Capítulo 14

NOTA: Perdón la demora, pero he tenido unas semanas complicadas. Prometo actualizar pronto. Nos leeremos en otro cap.

Zabdiel

¿Sabes lo que se siente, que la mujer que estas consciente que quieres en tu vida, además la cual está embarazada de tu hijo se niegue a casarse contigo? Peor aún, te ponga condiciones que no tienes de otra que aceptar. Aunque ella puede exigir y decir en voz alta que nuestro matrimonio será solo de conveniencia, pero la verdad es que por la atracción incontenible que hay entre nosotros tarde o temprano sucederá.

—Está bien, Chiara. Será como tú quieras. Termino aceptando su condición. Puesto que no consiento que la mujer que amo pasé por todo esto sola y mucho menos que mi hijo nazca lejos de mí.

De modo que, si tengo que aceptar sus condiciones, ¡Pues lo haré! Pero nadie me va a impedir ganármela con atenciones. Cada día que pasemos casados le demostraré porque debemos seguir juntos. ¡Juro que haré todo para ganarme su amor! Cuésteme lo que me cueste.

Sin embargo, lo que me infundió esperanza fue ver su rostro consternado cuando acepté su propuesta. Si pensaba que la tendría fácil, esta equivocada. No desistiré de su amor, sin antes luchar por ello.

—Bueno, ya que estamos de acuerdo en esta locura. Creo que es prudente fijar la fecha y comenzar a organizar la boda cuanto antes. Al mal paso darle prisa—Observándola bien, me doy cuenta que sus palabras no concuerdan con sus gestos faciales. Chiara a veces suele ser muy transparente como en estos momentos.

—No creo que sea el momento. ¿Qué tal si nos reunimos para cenar y ahí concretamos los detalles?

—¿Zabdiel, por qué esperar más tiempo? Es mejor organizar los detalles mas relevantes ahora, porque necesito informarle a mi padre y ver si puede venir a Atlanta.

—Esta bien. Será como quieres—terminando cediendo, algo me dice que en esta extraña relación continuamente tendré que darle la razón.

—Pienso que lo más importante por el momento es buscar la fecha. No me importa cuando sea, pero lo único que deseo es que sea algo íntimo. Solo invitaremos a nuestros familiares más cercanos. En mi caso solo invitare a cuatro personas, mis padres, Azul y Mar. —me rio por la expresión que hace cuando menciona a la hermana de mi cuñada.

—En mi caso, tengo que invitar a mis padres, tíos, hermanos y primos. Obviamente los que conoces, porque los que están en otro estado no somos cercanos.

—Bien, ahora que estamos de acuerdo en los invitados. ¿Qué fecha está bien para ti?

—¿Te molestaría si es muy rápido?

—No, claro que no. Solo quiero que de tiempo a que mi padre pueda venir de España. Después no me importa el día y la hora.

—Entonces ¿Qué tal en dos semanas? Considero que será tiempo suficiente para arreglar algunos detalles, además no creo que quieras mucha parafernalia.

—Creo que es un tiempo prudente, puesto que solo nos vamos a casar por el civil.

¿No quieres casarte por la iglesia?

—No. Además, nuestro matrimonio es con fecha de caducidad, crees que quiero estar en una iglesia diciendo unos votos falsos. Puedo dar para mucho, pero en cierta manera respeto las creencias de las personas que se casan por la iglesia y soy de las que a pesar que no sigo a ningún dios no pienso tener una boda allí, para terminar, separándonos después. —Sus palabras me causan cierta molestia, porque que no daría yo por sentir, aunque sea un mínimo de alegría por su parte. Sin embargo, su tono frio y distendido de abordar el tema me confirma que tendré que derribar esos muros que ha alzado.

Después de quedar de acuerdo en la fecha y el posible lugar, que sería en dos semanas y en el jardín de la casa de Azul y Shane, quienes estaban de acuerdo, Chiara se despidió porque había quedado en ayudar a Azul con los gemelos. A pesar de la forma que todo se esta dando, no puedo quejarme con la vida. No importa que tanto ella intente alar el hilo, el destino siempre se impone.

El tono de mi celular me trae a tierra. Extrañado veo el nombre de mi representante en la pantalla, reconociendo que debe ser algo importante para que me llame un domingo acepto la llamada.

—Hola, Rebecca. ¿Sucede algo?

—Que bueno que me contestas, sé que hemos quedado que nada de trabajo los domingos. Pero esto no puede esperar. —Puedo escuchar la emoción desbordante en su voz.

—¿Y que es eso que te tiene tan contenta? —indago mientras no puedo evitar sonreír, imaginando que puede ser alguna noticia sobre la galería West.

—Tenemos noticia de Robert West—grita eufórica.

—No le des tantas vueltas y continua.

—Es que estoy súper emocionada, ¿Sabes lo que es conseguir una cita de negocios con él? —Cuestiona, como si no lo supiera. Tenemos intentando que nos conceda un momento, desde hace un año y que por fin se digne es un paso muy importante en mi carrera de pintor. —Debes prepararte para mañana a las dos de la tarde. Ni un minuto menos, ni un minuto de más. Exigió que seamos puntual en la hora acordada y que terminada la hora asignada no nos otorgaría un minuto más.

—Créeme que si no fuera tan importante conseguir esto, lo mandaría al diablo. —Me molesto en la forma tan pedante que Robert trata a los demás. Pero si quiero lograr mi propósito debo controlar mi temperamento.

—Lo sé Zabdiel. Pero sabes muy bien todo el esfuerzo que invertí para conseguir esta cita, así que no me defraudes. Así que nos vemos mañana.

Claro que lo sé. Perfecto, allí nos vemos.

Cuelgo el celular, mientras no dejo de sentir que las cosas se pondrán en su lugar poco a poco. Sin embargo, no dejo de desear que los días pasen rápido y llegue el día de la boda.

°°°

Chiara

Después de hablar con Zabdiel y terminar aceptando casarme con él. Regrese a casa de Azul, quien estaba terminando de preparar un flan. Por mi parte me senté a esperar que terminara, ya que sus suegros se llevaron a los gemelos.

No pude evitar seguir pensando en todo lo que hablamos Zabdiel y yo. Lo que me preocupa de esta situación es que todo puede salir mal, o en los mejores de los casos terminamos cumpliendo de forma cabal nuestro acuerdo. La realidad es que puedo percibir que sinceramente él quiere formar parte activa de la vida de nuestra bebe. De modo que yo no puedo negarle la oportunidad de que pueda cimentar una unión sana con su hija, puesto que otro en su lugar se lavaría las manos.

—Cariño, ¿te encuentras bien? —No sé en que momento Azul me trajo un pedazo del postre y se sentó frente a mí.

—¡Ay, que susto! ¿Hace cuanto estas ahí sentada?

—Hace como dos minutos, tengo rato tratando de llamar tu atención y nada. ¿Todavía sigues pensando en la boda? —Cuestiona, al estar al tanto de la conversación con Zabdiel. Ella es la única que por el momento sabe de la ceremonia. Aunque no sé si Zabdiel le ha contado a alguien.

—Sí. Sigo pensando en los pros y los contras.

—¿No estarás pensando en dar marcha atrás?

—Es posible. —observo su rostro enojado al escuchar mi respuesta. —¿Por qué te molesta tanto?

—Porque se supone que tu eres la de la experiencia, Chiara. Además, de que eres adulta y cabe decir que eres mayor que yo por unos años. —¿siempre tiene que recordarme la edad? —Sin embargo, pareciera que todo pierde sentido cuando se trata de Zabdiel. Desde que te reencontraste con él, no has hecho más que huir de él y, al final, siempre terminas cerca por más que corras. La vida, el destino, Dios o lo que creas te esta dando señales de humos, rayos, centellas y tú más perdida que una aguja en un pajar.

—¿Qué insinúas Azul?

—No estoy insinuando, te lo digo claro. Ya que parece que intentas engañar a todos, pero solo te engañas a ti misma. —continua con su verborrea—Aún me acuerdo cuando hablaste conmigo sobre el pintor de Atlanta que habías conocido. Te brillaban los ojos y suspirabas por volver a encontrarlo. Una vez me mude aquí, te reencontraste con él y piensas que es una simple casualidad que de tantos lugares de Atlanta y personas él fuese el hermano de mi esposo. Estaban destinados a encontrarse. No me sigas negando que sientes algo por él.

—Déjalo azul. —le suplico, deseando que no siga profundizando en sus reflexiones.

—No, no puedo. Quiero que seas sincera contigo misma y conmigo. Tratamos de no ocultarnos nada, sabes que no diré nada.

—Está bien—expreso después de comprender que Azul no lo dejara estar. —Al principio solo creí que era pura atracción sexual, sin embargo, me equivoqué. No puedo sacarlo de mi mente por mas que lo intento. Me asusta que se de cuenta y lo utilice en mi contra, justo por eso trato de ser lo más fría y distante que puedo.

—Chiara, él no haría eso.

—Lo mismo pensábamos de Greg, pero ya ves como termino.

—Olvida ese desgraciado. Zabdiel no se parece en nada a él, ¿crees que permitiría que jugara contigo? Puedes estar segura que si no tiene buenas intenciones contigo, el primero en golpearlo será tu papá, luego los míos, también Shane y hasta mi suegro. —Me rio imaginando esa escena —Pero sé que no será necesario. ¿A que más le tienes miedo?

—A que este sentimiento siga creciendo y no sea correspondido. Juré que no me volvería a enamorar, que trataría a los hombres peor de lo que me trataron. Pero no quiero herir a Zabdiel, porque es el único que me ha tratado con respeto, además de Tim.

—Mi vida, entiendo tus razones. Ahora bien, solo te voy a pedir que analices bien y veas esta situación desde otra perspectiva. Con este matrimonio podrán conocerse mejor, compartir y podrás conquistarlo si te lo propones. Porque si te pones a analizar, podrías darte cuenta que cuando terminaste esa loca relación con Tim, en parte pensabas en Zabdiel. Saltando a otro tema, no creo que sea difícil para ti compartir sexualmente con él. —comenta lo ultimo fijando su vista en mi vientre.

—¿Te olvidas de la parte que solo será un matrimonio de conveniencia?, no habrá nada de sexo. —Comienza a reírse como si escucho el mejor chiste de su vida.

—No puedo creer que pienses eso. A ver, refréscame la memoria ¿con quien rompiste tu impuesta abstinencia? —expreso una vez pudo contener su risa. De mi parte, tan solo me quede observándola y me reserve la respuesta. A veces, Azul, se pone de necia y es mejor dejarla con la razón.

Sé que la atracción es fuerte, pero creo que puedo resistir.

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