Capítulo 10
Nota: Buenas tardes, espero que se encuentren bien. Disfruten este capítulo, el próximo estará interesante, o eso creo. Disculpen la demora, pero comencé a trabajar y tengo que organizarme para poder cumplirles. Además de que tenía una gripe horrible, la cabeza la sentía que me iba a estallar, pero ya estoy bien.
Chiara
Al parecer Mar había dado por concluido su día de práctica, se ha tomado muy en serio el convencerme de que tener él bebe es lo mejor. De manera que me permití dejarla expresarse.
Entramos a un centro de ayuda a madres solteras, donde desde el primer paso que das eres recibido con una sonrisa en su rostro. Mar ni siquiera pregunta en recepción hacia donde debe ir, lo que se puede deducir que ha estado antes en este lugar.
Toma el camino de la derecha; justo a dos puertas se encuentra un salón, no tan espacioso, donde ya hay varias personas sentadas en un semicírculo. Antes de entrar a dicho espacio, una joven se encuentra entregando unos folletos y dando la bienvenida.
¡Buenos días! Que gusto que nos acompañe hoy Mar—saluda la joven.
—Buenos días, Clara. enuncia, mientras la abraza—Hoy traje una amiga—Nos presenta, una vez que está satisfecha continúa hablando— ¿Sabes si Emma se encuentra?
—Sí, justo ella está al frente de la charla.
—Que bien. Chiara, ven vamos a ubicarnos. —menciona, a la vez que me arrastra hacia unas sillas vacías. Me siento como un pez fuera de agua en este lugar, sin embargo, no puedo decir lo mismo de Mar. Ella comienza a entablar conversación con quien se le cruce en el camino.
Luego de un par de minutos, llega una señora mayor que avanza con toda seguridad por el salón hasta ubicarse en el medio del semicírculo. Clara, la joven que se encontraba dando la bienvenida en la puerta, se le acerca con una silla, para terminar, dándole una hoja de asistencia.
—Hola a todas, sean bienvenidas. Soy Emma, la encargada en el día de hoy de nuestra reunión. Sé que están pasando por un momento muy difícil, pero qué bueno que acudan por ayuda. Nosotros nos sentimos muy contentos de poder ser esa mano amiga, porque deseamos que sean fuertes y puedan estar convencidas que han tomado la mejor decisión. —comenta mientras desplaza su mirada entre los presentes— Antes de iniciar, me gustaría que presentemos esta actividad ante nuestro señor. Josefina, podrías elevar la oración.
La aludida asiente y comienza a orar, para una vez que terminó Emma procedió hablando sobre el embarazo y los problemas que algunas mujeres están enfrentando. Dos de las presentes expresaron los problemas que han tenido con sus parejas, las cuales le han pedido que aborten él bebe. De esta manera, otras se animan a hablar, no obstante, cuando me dan el turno me rehúso, no me siento cómoda compartiendo mi situación con desconocidos.
—No importa la tormenta que se pueda levantar, tenemos el poder de poder solventarlo. Recuerden que no están solas, nos tienen a nosotros para lo que necesiten. —Hace una pausa, suspira para continuar— Sé que tal vez sonará loco, o poco ortodoxo quizás, pero me gustaría que en este momento cerráramos los ojos y coloquemos nuestra mano derecha en nuestro corazón. ¡Vamos anímense!
Resoplo, para después seguirle la corriente. Cierro mis ojos y me dejo llevar de sus palabras. Nos indica que rebusquemos dentro de nosotros que nos dicta nuestra mente, de que género puede ser él bebe. Muchas veces nuestro cuerpo nos dice lo que sucede con y dentro de nosotros.
—Una vez que sientan esa conexión espiritual con sus bebes. Permítanse imaginarse un escenario donde puedan dejar volar su imaginación y piensen como puede llegar a verse en un futuro. Este es el momento de soñar, luego vendrá el de construir.
Dentro de mí pienso que nada pierdo con toda esta tontería. Por lo que coloco mi mano en mi corazón, dejo que mi ser se conecte. No sé cuánto tiempo me dejo envolver por mis deseos más profundos, pero en mi mente se desarrolla una escena tan tierna y única que me hace suspirar.
Observo una niña con los ojos de miel, su carita sonrosada y sus ojitos llorosos que se queda mirándome fijamente, mientras solloza sin control. Sus cabellos castaños, envueltos en dos colitas, se agitan al correr hacia mis brazos. Sin miramientos la abrazo como si mi vida dependiera de ello.
—¿Por qué lloras mi caramelito? —le susurro con dulzura.
—Porque Chase me rompió mi muñeca. —se enfurruño al contarlo.
—¿Tu primo Chase te rompió la muñeca? —asintió enojada.
—Mami, me vas a comprar otra—me sorprendo cuando me llama de este modo, lo cual provoca que abra los ojos abruptamente.
Me quedo desconcertada con lo sucedido, es como si estuviera viendo una visión. Lo peor de todo esto, es que siento que acabo de ver cómo sería mi vida si tengo él bebe. Como si el destino de todas las formas posibles me dijera que camino tomar.
—¿Te encuentras bien Chiara? —Mar me llama la atención.
—Sí, me encuentro bien. Falta mucho para que se termine.
—No. Ya van a concluir.
Justamente como expreso Mar, no faltaba mucho. La señora Emma, dio unas palabras de despedida no sin antes sugerirnos escuchar una canción cuando estemos reflexionando.
—No olviden escuchar, No digas no de Rene Gonzales. Es una hermosa canción que merece ser escuchada, y tiene unas hermosas palabras para aquellas personas que no desean tener a sus hijos. Nos veremos en la próxima reunión.
Una vez que concluyo me puse en pie para marcharme.
—¿Chiara a dónde vas?
—Me voy, ya hice lo que querías así que no tengo nada más que hacer aquí.
—Espera. ¿Cambiaste de opinión o no?
—Para serte sincera no sé qué hacer. Estoy confundida, no sé qué quiero. Necesito pensar, hay muchas cosas en juego. Por un lado, esta mi madre que quiere que aborte y por el otro estas tú, además de otros que se te van a sumar, que no quieren que lo haga. Sin embargo, yo no sé qué decisión tomar.
—Tómatelo con calma y piénsalo. Al fin y al cabo, es tu vida, tu cuerpo y eres la única que puede decidir en él. Pero solo te daré un consejo, no hagas nada sin antes conversarlo con el padre de tu hijo. Considero que ambos tienen parte de responsabilidad en el embarazo.
Gracias por todo Mar. Adiós.
Al salir del edificio no me siento con ánimos de llegar a mi casa sin antes haber tomado una decisión firme. Por lo que voy al parque que queda a pocas cuadras de mi casa. Una vez sentada me pierdo entre las personas que van llegando.
Estaba sumida en mis pensamientos cuando recibo un mensaje de Mar.
"Sé que deseas estar sola y pensar. Por lo que solo me atrevo enviarte la recomendación de hoy. Escúchala."
Sin más remedio que tener que hacerle caso, abro el enlace que me lleva a YouTube y comienza a reproducirse la canción. Me impacto la escena de la chica sentada en un parque, justo como me encontraba en estos momentos. Reconozco que comenzaba a tocar una fibra sensible en mi corazón, pero cuando escuche esa parte que dice:
"No digas no, todavía no has visto su cara
Escucha su corazón, sus latidos reclaman tu amor
No le dejes morir, tan tierno y pequeño
Que tal vez cuando nazca, seguro se parezca a ti"
Estas palabras estremecieron todo mi ser. Fue como un choque de realidad, porque me hizo recordar el eco. Solo es un ser indefenso que necesita mucho amor y cuidado, más que eso, necesita de mí para seguir viviendo.
—Ay, perdón bebe por darle cabida a esa posibilidad. Tú no tienes la culpa, soy adulta y tengo que afrontar las consecuencias de mis actos. —confieso entre hipidos—Vas a ser muy hermosa. Además de que tendrás los ojos hermosos como tu padre. Mmm, Zabdiel, tienes derecho a saber de la existencia de nuestra hija.
Sí, hija. Porque siento que será esa hermosa niña que vi en mi visión.
—Azul—me espanto al recordar que le he ocultado mi embarazo, porque sé lo que iba a decirme. Pero ya estoy decidida, de modo que es hora de informarle.
Miro la hora, percatándome que en Atlanta deben ser las seis de la tarde. Por lo que procedo a llamarla. Cuando toma la llamada escucho su alegría.
—Hola, mi vida. Estaba a punto de llamarte—enuncia con entusiasmo.
—Hola, mi preciosa. ¿Cómo están todos?
—Estamos muy bien. ¿Y tú como estas? ¿Ya conseguiste trabajo? —indaga en algo que en estos momentos no quiero pensar.
—No. Te llamaba para otra cosa—pronuncio antes de que me acobarde.
—Ok, dime.
—¿Estás sola?
—No. Los Morgan están haciendo una fiesta, hoy cumpleaños Jazlynn.
—¿Podrías moverte a un lugar donde nadie te escuche? —le pido, porque sé que no se aguantara la emoción. —Necesito contarte algo que debe quedar entre nosotras, ni siquiera a tu papucho de esposo le puedes comentar.
—¿Te encuentras bien, Chiara?
—Solo has lo que te pido. —le suplico desesperada, necesito contarle todo.
—Ok, ok—dice, mientras la escucho excusándose con sus suegros. —Ya hice lo que me pediste.
—Pero antes tengo que pedirte perdón, te amo demasiado. Ayer me entere de algo y quería ocultártelo.
—¿Qué me querías ocultar? No es nada, me lo estas diciendo ahora.
—Sí, pero porque tome una decisión. De no haberlo hecho, o tomado otra decisión, tal vez nunca te hubieras enterado. —trato de ser lo más sincera posible, porque sé que se sentirá herida por no haberle dicho antes a ella que a su hermana—Sin embargo, le conté a Mar.
—¿Espérate, cuando comenzaste a confiar en mi hermana?
—No es que confiara en ella, solamente necesitaba su opinión como doctora—manifiesto, esperando que me entienda.
—Tiene que ser algo muy delicado para que actuaras de esa forma, Chiara. —suspiro, al escuchar el tono de su voz.
—Por favor, no te enojes conmigo. Necesito de tu apoyo incondicional, Azul.
—¿Estas llorando? ¿Qué sucede?
—Estoy embarazada, Azul—solo escucho su silencio en la línea—¿Me escuchaste? Tengo siete semanas de embarazo. ¡Vas a ser tía! —me rio nerviosamente esperando su respuesta. Luego de unos minutos escucho su risa inundar mis oídos. —¿Te estas riendo de mi situación?
—No, claro que no. Solo me causa risa las ideas locas que pasaron por mi mente. Nunca imagine que era eso.
—¿Y? ¿No vas a decir nada?
—Claro, felicidades mi loquita hermosa. Es que siéndote sincera, nunca pensé que fueras a ser madre. Bueno, por lo menos no ahora. —continúa riéndose como si fuese un chiste— Ya, poniéndome seria. Te voy a perdonar que no me lo dijeras ayer, por esa criatura. Por fin voy hacer tía. Espera—hace una pausa—¿A qué te refieres con eso de haber tomado una decisión? —Intento buscar las palabras para explicarle, pero no hace falta porque ella me conoce—Tú madre te dijo que abortaras ¿No?
—Sí.
—Esa maldita bruja de los infiernos congelados—la escucho insultar a mi madre, lo que no me sorprende porque a ella no le cae bien—Espero que la hayas puesto en su sitio como se merece
—No, deje que sus palabras me afectaran. Pero ya tomé mi decisión, ni ella ni nadie me harán cambiar de opinión.
—Ay, mi amor, sabes que cuentas conmigo para lo que necesites. ¿Chiara, quien es el padre? Porque tengo entendido que habías terminado esa rara relación con Tim. —Sonrío, porque ella es así. Puede estar hablando de algo y cualquier duda que tenga en el momento la lanza sin importarle nada.
—Y es así, solo seguimos siendo amigos. Te contare todo cuando vaya a visitarte, en esta semana voy a viajar a Atlanta.
—Está bien. Te estaré esperando.
—Que disfrutes mi cielo Azul. Recuerda no decir nada de mi embarazo, ni siquiera mi padre lo sabe aún.
—Sabes que no diré nada. Aunque confieso que será difícil poder contenerme y guardarme esto para mí. Pero es tu noticia, no mía. Tu padre se volverá loco de alegría cuando se enteré que va a ser abuelo.
—Lo sé. Hablamos después.
—Adiós mi vida. Cuídate.
Que bien se siente cuando te quitas un peso de encima. Después de hablar con Azul me siento más liviana. Ahora tengo que darle la noticia a mi madre sobre mi decisión, además de contarle a mi padre que va a ser abuelo.
Por último, viajaré a Atlanta para informarle a Zabdiel que va a ser padre. Una noticia como estas tengo que dársela cara a cara. Miro al cielo y solo pido fuerzas para lo que tengo que hacer.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top