Capítulo 19 - Buenas noches, Kobeni
Por lejos es el capítulo más largo sin bromear del fanfic, espero sea de su agrado y tiene una combinación de todo lo que quise plasmar en un inicio. Pero en un único capítulo.
Sin más introducción, espero que lo disfruten.
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Las nubes empezaron a gobernar el cielo que una vez estuvo despejado. La operación estaba en su punto más alto y la vida de múltiples cazadores se había perdido. La segunda división, la que mejor había resistido a los ataques de los terroristas, estaba siendo vulnerada desde adentro. La cuarta división, la que comenzó siendo la más afectada, cambió su panorama gracias al apoyo remoto de su jefa, Makima. La primera y la tercera eran pérdida total.
Kobeni
Los pensamientos inundaban la mente de la pequeña ¿Volvería por el cuerpo de su amigo? O ¿De alguna forma buscaría la manera de rescatar al niño de la anciana como última voluntad? Eran ideas que estaba teniendo en su momento de mayor fortaleza, su amígdala cerebral le ayudaba a regular de forma correcta su miedo y preservación, pero ahora lo primero fue removido.
Le quedaban dos minutos y veinte segundos para llegar a su límite. Himeno seguía batallando por su vida mientras que Aki había recibido varios cortes superficiales que lo dejaron fuera de combate, Denji estaba entre la vida y la muerte. Power escapó para cumplir la última voluntad de su compañera del parche.
El camino seguía siendo trazado por el demonio de la muerte, los postes, semáforos y anuncios eran destrozados. Kobeni siguió el sendero a la mayor velocidad que podía, era una atleta nata, evitando los disparos de los terroristas que aún rondaban por el lugar, sin embargo durante su trayecto se topó con un trío de ellos interponiéndose en su camino.
El trío de criminales hubiera preferido morir a manos de Makima que de Kobeni.
Posicionados en medio de la calle uno visualizó a la chica con el uniforme de cazador avisando a sus compañeros que aún quedaba una con vida, pensando que era una idiota por haber elegido pasar en su territorio.
—¡Acaben con esa perra cazadora!
Kobeni no tuvo titubeos en sacar el arma que le había arrebatado a la difunta anciana, le quedaban unas cuantas balas en el cargador y las usó como farol, disparando al suelo para evitar que sus enemigos preparen sus pistolas. Todos ellos saltaron para salvar sus pies, sin conocer que esa fue la idea de la cuarta hija desde un inicio.
—Esa pendeja tiene un pésimo tiro, démosle una verdadera lección de puntería.
El que dijo esas palabras no se percató que la puntería de Kobeni no debía ser puesta a prueba, al lado de la acera donde se encontraba el criminal recibió la pistola sin balas directamente en su cabeza. La chica ya tenía otro objetivo, el terrorista que estaba enfrente suyo recibió el peso de la bicicleta sin la chica. También era un farol, aturdidos dos de los tres enemigos. Kobeni escogió al que aún se encontraba de pie, preparado para disparar.
De la espalda de la chica sacó el hacha que siempre tenía asignada para sus cacerías y se aproximó a máxima velocidad a su oponente quién ya tenía extendido los brazos apuntando a la chica. Un disparo salió de la boquilla y Kobeni sin mucho esfuerzo pudo esquivarlo, la mirada fría y amenazante de la chica afectó en la psique del terrorista.
Dos hachazos hacía el brazo del sujeto fueron realizados una vez ella estuviera a centímetros del hombre, cortando la mano y parte del antebrazo como si de mantequilla tratase, el hombre se había asustado lo que sucedió. Sin poder responder o reaccionar correctamente, un golpe en la garganta impidió que él pudiera gritar y un hachazo hacia su cuello, de la misma forma que Kobeni intentó rebanar a un poseído y solo hacerlo de forma parcial, con el humano fue menos complicado.
Se había desprendido la cabeza del hombre con una expresión de sorpresa, de ver a una pequeña mujer masacrando a un rival de mayor tamaño con solo cuatro movimientos.
La chica sin ninguna expresión de asco atrapó la cabeza, el terrorista que había recibido la pistola vacía hacia su cabeza se había reincorporado y estaba furioso por ver morir a su compañero, de la misma forma apuntó hacia la pequeña sin darse cuenta de que ella tenía planeado su siguiente movimiento. La cabeza voló directamente al sujeto quién sorprendido por el acto, la atrapó y se dio cuenta de la expresión que había dejado su socio. No se había percatado que no duró nada el tiempo para procesar esa información, Kobeni había saltado y lo derribó, la chica estando sobre el hombre, con solo un brazo bastó para ejercer la fuerza suficiente e incrustar múltiples veces el filo de su hacha hasta deformar el cráneo del sujeto. El último movimiento lo hizo con tanta rudeza que lo dejó pegado en el pavimento.
El primero que ella atacó, pero el último en reaccionar se había quitado la bicicleta de encima. Le gritó insultos y amenazas a Kobeni, pero la chica no tuvo ningún tipo de reacción a esas palabras que para ella eran vacías. Solo le quedaba el cuchillo, no perdería el tiempo en volver a obtener su hacha. Con un poco de esfuerzo rompió los botones de su saco y se lo quitó. Teniéndolo en sus manos, corrió hacia su nuevo objetivo, el hombre ya tenía en sus manos el arma y disparó múltiples veces. Al igual que Aki, el traje de Kobeni estaba diseñado para soportar ataques de demonios, pero igual funcionaba con un límite de balas. Ninguno de los disparos alcanzó a la cuarta hija.
Estando tan próxima a su enemigo, Kobeni usó su saco para cubrir la cabeza del terrorista, el enemigo se encontraba completamente ciego ante cualquier ataque de la pequeña. Quién con solo dos puñetazos había derribado a un hombre que era fácilmente veinte centímetros más alto que ella. De su funda que estaba en su espalda, sacó su segunda arma, el cuchillo. No esperó ninguna palabra de piedad, auxilio ni tampoco buscó negociar alguna tregua.
La cuarta hija cumpliría su misión con el poco tiempo que le quedaba, había sacrificado dos vidas importantes para ella y se sentía identificada con el objetivo que tenía la anciana, pero necesitaba un empujón y Haka se lo proporcionó.
8 puñaladas en el rostro y cuello fueron las que realizó la pequeña Kobeni, solo veía como su traje se teñía de rojo y el sujeto había dejado de responder.
Corrió a toda velocidad, levantó su bicicleta y continuó su camino. Le faltaba un minuto y cincuenta y nueve segundos para volver a tener miedo.
Haka vio la escena, quedó pensativa y un poco extrañada, sabía que su creación iba a ser brutal pero no pensó que llegaría a ser capaz de dejar masacrados a 3 hombres más grandes que ella sin esfuerzo.
—Tengo que aceptar... que eso sí no me lo esperé— El demonio quedó sin palabras y fue directo al cadáver que aún tenía incrustado el hacha en su cabeza, la recogió y luego desapareció del lugar.
Himeno
Podría decirse que la buena acción del día de Himeno ya estaba hecha. Power escapó sin problemas y estaba a salvo de la amenaza que seguía siendo el hombre Katana. Ahora necesitaba planear su siguiente movimiento, salvar a Aki.
No tenía mucho a su favor. Power era su soporte para mantenerse de pie, con ella fuera de escena, ahora estaba en complicaciones para seguir parada. Su respiración tampoco ayudaba, solo estaba siendo compensada brevemente por su pulmón intacto, pero en cualquier momento se ahogaría con su propia sangre. Ella era consciente de lo que le esperaba, su panorama no era nada alentador.
—Carga a este idiota— La señorita serpiente mandó a uno de los hombres que ella trajo para cargar a un Denji con una bala incrustada en la cabeza, le ordenó revisar su pulso— ¡¿Sigue con vida?!
Escuchar esas palabras, dieron a Himeno la determinación que le faltaba. Luego de toser sangre y por su propia condición fue ignorada por los enemigos, paso a paso avanzó lentamente, quería alcanzar a Aki, pero terminó cayendo. Cada vez sentía menos el dolor y su remordimiento por ver cómo Denji estaba siendo levantado, hizo que solo observara a aki desde su propio lugar, ya con un objetivo en mente.
El pelinegro estaba recuperando la conciencia, poco a poco, sus ojos se abrían, estaba adolorido y sentía como el poco movimiento que él hacía abría sus heridas. Su traje fue una protección eficaz, pero volver a pelear no garantiza que volviera a resistir un ataque igual. Aki observó cómo intentaron movilizar con dificultad a Denji. Volteó su cabeza hacia el otro lado y observó a Himeno, ya no se encontraba Power por ningún sitio.
La chica del parche se volvía a levantar, era una combinación entre sufrimiento y frustración, una sola bala bastó para hacer que Himeno no fuera de utilidad en la pelea y eso la enojaba. Cuando encontró estabilidad, ella pudo ver al pelinegro, una mirada fija entre dos amantes que... sabían que en el pasado no funcionó su relación, pero querían revivir esa chispa.
El hombre Katana y la señorita serpiente se dieron cuenta como Himeno intentaba levantarse, seguía viva y aunque agonizando, estaba dispuesta a no dejar que se llevarán a Denji. Kobeni se pondría triste y el chico no merecía un final así.
Himeno intentó usar su mano, siquiera para lograr evitar los disparos de los terroristas que aún quedaban en la escena. Pero el demonio fantasma, hizo caso omiso.
Intentó nuevamente, hacer que la mano que siempre le ayudaba en sus misiones y en una que otra broma saliera de su escondite, pero no obedeció ninguna orden. Una voz lúgubre y ciertamente preocupada, apareció en su lugar.
—La mujer de ahí, es extraña, no sé cómo explicarlo, pero es peligrosa. Lo siento Himeno, pero te dejaré sola.
Himeno se quedó perpleja, no iba a ser ayudada por el demonio fantasma. Ella no tenía ninguna otra alternativa, su esfuerzo por seguir de pie y defender a Denji se basaba en lo que su contrato pudiera hacer. Uno de los terroristas preparó su pistola y esperó la orden.
—Fuego— Dijo sin vacilar la señorita serpiente.
Inmediatamente un disparó se escuchó y Himeno terminó empujada de nuevo a una de las paredes destrozadas del lugar. Había recibido el impacto en el hombro.
—¡AAAAAGH! — Gritó la chica del parche, no podía hablar después de eso.
Incluso, el demonio de la muerte Haka percibió el sufrimiento de Himeno, no le importaba lo más mínimo lo que le depare a la chica, pero en su contrato estaba arreglado salvar a la chica y apresuró a Kobeni, quién ya seguía pedaleando a máxima velocidad, haciendo que autos que estaba estorbando en su camino fueran movidos por los brazos del Demonio.
Aki estaba desesperado, en primera fila vio cómo su amada recibió un segundo disparo, había sido en una zona no letal para ella, pero no soportaba verla sufrir. Estaba dispuesto a levantarse y volver al combate, pero... Himeno le pidió que se calmara, con un pequeño gesto con su mano, pidió calma y le sonrió. Incluso si ella estuviera sufriendo, no dejaría que Aki perdiera más de sí mismo, ambos contratos fueron utilizados y uno fue revocado.
Aki trató de tranquilizarse, estaba al borde del llanto, Himeno poco a poco volvió a pararse e intentó hablar nuevamente, con el demonio fantasma, mismo que fue interrumpido por otro disparo que ordenó la rubia.
El proyectil se terminó incrustando en su abdomen, lo que hizo que volviera a gritar de dolor. La señorita serpiente pidió cambiar de objetivo, debían apresurarse y mover al objetivo, dejando a Himeno en su completa agonía.
«Jaja. Ahora sí me hace falta el alcohol, Kobeni. ¿Dónde estarás? En serio, perdón por no llamarte... Solo, espero que estés bien, enana»
Himeno se encontraba inundada de recuerdos y pensamientos profundos, los mismos que ella siempre quería evitar a toda costa con sus bebidas alcohólicas. Ahora, dos semanas después, en un proceso de desintoxicación, solo pudo recordar una y otra vez el dolor de ver morir a tanta gente... Sin embargo, esto era distinto, ella quería la seguridad de Aki y de Kobeni, pero estaba afrontando que ella era la siguiente en irse y no sabía que les deparaba a ellos dos.
«Idiotas bonachones... Por favor, no se culpen por esto.»
Himeno siempre se consideró una mujer con mucha suerte y no en el buen sentido, cayó en el alcoholismo por siempre ser la superviviente en muchas misiones de cacería, los demonios que enfrentaba en la primera división eran peligrosos, desde animales como el tigre hasta conceptos raros como el delirio, no importaba dónde iba, algún ser que ella quería o apreciaba moría. Su naturaleza un tanto sociable la terminó condenando a tenerle cariño a quienes estaban próximos a morir.
No importaba día o noche, odiaba ser la que viviera cuando en su propia mente era la que menos lo merecía. Su familia se encontraba en un mejor momento económico y de salud, pero seguía enfrentando demonios "¿Por qué carajos no me retiré antes?" Siempre pensaba lo mismo y su respuesta era siempre la misma, no tenía sueños ni objetivos. Antes de Kobeni, su vida era una rutina triste. Alcohol, cigarros y persuasiones.
Después de ella, solo los cigarros se mantuvieron. Era extraño, pasaron dos semanas y el sabor que más reconocía ahora era el de una malteada de fresa en vez de su bebida alcohólica de preferencia. Con ayuda de Kei y un poco de Kobeni, se convenció así misma de no volver a persuadir a Aki, el ganó y podría combatir al pistola sin que ella lo moleste. Los cigarros eran lo último que le quedaba y poco a poco, se iba convenciendo que su consumo era estúpido.
Fumaba desde los 16, siempre le dijeron los peligros de hacerlo un hábito y ella los ignoró. La ironía se volvió un tanto cruel, posiblemente de no haber consumido por tanto tiempo el tabaco, su capacidad respiratoria sería mejor y podía resistir por un poco más de tiempo al disparo que recibió en su pulmón. No había tiempo de lamentos, ella había escogido eso.
Sabía que su muerte era inminente y no podía dejar las cosas así. En palabras de Kobeni, Denji era así por lo mala que fue su vida y por como ella lo decía, sabía que Kobeni se identificaba con él. Nunca le preguntó detalles por lo sucedido en el ataque del demonio oso, pero sabía que su amiga era un enigma en muchos aspectos, su aparente falta de contrato, sus reacciones a todo y por qué no había renunciado al trabajo. No podía darle rodeos, al fin de cuentas, Kobeni intentó comprender la oscuridad de ella.
«Espero que me perdones Kobeni, no pude invitarte la comida del día de hoy»
Miró nuevamente en medio de su agonía al rostro de Aki, quién con dificultad se intentaba levantar para socorrerla, sabía que, si él hacía algo como eso, llamaría la atención de sus enemigos y no quería ver morir a nadie más de sus amigos.
—¿Puedes acercarte a Aki?— preguntó Himeno
—A él sí— Solo respondió la voz fantasmal.
Dedicándole una sonrisa y con movimientos de labios, solo le dijo...
—Te amo, Aki. No olvides llorar por mí.
Un pequeño golpe, rápido y preciso en el rostro de Aki, lo dejó fuera de combate. Había noqueado a su amado y no podía sentirse más en paz con eso.
Con Aki y Power fuera de peligro, solo quedaba una cosa por hacer.
—¿Quieres hacer un nuevo contrato? — preguntó Himeno, quién aceptando su destino, quería que valiera la pena.
—¿Qué quieres que haga y qué me planeas ofrecer? — preguntó la voz
—El idiota de las espadas, puedes distraerlo mientras despiertas al Rubio, necesito que ese chico... esté a salvo— Dijo Himeno— A cambio... Te doy todo lo que queda de mí.
La voz fantasmal empezó a reír en un tono sombrío, no esperaba una propuesta de alguien como Himeno. Aceptó la oferta y consumió poco a poco a la chica.
Himeno empezó a notar la ausencia de sus dedos. Progresivamente fue su mano y cuando se percató su antebrazo estaba desapareciendo. Decidida a tener su último momento con Aki, caminó con las fuerzas que aún le quedaban mientras sentía como sus dedos del pie igual iban desapareciendo.
Alcanzó a dar un salto antes de sentir como su pierna derecha era consumida por el demonio. Cayendo frente a frente con el rostro de Aki. Sus dos brazos estaban por desaparecer por completo y sus muslos estaban por el mismo camino.
Le sonrió por última ocasión y recordó la frase tan cursi que le dijo en el balcón, el día de ayer.
"A veces algo tan sencillo como sonreír y cuidar lo que quieres con amor, es suficiente para hacer un cambio en la vida de los demás"
No había forma de moverse, solo le dijo al demonio que la consumía.
—Fantasma... Te tengo que pedir otro favor...
Aún con lágrimas en los ojos, no dejó de sonreírle a un inconsciente Aki, ella sabía que se encontraba bien al ver su respiración, lo último que vio fue un momento de paz que compartió con su amado.
«Sato, Suzuki, Tanaka, Nakamura, Kato, Ito, Hasegawa, Nakajima, Abe (...). Perdonenme por demorarme tanto en reunirme con ustedes»— Himeno mencionó a algunos de sus compañeros caídos, con la esperanza de volverlos a ver en el más allá.
La cabeza de Himeno había desaparecido en frente de Aki, no quedaba nada de ella y lo único que dejó atrás fue su uniforme. Sus labores como cazadora habían finalizado.
Himeno se ha ido
Kobeni
En otro extremo del lugar, a Haka le era imposible notificar lo que estaba sucediendo a Kobeni, ella percibía como poco a poco toda presencia de Himeno era eliminada al punto que desapareció. Le era extraño, pero solo podía suponerse lo evidente, alguien le había ganado la vida de la chica del parche. El contrato que el demonio de la muerte y Kobeni habían arreglado, quedó vacío.
Kobeni se dirigía a la boca del lobo sin saber que su mejor amiga había muerto. Faltaba poco para aproximarse y llegar al restaurante, la propia Haka percibía que estaban a menos de un kilómetro de distancia. Para el infortunio de Kobeni fue obstruida por otro grupo de terroristas que mantenían rehenes.
—¡AYUDAAAA! — Se escuchó el grito de uno de los niños— ¡MAMÁ, POR FAVOR DESPIERTA!
—¡¿Podrías callarte de una vez hijo de puta?!— Decía el terrorista apuntando a quemarropa al pobre pequeño.
—¡Déjalo, es un niño! — la mayor de ellos intentó hacer entrar en razón a su captor, sin éxito, solo recibió una cachetada en su lugar.
Abandonarlos solo incrementarían la culpa de la joven, así que decidió interrumpir su búsqueda. Pensaba que sería rápido.
Eran 4 hombres, tenían de rehenes a 3 niños y una adolescente quienes lastimosamente sus padres fueron asesinados a la vista de sus hijos. Kobeni no pudo hacer más que repudiar la escena, todos estaban en frente de un negocio pequeño.
De un salto abandonó su bicicleta, la dejó seguir movimiento como un distractor y cuando los enemigos la percibieron, dispararon por sentir que un peligro se aproximaba, uno de los disparos le dio a la rueda delantera, dejándola inutilizable para Kobeni.
Pero había servido su objetivo, confundir a los 4 pistoleros sin percatarse que el ambiente estaba siendo usado en favor de la pequeña. Una de las vistas estaba parcialmente obstruida por un vehículo que fue acribillado a disparos. Kobeni lo usó como un pequeño escalón, subiendo rápidamente a su techo e impulsándose.
Con su cuchillo en mano y en pleno salto, lo aventó al pistolero que se encontraba más lejos de la escena, incrustando en el ojo y retorciéndose de dolor. Los 3 restantes vieron como una mujer había llegado de la nada en posición de combate, se les hacía estúpido que alguien viniera con solo un cuchillo en un enfrentamiento de pistolas.
Cuando los 3 pistoleros estaban firmes para disparar, el que se encontraba enfrente fue sometido por la pequeña, uno de los brazos recibió un fuerte golpe en el codo, dañando la articulación y dejando suelta el arma. La pequeña la atrapó y decidió disparar con ella, sin embargo su poco conocimiento en armas hizo que no se percate que estaba puesto el seguro.
—¿¡Esa no es la perra que había mandado a matar el jefe con una anciana?!
—¡DA IGUAL, ACABEMOS EL PUTO TRABAJO!
Los restantes dos hombres sanos apuntaron con sus armas. Kobeni intentaba predecir dónde sería el primer disparo, pero el tiempo cada vez se hacía más limitado por lo que usó un movimiento más violento. Empujó con todas sus fuerzas al pistolero que tenía sometido y lo arrojó a uno de los dos hombres que la amenazaba con disparar. Fue un relativo éxito, ya que lo había atrapado.
El último hombre disparó y rozó el brazo izquierdo de la joven. Kobeni sentía en carne y hueso, una fracción de lo que padecieron sus amigos. Los rehenes le daban un poco de apoyo moral, pero la adolescente decidió atreverse a más, con su cuerpo intentó taclear al hombre sin éxito, solo causó un pequeño empujón para luego caer ella sola. Un enfurecido terrorista desvió la mirada hacia la joven, quién asustada solo cerró sus ojos y esperó su pronto final.
Los niños no querían ver morir a su hermana, pero estaban temerosos de recibir daño, esperaban lo peor y sus lágrimas empezaron a brotar. Por nada en el mundo querían repetir lo mismo que con sus padres.
De un solo salto, la cuarta hija se subió en la espalda del hombre y con la pistola que no sabía cómo quitar el seguro, solo usó su empuñadura para golpear directo en la nariz del pistolero.
—¡DETENTE PERRA!
Pero no hubo compasión, cada golpe era más fuerte y las estructuras de la nariz se iban deformando, reventando sus vasos sanguíneos y dejando una escena digna de una película sangrienta. Kobeni tiró la pistola directo a la cabeza a otro de los pistoleros, dándole más tiempo. Su primera víctima se encontraba fuera de combate.
Robando la pistola que no tenía seguro, apuntó hacia el par que se encontraba reincorporando y disparó sin compasión, los primeros tiros fueron en el cuerpo, esperó como se retorcieran un poco de dolor y finalmente los remató directo a la cabeza.
Su tercera víctima, el hombre al que destruyó su nariz seguía balbuceando, Kobeni hizo lo mismo, se acercó a su enemigo lo suficiente para apuntar a su cabeza y simplemente dijo...
—Silencio.
Solo un disparo fue necesario para matar al sujeto. Luego de eso, decidió levantar a la adolescente que la intentó ayudar y le otorgó el arma para que pudiera defenderse. La joven se encontraba asustada por la brutalidad con la que se movía su salvadora. Pero solo una sonrisa y unas cuantas palabras bastó para confiar en ella.
—También haría lo que sea por mis hermanos—Finalizó Kobeni con un gesto amigable.
El cuarto hombre, quién aún estaba retorciéndose por el dolor que le provocaba el cuchillo, reventó sin que ninguno de los presentes lo hubiera esperado. La adolescente y los niños gritaron de miedo, Kobeni solo se encontró confundida y un poco molesta, su bicicleta ya no podía continuar.
Solo agarró el cuchillo que terminó cayendo cerca y corrió lo más que podía. La implacable Kobeni tenía un saldo de 9 bajas y una extraña asistencia de Makima. Le quedaban 40 segundos para su límite y hasta el propio motosierra había caído.
Haka vio nuevamente la escena, en todo lo que llevaba Kobeni enfrentando a los chicos malos... solo un rasguño ha recibido. Ella era consciente que, dentro de poco, Kobeni vería la cruda realidad de sus acciones y que todo lo hizo por nada.
—Sigh. Deberé buscar la forma de pagar este espectáculo, niña. Perdón por lo de Himeno— Era una cínica con su socia, pero sabía que tenía que reestructurar el contrato.
Denji
El rubio se encontraba en un estado entre la vida y la muerte, no podía decirse que él estaba próximo a dejar este mundo. Era demasiado duro para eso y testarudo para aceptarlo. Pero su propia conciencia no dejó responderle por sí mismo, sentía como manos lo andaban moviendo de un lado para otro. Las podía identificar, eran de hombres, ninguna era delicada y suave como las de una mujer, eso lo enfureció.
«HIJOS DE PERRA, SUELTENME MALDITOS ACOSADORES, LOS VOY A CORTAR UNA VEZ SALGA DE ESTE LUGAR DE MIERDA»
Solo en su propia mente se podía quejar, seguía en un estado suspendido, había escuchado buena parte de la acción, como algo fue destruido de gran tamaño, los gritos de un demonio con voz de mujer y los quejidos del idiota mafioso que se hacía nombrar Katana.
Fuera del subconsciente de Denji, la cosa no estaba mejor. El Demonio fantasma se encontraba presente, activo e intentando cumplir su parte del trato, había atrapado al hombre Katana sin mucha dificultad y estaba dispuesto a torturarlo cómo mera diversión. Su figura era extraña, su rostro era el de una mujer pálida parcialmente arrugada sin ninguna abertura en los ojos o boca, se encontraban cocidas. Su cuerpo le hacía parecer que tenía un cuello alargado, compuesto en su superficie por cientos o miles de brazos y cubierta por flores, en su mayoría blancas o de colores como el rosado.
—Sawa... ¡SERPIENTE, AYUDA!
—Tch. Idiota— Serpiente, veía la desesperación del hombre Katana.
Algunos de los hombres del mafioso intentaron asistir al jefe, disparando en el rostro sin que el demonio tuviera reacción, solo causó molestia e hizo que respondiera, sus brazos eran fuertes y podían alcanzar distancias mayores a las que aparentaban, 2 fueron víctimas como prueba de ello. Uno de sus hombres murió aplastado cuando uno de sus brazos entró en contacto con su rostro y el otro fue empujado hacia la calle, ambos cuerpos quedaron deformados.
—¡Eres un jodido incompetente, debí haberle hecho una lobotomía a tu jodido cerebro de mafioso! — gritó la mujer
—¡Cállate y ayúdame, la misión aún no ha acabado!
El nombre de la señorita no fue puesto en vano. Sacrificando algunas de las uñas de su mano izquierda y sangrando un poco de la nariz, su contrato hizo acto de presencia, la mujer señaló hacia donde tenía que devorar su socio y lo invocó.
—¡SERPIENTE, DEVORA A ESE DEMONIO!
El demonio serpiente hizo acto de presencia, al igual que el demonio zorro podía ser invocado en medio de la nada y devorar a sus presas. Su cabeza no tenía la forma habitual del animal, estaba cubierta por brazos, extremidad dónde continuamente esos reptiles tienden a atacar a los humanos. Atrapó de un solo mordisco al fantasma, dejando libre a Katana y aparentemente acabando con el demonio con el que Himeno había hecho contrato.
—Desaparece.
La orden fue acatada y la serpiente, así como apareció, se esfumó de la nada. La última voluntad de Himeno parecía en vano.
Cada uno de los terroristas intentó seguir con el plan, movilizando a Denji hasta que una fuerza proveniente de ningún lugar lo jaló. El cuerpo torpemente escapó de sus manos y se lanzó en medio de lo que alguna vez fue un restaurante.
«¿QUÉ NO PUEDEN SER DELICADOS CONMIGO?»— Denji se quejaba internamente.
El chico dentro de su mente era un desastre, estaba todo decorado como si fuera un callejón sin salida, la puerta que él presenciaba nunca la podía abrir y a los otros extremos solo había muros. Odiaba el sitio, le hacía recordar lo miserable que era su infancia y ahora teniendo cosas básicas y dos lindas chicas que parecían querer algo con él. Pues no estaba en el mejor humor para seguir atrapado ahí.
—Agh. Ojalá esto acabe de una vez. ¡Hooolaaaa! ¿Pochita, estás aquí?
No había respuesta. Su amigo era parte de él, pero por alguna razón no sentía su presencia.
—No estoy de humor para jugar a las escondidas, dime dónde estás y cómo puedo salir de aquí.
Solo escuchó desde el cielo, el sonido de su cadena siendo jalada y cómo poco a poco este ruido era reemplazado por el accionar de una motosierra.
—¡Vaya, hasta que se acordaron de mí, hijos de perra!
brum-brum-brum-brum
Fuera de la mente de Denji, la mano fantasma qué siempre utilizó Himeno fue la que activó al hombre motosierra. El ruido tan icónico empezó a sonar.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Todos los mafiosos del lugar, el señor Katana aún en su forma de demonio y la señorita serpiente, observaron el cuerpo de Denji, como se iba despertando y convirtiéndose en otro grano en el culo para su operación. De la cabeza y sus brazos emergieron motosierras. Al igual que el hombre Katana, su rostro cambió por completo, era uno mecánico con grandes dientes amenazantes y puntiagudos.
El hombre motosierra, había despertado.
Motosierra vs Katana
—¡GYAHAHAHAHAHAHAHA, SOY DURO DE MATAR HIJOS DE PUTA! — Gritaba Denji burlándose que ahora la situación estaba de su lado.
Ninguno de los mafiosos apartó su mirada hacia el chico, en cualquier momento sería capaz de hacer un movimiento letal y arruinar el punto más crítico de la operación.
Denji observó su ropa antes de empezar, vio como estaba empolvado, con algunas partes arrancadas y ensangrentado.
—¡ALGUNO DE USTEDES HIJOS DE PERRA TENDRÁ QUE PAGARME LA TINTORERÍA!
—¿Eh, de qué mierda estás hablando? — preguntó el hombre Katana
—¡Batallé tanto para estar impecable y ahora por la culpa de un estúpido idiota con apariencia de pedófilo dejó arruinado mi estilo!
—¡Serás un imbécil si crees que voy a dejar que insultes a mi persona como lo hiciste con mi abuelo!
—¡PERFECTO, YA SABES A DONDE VOLVER A ENCONTRARLO!
—¡Maldito parásito, MUERE DE UNA PUTA VEZ! — Luego de ese grito, el hombre Katana se lanzó al ataque.
El impacto de las katanas y las Motosierras fue estruendoso, incluso la señorita serpiente tuvo que cubrirse los oídos de tan molesto impacto del metal. Los hombres del jefe prepararon sus armas y empezaron a disparar hacia Denji.
—¡AAAAAGH! ¡NO SABÍA QUE NECESITABAS AYUDA DE TUS PUTOS NOVIOS!
—¡Disparen hacia el corazón! — gritó la señorita serpiente.
Los hombres siguieron la instrucción y a diferencia de los hombres que enfrentó Kobeni, los jefes optaron por llevar a los de mayor rango y experiencia consigo mismo. La mayoría dio en el blanco y dejó heridas abiertas en el motosierra.
—¡HAHAHAHA CREEN QUÉ CON SOLO SUS PISTOLAS DE MIERDA ME VAN A DETENER!
Denji intentó cortar un brazo del hombre Katana, sin embargo, la velocidad de reacción de su rival era superior. Respondiendo con múltiples estocadas en su pecho donde había recibido disparos.
—AAAAARGG. ¡ESO DUELE HIJO DE PUTA!
—¡DEFIENDETE DE UNA PUTA BUENA VEZ!
El hombre Katana cada vez aceleraba más sus movimientos, Denji por su lado era cortado con más facilidad, esquivaba un ataque lateral, pero recibía uno directo y viceversa. Su cuello fue atravesado por el brazo derecho del mafioso. Cómo respuesta, Denji respondió con la misma brutalidad cortando penetrando el torso del hombre Katana con su motosierra del brazo izquierdo.
El hombre Katana de nuevo recuperó distancia entre él y Denji, no sin antes dejar un mensaje claro que él tenía la victoria asegurada. Sin que Denji se percatara el mismo brazo izquierdo que atravesó a su enemigo fue cortado en cuestión de milisegundos.
—¡¿PERO QUÉ MIERDA ACABA DE PASAR!?
—Eres un jodido niño estúpido.
—¡Cállate de una buena vez!
Denji volvió a perseguir a su enemigo, atacando con las dos motosierras que le quedaban intactas. El hombre Katana ya tenía bien medido a su rival y sabía que en poco tiempo la pelea tendría un claro vencedor. Denji por su lado entró en desesperación, el jodido katana no cedía y continuaba cortando cada parte de él. Una de sus piernas salió volando sin que él se pudiera dar cuenta. Tirado en el suelo y viendo como lentamente caminaba su enemigo hacia él, intentó morderlo para recuperar sus miembros perdidos. Sin éxito.
—¡Jodido animal, pronto volverás a dónde siempre perteneciste cabrón! — amenazó el hombre Katana.
—¿EN UNA MALDITA BODEGA ABANDONADA COMO TU VIEJO? ¡NO ME HAGAS REIR!
—Suficiente.
Las restantes extremidades que le quedaban a Denji fueron cortadas en tajos sencillos. El hombre Katana se sentía decepcionado por el poco reto que le había dado el motosierra.
—Cuando acepté este trabajo, creí que me enfrentaría a un monstruo feroz. Debí haberte matado cuando te dirigías a ese estúpido McDonald's.
—¡¿Qué, ¡¿cómo supiste de eso?!
—Tengo mis métodos. Por cierto, la chica que te acompañó debe estar muerta en este momento.
«Kobeni... ¿Muerta?»— Pensó Denji antes de ser acribillado por las armas de los secuaces del señor Katana.
Denji fue derrotado sin suponer un reto para su enemigo. Quedó en una mejor posición que en un inicio, ahora solo era mover un torso hacía la camioneta que los esperaba.
Los hombres de ambos jefes fueron los encargados de transportar a Denji aún transformado, no suponía un peligro real, aunque seguía inspirando un poco de peligro para los terroristas. Bajaban poco a poco hasta llegar a la calle.
Sin que nadie se dé cuenta, Power solo se había escondido entre los escombros de afuera. Sabía que el hombre Katana era un peligro real y no conocía quiénes más tendrían habilidades similares a las de Denji. Regresó al restaurante sigilosamente encontrando a Aki inconsciente, al lado del uniforme de cazador vacío de Himeno. Power se suponía que a esto se refería con ganar tiempo. Decidió recoger las piernas y brazos de Denji, agarró una de las piernas con cierta curiosidad y la mordió.
Ella conocía que el demonio murciélago había dicho que la sangre de Denji sabía horrible, sin embargo, a Power le resultaba un sabor fascinante. Pero no era tiempo para comer, el plan era buscar la forma de recuperar lo demás del idiota del rubio. Era el único con el valor suficiente para limpiar el baño luego que ella lo ocupara.
A nivel de calle, el hombre Katana por fin regresó a su forma humana. Ordenó a uno de sus hombres que encendiera el vehículo que metieran a Denji dentro de él. Los subordinados obedecieron, mientras que la señorita serpiente a través de la radio preguntó al resto de los equipos como iba el avance.
El primero en ser buscado fue el equipo C, el mismo que había sido mandado a matar a Makima. Sin respuesta. Los demás equipos brillaban por su ausencia también. Varios habían sido asesinados de forma remota por Makima y otros fueron víctimas de Kobeni.
El nerviosismo de los terroristas mafiosos era evidente. El hombre Katana advirtió a su compañera que era imposible que él vuelva a su forma de demonio, había perdido mucha sangre durante los combates. La mujer decidió apresurar el escape, mandando a los hombres que se apresuren para irse del lugar. El cuerpo de Denji seguía siendo movilizado y se encontraba en la banqueta, se encontraba muy cerca de la camioneta, pero fue tirado al suelo luego que uno de los hombres que lo cargaba empezó a sentirse mal.
—¡Señorita... algo... no anda bien, me duele la cabe...— Luego de eso, el mafioso de nombre Mishima Shuzou murió de la misma forma que el resto de las víctimas de Makima.
Su sangre y ropa quedaron esparcidas en el reducido espacio donde se ubicaba, sin otra muestra de su existencia. Los otros hombres que aún les quedaban a los jefes fueron víctimas de la misma técnica de la jefa.
—¡ELLA SIGUE VIVA! — Gritó la señorita serpiente, alterada y sabiendo que esto era obra de solo una única mujer.
—¡Maldición, la jodida Makima no es el único de nuestros problemas, por ahí! — El hombre Katana señaló al extremo de una de las calles.
Kobeni llegó a la escena del incidente. Ella observó todo el escenario de forma rápida, veía el restaurante destruido, las manchas de sangre que los mafiosos dejaron después de explotar, la camioneta abierta, el cuerpo destrozado de Denji y los dos jefes aún en pie.
Cuchillo vs Serpiente y Katana
Por mucho que ella sintiera un aprecio por su amigo. No le importaba en este momento lo que sucediese con él, sabía de su dureza. Había venido por solo una persona y estaba dispuesta a rescatarla sin importar a quien tenía que matar.
—¿Ustedes son los terroristas, cierto? — preguntó Kobeni, preparada para correr y atacar a sus evidentes enemigos.
El hombre Katana agarró su pistola lista para desenfundar, mientras que la señorita serpiente, desconociendo las habilidades de la chica, no quiso riesgos y se preparó para atacar con todo.
—¡¿POR QUÉ CARAJO SIGUES VIVA?!— preguntó el hombre Katana
«Maldita anciana, ese niño está muerto»— dijo en su mente.
—Yo soy la de las preguntas... ¿Dónde está Himeno?
La charla finalizó, nadie estuvo dispuesto a hacer algún acuerdo de paz. La primera en atacar fue la propia chica serpiente. Liberando su habilidad y sacrificando otras uñas de sus manos.
—¡Serpiente! — gritó la señorita mientras señalaba a Kobeni— ¡Tu cola!
Emergiendo de la propia nada, la cola de la serpiente a toda velocidad fue directo a la cuarta hija, quién abandonó su posición de carrera y se ajustó a una más relajada. Veía como poco a poco se acercaba a ella la cola del demonio. Atravesando algunos edificios. En nada, la punta de la cola estaba cerca de atravesar el abdomen de la pequeña.
La reacción de Kobeni estuvo acorde al momento, siguiendo la dirección de la cola, realizó una voltereta y se incorporó sobre la cola del demonio. No fue fácil mantener el equipo, la cola respondía a las pisadas de la chica, por lo que tenía que acelerar el paso y saltar al ritmo de los movimientos del Demonio. Alertado por cómo se acercaba la pelinegra, el hombre Katana sacó su pistola y disparó hacia las piernas de su enemiga.
Kobeni no necesitaba esquivar las balas, sabía que ninguna era capaz de darle por lo inestable que era el demonio al moverse. Faltaba menos distancia entre ella y sus enemigos. Cuando por fin se aproximó al hombre, ella dio un salto longitudinal, con el fin de atacar a los brazos del hombre.
Siguiendo las enseñanzas de Himeno, los demonios y poseídos eran muchas veces incapaces de seguir peleando si tú les cortabas una extremidad, a veces sus habilidades provenían de ahí y quedaban inutilizables. Pese a su desconocimiento, Kobeni había acertado y los híbridos, no era la excepción.
Realizando otra voltereta en medio del salto, sacó su cuchillo y rebanó sin dificultad la muñeca derecha del hombre. Extremidad dónde estaba sujeta la pistola igualmente volando en el aire. Kobeni cayó de pie y por mero instinto atrapó el arma. A sabiendas que su enemigo se encontraba gritando y adolorido por un corte así, comenzó con la señorita serpiente.
10
Sin que lo pudiera evitar, la mujer rubia recibió una patada en el rostro y fue arrojada al suelo, de su boca salía sangre y un diente se terminó por desprender. La cuarta hija dejó sin ningún esfuerzo derribada a la primera jefa. Pero faltaba hacer sufrir al que parecía ser más amenazante, incluso si se encontraba gritando a todo pulmón por el dolor.
9
Una serie de golpes conectaron a distintas partes del cuerpo del jefe. Ya no daba tiempo para quejarse por su mano perdida. Cada golpe que recibía era más fuerte que el anterior, Kobeni estaba calentando con el resto de los terroristas hasta llegar este momento, el rostro quedó con distintos moretones incluso si eran recibidos por puños tan pequeños como los de la chica.
8
—¡¿DÓNDE ESTÁ, DIME DÓNDE ESTÁ HIMENO?!
Kobeni perdía los estribos y cada vez la brutalidad de sus movimientos era más fuerte. El hombre Katana quién no tenía problemas para combatir contra Denji, estaba en graves problemas con la que él creía que era su novia. No parecía fuerte, pero estaba siendo masacrado por ella.
7
La señorita serpiente intentaba levantarse con dificultad, temblaba no solo por el golpe que la había derribado, sino por el miedo que le causaba Kobeni. No estaba entre los objetivos a matar, su investigación fue un capricho de su compañero para acabar con todo lo que Denji parecía querer y ahora, ella estaba dando una paliza al músculo de la operación.
Kobeni agarró la cabeza del señor Katana y la arrojó hacía una de las ventanas de la camioneta. El impacto reventó el vidrio y dejó múltiples cortaduras en el rostro del jefe.
6
Kobeni sacó al tipo de la ventana y decidió romper otra del mismo modo, reventando el vidrio y la diferencia es que ahora ella arrastraría el rostro de su enemigo en los bordes, los gritos de agonía del jefe se hacían presentes y la señorita serpiente seguía aturdida para ayudarlo.
5
La cuarta hija se separó de su víctima. Aún estaba atorada su cabeza en el borde de la ventana. Dando la oportunidad de sacar la pistola y disparar a quemarropa en su espalda. 3 disparos fueron necesarios para dejar cada vez más adormilado al jefe. Pero eso no dejaba complacida a Kobeni.
4
La cuarta hija estaba enojada por no recibir la respuesta que quería. Seguía preguntando por Himeno, pero no daba tiempo para responder a su enemigo. Quién ahora estaba sufriendo cada ataque que la cazadora hacía. Imitando a Denji, las patadas en las bolas se hacían presentes, dando 5 hasta volver a preguntar por su amiga. El hombre Katana solo podía quejarse y soltar una lágrima.
3
Nuevamente el cuchillo se desenfundo. Haciendo que el cabrón siguiera sufriendo, la pregunta ya ni era sobre Himeno. Era sobre la anciana.
—¡¿TÚ MANDASTE A UNA POBRE ABUELA A MATARME?!
El jefe seguía sin responder, cada vez estaba al borde de la muerte o bueno, en un modo de suspensión que alguien como Denji podría reconocer. La falta de respuesta enfureció más a la pequeña quien clavó más de 5 veces en la espalda del jefe. Cada apuñalada era respondida por un grito de dolor. Kobeni no lo disfrutaba, pero quería seguir con su intento de interrogatorio.
2
—¡SI QUERÍAN MATARME DEBÍA SER ÚNICAMENTE A MÍ, ARAI DEBÍA ESTAR FUERA DE ESTO!
Gritó mientras golpeaba con fuerza y escuchaba crujir de las costillas del hombre Katana. Toda la ira contenida de Kobeni explotó y fue canalizada con suma violencia en el cuerpo del mafioso.
1
—¡RESPONDE, DE UNA MALDITA BUENA VEZ ¿DÓNDE ESTÁ HIMENO!?
Kobeni estaba dispuesta a degollar al jefe debido a la ausencia de respuestas, incluso si era ella misma quien evitaba que él pudiera hacerlo. Kobeni iba a usar la misma fuerza que usó con uno de los terroristas, pero cuando por fin estaba a nada completar su acto más sádico.
0
—Tus 3 minutos acabaron, Kobeni.
La voz del demonio de la muerte se hizo presente. El hecho de volverla escuchar significaba que volvía a tenerle miedo. Su amígdala cerebral volvió a estar completa.
—¿Eh? E-eh... ¿P-per... pero q-qué? — La pobre chica, volvió a balbucear. Miró sus manos ensangrentadas, su cuerpo y se percató que nada de ese líquido rojo era suyo, en tres minutos se había cobrado la vida de nueve personas y el jefe aparentaba ser el décimo.
—Nada mal, Kobeni. Superaste mis expectativas... Tu miedo, era tú limitante para demostrar la mierda de persona que en realidad eres.
—N-no... Y-yo...
La señorita serpiente por fin se había levantado, sacó su arma y empezó apuntar a la cabeza de Kobeni. Ella quedó paralizada, seguía procesando todo lo que había hecho y eso... le aterraba, le daba miedo quién era. Kobeni empezó a sudar y a temblar, pero no podía correr.
La rubia no perdió el tiempo, disparó en la dirección indicada para matar de un solo tiro en la cabeza a su enemiga. Pero el demonio de la muerte tenía otros planes.
—Debo agradecerte por este espectáculo. Solo por el día de hoy, Kenji no pagará por tus platos rotos.
Haka jaló del cuello a su socia, evitando que recibiera el disparo y dejando que Kobeni volviera a moverse por sí misma. La pequeña olvidó cómo atacar, pero seguía recordando cómo evadir. Los disparos de la rubia se volvían menos consistentes y permitió a Kobeni moverse.
No sabía cuántas balas le quedaban en el cargador. Así que decidió hacer una jugada arriesgada, se percató del cuerpo de Denji y se lanzó detrás de él.
Los disparos seguían, por lo que decidió apoyar su cuerpo y hacer que su cabeza recibiera los impactos.
—¡Perdóname Denji!
La dureza de su cráneo hacía que se desviaran las balas y aparentaba no recibir dolor. La señorita serpiente se había quedado sin balas y prefirió caminar lo más rápido que pudiera a asistir a su compañero. Quién había sido masacrado por una mujer mucho más pequeña que él.
Serpiente abrió la puerta de la cabina más grande y metió al casi muerto señor Katana. Kobeni estaba temerosa de ella, por lo que decidió arrastrar a Denji a un punto más seguro. Ambas chicas se miraron directamente, parecía que la rubia tenía una pelea pendiente en contra de la cuarta hija. Pero la pequeña ya no quería saber nada de esto, solo recuperar a su amiga y salir de esta basura.
La rubia se metió al vehículo, lo accionó y lo condujo sin rumbo evidente. La misión fue casi perfecta, pero Kobeni y Makima la terminaron estropeando. La pelirroja desde Kioto había terminado su labor, comentando que volvería a Tokio, unas llamadas de parte de los altos mandos hicieron que Kurose y Tendō también tuvieran que movilizarse hacía la capital.
Haka sin que el par de jefes se diera cuenta, estaba dentro del mismo vehículo, decidida a analizar los recuerdos del moribundo hombre Katana. Tocando su frente y viendo su vida llena de lujos, violencia y una enfermiza admiración por su abuelo, nada de eso le importaba. Solo quería un pequeño detalle de la vida y lo había encontrado.
—Al menos me fuiste de utilidad para lo que me interesa. Además, morir sería menos humillante a sobrevivir a la masacre que te propinó mi pequeña socia ¿Cierto, señor Watanabe Yoshinori III?
Un chasquido de dedos hizo que ella regrese a dónde se encontraba Kobeni. Ella ignoró su presencia y siguió viendo el moribundo estado de su amigo. Se sentía arrepentida de muchas cosas y ahora se añadía a la lista usar a su amigo como un escudo. Toda la situación le impedía llorar, pero había llegado a su objetivo y necesitaba buscar la forma de ayudar a su amigo.
—¡Enana, ¿Dónde mierda has estado?! — gritó Power, quién escuchó los gritos pero no se había percatado que Kobeni era la autora de la masacre.
—Y-yo...
—¡Eres una pendeja, nos pudiste echar una mano! — decía Power mientras cargaba las partes restantes de Denji.
—P-perdón... Lo sé, llegué tarde.
—¡Cállate y sirve de algo, este idiota necesita sangre!
—¿Eh?
—Como lo escuchas. Los demonios se recuperan bebiendo sangre de tu jodida especie— ella había colocado en su sitio cada extremidad del rubio, quién estaba inconsciente.
—E-está bien... p-pero me da miedo c-cortarme...
—Ah, entonces tenemos un inconveniente— Power fingió incredulidad, pero luego generó un pequeño cuchillo y terminó cortando un poco del antebrazo de Kobeni.
—¡AGH! P-Power, eso dolió.
—Silencio sabandija. Ahora mueve tu enano trasero y derrama tu sangre en su boca— Power después de eso se fue corriendo, necesitaba recoger a Aki, de lo contrario nadie cocinaría para ella.
Kobeni le hizo caso a su compañera y algunas gotas terminaron cayendo en la boca del demonio motosierra. La poseída tenía razón y el cuerpo de Denji se estaba recuperando. En poco tiempo se había reconstruido en su totalidad y regresó a su forma humana.
Haka se paró al lado de Kobeni y felicitó a su socia. Había hecho bien su trabajo y debía ir por su premio, subiendo las escaleras. Kobeni percibía sarcasmo en sus palabras, pero no podía razonarlas aún, veía como ella se agachó y una de sus manos se aproximaba al pecho del joven. En un estado tan débil por fin estaba logrando su objetivo, analizar al motosierra.
—¡¿Qué haces?!
—¡Silencio! El chico nunca fue parte del trato, estoy en mi derecho de analizarlo.
—P-pero...
—¡Sin peros! Tus dos opciones eran Keiko o Himeno y decidiste ir a por tu mejor amiga. Sube de una vez allá, tu amiga debe encontrarse ahí. (Mentira)
Kobeni cada vez desconfiaba más de Haka, todo el día no ha hecho más que hacer su día un infierno. Decidió actuar por sí misma y evitar que Denji corriera con la misma suerte que Arai, la anciana y Kei tuvieron que pasar. Haka por su lado había atravesado el pecho del chico, su mano era intangible y solo estaba en búsqueda de su corazón. Denji estaba aún débil, la sangre que recibió no era suficiente y solo se podía escuchar sus quejidos de dolor, el demonio de la muerte batallaba por sacar el corazón del tórax del rubio.
Kobeni aún recordaba una debilidad, aunque tonta de Haka, era útil en momentos así. Se apresuró y abalanzó al cuerpo del chico, delicadamente lo levantó mientras veía como Haka no podía sacar fácilmente el corazón de Denji. Decidió abrazarlo y esperó la reacción del Demonio de la muerte.
Su sorpresa fue que ella ya no tenía asco a la muestra de afecto. No del todo, le desagradaba lo que veía, pero lo toleraba mejor que en ocasiones pasadas. Kobeni quedó un tanto sorprendida por ello, pero decidió no quedarse con los brazos cruzados. Decidió darle un beso en la mejilla al rubio.
Cosa que hizo que Haka sintiera un auténtico asco, pero aún no lo suficiente para quitar su mano del corazón de Denji quién ya estaba más afianzado en la mano del demonio. Kobeni sabía lo que tenía que hacer y le daba muchísima vergüenza, quedó roja por el asunto.
—Al diablo— Solo expresó la cuarta hija.
—¡Hey, Kobeni, espera! — Haka quedó asqueada ahora por lo que vio, seguía recordando lo que había visto en el departamento de Himeno.
La chica ignoró las palabras de su socia, estaba besando los labios de su amigo, aunque decidió no hacer más que chocarlos sin hacer más. Él le había mencionado que sus labios eran exclusivos para Makima, por fortuna él seguía inconsciente, por lo que no recordaría esto.
—¡Vete a la mierda, idiota! — Haka chasqueó los dedos y se escapó de la escena.
El objetivo de Kobeni fue un éxito y ahora necesitaba que Denji despierte. Voluntariamente usó su cuchillo y con la punta perforó una de sus yemas. Exprimió un poco de su sangre y la derramó hacia la boca de su amigo.
—¡COF COF! ¡VAYA MIERDA! — Denji había despertado, está vez estaba consciente, aunque no se había percatado que la pelea contra Katana había finalizado.
—D-Denji... ¿E-estás bien?
—Eso parece, fue... humillante, un pedófilo me cortó en trozos.
La cuarta hija ignoró el comentario sin sentido de su amigo, solo se alegró de encontrarlo con vida y lo abrazó. Denji se había sonrojado, no esperaba una forma de ser tan activa de parte de su amiga
—Perdón, por usarte cómo escudo, Denji.
—... ¿Qué?
—Nada... Solo, me alegro de volver a verte.
—Y-yo... igual, me habían dicho que habías muerto.
El abrazo siguió durando un poco más, mientras Power bajaba a Aki quién aún seguía inconsciente. Power miró con asco el acto de afecto de ellos dos mientras sudaba por el esfuerzo de cargar a alguien más grande que ella.
—¡BLEGH! Ustedes dos deberían buscarse un cuarto. Parche tenía razón, se quieren aparear.
«¡HIMENO!»— Recordó porque había venido en primer lugar.
Soltó a Denji de forma brusca y se levantó del suelo.
—¡Auch! También te extrañé— Expresó con dolor a Kobeni.
La chica se acercó a Power, quién había dejado a Aki acostado y buscó la forma de pedir ayuda en la radio del chico.
—¡Hola, soy la presidenta Power, unos idiotas y yo estamos heridos cerca de Dattebayo! y necesitamos una ambulancia con 3 comidas al día! ¡Pido el pent-house! — Power repetía el mensaje en todos los canales que podía.
—¡Power! ¿Dónde está Himeno?
—Ah... Sobre eso...
—¿Está muy herida? Necesitamos una ambulancia para ella. Déjame usar el radio.
—Está muerta.
La fría respuesta de Power hizo que la radio que Kobeni le quitó de las manos a su compañera se cayera. Escuchar las dos palabras fue suficiente para que deje de entender lo demás que Power trató de decirle.
«¿Muerta? No es posible. Haka me dijo que ella era la que más probabilidades tenía de sobrevivir... ¿Himeno?»
—¿Muerta?
—Seh. Murió para salvar al bellaco y al estúpido de coleta.
—¡No es posible! Eres una mentirosa, tú siempre dices mentiras ¡NO TE CREO!
Power solo la miró seriamente, a diferencia de Kobeni, ella fue la última persona con la que conversó Himeno. La chica del parche había aceptado su destino y Power era la que mejor sabía eso.
—Sigh... ¿Te demuestro que digo la verdad? Pero luego de esto limpiarás el nuevo arenero de Nyako por un mes.
—¿Eh? ¿Qué me vas a demostrar?
Power agarró a Kobeni del brazo. La jaló e hizo que subiera las escaleras hasta subir a lo que fue el restaurante. Kobeni observaba todos los daños ocasionados por las continuas peleas y cuando llegó a la escena dónde Himeno perdió la vida. Kobeni perdió toda esperanza.
La pequeña Higashiyama observó el uniforme de su amiga tirado en el suelo, su distintivo parche también se encontraba en el lugar, pero tenía sus dudas ¿Por qué no hay nada más?
—¡Power! ¿Y su cuerpo, dónde está el cuerpo de Himeno?
—Al parecer hizo un contrato con un demonio... Ella desapareció. Solo dejó su ropa ¿Te vas a quedar con el parche? A mí me quedaría de lujo.
El Demonio de la muerte le había mentido, sacrificó la vida de 3 personas inocentes para salvar a alguien importante y fue en vano. Kobeni se cobró la vida de 12 personas en poco tiempo y eso la estaba dañando, podía escuchar los gritos de Arai, la anciana, los que podían ser reclamos de Kei, los gritos de dolor, odio y desesperación que todos los terroristas le dijeron. Actuó como un demonio ante los jefes de la operación. Estaba marcada, sacrificó y arriesgó tanto, solo para ver qué su mejor amiga también se había ido.
—¡No, no, no! Esto no es posible, ella debía estar aquí, con nosotros, me lo prometió.
—Huh. ¿Quién te prometería algo como eso? — preguntó Power.
—Una... amiga.
—Supongo que solo te quedará ella. Tú y yo no somos amigas, por lo visto estando cerca de ti muere la gente.
La última frase de Power afectó a Kobeni... no sé equivocaba, en poco tiempo, la gente de la organización que la pequeña estimaba o quería, murió. La cuarta hija solo pudo soltar unas cuantas lágrimas, derrotada, no pudo mantenerse de pie. Cayó de rodillas, se sentía débil y terminó por seguir apreciando el traje de su amiga, implorando su perdón, por haber llegado tan tarde.
—Soy una basura, Himeno. Soy una vil basura.
Desde afuera, Haka observó a su socia. Despreciando la escena, pero el demonio sabía que ella no había cumplido con su parte del trato, Himeno no le tocaba morir el día de hoy, ella misma adelantó esa decisión.
—Te odio Himeno. Por lo que me vas a obligar a hacer.
El demonio de la muerte desapareció y solo regresó hasta que Kobeni volvió a su casa. Tenía otras tareas pendientes.
Se escuchaban los ruidos de las ambulancias llegar, las órdenes de Power habían sido escuchadas. Las horas pasaron, Aki y el resto fueron trasladados a un hospital, dónde se les terminó actualizando la situación delicada que vivía Tokio. Había toque de queda, la gente fuera de la ciudad con algunas excepciones se les tenía bloqueada la entrada incluso dentro de la ciudad vigilaban el movimiento de los ciudadanos y las redes de comunicación con excepción de la televisión, serían habilidades nuevamente hasta el día de mañana.
Al menos 3 horas habían transcurrido desde la operación de los terroristas, Aki seguía en cama vigilado por Denji y Power, ambos se les instruyó que decirle al pelinegro cuando despierte.
En otro punto de la ciudad, cerca del cuartel de la cuarta división, Makima caminó acompañada de Tendō y Kurose. Durante su rumbo terminaron encontrándose con Madoka, también había sido asistido por las ambulancias, no tenía daños graves por lo que terminó siendo liberado. Había llegado primero al cuartel para conocer la situación actual, muy jodida.
—Señor Madoka. Es un alivio ver una cara conocida ¿Todo bien?
—Realmente no. La situación es una pesadilla, todas las divisiones de Tokio fueron afectadas gravemente y tenemos bajas sensibles, incluso los miembros no-humanos fueron asesinados.
—Oh. Cuánto lo siento señor Madoka.
—No importa, por lo que me enteré, varios miembros de las divisiones más afectadas tendrán que trasladarse a la suya, señorita Makima. Por lo que estarán bajo su mando...
—Daré mi mejor esfuerzo, señor Madoka. Espero contar con usted.
—Ah. Sobre eso, le doy entrega de mi carta de reasignación.
—Entiendo. ¿Puedo saber por qué renuncia?
—Ya estaba planeado desde un principio, pero no salió como lo tenía esperado. Eh. Realmente no quiero saber más de Tokio, un ataque así está lejos de ser el último y no quiero morir en el siguiente ¿Puedes creerlo? Usaron armas.
—Supongo que las sospechas de gente como Aki tenían razón, no podemos quedarnos con la guardia baja. Si eso es todo, nos vemos, fue un honor tenerlo entre mis filas.
Makima decidió retirarse del lugar y llamó a sus compañeros a hacer lo mismo. Pero fue detenida por Madoka.
—Señorita Makima... ¿Usted tenía idea que algo así sucedería?
Makima no se dignó en voltear a ver el rostro de su ex-afiliado. Solo respondió rápido y concisa.
—Es información clasificada para civiles.
Madoka quedó frío ante la respuesta, pero nada de eso tenía importancia. Estaba autorizado por la policía en movilizarse, su plan se mantenía a lo esperado, era cuestión de tiempo para volver a ver a Kobeni.
Tendō y Kurose desconfiaron de las palabras de la jefa de la cuarta división. Había tiempo de anticipación, pero por lo visto, nadie de Tokio era consciente de la advertencia.
Luego de un rato caminando, Kurose solo le dejó en claro, aunque en un tono nervioso que sus tareas en japón son sólo de dar instrucción a los demás miembros, no terminarían uniéndose a ella.
—Comprendo, señor Kurose. Una verdadera lástima. Pero de ser así, ¿me acompañarían a ir a un hospital?
Hospital
Hayakawa Aki había despertado, su cuerpo se sentía muy adolorido. Intentó tocar sus brazos y luego su torso, aunque sentía que ninguna parte le faltaba era consciente en todos los vendajes que el equipo médico le puso. Escuchaba los sonidos de mordidas a una manzana, volteó a su derecha y pudo notar que tanto Denji como Power estaban esperando su recuperación.
—¿Ustedes?
—Ajá. No lo hacemos porque te queremos, la señorita Makima nos llamó y nos actualizó la jodida situación que está afuera— Denji agarró una manzana que se encontraba en un canasto casi vacío y la puso en su pecho— Come.
Aki se incorporó, preguntó por un cuchillo para quitar la cáscara, pero ambos idiotas no estaban autorizados para tener uno dentro del hospital. Así que tuvo que comerla a mordiscos, dejando la mitad, para después.
—¿Sabes quiénes aún viven?
—Realmente, no muchos y es un alivio, menos nombres que recordar. Por lo que todas las divisiones les fue como la mierda. ¿Te acuerdas de los chicos que estuvieron en la reunión de bienvenida? Muertos. Menos el tipo Madoka.
—Ow. ¿Kobeni... está...
—Nah. Se ve frágil, pero es una chica dura al parecer, ahorita están revisando como se encuentra, recibió un disparo en el brazo al parecer.
—Entiendo.
—Bueno, ya es todo lo que necesitamos decirte, nos vemos en casa y espero que prepares buena comida.
—Lo que dijo el perdedor— siguió Power.
Los dos chicos dejaron solo a Aki, quién estaba procesando todo lo que habían vivido en solo unos minutos. El día parecía espectacular y terminó siendo la peor pesadilla. Su novia había muerto, pero aún no sentía su pedida.
A su lado estaba la espalda en forma de clavo en su respectiva funda. La agarró y revisó su estado del contrato. Cuando la abrió y le intentó hablar, la respuesta fue directa.
—No te queda tiempo de vida, Hayakawa. No me interesa solo un año de tu existencia, considera finalizado nuestro convenio. — Dijo el demonio de las maldiciones.
—Entiendo. Da igual.
La espada ahora es un pedazo de metal sin utilidad, así que la terminó tirando al suelo sin delicadeza. Intentó observar el resto de su habitación, pero no había indicios que alguien más estuviera visitando al pobre chico. También encontró sus icónicos cigarrillos, de la misma marca que su amada ocupaba. Sacó uno de la cajetilla, lo puso entre sus labios y buscó algún encendedor. Por fortuna, también se encontraba ahí. Aki se hizo la idea que probablemente Denji lo metió sin supervisión y lo dejó a la vista del pelinegro, un hospital no dejaría fumar dentro de sus instalaciones. También había dejado su manga y una manzana que no iba a ser para Aki.
Accionó el encendedor dejando emitir el fuego y lo acercó al otro extremo del cigarro, poco a poco entraba en calor el cigarro, así como los temblores del chico. Imaginaba como Himeno le apoyaba con el fuego, ambos tenían ese momento íntimo y peculiar entre ellos dos. Solo podía imaginar su sonriente rostro y su calidad mirada, de una mujer enamorada que ocultaba un tormento. Ella estaba por fin descansando, pero Aki, no la pudo acompañar.
El encendedor fue el primero en caer, seguido del cigarro. Las lágrimas del pelinegro empezaron a brotar y poco a poco sus mocos también salieron. Aki se encontraba temblando, impotente de no haber hecho más para salvar a Himeno y fue ella quien se puso en riesgo por él. Solo pudo golpear su cama por la frustración, no murió a su lado y ahora estaba respirando sin su compañía.
El llanto poco a poco se hacía más fuerte y traspasaba la puerta de su habitación. Denji y Power escucharon el sufrimiento de su compañero, pero en su distinta perspectiva, les importaba poco o nada. El rubio quería devuelta el manga, los dibujos eran divertidos y parecía que el hombre de gorra se iba enfrentar cara a cara a lo que parecía ser un vampiro musculoso. Prefirió no hacerlo, sería incómodo para ambos ver cómo uno llora y el otro le importa una mierda.
Se quedó pensativo. Himeno lo besó, lo vomitó e intentó tener sexo con el, actos cuestionables para el rubio, pero también tenía un sentido del humor peculiar y estando sobria, era una buena amiga, incluso pagó siempre la comida para compensar esa mala noche. Himeno respetó su espacio y no volvió a tocar un pelo del rubio. Aún con todo eso, no sé sentía mal por su pérdida. Realmente, la muerte de algún ser cercano parecía no afectar en absoluto.
Cuando Pochita murió, estaba triste pero no servía de mucho llorar por él cuando una turba de zombies iba a su acecho. Sus padres eran una mierda, no tenía sentido llorar por ellos más que por la deuda que debía pagar y aun así, Denji siguió adelante. Ahora con Himeno, la que probablemente sea una de sus primeras amigas descansando en paz, no sentía nada en absoluto.
—Está bien llorar, pero ¿Por qué yo no tengo ganas de hacerlo?
—¿Eh? Dijiste algo estúpido. Si no tienes ganas de llorar no lo haces y listo— Power respondió sin que se lo pidiera.
—Cállate idiota. Estaba hablando conmigo mismo.
—Eres un tipo raro bellaco— Power dejó de prestarle atención a Denji y se fijó en una máquina expendedora que estaba cerca, la pateó y empujó con la esperanza de recibir comida gratis.
«Supongo que... ¿Eso me hace mala persona por no llorar o será efecto del corazón de Pochita?»
Denji se percató como unos dos sujetos, un hombre y una mujer uniformados entraron en la habitación que ocupaba Aki, prefirió solo alejarse del lugar y ver también por la máquina expendedora. No le interesaba lo que se dijeran.
—Agh. Más gente molesta. Apresúrate Power y consigue algo.
—¡Eso intento estúpido Denji!— decía Power quien estaba cerca de derribar la máquina, pero su peso hizo que retomara su lugar.
«¿Si el gruñón de Aki o la idiota de Power murieran, me sentiría triste? Nah. Ambos son un grano en el culo, me harían un favor si los matan»
Denji observó con aburrimiento como Power inútilmente pateaba la máquina, le iba aconsejar que usara sus armas de sangre, pero posiblemente eso haría que ambos sean señalados y los maten. Makima se pondría triste si eso pasara...
«Makima... ¿Si ella muere, ¿cómo me sentiría al respecto? Es hermosa, tiene buenos pechos y además me invita también a comer. Supongo que, si le pasa algo a ella, me sentiría mal, pero no creo llorar o que dure tanto tiempo»
A lo lejos, Kobeni fue dada de alta, le habían dado algunos analgésicos para el dolor en su brazo y que no se quitara el vendaje. Kobeni asintió y se fue del consultorio, estaba aún desanimada. Hizo tanto esfuerzo y cosas cuestionables para solo llegar tarde, no sentía que merecía el perdón de nadie, la familia de Arai muy seguramente la odiaría por no salvar a su hijo, el niño secuestrado probablemente esté muerto y Madoka... No sabía cómo él estaría procesando la pérdida de su novia.
En sus manos estaba la prueba que ella era capaz de matar si la provocan. Lo que le dolía más ¿Su miedo era la limitante para el salvajismo que los terroristas presenciaron? No quería saber nada más. Seguía viva y era para mantener a salvo a su hermano mayor, ella por su lado pensaba si también estuviera bien si hubiera muerto al lado de Arai. Así al menos un niño se salvaría.
En su camino por los pasillos del hospital ignoró a la gente que la rodeaba y se aproximaba al lugar donde descansaba Aki. La promesa de su amiga no sé había cumplido, no logró retirarse y solo dos semanas de sobriedad pudo tener. Pero suponía que para no seguir decepcionando, ella seguiría con su palabra. En el pasillo que estaba la habitación de Aki, visualizó a Power y a Denji, no sabía cómo hablarles, pero siguió su camino.
Power fue la primera en notar la presencia de Kobeni, dejando en paz la máquina y en ausencia de Himeno, ella sería la de las bromas.
—Ahí viene tu pareja, bellaco. Aprovecha que están en un hospital y tengan horribles bebés— Luego de eso se largó, seguía un tanto molesta con Kobeni por decirle mentirosa, aunque si fuera verdad.
Denji solo volteó y fijó su mirada en el pasillo. Era Kobeni de quién se refería, pensó en las palabras de Power y en su propia mente solo se dijo "Ahora es tú turno de hacer las bromas, ¿verdad idiota?"
Veía como Kobeni se encontraba cabizbaja y su paso era torpe, sus motivaciones por luchar de nada sirvieron y ahora estaba pensando en todo lo que había hecho.
—¡Hey! Kobeni... eh... me alegro de que estés bien— Denji no sabía que decir, a diferencia de el, Kobeni si estaba de luto.
La chica solo movió una de las sus manos para saludar y se acercó al rubio, no le importaba lo que él dijera, solo quiso un abrazo. Cuando se acercó, puso su cabeza en contacto con el pecho y escuchó los latidos de su corazón, buscando un poco de calma. Calma que no podía encontrar en otro lugar.
—Eh... Está bien. Solo recuerda que la señorita Makima puede venir en cualquier momento.
Kobeni asintió con la cabeza, pero no sé separó de ahí. Ella no sentía nada, todo era un tormento en su cabeza y por ningún motivo podía llorar. Solo sentía frustración de no poder salvar a su amiga.
«Cuando el idiota pedófilo, me dijo que Kobeni había muerto... no supe reaccionar y me terminaron disparando ¿Con ella será diferente? Digo, estuvo a punto de matarme, pero también ha sido amable conmigo y me invitó a comer en su casa... ¿podría contar eso como una cita?»
Denji estaba avergonzado. Solo para ayudarle, abrazó su espalda y dijo que todo estaba bien. Kobeni asentía también a eso, pero no encontraba consuelo ni en las palabras de Denji ni en su abrazo. Solo mantuvo su posición mientras poco a poco los ojos brillaban, su vista se nublaba y ella luchaba por no escurrir su moco.
Escuchó como los dos sujetos salieron de la puerta. Tanto Denji cómo Kobeni observaron que salían de la habitación de Aki, Denji pudo ver a la chica alta y solo dijo "Buen trasero" mientras que la cuarta hija se apartó del rubio y buscó entrar a la habitación de Aki. Denji solo observó y pensó que al menos Makima no los había visto si es que venía. Se aproximó a la máquina expendedora y ahora le tocaba ser él quien la moviera.
En la habitación, ambos compañeros se veían. Sus caras de frustración lo decían todo, eran los únicos presentes que estaban realmente afectados por la muerte de Himeno. Kobeni agarró una silla y la aproximó a la cama del superior. Él le ofreció la manzana que estaba en el cesto, mientras él comía la suya. Ambos no dijeron ni una sola palabra mientras comían su comida.
Cuando finalizaron, la chica solo extendió su mano a su superior. Aki no sabía a lo que se refería, pero suponía que era su forma de apoyar su duelo. Tomó su mano y la sostuvo delicadamente, ambos estuvieron así por unos minutos, cabizbajos sin saber qué decir. Ninguno de los dos podía decir una palabra, no sabían cómo darse aliento o consuelo.
Kobeni apartó la mano y agarró su mochila, Haka la dejó tirada en el restaurante y la pelinegra la tuvo que volver a cargar. Abrió una de sus bolsas y sacó un pequeño folder donde guardaba algunos trabajos que ella hacía. Entre ellos estaban algunas aves, edificios y una motosierra. Pero lo que le interesaba encontrar era el retrato de su amiga, de ese día donde ambas se habían hecho la promesa.
La chica le entregó el dibujo a su superior. La reacción que tuvo fue un tanto esperada, las lágrimas seguían brotando de los ojos de Aki. El chico terminó apartando la obra de Kobeni, no quería arruinarlo de ninguna forma.
—G-gracias...— Fue lo único que dijo el chico.
Kobeni asintió. Era su trabajo más detallado, por lo que tardó mucho en finalizar. Era un regalo para Himeno e incluso estaba dedicado a su amiga, pero ahora solo es un recuerdo triste. Festejaban las únicas dos semanas sin alcohol que la chica llevaba experimentando desde hace mucho tiempo y ahora, tenían que estar de luto.
La chica se levantó, hizo una ligera reverencia a su compañero, se aproximó a la puerta de la habitación y solo dijo antes de irse.
—Q-quedo a sus órdenes a partir de ahora.
En el camino observó cómo Denji era regañado por las enfermeras del hospital. Aunque después fueron detenidas, la chica pelirroja llegó al hospital y solo ofreció una disculpa. Invitó al rubio algo de la máquina y él se emocionó. Kobeni decidió tomar otro rumbo para la salida. Makima por su lado, observó a la pequeña Higashiyama, en ninguna ocasión que se encontraban cerca, han podido comunicarse y al parecer hoy no sería la excepción. Makima se mostraba interesada en tan peculiar persona.
Saliendo del hospital y aun ignorando el resto de sus alrededores. Terminó chocando con una mujer más alta que ella, se escuchaba joven y ambas terminaron deteniéndose. Kobeni le pidió disculpas por ser tan distraída mientras que la mujer, cargando un pequeño bolso, no hizo más que decirle que no se preocupara. Ambas vieron su rostro y Kobeni quedó perpleja.
—¿T-tu ojo...— Kobeni volvía a lagrimear mientras quería hacer esa pregunta.
—¿Disculpe? — respondió la mujer
—L-lo siento. Creo que te confundí de persona...— intentó con sus manos.
—Oh. A veces sucede. Perdón, me tengo que reunir con alguien— Decía la chica, que tenía una expresión calmada pero triste.
—Si... perdóneme mi torpeza.
«E-esa chica... era idéntica a Himeno» — fue su único razonamiento, mientras se retiraba del lugar.
En el estacionamiento del hospital, pidió transporte que era exclusivo para la organización a la que pertenecía. Dijo la dirección de su casa y esperó paciente para llegar a su destino. Su mente seguía siendo un caos, no podía procesar todo lo que vivió en un día que debía ser lindo. Estaba a gusto en su nuevo trabajo y ahora, las personas que estimaba se habían ido.
Cuando llegó a su edificio departamental, se percató que había un camión de gran tamaño, era de mudanzas. El conductor estaba fumando al lado de un hombre también uniformado como ella, sin el saco. Ambos hablaban mientras esperaban la llegada de la cuarta hija. Cuando la chica bajó del transporte, ella reconoció de inmediato de quién se trataba. Era el señor Madoka, ahora solo un simple civil.
—Superior Madoka.
—Descuida, solo Madoka está bien. Ahora solo soy un simple civil como siempre debió ser.
—Ou. Entiendo, discúlpame.
—No te preocupes. Supongo que te notificaron que Keiko falleció en el ataque— Madoka mencionaba con dolor esto, luego para calmarse fumó de su cigarro que iba a la mitad.
—Si... Cuánto lo siento, ella... era una buena persona, fue demasiado linda conmigo.
—Solo quédate con ese recuerdo, fue el mejor ser humano que pude haber conocido y ahora no la tengo conmigo. Al menos pude despedirme de ella y saber en dónde terminó su cuerpo. Al parecer algunos de nuestros hombres siguen sin poder ser localizados, ya pasó mucho tiempo para que no pudiéramos encontrarlos.
—¿Eh? ¿A qué te refieres con ello?
—Cuando estuve en el cuartel, estaban registrando quienes aún seguían con vida, desaparecidos y muertos. Se buscó a través de las rutas establecidas del día de cada cazador. A tí por un momento se te colocó como desaparecida. Arai, tu compañero, no lo han localizado aún.
Kobeni estaba preocupada, sabía que el cadáver quedó en un lugar en concreto cerca de la anciana. Ahora, con esta información, un golpe en su corazón nuevamente la sacudió, su familia probablemente no sepa dónde se encuentra su hijo y su madre, no lo soportaría. Ya sabía que el niño secuestrado probablemente muera. Pero ahora, otra familia sufre por su culpa.
—L-lo siento...
Madoka intentó consolarla, con un ligero tacto en su hombro. No era cercano a Kobeni y no quería incomodarla con un abrazo.
—No es tu culpa, Kobeni. Nadie de nosotros puede escoger estas cosas. Si fuera por mí, hubiera preferido salvar a Keiko antes que a mí, ella aún tenía a sus hermanos y siguen esperando su regreso. Me temo que seré yo quien les de la noticia. Ojalá y el gobierno me deje pedir la tutela, ya no queda nadie en este horrible mundo que vea por ellos.
Otro golpe llegó al corazón de Kobeni, recordó ahora a los hermanos de su amiga y ahora escuchando las palabras de su ex-superior. Kobeni se sentía culpable por dejar morir a Kei y no aguantó más, abrazó a Madoka.
—L-lo siento mucho, debí ayudar a Kei... D-debí salvarla...
Madoka estaba confundido con esas palabras, solo amablemente respondió al abrazo de la chica y siguió consolándola, el empezó a llorar. Kobeni no podía, su culpa era demasiada y sus lágrimas las sentía nefastas.
—No te responsabilices Kobeni. Son cosas que no están en nuestras manos, no podías prever que algo así sucediera. Estoy seguro de que si Kei se hubiera enterado lo que tú o Himeno pasaron, también se lanzaría al rescate, la conocí mejor que nadie.
Si estaba en las manos de Kobeni y su decisión fue la equivocada. Lo que terminó aún más por sepultar la percepción que Kobeni tenía de sí misma.
Ambos terminaron su abrazo, Madoka le pidió a su acompañante que baje las pinturas y algunos lienzos, libros de arte. Le pidió que los subiera hasta la entrada de la casa de Kobeni, ella indicó cuál era, aunque enojó al acompañante, Madoka ofreció más dinero y eso calmó al señor.
Kobeni fue hasta la entrada del departamento y metió todo, no sin antes buscar entre sus cajones, el retrato que había hecho de Kei. Era un regalo por su relación. Bajó y aunque apenada por todo, decidió dárselo a su amigo.
Madoka al tenerlo en sus manos lloró. Extrañaba tanto a su pareja y verla sonriendo, era un golpe de nostalgia y dolor, le agradeció a Kobeni el regalo que ella hizo. Era algo que necesitaba para aún mantenerse con fuerza, ahora que ella no estaba a su lado.
El hombre le entregó una tarjeta, era su tarjeta de presentación ahora rayoneada. En la parte trasera tenía escrita la dirección de su casa en Hokkaido por si algún día quisiera visitarlo. Él le ayudaría en lo que pudiera. Ambos se terminaron despidiendo y Madoka partió rumbo a tierras desconocidas para la joven.
Ahora sola, solo pudo darse cuenta que era una mierda todo lo que había pasado. Subió a las escaleras, entró a su casa, vio las cajas pero decidió ignorarlas, en otra ocasión le daría orden. Se terminó por desnudar en medio de la sala, dejando lo que quedaba de su uniforme en el suelo. Fue directo hacia el baño y se terminó dando una larga ducha. Se sentía sucia en varios sentidos, tallaba sus brazos, sus piernas, limpiaba su cabello y su rostro, pero nada le hacía cambiar su percepción. El baño había finalizado. Se secó y fue a su habitación. Buscó su pijama y se lo colocó.
De regreso a la sala, recogió el uniforme y lo dejó en la basura. Debía conseguir uno nuevo. Se sentó en el sofá y encendió la tele. En las noticias no había ninguna novedad que ella no supiera, todos los canales hablaban sobre el ataque y la masacre que vivió la organización de los cazadores de demonios. Cambiaba de canal a uno que no hablara de eso. Solo un noticiero más independiente habló de algo relacionado, pero un poco más optimista, un niño reportado como desaparecido fue encontrado inconsciente en un departamento de policía. Se había identificado como Shijō Satoshi, se encontraba herido y con muestras de extorsión evidentes.
Ella sentía un poquito de tranquilidad, al menos el niño se encontraba bien pero no explicaba cómo pudo ser hallado tan deprisa. Siguió viendo el programa y un familiar lo encontró. Por lo visto, por seguridad, se buscará brindar protección y seguimiento a su caso. Kobeni luego de la noticia apagó la televisión, era al menos un alivio. Decidió irse a su habitación y se acostó en su cama. Antes de cualquier cosa, sacó su celular y decidió llamar a sus dos hermanos, sin éxito, las líneas seguían cortadas al parecer. Tampoco podía esperar alguna visita, todos sus hermanos debían estar apartados y en toque de queda.
Estaba sola
Kobeni intentó llamar otra vez a su hermano Kenji, pero no había éxito, repetía el proceso e incluso dejó de ver la agenda de su celular. Yéndose hacia abajo hacia el contacto de la oficina de Himeno.
Lo presionó sin darse cuenta y esperando nuevamente la línea cortada, su sorpresa fue tal que esta si procedía. La línea de los cazadores era distinta a la del público en general. Por tal motivo, los sonidos de llamada estaban siendo procesados. La pequeña Higashiyama se percató de ello y estaba sorprendida del caso, vio a quien había llamado y era a su difunta mejor amiga.
Estaba a punto de colgar, no esperaba respuesta. Pero solo escuchó como la llamada parecía ser respondida.
—¿Hola, sucede algo? — La voz de Himeno era escuchada desde la otra línea.
Kobeni se sorprendió, no podía creer que ella pudiera comunicarse. Decidió colocar su celular en su oreja y hablar.
—¡Himeno! ¿Cómo es posibl... — La cuarta hija fue interrumpida.
—¡HAHAHAHAHAHAHA! ¡ESTO ES UN MENSAJE GRABADO! ¡Debiste ver tu rostro, hablando con una contestadora! — Himeno se escuchaba riendo y haciendo sus típicas bromas. Kobeni recibió otro golpe de realidad. Su amiga seguía muerta.
La pequeña Higashiyama, solo quiso escuchar hasta donde acababa la grabación. Ya no tenía ninguna esperanza en nada.
—Muy seguramente estoy pateándole el trasero a algún demonio o saliendo en una cita con algún chico hermoso. Deja tu mensaje. Ciao. Biiip.
Kobeni intentó presionar el botón de colgar de su teléfono, pero al parecer el mensaje continuaba con su grabación.
—Si eres Kobeni la que escucha esta grabación, solo quería decirte que en serio agradezco que hayas creído en mí. No soy la mejor persona en tenerle confianza y aun así, me quisiste con mis errores y quieres verme mejorar. Eres un ángel en mi vida, pequeña enana. Prometo algún día recompensarte. Disneyland, Jeju y tú universidad, te lo pagaré todo, una vez me retire. Te amo (cómo amigas) Kobeni.
El mensaje ahora sí había acabado. No hubo más que silencio y era para dejar su mensaje, Kobeni empezó a derramar las lágrimas que durante lo que iba de día, no podía soltar. Su voz se terminó quebrando y lanzó un grito.
—H-HI... ¡HIMENO! — con toda la frustración y dolor de no llegar a tiempo a salvar a su amiga. El llanto se volvió más intenso y el celular se desprendió de sus manos, la cuarta hija sollozaba sin parar por haber perdido a su primera y mejor amiga. Después recordó a Kei, Arai, la anciana y su motivación. Todo se estaba quebrando por dentro. El llanto nunca cesó y solo podía golpear su cabeza, se odiaba así misma.
Haka hizo acto de aparición y vio el repudio que Kobeni sentía hacia su propia persona. No sé burló ni se dirigió a ella. Abandonó a su socia, la dejó en paz en esta ocasión.
Kobeni no sabía cómo controlar todas estas emociones, había perdido más de lo que ella podía soportar y en esta ocasión nadie podía ser revivido, Himeno se había ido y era para siempre.
La pequeña había calmado un poco su llanto después de varios minutos, solo se recostó y volvió a llamar a su amiga. No sabía cuánto tiempo iba a durar este mensaje una vez reemplacen el dueño de la oficina, pero aprovecharía el tiempo para escuchar la voz de la chica del parche.
En bucle, oía la pregunta de Himeno, su burla y las palabras de aliento hacia ella. Kobeni no paraba de llorar, ahora con más calma. Solo quería escuchar el sonido de la voz de su amiga, hasta que su batería se acabó. La chica puso a cargar su celular y lo dejó descansar.
Descansó, pero no pudo dormir, no tenía consuelo por nada en este mundo.
En el hospital
Denji había dejado de hablar con Makima, un poco feliz por haber recibido la comida que le invitó la pelirroja. Fue a la habitación de Aki, había sido visitada por una segunda ocasión y ya estaba libre para que el no interrumpiera nada. Buscó su manzana y el manga. Solo el manga se encontraba, Aki le explicó que la manzana se la invitó a Kobeni. Aunque al principio se enojó con su compañero, se calmó para ser a quien iba dirigido. Cuando se retiró del lugar. Aki le pidió un favor peculiar al rubio.
—Oye imbécil.
—¿Y a ti qué rayos te picó?
—¿Sabes dónde vive Higashiyama?
—¿Eh?... Ah, Kobeni. Sí ¿Por qué tan repentina la pregunta?
—Ve a verla y haz lo que sepas hacer para tenerla tranquila. En este momento ella está sola y muy seguramente, es la primera muerte de alguien cercano que ha vivido.
—Sigh. Bueno, pero a ti te tocará limpiar el baño luego de que Power lo usé y será con cepillo de dientes.
Aki solo respondió con el dedo de en medio y se fue a dormir. Pero tenía razón, Kobeni estaba sola y no podía ganar su propia lucha interna.
En el camino, Denji estaba pensativo aún siguiendo con la duda si él debía sentir algo por las muertes de sus compañeros. Pero se distraía luego de ver a los perros, comida y una que otra chica atractiva. El rubio estaba molesto con la petición de Aki, no odiaba la idea de visitar a Kobeni, pero ella se encontraba en un momento que no le parecía indicado a Denji.
—Meh. Quizá comamos algo. — fue el único razonamiento que hizo.
Ya era noche, pero el objetivo seguía siendo el mismo. Había llegado a la casa de la pequeña, aún recordaba la ruta que ella le explicó. Subió a las escaleras y tocó el timbre, aunque no hubo respuesta. Siguió tocando el timbre y nadie abría.
El rubio estaba dispuesto a irse, pero algo le decía que fuera ayudarla. Reacio a la idea de continuar tocando, solo observó a sus alrededores, al notar que nadie lo observaba, intentó abrir la puerta esperando que no tuviera seguro. En efecto, la entrada de la casa de Kobeni estaba abierta.
Denji se percató del leve desorden, había cajas que él no podía reconocer y consideró que era basura qué ella aún no tiraba. No estaba para ser su mucama por lo que siguió su camino ignorando. El resto de las cosas vio el bote de basura de su cocina, era evidente que ahí no cabía el traje de la chica. Denji solo suspiró. Esperaba encontrarla dormida, solo decir algo como "espero te mejores" o "hay un restaurante cerca, ve y come" y luego retirarse.
Cuando llegó a la habitación de la joven, se dio cuenta que ella aún seguía despierta, estaba totalmente devastada. Su cara era un desorden y se notaba que aún no había parado de llorar. Denji solo se acercó, busco un pequeño espacio en la cama de la chica y se sentó. Saludo por educación y se disculpó por no haber pedido permiso. Kobeni no respondió, solo observó a su amigo.
—Hey Kobeni. Aki me pidió de favor que te... viniera a ver, checar como estabas y eso, veo que estás bien.
—(...)
—Seh, es una mierda, ya no tendremos quien nos pague la comida y eso. Era una buena persona, pero la vida sigue, ahora sí quieres yo pago tu comida y tú pagas la mía.
—(...)
—Mmmm... haces esto difícil. Podríamos hacer que Power robe algunas tiendas y así no gastar nada.
—(...)
—Agh. Siquiera dime algo. Que estoy mal, equivocado o que no tengo corazón. Pero dime algo.
—(...)
—En fin, espero que estés bien. Te veré mañana o lo que sea
Denji se intentó levantar y separarse de la cama de Kobeni. La chica seguía lastimada emocionalmente, pero, no quería que el rubio se fuera todavía. Antes que se alejara, atrapó su muñeca derecha.
—¿Eh, sucede algo?
—(...) N-no es eso... sólo quédate un poco más. Y-ya no me queda nadie, más que tú.
—¿E-eh?
En parte, Kobeni tenía razón. Denji era el último amigo que le quedaba en la organización. Arai, Kei y Himeno habían muerto, Madoka se retiró y Aki no era muy cercano. Power le dejó en claro que no eran amigas bajo ningún sentido.
—Supongo que tienes razón.
—Si... solo un rato más, luego te dejaré de molestar.
—N-no. No me molesta...
Denji volvió a sentarse en la cama de Kobeni, ella soltó su muñeca y prefirió solo poner su mano sobre la de él. Era un poco de consuelo que ella podía hallar, le hacía falta compañía.
Kobeni seguía llorando suavemente. Su mano temblaba y Denji se percató de eso. Intentó ser más útil su consuelo. Entrelazando su mano con la de ella. Calmando un poco a la chica.
—G-gracias...
—No hay de qué.
Unos minutos habían pasado y Denji se sentía cansado, la lucha y todo lo vivido lo dejó al borde del sueño. Bostezó y le contagió el sueño a Kobeni. Ambos chicos seguían con su mano entrelazada, aunque Kobeni se percató que a Denji le sudaba la mano. Suponía que tenía calor.
«¡VERGA! Ahora nos agarramos de la mano ¿Pochita, es alguna clase de señal qué me estás dando condenado perro? Dime algo ¿Por qué con ella?»
—K-Kobeni... ya me debo ir... Me estoy quedando dormido y la verdad, tengo que volver a casa.
Kobeni aún no quería que su amigo se fuera, solo le propuso una idea.
—¿Q-quieres quedarte a dormir? Debe ser peligroso caminar tan noche...
—Nah. Tú sabes que un golpe en las bolas hace llorar a cualquiera.
—Ya lo sé ahora.
—Sobre eso... eso ¿Tu como llegaste al lugar?
—Solo seguí las direcciones.
—Ou. Bueno, te agradezco haberme salvado, fue lindo. Ser abrazado por una linda chica.
Kobeni se alegró por escucharlo, al menos recibió de alguien quién si pudo salvar. Sus ojos se veían víctimas de su llanto, pero ella le sonreía, se sentó igualmente en el borde de la cama, a su lado y decidió abrazarlo. Quería escuchar los latidos de su corazón.
«Al menos eres la única loca en este día que no me lo quiere quitar» — Dijo Denji.
Ambos se sentían cómodos ahora estando en privado, Denji respondió el abrazo y se quedó así por un cierto tiempo. El pendejo aprovechó el momento y sintió un poco el roce de los pechos de Kobeni.
Ambos se habían separado. Denji preguntó en dónde dormiría, si en el sofá o había algún futón guardado. Ella al principio no le contestó. Pero al final, agarró el valor y le pidió un gran favor.
—¿Q-quieres dormir en mi cama?
—¿Eh, y tú dónde vas a dormir?
Ambos chicos se pusieron un poco rojos. Pero, la respuesta fue rápida.
—También aquí. No... pienses en otra cosa. Solo, me gusta escuchar tus latidos. Me ayudan.
—Supongo que... eso te servirá para esta noche ¿Verdad?
La cuarta hija asintió, Denji se había percatado de eso. No era la primera vez que Kobeni colocaba su cabeza en el pecho del muchacho, para oír sus latidos. Era extraño, pero no le incomodaba.
Ella se acostó y se arrimó hacia el otro extremo de su cama. Espero que su amigo también se preparara para dormir. El rubio se quitó su camisa y la dejó colgada en una silla. Cuando se quiso quitar el pantalón, escuchó el nerviosismo y un pequeño ruido de pena proveniente de su amiga.
—Ah sí... Esto no... sería incómodo.
La cuarta hija solo asintió, roja de la pena. De por sí está petición era rara, pero ambos habían acordado que esto sucedería esta noche. No era algo similar a lo ocurrido en el departamento de su difunta amiga. No debían darse cariño, solo un poco de apoyo moral.
Denji se terminó acostando en la cama de su amiga. Ambos estaban un tanto apenados por la situación. Evitaron sus rostros. Kobeni antes de que su amiga falleciera, admitió que se sentía atraída por el chico. Denji no lo profundizó con nadie, pero era obvio sus celos y lo preparado que estaba, cuando estaban preparando la celebración.
Kobeni lentamente y con mucha pena, solo quiso abrazar a su amigo. Se pegó en el pecho del rubio y escuchó los latidos. Denji por su lado sentía la respiración de Kobeni, seguía agitada, a veces regresaba a la calma y luego se volvía a agitar. No tuvo de otra que corresponder el abrazo para que ella se sintiera más segura.
«Eh... Pochita, supongo qué me estás viendo cumplir un sueño ¿Esto es válido? Es linda, estamos acostados y me abraza. No sé si le gusto... Pero, supongo que por algo se empieza»
El tiempo transcurría y la chica no se apartaba del pecho de Denji. El motosierra no podía dormir, seguía con la idea de regresar a su casa y que esto era un pequeño desliz, Kobeni era linda pero no era Makima. Aunque, ella sólo llegó por poco tiempo y nunca lo abrazó, solo le invitó a comer un dulce, cosa que hasta Himeno había hecho. No era algo fuera de lo normal. Al menos Kobeni, lo abrazaba incluso si la situación era adversa.
«Makima... ¿Por qué de repente, ya no puedo verte en mi mente?»
Habían pasado 2 horas. Aproximadamente eran las 2 o 3 de la mañana. Kobeni se encontraba descansando y Denji aunque bostezando, seguía con el plan de regresar a su hogar. Poco a poco se desprendía del cuerpo de la chica y aunque ella lo estuviera buscando, no despertó. El rubio se había separado por completo y se terminó levantando del lugar. Recogió sus cosas y se vistió en la sala. Volvió al cuarto de la chica. Ella se movía buscando a su compañero, pero no despertaba. Solo la tapó bien y se fue.
Salió del hogar de su amiga y caminó rumbo a la casa de Aki. Para Denji esto seguía siendo un error y una falta de lealtad hacia su interés Makima. Seguía en la dicha ¿Cuál era la mejor opción?
Makima era hermosa, tenía unos ojos cautivadores, era pelirroja, algo alta, buen busto y cadera prominente. Pero no parecía haber avances de ningún tipo con ella, cosa que a Denji le parecía un tanto nefasto, ella nunca estaba y las veces que estaban no era algo del otro mundo.
Kobeni tenía un lindo rostro. Sus lunares la hacían resaltar y distinguirse de otras chicas. Aunque pequeña, era fuerte y hábil, su actitud le ayudaba mucho, era linda con él y lo trataba como un igual. Capaz no le gane en pechos o trasero a Makima, pero, no le disgustaba lo que veía o sentía. Además, comprobó que ella si se atrevía a los besos de lengua, cosa que no sabía si su jefa era capaz.
Las dudas eran muchas y solo le había dado hambre. Pensó en comprar algo para el camino, entró en una tienda de conveniencia que siempre estaba abierta las 24 horas del día. Cuando entró pensó aún sobre lo sucedido.
«Si... Kobeni se hace mi novia... ¿Podría tener sexo con ella? Digo, es mayor que yo, aunque literal sea bajita, ¿La podrían meter en la cárcel?»
Buscaba en las secciones de dulces, pero nada le interesaba, fue a otros lugares mientras el encargado de la tienda tenía miedo a que fuera asaltado o que Denji se escape sin pagar nada. El rubio seguía buscando y llegó al pequeño estante de sopas instantáneas. Recordó el momento que Kobeni le invitó a comer en su casa. Fue lindo. Quería revivir eso, pero él era un desastre en la cocina. Así que decidió por algo que Aki hacía cuando le daba flojera cocinar.
Agarró leche y cereal, no sabía cuál le gustaba a su amiga así qué pensó que el que tenía de mascota a un tigre musculoso parecía tener un buen sabor. Aki por lo regular compraba cereal sin azúcar.
Fue directo al cajero, esperando pagar, cuando le pidieron el dinero, sacó unos billetes de la cartera que Aki le dio. El pelinegro decidió poner en la caja fuerte sus ahorros en efectivo y dijo que a partir de ahora, todos usarán el dinero que ganen y no únicamente de Aki. El único consuelo de eso es que, si Denji lo pagaba con su dinero, sabría mejor el desayuno y quizá Kobeni lo noté.
Esperaba una reacción hipotética. Cuando ellos desayunen, Kobeni se sentiría muy agradecida por todo lo que hizo Denji. Se fijaría que el rubio es muy atractivo y quizás cómo pago, deje tocar sus pechos o mejor aún, que ambos tengan sexo.
—Sé que está mal Denji, pero tengamos sexo en mi cama como recompensa ¿No te importaría hacerlo conmigo? — Kobeni hipotética había hablado.
—¡Con mucho gusto, no me importaría que acabes en prisión si el riesgo es conmigo!
—Entonces que me pongan cadena perpetua— Finalizó la pequeña charla imaginaria, con una pequeña risa.
Nada de esto sucedería, pero Denji creía que existía una pequeña posibilidad, luego recordó los condones que había encontrado en el hotel y la vez que Himeno le puso uno, supuso que era importante para tener relaciones sexuales.
—¿Y me da unos condones?
—Ah sí... ¿De cuál quiere? — preguntó el encargado.
Observó todos y ninguno le parecía particularmente bueno, pero veía uno con un elefante como mascota así que decidió comprar esos. El encargado soltó una carcajada, por la marca que se quería llevar.
—¿Es acaso usted actor porno?
—Ammm... Sí, lo soy, tengo toneladas de sexo y eso.
El encargado no hizo más preguntas, era una marca XL y pues como a duras penas tenían rotación, le vendría bien venderlos antes de que caduquen.
Denji pensó en algo más, alcohol. En parte lo odiaba por la mala experiencia, pero recordó que esa ocasión en el departamento, Kobeni era un poco más atrevida. Su idea era brillante.
Fue a los refrigeradores y agarró dos latas de cerveza. Las llevó también a la caja registradora y el encargado solo vio la cara aniñada de Denji. Por mucho que él dijera que era actor porno, tenía que preguntar por su identificación. Denji contestó que no la tenía, la había dejado en su casa y estaba lejos.
—No te lo puedo vender, tienes apariencia muy joven y si me ven vendiendo a alguien que parece de 16, el gerente me marcará.
—¡Son 17 años!
—Peor aún. Espera a tener 20 y luego vuelve. La cerveza no se va a ir.
—Mierda— Denji vio truncado su plan, pero preguntó por lo otro—¿Al menos aún me puedo llevar los condones?
—Eh... seguro, "actor porno" — El encargado se burlaba de Denji y aunque enfureció al rubio, su plan tuvo éxito. Llevaba una bolsa con lo que necesitaba esa noche. Descartó volver a la casa de Aki y se dirigió nuevamente a la de Kobeni. Una vez en frente de la puerta. Pensó en qué quizá... debía plantear bien lo que intentaba hacer.
Entró y cerró la puerta. La bolsa estaba haciendo mucho ruido así que sacó todo de ahí, la leche la metió en el refrigerador y el cereal lo dejó arriba. Era imposible que Kobeni lo pudiera alcanzar, ella le pediría que lo bajara y ganaría puntos con ella. Denji pensaba que era todo un genio. Los condones los dejó en la mesa de noche de la chica. El rubio veía como ella aún seguía buscándolo. Le pidió disculpas.
Volvió a quitarse la camisa y ahora se sentía más cómodo en quitarse el pantalón, ya no había necesidad que Kobeni lo viera y de todos modos usaba un bóxer. se volvió a acostar y volver a poner en posición que ambos estaban, cuando la abrazó la chica fue receptiva y se volvió a pegar en su pecho. Denji se terminó estremeciendo, escuchó la voz de la chica, aunque probablemente ella nunca lo recuerde.
—¿Dónde estabas? — preguntó una dormida Kobeni.
Denji se percató de eso y solo contestó que fue por el desayuno, no hubo respuesta, así como ella sentía sus latidos, el abrazo que Denji le daba a su amiga le permitía sentir sus movimientos para respirar. Ella se sentía más calmada.
Denji intentó separar un poco el rostro de la chica de su pecho y verla. Se veía mejor que cuando la encontró, aún seguía lagrimeando, el dolor de perder a una amiga tan cercana era algo nuevo en la vida de Kobeni.
«¿Debería tomar la iniciativa, Pochita? Amigo, en serio dime algo ¿Por qué te interesaste en ayudarla en el callejón?»
Denji terminó de pensar en el asunto. Solo siguió observando a su amiga, la misma mujer que lo intentó apuñalar en el hotel ahora encontraba paz escuchando los latidos del rubio. Era raro, pero lindo. Fue un salto digno del Parkour.
Aún frente a frente, Denji con todos los nervios del mundo decidió dar su primer beso sin que nadie más que él tome la iniciativa, acercó sus labios y los chocó con los de su amiga. Luego la dejó en paz, dejó que ella se acomodara y ambos pudieran dormir.
—Buenas noches, Kobeni.
Extra
Cerca de las 6 de la mañana, era aún temprano para iniciar sus actividades, por lo visto, los cazadores debían nuevamente reestructurar la jerarquía de Tokio y Kobeni le daba tremendamente igual. Despertó con ganas de ir al baño. Su amigo se encontraba profundamente dormido, no sabía de su pequeño viaje hacia una tienda. La cuarta hija se separó de su amigo y con mucho cuidado buscó pararse.
Seguía triste por lo ocurrido el día de ayer. Pero al menos recibió apoyo de su último amigo cercano en la organización. Kobeni entró a su objetivo, hizo del baño. Aprovechó para lavarse la cara y los dientes. Y salió de ahí. Caminó un poco por su casa, se percató de un cereal que estaba arriba de su refrigerador. Ella tenía un banco para subirse y agarrar las cosas que no alcanzaba. Lo usó y vio que era un cereal de hojuelas azucaradas, su favorito. Lo dejó en su sitio y decidió esperar a desayunar con Denji.
Volvió a la cama sin molestar a su amigo y volvió a introducirse en sus sábanas. Antes de volverlo a abrazar, quiso observar. Sin que él lo notara le dio las gracias por quedarse con ella. No esperaba que Denji fuera tan amable como este día. Acarició su cabello y pensó en qué, tal vez ambos no harían tan mala pareja. Repitió lo que dijo y quedó con una cara sería, maldijo a Himeno, pero luego se disculpó por saber que ya no estaba entre los vivos.
Solo por esta ocasión, pensó en qué tal vez, los labios de Denji, no debían ser solo para Makima. Sabía que a su amigo le gustaba su jefa, así que decidió dejar ese asunto tranquilo. Miró a sus alrededores y preguntó silenciosamente por Haka, pero no hubo respuesta.
La chica aprovechó el pequeño momento, recogió su cabello y luego se aproximó al rostro del muchacho. Se acercó a sus labios y los terminó besando sin que él se diera cuenta. Era un agradecimiento secreto, por haberse quedado lo que quedaba de la noche con ella. Se volvió a acostar, lo abrazó y volvió a dormir.
—Descansa, Denji
Lo gracioso es que este edit existe desde el capítulo 12 y hasta apenas lo vengo usando xd
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En fin, el fanfic entrará en una pausa aún indefinida para planear lo que sigue.
Espero que haya sido de su agrado lo que hemos llevado en el transcurso de 19 capítulos y un prólogo. Me retiro sin antes mencionar mi aprecio a los lectores de la obra.
jaja Chale maté a mi personaje favorito del fanfic.
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