Capítulo 14

Percy Jackson pertenece a Rick Riordan, y Avatar: La leyenda de Aang a Nickelodeon.

Pensamientos

—Hablando—

—{Otro Idioma}—

Este fanfic es un Universo Alterno (AU) Las explicaciones aparecerán a medida que avancen los capítulos.

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En el abismo de la mazmorra, el peligro acechaba en cada esquina y un mal paso podría significar una caída hacia la oscuridad sin fin. Percy y Eli eran conscientes de ello.

Eli se encontraba al borde del precipicio, con el vacío extendiéndose ante ellos como un abismo sin fondo, la absoluta oscuridad no evitaba la visibilidad del fondo.

—¡PERCY!...

Un escalofrío recorrió la columna de Eri cuando un trozo de roca cedió bajo su espalda, enviándola directamente por el abismo, sus manos se agitaron en busca de algo para aferrarse, pero la caída parecía inevitable.

En un acto de pura determinación y valentía, Percy se lanzó hacia adelante con la esperanza de salvar a Eli.

—Eli —Percy dio un gran salto y sujetó a Eri fuertemente del brazo evitando que esta cayera al vacío— sujétate bien, te subiré en seguida—

Sus dedos se cerraron alrededor de ella con firmeza, ofreciendo un ancla en medio del caos.

Con un grito ahogado, Eli se aferró desesperadamente a la mano de Percy, sintiendo la fuerza de su agarre como un ancla que la sostiene en medio de la tormenta. Juntos, lucharon contra la fuerza del abismo...

En un esfuerzo conjunto, Percy y Eli lograron estabilizarse en el borde del precipicio, sus corazones latiendo en sus gargantas mientras se aferran el uno al otro. El peligro había pasado por ahora, pero la sensación de vulnerabilidad aún colgaba en el aire como una espada sobre sus cabezas.

Con la respiración entrecortada y los pulmones llenos de aire, Percy y Eli se miraron el uno al otro con gratitud y alivio.

—¿Sabes? Después de todo, un mestizo a mi lado no es mala idea. —dijo Eli

—¿Ya me puedes explicar que rayos significa esa palabra? —respondió Percy

—Prometo que lo haré, una vez que salgamos de este maldito lugar—

Percy y Eli miraron hacia el abismo

—Esta zona parece ser frágil —dijo Eli— vayamos a terreno más estable, en dónde el piso no se colapse—

—Espera un momento Eli —Percy sujetó la antorcha y la acercó al lugar en dónde Eli casi pierde la vida— ¿Puedes ver el fondo?

—Hmmm... No

—Muy bien, veamos si tiene fondo puede que nos conduzca a la salida.

Percy partió en dos la antorcha que llevaba consigo, encendió la parte sin llama y la lanzó hacia el abismo, no sabía que pasaría con esta acción, sin embargo, si la antorcha llegaba al suelo y aún era posible verla significaba que podían bajar a explorar la zona en busca de una salida.

"PUM" la antorcha tocó fondo rápidamente

—¡Vaya! —dijo Eli con asombro— No era tan fondo después de todo

—Son alrededor de quince metros —dijo Percy— aun así bajar representa un peligro—

—¿Tienes un plan? —preguntó Eli

—Me temo que ninguno, si fuera un maestro fuego bajaría sin problemas usando fuego control. ¿Qué hay de ti? ¿Eres un maestro fuego cierto?

—Nunca dije eso —respondió Eli negando con la cabeza— estoy en tus mismas condiciones.

—Entonces tendremos que abandonar la idea de bajar por aquí —dijo Percy— hay que buscar otra ruta.

La mazmorra comenzó a temblar y un olor emanaba del abismo.

—¿Qué está pasando? —dijo Percy, no comprendía lo que sucedía, pero el olor proveniente del abismo le trajo viejos recuerdos— Espera un momento... Eli ¿Puedes oler eso?

—Tenemos que salir de aquí, es posible que la cámara entera se colapse. ¡Hay que buscar la salida Percy! —dijo Eli

—¿Hueles eso?

—Percy, tomemos el mismo camino por el que llegamos, no tenemos otra opción. Intentemos esquivar al monstruo que ronda por ahí.

—¡Eli! —esta vez Percy gritó el nombre de su compañera

—¡¿Qué?! Intento pensar mestizo

—¿Hueles eso?—

—¿Eso es lo que te preocupa? —respondió Eli mientras una vena en su frente se marcaba con determinación

—¡Solo responde! —dijo Percy—

—¡SIII! Huele asqueroso, como si un montón de cadáveres quemados estuvieran ahí abajo.

—¡Exacto! —dijo Percy—

—¿Y eso de que mierda nos sirve ahora mestizo? ¿Eres idiota?—

—No lo entiendes —dijo Percy— ¡Eslizones! esta mazmorra debe de estar llena de esas malditas lagartijas. Todo encaja. Ausencia de monstruos, pisadas, olor a carne quemada. ¡Estamos en medio de su guarida!—

—¿Qué?...—

—¡Eslizones! esta mazmorra debe de estar llena...—

—¡Esa parte si la entendí! —dijo Eli al taparle la boca a Percy— pero... ¿eso no significa que estamos en problemas?—

—Ah, hmmm. Supongo que estamos jodidos JAJAJA —Percy comenzó a reír tranquilamente mientras que Eli no entendía el motivo

—Mestizo... Acaso perdiste la cordura —dijo Eli—

—¿De qué hablas? —respondió Percy— Es solo que yo entré a este desastre con la esperanza de que un amigo no se expusiera al peligro y míranos, realmente estamos jodidos. ¿No te parece gracioso?—

Percy apenas recuperaba el aliento después de la carcajada que le provocó aquel evento cuando los sonidos de los eslizones resonaron en los pasillos cercanos, anunciando su llegada con gruñidos brutales y el sonido sordo de sus pasos pesados. Percy y Eli intercambiaron miradas de alarma, sus instintos de supervivencia inmediatamente les obligó a esconderse y sin perder un solo segundo, Percy y Eli se lanzaron hacia un hueco entre las rocas y cristales cercanos.

—¡Te lo dije Eli! ¡Eslizones! Tenía razón —dijo Percy

—Si te felicito mestizo por tu gran deducción -—respondió Eli con sarcasmo antes de exclamar las siguientes palabras — ¡ahora hay que buscar la forma de salir de esto con vida!—

Ambos se arrastraron en silencio, moviéndose con cuidado para evitar hacer ruido que pudiera delatar su posición. Con el corazón latiendo con fuerza en sus gargantas, se acurrucaron juntos en su escondite improvisado, manteniendo la respiración contenida mientras los eslizones se acercaban cada vez más. El sonido de sus pasos resonaba en el aire, cada vez más cerca, como el eco de un destino inevitable que se avecinaba.

Eli apretó la mano de Percy con fuerza, sus ojos llenos de preocupación y miedo mientras esperaban en silencio, con el corazón en la boca. Percy le devolvió el apretón con igual intensidad dándole a entender que se mantuviera en silencio, sus sentidos en alerta máxima mientras se preparaban para enfrentar lo que fuera que viniera.

Finalmente, los eslizones pasaron a su lado, su presencia pasó desapercibida. La sensación de alivio inundaba sus cuerpos cuando los sonidos de los eslizones se escuchaban cada vez más lejos.

Por un momento, permanecieron inmóviles en su escondite, dejando que la tensión del momento se disipara lentamente. Entonces, con un suspiro de alivio, Percy y Eli se atrevieron a salir de su refugio improvisado, preparados para escapar de la mazmorra, sin embargo, esta tarea no sería nada fácil de completar ya que se dieron cuenta que múltiples eslizones custodiaban el camino por el que llegaron.

—¿Qué vamos a hacer? —preguntó Eli en voz baja— esas malditas cosas están por todo el lugar, son demasiadas—

—Supongo que tendremos que pelear —respondió Percy— ¿Has combatido con estas cosas antes?

—¿Qué? Por supuesto que no—

—Muy bien entonces usa esto —Percy le entregó a Eli un paquete que su amigo Harru le había dado, este contenía múltiples púas de eslizón recuperadas de su batalla pasada— ten cuidado al manejarlo, cada púa está cargada con veneno de eslizón, si te picas accidentalmente quedarás paralizada y esas malditas bestias te comerán—

—¡¿Hablas en serio sobre enfrentar a esas cosas?! —pregunto Eli incrédula— son demasiadas...

—Veintisiete para ser exactos, pero míralos bien, su piel aún no adoptó el color característico de los eslizones—

—¿Eso qué significa?

—Significa que todas estas malditas cosas son eslizones jóvenes, carecen de experiencia cazando a sus presas y su veneno no tiene la potencia necesaria. A decir verdad, es sumamente raro ver a un grupo de machos jóvenes tan grande juntos, pero me preocuparé por eso después—

—¿De qué hablas?... —pregunto Eli antes de ser interrumpida por Percy—

—¡Escúchame con atención Eli!. En el momento que esas cosas me vean se moverán hacia mi intentando devorarme. Aprovecha ese momento para correr por donde llegamos, corre lo más rápido que puedas hasta salir de la mazmorra, con un poco de suerte no te encontrarás otro en el camino y si lo haces utiliza el veneno que te di—

—¡No puedes estar hablando en serio Percy, es imposible que sobrevivas peleando con tantos monstruos, esto no es un juego!—

Percy miró a Eli por un instante con la mirada fija hacia el rostro de Eli, quien mira con preocupación a su alrededor, buscando una manera diferente de poder escapar del peligro inminente. Percy, con una mirada intensa sostuvo la mirada de Eli, transmitiendo un mensaje de confianza y determinación. Reflexiona brevemente sobre la situación actual, consciente de que deben actuar con rapidez para sobrevivir o de lo contrario los eslizones los encontrarán acabando con toda esperanza de algún escape. Sin embargo, su expresión se suaviza en una sonrisa reconfortante mientras pronuncia las palabras que transmiten tanto coraje como esperanza.

—Sé que esto no es un juego —respondió Percy mostrando una alegre sonrisa— es una competencia...—

Con un gesto rápido, Percy se aparta de Eli y se prepara para enfrentar a los peligrosos eslizones. Desenvaina su espada al mismo tiempo que sale corriendo.

Con determinación en sus pasos, Percy se lanza hacia el enfrentamiento con los eslizones y de un salto Percy se aproximó al eslizón más cercano clavando su filo de su espada fuertemente en la cabeza de la bestia derribándola inmediatamente.

—¡UNO MENOS! —dijo Percy gritando, intentando llamar la atención de los eslizones restantes— ¡VENGAS MALDITAS BESTIAS, ACABARÉ CON TODOS!—

Su acción proporciona a Eli la oportunidad de escapar de la mazmorra, en medio de la oscuridad y el peligro la cual no fue desaprovechada.

—Muy bien y ahora como rayos voy a acabar con ustedes —se dijo Percy a si mismo— la verdad no creí que funcionaria el plan saben, esperaba que algunos de ustedes se dieran cuenta del olor de una chica o alguno parecido y fueran tras ella. ¡Son pésimos monstruos!—

Al instante miró hacia atrás para ver una bestia volar por encima de cabeza, saltando entre las rocas puntiagudas de la caverna. Sus colmillos se descubrieron apuntaron a la garganta de Percy.

Percy instintivamente usó su espada para protegerse. Justo antes de que las puntas de sus colmillos estuvieran a punto de perforar la carne de Percy, la punta de la espada de Percy perforó el cuello de la bestia, atravesándolo perfectamente y matándolo instantáneamente.

—¡Whoa!—

Inmediatamente Percy lanzó a la criatura hacia sus compañeros con un suspiro exasperado.

—Eso estuvo más cerca de lo que pensé. Pero ahora que los miro de cerca no son tan grandes.—

Percy miró el cuerpo que yacía a su lado. Ya era un cadáver sin vida y a pesar de que sabía perfectamente que era una criatura peligrosa, no le generaba temor alguno.

—¿Quién es el siguiente?—

Las bestias rugieron y le atacaron sin piedad.

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Habían transcurrido unos diez minutos desde que Eli se había ido. Como había planeado Percy, las bestias se habían reunido alrededor de él. En medio de un combate excepcionalmente duro ante un gran número de monstruos... no tuvo otra opción más que correr por la enorme cámara para salvar su vida.

—¡Mierda! Crea que podía luchar contra todos ellos al mismo tiempo. — Percy dijo sus pensamientos en voz alto, pero su resistencia simplemente no se mantuvo tan bien como esperaba.

Las bestias habían tratado de comerse a Percy todo el rato, llegando uno tras otro, sus números pronto excedieron cualquier cosa que podría manejar. Percy había utilizado su espada para sacar a unos quince eslizones del camino, pero seguían apareciendo uno tras otro conforme los asesinaba.

Percy podía presumir de la habilidad atlética que se encontraba por encima de lo normal, pero le preocupaba que su resistencia lo traicionase y sin duda las bestias que lo persiguen eran muy conscientes de eso por lo cual no dejaban de atacar.

—Parece que es finalmente el momento de desatar el poder oculto dentro de mi llamado escap-¡Aaarrrggg!—

Percy soltó un gemido doloroso mientras las garras de una bestia se hundían en su hombro derecho.

El dolor agudo se hundía profundamente en su hombro provocando una sensación como si el brazo se le fuera a desprender.

—¡Mierda!—

Justo después del ataque, la caverna se llenó de oscuridad ante los ojos de Percy y sus pies se encontraron en el aire.

Sus pies se clavaron en el cielo cuando una sensación flotante lo asaltó, como si su estómago de repente se encontrara en su boca. Al momento siguiente sus talones se encontraron en una ladera, perdiendo el equilibrio mientras se deslizaba.

—¡¿Acaso bastardos me tendieron una trampa?!—

A pesar de que Percy pudo acabar con quince de ellos y lograr esquivar todos sus ataques, mordeduras, garras filosas, y bolas de fuego repentinas. Percy tenía la idea de que solo eran bestias sin cerebro, había sido incapaz de sacudir su impresión de ellos como sólo animales.

Como resultado, el camino aparentemente viable que había seguido durante toda la batalla lo había llevado literalmente a un acantilado, el mismo en el cual Percy salvó a Eli de caer al vacío.

—¡MALDITA SEA OLVIDE QUE ESO ESTABA AQUÍ!—

El grito de Percy hizo que su garganta temblara mientras se deslizaba hacia abajo en un ángulo bastante inclinado.

Su lado izquierdo raspó contra el suelo cuando la espada que portaba la clavó en el suelo fuertemente, impidiendo deslizarse más lejos. Cuando él miró, se encontraba a escasos metros del final del acantilado.

—Si hubiera sido un segundo más lento, seguramente habría muerto— dijo mirando el pedazo de antorcha casi consumida en el fondo

Cuando él levantó la vista, varios eslizones que lo perseguían aullaban como perros domesticados y rodeaban el borde del precipicio, mirándolo y babeando al mismo tiempo. Sabían perfectamente que si se lanzaban contra Percy no tendrían la misma suerte que él y caerían por acantilado sin la suerte para sujetarse.

—¡¿Qué le parece malditos bastardos?! ¡VAMOS! ¡INTENTEN DEVORARME SI TIENEN EL VALOR!—

Percy miraba como los eslizones babeaban por él encima del precipicio.

—¿Creían que iba a morir por algo tan simple como esto? JAJAJAJAJAJAJA—

Las carcajadas de Percy se escuchaban por toda la mazmorra y las bestias solo gruñían.

—JAJAJAJAJA ¿QUE LES PASA? SON UNOS MALDITOS COBAR... ¿Eh?

Al mirar abajo, varios eslizones se encontraban al fondo del precipicio, mirando fervientemente a Percy colgar del barranco y esperando su caída, lo más probable sea que lo coman después de la caída contra el suelo, una vez que sus huesos están rotos e inmovilizado los eslizones se abalanzaron sobre él sin remordimientos.

—Malditos... ¿Este fue su plan desde el inicio?— dijo Percy, incrédulo ante al cambio de su situación

Percy pensaba todos los escenarios posibles en busca de uno que le permitiera salir de ahí con vida, al mirar sobre su cabeza, los eslizones lo miraban derramando baba sin parar, como si lo invitaran a entrar a sus bocas por voluntad propia. Debajo de él, un número mayor de eslizones al fondo del barranco esperando su caída.

—¡PERCY sujétate fuerte!

Una enorme ráfaga de viento proveniente de su lado izquierdo arrasó con las bestias que se encontraban debajo de él, levantando una enorme nube de polvo, Percy se sujetó a su espada con todas sus fuerzas para evitar caerse y al mirar abajo no podía distinguir nada.

—¿Pero qué...? —dijo Percy confundido

La nube comenzó a disiparse lentamente y en cuestión de unos minutos Percy pudo observar lo que había pasado, el hedor a sangre inundaba por completo la mazmorra, un olor a metal se impregnaba en la nariz, las paredes salpicadas de sangre proveniente de los enemigos, sin embargo, algo raro sucedió.

Todos los monstruos habían sido contados a la mitad sin excepción alguna, dividiendo el cuerpo del animal en dos enormes porciones, una de ellas con la cabeza intacta y la otra con las extremidades traseras.

—¡Percy! apresúrate a bajar que tenemos que salir de aquí ahora mismo antes que los demás lleguen—

De manera rápida y sin tener tiempo Percy se apresuró a bajar del acantilado, sujetándose de las rocas y afirmando su paso conforme seguía el trayecto, con una mano clavaba la espada en lo más profundo de la roca y con la otra intentaba encontrar el mejor camino.

—¿Eli? —preguntó Percy totalmente sorprendido— ¿no habías huido desde hace rato a la superficie?

—No podía dejarte solo—

—¿Acaso estás loca? —respondió Percy— de esta manera ambos terminaremos muertos. Mi sacrificio no sirvió de nada...

—¡Argggg! eres insufrible, solo estoy tratando de ayudarte maldito amargado y...

Pisadas y rugidos se aproximaban desde lo lejos hacia la ubicación de Percy y Eli, deteniendo la discusión de los dos

—Creo que lo discutiremos luego... —dijo Percy

—Estoy de acuerdo —respondió Eli antes de se alejaran de ahí...

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El aliento de ambos se encontraba agitado, el sudor empapaba sus cuerpos, así que respiraban dolorosamente

Corriendo con todas sus fuerzas, inclinando el cuerpo hacia adelante para reducir la resistencia del viento, incluso el más mínimo. Pero los sonidos de los pasos de sus perseguidores no disminuyeron, sonaron a su lado, como si estuvieran burlando el intento de Percy y Eli por escapar. Las posibilidades de escapar eran prácticamente nulas en estos momentos.

Percy jadeaba como si estuviera desesperado por el oxígeno. Por lo que la boca de Percy estaba completamente abierta.

—¡Pero qué... cara más... horrible —dijo Eli igual sin aliento mientras trataba de recuperar el aire

Habían transcurrido poco más de quince minutos desde que Eli se había reunido nuevamente con Percy. Corriendo por las distintas cámaras subterráneas de la mazmorra con bestias justo detrás de ellos, de vez en cuando lanzaban leves bolas de fuego, pero estas eran evitadas con el mínimo esfuerzo.

—Tal parece que nuestros perseguidores son eslizones infantes. Puede que tengamos una pequeña oportunidad para salir de esta con vida —dijo Percy

—¡Y yo que creí que podías luchar contra ellos!

—¿Disculpa? —respondió Percy al comentario de Eli— Yo luché contra ellos antes de que tú llegaras. Solo que sus números aumentaron drásticamente he hice una retirada estratégica.

—¡Diossss! Estamos jodidos —dijo Eli— Esas malditas cosas te seguirán hasta la muerte, no tenemos mucho tiempo antes de que nos vuelvan a encontrar—

En ese preciso instante Percy miró por encima de su cabeza, un gran número de rocas descendieron por los costados de la mazmorra, aplastando a varias de las bestias, pero algunas de ellas solo sufrieron varios cortes en los costados de las patas, al subir sobre las rocas.

Percy reconoció de inmediato a las bestias con las que se enfrentó anteriormente.

—Estoy empezando a odiar las mazmorras...—

Al presentar su queja, Percy comprobó sus piernas entumecidas mientras se preparaba para continuar con la "retirada estratégica" con la mayor velocidad que pudiera dar. Él rezó para que las bestias decidieran dejarlas en paz ante las muertes y heridas que han sufrido.

Un momento antes de que Percy y Eli empezarán a correr a toda velocidad logró notar algo extraño.

Las bestias que se deslizaban por el acantilado y a los costados de la mazmorra parecían alterarse. Comenzaron a estremecerse sobre las rocas, y en el instante en que llegaron al suelo, empezaron a huir en todas direcciones.

—¿Huh? ¿Uh, estoy aquí, chicos...?

La vista de ellos esparciéndose como pequeñas arañas era un poco demasiado extraña.

—¿Qué está pasando aquí...? —El momento después de pensarlo, la explosión en lo alto del acantilado trajo la respuesta.

—¿Eh?—

Cuando volvió a levantar la vista, el cambio en lo alto del acantilado sorprendió a Percy, pero al instante comprendió.

Una silueta humana estaba ahora sobre el precipicio muy por encima de ellos.

Era una chica vestida con uniforme militar y armadura, portaba cadenas envueltas en llamas, mientras miraba por la pendiente con ojos repletos de ira.

En el momento en que los ojos de Percy se encontraron con esa mirada asesina, Percy estalló en sudor frío mientras experimentaba un mal sentimiento como ningún otro.

En un instante, la chica salto del alto acantilado para aterrizar en el suelo muy por debajo.

Percy se quedó sin aliento. Allí estaba, en lo profundo de la mazmorra, rodeado de eslizones hambrientos, cara a cara con una chica demoníaca sacada de una historia de terror y a su costado otra que apenas conocía "¿Esto es un poco injusto?" se dijo así mismo.

La presión que emanaba la chica desconocida le hacía dudar hasta de parpadear. No sabía qué podía pasar si apartaba los ojos de la amenaza que tenía ante él durante una fracción de segundo.

—¡Gracias al cielo! —Exclamó Eli— ahora si estamos salvados.

—¿Qué? —preguntó Percy— ¿Conoces a esa chica?

—Claro que sí, es mi hermana mayor Aneth

Ese mismo pensamiento trajo a Percy una sonrisa forzada, "¿Que clase de familia tienes?" se preguntaba, pero no se animó a mencionarlo.

La chica volvió la cabeza hacia Percy y Eli, mirándolos fijamente.

El atuendo militar de la chica estaba completamente cubierto de salpicaduras de sangre. Una capa de sangre fresca humedece la sangre seca debajo de ella en un espeluznante patrón de dos tonos.

Sus uñas eran largas y lo suficientemente afiladas como las garras de los eslizones presentes. Una cadena en llamas estaba enrollada a lo largo de sus brazos y un charco de sangre y pedazos de carne de eslizón la rodeaban, una combinación excepcionalmente perfecta para un primer encuentro.

Cuando miró, vio a muchas bestias esperando detrás de la sombra de las rocas y entre las sombras que estas proyectaban, los eslizones estaban observando cada uno de sus movimientos. Lo atacarían en el instante en que les mostrara la más mínima apertura.

Percy no podía moverse, los eslizones no podían moverse. Toda la situación dependería de la próxima acción de la tal "Aneth".

—Que tal mi nombre es Percy, un gusto conocerte...

—¡PERCY!

Eli interrumpió sus palabras mientras Aneth le lanzaba un ataque con sus cadenas con la fuerza de un tifón.

Era casi un milagro que Percy hubiera logrado doblar su cuerpo hacia la izquierda a tiempo. Tal vez fue una suerte que las piernas de Percy estuvieran un poco débiles, cansado de la competencia en la que participaba.

El costado de la cadena rozó su hombro derecho cuando pasó. La angustia por su carne arrancada envió una señal a su cerebro.

Mordiéndose para contener un grito lleno de dolor, Percy retrocedió unos pasos alejándose un poco de su posición inicial.

—¡Eso duele, maldita enferma!

Percy cubrió su hombro derecho con su mano. Un momento después, la cadena golpeó violentamente el lugar donde Percy acababa de salir, dejando un sendero serpenteante en el suelo dejando una marca negra haciendo evidente que esta se encontraba envuelta en llamas.

Si Percy hubiera sido un poco más lento en esquivar, su espalda hubiera llevado la misma marca.

—¡Hermana detente! —dijo Eli— Percy no es nuestro enemigo, ni siquiera sabe lo que es un mestizo—

—Eli... ¿Ya olvidaste que no podemos confiar en un mestizo? ¿Recuerdas lo que pasó la última vez que lo hiciste?

—Pero no...

Percy no entendía lo que estaba pasando y ciertamente ya estaba cansado de escuchar la misma palabra —Hasta ahora todavía no sé lo que es un mestizo— se decía.

La situación no podría ser peor rodeado de monstruos y una chica amante de la esclavitud sin mencionar que aún no había sido capaz de encontrar el pergamino que necesitaba.

—¡Eh, disculpen! —dijo Percy— ¡Mi nombre es Percy y creo ser el único en este maldito lugar sin comprender las cosas, tu linda hermana me salvó la vida hace unos momentos y no quiero ser mal agradecido, pero creo que tienen cosas que hablar así que si no les importa yo me iré y ustedes-whoa!

Antes de terminar sus palabras fue interrumpido nuevamente

Aleth comenzó a girar su cadena alrededor y de esta manera comenzó a pulverizar las rocas y las bestias a su alrededor mientras que Percy hizo un lanzamiento fuera de la trayectoria para lograr evadir el ataque y miró hacia atrás.

—¡Pero que grosero interrumpir a alguien de esa manera maldita psicópata, vi las caras de mi familia ante mis ojos! —

Mientras Percy gritaba, Aneth se inclinó hacia delante sujetando el extremo de su cadena y le colocó una bola de hierro puro —¡Ustedes los mestizos no lastimarán a mi familia de nuevo!—

En ese instante Aneth lanzó la bola de hierro, pero fue interrumpida por un par de eslizones detrás de ellas, instantes antes de que los afilados dientes de las bestias pudieran penetrar la armadura, Aneth saltó, usando el impulso para girar y elevarse por encima de las bestias evitando sus ataques para hacerlos explotar a ambos para entonces utilizar la bola de hierro.

Las bestias habían formado una segunda ola para atacar desde la espalda, pero aquella escena los hizo parar.

Aneth hizo girar su cadena y con un solo ataque horizontal desde el costado de las bestias pudo romper los vientres y los cráneos de aquellas que se encontraban más cercanas. Una de las bestias cayó a lado de Aneth, por lo que ella se apresuró a aplastar una de sus patas delanteras, una vez que la bestia estaba inmovilizada, utilizó su otro pie para patearlo en la cabeza rompiendo su cráneo cruelmente.

El ataque de las bestias continuaba, una segunda bestia saltó sobre ella, pero esto no era suficiente, la bola de hierro aplastó la cabeza de la bestia y una tercera se abalanzó sobre ella, pero Aneth envolvió el extremo anterior de la cadena dando como resultado la separación del cuerpo y la cabeza de la bestia.

La masacre continuó volviendo evidente que las bestias no podían compararse con el poder destructivo de aquella chica. Sin embargo...

—El número de bestias no para de subir —dijo Percy mientras daba un vistazo a su alrededor—

Aunque los eslizones veían a sus hermanos ser cortados, quemados, masacrados y descuartizados uno tras otro, no mostraban signos de detenerse. Mostraron sus colmillos, lanzaron bolas de fuego, aullaron y blandieron sus garras en contra de Aneth.

Una pila de cadáveres de eslizones se acumulaba, pero lograban tener pequeños logros, Percy se dio cuenta que la armadura que portaba la chica estaba desgastada y llena de fisuras y agujeros, estaba enrojecida no sólo por el exterior, también transcurría un sangrado fresco desde el interior.

La batalla ante sus ojos entre eslizones y una psicópata era extremadamente intensa, las bestias ya no prestaban atención a Percy y a Eli.

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