Capítulo 8

Percy Jackson a Rick Riordan, y Avatar: La leyenda de Aang a Nickelodeon.

Pensamientos

—Hablando—

—{Otro Idioma}—

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Punto de Vista de Percy

Tras la victoria contra la bestia de Haru y yo quemamos y observamos por un momento el cadáver sin vida del eslizón, sus restos aún humeantes en aquella solitaria cámara debajo de la ciudad, mi espada brillaba, ahora manchada con la esencia venenosa de aquel enemigo. Decidimos abandonar las profundidades subterráneas por donde vinimos para ascender a la superficie, Haru y yo no nos detuvimos ni una sola vez ni siquiera para comer o tomar agua, simplemente nos concentramos en salir lo más pronto posible de aquel macabro lugar.

Después de varias horas a lo lejos observamos una tenue luz, estando cerca de la salida podíamos sentir el calor que emanaba la luz del día, al avanzar nos encontramos con el guardia que patrullaba la periferia de las entradas a los túneles. Bajo sus ojos dos bolsas arrugadas de color negro mostraban el cansancio de una persona al pasar toda la noche sin dormir.

—No esperaba verte tan pronto, creí que tu jefe no quería este asunto cerca de él —le dijo Haru al guardia

—Señor, me alegro verlo con vida señor -dijo el guardia mientras adopta la misma postura clásica de ejército — ¿La exploración fue todo un éxito?—

—Claro que lo fue —contestó Haru mostrando la cola cortada de eslizón estando orgulloso— está maldita cosa no podía sobrevivir a nosotros.

De inmediato, al observar la cola llena de púas venenosas el oficial reconoció que pertenecían al eslizón.

—¿Pasaste toda la noche despierto?— pregunte algo sorprendido, aun sabiendo la obviedad de la respuesta por la apariencia del guardia

—¡Así es señor!—

—¿Por qué lo hiciste?— pregunte otra vez

—No los podía dejarlos solos, señor —me contestó el oficial confundido como si la respuesta fuera más que obvia— si una emergencia se hubiera presentado y yo no hubiera estado aquí para ayudarlos en que clase de miembro de la armada me convertiría—

No supo qué decir, su respuesta me tenía asombrado y tomando en cuenta que le debe a Haru una fortuna no lo hubiera culpado si intentara asesinarnos.

—¿Cómo te llamas? —pregunte, ya que Haru sabía su nombre

—Mi nombre es Lee, señor.—

—Muy bien oficial Lee, es hora de regresar a nuestras casas—

Mientras Haru, el oficial Lee y yo emprendíamos nuestro regreso con una victoria marcando el inicio de una posible nueva leyenda sobre las profundidades de la ciudad, si alguien alguna vez se enteraba, el sol dorado iluminó nuestro camino, mientras dejábamos atrás el misterio de las profundidades subterráneas.

Mientras caminábamos con los restos del fallecido amigo de Haru y del joven niño fallecido a manos de esa criatura, por lo que el oficial Lee preguntó:

—¿Por qué dejaron las demás púas ahí abajo?, se venden a buen precio entre los mercenarios o una botica se los podría comprar—

—¿De qué hablas? —preguntó Haru— aquí tenemos la cola—

—Si, pero hablo de las demás —contestó el oficial Lee— ¿Acaso quedaron inutilizables por la batalla?—

—¿De qué hablas? solo había un eslizón ahí abajo —exclame

—¿De verdad? —dijo confundido el oficial— tenía entendido que los eslizones viven en grupos pequeños durante su breve infancia.... Y basado en el tamaño y color de esa cola no corresponden a un eslizón adulto—

—¿Es eso cierto Percy? —me preguntó Haru— no vi otra criatura como esas en aquella fosa—

—¿Fosa? —preguntó el oficial Lee deteniendo la marcha

—Así es, vimos una enorme fosa con incontables esqueletos humanos, como si esa bestia estuviera devorando a las personas desde hace mucho tiempo. —respondió Haru— me sorprende que no nos hayamos enterado del gran problema antes o que el número de desaparecidos fuera mayor—

Para ser honestos el oficial tiene razón, normalmente los eslizones viven en pequeños grupos de cuatro o cinco de ellos y tienen una guarida o en este caso "cueva tenebrosa" en donde habitan, recuerdo que hace un tiempo viajé con mi padre a una isla lejana perteneciente a la Nación del fuego. En medio de las aguas cristalinas del océano surgió una isla nacida de la explosión de un volcán marino. Con el tiempo, esta tierra nueva se convirtió en un destino turístico exclusivo, especialmente diseñado para aquellos con un alto puesto en la jerarquía de la nación del fuego o que tuvieran el dinero. La isla, conocida es como Ígnea, era un paraíso que combinaba la exuberancia natural con instalaciones de lujo.

Desde el aire, Ígnea se presentaba como un edén verde rodeado por aguas azules, con el volcán ahora extinto, testigo silencioso de la creación de la isla. Playas de arena blanca bordeaban las costas acariciadas por los suaves que invitaban a los visitantes a disfrutar de su serenidad.

Sin embargo, con el paso del tiempo una sección de la isla fue destinada como centro marítimo de comerciantes y pescadores, lo que creaba un nuevo y poderoso punto económico que ayudaba con la exportación de productos marítimos y funcionaba como una fortaleza y punto estratégico ante cualquier conflicto. Pero este centro marítimo se convirtió en el lugar más accesible de la isla para personas con una economía promedio y la sección más alta y bella de la isla como siempre les pertenecía a los idiotas ricos.

Recuerdo un tiempo en el que Ozai intentó expropiar los terrenos de esa isla para el uso exclusivo de un palacio personal, la idea fue desechada en su totalidad por Ijichi. Pero divago, la característica más fascinante de Ígnea era una red de túneles naturales generados por la explosión volcánica. Estos pasadizos subterráneos, iluminados por la luz tenue de piedras naturales que emiten luz y lámparas estratégicamente colocadas, se entrelazan como venas bajo la isla. Pensándolo bien, tiene una gran similitud con la situación actual. Cada túnel era una maravilla arquitectónica de la naturaleza, como formaciones de rocas únicas que parecían esculpidas por las manos mismas de la tierra.

Todos saben que algunos túneles estaban conectados entre sí, por lo que estos caminos secretos, decorados de estalactitas relucientes y murmullos de agua subterránea, se convirtieron en el atractivo principal para los turistas aventureros, pero estos tenían una tendencia a perderse fácilmente. Los alojamientos en Ígnea eran lujosos y sostenibles, fusionando perfectamente con el entorno. Villas privadas con vistas panorámicas al océano ofrecían a los visitantes la oportunidad de despertar con la belleza sin igual de la isla. Los restaurantes, destacando la gastronomía local e internacional, deleitaron los paladares más exigentes.

Las actividades turísticas incluían excursiones en botes que rodeaban parte de la isla, permitiendo a los huéspedes admirar los acantilados naturales formados de la explosión de aquel volcán. Además, las aguas cristalinas invitan nadar o bucear revelando un mundo submarino brillante y lleno de vida.

Al menos hasta que hace unos años se descubrió hierro y oro, así como algunas piedras preciosas presentes en los túneles lo que provocó grandes trabajos en la industria minera. Y algo me dice que Ozai ya lo sabía y por eso la quería expropiar para su beneficio, gracias al cielo Ijichi no lo permitió.

Pero en una ocasión, los trabajos de minería se vieron interrumpidos por un pequeño derrumbe en las paredes de las cuevas, dieron nacimiento a cámaras subterráneas secretas aún más profundas y para mala suerte de los trabajadores, era el hogar de algunos monstruos.

La armada de la isla rápidamente se encargó de ellos y mi padre apresuró su llegada a la isla y fui con él, aunque la situación se complicó. Mi padre me explicó que el reino tierra intentó poner sus manos sobre esa isla algunas veces por lo que tener problemas internos y externos al mismo tiempo era lo peor que podía pasar. Me adentré con el los túneles mineros y nos encargamos de un par de monstruos, en esa ocasión fue cuando conocí a los eslizones y jamás olvidaré ese día, ya que fui envenenado por uno de ellos así que sé que tan fuerte es el dolor de ese veneno. Lo importante es que no solo eran uno o dos, aquella ocasión estaban presentes seis de ellos siendo el más grande el líder de la manada y la madre de las bestias más pequeñas.

—Bueno... —comencé a decir al recordar esos detalles— para ser honestos están siempre juntos en pequeños grupos y eso explicaría la presencia de tantos esqueletos.

—Entonces no resolvimos el problema —dijo Haru con molestia— no podemos dejar las cosas así.

—Pero también piensa en el número de personas desaparecidas, solo corresponden a uno y es imposible que no hubiéramos visto a los otros, al tener tanta comida no saldrían de su guarida, los demás hubieran estado ahí, además las crías no se separan de su madre—

—¿Entonces qué fue lo que pasó con esa madre eslizón? —preguntó el oficial Lee

—No tengo idea, no puedo negar que esto es bastante raro, pero no encuentro una explicación—

Respondí con honestidad, ya que me preocupa el hecho de haber dejado a unos cuantos eslizones libres ahí abajo, pero en este caso no sé qué pensar, espero que ese pequeño eslizón se haya comido a su madre y a sus hermanos.

—Por ahora no podemos hacer otra cosa—continue hablando para recordarle a Haru los cuerpos que cargábamos— hay que llevar los cuerpos a sus familias para que despidan de ellos debidamente—

—Y qué tal si hay más cosas de esas sueltas -dijo Haru como esperaba— asesinarán a más personas.—

—En ese caso regresaremos a matarlas amigo y el oficial Lee nos ayudará —dijo Percy—hasta entonces mantendrá vigilada la entrada a los túneles, si descubre algo nos los dirá—

—Claro señor, mantendré vigilada la entrada y espera que...—

Haru aceptó mi propuesta, pero su rostro mostraba que no le agradaba la idea ya que había perdido a su amigo y no quería encontrar o saber de más víctimas, sin esperar mucho reanudamos nuestro camino.

—Lee, busca a la familia de una de las víctimas —dijo Haru— un niño desaparecido de ocho años aproximadamente ¿Conoces a la familia?—

—Claro señor, fue la desaparición más reciente—

—Informales que encontramos a su hijo... bueno me refiero a que...—

—Claro señor, entiendo lo que quiere decir, déjemelo a mi—

—Gracias—

Brevemente nos separamos del oficial Lee y nos dirigimos al punto de encuentro es decir la casa del señor Chen. Los ojos de Haru ardían con determinación mientras nos dirigimos a la casa del señor Chen. El camino estaba marcado por la sombra de la tragedia que acechaba en los túneles, al llegar, el ambiente en la casa estaba cargado de un peso mayor al de la gravedad. Haru golpeó la puerta y, después de unos momentos unos pasos detrás de la entrada se aproximaron rápidamente, la hermana menor de la víctima abrió con ojos llenos de esperanza, sin embargo, al ver la expresión sombría en el rostro de Haru la esperanza se desvaneció en un suspiro—

—¡No!—

—Liz... lo lamento no pudimos hacer nada—

—¡No!, me prometiste traer a mi hermano de vuelta—

La niña con una mirada de angustia y dolor desgarrador se acercó a Haru. Él con un suspiro tomó su mano y le dio la devastadora noticia sobre la pérdida de su hermano. Los ojos de la pequeña se llenaron de lágrimas mientras absorbía la cruel realidad que se desplegaba frente a ella.

Sin decir algo Lian corrió hacia su habitación y cerró la puerta de un solo golpe. El eco de su llanto resonó en toda la casa, creando un silencio sepulcral. Momentos después, el padre de la víctima llegó a casa. La preocupación marcaba su rostro incluso antes de que Haru le diera la noticia. El hombre nos miró esperando una respuesta que pudiera escuchar.

Haru le contó lo sucedido, le explicó sobre la bestia que habitaba el subsuelo de la ciudad y la tragedia que había sucedido. El rostro del padre se contrajo en una mezcla de incredulidad y dolor intentando asimilar la triste realidad. Las palabras sobre la muerte de su hijo le dolían tanto como puñales clavados en el pecho. Luchando contra sus emociones, nos agradeció por acabar con la criatura que asesinó a su hijo y la casa se llenó de un silencio pesado y desgarrador por los sollozos lamentos de liz.

Mi mirada se encontró con la de Haru compartiendo un gesto de pesar antes de irnos de aquel lugar.

—Lamento lo de su hijo señor Chen -dijo Haru— no lo pude traer conmigo—

—No es tu culpa... pero te equivocas —dijo el señor Chen— me devolviste a mi hijo, a mí y a su hermana tal como lo prometiste, te lo agradezco.

Dejando atrás un hogar marcado por la pérdida y una familia desgarrada por el dolor, nos retiramos de la casa sumida en tristeza mientras que la tarde se desplegaba con un cielo teñido de tonos cálidos mientras nos dirigíamos hacia el lugar en donde Haru ocultó nuestro transporte aéreo.

Al llegar alistamos el globo mientras se llenaba de aire un silencio compartido nos separaba de alguna manera. La luz del atardecer se filtraba atreves del horizonte, Haru y yo nos detuvimos un momento permitiendo que el resplandor del día nos envolviera mientras el globo se llenara de aire caliente. Y cuando el globo tenía su tamaño normal, listo para recibir a sus pasajeros y emprender el viaje, nos subimos, pero al ascender Haru miró hacia atrás, capturando un último vistazo en la dirección de la casa del señor Chen que lo había envuelto en una mezcla de pesar.

Al abordar y a medida que ganamos altitud, la ciudad se desvanecía en la distancia, sentía cómo la tragedia y la pérdida quedaban atrás, pero la memoria de la batalla en los túneles y la noticia que compartimos pesaban.

—¿Listo para tu torneo? -dijo Haru rompiendo el silencio— no falta mucho y aún no tienes una estrategia—

—Ganarles a todos, esa es mi estrategia —conteste, pero sin mi alegría habitual—... solo espero no pelear con Zuko tan pronto—

—...Aún tenemos dos horas de viaje, deberías dormir—

—Tú también tienes que hacerlo— le dije, ya que sabíamos que estábamos igual de agotados

—Tienes razón, pero yo no voy a participar en el torneo así que solo hazlo, yo me encargo de todo y te despertaré cuando lleguemos—

Había pasado un día entero sin dormir por lo que decidí aprovechar el consejo de mi amigo, sin esperar mucho me dispuse a dormir en el fondo de nuestro transporte, aunque me preocupa un poco dejar a Haru a cargo del globo, pero no es como si pudiera hacer mucho en una emergencia.

—Solo no nos mates — recuerdo decirle antes de quedarme dormido

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