer nada al respecto.
La recepción de los cuarteles no estaba exenta al daño causado por los terroristas, algunas perforaciones en las paredes y muebles mostraban el caos que hicieron.
Aki se percató de la presencia de una nueva recepcionista. Se esperaba lo peor. La chica que atendió y presentó el contrato a Higashiyama Kobeni fue de las primeras personas en ser asesinadas una vez el asalto al cuartel inició.
Pese a la falsa sonrisa que la nueva empleada mostraba a Hayakawa Aki, se podía ver el terror en sus ojos. Por mucho que se haya extendido el miedo a los demonios, los humanos eran capaces de hacer cosas igual de atroces. El cazador se presentó y la chica le dijo que Makima estaba a su espera en su oficina. Ninguno de los dos estaba con ánimos de despedirse.
El ascensor estaba fuera de servicio. Aki se vio obligado a subir las escaleras e ignorando un poco la información que le dio a conocer la recepcionista, el chico tomó una decisión propia antes de reunirse con su jefa. El tercer piso lucía sospechosamente impecable. Los pasos del cazador cada vez eran más inseguros, estaba próximo a la oficina de la persona más significativa en su vida desde que perdió a su familia.
La puerta tenía evidentes daños estructurales. Los terroristas intentaron abrir la puerta y por cuestión de tiempo dejaron inconcluso el trabajo. Haciendo un esfuerzo algo doloroso, el chico abrió la oficina intentando evitar que la puerta caiga y rompa algo de la oficina de Himeno.
La oficina de Himeno se encontraba relativamente intacta. Los ceniceros esparcidos en los estantes habían desaparecido, reemplazados por más fotos.
La mayoría de ellas las protagonizaba la difunta mejor amiga de Kobeni. En ellas estaba en compañía de sus padres, Aki se percató que por fin desempolvó una foto que tenía guardada de ella con su hermana, era del pasado cuando aún no usaba parche, era difícil diferenciar una de otra.
Una foto de ella abrazando a Kei, mostrando a la castaña asustada por el comportamiento de Himeno. El cazador soltó una pequeña sonrisa al recordar esa espontánea forma de ser.
Sonrisa que se le borró, al ver una foto de Himeno con un mechón de Aki. Recordó ese momento, ambos se reunieron en la casa del cazador y después de varias latas de cerveza, Himeno exigió la coleta de su compañero, no la consiguió con el consentimiento de Aki, dejó que se durmiera y con unas tijeras se la cortó.
En su escritorio, las cosas habían cambiado un poco. Aki inspeccionó sus cajones, solo quedaba una cajetilla de cigarros en un cajón y cuando la abrió, le faltaba uno. El chico no tenía ánimos de fumar, dejó el paquete en su lugar y continuó observando.
Aki observó que había una libreta de cuero a medio abrir. Reconocía la libreta, el mismo se la regaló y observó que varias hojas ya fueron desprendidas, otras tantas mostraban la psique de su dueña. Textos que mostraban los pensamientos más profundos de Himeno.
Cómo ella se odiaba a sí misma. Su autodesprecio por haber arruinado su increíble relación con su hermana. Se lamentaba haberle hecho daño a Aki y que el chico no quería vivir una vida tranquila. Ella había aceptado que nunca estaría a su lado, pero quería que su compañero sea feliz. Aki se preguntaba porque no había nada relacionado a Kobeni.
La libreta finalizó con una lista de cosas por hacer.
☑ Dejar de beber.
☑ Desempolvar fotos viejas.
☐ Dejar de molestar a Aki.
☐ Llevar a Kobeni de vacaciones.
☐ Dejar de fumar. TT_TT
☐ ̶P̶a̶g̶a̶r̶ ̶l̶a̶ ̶u̶n̶i̶v̶e̶r̶s̶i̶d̶a̶d̶ ̶d̶e̶ ̶K̶o̶b̶e̶n̶i̶.
Ahí fue cuando Aki se dio cuenta de la visita de Himeno a su casa. La difunta cazadora había dicho que se rendía y que no iba a interponerse con ese enfrentamiento. El chico sintió pesadez en su corazón, dolía ver qué ella estaba lista para despegarse de la vida del cazador. Sin embargo, ambos seguían conectados, vivieron un día más ya no como amigos si no como pareja. Pero la muerte tenía otro tipo de planes para ellos dos.
Reacio a llorar. Aki intentó contener sus lágrimas en su sitio, ni los cortes que le proporcionó el hombre Katana lastimaron tanto al cazador como rememorar cada momento que él tenía con Himeno.
Los malos chistes de su amiga. Sus invitaciones al retiro. Sus salidas a tomar. Esa vez que intentaron ver películas y Aki se quedó dormido. Vivir la pérdida de su primer compañero y ser consolado por ella. El hecho que intentó mejorar, aprender a cocinar, invitarla a citas y plantearse olvidar su venganza. Hasta que llegó la caída personal de la mujer que parecía que sería su novia.
Recordó buenos momentos con ella. Así como momentos crudos y dolorosos. Verla en un punto bajo de su vida donde ella misma estaba fuera de sí gracias al alcohol, intentar ayudarla y observar cómo ella misma se saboteaba.
Tenía charlas con la hermana de Himeno, ambos aún la querían, pero Himeno llegó a tener un comportamiento hostil con Nozomi. Aki hizo lo que tenía en sus manos para evitar que su compañera muriera en servicio, sacrificando muchas cosas, así la propia Himeno sería su único problema. No volvería a intentar nada con ella después de eso.
Antes quedaban cuatro años hasta el ataque del hombre Katana, ahora con solo dos años de expectativas de vida, Aki debía darse prisa para encontrar al demonio pistola y darle fin a su infierno personal.
El chico observó el teléfono del escritorio parpadeando de forma intermitente, tenía al menos 10 mensajes en la contestadora. Hayakawa pensó que quizá era de relevancia y dejó que uno por uno se reprodujese.
¡¡¡HIIIIIIIIIMEEEEENOOO!!!
El grito de su nueva subordinada se hizo presente. Kobeni había dejado sin darse cuenta algunos mensajes de voz, Aki escuchaba el llanto de la cuarta Higashiyama, escuchaba sus quejas, sus gritos de dolor y como ella intentaba contener su escurrimiento nasal. El mensaje acabó y continuó con el segundo.
El siguiente era un llanto más calmado, se escuchaba la respiración agitada de Kobeni, cómo ella repetía el nombre de Himeno seguido de un "perdóname, por favor perdóname, llegué tarde. Himeno, te extraño. Te extraño mucho"
Del primer al último mensaje por voz, se escuchaba a Kobeni. Poco a poco iba bajando el nivel de su llanto, pero en ningún momento había encontrado consuelo. Aki compartía ese mismo dolor con la cuarta hija y no podía estar a su lado para que su duelo sea más tolerable. El cazador se sintió un poco reconfortado al recordar que mandó a Denji a qué le hiciera compañía.
Hayakawa Aki salió de la oficina de su difunta amada. No había vuelto en forma al servicio y ya había salido herido. El chico cerró nuevamente la puerta y se detuvo un pequeño momento, se despidió de todo recuerdo que aún albergaba esa oficina.
Rumbo a las escaleras. Se dio cuenta que el cazador no estaba solo, pese a los daños que causó el ataque terrorista, algunos colegas de su división descendian de las escaleras, llegando al quinto piso fue que se encontró con su jefa. Recargandose en la pared, su rostro inexpresivo y su tenue sonrisa recibían al cazador.
—Mis disculpas, señorita Makima. Tuve un contratiempo.
—No hace falta la formalidad, Aki. Sé de dónde vienes, lamento mucho tu pérdida.
—Gracias. Todo es un caos. Supongo que me citaste por el nuevo contrato.
—Es parte del protocolo. También puedes hablarme de cómo te sientes. — Makima inclinó su cabeza señalando el camino, debían dirigirse a su oficina.
El cazador siguió a su jefa. No negaba la belleza de la mujer ni tampoco de su figura, cautivando miradas con tan solo su caminar. En parte sintió nuevamente ese gusto que Aki tenía por Makima. Gusto que fue nivelado por el duelo que vivía por haber perdido a Himeno.
Una vez en la oficina y un intercambio de palabras triviales. El asunto se volvió serio. Makima pidió toda la información de lo sucedido en el área de contención. Ya había recibido el informe de parte de Kurose, pero faltaba lo que Aki había dado a cambio, el demonio del futuro es de los que más trabas pone en sus contratos y el chico había salido ileso.
—El demonio va a presenciar mi muerte. Solo eso. Aunque dudé en un principio de esa extraña petición... sonó muy determinado a solo ser un observador.
—Algunos demonios prefieren solo ver cómo nosotros caemos. Se divierten más de esa forma, les sería tan fácil llevarnos al fondo del abismo, pero prefieren que sea lento. Lamento escucharlo, Aki.
—No hay mucho problema. No me queda mucho tiempo. Fueron de utilidad los anteriores contratos, pero ambos demonios rescindieron nuestro acuerdo, era la última medida o de lo contrario no podría matar al demonio pistola.
—Hablando del pistola. Seguimos analizando las armas que pudimos recolectar, hemos podido identificar huellas y partículas de algunos miembros del grupo que atacó a nuestros camaradas.
—¿Saben algo del tipo que le disparó a Himeno?
Makima suspiró levemente. La respuesta se demoró más de lo que Aki se podía imaginar, ver a su jefa manteniendo la calma en medio del caos. Quería comprender también ese peso, pero era un simple perro que seguía órdenes.
—No mucho. Los registros y fichas policiales de cada prefectura de Japón fueron mandadas a revisar, se buscó su registro civil, educación, residencia, nada. El hombre que buscamos es un misterio en muchos sentidos, borró su identidad y ahora se mueve como un fantasma. Estamos intentando dar con su paradero a través de su compañera.
—El tipo podía hacer lo mismo que Denji. Se volvió en una especie de hombre Katana. Fue muy rápido, de no ser por mi uniforme, dudo haber sobrevivido.
—Pedí al área de investigación una mejora en la protección de nuestros uniformes, somos capaces de resistir a ataques cuerpo a cuerpo, pero tenemos muchas debilidades ante los proyectiles de fuego. Murieron muchos de nuestra área civil, nuestros colegas cazadores varios fallecieron a tras varios disparos a quemarropa y por no tener armas con que defenderse.
—Estamos hechos para matar demonios. No somos una fuerza para pelear con humanos.
—Lo tengo más que claro, Aki. Nuestro propósito siempre fue proteger a los nuestros.
—¿Entonces que se planea hacer?
—El primer ministro junto con el ministro de defensa están pensando en una reforma que permita a los cazadores de demonio tener un medio para defenderse en caso de que algo así suceda de nuevo, no solo eso, le dará un mayor margen de maniobra a los cazadores si su arma principal o su contrato no están disponibles.
—¿Vamos a combatir fuego con fuego? — Aki preguntó con escepticismo y desconfianza. Le disgustaba la idea de usar armas de fuego.
—Afirmativo. Conozco tus principios, Aki. No estás obligado a llevar un arma de fuego si no quieres.
—Gracias.
—Pero incluso con tu nuevo contrato, he estado preocupada por tu seguridad. Le pedí a un nuevo miembro de la cuarta división que te fabricara esto.
Debajo de su escritorio, Makima sacó una espada con su funda. La puso sobre el mueble y esperó a que Aki la tomara, con cautela el cazador la tomó y abrió para revisar el filo, no tenía alguna particular que la distinga de otras espadas. Makima afirmó que su dureza era sobresaliente, mucho más resistente y filosa que alguna otra arma blanca que él haya usado. Aki se inclinó como agradecimiento por dicho regalo.
La sonrisa tan característica de parte de Makima se hizo presente. Se levantó de su escritorio y se acercó lo suficiente al cazador, con su mano acarició su rostro, pasando por sus mejillas y haciendo contacto visual con su subordinado. El nerviosismo de Aki se hizo presente, se estremeció al sentir el contacto de la suave piel de su jefa, su mirada penetrante y su perfecto rostro solo logró hacer que el cazador se sonroje.
—¿Serías tan amable de acabar con este problema? Encárgate por hoy de los casos más sencillos. Estoy a unos cuantos pasos de lograr dar con los asesinos de nuestros camaradas, una vez tenga la localización tendrás la libertad de enfrentarlos.
—Si... — Aki estaba perdido en la mirada de Makima. Algo en ella lo atrapaba, enrojecido quiso tomar la mano de su jefa, pero ella la desprendió antes de cualquier movimiento de su parte. — Quiero decir, doy mi palabra que eliminaré a los demonios que están causando problema.
—Sabía que podía contar contigo. Mucho éxito, Aki. Cerca de Shibuya han habido avistamientos de un demonio desconocido. No contamos con mucho personal. Así que este sería un trabajo solo para ti.
—Tendrá el informe preparado para el final del día.
Makima se despidió de su subordinado y esperó la llamada de alguien de interés. Aki se dirigió al estacionamiento para tomar un vehículo de la organización. Seguiría la orden que le dio Makima hasta la última consecuencia.
Su teléfono móvil vibró. El número era desconocido pero conocía el prefijo de dónde lo llamaban. Era el "075" de Kioto. Cuando respondió a la llamada escuchó a una mujer interpretando con su voz la melodía de la marcha imperial de Star Wars. Aki estaba un tanto sorprendido y hasta le provocó una pequeña risa.
—¿Tendō?
—¡La misma! En serio una disculpa si te atrapé mientras estabas haciendo algo importante y... también perdón si te llamé tan pronto. Estaba un poco emocionada de por fin ver Star Wars con alguien que no sea Kurose.
—¡APEEEESTAAAAAAN! Aki si me escuchas, no le hagas caso. — La voz de Kurose se escuchaba al fondo.
—¡Cállate pendejo! — Tendō insultó a su compañero, los dos se encontraban patrullando y fue un momento que usó para llamar a su amigo.
Aki retornó a la calma. Seguía en una lucha que no parecía terminar por haber perdido a Himeno, pero agradecía que una amiga se interese en su bienestar.
—Claro. Aún Denji y Power no regresan de su entrenamiento... también compré un nuevo televisor, mañana me llega por envío.
—¡Qué emoción! digo ejem, me alegra que estés mejor, recuerda que cualquier cosa puedes llamarnos.
—¡EEEXCUUSAAAAS! La estúpida pensó mucho en llamarte y agarró mi móvil... ¡Tendō espera, voy manejando! — Se escuchó un golpe. — ¡AAAAAAAAAAGH!
—En otra ocasión pongámonos de acuerdo. Hasta luego Aki, si no el tonto de Kurose estará molestando.
La llamada finalizó. Aki guardó su teléfono y se dirigió a tomar un vehículo. Siguiendo las órdenes de su jefa, acabaría con cualquier demonio que interfiera con la paz de los humanos.
El cazador había vuelto a la acción.
『Residencias』
En medio de la lectura de algunos informes. Recopilar lla poca evidencia que dejó atrás el hombre Katana y su compañera. La jefa de la cuarta división esperó el llamado de su mano derecha por el momento. Prinz.
Al sonar el teléfono, Makima respondió. Era ella, al fondo se escuchaban lamentos y súplicas de varias personas por su libertad.
—¿Fueron todos los que te pedí?
—Así es, señorita Makima.
—Perfecto. Voy para allá.
La jefa de la cuarta división solicitó un vehículo de la organización. Ella misma lo condujo y se dirigió hacia una de las zonas más rezagadas de la ciudad. Makima adoraba lugares así, tenía una mayor libertad para hacer lo que le plazca, sin rendir cuentas o informar al primer ministro de sus movimientos.
Llegando a uno de los edificios residenciales abandonados luego del ataque de un demonio y que ninguna empresa se arriesgó a tomarlo, se encontró con sus más recientes subordinados demostrando su valía.
—Me alegro que hayan hecho el trabajo al pie de la letra. La familia es algo importante para los Yakuza y con esto tendremos una oferta que será imposible de rechazar.
—Tal y cómo nos lo pidió, señorita Makima. — Entre las sombras del interior del edificio salió una mujer con una voz tranquila.
La imagen de Prinz era idónea para cualquier mujer, un cabello negro que llegaba a la cintura, delgada y con un porte elegante, su vestimenta sobria, usando una camisa blanca con corbata de moño y una falda larga. La piel pálida y sus ojos inexpresivos observaron a su jefa.
Makima había traído algunas cosas para sus subordinados. Antes de llegar a la zona había pasado por una cafetería, había comprado cuatro vasos de café. Le ofreció uno a su subordinada y aunque Prinz mencionó que no lo necesitaba, al final acabó cediendo al obsequio de su jefa.
—¿Y Ángel?
—Durmiendo. Cumplió con lo que usted le ordenó, ahora a nuestros invitados solo les queda un año de vida.
—Bien ¿Alguien dijo algo de relevancia?
—Usted escuchó todo lo que ellos sabían. Son meros civiles, las parejas, padres, amigos, hermanos e incluso hijos de los asociados a la pandilla Yakuza que le interesa no han dicho nada.
—No hay problema ¿Tú ya concluiste con lo que te pedí?
—Falta una mujer. Tuvo la mala suerte de enamorarse de algún Yakuza. Al igual que los demás, no ha aportado nada relevante.
—Comprendo, Prinz. Te haré compañía.
Makima y Prinz caminaron entre los pasillos del edificio residencial, cada cuarto tenía confinada a una víctima de los crueles actos que Makima ordenaba que hiciera su subordinada. Ella al igual que los otros dos que la acompañaban eran demonios. Incluso en contra de su voluntad debían obedecer cada orden que Makima les pidiese.
Prinz indicó el lugar donde se encontraba su víctima. Una mujer de unos treinta años, clase media y que tenía de pareja sin saberlo a un Yakuza. Su pareja tenía como residencia el hogar de la mujer, estaba registrado por algunos delitos como robo a mano armada y allanamiento de morada. Datos que su mujer no sabía cuándo lo conoció.
Al entrar a la habitación, la mujer de nombre Kato Yuriko se encontraba sentada en una silla de madera. Sus brazos estaban amarrados a su espalda. El vendaje de sus ojos y la luz natural que apenas entraba en la habitación solo dificultaba a la mujer poder reconocer algo de su entorno. Su llanto era débil, preguntaba la razón por la que la habían secuestrado.
—P-por favor. N-no tengo mucho dinero, pero se los puedo dar, n-no me hagan daño. Nunca he lastimado a nadie, liberenme y no diré nada, solo quiero volver a ver a mi familia.
Makima no expresaba ninguna emoción. Su particular sonrisa estaba ausente, miraba con seriedad a la víctima del secuestro. Camino lentamente hacia la posición de la mujer, paso a paso, Yuriko temblaba de miedo al escuchar el ruido de las pisadas más cerca de ella. Sus lágrimas empezaban a brotar, así como su sudor y secreción nasal.
La jefa analizó a la chica. No había nada sobresaliente en ella, teniéndola tan próxima a su rostro veía cada imperfección, la expresión de desesperación y de intriga, sin conocer cuál sería su destino. Makima solo hizo una única pregunta.
—¿Puedes decirme todo sobre tu novio?
—Aoji Renjiro. 32 años. Trabaja en un negocio familiar. Es huérfano, perdió a su madre cuando nació y su padre lo abandonó cuando apenas tenía 12 años, ha buscado salir adelante, siempre consigue lindos regalos en oferta, aunque nunca me dice de dónde los compra. Mide 1.80 y en serio lo amo mucho.
Makima sabía que esto sería todo lo que podía conseguir de una civil. Al igual que el hombre katana algunos criminales encubrían sus huellas mejor que otros. Renjiro desde joven tenía un historial de delitos, pero unos cuantos quedaron en su registro, ahora como sicario de Kazuo, sus huellas serían más difíciles de detectar.
La chica pelirroja se alejó de la mujer secuestrada. Le dijo a Prinz que podía continuar con sus tareas. Descansando en la pared, sacó el café que le correspondía a Ángel y se lo bebió.
Su mano derecha le quitó el vendaje a la mujer. La luz era débil, pero ella podía distinguir algo anormal en el rostro de la chica. Su cabello negro, su piel pálida, su rostro inexpresivo y esos ojos con aura lúgubre. Nada de eso importaba, porque veía como una cremallera atravesaba por la mitad y en vertical el rostro de la chica.
El miedo se intensificó. Al sentir las frías manos de la mujer tocando su rostro. Sensación que desapareció, desde la perspectiva de Prinz sus dedos habían atravesado sus cuencas oculares. Usando únicamente sus yemas atrapó el globo ocular derecho de la mujer y poco a poco lo fue extrayendo de su cavidad.
¡AAAAAAAAAAAAAAGH!
¡¡DETENTE!!
¡TE LO RUEGO!
¡YO NO HE HECHO NADA!
El ojo había salido del rostro de la mujer. La sensación de dolor era inmensa, sus gritos de desesperación y su llanto se intensificaron. La chica era inocente, pero ella solo sería una herramienta para un negocio sucio que Makima tenía planeado. Mientras Prinz cortaba el nervio óptico del ojo extraído, Makima aún tomaba su café, observando a su subordinada.
—Necesito que esos ojos se mantengan intactos.
—He seguido sus instrucciones al pie de la letra, señorita Makima. — El cierre de la cabeza de Prinz se abrió e introdujo el ojo de la mujer. El demonio continuaría su siguiente movimiento. Los gritos continuaron.
A la derecha de Makima se asomaba otro de los tres subordinados. Nadando a través de la pared. Con miedo se acercó a su jefa, diciendo que había hecho todas las tareas que le encomendó.
—Has hecho un gran trabajo, señor Beam. — Makima sacó de la bolsa el último café. — Te ganaste una recompensa.
—¡Señorita Makima! ¿Cuándo podremos ver al amo motosierra?
—La paciencia es la madre de todas las virtudes. Pronto lo volveremos a ver.
—¡SIIIIII!
—Cuando Prinz termine, encárgate de regresar a cada persona que trajiste aquí a su casa. Solo nos interesa conservar sus ojos. Pensarán que fue alguna banda rival, mientras más desastre hagan, más me dará la razón el primer ministro. Es cuestión de tiempo para que Kazuo salga de su escondite.
Los gritos habían finalizado. Solo se escuchaba el llanto de desesperación de la mujer, sus dos globos oculares habían sido removidos y en poco tiempo sería devuelta a su casa. Cómo era de esperar, Renjiro cayó en la provocación y se dirigió a matar a quienes creía que fueron los culpables de la atrocidad que le hicieron a su mujer.
Makima quedó expectante, escuchando rumores sobre cómo los perros de los jefes cayeron en la trampa. Algunos cabecillas de las mafias intentarían hablar sobre las peleas entre sus subordinados.
『Fábrica』
El grupo llegó a la ciudad de Tomioka. Para Kobeni fue una lástima no hacer ninguna clase de excursión, era de las pocas veces que salía de su prefectura y no podía hacer más que seguir las órdenes de su maestro.
Kishibe solicitó todas las instalaciones de una abandonada fábrica de manufactura de seda, en su tiempo fue un emblema de su ciudad, así como de japón, pero todo lo bueno tiene un final y hace una década que se había hecho una pequeña celebración tras cerrar sus puertas permanentemente.
De casi nulo interés para el resto de sus ciudadanos, ha sido muy poco visitado y era un punto idóneo para las pruebas que quería hacer Kishibe con su alumna. Power y Denji estaban haciendo las paces, el chico reconoció que hizo un acto de idiotez, pero extrañaba mucho a su chica. Quizá no lo pensó mucho, pero esa última oración dejó enrojecida a Kobeni.
Power aceptó las disculpas. Luego le presumió que se había perdido de la generosidad del viejo maestro. Cuatro pizzas, todas sean sabrosas y tenían nombres elegantes en un idioma extraño, Power explicaba la explosión de sabores que sintió en su paladar, a diferencia de la mierda de pizzas que compró Kobeni.
La cuarta hija sintió el golpe, pero para lo que le alcanzaba y las compró por qué se las había prometido a Denji. La pequeña cazadora sujetó su propio brazo y miró al piso, insultada por el poco tacto en las palabras de la poseída. Denji le dio un zape y aunque eso hizo enojar a la rubia, lo dejó pasar.
—De todos modos me vale verga. Cuatro pizzas no se comparan al premio que recibí por demostrar que soy un mejor genio que tú, ya que yo sí A-P-R-E-N... Eh... aprendí a leer.
—¿¡Qué?! ¡¿Un premio?! ¿Y dónde está, es dinero o comida? ¡Necesito verlo, maldito bellaco!
—Nada de eso. Es mucho mejor, más delicioso que cualquier comida de mierda que llegues a probar y más genial que el puto dinero. Solo Kobeni puede dármelo.
—¡¿Qué?! — Power corrió hacia Kobeni, cuando la atrapó, la empezó a agitar con fuerza. — ¡Enana, tienes que decirme que le diste a Denji!
—N-no puedo... e-es un secreto. — Kobeni era agitada con fuerza y llegó a ser mareada.
—¡Por un demonio, lo que faltaba! Ahora ustedes dos me guardan secretos. Enana, si me dices te dejaré de molestar por una semana.
—¡Eh! T-te digo que es un secreto. Además... y-yo no podría darte uno.
—¿¡Qué?! Debes darme el mismo premio que Denji recibió.
—¡No puede porque a ella no le gustan las mujeres! — Denji apartó a Kobeni de Power. Luego le entró la duda y con mirada confundida volteó para preguntar a su amiga. — ¿O sí?
Kobeni respondió con una negativa. La cuarta hija estaba avergonzada por el pequeño número que hicieron esos dos. Kishibe observaba las instalaciones con cautela. Sacó una pistola y luego disparó a una pared al fondo.
—¡¿Pero qué mierda tienes en la cabeza, anciano!?— Denji fue quien exclamó ante el acto que aparentaba ser irracional de su maestro. Retrocedió unos pasos, así como sus dos amigas, el maestro apuntó hacia la dirección del rubio.
—Tan solo ven. — Inclinando su cabeza en dirección al disparo.
Los tres alumnos se dirigieron al mismo lugar que el anciano. Observaron a un tipo moribundo en el suelo, acostado boca abajo. Lo que terminó por preocupar a Kobeni, su maestro no parecía ese tipo de personas, pero había propinado un tiro
El tipo soportó el dolor del disparo y se levantó lentamente. Kobeni veía con terror cómo el sujeto tenía en su cabeza una serie de ojos repartidos en distintas partes de su cabeza. La agresividad se hizo presente y Kobeni fue la primera a la que quiso atacar. Lo que provocó que la chica se tropiece, Denji estaba listo para hacerle frente.
—¿Quieres dar el tiro de gracia, Power? — preguntó Kishibe.
—¡Con gusto! — La poseída generó unas cuantas estrellas ninja, todas arrojadas con éxito al cráneo atravesando y dejando inerte al poseído.
—Bien hecho.
Kobeni se levantó del suelo con ayuda de Denji, la pequeña Higashiyama estaba asustada y se refugió, abrazando a su amigo. No quería despegar su cara de su pecho, escuchaba los latidos que la calmaban y también porque pasó vergüenza en frente de los otros dos.
Kishibe y Power continuaron el recorrido para ver si había más poseídos o demonios. Los otros dos chicos se quedaron ahí, quietos. Denji no lo podía negar, estar rodeado por los brazos de Kobeni era una sensación placentera. La chica no se despegaba ni un milímetro de él, también estaba cómoda.
Denji observando con detenimiento a su amiga, veía como temblaba. Decidido a seguir avanzando con ella, correspondió su abrazo y solo susurró.
—Luego quemamos el cuerpo de ese pendejo y hacemos una fogata.
—Dime que hablas del poseído y no de Kishibe.
—(...) Sí, del poseído.
El abrazo entre los dos finalizó y en esta ocasión fue Denji quien ofreció su mano para que ella la tomara. Ambos chicos fueron a alcanzar a sus dos compañeros juntos. Cuando llegaron hasta donde estaba Power y Kishibe.
—El área está despejada. Kobeni, prepárate.
—¿A qué se refiere... m-maestro Kishibe?
—Serás una pieza fundamental en una operación, uno de los tantos sujetos de prueba para aprobar la nueva reforma. El primer ministro junto con sus demás perros falderos está por desregularizar nuestro uso de armas de fuego en defensa propia contra demonios y contra estos criminales.
Al escuchar esas palabras la cuarta hija se puso nerviosa "¿Volver a usar un arma?" Ella ya tenía suficiente, cuando se bañó luego del ataque terrorista esa sensación incómoda en sus manos nunca se iba, recordaba la cantidad de violencia que usó y el sacrificio de sus amigos. Una pistola le hacía recordar el fracaso que fue el rescate a Himeno.
—Los cazadores de Gumna nos hicieron un favor. Ser un viejo lobo de mar te ayuda en ocasiones, los civiles estarán lejos de esta fábrica, no escucharán los ruidos de los disparos.
—¿Y qué tiene si los escuchan? — cuestionó Denji.
—Eras un niño o un bebé en ese entonces. El demonio pistola incluso sin haber tenido registros de otro ataque sigue siendo un miedo latente en el mundo. Un solo disparo y tendrás a una multitud de personas escondiéndose, escapando y gritando del lugar, solo estarías regalando miedo gratuito a una puta escoria.
Kobeni sí recordó los casos de los ataques del demonio pistola. Sabía que incluso algunos familiares de zonas lejanas a la prefectura de Tokio habían fallecido, no era una pérdida significativa, su único círculo social eran sus hermanos. Pero sabía que al menos su madre lloró por algunos de los suyos, Kobeni intentó consolarla, sin embargo, ella solo recibió una fuerte cachetada y regaños de su progenitora.
A veces ella se intentó explicar porque sus padres eran así. Nunca encontró respuesta.
Kishibe ordenó una pelea directa entre Power y Denji. Uno de ellos debía salir victorioso dos de tres veces. Power estaba emocionada por haber mejorado sus habilidades, aunque Denji tampoco se quedaba atrás. Superaría a su amiga, aunque no supiera cuál es el premio.
Luego le pidió a Kobeni que le hiciera compañía. Buscó en la parte trasera del auto y sacó un par de maletines alargados. Caminaron juntos hasta que ella vio unos cuantos blancos de tiro. Esparcidos alrededor de la fábrica.
El viejo maestro le dijo que los cuarteles de Gunma estaban al tanto de su visita. Este lugar también servirá como su campo de entrenamiento temporal, no eran como otros países que construían lugares específicos para la práctica de tiro.
La primera de las tres armas que Kishibe le enseñaría a usar sería una mera pistola. La misma con la que ejecutó al poseído.
Colt M1911A1
Las armas que comenzaría a introducir la organización serían de un modelo similar. Kishibe tomó una de las tantas armas que se encontraba en investigación.
Había un detalle en esta pistola mientras el propio cazador la observaba. El arma poseía huellas dactilares sobrepuestas a otras, gracias a qué Kobeni estaba en los registros de la organización se identificó que ella fue la última portadora.
La misma arma que dejó fuera de combate a Himeno. El arma con la que se intentó dar fin a Kobeni. El arma con la que la cuarta hija acribilló sin misericordia al hombre Katana.
Estaba próxima a estar en las manos de la cuarta hija. Kishibe retiró el cargador y jaló la corredera para sacar la última bala. Ofreció el arma a su alumna, para el veterano este sería su verdadero regalo de bienvenida.
Kobeni dudaba de tomar el arma. Pese al ofrecimiento de su maestro, ella temblaba tan siquiera se aproximaba su mano a la pistola, recordaba la fechoría cometida durante la masacre. El rostro ensangrentado de la anciana. Los criminales que disparó una vez ella perdió el miedo. Recordó ese momento donde a un hombre malherido y ensangrentado en sus últimos balbuceos buscando maldecir a la chica, ella no tuvo ni una pizca de piedad y solo disparó al cráneo, exigiendo silencio.
Sentía un hormigueo en sus manos. Culpa y miedo, mató a muchas personas en tan poco tiempo y esa sensación no se le quitaba con facilidad. No existía ninguna justificación para lo que hizo.
El arma le pesó a la cuarta hija. Kishibe le señaló cada componente, le exigió que la analizara cuidadosamente. Un solo error y ella podría lastimar a alguien... o a ella misma.
Al fondo se escuchaban gritos e insultos. Los dos demonios estaban teniendo su entrenamiento físico, Denji salió disparado rompiendo una de las ventanas de la fábrica. El chico intentó levantarse, pero su compañera llegó de prisa y usando su gran mazo aplastó al rubio.
—Ma-maestro... permiso de usar al m-motosierra...
—Nah. Cuando uses al motosierra tu rival seré yo. De momento sigue entrenando con Power. Veo que ella ganó la primera ronda, hay un Buffet de comida internacional al centro de la ciudad, pagaré la comida del ganador, el perdedor que se joda.
—¡Está bien! Entonces te vas a la mierda Power. Toda esa comida será mía.
—¡Te romperé en dos, maldito bellaco!
La segunda ronda de los demonios había comenzado, siendo Denji quien más estuviera buscando conectar un golpe. Pese a la rapidez de la híbrida y que el mazo fue reemplazado por una espalda, ninguno de los dos lograba hacerse daño significado, se terminaron yendo del lugar mientras eran observados tanto por Kishibe como por Kobeni.
—¿Crees que Denji esté bien?
—A mí me preocupa más Power. El otro tarado estará bien, mientras no haga que Power quede anémica. — El cazador bebió un trago de su licorera y luego continuó. — ¿Lista? Te enseñaré los otros juguetes.
La primera manera fue abierta, en ella se encontraba un fusil. Kobeni recibió una pequeña sobaquera como la de su maestra y el veterano le enseñó a cómo colocársela.
—P-parece que estoy en una película de acción. Espero que sea de acción y no de terror.
—En este trabajo es más de tragedia. No soy mucho de ver películas, la mayoría son aburridas o tontas.
—Yo tampoco. A veces en el periódico de papá veíamos cuáles iban a ser los estrenos y pensábamos de qué trataban, n-nunca he podido ir al cine, pero sería lindo.
—Hmmm. Bien, está es una...
Carabina M4
A Kishibe le importó una mierda que su alumna se permitiera conocer mejor. Le hizo entrega del fusil. Nuevamente Kobeni se sintió nerviosa y empezó a transpirar, si antes sentía culpa al agarrar una pistola, con un arma de este tipo sentía pánico de lo que ella sería capaz, no se imaginaba siendo una heroína, creería que podría cometer un error y matar a alguien que no lo mereciera. No quería decirle a su profesor, pero realmente no quería aprender a usar armas.
El maestro instruyó a la cuarta hija a manejar correctamente el arma. Desde la postura que debía llevar, como cargar y descargar el arma y también como avanzar tanto en cobertura como al descubierto...
«Wow. Realmente esto no está tan mal... puede y no sea tan mala usando armaaaa.... ¡AAAAAAAA!»
Kobeni se quedó atorada en sus pensamientos que ignoró ver al piso, se tropezó con un escombro y quedó en el suelo. La pequeña estaba adolorida y Kishibe tuvo que ayudarla.
—Al menos el arma estaba vacía. Sigh. Me encantaría decirte que esto es opcional, pero tú jefa me indicó que tú debías ser una de las participantes en esta prueba.
—¿Y por qué yo? La verdad sigo siendo un tanto nueva, ni siquiera concluí mi entrenamiento con Himeno... no siento que sirva para algo como esto.
—No puedes engañarte a ti misma por mucho tiempo, Higashiyama. Yo también lo sé, hay informantes por todos lados, los Yakuza hablaron del peligro que pueden representar los cazadores de demonios al saber que una de las nuestras mató y hasta desfiguró a algunos de los suyos.
—P-pero... y-yo...
—Te encontraron fuera de tu ruta de patrullaje. No es difícil trazar una ruta entre el lugar donde te ubicaste, los incidentes con los terroristas y dónde se encontraba Himeno. Quisiste salvarla.
—Y-yo... — Kobeni no sabía qué decir. — Y-yo... n-no pude... no pude hacerlo.
—Odio decirlo. Tienes potencial, niña. Realmente hiciste lo necesario para sobrevivir y actuaste bien, no lo pienses como un asesinato, fue un acto de defensa propia.
—N-no estoy segura de esto, Maestro.
—Solo los más locos son aptos para mantenerse en este negocio. En lo que me concierne, puedes tener cabida aquí. Yo no te voy a juzgar por lo que hiciste.
—Y-yo no sé qué hice... Pero estoy segura que no hice lo correcto. Sus vidas, sus vidas estaban en mis manos.
—Eran criminales, ellos no hubieran dudado en matarte.
—Y-yo... «No hablaba de ellos. Kei. Arai. En serio, perdón.» — Unas cuantas lágrimas salieron mientras pensaba en el rostro de sus amigos.
De tan solo recordar lo que pudieron vivir. Kobeni se seguía quebrando, Arai no pudo volver a ver a su madre y Kei no se mudó con Madoka, dejó atrás a sus dos hermanos.
La respiración de Kobeni se agitaba cada vez más. El arma que ella sostenía le pesaba, realmente le estaba pesando y decidió dejarla en el suelo. Kishibe dejó que ella se tranquilizara, la analizó poco a poco, vio cómo en su rostro solo había una expresión de culpa, él no podía descifrar la mente de Kobeni, pero notaba que algo más había sucedido. La pequeña se arrastró hacia una pared y se sentó, abrazó sus piernas y se quedó inmóvil.
La cuarta hija de tan solo recordar todo. Solo quería llorar, incluso lastimó a su hermano Kenji. Ella ocultaba tantas cosas que no podía revelar. De lo contrario, cosas malas pasarían.
—Kishibe me cae bien. Sería una verdadera lástima que una leyenda como él se vuelva en un mito y luego al olvido. Revela tan siquiera un detalle de nuestro contrato y considera a este saco de huesos como de mi propiedad.
Haka estaba sentada al lado de Kobeni. La culpa de la chica llamó la atención del demonio.
—Veo que tú novio está ocupado. Hasta que por fin puedo acompañarte. Es un tanto aburrido no poder pasar el rato contigo, socia.
Kobeni no respondió la conversación iniciada por el demonio de la muerte. Haka tan solo la miraba, se burlaba de su estado anímico, viendo como su socia no podía soportar su culpa.
¿Tú crees que esto esté cerca de acabar?
Preguntó la cuarta hija. No iba dirigida a alguien en específico, tanto Kishibe como Haka respondieron lo mismo.
『Ni en sueños』
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
『Extra-1』
Se puede llamar como a uno le plazca.
Burla o castigo.
Pero lo que vio Aki realmente lo dejó aterrado. Llegando a Shibuya los avistamientos estaban en lo cierto, algunos demonios de un tamaño considerable estaban empezando a causar destrozos. El demonio mosca y abejorro estaban causando pánico entre los transeúntes. Sin nadie que le haga cobertura, Aki tuvo que enfrentarse a ellos de forma directa.
A base de provocación e incitar la pelea, el cazador logró llamar la atención de ambos demonios que se alimentaban de los cadáveres de ciudadanos poco afortunados. La espada fue desenfundada, algo distinto había en ella.
Percibía su dureza pese al liviano peso. Lo que dejaba en dudas si esta hoja podía soportar el corte antes de partirse en dos. Aki entró en acción y le hizo frente a la doble amenaza. Los ataques veloces de los demonios fueron repetidos gracias al filo de su arma y algunas extremidades cortadas sin ningún problema.
Hayakawa estaba sorprendido, pese a estar en desventaja numérica el cazador tenía las de ganar. Su combate distrajo lo suficiente a los dos demonios que permitió que el área fuera despejada, llevándolos hacia un edificio vacío. En espacio cerrado.
Tras varios cortes, la mosca fue la primera en morir. En tres tajos desprendió la cabeza y el resto de cuerpo fue dividido en dos. Para desgracia del uniforme de Aki, todo su traje estaba empapado en vísceras y sangre de un maldito demonio. La visión de Aki se limitó, dando una oportunidad al abejorro para completar su fechoría y acabar con su supuesta presa.
Habiendo tomado su distancia, el abejorro apuntó con su aguijón hacia la espalda de Aki quien aún estaba quitándose la sangre de su rostro. En pocos segundos estaba garantizando una muerte segura a su presa.
—¡Qué asco! Maldita sea... — Aki por fin removió toda la suciedad y pudo ver una imagen terrible.
El aguijón lo había atravesado, el maldito abejorro lo estampó contra la pared y todo había terminado.
¡HAHAHAHAHAHAHAHAHA!
Aki escuchó las risas en su mente.
—Solo por esta ocasión. Brinca a tu izquierda.
El cazador le hizo caso a la voz. En esa dirección saltó y esquivó el ataque del abejorro, atorando su aguijón a una gruesa pared. El demonio no podía moverse adecuadamente. Una vez logró escaparse, su aguijón se había desprendido y quedó indefenso. El tiempo suficiente para que Hayakawa Aki lo ejecute.
La amenaza había sido neutralizada. Dos demonios fueron exterminados por un joven cazador y se retiró del edificio. Se dirigió al automóvil y aunque sus manos estuvieran al volante, el chico no podía creer lo que había visto.
Su propia muerte.
—Futuro ¿Esa fue cercana a mi muerte cruel y miserable?
—No me hagas reír, niño. Somos socios y te ayudaré con el fin de presenciar lo que me interesa. Algunos ataques están dispuestos a hacerte mucho daño, puede que algunos te dejen lastimado así que tienes unos pocos segundos para reaccionar con antelación.
—¿Y lo qué vi? Y-yo fui atravesado, vi mi cuerpo estrellarse en esa pared.
—HEH. Tómalo como quieras, pero es divertido que veas cómo la hubieras pasado si no me hacías caso. No esperes que tú y yo volvamos a hablar pronto... puedes intentarlo, pero para eso tienes que aceptar que el futuro es lo máximo.
La conversación de ambos había terminado. Aki no sabía si esta información se debía proporcionar a Makima. No parecía mucho el precio que pagó por ser socio de este demonio. Consiguió una habilidad útil para algunas situaciones, pero ver su propia muerte era algo que no estaba procesando ¿Qué es lo que en verdad le depara al cazador?
『Extra-2』
Ángel siguió durmiendo luego de escuchar gritos de dolor y súplicas, es un dormilón.
Nunca se enteró que le habían comprado un vaso de café, aunque su jefa le terminó comprando una dona de chocolate como compensación.
≫ ── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ── ≪
Creo que dos capítulos más y se acerca el enfrentamiento entre Katana man y Denji, pero también quisiera ahondar más con Sawatari. Creo que cambiaré algunas cosas del canon, de no mucha importancia, pero de todos modos es un AU a nadie le importan los cambios... creo.
Si llegaste hasta aquí solo me queda agradecerte y decir te quiero, el fic sorprendentemente llegó a superar la barrera de las 200,000 palabras. Estoy abrumado. bye bye,
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