Capítulo 20 - El lugar inalcanzable
La continuidad del fanfic será esporádica, aun así, preparé este capítulo que da comienzo a la segunda temporada de la historia.
Linda mañana, la universidad me está consumiendo, pero aquí andamos al 100. Con ganas de acabar la historia, aunque falte un buen para eso.
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Décadas atrás
El infierno. Un concepto poco claro entre los mortales. El reino de las tinieblas, gobernado por las peores pesadillas que los humanos puedan concebir.
Las religiones tienen un arduo debate de quién tiene el concepto del averno más cercano a lo que esté más allá de lo visible. Dependiendo de la rama cristiana, las intensas llamas y las estructuras similares al paleolítico son lo que impera en el reino del castigo eterno, múltiples demonios son los artífices del sufrimiento y pesar de quienes cometieron actos inmorales.
De muchos nombres se le puede o pudo conocer. Naraka, Jahhanam, Gehena, Tártaro o Helheim. Varios llegan a coincidir en el mismo castigo que todos los humanos injustos causaron a su misma especie.
Fue Dante Alighieri quien en su obra de la divina comedia popularizó el concepto más aceptado de lo que se percibe como el mismo reino de Satanás. 9 círculos, cada uno más bestial que el anterior, correspondiente al pecado cometido, habitado por humanos aprendiendo una lección continua, repetitiva y eterna.
Pero en este lugar no residen humanos. Solo demonios, cada uno siendo la encarnación del miedo de los seres inofensivos que habitan la tierra. Desde el origen de la humanidad hasta su mayor apogeo en el planeta que se les otorgó, sus miedos han seguido latentes, algunos se mantuvieron desde su primer día de existencia, otros fueron creciendo gradualmente, uno que otro disminuyó su peligrosidad y pocos desaparecieron de la existencia misma.
"¡HIJO DE PERRA! ¿POR QUÉ?!
¡¿POR QUÉ?!
¡¿POR QUÉ LE HICISTE ESTO A MIS HERMANAS?"
Frente a frente, en medio del reino de tinieblas, sufrimiento y goce de los demonios. Una guerra encarnada se estaba efectuando. Demonios caídos, débiles y fuertes, solo los que siempre han estado en compañía del humano estaban a la expectativa de lo que el demonio de la Muerte haría.
La figura femenina, pelinegra y de ojos concéntricos de color morado se encontraba en lo más alto de la arena, de pie entre múltiples brazos gigantes mientras sostenía una guadaña de gran tamaño. Su túnica con una coloración pálida mostraba los resultados de una encarnizada lucha en contra de un enemigo cuya naturaleza continuaba siendo un enigma. Muerte tenía una única certeza de su contrincante, su lugar de origen.
"¡¿POR QUÉ TÚ?!
¡¿QUIÉN TE DESTERRÓ?!
¿DE QUIÉN FUERON ÓRDENES DE IR A POR NOSOTRAS?!
¡RESPONDE DE UNA JODIDA VEZ!"
El demonio de la muerte entre los moradores de las tinieblas era conocido por una serenidad y goce de ciertos actos que ponían en tela de juicio su cordura, expresando una cantidad reducida de emociones y que tenía bajo su cuidado a ciertos entes que consideró su familia.
Sin embargo, su rostro emitía una serie de emociones que ella jamás había transmitido ni reconocido por quienes sabían de su existencia. La tristeza, el demonio de la Muerte derramaba lágrimas, era incontenible por dejar de percibir a quienes ella más amaba. La desesperación, su combate se había alargado más allá de lo que ella podía concebir, su familia y sus aliados no pudieron resistir a la bestia que ella tenía en frente y quedó como la última en pie.
La Ira
El demonio de la muerte no podía sentir ni transmitir otra emoción más fuerte que la ira, mirando a su enemigo, un berserker en toda regla, el ser errático que había acabado con todo lo que ella tenía en alta estima. Su sed de venganza seguía creciendo, el demonio de la muerte dejó de lado su deseo por el fin de vidas sin propósito, quería, por no decir que deseaba...
La cabeza en forma de motosierra del monstruo que acabó con todo lo que ella amó.
—Te daré una última oportunidad antes de que conozcas el fin de todo propósito. Explícame. — el demonio de la muerte regresó a la serenidad por un milisegundo para después gritar.
¿¡QUIÉN FUE EL JODIDO IDIOTA QUÉ TE DESTERRÓ DE ESE LUGAR?!
¡LLÉVAME AHÍ!
¡ACABARÉ YO MISMA CON EL REINO DE LOS CIELOS!
El demonio de la muerte lanzó su último grito de batalla para después lanzar todos los brazos, cabezas y cuerpos inertes en dirección a un solo enemigo. Ella con su guadaña estaba lista para realizar múltiples cortes en una piel metálica llena de picos afilados.
La bestia, similar a cierto híbrido. Solo gritaba de forma errática mientras se preparaba para responder a su enemiga. Sus 4 brazos estaban atravesados por motosierras de gran tamaño al igual que en su cabeza todos preparados para cortar, su cuerpo recubierto de un exoesqueleto que le permitía soportar la magnitud del daño que le esperaba.
El impacto fue cruel y estruendoso.
Lo último que miles de demonios pudieron recordar de aquel combate entre las dos criaturas, Fue el sonido de las motosierras aún activas.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Poco después del incidente en "Dattebayo!"
Haka
Himeno estaba muerta. Ella había adelantado el día final de su existencia y Haka era consciente de ello. El segundo contrato entre el demonio de la muerte y su socia, Kobeni ya no tenía ningún sentido. Su miedo fue arrebatado y las consecuencias de sus actos se ignoraron, este día la pequeña Higashiyama se cobraría 9 vidas de criminales con apenas un rasguño.
—Y así fue como sucedió el desastre del gran salto adelante. Debiste ver la cara de mi pequeña. Todos esos ciudadanos muriendo de hambre, la verdad no tenía intenciones de hacer algo de tal magnitud, pero antes había creado múltiples conflictos en Europa para alegrar a la otra.
Haka se encontraba acostada al lado del cadáver de Arai, el rostro del cazador se encontraba transmitiendo el terror más profundo, su tortura fue evidente.
—Sabes. No eres un mal chico después de todo, sabes escuchar cuando alguien lo necesita, supongo que por eso le agradaste a la idiota de Kobeni.
El demonio había volteado para ver el cuerpo de su compañero de plática, por obvias razones no iba a responder.
—Lo sé. Te debo una disculpa, no me di la tarea de ver tus recuerdos y muy seguramente tenías un gran potencial. Pero esto era necesario, si hubieras visto lo que yo ví en la cabeza de esa inútil, también te gustaría ser una clase de espectador cómo yo.
Tanto la anciana como Arai no respondieron por nada.
—En fin. Daré un pequeño vistazo a tus memorias si no es mucha molestia, por si no lo sabías Himeno murió así que el contrato que tengo con Kobeni está prácticamente anulado de mi parte, por lo que debo buscar una alternativa a quien salvar para que yo no reciba consecuencias.
Cuando Haka tocó el pecho de Arai, entró en contacto con una de sus costillas expuestas por la constricción de sus brazos, lo que le permitió ver las memorias del chico. Su infancia, su adolescencia y sus últimas horas de vida. Incluso después de la desesperación que él vivió, no culpó a Kobeni, sabía bien que Himeno era alguien más importante en su vida y aún con el miedo por morir, prefirió irse para que la vida de la mejor amiga aún fuera salvada.
—Ups —Haka solo expresó ese pequeño ruido y luego siguió en su conversación — Un error lo cómete cualquiera. De todos modos estarás en un mejor lugar y muy posiblemente ya te encontraste a Keiko en el camino. Me hubiera gustado conocerla directamente.
La información que Haka tenía era lo que necesitaba para continuar con su plan, había visto que la madre de su víctima necesitaba un trasplante de hígado, por lo que el demonio de la muerte decidió hacer lo más obvio desde su perspectiva.
Con un simple chasquido, sus brazos menos erráticos y más precisos fueron quienes estuvieron abriendo el cuerpo del joven creador de haikus. Abriendo su abdomen, buscando entre todos sus órganos el que les importaba, por si acaso y de preferencia del demonio de la muerte, pidió que todo el sistema digestivo fuera extraído, no únicamente el hígado. Se llevaron desde el esófago hasta la última porción del intestino grueso. Haka ordenó mantenerlos en un punto suspendido, no debían pudrirse bajo ningún motivo.
—Tu madre estará como nueva dentro de poco. Si te sirve de consuelo joven Arai, cumpliste tu propósito y ayudaste a una pobre mujer dejar de sentir dolencia. Seguirás a su lado, aunque no del modo que quizás querías. Ve en paz, te hice sufrir más de lo que merecías.
Haka simplemente suspiró, estaba enojada por su presente. Podía expresar ciertamente una que otra palabra de consuelo, pero odiaba ser quien por culpa del contrato, estaba obligada a salvar vidas cuando ella representaba lo contrario. Su odio a Himeno había crecido, pero no podía hacer mucho para dañarla, la mujer había cometido un acto de bondad desinteresado y muy probablemente también esté en ese lugar inalcanzable.
Haka visualizó unas camionetas negras. Todas estaban en fila, al parecer buscaban aproximarse a la posición del demonio. Lo que le valió para prepararse para chasquear sus dedos en caso de que algo extraño pueda suceder. Se estacionaron a 2 metros de los cadáveres que había dejado Kobeni a su suerte.
Los hombres que estaban dentro de los vehículos empezaron a bajar, todos contenían trajes para protección de daños biológicos, era necesario por lo siguiente que se dirá. Inspeccionaron los cuerpos que estaban tirados, algunos se fueron directo a los 3 cuerpos de los terroristas que Kobeni asesinó con el arma de la anciana. Todos cargados e introducidos en las camionetas, Haka se acercó a su contenido y se percató que estaban transportando cadáveres, varios estaban uniformados, otros eran de los terroristas que se notaba que fueron los que Kobeni ya había ejecutado.
—¿Crees que este cuerpo funcione? Está casi destruido de su tórax y abdomen.
—Ajá, súbelo. Las órdenes fueron claras, debían ser potenciales recipientes para los de nuevo ingreso.
—A la orden, señor.
Haka dejó de prestarle atención. Tenía posesión lo que necesitaba del cuerpo de Arai y solamente vio como lo cargaban hacia la camioneta y la cerraron. Los extraños hombres subieron a sus respectivos asientos y accionaron los motores, yéndose del lugar. Haka solo sacudió su mano y se despidió de Arai. Los hombres dejaron a la anciana a su suerte.
—Ni creas que tendré una charla contigo, idiota. Ya tengo la información que necesitaba, sé dónde quedó el estúpido de tu nieto— Haka volvió a suspirar— Iré por el. Que tu intento de asesinato haya valido la pena ¿Te parece bien?
El demonio de la muerte observó por última vez a una de sus tres víctimas de este día.
—Supongo que me estoy ablandando.
Ahora conocía el pasado de la anciana, de Arai y de Keiko. Todos ellos no eran como los terroristas que masacraron a los cazadores de demonios. Fueron víctimas inocentes que sirvieron para la diversión del demonio de la muerte. Ahora tras analizarlo profundamente, quizá sea la última ocasión que haga de Kobeni un ser tan implacable, odiaba la falta de respeto que su socia le dijo.
Chasqueó los dedos y abandonó al cadáver de la vieja. Más tarde, los oficiales encontraron el cadáver de la anciana, fue reconocida y terminó considerándose víctima del ataque. La anciana murió con un registro limpio en su historial.
Tendō, Kurose y Makima
El apoyo remoto había finalizado, los 30 cuerpos que fueron usados para acabar con algunos de los terroristas que estaban causando estragos en japón estaban tirados en el suelo, ninguno con vida. Los prisioneros habían cometido actos delictivos imperdonables, que les aseguro una cadena perpetua. A los ojos de Makima esto era lo moralmente correcto para gente con esta.
Makima dio fin a sus movimientos con las manos. Se puso de pie y se preparó para caminar nuevamente. la jefa de la cuarta división consideró un éxito sus intereses personales, con mucha gente de valor fuera de su camino, era seguro que ahora ella sería quien esté por arriba de cualquier miembro del cuerpo de cazadores en japón.
Una sonrisa ligera se hacía presente en la chica pelirroja. Incluso cuando escuchó quejas provenientes de su derecha. Era el Alcaide Arakawa.
Sentía como la cabeza le oprimía, mostrando las mismas dolencias que sufrieron los criminales que Makima ejecutó, la chica no detuvo por nada su sonrisa. Solo veía como el ya avejentado Alcaide se retorcía del dolor, suplicando una explicación y ayuda para que esto se detenga.
Una explosión se escuchó en medio del santuario, los demás miembros estaban temerosos por lo sucedido pero ninguno removió las vendas que cubrían sus ojos. Los dos cazadores se encontraban nerviosos, Tendō estaba sudando y sentía frío en su espalda, mientras que Kurose tembló luego de escuchar los quejidos y explosion del Alcaide.
Makima simplemente continuó en su misma postura y ahora adoptando una gesticulación más seria.
—Pueden removerse la venda.
La orden fue clara e inmediatamente acatada. Los miembros del santuario, los policías y los dos cazadores vieron con sus propios ojos una mancha de sangre proveniente de uno de los lados del santuario, era lo que quedó del Alcaide.
—En nombre de seguridad pública, se les indicó de forma concreta que todos los involucrados en este pequeño ritual debían vendarse los ojos por seguridad propia. Algunos demonios con los que se tiene contrato son de conocimiento exclusivo para rangos superiores de mi organización. Eso también descarta a servidores públicos como el ex-Alcaide Arakawa ¿O me equivoco?
Todos los oficiales, por temor a lo que vieron, solo afirmaron las palabras de la jefa. Makima se terminó aproximando a uno de los policías.
—Informe este pequeño inconveniente al ministro de seguridad. Fue bajo responsabilidad del señor Arakawa remover la venda y observar lo que no correspondía.
—A-afirmativo.
Makima dio órdenes a los demás policías de remover los cuerpos, los encargados del santuario limpiarán la sangre. La jefa terminó aproximándose a los dos cazadores que pertenecían a Kioto y les pidió el favor de escoltarla hacia la ciudad de Tokio.
Aunque Tendō y Kurose por el miedo que les transmitió todo lo sucedido se quisieron negar. Una llamada del teléfono de Kurose empezó a sonar.
—Me permite un momento, señorita Makima.
—Adelante.
Kurose puso en su oído el celular. Escuchando las palabras de uno de sus jefes, ordenando la compañía de él y de Tendō hacia la ciudad de Tokio, se les instruyó verificar lo que quedaba de los cuarteles de la capital y asesorar a los cazadores supervivientes en caso de querer continuar.
Tendō escuchó claramente la reconocible voz de su jefe, palabra tras palabra solo hizo que su estómago se retorciera, en su día no estaba planificado visitar la capital y verificar si algún miembro que esté más muerto que vivo necesite asesoramiento.
Cuando Kurose terminó la llamada se dirigió a su amiga, ambos se miraron incrédulos por la petición, pero era una orden.
—Al menos podremos comprar un recuerdo, una playera o algo. Hasta te ayudaría a conseguir un lindo vestido, los diseños de moda de Tokio son los mejores.
—Eres un idiota, Kurose. Todo debe estar cerrado en este momento.
—Bien, bien. Supongo que no tenemos de otra.
Los dos cazadores se pararon en frente de su compañera, esperando la orden. Makima solo los miró con una sonrisa amistosa, les agradeció su compañía y empezó camino en dirección a la entrada del santuario. Eran múltiples escalones para descender, lo que terminó causando el cansancio y arrepentimiento de Kurose por ver el lado bueno de esto. Tendō sé burló y se ofreció a cargarlo.
—Ahora tú eres la idiota— Dijo Kurose sabiendo que su compañera se burlaba de su estatura.
Una vez abajo. Se les ofreció un vehículo de la organización, los tres compañeros subieron. El trayecto fue silencioso hasta llegar al tren bala que los llevaría en dirección a la capital.
—En este momento, Tsukasa y yo estaríamos hablando de los partidos que apenas han pasado.
—Lamento informarle que el señor Tsukasa ya no está entre nosotros, tenga más respeto señor Kurose— Dijo Makima.
—Lo sé, pero era un mejor conversador que mi compañera de aquí al lado.
—Podríamos hablar de volleyball o de basketball.
—¿Es otra de tus burlas?
—Nah, simplemente también estoy aburrida.
Los 3 compañeros llegaron a la estación correspondiente, solicitaron transporte, subieron al vagón y esperaron el trayecto, quedaban 2 horas para llegar a la gran ciudad. Esperaban un escenario muy malo, para desgracia de Tendō y Kurose, irían a una ciudad que fue sometida por criminales, ellos hubieran querido hacer turismo en vez de ayudar a otros cazadores muy posiblemente traumados.
Haka
El demonio de la muerte llegó a la residencia de la familia de Arai. Podía ver cómo la madre del joven estaba durmiendo. El resto de su familia se encontraba en el televisor, preocupados por el estado del chico. Podía ver cómo todos intentaban llamar a la policía e incluso a los cazadores, nadie respondía del otro lado. Tenían miedo también de salir y ser asesinados.
El demonio solo se transportó dentro de la casa. Veía el interior y la decoración, obviamente está era la propiedad de Arai. Veía fotos de su infancia, algunas fotografías del chico de joven, en disfraces o en concursos de lo que parecía poseía.
En el televisor se reportó que habían encontrado a algunos cazadores que sobrevivieron cerca de algún restaurante. Sin novedades sobre Arai. La familia se encontraba angustiada por no saber del paradero del joven.
Haka se adentró a la habitación de la madre. La señora fue víctima de su propio alcoholismo por tanto tiempo, pagando las consecuencias de su falta de mesura. El demonio la observó detenidamente, sabía que era muy probable que le quedaban días hasta una muy segura muerte. Su hígado no daba para más. Si Arai hubiera sobrevivido, vería como su madre fallecería sin que él obtuviera el suficiente dinero.
Su padecimiento hizo que la mujer estuviera al borde de la muerte. Haka esperaba ser visible a los ojos de la madre. Cuando sintió la cercanía a solo unos centímetros, la madre de Arai abrió los ojos y visualizó la figura femenina y el rostro de Haka.
—Tranquila. Vengo de parte de tú hijo, me contó de tu problema y por contrato estoy obligada a ayudarte.
—¿Eh? ¿Dónde está mi hijo? ¿Quién eres?
Haka no volvió a hablar. Chasqueó los dedos y múltiples brazos alrededor de la cama se hicieron presente, atraparon a la señora dejándola inmovil, cubrieron su boca y sus ojos. El demonio pidió un espacio para tocar su frente y cuando entró en contacto, la dejó inconsciente.
Era parte de la diversión del demonio. Para evitar problemas con respecto a la sangre, fue Haka quien sería la responsable del trasplante. Odiaba hacerlo, pero era menos asqueroso que ver el afecto entre los vivos, bajo su perspectiva.
Hizo intangibles sus manos y se adentró en el abdomen de la mujer, buscó entre los órganos hasta dar con el hígado, lo agarró y detenidamente empezó a removerlo, a diferencia en su intento con el corazón de Denji, el hígado se mantenía más estable y en su sitio que el corazón del motosierra. Los vasos sanguíneos y demás conexiones fueron cortadas, permitiendo que el hígado enfermo saliera sin problema. Con un pequeño chasquido, una cabeza putrefacta salió del hombro del demonio. Haka lo ofreció como comida y de forma receptiva, su invocación la comió.
Sonó otro chasquido. Los brazos que habían obtenido el sistema digestivo de Arai salieron, ofrecieron el órgano que ella necesitaba, agarró el hígado y decidió conectarlo al sistema de la mujer, volvió a conectar los vasos sanguíneos y esperó el funcionamiento. De forma optimista para la mujer y negativa para el demonio, el trasplante fue un éxito. Haka sacó sangre de un origen desconocido en un pequeño frasco de vidrio que tenía en el interior del demonio. Volvió a introducir una de sus manos con el frasco hacia su aorta.
Cuando la sacó, la sangre había desaparecido y la mujer respiraba más cómodamente.
—Felicidades señora. Ahora ese hígado y usted son compatibles. No es necesario volver al hospital. Doctor Muerte te ha salvado... Irónicamente.
Chasqueó sus dedos. Todos los brazos que la contenían desaparecieron y solo escuchó como pasos iban hacia su recámara. La hermana de la mujer acompañada de la hija de ésta, debían hacer su monitoreo y verificar la salud de la pobre mujer, sin saber que ahora en su organismo contaba con un órgano renovado.
Cuando las dos mujeres entraron a la habitación de la madre. Se sorprendieron con el rostro de la madre de Arai, era distinto. No estaba amarillento por su enfermedad, su coloración era normal. Lo que terminó haciendo que la hermana la intentara despertar sacudiendo suavemente.
—Hermana... Akina ¿Cómo te sientes?
Cuando Akina despertó, su vista seguía adormilada, no podía distinguir bien la figura. Ya no se encontraba mal como cuando Haka la encontró. Su piel volvió a su tono normal y las dolencias habían desaparecido.
—¿Mi hijo?
—Aún no sabemos dónde está— respondió la hermana.
—No, mi hijo mandó a alguien. Estaba aquí.
—Eh... Hermana, no ha venido nadie. No hemos recibido a nadie más por nuestra seguridad.
—Ya veo. Me parecía haber visto a una mujer...
—Solo fue un sueño, descansa. Estaremos al tanto para conocer el estado de tu hijo.
—Está bien... — Akina volvió a descansar, con la esperanza de decirle a su hijo que ya no se sentía mal, hacía falta revisar en el hospital su estado, pero el trabajo de Haka ya estaba hecho.
—Señora. Su hijo fue un héroe. Salvó a una idiota y ahora salvó su vida. Su muerte valió la pena— Finalizó el demonio sin la esperanza de ser escuchada.
Desapareció del lugar, faltaba una última misión por realizar.
Tendō, Kurose y Makima
Una vez recibidos en Tokio, la policía inspeccionó vagón por vagón en búsqueda de gente sospechosa, se retiraron cuando consideraron limpio el tren antes de la salida de cualquier pasajero, los tres compañeros salieron en búsqueda de transporte. Antes de llegar a Tokio, Makima había solicitado un vehículo para uso personal a la organización.
—Señor Kurose. Nos haría el favor de conducir hasta el cuartel de cuarta división— Ordenó Makima, quien subió en el asiento trasero del lado del conductor.
—A-ah...sí, con gusto.
—Más te vale no chocar, idiota.
—¡Solo sucedió una vez, una sola vez!
Luego de las risas de Tendō, ambos compañeros subieron al vehículo. El transcurso fue calmado, Kurose se mostraba tranquilo ya que el tráfico era inexistente. Podía por las calles algunos vehículos abandonados, manchas de sangre, mientras más se aproximaba al cuartel, cada vez las escenas de pelea eran más evidentes. El cazador sabía que sus compañeros no tenían nada que hacer contra personas armadas.
Suena extraño, pero especializarse tanto en combatir contra demonios los dejó vulnerables a un ataque hecho por la propia mano humana. Algunos civiles estaban siendo interrogados y los cuerpos de cazadores eran transportados en camionetas blancas.
—Por el amor de dios... ¿Por qué harían algo así? — Tendō miraba sorprendida a la calle.
—Quisiera tener la respuesta en la mano, señorita Tendō. Aunque tengo la certeza que iban tras uno de mis hombres.
—¿Era tan importante ese sujeto para cometer una atrocidad de este calibre?
—Me temo que sí. Es un chico único.
—Carajo... — Tendō quedó sorprendida, después de expresar su desconcierto, se mantuvo silenciosa el resto del viaje. Kurose se concentró totalmente en el camino.
Makima había señalado dónde estacionar el vehículo a unas cuantas cuadras cerca del cuartel, por cuestiones de seguridad, el estacionamiento permanecerá cercado en lo que se verifican los daños materiales y pérdidas humanas del interior del cuartel.
Los cazadores bajaron de su vehículo y se dirigieron hacia la entrada principal, misma donde estaba ubicado el señor Madoka, quien estaba dispuesto a renunciar.
—Señor Madoka. Es un alivio ver una cara conocida ¿Todo bien? — fue Makima quien empezó la conversación.
Luego de un pequeño diálogo entre la jefa y el ex-cazador, Tendō y Kurose sintieron nuevamente esa desconfianza que transmitía la jefa de la cuarta división.
«¿No le pudo decir que los terroristas estaban buscando a uno de sus hombres? El chico necesitaba esa respuesta.» — Fue un pensamiento simple de Kurose.
«El tipo se notaba triste, debió haber perdido gente importante este día»— Fue la conclusión que tuvo Tendō en su cabeza. Sin saber que si, tenía razón, Madoka había perdido a su pareja.
Ambos cazadores terminaron viendo sus rostros, aún nerviosos. Afirmaron con la cabeza y fue Kurose quien le dijo a Makima que ellos al pertenecer a otra jurisdicción, sólo harían una tarea específica y luego se retirarían.
La jefa sintió una pena, tenía planeado invitarles a comer o incluso beber con ellos en su departamento. Solo les comentó si la podrían acompañar a un hospital. La chica sabía de fuentes desconocidas que ahí se encontraba su mascota predilecta y el cazador que más necesitaba la asesoría del dúo de Kioto.
Haka
Entre las memorias del hombre Katana, estaban los recuerdos de la gente que debía ser secuestrada y utilizada para extorsión. Era un mafioso en toda regla, tras la muerte de su abuelo no existía hombre más confiable para el trabajo familiar que su nieto. El padre del hombre Katana había desaparecido años atrás y su paradero sigue siendo un misterio en la actualidad.
Uno de los negocios más redituables para el Yakuza eran los préstamos con altas tasas de interés. La mayoría de sus clientes eran gente de escasos recursos alrededor de Tokio, familias que necesitaban comer, pagar otras deudas, sus hogares o negocios, entre ellas la familia del pequeño Satoshi.
Cuando los padres del infante no pudieron pagar el préstamo, durante su regreso de la escuela, Satoshi fue secuestrado, por días estuvo contenido en un pequeño edificio abandonado de 3 niveles. Los hombres le daban lo mínimo para sobrevivir. Iba a ser la herramienta de manipulación perfecta para que algún miembro de su familia haga el trabajo sucio, se necesitó a un sicario de improvisto para matar a Higashiyama Kobeni (y acompañante) la idea principal era el padre del niño, pero su abuela fue la que decidió ensuciarse las manos.
Kobeni no fue estudiada con detenimiento, pensaban que era una civil común y corriente ya que su historial como cazadora era apenas nulo.
Haka no necesitó estudiar mucho el área donde debía explorar. El pequeño lugar fue adaptado como una prisión para los distintos individuos secuestrados por la banda del hombre Katana. Se adentró sin problemas y se percató que los pasillos eran un caos. Había sangre cada vez más seca, armas tiradas y ropa en el suelo. También hubo víctimas del ataque remoto de Makima en el lugar.
El demonio de la muerte decidió buscar algún asiento en el pasillo, cuando lo encontró, descansó. Usó una herramienta para cosas que le dieran pereza hacer por sí misma, invocó a un cuerpo putrefacto de un hombre alto y robusto. De la mano del demonio salió un ojo humano, se lo otorgó a su mascota y empezó a dar órdenes.
—Necesito que busques a un niño, a pesar de las torturas sigue sin riesgo de morir, no lo puedo detectar. No grites, no hagas ruidos innecesarios y si encuentras algún hombre hostil, mátalo.
El cadáver asintió con la cabeza y empezó a caminar rumbo a los pasillos siguientes. No sin antes recibir la última orden.
—Cuando hayas localizado al mocoso, revienta ese ojo.
El cadáver aumentó la distancia con su dueña. Caminando por los pasillos solitarios solo había destrozos, muebles tirados y uno que otro lamento, provenían de arriba. El cadáver encontró los primeros escalones y subió hacia el segundo piso. El ambiente no había cambiado, seguían habiendo más muestras de violencia, los lamentos eran de víctimas de los secuestros.
Haka no tenía intenciones de salvar más personas más que la que tenía por contrato. El cadáver ignoró los lamentos de dolor y peticiones de ayuda. Para fortuna del cuerpo putrefacto, todas las personas secuestradas estaban en habitaciones cerradas.
Ella desde su asiento podía visualizar todo a través del ojo que el cadáver tenía en mano. Se encontraba aburrida, sus habilidades estaban limitadas por su deseo de estar en el completo anonimato. Cuando se topó con eternidad, sabía que sus habilidades servirían desde afuera de la estructura del hotel, pero se veía sin la capacidad de actuar desde dentro. Era la primera vez que llegaba a vivir algo así. Lo consideraba otra derrota en su registro, eran pocas, pero siempre dañaban su orgullo.
El cadáver ascendió hasta el tercer piso, no había señales de ningún infante, eran voces de mujeres adultas. Sus pasos evidenciaban su posición, lo que terminó provocando que un subordinado del hombre Katana preguntara por la persona que se aproximaba.
—¿Q-quién anda ahí? Necesito que se reporte por su nombre...
Los pasos se volvían más fuertes, el hombre estaba empezando a ponerse nervioso, sus compañeros murieron tras una explosión y él era el único que sobrevivió. Apuntó con su arma y volvió a preguntar.
—¡Es una orden, necesito que te reportes con tu nombre!
Cuando el cadáver llegó al tercer piso sorprendió al subordinado, no podía creer lo que sus ojos veían. Sabía que los demonios tenían apariencia asquerosa, incluso de cierta arma secreta que su jefe aún poseía, pero podía ver en carne propia a lo que alguna vez fue un hombre, con traumatismos evidentes y algunos órganos expuestos.
Sin dudarlo, el hombre disparó hacia el cadáver que se aproximaba a su posición. El mafioso trataba de mantener distancia, pero poco a poco el cadáver seguía acercándose, ningún disparo le hacía daño, ni siquiera era el impacto lo hacía retroceder. Para desgracia del hombre, la distancia se acortó y no había escapatoria, llegó al final del pasillo sin ninguna ventana. Pidió clemencia, que lo dejara libre e incluso explicó su situación, era apenas un novato.
Ni el cadáver ni Haka tuvieron compasión. El cadáver empezó a golpear al hombre, incluso después de muerto continuaba con su fuerza que tenía en vida, dejando derribado al mafioso.
—No alargues esta ridiculez, mátalo— Haka ordenó a su mascota.
El cadáver, teniendo dominado a su víctima, solo introdujo sus dedos en el cuello del pobre hombre. Su mano izquierda fue la primera en adentrarse seguido de la derecha. Con poco esfuerzo desprendió la cabeza del cuerpo.
La mascota de Haka continuó su camino. Los pasillos mantenían los ruidos molestos de la gente secuestrada, seguían siendo mujeres y uno que otro hombre implorando por ayuda. Solo hasta el final, pudo escuchar el llanto de un pequeño niño. Haka por fin había encontrado su último objetivo del día.
El cadáver siguió las instrucciones de su dueña. Cuando encontró lo que parecía el lugar donde resguardaron al pequeño Satoshi procedió a reventar el ojo. Era la señal para que Haka se transporte hacia la localización del cadáver. Un simple chasquido e inmediatamente llegó al final del tercer piso.
—Me lo quedo— Haka observó el cadáver del novato. Chasqueó sus dedos y sus fieles brazos lo atraparon y se hundieron hasta desaparecer.
El débil llanto del niño seguía estando presente detrás de la puerta que Haka tenía enfrente. El demonio de la muerte ordenó a su mascota que desapareciera, ella continuaría su trabajo. Intentó abrir la puerta, pero se encontraba asegurada irritando la paciencia del Demonio. Desde el interior de su tórax sacó el hacha que le pertenecía a Kobeni y con la ayuda de uno de los brazos que emergió desde la pared, ordenó que rompiera la chapa con su herramienta.
El brazo obedeció y con un hachazo rompió la chapa de la puerta, permitiendo la entrada del demonio.
—Debo admitir que esta herramienta es divertida, empiezo a entender a la idiota.
En el hospital, Kobeni dio un pequeño estornudo cerca del médico que atendía su herida del brazo.
Entrando a la prisión del pequeño Satoshi, el niño se encontraba sentado, sus brazos estaban atados atrás del asiento y sus ojos estaban vendados. El pequeño niño lloraba débilmente, tenía miedo a que sus captores detectaran sus ruidos y lo volvieran a golpear.
—P-perdón... no lo volveré a hacer...
Haka observó con indiferencia el dolor que el niño estaba pasando. Separado de su difunta madre, su padre incapaz de hacer algo por salvarlo y sin saber que sería rescatado por el demonio que torturó y mató a su abuela. Incluso después de ser liberado, la realidad del niño era muy triste.
—Liberen al mocoso.
Los brazos desataron el nudo que atrapa al niño. El pequeño seguía sollozando, tenía miedo de lo que sus captores serían capaces de hacerle. Ya le habían cortado una oreja y un dedo, desconocía si volviesen a cortarle algo más o golpearlo.
Tanto Haka como el niño se mantuvieron congelados frente a frente. Había pasado un momento donde después de ser liberado no hubo orden alguna. El niño por lo regular era insultado, le decían que debía comer, incluso le llegaron a preguntar cuál sería el siguiente dedo en ser cortado. Para fortuna del joven, Makima empezó a causar su pequeña masacre.
—D-disculpen... ¿Qué me van a hacer?
Haka no respondió. Solo sé aproximó y tocó la frente del niño. El pequeño sentía miedo de las intenciones de la persona que lo tocaba. Pero no hubo diálogo, amenaza o consuelo, el dedo frío y suave del demonio provocó lo de siempre, dejó inconsciente al pequeño.
—Tú abuela trató de salvarte, pequeño mocoso. El error de una puta con parche me trajo aquí para cumplir mi parte del trato. Considérate afortunado que dos mujeres dieron su vida para que yo venga por ti.
El niño inconsciente fue transportado por los brazos. Haka pidió delicadeza, no servía de nada tener un niño incompleto está vez. Los brazos fielmente hicieron caso a su dueña. Mientras caminaba para descender, Haka tomó su tiempo para escuchar los lamentos de cada persona secuestrada del edificio. La piedad de Haka solo se limitó a la madre de Arai, el pequeño Satoshi y a Keiko; la mujer que no debía morir, pero fue sacrificada para que Kobeni pudiera salvar a Himeno, sin éxito.
—Lamento informarles que ustedes no forman parte del trato. Probablemente lleguen al lugar inalcanzable cuando mueran, sin embargo, a partir de ahora reclamo sus cuerpos como míos.
El demonio de la muerte continuó su camino hasta la entrada. Ignoró las peticiones de ayuda, tenía la molestia de tener a un niño bajo su cuidado y ahora debía buscar la forma de dejarlo en un lugar seguro.
Visualizó los vehículos que le pertenecían a los mafiosos. Al ser un Demonio y no tener la necesidad de un transporte como ese. Sintió una tremenda molestia, con un niño en su posesión no podía transportarse cómodamente cómo acostumbraba. Ordenó la aparición de brazos que tenían la cabeza del mafioso que recientemente fue asesinado. Los brazos inmediatamente ofrecieron de forma sumisa la cabeza arrancada del pobre hombre.
—Destruiré hasta la última de tus partículas sí no sabes conducir.
Haka tocó el cuello de su víctima. Enfocó su búsqueda en todo lo que estuviera relacionado con la conducción. El joven no era muy bueno, podía ver algunos choques, su padre cansado de siempre repetirle cómo manejar en estándar, visualizó cómo sus amigos con apariencia criminal intentaron enseñarle con un relativo éxito, descubrió que había atropellado a un infante, se dió a la fuga y terminó metiéndose en la mafia del hombre katana por la sensación que había arruinado su vida y no tenía retorno a lo que conocía.
—Al menos si sabías conducir— Haka apartó su mano de la cabeza del hombre— Ya no tiene utilidad para mí, pueden usarlo cómo juguete.
Las manos que sostenían la cabeza desaparecieron, no sin antes dar una señal de aprobación a su dueña, el demonio de la muerte respondió con la misma señal.
El demonio de la muerte ordenó que abrieran las puertas del piloto y copiloto. Los brazos introdujeron al pequeño, colocaron su cinturón de seguridad y desaparecieron. Haka entró en el vehículo y vio que no podía accionarlo. Necesitaba las llaves.
—Mierda. — Haka estaba decepcionada, olvidó esa parte y decidió hacer algo menos conveniente con el vehículo— Fingiré que esto no pasó.
Ordenó a sus fieles brazos que aparecieran debajo de las llantas del vehículo, podían soportar sin problema el peso y solicitó que avancen. Ella daría las direcciones en el camino.
El trayecto fue silencioso, el niño aún inconsciente balbuceaba cosas como pedir un abrazo, sus padres y que extrañaba a su abuela. El desinterés del demonio era evidente, aún así, seguía visualizando el lugar apropiado para entregarlo. 30 minutos de recorrido en las vacías calles de Tokio hizo que el demonio sintiera tranquilidad, conducir era fascinante, aunque realmente no lo hacía.
Haka visualizó un departamento de policías. Pidió que se estacionaran en frente del lugar. Chasqueó los dedos y ordenó que sus brazos toquen la puerta, no había actividad fuera del lugar, esperaba al menos respuesta de alguien adentro. Nadie abrió.
—Tienen permitido golpear con más fuerza la puerta.
Inmediatamente los brazos que estaban tocando la puerta, golpearon de forma agresiva a la entrada del departamento de policía. Sus golpes dejaban grietas y el último de ellos dejó un agujero. La respuesta al daño fueron disparos.
—Cobardes, respondiendo de esta forma.
Haka observó cómo dos policías salieron del departamento, estaban asustados por la violencia con la que golpeaban su entrada. Apuntando con sus armas en dirección a la calle, visualizaron el auto que sirvió para transportar a Satoshi. Desde la perspectiva de los oficiales, solo el niño se encontraba dentro del auto, decidieron socorrerlo, abrieron la puerta y lo cargaron, se percataron de los daños que le infligieron al pequeño. Sintieron terror y preocupación por lo que llegó a vivir. La pareja de policías volvió a adentrarse a su edificio y no volvieron a salir.
—Pequeña idiota, nuestro trato está hecho. Hice más de lo que acordamos.
Con un solo chasquido desapareció del lugar, no fue de inmediato con Kobeni, quien se encontraba camino a su casa poco antes de encontrarse con el señor Madoka. Se dirigió a su cementerio personal.
En el punto medio de su territorio. El cementerio como desde un inicio era solitario, ni un alma estaba dentro de él, las lápidas se encontraban en blanco, los féretros que se encontraban enterrados estaban vacíos y las flores que estaban en algunas tumbas, eran decoraciones que los brazos de Haka estaban encargados.
El demonio de la muerte caminó como de costumbre por todo su cementerio, recorriendo cada pasillo y visualizando que todo estuviera en orden, desde el ataque del demonio oso, nadie volvió a meterse a su territorio. Usando la sangre del demonio, reparó todos los destrozos y dejó marcas afuera, sabía de la fuerza del demonio que ella mató, para ella era una hormiga, pero para otros poseídos y algunos demonios, era como toparse a un elefante.
Se aproximó a una de sus tumbas favoritas. Era una tumba de color rojo. Con un chasquido y posterior a eso, abrir por completo su mano, el demonio recibió un ramo de flores. Mismo que dejó en frente de la tumba.
—Hola hermana. No ha habido muchas novedades el día de hoy, murieron múltiples personas por un atentado e hice que mi nueva mascota evidencie su más auténtico rostro. Fue un monstruo implacable. Hubieras amado ver eso...
El demonio de la muerte retiró sus gafas. Dejando nuevamente en evidencia la coloración de sus ojos. Su mirada era distinta a la que tenía acostumbrada con Kobeni, la nostalgia dominaba en el rostro de la figura femenina. Una pequeña lágrima salió.
—Aprendí a conducir hoy. Si no tomamos en cuenta que hice que mis brazos movieran el auto, pero yo les ordené a dónde ir. Probablemente si aún siguieras conmigo, te llevaría de paseo.
Haka se agachó, visualizó la tumba roja y puso su mano sobre ella. La veía con ternura y no se despegó del lugar.
—Extraño tus locuras, eras una tonta en toda regla. Tus armas extrañas y estúpidas... nunca te lo demostré, pero me hacía reír, si tan solo estuvieras conmigo... El mundo, pese a todo, ha estado en paz y sé lo mucho que odias eso.
El demonio procedió a abrazar la tumba, otra lágrima salió.
—Te extraño mucho, Guerra.
Pasó el tiempo, Haka se reunió con las otras dos tumbas. Dio sus palabras de nostalgia y contó lo sucedido en el día. Era más activa en esto desde que empezó a acompañar a Kobeni, antes solo las observaba sin interactuar.
Cuando consideró que había dado fin a su tiempo de caridad con las hermanas que alguna vez cuidó. Haka se despidió del cementerio, un simple chasquido de dedos hizo que ella se transporte de su hogar hacia el departamento de su socia. Su intención era simple, informar que el trabajo estaba hecho y que la muerte de Himeno le permitió salvar, aunque sea 2 vidas que no estaban previstas.
Llegando al hogar de la cuarta hija, lo primero que ella escuchó fue el grito de tristeza con dolor que soltó su socia. Kobeni había gritado por Himeno, para después seguir llorando con fuerza por no solo haber perdido a su mejor amiga, cometió muchos errores en el día y todo recayó cómo su culpa.
Haka observó detenidamente a su socia sufrir por haber perdido casi todo en tan solo minutos, desconocía que fue un mensaje secreto que Himeno dejó lo que desencadenó el llanto sin consuelo de Kobeni. Veía como la pequeña Higashiyama se golpeaba la cabeza, odiándose así misma por no haber llegado a tiempo.
El demonio de la muerte perdió las intenciones de notificar la nueva recompensa del contrato, veía como su mascota sufría. Odiaba verla así, le parecía molesto y de no ser que ambas seguían apegadas al contrato principal, probablemente Kobeni hubiera sido asesinada por ruidosa.
Haka chasqueó los dedos y se marchó del lugar. Por hoy dejaría sufrir a solas a Kobeni toda la noche, sin saber que Denji la terminaría consolando.
El motosierra arruinando sus planes nuevamente.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Después del combate
Tras el impacto, no quedaba nada del campo de batalla. El demonio de la muerte limpió toda su escena y desapareció de la vista de los demonios más poderosos. Se encontraba en un punto recóndito del infierno, dónde solo ella y su familia tenían acceso. El sonido de la motosierra seguía activo, era la cabeza de su enemigo quien exigía continuar con el combate.
El cuerpo del contrincante se encontraba contenido, los brazos y cuerpos putrefactos atrapaban y atacaban a su regeneración desde dentro.
—No soy estúpida como Guerra. No te dejaré recuperarte ni te mataré por completo, por ahora. Así que hazte un favor y deja de accionar tu maldita cabeza en vano.
El impacto de hace unos momentos dió un claro vencedor, la que próximamente sería conocida como Haka tenía en su mano derecha a la cabeza de su enemigo.
—Responde "héroe del infierno" ¿Dónde está?
La mano del demonio de la muerte estaba atravesada por la motosierra de la frente de su rival. El héroe del infierno, apodo por el que se hizo famoso estaba accionando su último recurso, lamentablemente, así como cortaba la mano de Muerte, se regeneraba al instante.
Haka, como vencedora dio una simple orden.
—Escucha, estúpido héroe. No tengo intenciones de seguir jugando contigo. Solo diré esta orden una sola vez y espero que seas cooperativo conmigo, a cambio tú muerte será indolora y definitiva.
El Demonio de la muerte aún con lágrimas en los ojos y una expresión de furia, levantó el brazo con el que sostenía la cabeza del "héroe", observando su miserable estado y finalizó...
—Te ordeno que me enseñes la forma de llegar al reino de los cielos.
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Y así comenzó la segunda temporada, con el punto de vista de Haka tras la muerte de Himeno.
Creo yo que por el capítulo 22 la historia avanzará como lo hacía normalmente, el capítulo anterior dejó algunos cabos sueltos, pero lo quería finalizar de forma optimista. Tendō y Kurose tenían solo planes para ser usados como una especie de detectives, pero creo que elevaré el cargo de ambos. Así que esperen más participación de ellos sobre todo con el elenco principal.
Por fin se está hablando más sobre el pasado del demonio de la muerte y trataré de expandir un poco el Lore de este AU. Investigar sobre las desgracias de la humanidad es un tanto agotador jaja
En fin, el Kobenji regresará dentro de poco, trataré de que siga siendo tierno, pero no se alarmen si me da algo (así de webos) y termino repitiendo lo del capítulo 12 o sea más explícito incluso.
Suena chistoso, pero al menos 3 de esas 5 escenas ya son canon en este fanfic xd
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