Capítulo 15
Chiara
A la mañana siguiente, aprovecho el momento para llamar a mi padre y comunicarle sobre la boda. Sinceramente, no sé cómo vaya a tomar la noticia. Puesto que esta dispuesto a criar él bebe como si fuese suyo, sin embargo, mi madre es otra historia. Si por ella fuera hace rato que mi hija no existiera.
—Hola, mi querida Azul. ¿Cómo estás? —saluda mi padre una vez toma la llamada, pensando que es mi amiga quien esta al teléfono.
—Soy yo papi, te llamo por el celular de Azul. —lo pongo al tanto—¿Cómo estás y... mami?
—Todo esta bien. Tu madre es otro caso, sigue con su cantaleta y haciéndose la víctima. Pero hablemos de lo importante, ¿Pudiste hablar con el padre del bebe? —como siempre directo al grano.
—Justo por eso te llamo. Hemos decidido casarnos por el bienestar y el futuro del bebe—sin mediar le contesto, reconociendo que no le gusta que le anden por las ramas. Mi padre es de aquellas personas que le gusta que le hablen con la verdad por delante.
—¿Pero es lo que quieres, princesa? —¿Cómo no amarlo?, Si es el padre más comprensivo que existe, ni siquiera me cuestiona por la decisión tomada, simplemente se preocupa porque sea lo que yo deseo.
—Sí, papi. Él desea formar parte de la vida de nuestra hija, y no soy quien para prohibírselo. Además, no puedo negarte que siento algo por él y, aunque no se si he tomado la mejor decisión, quiero hacerlo. le hablo sin tapujos, como siempre lo he hecho.
—¿Y cuándo se casan?
—El domingo de la próxima semana. Hay algunas cosas que debemos arreglar y coordinar antes de la boda. Espero que puedas asistir. —menciono lo ultimo porque no sé si le puedan conceder el permiso en su trabajo.
—¿En serio crees que me perdería un día tan importante? Que intenten prohibírmelo, que mando toda a la mismísima mierda.
—Pero papi, no quiero que te hagas ilusiones, porque esta boda solo será...
—¡Ay, mi niña! ¿Crees que no te conozco? Tal vez, hagas creer que no te interesa, pero sé la verdad y lo acabas de decir hace un momento. Que ahora pongan excusas, nada de eso quita que sea una boda y que te entregaré en sus manos.
—Gracias por confiar en mí y no cuestionarme. —Suspiro emocionada por su comprensión.
—Mi vida, respeto tus decisiones y como padre debo estar ahí para ti; por si resbalas en algún momento, puedas correr a mis brazos a refugiarte. —Ya para estos momentos las lágrimas no las puedo contener. Culparé al embarazo.
—Bueno papi, te dejo trabajar. Nos vemos.
—Nos vemos, amor mío. —Es lo último que escucho antes de colgar. En realidad, tengo suerte de contar con el total apoyo de mi padre.
Después de terminar la llamada, le entregue el celular a Azul. Para al cabo de unos minutos, acompañarla a su tienda, donde trabajaría por el momento, puesto que me gusta ser independiente y pienso costear mis gastos. Aunque me case con Zabdiel, no consentiré ser una carga para él. Más tarde mi amiga me llevaría a comprar una tarjeta SIM para mi celular, puesto que el mío al ser de España puede salir caro llamar a mi padre, por el roaming internacional. Además, porque supongo que estaré alrededor de un año o quien sabe cuanto en Atlanta y sale más económico adquirir un operador nacional.
Las siguientes horas la pasé ayudando a Azul con lo que requería, puesto que dentro de dos meses tendrá un evento importante para recaudar dinero para su fundación de niños necesitados.
Una vez conseguí la tarjeta SIM, le envíe un mensaje a mi padre para que me registre en su celular. Azul me obligo a enviarle uno también a Zabdiel, quien inmediatamente me respondió y según él, me agendó.
Bien entrada la noche, justo antes de acostarme, recibí un mensaje de Zabdiel.
"Mañana, hablaremos con mis padres. Te pasaré a buscar a las doce del mediodía, no te preocupes que nos esperan a comer. Claro si no tienes algún inconveniente con ello."
Podría enojarme por haber organizado una comida con sus padres sin siquiera preguntarme primero, pero por lo menos tuvo la decencia de informarme. De modo, que le respondo afirmativamente. Puesto que mientras más rápido podemos salir de este asunto mejor. Ya que tarde o temprano tendremos que avisarle sobre el bebe y la eminente boda.
Zabdiel
Seguí al pie de la letra lo estipulado por el arrogante de Robert Wess. Llegamos justo a las dos a la cita, donde nos recibió su asistente y nos condujo hacia su oficina. Donde el señor Wess, se encontraba fumando un puro, que al mirar el cenicero de vidrio, con decoraciones de pequeños diamantes rosas, se puede deducir que no es el primero del día.
—Buenas tardes, señor Wess—lo saludamos con educación, además de extenderle nuestras manos.
—Buenas tardes. Pueden sentarse. —Proclama mientras expulsa el humo. Trato de no hacer una mueca ante el desagrado que me causa ver una persona fumar. No me importa que lo hagan apartado, pero algunos no respetan la distancia y exhalan el humo delante de nuestras narices. Lo que, muchas veces, es más dañino para los que inhalan que para los mismos fumadores.
Tomamos asiento y después de rechazar su ofrecimiento de puros, dimos inicio a lo que nos compete en esta reunión. Explicamos que además de querer ser parte de los expositores de la galería Wess, queríamos asociarnos comprando una parte de las acciones, puesto que bien era cierto que por la edad en la que se encontraba ya no le interesaba seguir administrando la galería y, en vista de no poseer herederos, quería conseguir socios activos. Ya que no quería deshacerse completamente de ella, porque es un patrimonio familiar que le heredó su padre.
—Al igual que ustedes, aquí han venido muchas personas queriendo lo mismo. Pero me gustaría hacerte varias preguntas, Zabdiel.
—Adelante.
—Como bien saben, esto es una reliquia familiar y quiero saber que tipo de sociedad me ofrecen.
—Nuestra oferta es la siguiente, como sabemos que no quiere abandonar por completo su patrimonio, le ofrecemos que nos dividamos las acciones cada uno obteniendo el cincuenta, lo que nos convertiría en socios igualitarios. Usted podrá seguir en sus otros negocios, mientras nosotros nos haremos cargo de administrar la galería y enviándole un informe detallado de los movimientos. Las condiciones que desee agregar al contrato la podemos analizar.
—¿Tienes familia propia... hijos, esposa? —su pregunta me descoloca, puesto que no estaba esperando una interrogante de este calibre.
—Aún no, pero dentro de dos semanas me casó con la mujer que amo, la cual esta esperando nuestro primer hijo—todo embobado, suelto tremenda noticia que pocos saben, ni siquiera le he informado a mi representante quien me observa sorprendida. Mientras que Robert sonríe.
—Interesante. Chico, hay algo en ti que me motiva a confiar en tus palabras. Pero necesito cerciorarme que lo que me cuentas sea verdad.
—Claro es comprensible.
—De manera, que no puedo tomar una decisión ahora. Por lo que, esperaré que me invite a su boda. —Su insinuación me deja perplejo.
—Sera algo muy íntimo y familiar...
—No se preocupe. Tal vez desentone un poco, pero no me sentiré fuera de lugar.
—Esta bien, le enviare la invitación. —Ni modo, tendré que hablarlo con Chiara y espero que este conforme. Puesto que de esto puede depender que acepte nuestra oferta.
—Gracias, a mí esposa le fascina asistir a las bodas. Estará muy emocionada, y quien alegra a mi compañera gana mi favor. —Asentimos, para luego despedirnos de Robert Wess. He escuchado los rumores que para llegar a él es necesario agradar a la esposa, pero siempre pensé que eran patrañas. Ahora que reconozco que es verdad, debemos tratarla muy bien en la ceremonia.
En el ascensor, Rebecca, me reprende porque cree que el tema de la boda es falso. Pero le aclaro que muy pronto estaré casado. Por primera vez, veo su reacción como extraña y fuera de lugar porque empieza a recriminarme por no avisarle, ¡Que absurdo!, que sea mi representante no le da el derecho de cuestionar mis decisiones personales.
—Rebecca, recuerda que eres mi representante y que como tal solo te competen mis decisiones laborales. Puesto que mi vida personal no tienes que dar el visto bueno.
—Perdóname si me expresé mal, pero también mi responsabilidad es velar porque sus decisiones personales no afecten la laboral.
—Te aseguro que eso en nada afectará el trabajo. Y en dado caso que, si afectara, me importa un reverendo pepino. —después de mi respuesta, no profirió palabra alguna. Se despidió una vez llegamos al estacionamiento.
Todavía me encontraba enojado hasta que recibo un mensaje de un numero desconocido. Sonrío cuando me doy cuenta que es Chiara. Inmediatamente le respondo y agendo su número como "Mi hechicera rubia", un título que espero ella nunca vea.
A las cinco paso por el club, antes de que la hora más recurrente llegue. Me dirijo hacia mi oficina, no sin antes pasar por la de mi primo, quien me cuenta como va el negocio y que nuestros hermanos se han puesto a trabajar consiguiendo buenos resultados con aquel traidor que nos estaba estafando. Una vez termina de hablar, es mi turno de ponerlo al tanto sobre mi situación, puesto que, Spencer, es mi mejor amigo y no nos ocultamos nada.
—Así que vas a ser padre. Me alegro mucho por ti, Zab. —expresa mientras me da un abrazo—Sea como sea, vas a estar junto a tu Chiara. Siempre supe que iban a terminar casados.
—No cantes victoria, porque todavía tengo que librar una batalla fuerte con ella. Puesto que no quiere nada serio, solo se casa por el bebe.
—Ella puede decir lo que sea, pero yo sé que terminaran siendo una bella familia. Pero ahora lo que me preocupa, ¿Ya le dijiste a tus padres? Aunque especialmente a tu madre, porque sabes cómo es mi tía.
—No, aun no. Pero no puedo postergar más esta noticia, porque si se entera de otra manera o es la última en enterarse es capaz de enterrarme vivo. Sabes como le gusta el chisme—niego divertido, a pesar que es mi madre y que la amo con locura tengo que reconocer que le encanta estar actualizada, por no decir otra cosa.
Mas tarde cuando tengo un receso coordino con mi madre ir a comer y solo le adelanto que tengo una sorpresa que darle, además de que asistiré con alguien a las doce. Estoy seguro que terminando de hablar conmigo, le informará a mi padre e indagará con mis hermanos a ver que me traigo entre manos.
Por último, le envío unmensaje a Chiara informándole sobre la comida. Me gustaría haberle dicho defrente la información, pero en estos momentos no puedo y no quiero que mañanasalte que es poco tiempo, que debí avisarle con tiempo. Porque si es igual quemi hermana que nunca tiene ropa y se mide unas cuatrocientas antes de estarlista, podríamos llegar a las tres de la tarde
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