Capítulo 26


Chiara

—Amiga, ¿estás segura de esto? —me cuestiona mi cielo Azul por decima vez en el día, desde que desperté dimos rienda suelta a mi plan, que si salía como lo tenía estructurado en mi mente todo seria fabuloso.

—Por supuesto que estoy segura. —suspire, para tomar las manos de mi mejor amiga y tratar de tranquilizarla —No te voy a decir que se exactamente lo que estoy haciendo, pero solo te pido que me dejes intentarlo. Se que puede salir mal o bien, sin embargo, todo dependerá de Zabdiel.

—Lo que no entiendo es porque le vas a hacer creer a Zabdiel que te engaño con Rebecca. Si sabemos que no es así.

Azul, solo estoy siguiendo lo que los cuatro seres malignos querían que hiciera. Lo único que no saldrá como lo esperan. —le sonreí, porque puede que confíe mucho en mi mejor amiga, pero hay ciertas que cosas que es mejor guardarlas para uno.

...

Una hora antes

Adler se había quedado anoche a dormir en casa de Shane y Azul, de modo, que se sorprendió cuando me encontró en el comedor. Sin embargo, yo era consciente que él estaba aquí, es por esta razón que necesitaba hablar a solas con él.

—Azul, me informo que querías hablar conmigo.

—Sí. —conteste mientras le hice señas para que se sentara. —Sé que a noche fuiste espectador en el drama de aquellos seres malignos. Puede que pienses cosas que no son de mí, lo que me importa muy poco, pero necesito que hagas algo por mí.

—Shane me explico lo que Azul le dijo sobre tu madre y ese señor.

—Sí, pero no quiero hablar de ello. Anoche Azul y yo, vimos una escena muy desagradable de tu primo y la Rebecca. A diferencia de Zab, no hace falta que me digan que todo es un montaje, porque ella y los seres malignos estaba confabulados. Ahora bien, le pedí a Shane que fuera a ver a Zab, y le comunique lo que vimos. Además de un recado de que no lo quiero ver más, sin embargo, sólo tú y yo sabremos que eso no es verdad. Quiero que le digas a Zab donde voy a estar, pero tiene que parecer creíble que no deseo verlo, es por esa razón que Shane no sabrá de esto porque el pobre no sabrá mentir muy bien.

—¿Por qué crees que yo sí?

—Porque eres abogado, y tienen la fama de hablar mentiras.

—Ignorare que acabas de decir eso.

—Puedes hacerlo ¿sí o no?

—Por supuesto.

Perfecto, yo estaré aquí...—le informe el lugar donde debía decirle a Zab que estaría.

...

Mi mejor amiga me conoce tanto que dejo de tratar de hacerme cambiar de idea, de manera que mientras su esposo y Adler están con Zabdiel, ella dejo a nuestra suegra con los gemelos para poder llevarme al aeropuerto. Estaba decidida a ir a España porque necesito contarle de frente a mi padre lo que su esposa hizo, y al mismo tiempo, necesito arreglar todo con mi esposo.

Una vez llegamos al aeropuerto hago que Azul me deje sola, ya puedo agotar el proceso yo misma. Además, aún falta media hora, tiempo suficiente para que Zabdiel llegue.

Esperé, esperé y esperé ver llegar a Zab, sin embargo, nada salió como lo esperaba. Puesto que tuve que abordar el avión, y nunca lo vi aparecer. Durante el largo recorrido hacia mi nuevo destino, no deje de cuestionar mi confianza y mis decisiones tomadas, aunque a pesar de arrepentirme en este momento no puedo hacer nada más que seguir mi camino trazado.

Tantas veces estar en mi tierra me ha producido una alegría inmensa que en estos momentos no siento.

Como tengo acostumbrada llamó a Tim, porque sé que siempre está disponible para recogerme en cualquier momento, situación o lugar.

Luego de esperar a que llegara a recogerme, se estaciona y sale para saludarme.

—Chiara, nunca vas a dejar la costumbre de llamarme cuando estoy en pleno trabajo, aún me quedaba una hora para salir. Pero tuve que pedirle permiso a mi jefe. —Ese fue su saludo hacia mí, como siempre. Observo sus ojos y es cuando me doy cuenta que Tim nunca ha cambiado y es muy probable que nunca lo haga, comparándome con él siento que ya estamos en niveles en nuestras vidas muy alejadas. Sigue siendo mi amigo, pero nuestras prioridades ya no son las mismas.

—Disculpa, te aseguro que ya no lo volveré hacer. —Le doy un abrazo, y es cuando nota mi vientre.

—Qué bueno que al final no abortaste al bebe.

—Sí. Tim, llévame a casa de mi padre y en el camino te contare todo. —asintió, mientras me abría la puerta del coche. No sé porque siento en mi corazón que esta conversación es una despedida y un cierre de ciclo para nosotros.

Mientras Tim conducía le conté todo lo que he vivido en estos meses viviendo fuera de mi tierra, además de contarle lo último que las tres víboras acaban de hacer. Es tan transparente que sé que está enojado en mi nombre y que si los tuviese enfrente los golpearía a los tres de ser necesario.

Cuando veo la que por tanto tiempo fue mi casa la nostalgia se apodera de mí, y tengo que respirar hondo porque no sé cómo sacare fuerzas para decirle a mi padre toda la atrocidad que ha hecho mi madre. Aun no me siento preparada cuando toco la puerta, porque no tengo mis llaves y menos al ver que mi padre abre la puerta.

—Mi todo—clama emocionado mi padre por verme—Que alegría poder verte. ¿Viniste sola?

—Papi, mi todo—lo abrazo con fuerzas—Sí, vine sola. Necesitamos hablar.

Noto su semblante de preocupación al escuchar mis palabras.

—Ven pasa hija.

Hago caso a mi padre, quien me ayuda con mi maleta. Ni bien me siento en el sofá cuando mi madre sale de la cocina.

—¿Qué haces aquí Chiara? —cuestiona esa señora.

—Que te importa lo que hago aquí. No me dirijas la palabra. —contesto para que se dé cuenta que no vine aquí para tenerle consideración. Ella hizo lo que quiso pues que se atenga a las consecuencias.

—No tienes nada que hacer aquí. Lárgate, no pienso permitir que vengas a faltarme el respeto en mi casa.

Chiara de aquí no se va porque esta también es su casa. Sin embargo, necesito una explicación de porque esta actitud de ustedes dos. Es normal que tú actúes así, —cometa mi padre, mientras la señala— pero mi Chiara no. De modo que quiero saber que está ocurriendo.

—Claro que debes saber. Patricia, ¿por qué no le dices tú? A ver si tienes valor. —la reto para ver que dice o hace.

—No sé de qué hablas, no tengo nada que decir. ¿Pero qué es lo que supuestamente tienes tu que decir?

—Nada. —veo su alivio cuando escucha mi palabra—Simplemente la verdad. —su cambio de actitud es evidente. —No quisiera herirte, papi. Pero es necesario que sepas de que es capaz tu esposa.

—Chiara, te prohíbo...

—Cállate mujer. —mi padre la interrumpe —Dime hija.

—Tú esposa al junto de su hermana y su esposo, fueron capaces de armar un horrible plan. Todo con el propósito de que Zabdiel y yo nos divorciemos.

—Eso es mentira.

—Mentira, es mentira que fuiste capaz de ir a Atlanta, simplemente para que ese desgraciado pudiera acorralarme en un lugar y que esa situación se viera muy comprometedora para que Zab creyera que yo tengo algo que ver con Roberto. Pero lo peor que le hicieran creer que mi bebe no es su hijo.

—¿Qué? Chiara, por favor, dime que tu madre no ha llegado a ese nivel de bajeza.

—Lo siento, papi. Quisiera poder mentirte, pero es peor que no te des cuenta quien es verdaderamente la persona con la que estas casado.

—Todo esto es de no creer. —murmura mi papa visiblemente herido.

—Eso no es todo, papi. Ella también es cómplice de la representante de Zabdiel, quien lo drogo y armo toda una escena para hacerme creer que él me había engañado.

—¿Ahora me piensas adosar todo tipo de atrocidades? Simplemente, porque siempre he sido recta contigo. Escúchame, mi amor, nada de lo que...

—Cállate, Patty. —vocifero enojado— Te he aguantado tantas cosas, tus caprichos, tus pleitos sin sentido, la indiferencia con la que nos has tratado, el querer dirigir nuestras vidas a tu antojo y otros cientos de cosas que te he perdonado porque pensaba que tu obsesión con ser esa mujer perfecta te hacia cometer todos estos errores. Sin embargo, no he sido capaz de ver el ser de maldad que eres. Te has dejado gobernar por el odio. —En ningún momento Patricia se sintió aludida por las palabras de mi padre, pareciera como si no les importara. —Pero hasta aquí hemos llegado. Lo siento por ti y tu imagen perfecta que quieres mostrar a la sociedad y tu iglesia, pero perderás todo tu estatus religioso porque me separare oficialmente de ti y expondré mis razones a los feligreses, quienes tendrán motivos de platica gracias a ti.

—No, no, tú no puedes hacerme esto. No puedes divorciarte de mí. Yo no puedo perder mi cargo en la iglesia. —Como siempre ese maldito cargo es más importante para ella que nosotros.

—Eso me tiene sin cuidado.

—Eres una maldita—vocifero enojada, mientras intento acercarse a mi para hacerme daño. Pero mi padre la detuvo.

—Nunca más le pondrás un dedo encima a mi hija. Te voy a dar la oportunidad para que recojas algo de ropa y te largues con tu hermana.

—No puedes hacer eso. Estamos casado y la mitad de esta casa me corresponde a mí.

—No, nunca ha sido así. ¿Se te olvido que esta casa era de mis padres y quienes antes de morir se la heredaron a Chiara? —Me sorprendo al escuchar esto, puesto que ella siempre me vivía recriminando que consiguiera trabajo o me iba a echar de la casa. —Así que no tienes nada más que tus pertenecías, puedes tomarlas e irte.

—Te vas a arrepentir de esto. —Fue lo último que dijo, antes de salir de la casa hecha una furia, de manera que ni siquiera tomo su ropa.

—Siento tanto que Patty haya llegado hasta este extremo.

—No te preocupes papi, no es tu culpa. lo abracé y le di un beso, para retirarme y dejarlo solo puesto que conociéndolo necesitaba un momento a solas para poner en balanza sus emociones.

Siendo sincera hasta yo necesitaba un descanso y estar sola para pensar, porque la poca energía que aun poseía del viaje tan extenso esa señora se apodero de lo que quedaba. De modo que me senté en mi cama a procesar todo y desde ahí ver que continuaba en mi agenda de vida. Sin embargo, antes siquiera de encontrar alguna solución tocaron la puerta de mi habitación.

—Pasa papi—enuncie, mientras esperaba ver la figura de mi padre pasar la puerta, pero quien entro fue Zabdiel. No pensé que llegaría aquí, bueno, sé que mi propósito inicial es que me encontrará en el aeropuerto y de ahí viniéramos a España, sin embargo, el nunca llego por lo que asumí que no iba a venir detrás de mí. —¿Qué haces aquí, Zabdiel? —Aunque mi deseo es correr a abrazarlo debo continuar con mi idea, al fin y al cabo, ya está aquí y arreglaremos nuestras diferencias. Además, de que quiero que reaccione puesto que desde que entro se ha quedado ahí parado solo mirándome.

—¿Qué hago? Por si no lo recuerdas estamos casados y tú simplemente tomas un vuelo a España sin antes darnos la oportunidad de hablar.

—¿Y es que ahora quieres hablar? Te acuerdas que yo te suplique que habláramos para poder explicarte la verdad, pero te opusiste y te fuiste con esa.

—Yo no me fui con Rebecca.

—Que importa si te fuiste con ella o te la encontraste en tu casa. ¿Sabes que es lo que en realidad me molesta? —No deje que contestara la pregunta— Que no me permitieras contarte mi versión y ahora deseas que escuche la tuya.

—Chiara, lo siento—suspiro cansado—Sé que cometí muchos errores esa noche por no escucharte, pero me dejé cegar por lo que creí ver. Además de que como iba a saber que tu madre era capaz de semejante artimaña. Nunca me has contado nada de ella ni en bien ni en mal, que es algo que no he cuestionado hasta ahora, pero logro entender porque prácticamente no existe en tu vida. Tampoco deseo cuestionarte por ello.

—Zabdiel, reconozco que no hablarte de ella fue mi error más grande, pero nunca pensé que ella llegaría a tanto. Aunque si ella fue capaz de intentar que yo ab...—me detengo abruptamente al darme cuenta de lo que iba a decir. Sé que él debe saberlo, pero aún no es el momento.

—¿Cuándo ella intento qué?

—Nada. ¿Ahora puedes decirme como Rebecca y tu terminaron en la cama? — cambie de tema.

—Solo te puedo decir que Spen y Charlie me llevaron a mi casa. Se fueron porque quería estar solo. Yo no la llame ni la invite, ella llego sola e insistió en quedarse un rato para que no hiciera una locura o algo así, no me acuerdo mucho. Lo que si recuerdo es que me tome un jugo y ella tenía una botella de vino. Recuerdo algunos síntomas, me sentía mareado y con mucho calor, después de eso no sé nada más.

—Ay sí, ahora me vas a decir que ella te drogo.

—Exactamente eso.

—Ay, Zabdiel...

—No tengo porque mentirte, nunca lo he hecho y no comenzare ahora a hacerlo. Mientras estaba en el avión recordé la llamada que me hizo una amiga advirtiéndome sobre lo que sucedió, ahora me doy cuenta que soy un estúpido, no le hice caso y todo podría ser muy distinto.

—No entiendo de que llamada hablas— Zab con paciencia me conto sobre su amiga Mandy, a quien la conoce desde que iban al kínder y que ella tiene un aura extraña además de que presiente cosas. Después de escuchar sobre esta mujer quiero conocerla, me parece sumamente interesante.

Miro detenidamente a Zab mientras continúa hablando, desde que llego no se ha movido de la puerta pareciera como si la estuviese velando para impedir que me vaya. Me doy cuenta que todo esto es una estupidez, ambos sabemos que somos inocentes de lo provocado por ese grupo de idiotas. Creo que ya fue suficiente castigo y sufrimiento para los dos, nos merecemos ordenar nuestra vida.

De modo, que me pongo en pie y me acerco a Zabdiel quien detiene sus palabras para quedarse observándome atentamente.

—Sé que Shane y Adler te contaron lo que en realidad sucedió en la galería. Pero lo que no sabes es que yo sabía que Rebecca te había drogado—me mira sorprendido, lo que aprovecho para romper nuestra poca distancia y acariciar su mejilla con comienzos de barba—La enfrente cuando fui a la casa para que hablemos. Ella intento insinuar que habían tenido sexo, pero vi la botellita que se le había caído de la cartera. Aunque debo confesar que yo fui la que envío la foto a mi celular, pero quiero que sepas que no me arrepiento de reaccionar así porque ella se merecía que la pusieran en su lugar.

Reclinó su cabeza en la puerta, mientras exhalaba el aire—¿Sabes lo angustiado que he estado creyendo que pensabas lo peor de mí? Además del miedo de perder a mis dos razones de vivir—Concluyo mirándome de una forma que erizo mi piel, se enderezo y me abrazo. —Perdóname por no escucharte, pero cuando ese señor dijo que nuestra bebe era de él, me volví loco. Solo podía pensar que las iba a perder.

—Zab, nunca te mentiría sobre nuestra hija.

—Lo sé, pero en ese momento de ira no pensé nada.

—Vamos a olvidarnos de ellos y de pedirnos perdón por algo que fue provocado por terceros. Más adelante te contaré lo que quieras saber de la señora que me dio la vida, pero en este momento no.

—De acuerdo.

Como si nuestros labios estuvieran esperando este momento, se unieron para sellar esta promesa. Alejé mi rostro un poco para poder hablar, acción que no le agrado mucho.

—Quiero que vayamos a un lugar. —me miro expectante—Ven, vamos.

Como no me había quitado el calzado, ni el tampoco, tome su mano y salimos de mi habitación. Nos despedimos de mi padre, quien nos prestó su auto el cual lo maneje yo porque soy la que conoce la ciudad. Conduje hasta el parque donde tome mi decisión, esa que cambio mi vida para bien.

Una vez que me parquee, Zabdiel me ayudo a salir del auto y después de tanto burlarme de las personas que siempre van tomadas de las manos en el parque al final me convertí en una más cuando mi esposo unió las nuestras. Cuando llegamos a nuestro destino, nos sentamos justamente en el banco donde decidí darle la oportunidad de vivir a mi bebe.

—En este lugar tomé una decisión muy importante en mi vida, por lo que pensé que sería el mejor lugar para que terminemos de hablar. —se hizo un silencio, pero no de esos incomodos —Hace unos meses atrás estaba muy confundida, no sabía que hacer, porque mi vida era un desastre, no tenía trabajo, mi madre me odiaba y descubrir que estaba embarazada puso mi mundo de cabeza por completo.

—Espera me estás diciendo que pensaste abortar nuestra bebe.

—No solo lo llegue a pensar, mi madre me llevo a un punto donde busque a Mar para que me recomendara un buen doctor para abortar la bebe.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión?

—Mar, ella me llevo a una organización que se encargan de dar asistencia a madres solteras. Solo fui un día, pero me recomendaron una canción que me permitió escuchar mi corazón y no la exigencia de mi madre.

—Gracias por pensar en nuestra bebe, y por decirme esto.

—Zab, te cuento esto porque al final nos concierne y porque quiero que todo esto sea diferente.

—¿A qué te refieres? —sonriente me miro como buscando alguna señal.

—Quiero que este sea el comienzo de una relación comunicativa entre nosotros. No deseo que haya más malos entendidos.

—A eso se te refieres. No te preocupes que pondré de mi parte para que así sea.

—Lo sé. —enuncio. En sus ojos miro tristeza como si esperaba algo diferente.

—¡Al diablo con todo! —exclama, lo que me sorprende y lo observo confundida. Se pone en pie y antes de imitarlo se arrodilla frente a mí. —Estoy cansado de callar y esperar conseguir algo de ti. Cada día buscado la manera de hacer que te fijes completamente en mí y que decidas romper con nuestro trato, pero ya no callare. —Toma mis manos entre las suyas—sé que nos casamos, o te casaste conmigo por nuestra bebe, y que además es por tiempo definido, pero quiero que sepas que yo me casé contigo porque te amo. Estoy enamorado de ti desde la primera vez que te vi, en esa galería donde trabajabas. Desde ese día mi corazón y todo lo que soy te pertenecen. No me importa si no me amas, solo necesitab...

Emocionada corto sus palabras besándolo, lo siento por los niños que deben de estar por aquí, pero en este momento solo quiero demostrarle cuanto lo amo. Puede que me haya dado cuenta más tarde que él, sin embargo, Zabdiel junto a nuestra bebe lo son todo para mí.

—Yo también te amo—confesé una vez que nos separamos. Su sonrisa conmovió mi corazón y antes de poder decir algo más Zab volvió a tomar posesión de mis labios.

Ahora si estaba segura que todo iba a hacer diferente entre nosotros. Ahora si seriamos una verdadera familia.

Nota: Gracias por la espera, estamos a nada de finalizar esta historia. Es probable que quede uno o dos cap y el epilogo. Ténganme paciencia que en esta semana pasada fue muy fuerte en mi trabajo y esta lo será aun más, porque saldré mas tarde de lo habitual.

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