Capítulo 8
Chiara
No sé como llegué a parar al parque, pero es como si mi alma herida creyera que en este lugar podrá encontrar alguna salida a este problema. Porque lo cierto es que no tengo trabajo, y por más que busco no he tenido suerte, razón por la cual mi madre me esta presionando. Como si esto fuera poco, como cereza del pastel ahora tengo que pensar en un bebe.
Un bebe ni planeado, ni buscado.
Un bebe del hombre que se ha adueñado de mis pensamientos. Por el cual estoy segura que podría hacer flaquear mis decisiones de soltería, pero que también sé que no seríamos felices.
El sollozo de un niño me trae de vuelta a la realidad, cuando veo a su madre corriendo a levantarlo para comprobar que este bien. Se me encoge el corazón ver como este niño se acurruca en ella, en busca de ese calor maternal. Es cuando el hilo de mis pensamientos cambia ¿Seré una buena madre? ¿Seré un buen ejemplo para él o ella?
Espérate, Chiara, estas pensando en uno, pero ¿y sin son gemelos? En la familia de Zabdiel hay tres parejas de gemelos.
Rayos, ahora el pánico quiere tomar el control. ¿Por qué tuve que recordar eso?
Todo esto ahora es irrelevante. Debo ir paso a paso. Lo primero que haré será comprobar que sea cierto, de modo que mañana iré al hospital. Después de tener la confirmación, buscaré la forma de decirles a mis padres. Tan solo de pensarlo me estremezco, porque no sé como vaya a actuar mi madre. Aunque es probable que me mate. A pesar de tener casi veintisiete años mi madre quiere dirigir mi vida y sé que no se quedará callada ante esta situación.
Sin embargo, nada se resolverá mientras siga sentada aquí. Así que lo mejor por el momento es regresar a mi casa e intentar descansar, porque se avecina una ventisca que podría convertirse en una tormenta.
Luego de estabilizar mis emociones regresé a mi casa, por las luces tenues deduje que mis padres salieron. Tal vez se fueron a la iglesia.
Me despojo de las sandalias una vez atravieso el umbral de la puerta, necesitando sentir el frio de las baldosas en mis pies. Ni bien he dado diez pasos hacia la cocina cuando aparece mi madre de la nada, pegándome un susto de muerte. Ya que creía que estaba en la iglesia.
—Que bueno que llegas, Chiara María—enunció con voz cortante y semblante serio. Que me diga mi segundo nombre de forma despectiva no augura nada bueno. —porque necesito que me expliques que rayos significa esto.
Me quedo de piedra cuando veo una prueba de embarazo en sus manos. ¿Cómo es po...? Rayos, me quiero golpear cuando recuerdo que la deje caer al piso, la patee y se me olvido recogerla.
—No hay nada que explicar simplemente suced...—Soy interrumpida por una bofetada.
—¡Insolente! —grita enojada—A veces pienso que habré hecho mal para merecer una hija como tú. No tienes sentido de la decencia, del decoro, de las buenas costumbres y mucho menos de la dignidad.
—Ma...—Alza la voz para interrumpirme.
—¡Cállate! No quiero oír tu voz. Vas a hacer silencio y me vas a escuchar seriamente lo que te voy a decir—Me señala con el dedo, mientras intenta contenerseHas sido mi calvario desde que comenzaste a interesarte en los chicos. Por más que he intentado llevarte por el buen camino, simplemente ignoras mis palabras y haces lo que quieres. Pero eso se . Oye muy bien y que penetre en tu cabeza dura. Mañana mismo iras al hospital y te desharás de ese estorbo.
—¿Qué dices? —entro en un estado de estupefacción al escuchar lo que acaba de decir, ¿ella que están religiosa me está mandando a abortar?
—Lo que escuchaste Chiara. No le vas a decir ni una palabra de esto a tu padre. Vas a abortar.
—No entiendo porque me pides esto
—¿No entiendes? —suelta una risa amarga—En serio crees que voy a permitir que manches nuestra reputación, he sido bastante tolerante con tu estilo de vida para que ahora pretendas que voy a criar tu hijo.
—No te estoy pidiendo que lo críes. —Me quedo observándola entre asombrada y desconcertada por su exigencia.
—¿Chiara, en dónde estas parada? Aun vives bajo nuestro techo, por ende, mientras permanezcas aquí harás lo que te pido. O de lo contrario, ahí está la puerta. Vete y no regreses más. Tú decides.
—¿Sabes lo que mi padre hará si se entera de esto?
—Claro que lo sé, pero no te atreverás a decirle nada. ¿Acaso serías capaz de destrozar el corazón de tu padre? Aunque vamos a ver a quien cree, porque voy a negar todo.
—Por más dura que has sido conmigo, nunca pensé que me obligarías a abortar. Tú la mujer que tanto profesa amar a Dios.
—No me importa lo que pienses. Ya sabes mi posición. Te doy un ultimátum, si mañana no te deshaces de esa criatura. Puedes considerarte huérfana y sin techo. No pienso seguir manteniendo una vergüenza como tú. Es lo último que dice para desaparecer en su habitación. —Es posible que no me creas, de modo que puedes preguntarle a tu padre sobre la deuda. ¿Crees que es justo que tu padre piense en otra boca que mantener con la hipoteca?
—¿Cuál hipoteca? —pregunto sin encontrar respuesta. Por lo que espere a mi padre, para terminar, dándome cuenta que mi madre tenía razón. Es posible que él haya decidido no decir nada para que no me preocupara.
Con el duro peso de esta decisión a mi cuesta, penetro a mi habitación. Lugar donde me permito derrumbarme, es cuando todo el dolor se convierte en lágrimas. Luego de varios minutos compadeciéndome, seco todo rastro de sufrimiento y con cabeza fría tomo una decisión.
Sopesando todos los pros y los contras, lastimosamente considero que mi madre tiene razón. Debo terminar con la vida del bebe. ¿Por que como podre criarlo?, ¿qué ejemplo le daré? y ¿qué familia lo protegerá y amará? ¿Cómo un desastre como yo cuidara de un ser tan indefenso?
—Perdóname, bebe. Sí todo fuera diferente te tendría, pero ni siquiera una relación tengo con tu padre. Tampoco sé si el quisiera formar parte de tu vida. Con la voz quebrantada y mi pecho ardiendo, le susurro a ese ser inocente en mi vientre que no puedo soltar los lazos con mi madre. Que a pesar de todo ella sigue teniendo influencias en mi vida.
Pero sobre todo no quiero traerle al mundo a sufrir y mucho menos ver la mirada de decepción de mi padre. Su aprobación es la única que me importa al final del día.
°°°
Lentamente abro los ojos, los cuales sin siquiera verme en el espejo puedo darme cuenta que deben estar rojos. Ni siquiera pude pegar un ojo en toda la noche, mientras en mi mente buscaba alguna solución a mi problema. Sin embargo, todos mis pensamientos recaían en lo que mi madre me ordeno.
Recibo un mensaje de Azul, al abrirlo se me encoje el corazón al ver a mi ahijado con su hermosa sonrisa. Me quedo absorta mirándolo, porque puede que el bebe pueda parecerse a él. Pero es algo que nunca sabré.
La alerta de otro mensaje me saca de mi ensoñación. Al leer la pregunta de Tim, me acuerda que se me olvidó comentarle el resultado. Lo pongo al corriente sobre lo acontecido y salgo del chat, porque sé lo que va a decirme. Tratará de convencerme de tener al bebe.
Pero la verdad es que no sé qué hacer, necesito pensar, meditar y luego tomar una decisión. Aunque siento que todo se está inclinando hacia el aborto.
Piensa Chiara, necesitas estar segura de que en verdad estés embarazada. Porque puede ser una falsa alarma. ¿Quién me podría ayudar?
Claro, porque no se me ocurrió antes. Con ímpetu busqué en mis contactos el número de la única persona que en mi vida pensé pedirle información o ayuda. De quién tenía su contacto para fastidiarla. Me río al acordarme como la tengo registrada, estrella de mar.
—Hola, ¿Con quién hablo? —luego de dos tonos, escucho la voz de Mar.
—Hola, Estrellita de Mar—No pude contener mis deseos de provocarla.
—¿Chiara?, Que extraño resulta que me llames. ¿Te equivocaste de hermana? —Mientras habla puedo imaginarme su sonrisa petulante.
—No me equivoqué. Aunque me duela admitirlo, pero necesito de tú ayuda.
—¡Espera! —Vocifera emocionada—Repítelo, por favor. Tal vez escuche mal.
—Mar, esto es muy serio. Necesito urgentemente hablar contigo, ¿será que puedes?
—Ya, tranquila solo era una broma. Está bien, ¿qué tal si nos vemos en media hora en la cafetería que queda al lado del Hospital donde estoy haciendo una práctica?
—Por mí perfecto. —Los nervios se apoderaron de mí cuando escuché hospital.
—Ok, te enviaré la dirección. Nos vemos.
—Gracias y adiós. —Después de despedirme colgué el celular. Mientras trataba de convencerme de que hablar con Mar para que me asesore es lo mejor. Puesto que mi mejor amiga no está aquí, y además no quiero interrumpir su sueño y sé cuál será su posición. Necesito alguien neutro en mi vida que me ayude a buscar una cita para abortar.
¿Quién puede ayudarme mejor que alguien que estudia medicina? Simplemente por esa razón Mar es la indicada.
°°°
Hola, espero les haya gustado el capítulo. Ahora ¿Qué creen que Mar le aconseje? ¿Creen que ella debe confiar en Mar ?
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