Capítulo 18

Hola, espero me tengan paciencia puesto que estoy estudiando para un examen muy importante, lo que esta acaparando mi tiempo. De modo que si hay algún error me lo hagan saber, y excúsenme, no quería dejarlos sin capítulo hoy.

Chiara

Varios días después.

Solo falta una semana para la boda, por lo que por recomendación de Azul contratamos una wedding planner, a pesar de que seria algo sencillo nunca hay que subestimar el tiempo.

—Revisemos la lista —sugiere Renata, que es quien esta encargada de coordinar la boda. —Empecemos por la decoración, elegiste el color lila y rosa viejo. De eso se encargarán nuestros decoradores, además de las flores.

—Sí—asiento.

—Bien. Las fotos están a cargo de uno de los hermanos del novio—asiento, puesto que Jordán se ofreció en tomarlas. —El catering otro de los hermanos se encargará. —sonrío agradecida que tenemos un chef, y que Shane no nos cobrará por el servicio porque ese será su regalo.

—Eso es todo. —expresa mi amiga—ya todo esta pautado con el juez, gracias a Adler que pudo conseguirlo para tan rápido. Obviamente el vestido corre por mi cuenta, solo me faltan unos detallitos y podrás medírtelo.

—Solo falta entregar las invitaciones—menciono.

—¿Cuál es el total de los invitados? —cuestiona Renata, puesto que no le había podido dar un numero porque no sabía si mi madre vendría o si Zabdiel iba a invitar a alguien más.

—Serán veintitrés. —respondo, cuando me acuerdo del futuro socio de Zabdiel—No, en realidad son veinticinco.

—¿A eso le llamas una boda pequeña? —se burla azul.

—Con pequeña me refiero a que solo será algo íntimo, familiar y que no se excederá de cincuenta invitados. —mantengo mi postura a lo que ella se sigue riendo. Porque si por mi fuese, nos hubiésemos casado en secreto. Pero Zabdiel quiere que su familia este presente, y de mi parte solo me interesa que este mi padre, mi mejor amiga y sus padres, aunque obviamente no puedo dejar a Mar.

Antes de que pudiera decir algo más recibo una llamada de Zabdiel, por lo que las dejo y salgo a contestar.

—Hola—contesto sin saber porque estoy tan ansiosa de escuchar su voz.

—Hola Chiara, ¿Cómo amaneciste? —se me acelera el corazón al escuchar su voz ronca, nunca he entendido porque me encantan las voces tan varoniles.

—Bien, aunque con las náuseas habituales. ¿Y tú como amaneciste? —intento convencerme que solo lo pregunto porque quiero ser educada.

—Muy bien. Te llamo para recordarte que pasaré en una hora a recogerte, porque tenemos que ir al hospital.

—Ah, claro. Gracias por recordármelo—exclamo. Puesto que hoy tengo cita con la que será mi obstetra, además de que acompañare a Zabdiel para hacerse los análisis correspondientes.

—Nos vemos, cuídate. —se despide, por lo que hago lo mismo.

Una hora después, Zabdiel, llegó puntualmente para dirigirnos hacia el hospital recomendado por mi mejor amiga. Una vez que llegamos, lo primero que hicimos fue comprobar nuestra asistencia, por lo que nos sentamos a esperar nuestro turno. Alrededor de unos quince minutos la asistente de la ginecobstetra nos llamó. De modo que entramos a la oficina, y llenamos el formulario con mis datos. Además, de que me rectifico las mismas recomendaciones que la doctora en España me había dado. Luego de comprobar que todo estaba bien con el bebe, y de haber pautado la siguiente cita de rutina, nos despedimos de ella.

Por último, acompañé a Zabdiel a hacerse unos análisis necesarios para los tramites. Solo era acompañarlo, puesto que ya había realizado los míos.

Cuando terminamos los pendientes nos dirigimos hacia su auto. Una vez en marcha tomo la palabra.

—Chiara, me gustaría invitarte a una cena muy importante que requiere tu presencia.

—¿Una cena? —cuestioné con curiosidad—¿Tiene algo que ver con el señor Wess? —preguntó porque se lo importante que es darle a demostrar a este hombre lo solido de nuestro compromiso, puesto que solo de esta manera pretende hacer negocios con Zab.

—No, no tiene que ver con él. Lo que sucede es que he organizado una pequeña cena, y he invitado a personas importantes, por lo que me gustaría que me acompañaras.

—Entiendo. Por supuesto, no hay ningún problema.

—Bien. Entonces te recogeré a las seis y media, puesto que ellos llegaran a las siete.

—Está bien. —es lo último que le contesto respecto a ese tema, porque comenzamos hablar sobre algunos detalles de la boda. Todo esto hasta que se estaciona frente a la tienda, me despido de él y no se va hasta que no entro al edificio.

Después de darle el sí, y justo cuando no está, es cuando me cuestiono quienes serán estos invitados importantes. Aunque entiendo que cuando nos casemos tendré que asistir a varios eventos por su condición de pintor, sin embargo, eso no me preocupa porque me apasiona el arte y me gustan estar en esos ambientes.

Azul me saca de mis pensamientos y me arrastra a su oficina.

—¿Qué sucede Azul? —me responde con su sonrisa y como mejor amiga que soy entiendo lo que me quiere decir—¿Ya terminaste el vestido?

—Por supuesto, pero te lo mostraré mañana porque quiero darle un retoque.

—¿Es en serio Azul? Eres una incitadora. Me dices esto para que no pueda dormir bien hoy.

—Ya sabes como soy. Me encanta torturarte de vez en cuando, además ni que fueras una blanca paloma. —se ríe con malicia —ahora cuéntame, ¿Cómo te fue con Zabdiel?

—No querrás decir con la doctora. —puso los ojos en blanco.

—Tómalo como quieras. Ahora responde.

—Todo esta bien con el bebe. Zabdiel se realizó los análisis, mañana le entregan los resultados.

—¿No me vas a hablar de la cena de hoy?

—¿Cómo lo sabes?

—Pues porque Zabdiel llamó a Shane para que le enviara un servicio. Lo bueno de ser la esposa del jefe de un restaurant te enteras de los planes de la familia.

—Creía que era que comías gratis toda tu vida. —me burlo de ella.

—Ja,ja, eso ya lo hace su gemelo y Bryson. Oye, hablando de este último, aún no te ha interrogado sobre tus intenciones con su hermano, como anteriormente lo hizo conmigo. —me río al recordar la anécdota que me contó Azul sobre su cuñado policía.

—No. Por su bien espero que ni se atreva, porque te juro que seré muy explicita con la respuesta.

—Espero que no se le ocurra. Aun me acuerdo cuando aquella pobre señora te preguntó sobre cuál era la relación que mantenías con su hijo. —me carcajeo al recordar ese momento, creo que la pobre mujer nunca más volverá a preguntarle a ningún ligue de su hijo nada parecido.

—La pobre mujer debe estar persignándose aún, después de decirle que teníamos sexo como conejos y que íbamos a ir a un club de sexo a practicar orgías, además de que ya habíamos hecho trios, gang bang , BDSM y que éramos actores porno. ¿Notaste lo blanquecina que se puso?

—Por supuesto, ya que era de tes morena. Casi le da un infarto a la pobre. Creo que después de eso se volvió religiosa, quedo tan traumada diciendo que eras un demonio encarnado en un cuerpo de mujer, porque fuiste tan explicita al exponerle como se realizan esas prácticas.

—En vez de ir a la iglesia debió ir a la calle y experimentar después de los términos que le enseñe. Porque si alguien me hubiese hablado de esa forma mi curiosidad habría podido más que mi mojigatez.

—¿Y tú has practicado todo eso? —cuestiona levantando una ceja.

—Solo he hecho un trío y he participado en alguna que otra orgia. No te voy a mentir, pero el BDSM no me llama la atención. Sé que hay personas que le da placer, pero no podría excitarme algo así.

—Bueno, delante de ti soy una mojigata a lo grande—declara Azul, solo me rio porque a quien queremos engañar, ella es de la que siempre ha practicado el sexo con una sola persona. Sin embargo, yo soy totalmente diferente, nunca he sido fiel en ninguna relación. Pero todo eso cambio desde hace un tiempo, porque al final siempre ese vacío quedaba y aunque no quisiera admitirlo lo que siento hacia Zabdiel cada día crece, por lo que se me hace difícil mirar dos veces a otro hombre porque en mi mente solo esta él.

Sacudo mi cabeza, como si de este modo mis sentimientos huirían con ellos. Me concentro en lo que habla mi mejor amiga y trato de olvidarme de todo.

...

Varias horas después, admiró las estrellas mientras Zabdiel conduce hacia su casa. Estoy tan absorta en la noche que ni cuenta me doy cuando llegamos, tan solo cuando el apaga el coche. Como siempre no espero que me abra la puerta y salgo del auto, pero como es su costumbre toma mi mano galantemente. Sonrío al darme cuenta que ya ha terminado de arreglar el jardín, además de concluir las reparaciones en la casa.

Entramos en su casa, donde puedo ver que todo esta listo. Puesto que lo acompañe hasta el comedor, el cual queda cerca de la cocina, al lado izquierdo de la sala, donde ya esta puesta la cena, tan solo esperamos sus invitados.

—¿De dónde son estos invitados? —le cuestiono, puesto que no me ha querido dar muchos detalles.

—De España. —menciona. Antes de que pudiera indagar algo más, escuchamos el timbre, por lo que el se va hacia la puerta a recibirlo. Mi curiosidad es tanta que no puedo esperar a que los traiga al comedor, por lo cual, camino hacia la entrada donde me encuentro con la gran sorpresa de que los invitados son mis padres, quienes están hablando muy entretenidos con Zabdiel. Bueno, esta demás decir que mi padre le sonríe, mientras que mi madre lo mira de pies a cabeza, debe estar criticándolo en su cabeza.

— ¿Papi? ¿Mami? —hago evidente mi presencia, causando que me presten atención—¿Qué hacen aquí?

—Mi niña hermosa—mi padre camina hasta mi lugar y me abraza—Te he extrañado tanto, mi todo. Zabdiel nos invito a pasar unos días antes de la boda, y obviamente pedí un permiso en mi trabajo, de modo que aquí nos tienes.

—Me alegro que estes aquí—susurro emocionado mientras me dejo apapachar por él.

—Pero no nos quedemos aquí, pasemos a cenar. —enuncia Zabdiel, al ver que mi madre, y tampoco yo, no hace ademán de saludar.

—Sí, vamos—exclama mi padre.

Una vez estamos sentados a la mesa, mi padre y Zabdiel entablan una conversación como si fuesen grandes amigos de antaño. Mientras mi madre no me quita ojo de encima. Cuando terminamos de cenar, Zab carraspea para tomar la palabra.

—Me alegro que hayan podido venir—menciona mientras toma mi mano—Ya sé que saben sobre nuestra boda y la llegada de nuestra bebe, pero hay algo que nos saltamos y que quisiera poder enmendar—miro extrañada a Zabdiel cuando menciona esto último, porque no entiendo que pudimos saltarnos. —Por lo que iré al grano, ya que sé que usted no es un hombre de rodeo.

—Así es muchacho que bueno que me vaya conociendo. —sonrió al escuchar a mi padre, porque se ha erguido en su silla y ha adoptado una postura de hombre rudo, lo cual solo lo hace cuando algún hombre quiere algo conmigo.

—Señor y Señora Torres, me gustaría pedirles formalmente la mano de Chiara en matrimonio. —mis padres se quedan en silencio. Mi madre le da una mirada inquisitiva y despreciativa, a de estar pensando que de bueno ve Zabdiel en mí. Pero, por otro lado, mi todo esta muy serio, algo extraño porque ha esperado tanto tiempo por este momento.

—Señor Morgan—¡Ay, rayos lo llamo por su apellido! Es lo único que pienso, mientras siento los nervios que recorren a Zab—Ya hablamos por celular, donde le deje muy claro lo que soy capaz de hacer si lastima a mi sol, mi luna, mi todo. Es mi única hija, la amo como es y nunca me he sentido mas orgullosa de ella cuando me entere que iba a ser madre, pero sobre todo que iba a tener a su bebe. Cuando me informo que vendría a comunicarle sobre la noticia, nunca pensé que estaría permitiendo que mi niña alzara sus alas, sin embargo, esto es parte de la vida y sabía que en algún momento ella se casaría, por lo que solo pedía que fuese un buen hombre y responsable. Con esto que esta haciendo me demuestra que puedo confiarle a mi mayor tesoro en sus manos.

—Por lo que sobra decir, bienvenido a la familia. Porque no vienes y me da un abrazo, hijo. —Comencé a llorar tan solo de escuchar las palabras de mi padre, tal vez mi madre no me ame, pero él me ha amado por ambos.

No niego que me gustaría que mi madre me demostrara amor, sin embargo, debo entender que es un imposible porque árbol que crece torcido, nunca su tronco endereza.

Aunque de cierta forma lo tengo todo, porque soy todo para mi progenitor. Lo que me motiva a ser una mejor madre para mi bebe de lo que yo tuve, y agradezco que Zab este tan o más comprometido con su bienestar que yo, de modo que mi hija no echará en falta el afecto de uno de sus padres, así como lo hago yo. 

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