Capítulo 5

Nota: Ya sé que había dicho que actualizaría el jueves, pero me pusieron la primera dosis de la vacuna contra el covid. Por lo que tuve algunos síntomas como dolor de cabeza y no pude terminar a tiempo el capítulo. Espero disfruten el capítulo y gracias por la espera.

Chiara

Me encuentro aburrida. Aunque parezca sorprendente que la amante a las fiestas, al roce y a la adrenalina de estar rodeado de personas disfrutando un momento de gozo, que en estos momentos no se sienta cómoda es toda una sorpresa.

Sin embargo, no es la fiesta en sí. Es a quien está dirigida la tal, y peor aun, tener que aguantar al esposo de mi tía. Frente a quien siempre me siento indefensa y solo una mirada suya es capaz de hacerme sentir sucia. Durante toda la noche hago todo lo que está a mi alcance para no quedarme a solas con Roberto. Por experiencia sé de lo que puede ser capaz de hacer.

Cuando lo miro comprendo de donde mi prima sacó la hipocresía y el engaño, porque es un gran maestro para hacerme quedar a mí como la mala. Además, de que por su culpa no me gusta venir a visitar a mi tía. No después de aquel día. Roberto, muchas veces ha intentado propasarse conmigo desde que cumplí trece años.

Cuando recién cumplí dieciocho me armé de valor y le conté a mi madre y tía, quienes se enfadaron conmigo, porque, según ellas, como no lo quiero soy capaz de contar semejante mentira. Nunca ha podido cumplir con su objetivo, por lo que creo, que esa es la razón por la que aun me sigue fastidiando.

Si hoy por hoy soy como soy en parte es por él. Porque no puedo imaginar como alguien que profesa ser católico, habla del amor a Dios y a su familia es capaz de acosar a su sobrina. Me hizo abrir los ojos y darme cuenta que si tomo a un hombre en serio como lo hace mi tía, sufriré mucho. Por lo que prefiero no crear lazos con nadie, además de no atarme de por vida por un hombre. Es la razón por la que no puedo dejar que Zabdiel entre a mi corazón, necesito protegerme porque él puede ser mi perdición. Aunque sé que no todos son iguales no estoy dispuesta a averiguarlo.

—Hija—escucho la voz de mi madre llamando mi atención, por lo que dejo mis pensamientos a un lado—Se acabaron las bebidas, ¿podrías ir a la cocina por más?

—Claro, mami—asiento a su pedido. Mi tía decidió que la fiesta se realizara en el jardín, puesto que hay más espacio.

La casa de mi tía es enorme comparada a la nuestra, por lo que tengo que caminar un buen poco, puesto que la parte que seleccionaron para la celebración está un poco alejada de la cocina. Cuando llego a mi destino me dirijo al refrigerador que es donde se supone deben estar las bebidas. Una vez las saco, busco alguna bolsa o algo donde pueda llevar más cómoda las botellas de plásticos. De manera que estoy buscando en las gavetas donde se guardan las bolsas de plásticos, cuando alguien me aprieta el trasero y sin siquiera verlo se quien es.

—¿Qué diablos hace, estúpido!—No hay nada que me enfurezca más que alguien indeseable toque mi cuerpo.

—Sobrinita, que son esas palabras.—Dice, mientras se acerca a mí, a la vez que me alejo poniendo la isla como nuestra separación.

—No le importa. Mejor váyase y déjeme en paz—le grito. Siento como el enojo me recorre por las venas.

—Esta es mi casa, por lo que quien debería dar las órdenes aquí soy yo—menciona, sin apartar su asquerosa mirada de mi escote—Te la das en digna, mientras te revuelcas con todos los hombres que te pasan por delante.

—¿Eso que le incumbe? Lo que le molesta es que ninguno es usted y créame que nunca lo será.—Estoy tan llena de ira que no mido mis palabras.

—Ja,ja eso crees puta, pero hoy será el día que me de el gusto contigo.—Me repugnan sus asquerosas palabras.

—Sigue soñando—Suelto con rabia, mientras escaneo mis posibilidades y me doy cuenta que para poder salir tengo que cruzar por su lado.

¿Cómo rayos saldré de este apuro?

¿Cómo supo que estaría aquí sola?

Él estaba al acecho observando cada paso que intentaba dar. Cuando corrí para intentar salir de la cocina, logró alcanzarme y chocamos con la pared lo que me dejó sin aliento. Ni corto ni perezoso aprovechó para sostenerme con fuerza, me retuvo presionada contra la pared y su cuerpo. Tan solo mirarlo me repugna.

—Suéltame—exigí, recibiendo su risa como respuesta.

—He esperado mucho tiempo por esto—murmuró, mientras tanto comenzó a manosearme y pasar su sucios labios sobre mi cuello. Sabía que solo tenía una oportunidad de alejarlo y es pateándolo en sus partes bajas. Antes de poder hacerlo guio sus labios hacia los míos, seguí forcejeando y cuando ya iba a patearlo con todas mis fuerzas, ya era tarde porque el grito de horror de mi madre provocó que él se alejara.

—Chiara María Torres, ¿Qué haces?—Hago una mueca al escuchar mi nombre completo de sus labios. Al mirarla sin saber qué decir, ella continúa—Roberto, cómo pueden hacerle esto a mi hermana?

—Perdón cuñada, pero tú hija me sedujo y caí. Soy un hombre que...—indignada y verdaderamente furiosa lo interrumpo

—Sí, que eres un desgraciado. Mami, yo no he hecho nada de lo que él está diciendo. Roberto quería violarme

—¿Violarte? Di la verdad Chiara, fuiste quien me engatuso. Yo acepto mi parte de culpa, pero acepta la tuya

—No voy aceptar nada porque no tengo nada...—Mi madre detiene mi defensa con una bofetada.

—¡Cállate!—Me grita. Clava sus uñas en mi brazo y me sostiene con fuerzas—Eres una vil pecadora, no sé qué hice para merecer una hija libidinosa como tú.

—Mami, te juro por tu Dios que no hice nada.

—Cállate, como osas meter a Dios en esto. Roberto acaba de confesar.

—¿Le crees a él y no a tu hija?

—Por supuesto, porque eres una puta, una cualquiera que hoy sale con un hombre y mañana con otro.—Impotente miro la persona que está frente a mí, ese ser que me dio la vida y es la misma que no cree en mí.

—Yo seré muchas cosas, pero nunca me he metido con un hombre casado. Mucho menos con el esposo de mi tía.

—Ya es suficiente, Chiara. Se lo que vi, además tu prima fue testigo de todo y fue a avisar inmediatamente. Tienes suerte que no haya hecho un escándalo, porque esa niña es consciente y sabe regirse por las normas. ¿Por qué no fuiste como ella? Eres todo lo que odio en una persona—habla, mientras me arrastra fuera de la casa—Ahora lo que harás es irte a la casa y esperarme allá. Hablaremos contigo después, mientras tengo que contarle a mi hermana por lo que no te quiero aquí. Ruégale a Dios que ella te perdone.

Fue lo ultimo que escuche de sus labios, cuando me cerró la puerta en mis narices. Perdida y sin rumbo, llamé a la única persona que sé que es capaz de dejar todo por mí y ser mi paños de lágrimas.

—Tim, te necesito—es lo primero que digo cuando toma mi llamada.

—Dime, donde estás y te iré a recoger—Sonrío, porque a pesar de haber terminado sé que puedo contar con él. Porque antes de empezar a salir, éramos amigos, diría que los mejores.

—Estoy afuera de la casa de mi tía. Apresúrate, por favor.—Le suplico, sin poder evitar que se me quiebre la voz.

—Tranquila pequeña, ya estoy en camino.—Colgué, mientras permití que mis lágrimas rodaran por mis mejillas. El recuerdo de las palabras de mi madre se fueron clavando como un puñal de acero en mi corazón, el cual lacero todo en mí.

Luego de esperar a Tim, vi su auto aproximarse y ni siquiera estacionó bien cuando bajó corriendo para llegar hasta mí. Me conoce tan bien que me abrazó con fuerza, para dirigirme hacia su auto.

— ¿A dónde quieres ir?—me cuestiona mientras acaricia mi pelo para calmarme.

—A tu departamento. No quiero ir a casa hoy.

—Claro, pequeña.—besa mi cabeza, para después cerrar la puerta del copiloto. Una vez está en su puesto arranca el auto. Así como nos alejamos de casa de mi tía desearía que todos mis problemas también lo hicieran. Pero presiento que este solo es el inicio de todo. Este ambiente se siente como antes de que comience una gran tormenta.

Solo espero que mi padre crea en mí. Porque me terminarían de romper el corazón si mi todo desconfía de mi verdad.

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