IV
Al escuchar la pregunta la expresión de la tal Filia cambió de ser una de sorpresa a ser una de nervios y miedo, su rostro comenzó a palidecer al igual que gotas de sudor frío aparecían en su frente, comenzabas a hacerte una idea de cual podía ser su respuesta.
—Ehh... b-bueno... ¿c-cómo se lo explico?... es que... y-yo... usted...
—¿Acaso es porque parezco... un monstruo? -comenzaste a acercarte a ella, el enojo se volvía a hacer presente dentro de ti, y eso se notaba fácilmente por tus ojos, los cuales comenzaban a tornarse de color rojo de nuevo.
—E-Es que... b-bueno... y-yo solo... -la joven ya no podía decir alguna palabra coherente por los nervios, solo balbucear palabras sin sentido alguno.
—¿Piensa que sería capaz de dañarla?... ¿que sería capaz de darle un golpe?... ¡¿o qué sería capaz de MATARLA?!
Te estabas comenzando a descontrolar, lentamente te ibas acercando a Filia hasta que los dos terminaron nuevamente adentro del mismo callejón, la chica estaba aterrorizada, lágrimas amenazaban con salir de sus ojos por la idea de estar a punto de morir.
Y no estaba tan equivocada, en ese momento no pensabas claramente las cosas, solamente querías descargar tu ira con lo que sea que tuvieras en frente, y eso que tenías frente a ti no era otra cosa que la joven Filia.
Levantaste la mano y la cerraste en un puño, apuntó de dar el primer golpe, pero algo te detuvo en ese instante, ver a esa chica tan asustada, apunto de llorar, te hizo volver en si, te sentiste fatal en ese momento, "¿en verdad estuve apunto de golpearla?", te preguntabas a ti mismo sintiéndote como la peor escoria del mundo.
Tus ojos volvieron a la normalidad, bajaste la mano que anteriormente amenazaba con hacerle daño, mientras que ella solamente se cubría el rostro con los brazos esperandose lo peor.
Quisiste disculparte por tus acciones tan precipitadas, acercaste una mano hacia ella con la intención de que bajara los brazos para poder verla a los ojos, y así lo hizo, ella se dignó a mirarte, se quedaron unos segundos mirándose el uno al otro fijamente, estabas a punto de comenzar con tu disculpa, claro que lo que iba a pasar después ni tu ni ella se lo esperaban.
Un golpe veloz y certero te hizo estamparte contra una pared cercana, eso te dolió bastante, al igual que te había hecho enojar nuevamente, solamente pudiste escuchar un grito de una voz gruesa y profunda diciéndote.
—¡No en mi guardia bastardo!
Lo que veían tus ojos era algo sin igual, el sombrero que la chica tenía puesto se había caído, revelando así a un ser con unos enormes y horrendos dientes como cuchillos, ubicado en la nuca de la joven, como si este fuera su cabello.
—¡Samson!, ¡¿qué es lo que hiciste?! -dijo la chica alterada con miedo a que eso te hubiera hecho enfadar, y estaba en lo correcto.
—¿No es obvio niña? -siguio hablando el ser melenudo- acabo de evitar que ese monstruo te hiciera daño, así que un "gracias" no estaría demás.
Okey, ¿el era una bola de pelos dientona con mal carácter y aliento a basurero, ubicado en la nuca de una chica, y todavía tenía el descaro de llamarte monstruo a ti?
—¡Pero si no iba a hacernos daño! -se quejó la chica con el ser tras su cabeza.
—¿Estas segura de eso? -dijo el ser de grandes dientes apuntando a tu dirección, la chica solo volteo para verte ensangrentado, jadeando notoriamente, con aire de querer estallar de la rabia y con esa brillante mirada rojo escarlata.
—Grrrrrr... -gruñias sonoramente como un animal rabioso... ¿o quizás era solo tu estómago que seguía completamente vacío?, fuera lo que fuera algo tenias bien claro en ese momento, tenías unas tremendas ganas de arrancarle a la chica esa bola de pelos parlante y cerrarle esa enorme bocota sucia y dientona.
No te hiciste esperar más y te acercaste a ellos dos, preparaste tu puño y una vez que acortaste la distancia diste el primer golpe, claro que no fue como lo esperabas.
El ser de cabello aparentemente llamado Samson rápidamente posó sus "extremidades" frente a la chica, así formando lo que parecía un escudo con picos que los protegía a ambos.
¿Esa cosa era realmente de cabello?, porque podrías jurar haber golpeado una enorme piedra en su lugar, claro que el dolor en tu mano no te hizo desistir y seguiste golpeando el escudo inútilmente, como si en algún momento los fueras a dañar.
—No puedo estar bloqueando sus golpes toda la vida -exclamo Samson- tu escoges niña, ¿o luchamos o salimos corriendo?
—Supongo que no nos queda de otra -se podía ver decisión en la mirada de Filia- ¡vamos Samson!
—¡Por supuesto!
En un segundo ambos pasaron de la defensiva a la ofensiva, el bocón te propinó un golpe que nuevamente te hizo estamparte contra una pared, lo cual te hizo enojarte más, dando así comienzo con la pelea.
El dúo era bastante habilidoso, en especial aquel Samson que tenía un repertorio de golpes sin igual, al parecer al ser tan maleable adoptaba varias formas diferentes para atacarte, dándole una fuerte ventaja por la cantidad de habilidades.
Un ataque simple pero eficaz con una extremidad hecha una punta afilada, otro ataque en el cual la chica extendía un brazo y la boca del monstruo cambiaba su posición para darte una poderosa mordida, un momento en el que el monstruo adquiría la forma de un pulpo y con sus tentáculos te estrujaba hasta romperte los huesos, un movimiento en el que se transformaba en una enorme y peluda tarántula, la cual te tomaba con sus enormes patas y te azotaba contra el suelo, un curioso movimiento en el que el melenudo adoptaba la forma de la parte delantera de una mula, y la chica representando a la parte trasera te daba un fuerte golpe directo a las costillas con ambos pies y una técnica de asimilar las alas de un murciélago para alejarse o acercarse hábilmente.
Esos y muchos otros eran los ataques con los que disponía el dúo, mientras que tu te quedabas corto con unos simples puñetazos, si no fuera porque la ira te tenía idiotizado totalmente al menos te dignarias en tirar patadas también.
Pero si bien tus golpes eran demasiado simples igualmente eran sumamente poderosos, el dúo se dio cuenta de eso cuando en más de una ocasión le hiciste un enorme agujero a las paredes y al suelo, tratando de dañarlos a ambos.
La situación dictaba que la victoria la tendrían la chica y el monstruo por saber cuando atacar y cuando cubrir o esquivar, pero el problema es que por más que te golpearan o cortaran no te hacían desistir, los cortés en tu piel se cerraban rápidamente, y los golpes solo te hacían más y más agresivo, al igual que más fuerte.
Al cabo de unos minutos la balanza se fue inclinando a tu favor, ya que el dúo poco a poco comenzaba a cansarse de la pelea mientras que tu seguías como si nada, y llego un punto en el que el dúo quedó igual que en el principio, contigo dando golpes a más no poder mientras el melenudo la hacía de escudo para que la chica no sufriera daño.
—¡Maldición! -exclamo el dienton con molestia- es más difícil deshacerse de este tipo que de las cucarachas.
—¡¿Qué vamos a hacer?! -pregunto la chica con miedo, cada vez tus golpes se hacían más fuertes y rápidos, y sabía que su compañero no aguantaría mucho más.
—Ehh... ¿lo sentimos?
El melenudo esperaba que su disculpa funcionara, pero en ese momento tú furia estaba a tope y te habías quedado sin la capacidad de razonar, así que respondiste como pudiste.
—¡AAAAAAAAHHHHHHHHH!
—Supongo que eso es un no, así que solo me queda hacer esto... -en un rapido movimiento te golpeo para arrojarte a una pared, y ya habiéndose librado de ti dijo- ¡corre por nuestras vidas niña!
La chica no se hizo del rogar y salió a toda velocidad del lugar, una vez que te reincorporaste los comenzaste a perseguir por las calles de la ciudad, el melenudo adoptó nuevamente la forma de alas de murciélago para escapar, mientras que tu como si de un cuadrúpedo se tratara te impulsabas tanto con tus brazos como con tus piernas.
El dúo ya estaba festejando por haber escapado ilesos, pero la alegría les duró poco cuando notaron que los perseguías a toda velocidad y que poco a poco te ibas acercando más y más a ellos.
—¡Samson!
—Yo me encargo.
Rápidamente el dúo comenzó a cambiar de dirección en cada calle que podían, tu tras estos cambios repentinos de dirección terminabas pasándote e inclusive chocando contra algún edificio, lo cual te hacía perder velocidad y les daba más ventaja.
Al final después de tantas vueltas y giros que dieron por las calles terminaste perdiendoles la pista, eso te molesto y todo lo que pudiste hacer para liberar tu ira fue dar un fuerte grito desgarrador.
—¡MALDICIOOOOOOOOOOOON!
Al cabo de un rato diste por terminada la acción, aunque el sentimiento de enojo aún no desaparecía del todo ya eras capaz de pensar con más claridad, y te pusiste a repasar lo que había ocurrido anteriormente.
Ante tu pelea contra Filia y el tal Samson te diste cuenta de que no actuaste de la mejor manera, quisas hubiera sido mejor haber aceptado la disculpa que te quisieron dar, pero estabas tan cegado por la ira que no pensabas con claridad las cosas.
—¿Y si la gente tiene razón?... ¿y si realmente soy solo un monstruo?
Eso te hizo sentirte mal, el hecho de que fueras aquello de lo que se te acusaba realmente era increíble, que fueras un ser que no hacía otra cosa más que lastimar a otros te hizo sentir un fuerte golpe en el pecho, un golpe directo al corazón, casi como si en ese momento te hubieran...
Disparado...
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