Capítulo 25


Zabdiel

Durante toda la cena no deje de darle mente a la actitud extraña que tomo Chiara al saber que sus familiares estaban aquí. Es como si hubiese cometido un error invitándolo, porque esperaba que reaccionara de forma diferente. Aunque puede que este siendo injusto, puesto que pienso en como actuaria yo si tengo mucho sin ver a mi familia y me dan una sorpresa como esta en una noche tan importante. Por lo menos, abrazaría con mucho amor a mi madre. Pero la verdad es que no todo el mundo reacciona igual a las sorpresas.

Un mensaje de mi hechicera rubia me saca de mis pensamientos, en el me comunica que estará en la oficina para descansar un poco mientras terminó de despedir a los invitados que aún están aquí.

Voy a la salida y despido a mis padres, quienes se irán con James, cuando veo a la madre y la tía de Chiara acercarse a mí.

—Zabdiel, ya nos iremos al hotel, pero antes queremos despedirnos de mi hija. —expresa Patty con una sonrisa.

—Sí, por supuesto. Ella esta en su oficina descansando, si gustan la puedo llevar allá. —les comunique, mientras Margarita tecleaba su celular.

—Sí, claro querido—estuvo de acuerdo mi suegra. De modo que les pedí que me siguieran, mientras íbamos subiendo las escaleras escuchaba murmullos dentro de la oficina. Una vez que estuvimos cerca, tome mi celular cuando recibí un mensaje de Rebecca, abrí la puerta y cedi el paso a las señoras, mientras le iba a contestar. Sin embargo, como por inercia me adelante a entrar cuando escuche el grito que pego Patty. Pero cuando vi loque estaba enfrente de mis ojos, deseé no haber entrado.

—¿Chiara María Torres, continuas en lo mismo, a pesar de estar casada? —cuestiona indignada Patty, al ver que su cuñado está en una escena muy comprometedora con mi esposa— ¿Y tú Roberto, aun sigues detrás de mi hija? —No podía creer lo que esta señora estaba dejando entre dichos, y es que Chiara sería capaz de meterse con un hombre casado que a su vez es el esposo de su tía.

No, Chiara no es capaz de eso ¿O sí? Ahora me pregunto que tanto conozco a Chiara.

Zab, no es lo que estás pensando—enuncio Chiara, mientras empujaba a Roberto quien estaba muy tranquilo para la gravedad del asunto.

—¿Y qué es lo que estoy pensando Chiara? —le cuestiono, intentando encontrar alguna lógica a todo esto.

—Chiara, por favor, no vayas a mentirle. Ya te casaste con él y le endosaste nuestro hijo. Ya puedes decirle la verdad, para que se divorcien y puedas quedarte con su dinero—me quedo paralizado al escuchar sus palabras. Es imposible que ese bebe no sea mío, no lo puedo concebir.

—Eres un desgraciado eso no es cierto. —lo abofeteo y busco mi mirada desesperada—No es cierto, nunca haría algo así. —Sentí en mi corazón que me estaba diciendo la verdad, sin embargo, las palabras de los presentes me ponían a dudar.

—Ya deja de fingir, Chiara. Ya logramos lo que queríamos, ahora si podre dejar a tu tía y estaremos juntos como siempre lo hemos soñado. —menciono Roberto.

—Ya cállate. — Chiara, intento golpearlo una vez más, pero su madre la detiene.

—Cálmate, Chiara estas embarazada. Piensa en esa criatura. —menciona preocupada. —Ya basta de estos juegos. Este chico no se merecía esto, pensé que habías cambiado. Me juraste que dejaste de ser la amante de tu tío, antes de irte de España, que encontraste una persona que amabas. Que aprendiste la lección cuando tu tía te despidió cuando supo que tus eras la amante de Roberto. —Escuchar estas palabras es como sentir que te apuñalen a sangre fría. —De haber sabido que este era un plan de ustedes, no habría permitido que te casaras. Ahora espero que me entiendas Zabdiel, porque no quería que te casaras con mi hija. —me miro con compasión.

—¿Mami, te estas escuchando? —Chiara, llamo la atención de su madre.

—Ya no puedo callar, Chiara. Siempre me has avergonzado, no quiero ni pensar en lo decepcionado que estará tu padre contigo. Él siempre ha creído que eres la hija perfecta, su mundo se desmoronara cuando lo sepa.

—Ya no sigas con tus intrigas. —le exclamo furiosa, para después concentrarse en mí. Mientras yo no podía moverme del lugar, me sentía como si me hubiesen robado mi felicidad y me mostraran un nuevo rostro de la mujer que amo. Además de que pensar que he podido idealizar a Chiara como mi mujer perfecta. — Zab, debes escucharme eso no es cierto. Nada de lo que están diciendo.

—¿Qué no es cierto? —murmura su tía—Me vas a negar que no te despedí por enredarte con mi esposo. Que estúpida soy, lo perdone porque me juro que habían terminado esa relación y que estaba arrepentido. Pero todo era una mentira.

—Eso no...—fui interrumpida por las palabras de Zabdiel.

—Ya basta, no quiero escuchar una palabra más. Creí en ti, Chiara. No puedo creer que hayas sido capaz de todo esto. —Todo esto ya era suficiente para mí, no quería escuchar una palabra mas de ninguno de ellos.

—Zab, vamos a hablar solos por favor. —me suplicó.

—¿Para qué? Para que lo sigas engatusando—comentó Patty.

—Mi amor, ya obtuvimos lo que queríamos. —enuncia, Roberto. —Ahora podremos ser felices con nuestro bebe. —Este es el colmo que quiera restregarme en la cara lo del bebe.

En un momento de ira me olvide de todo y lo único que quería era moler a golpes a este patán. Estaba tan cegado de rabia que casi golpeo a mi primo Spen, quien con ayuda de Bryson y Charlie me alejaron de Roberto, mientras que Adler y Luther lo contuvieron a él.

—Zabdiel, ya contrólate —exigió Spencer. —Charlie, vamos a llevárnoslo. —No quería obedecerlos, pero Spen sabe que siempre le hago caso a mi hermano mayor. Además, de que cuando vi al señor West presenciando esta escena me avergoncé por mi proceder y entendí que debía serenarme.

De modo, que me llevaron hasta el parqueo donde me confrontaron por lo sucedido. No me dejaron de otra que contarles lo que había presenciado y las cosas que la madre de Chiara menciono.

—Debe haber algún error, no creo que ese señor este diciendo la verdad. —menciona Charlie.

—Eso quiero creer, pero su madre dijo tantas cosas horribles sobre Chiara que no se que creer. Estoy confundido. —les confieso, deseando encontrar alguna acción que justifique lo que acabo de ver. —¿Crees que una madre mentiría con algo así? —les cuestiono necesitando una respuesta que me calme.

—No sé, Zabdiel. Pero en mi profesión he aprendido que existen todo tipo de personas, ¿Sabes cuántas personas se suben en un estrado y le mienten a un juez? —argumenta Adler, haciendo referencia a su profesión de abogado. — ¿Entonces, crees que esa mujer no pudo haberte engañado? Pero piensa, si al final todo eso es cierto ¿Que vas a hacer?

—Adler, no digas esas cosas—toma la palabra mi hermano Bryson— Lo único que te puedo aconsejar es que vayas a tu casa y pienses con tranquilidad. Espera a serenarte para que después hables con ella, en medio de la rabia podemos cometer errores de los cuales luego nos arrepentimos.

Asentí, porque no creo que pueda decir nada más. En algo tiene razón Bryson y es que debo pensar bien. Lo único que tengo claro es que tengo que poner distancia por el momento con Chiara. Mi hermano Bryson, me convenció de llevarme hasta mi casa, puesto que según el yo no podía conducir en el estado que me encontraba.

En estos momentos me sentía como una pelota de pin pon, que era lanzado de un lugar a otro. En todo el trayecto hasta mi casa no proferí palabra alguna, mi hermano quería quedarse conmigo, pero no permití que lo hiciera. Necesitaba pensar solo.

Estuve un largo rato dándole repaso a lo sucedido, y algo dentro de mí me decía que Chiara era inocente. Como esos típicos amargados que se sientan a ver esos momentos donde fueron felices, comencé a mirar las fotos que tenia en mi celular de nosotros juntos y lo único que podía concluir es que no pude haberme cegado tanto con ella, debe de haber alguna explicación que arrojé luz a todo esto.

Debo hablar con Chiara y que me cuente su versión de los hechos.

Sonó el timbre de la puerta y conteniendo la respiración fui a abrir, de seguro era uno de mis hermanos que quieren cerciorarse que este bien. Sin embargo, no pensé nunca que fuera Rebecca.

—Hola, Zabdiel. Disculpa que haya venido aquí a estas horas, pero me contaron lo sucedido y quise venir a ver si puedo hacer algo por ti.

—No, Rebecca no te preocupes. No es necesario.

—¿Como que no Zabdiel? Te ves muy mal. Mira, te acompañare y te escuchare.

—No, Rebe...

—Zab, además de tu representante somos amigos. Solo seré tu paño de lágrimas y dejare que te desahogues.

—No quiero hablar.

—Pues, perfecto. Solo te hare compañía un rato, y luego me voy cuando llegue tu esposa, si es que viene. O cuando este segura que estarás bien solo. —intente decirle algo, pero lo impidió. —No acepto un no por respuesta.

De modo, que le hice caso y dejé que entrara. Me dirigí al sofá sin importarme que me siguiera o no, en este momento no estaba para visitas. Tal vez, si ve que no le prestó atención se va y me deja solo. Para mi mala suerte, Rebecca, se sienta y comienza a chatear.

—Oye, ¿qué tal si tomas un poco de vino? Dicen que un buen vino ayuda con nuestros males.

—¿Vino? Rebecca, no soy de los que escapan de sus problemas con alcohol.

—Pues, me lo tomare yo y te daré un jugo a ti. —dijo antes de dirigirse a la cocina, para después de unos minutos regresar con un jugo que me lo entrego y con una copa de vino, además de la botella.

—¿Piensas emborracharte? —le pregunto al verla destapando la botella.

—No, claro que no. Solo tomare una copita. ¿Por qué no te tomas el jugo? Te hará muy bien—su ultima frase me dejo extrañado, pero para salir de ella y que me dejará solo me tome el jugo. El cual al primer sorbo lo sentí extraño, pero me lo bebi todo.

—Ya me lo tomé, ahora podrías dejarme solo. No voy hacer nada estúpido, porque voy a esperar a mi esposa porque necesitamos hablar. No debí de haberme ido de la galería sin ella. Si le pasa algo a ella o la bebe, no podría perdonármelo.

—¿La vas a perdonar después de lo que te hizo?

—¿Perdonarla? Lo único que quiero es aclarar un malentendido con mi esposa, y si la perdono o no eso solo es problema de nosotros dos. —enojado le contesto, no me gusta que se metan en mi vida y mucho menos que intenten cuestionar mis decisiones personales. —Tu... tus responsabilidades solamente se extienden al área profesional. Lo que haga o no con mi vida no te debe de afectar. —logro articular con dificultad, puesto que siento como todo me da vueltas y se me traba la lengua.

—Lo siento, olvida que dije algo. —intente ponerme de pie, pero no podía permanecer firme. —¿Estas bien Zabdiel?

—Me siento mal. —susurré, mientras sostuve mi cabeza. Rebecca me sentó en el sofá, y la vi corriendo hacia la puerta. Estaba muy mareado, por lo que empecé a alucinar porque escuché varias voces. Pude distinguir una voz de hombre, del cual solo podía ver sombras y este se me acerco y junto a otra me cargaron. Sentía como me llevaban a otro lugar, pero mis parpados ya se estaban cerrando. Por último, solo logre escuchar algo confuso.

—Roberto, ayúdame a desnudarlo antes de que llegue la estúpida de Chiara. —Luego de esto caí en la inconsciencia.

Al otro día.

Escucho como insistente llaman mi nombre y me zarandean.

—Zabdiel, despierta.

Cuando abro mis ojos, lo primero que veo es a mi hermano Shane y, mi primo, Adler. Intento sentarme, sin embargo, todo me da vueltas y me siento fatal. ¿Cómo puedo sentirme como si tuviera síntomas de una resaca si solo tome jugo? y ¿cómo llegue hasta aquí?

—Hermano, no puedo creer que hayas sido capaz de engañar a tu esposa. Sin siquiera darle una oportunidad de hablar—empieza a comentar Shane, pero no entiendo de que habla.

—Espérate Shane, ¿De qué estás hablando?

—¿Ahora no sabes lo que hiciste? Ah no claro, tal vez, vas a escudarte de la situación y de la bebida. —grita Adler, mientras siento que me esta por estallar la cabeza.

—¿Podrían explicarme que rayos está pasando?

—Lo que pasa hermano, es que Chiara vino a explicarte lo que en realidad sucedió en la galería, sin embargo, se llevo la sorpresa de que tu y Rebecca tuvieron sexo en la misma cama que duermes con tu esposa. —miro a Shane horrorizado por lo que cuenta.

—No, eso no es posible.

—Claro que lo es. Chiara y Azul vinieron anoche aquí y se llevaron tremenda sorpresa. —me explica mi primo— vinimos a contarte lo que paso en la galería, aunque después de esto no mereces que te digamos la verdad.

—¿Qué verdad? —les cuestiono, necesitando poder entender todo este embrollo.

—Todo fue planeado por esos tres, según Azul me contó la madre de Chiara siempre la a odiado y hecho su vida miserable. Sin hablar de su tía y el degenerado de su esposo, que no es la primera vez que intenta propasarse con Chiara. —Me quedo helado con lo que me dice Shane, sin embargo, cuando menciona lo que sucedió antes de que entrara a la oficina y después de que me fuera me hace darme cuenta que cometí un terrible error al no dejar que se defendiera. Además del que señor West actúo mejor que yo, que se supone que soy su esposo.

—¿Dónde esta Chiara necesito hablar con ella?

—Lo siento hermano, pero te tenemos un mensaje. Chiara no quiere que la busques y desea que te olvides que están casados. Además de que te exime de la responsabilidad de la bebe, que ella puede criar sola a su bebe.

—¿Qué? Chiara se volvió loca?

—Loca siempre ha estado—murmura Adler, quien se aleja de mi al ver que le quería pegar—Eso es lo que dice ella, sin embargo, tu primo querido te va a ayudar. —sonríe con malicia, mientras me hace seña para que vaya al baño—Ve dúchate, ponte todo guapo y baja a desayunar. Si obedeces te diré donde esta tu esposa, para que puedas ir a buscarla.

—Adler, ella le dijo a mi esposa encarecidamente que no quería ver a Zab. —menciono Shane.

—Primito, ella le dijo a tu esposa y le hizo prometerle eso. No obstante, a mi no me hizo prometerle nada. Además, ahora compruebo que Zab nunca le ha sido ni le será infiel a su esposa—sonrío de esa forma que solo hace cuando se trae algo entre manos o sabe más de lo que dice.

—¿De qué hablas Adler?

—De que Rebecca te drogo, primo. —me quede extrañado y confundido mirándolo, al igual que mi hermano Shane—Cuando te duches te explico porque deduje esto.

—Esta bien.

De modo, que no me toca de otra que obedecerlo para saber el paradero de mi esposa. Porque de mi depende recuperar a mis dos mas grandes amores. No espere tanto para perderla ahora después de volver a encontrarla.


Nota: Espero les haya gustado el cap. Porque yo estoy sufriendo con Zab, él pobre no sabe que le espera, al igual que ustedes. Chiara, es fuera de lo convencional así que pueden imaginarse que todo puede suceder. 

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