Capítulo 03 - ¿Capacitación?
-¿Qué te detiene? - Haka pregunta con los brazos cruzados, expectante de la respuesta de su propiedad.
-No estoy segura... De esto, Señorita Haka- dijo Kobeni, mientras se encontraba frente a la puerta- Algo me dice que no la debo abrir.
-Vamos, no te matará. Posiblemente te astilles si sigues deslizando tu mano en su superficie. Pero las puertas no son tan peligrosas, lo que esté detrás de ellas posiblemente sí.
-E-es qué... tengo miedo... mucho miedo.
-Lo noto ¿Sabías que nosotros nos alimentamos de sus miedos, estúpidos humanos? Jaja posiblemente por tu culpa nazca algún demonio de las puertas.
- ¡E-eh! - dijo Kobeni al mismo tiempo que apartó su mano de la puerta.
-¡JAJAJA! - No paraba de reír el demonio de la muerte, que no esperaba una reacción tan inocente de su compañera por obligación.
-No es gracioso... Eso fue horrible, los demonios son horribles.
-Y hay algunos peores que yo, pero dudo mucho que los veamos aquí. En fin ¿Entramos?
Kobeni por fin agarró un poco de valor, de todos modos, estaba obligada a conseguir el trabajo para poder pagar la universidad de su hermano. Haka por su parte solo podía observar a su compañera, para la suerte de Kobeni el demonio es imperceptible al ojo humano.
Kobeni llegó a preguntarle en una ocasión, el por qué ella era invisible y con los demás demonios siempre era notoria su presencia. La respuesta fue inmediata, "La muerte siempre estará cerca tuya y nunca te vas a percatar de su presencia. Solo cuando llega el momento se hace visible a tus ojos"
Haka aseguró a Kobeni que la única razón por la que ella pudo verla fue porque al igual que el oso, sin importar lo que ella dijera terminaría siendo asesinada. Elogió a Kobeni por tomar tan sabía decisión como proponer un contrato... O la insultó por estúpida, el tiempo lo dirá.
La sala principal era un tanto amplia pero parcialmente vacía, podía ver algunos cuadros de personas, por el contexto del lugar debieron haber sido los directores de este cuartel. Algunos eran cuadros de pintura, pero mientras más progresaba se volvían fotografías, incluso podía ver la fotografía de una chica hermosa al final de su recorrido.
Pese a tener esperando a la recepcionista, Kobeni decidió tomarse su tiempo para apreciar cada cuadro, soñaba con poder hacer uno algún día... cuando tuviera tiempo, mientras veía la transición de los encargados del lugar hasta que finalizó con la imagen de la hermosa chica.
Estaba sentada con las manos reposando en los muslos, su mirada parecía cálida, una ligera sonrisa, piel suave, con el uniforme de la organización con excepción del saco, un rostro bastante agradable de ver. Kobeni destacó dos detalles que sobresalían en la mujer, su cabello pelirrojo y sus ojos, su iris era de color dorado y su forma eran concéntrica.
-¿Te gustan las mujeres? - dijo Haka, reposando su cabeza en el hombro de la pequeña.
-¿¡E-eh!? ¡No! Claro que no - respondió Kobeni un tanto asustada como nerviosa por cómo se acercó el demonio.
La recepcionista solo vio como la chica se puso nerviosa y se estremeció en frente de ese cuadro.
-Muy hermosa ¿No? Ella es Makima, nuestra actual jefa de división. Es agradable pero no siempre la podrás ver por aquí, es una mujer muy ocupada - dijo con una expresión amistosa, pensando en que Kobeni estaba curiosa por la imagen - Por cierto ¿Puedo ayudarte en algo?
- A-ah A-ah ¡Si! Ya voy enseguida - dijo Kobeni, algo apenada por distraerse, pero caminando hacia la dirección de la recepcionista
Haka por su lado, no acompañó a su compañera, se quedó apreciando más a fondo el cuadro de Makima. Su aspecto tenía algo que no cuadraba para ella, esos ojos eran distintos a los demás que había en la sala, era algo más común entre los poseídos o... en un ser como ella.
Haka solo se quitó sus gafas. Ella poseía unos ojos idénticos a los suyos, a diferencia del dorado de Makima, el morado era el suyo. La semejanza entra en la forma concéntrica de sus ojos.
-¿Quién eres? - solo pudo preguntarse a sí misma.
Haka nuevamente se pone las gafas. Ella cree que brindar esta información podría disminuir la magnitud del destino de Kobeni. Pero, se estaba dando una idea que la visión que presenció en la mente de Kobeni ya empezó. Llegar a Seguridad Pública fue un acierto.
Viendo a Kobeni y a la recepcionista, se percató que ella ya estaba pidiendo trabajo, entregando su solicitud de empleo. La recepcionista amablemente preguntó por la seguridad de ésta decisión, Kobeni con el valor que aún quedaba solo pudo afirmar tímidamente.
A lo que se procedió a sacar un contrato, pidiendo que lo lea y firme en tanto haya terminado y siga convencida de su decisión. En el estaban las pautas a seguir, desde el uniforme requerido, el protocolo de vigilancia y de acción, la necesidad de tener uno o más contratos con demonios contenidos por la seguridad pública, el riesgo de muerte en cualquier momento, indemnización, un pequeño renglón con respecto a la jubilación; por obvias razones nunca se dieron el tiempo de especificar ya que casi ningún cazador llega a viejo y el salario...
Los ojos de Kobeni pasaron de temerosos y llenos de pánico hasta que vio el salario por ser cazador de demonios, había buenas prestaciones laborales e incluso bonificaciones por qué de no ser que no vive en una caricatura, no salieron de su órbita, pero quedaron abiertos como platos.
Kobeni una vez segura de su decisión y ver lo que ella recibiría, solo pidió un bolígrafo a la recepcionista y aceptó. Feliz hasta que... Aceptó.
Condenó su vida y apenas se percató de ello. La recepcionista se percató de eso, pero la verdad estaba tan acostumbrada a ese tipo de comportamiento que lo consideraba parte de su jornada laboral, era igualmente parte de los cazadores de demonios, pero no formaba parte de seguridad pública sino del sector civil, menor pagado, pero más seguro.
-Muy bien, bienvenida a la organización. Se te asignará algún compañero disponible para que te ayude con la capacitación. - Decía la recepcionista, mientras comenzaba a hacer algunas llamadas a distintas oficinas.
-S-si... muchas gracias por la ayuda- solo dijo Kobeni, alejándose un poco de la recepcionista y pensando sobre si su decisión fue la correcta.
-Hiciste lo correcto, Kobeni. Te felicito- dijo Haka, aplaudiendo ligeramente a su compañera con el tono sarcástico de siempre - Leíste todo un contrato, viste los mortales riesgos y aun así solo firmaste por la paga.
-Ya no me sorprende porque fue tan fácil hacer un contrato conmigo - continúo el Demonio de la Muerte, haciendo quedar mal a lo que se supone que sería su fuente de diversión.
-Disculpe, ya se le asignó un compañero, estará esperándolo en el tercer piso, oficina 304. A mí derecha se encuentra el elevador, sin problema puede ocuparlo. Mucho éxito, por cierto.
-Gracias por su amabilidad - dijo Kobeni haciendo una reverencia a la recepcionista y haciéndole caso, tomando el ascensor hasta el piso que se le ordenó. Una vez ahí, caminó hasta llegar a la puerta de la cuarta oficina del pasillo.
Kobeni estaba un tanto nerviosa, los únicos cazadores de demonios que conoció fueron de dos tipos, los cadáveres que se encontraban destrozados por el demonio del oso y los que la asistieron en el hospital, muchos con cicatrices y miradas perdidas. Tenía miedo de que le tocara alguien estricto o peor, traumatizado.
Tocó la puerta por simple cortesía. No hubo respuesta. Volvió a hacerlo un tanto más fuerte.
-Quizás deberías entrar. No me hagas esperar tanto en este lugar aburrido. - dijo Haka impacientándose.
Kobeni solo afirmó con la cabeza, decidió no hablar desconfiando que hubiera alguien detrás de la puerta y sospeche de ella por conversar sola.
Entrando en la oficina la vio ordenada, podía ver qué era una mujer quien ocupaba está plaza. Veía un cenicero en cada estante de la derecha e izquierda, en el escritorio podía ver un paquete de cigarros casi vacío, había algunas fotos, unas cuantas, de ella sola, de lo que parecía ser su familia y otras donde aparecía con un chico pelinegro con una coleta hacia arriba, podía ver como ella expresaba felicidad pura mientras que el chico, aunque tenía una ligera sonrisa se veía serio con una mirada un tanto fría.
-¿Hola? - preguntaba Kobeni quién no pudo sentir la presencia de nadie. Haka por su parte, solo no podía aguantar la risa, ella ya se había percatado de la presencia de alguien.
Kobeni no se percató que, a ambos lados de la puerta había casilleros que fácilmente podían cubrir a una persona del otro lado. Uno de los ceniceros que estaban en un estante a la derecha de la chica se terminó moviendo. El sonido asustó a la chica. Una de las fotos del escritorio se cayó de frente, lo que hizo que ella diera un pequeño brinco.
Haka por su lado estaba dándole risa la situación, incluso para un demonio, una situación así es comedia para ella.
-U-uh U-uh ¿Un F-fantasma? - preguntaba con mucho nerviosismo y empezando a sudar la pequeña protagonista.
Kobeni caminó hacía el escritorio para verificar el estado de la foto caída, no se percató que una extraña figura se acercaba detrás de ella.
-¡BOO! - Gritó una voz femenina, perteneciente a la misma persona que aparecía en las fotos de la oficina.
-¡WAAAAAAAAAA! - gritó Kobeni, quién saltó hacia el escritorio, tirando todo lo que estuviera sobre él. Cayendo hacia el otro extremo y a punto de chillar por el susto que había recibido.
-HAHAHAHAHA- escuchó a la misma voz, pero ahora riendo - ¿Estás bien? Debiste ver tu cara, fue un desastre.
Llegando al lado donde cayó Kobeni, la mujer se acerca a ella, aproximando su mano para poder levantar a la pobre protagonista. Kobeni por su lado por fin pudo visualizar a la dueña de la broma.
Era una chica alta, posiblemente 3 cm más baja a comparación de Haka. Su corto cabello era oscuro, pero con una tonalidad más azul. Un rostro vivaz con una sonrisa amistosa. Se encontraba con el uniforme de la organización. Lo más destacable que Kobeni podía ver en la mujer, era un parche en su ojo derecho.
-Encantada de conocerte y de hacerte una pequeña broma de bienvenida. Me llamo Himeno, déjame ayudarte a levantarte.
-¿Ah? Sí... Gracias- solo dijo Kobeni, luego de ofrecer su mano para que Himeno la pueda levantar.
-Nada mal ¿Eh? Un poquito de diversión en este lugar nunca hace mal, en especial para gente como nosotros - expresó Himeno, para después levantar los cigarros que se encontraban tirados en el suelo, ofreciendo uno a Kobeni.
-N-no gracias, no fumo - solo contestó Kobeni.
-Una lástima, te ayuda a relajarte luego de todo lo que se vive por acá.
- ¿Y los demás? Perdón por la pregunta
-Algunos se encuentran patrullando, ha habido una actividad de demonios un tanto mayor a lo usual. Incluso la señorita "perfecta" Makima tuvo que salir a patrullar.
-¿La de la foto en la sala? Solo alcanzó a preguntar Kobeni
-Así es, la misma. Por alguna razón la gente siente mucho aprecio por ella, incluso algunos aseguran que les ha salvado la vida. Aunque para mí se nota que es algo tóxica jaja - Dijo Himeno, acercándose cuando dijo esto último a Kobeni como si de un chisme se tratara.
-¿Ella también patrulla?
-Algo así, por lo regular tiene reuniones en otras divisiones o con los altos mandos. Pero según lo que escuché, los vecinos de dónde reportaron el incidente decían que fue en un almacén, escuchaban gemidos como si de zombies se tratase, pero también los de motosierras, por alguna razón ella se interesó en el caso.
-¿Zombies?
-¿Verdad que parece premisa de una película de terror barata? Jaja - solo pudo decir Himeno pensando que ese remate le daría gracia a su nueva aprendiz.
Kobeni solo pudo sentir un dolor en su estómago, escuchar sobre zombies y motosierras le hizo darse cuenta de que ella vivirá cosas muy extrañas y no estará segura si viviría para contarlo.
-También habían oído unas risas, decían que sonaban como las de un loco que disfrutaba lo que hacía. Probablemente sea una pelea entre demonios o algo así, créeme que es más normal de lo que se piensa.
Kobeni no pudo reaccionar más a lo que ella decía, cada vez estaba más arrepentida de esta decisión.
-¿Eh, dije algo malo? En fin, cuando quieras un cigarro aquí tengo uno para ti, créeme no te lo voy a cobrar. - Le sonrió Himeno hasta que pasó el tiempo de la gracia y empezó el verdadero ambiente laboral - Ven, sígueme.
Kobeni acató a su superior, ambas fueron al ascensor hacía el punto más alto del edificio. El silencio en el ambiente era notorio, Himeno pasó de ser una boca floja a alguien silenciosa, pero con una sonrisa aún amistosa, Kobeni por su parte solo sentía nervios.
Una vez llegada a la azotea del lugar. Himeno le indica que vayan a uno de los extremos del edificio. quería que vieran la puesta de sol. Kobeni y Himeno solo observaron el cielo, como el sol poco a poco se retiraba de su vista.
-Deberías renunciar, aún estás a tiempo.
-¿Eh? - Decía Kobeni con sorpresa.
-Este trabajo está al alcance de todos, pero pocos son buenos en él. Es fácil entrar, pero difícil salir. No lo digo sobre que te dificulten renunciar o te penalicen, hasta nosotros sabemos que no todos tienen lo necesario para ser cazador de demonios, solo qué no todos podemos darnos el lujo de salir en una sola pieza.
Kobeni observó a Himeno, su nueva compañera le señalaba el parche que tenía en el ojo derecho.
-Lo siento mucho. Debió ser... difícil... eso. - decía Kobeni, sin saber qué palabras elegir para no hacer sentir mal a su compañera.
-A-ah... ¿Esto? Ah descuida, yo no lo perdí. Es más, lo di como parte de mi contrato - Dijo Himeno de forma amistosa, en especial para no hacer sentir mal a la chica que le encargaron.
-¿Hiciste un contrato... con un demonio? - Kobeni solo alcanzó a preguntar.
-Sip. Es de hecho un requisito para ser parte de seguridad pública, no tenerlo garantiza menos tu seguridad. - explicó Himeno y continuó.
-¿Eh? ¿El documento que firmaste no decía nada sobre contratos con demonios? Según yo, es de las primeras cosas que te anuncian.
Kobeni se apenó por la situación, si lo había leído, pero olvidó prácticamente todo, más por el hecho del salario que iba a recibir.
-Perdón, me... había olvidado de esa parte.
-No te preocupes ¿Eh? Sonará muy descortés de mi parte, más por el hecho que te ofrecí un cigarro antes de preguntar por tu nombre, ¿me lo podrías dar?
-Higashiyama Kobeni. Un gusto.
-El gusto es mío, señorita Kobeni. Sigo pensando que deberías renunciar, pero lo dejaré como respuesta pendiente. Y parte del protocolo es que te pregunte lo siguiente.
Kobeni estaba un tanto nerviosa por lo que le iba a preguntar, pero ya había llegado tan lejos que la verdad una pregunta ya no podría cambiar su decisión de conseguir dinero para Kenta y las deudas de su familia.
- ¿Tienes ya un contrato con algún demonio o debo llevarte al área de contención para que hagas uno?
-...
🚬-🚬-🚬-🚬-🚬-🚬
Se pudo estudiar (y creo que aprobar) y finalizar el último capítulo que tenía casi hecho. Ahora sí, no habrá novedades hasta dentro de unos días. (;;;・_・)
Realmente me está gustando como va iniciando la relación que tendrán Himeno y Kobeni. Así como también, los hechos de este capítulo están sucediendo en paralelo con la muerte de Denji y su resurrección como el chainsawman. No se preocupen, se revivirán estos eventos desde la perspectiva contada de Denji. Kobeni los va a tener que vivir esto como recuerdos narrados de su interés amoroso. Ella tendrá sus propios problemas en sus primeros casos como cazadora. (๑•﹏•)
No falta mucho para su ansiado reencuentro, así como también Himeno siendo el mismo desmadre como en el manga. Sin más, nos vemos hasta la próxima. Salud.
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