Capítulo 27


Zabdiel

Nunca me había sentido tan perdido y confundido en el mar de la incertidumbre, cada uno de mis pasos eran automáticos desde que supe que Chiara se había ido a España. Sin embargo, lo que realmente me tenía inquieta era pensar que las había perdido. Pero nunca espere que nuestra historia tomara este rumbo tan inesperado para mí, mi hechicera abrió su corazón hacia mí y terminé confesándole el amor que siento, aunque no esperaba que ella sintiera lo mismo.

Luego de confesarnos nuestro amor, le pedí que me llevará a esa organización donde ayudan a las madres solteras. Debo confesar que fue una experiencia muy reveladora el estar en un lugar donde asisten y ayudan a las mujeres a afrontar una situación difícil, pero más hermoso es ver los frutos de estos esfuerzos.

—¿Qué estás pensando, Zab? —mi hechicera rubia, me devuelve a la realidad.

—Solo estoy apreciando la labor tan loable que hacen estas personas comprometidas con las mujeres en una etapa tan hermosa y única. —le comentó mi impresión de todo esto. —Además, de que sí estas de acuerdo me gustaría que contribuyéramos a esta causa, puesto que de una u otra forma fueron parte de la mejor decisión que pudiste haber tomado. —expresó, mientras coloco mis manos en su vientre, y mi pequeñita hechicera parece estar de acuerdo porque comienza a moverse, lo que causa que mi corazón desborde de puro amor hacia mis dos amores.

—Me agrada y estoy totalmente de acuerdo con tu idea. Vamos a hablar con la encargada, y veremos en que podemos ayudar.

Chiara se acercó a una señora mayor, quien se llamaba Emma y esta nos condujo hasta donde se encontraba la presidenta de la organización, Shirley, una joven que no creó que pase de los treinta y puede ser que a simple vista queden sorprendidos por su juventud, pero su mirada transmite mucha sabiduría.

—Querida, estos jovencitos quieren hablarte sobre algo importante. —comunica Emma, para luego dejarnos solos con la señorita.

—Vengan, vamos a mi oficina. —enuncia, señalándonos una puerta a la derecha. Seguimos sus instrucciones y nos adentramos a una sala con un escritorio, con una decoración sobria y vibrante.

Una vez sentados, Shirley, toma la palabra. —Sean bienvenidos, me gustaría escuchar lo que quieren comunicarme.

—Mi esposo quería conocer este lugar, —comenzó hablando mi hechicera— después que le comenté que gracias a ustedes tomé la decisión de tener a nuestra bebita.

—Wao, no saben lo que me emociona cuando escucho este giro de la historia. Siento que vale la pena continuar con el legado de mi familia. —extiende una hermosa sonrisa.

—Lo que queremos saber es ¿En qué podemos ayudar en la organización? —comento.

—Bueno, me gustaría saber que estarían dispuestos a hacer. A veces solicitamos personas que vengan a dar charlas, reuniones o que puedan contribuir con ciertos eventos que realizamos. Además de que trabajamos con madres solteras, una vez al mes hacemos una feria de empleos para que estas mujeres puedan proveer a sus hijos y dependiendo de su historia algunas necesitan psicólogos, psiquiatras, doctores y hasta un techo, de modo que tratamos de suplir en lo que podemos con ellas. Sin embargo, es algo temporal porque motivamos a que se superen y encuentre un nuevo rumbo a su vida. —expreso con tanto orgullo que me erizo la piel.

Observo a mi esposa antes de contestar y veo su determinación, justo como la mía, en ayudar.

—Queremos ayudar en todo lo que podamos. Involucrarnos activamente en la organización, ayudando tanto monetariamente como con las actividades que se vayan a realizar. Esa feria de empleos me llama mucho la atención.

—Me alegro cuando conozco personas como ustedes dispuestos a ayudar en una causa noble y justa.

—Puede contar con nosotros—anuncia Chiara. —Actualmente, estamos viviendo en Atlanta, pero cualquier cosa que necesiten pueden contactarnos.

—Le agradezco la ayuda que nos están ofreciendo. Por supuesto que aceptamos su ofrecimiento.

Shirley, nos proporciono su contacto para que podamos estar comunicados, de igual manera ofrecimos el nuestro. Una vez finalizada nuestra reunión nos dio un pequeño tour por todo el lugar, este edificio simplemente era el rostro de la institución porque tenían un condominio donde albergaban madres solteras maltratadas. Todas estas mujeres de una u otra forma regresaban a la institución lo que han hecho con ellas, porque muchas terminan siendo empleadas por Shirley.

Nos despedimos para tomar rumba a casa de mi suegro, quien debe estar triste por toda la situación con esa señora.

Cuando llegamos a la casa, nos dimos cuenta que mi suegro ya estaba dormido. Por lo que fuimos a la cocina y cenamos, puesto que se nos hizo tarde con el recorrido a la organización.

—¿Terminaste de cenar? —le pregunto a Chiara, quien estaba absorta mirándome.

—Puede ser. —dice mientras se para y toma asiento en mis piernas. —Cada que te conozco más, mucho más me enamoro. Eres un ser demasiado noble, caballeroso y tierno. Ahora que lo pienso mejor, ¿Qué abre hecho para merecerte?

—Esto no se trata de merecer o no. —suspiro, mientras la sostengo en mis brazos, sintiendo que el tenerla así es lo mejor del mundo. — Si te vieras como te veo, no tendrías ninguna duda de porque soy como soy contigo. En mi periferia solo existes tú, y nuestra amada bebe. —le susurro, a la vez que tomó posesión de sus labios, que claman con dulzura los míos.

Terminamos de cenar y luego nos dirigimos a su habitación, donde encontré mi maleta que he de suponer que mi suegro la coloco aquí.

—¿Dónde esta el baño? Necesito una ducha urgentemente.

—Al salir en el pasillo, la puerta marrón. —enuncia, mientras se sienta en la cama.

En mi maleta buscó una toalla y muda de ropa cómoda, para después ir al baño. Entre a la regadera, y luego de un rato siento las manos de mi hechicera.

—No te sentí entrar—murmuro, dándome la vuelta para darle la cara.

—Me di cuenta. —susurra. Nos besamos y antes que la temperatura siga subiendo terminó nuestro beso.

—Vamos a bañarnos, sabes que no me siento cómodo en este espacio. Temo que te resbales por algún movimiento en falso.

—Uff, siempre dañas el momento. Te lo paso porque se que estas preocupado por la bebe.

Sonrío, porque a pesar que no comparte mi idea la respeta. Mi temor es por dar rienda suelta a nuestra pasión, ella pudiera resbalar en la regadera y que esto ocasione alguna perdida. No me lo perdonaría, es por esta razón que mientras aun este embarazada no tendremos sexo en el baño.

Cuando terminamos de bañarnos, salimos de la ducha y la ayudo a secarse. A pesar de su protesta y de que pesa mucho, la tomo en mis brazos y la llevo hasta su habitación, donde con cuidado la coloqué en la cama. Con suma delicadeza acaricié su mejilla derecha, me acuclillé hasta que nuestros rostros estuvieron cerca para tomar control de sus labios. Cuando estamos solos siento como si todo a nuestro alrededor dejara de existir.

Nuestros cuerpos estaban deseosos por sentirse, ya habíamos desperdiciado un poco de tiempo alejados por causa de personas inescrupulosas. De manera que Chiara, me indico que subiera a la cama y como toda una amazona se posiciono sobre mi miembro. Jadeamos cuando estuvo por completo sentada sobre mí, con mi ayuda comenzó a moverse y con cada movimiento sentía que nuestra piel se erizaba por el contacto.

Tratamos de acallar nuestros sonidos besándonos, puede que lo hayamos logrado, sin embargo, es algo de lo que no estoy seguro y a sinceridad en este momento no me importa si mi suegro nos llega a escuchar o no.

Nos perdemos en nuestro mundo de vaivenes y Chiara, corcovea sus caderas aumentando el placer. Mi hermosa hechicera llega al orgasmo, y es lo más hermoso de ver, mientras me sigo moviendo intensificando su venida. Con un gemido llegó a mi cúspide de placer, con cuidado de no aplastar su vientre nos muevo quedando de lado en la cama y no puedo dejar de acariciar su rostro.

—Te amo tanto, mi hechicera.

—Yo también te amo, Zab. —pronunciacon placer, y ese brillo especial en sus ojos.

Nota: Aviso que solo falta un capítulo y el epílogo, para concluir esta historia de amor. Ténganme un poco de paciencia, porque pretendo subirlo juntos. Pero no tengo tanto tiempo ahora como antes, mi trabajo esta demandando mucho de mí.

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