III
Sentiste un horrible dolor cuando las balas impactaron en tu cuerpo, una en el hombro derecho, otra en el pecho y una en la pierna, caíste al suelo mientras te desangrabas, gritabas por el dolor mientras te retorcías en agonía.
Al final el flaco se acercó a ti y te dio 5 tiros al lado derecho de la cabeza, no porque quisiera acabar con tu sufrimiento, sino porque quería asegurarse de que estuvieras bien tieso, la chica solo miró tu cuerpo inerte en el suelo mientras de este brotaban chorros de un líquido espeso y negruzco, el cual era tu sangre.
—Lamento que tuvieras que ver eso -se disculpó el tipo con la chica mientras que guardaba el arma para no asustarla- ahora, ¿en qué estábamos?
El sujeto se volvió a acercar a la joven queriendo seguir con lo que había dejado pendiente, aunque un fétido olor llamó la atención del flaco y la chica.
—¡Demonios!, ¿de dónde viene esa peste? -el tipo busco con la mirada, hasta que su vista se posó sobre tu cuerpo inerte- no, es imposible que este apestando tan rápido... quédate aquí.
Se acercó para revisar tu cuerpo con detalle, y en efecto era tu cuerpo el que emanaba tan fuerte hedor, más específicamente tu sangre derramada, como le parecía muy repugnante el olor quiso deshacerse de tu cuerpo, así que se acercó más a ti para tirarte en algún contenedor de basura cercano... grave error, ya que ocurrió algo que ni él, ni la chica, y ni siquiera tu mismo habrían imaginado.
—¡AAAAAAAAAAHHHHHHHH!
—¡¿Pero que...?!
El flaco cayó al suelo por la impresión, era algo increíble, y no en un buen sentido, en un segundo te habías levantado del suelo soltando un grito desgarrador, sin esfuerzo alguno las balas salieron de tu cuerpo cayendo al suelo, al igual que tus heridas se sellaron por si solas sin dejar marca alguna, y la cereza que coronaba el pastel de esta escena tan aterradora y antinatural, era que tus ojos se habían vuelto de un intenso y brillante rojo escarlata.
—Tu... -dijiste con una inmensa cantidad de ira en tu ser, y el aspecto que tenias solo volvía más aterradora la escena, te fuiste acercando poco a poco al flaco el cual se veía completamente asustado.
—¡A-Aléjate de mi!
El tipo se puso de pie y volvió a dispararte una y otra vez hasta que su arma se quedó sin munición, se quedó más asustando al ver que ahora las balas no te habían derribado, solo te hacían detener unos segundos, el enojo te hacía enfocarte menos en el dolor y más en el sujeto.
El tipo ahora sin nada para defenderse retrocedió lentamente, en un momento tropezó pero siguió retrocediendo hasta que terminó acorralado.
Una vez que lo tuviste cerca te agachaste y lo tomaste del cuello de la camisa, lo acercaste a tu rostro para poder verlo mejor, gotas de sudor frío recorrían su frente, al igual que cerraba los ojos fuertemente esperandose lo peor.
Antes de que hicieras cualquier cosa dirigiste tu mirada a la chica, se veía paralizada, creía que después de que acabaras con el tipo ella sería la siguiente, si no estuvieras en medio de la única salida seguramente ya se habría ido corriendo despavorida.
Algo en su mirada apaciguó tu ira, logrando así que entraras en razón, al igual que tus ojos dejaron de trasmitir ese color rojo brillante, claro que te volviste a molestar cuando dirigiste tu mirada devuelta al flaco, no ibas a dañarlo, pero no lo dejaste ir sin una advertencia.
—No vuelvas... a acercarte a ella... ¿está claro? -dijiste jadeando pero en un tono intimidante, aunque esa no era tu intención funcionó bastante bien.
El flaco solo pudo asentir repetidamente, a lo que tú aflojaste tu agarre dejándolo libre, el solo se echó a correr despavorido y a tropezones, saliendo así del callejón.
Dirigiste tu mirada devuelta a la chica, ella respiraba bastante agitada mientras que no te quitaba el ojo de encima, era obvio que te tenía miedo, ¿pero por qué?, ¿qué era lo que tenías para que todo el que te viera quisiera salir corriendo o acabar con tu vida?, ¿acaso eras alguien peligroso y temido por aquellos rumbos?, ¿habías sido partícipe en inolvidables desastres y catástrofes?, ¿habías acabado con la vida de inocentes en tiempos anteriores?, en ese momento deseabas poder recordar por lo menos algún fragmento de tu pasado.
Lentamente trataste de acercarte a la chica, a lo que ella respondió alejándose lo más que podía de ti.
—¡N-No te me acerques! -dijo con la voz muy temblorosa, producto de los nervios y el miedo- n-no me obligues a hacerte daño.
Ella trataba de sonar intimidante para que no hicieras nada, sin éxito alguno, honestamente no creías que ella tuviera la capacidad de dañarte, no porque te pareciera débil, sino porque más bien parecía querer irse de allí lo más pronto posible y evitar tener que enfrentarse contigo.
Te quedaste parado a unos cuantos metros de ella, observándola detenidamente, ella hacía exactamente lo mismo, observandote de arriba a abajo, esperando a que hicieras algo contra ella, algo que obviamente no ocurría.
—Tranquila... -soltaste finalmente dejando a la chica tanto impresionada como confundida- no voy a hacerle daño.
—P-Puedes... hablar.
¿Era enserio?, ¿le sorprendía el hecho de que estuvieras articulando palabras claras y concisas para llevar a cabo una conversación tranquila y pacífica?
—¿Enserio le sorprende que le esté hablando?
—N-No no, para nada ¿cómo cree? -o creía que eras lo suficientemente estupido para no darte cuenta de que te mentía, o es que no sabía disimular para nada, en todo caso no pudiste evitar enfadarte.
Al final solo suspiraste, diste media vuelta y caminaste la salida diciendo.
—Como sea... solo quería sacarla de ese embrollo, pero supongo que mi ayuda no es aceptada.
Seguiste tu paso afuera del callejón, hasta que sentiste algo sujetando tu muñeca, dirigiste tu mirada hacia atrás y notaste que era la chica quien te estaba deteniendo.
—¡Al contrario! -su actitud temerosa y desconfiada desapareció de repente- te agradezco que hayas ahuyentado al tipo, si no hubieras llegado a tiempo quien sabe que tanto me habría hecho -dijo mientras te soltaba del brazo.
Por un momento te pareció escuchar un "lo hubiera hecho mejor..." seguido de que la chica sujeto fuertemente su sombrero, lo cual era raro, ya que no sentías alguna brisa de aire o algo por el estilo.
—No fue nada... solo quería ayudarla señorita -comenzabas a creer que te estabas volviendo loco, esta vez escuchaste un "estupido cara de..." y nuevamente la chica agarró con fuerza su sombrero.
—Pues muchas gracias, es usted muy amable -dijo la joven con una sonrisa.
Finalmente, después de varios insultos, críticas y hasta maltratos, habias recibido un halago en toda la noche, se sentía tan bien que alguien valorara tus buenas acciones, los dos salieron de aquel callejón con calma.
—Bueno... qué pase buena noche señorita.
Te diste la vuelta, ambos se disponían a seguir por su camino con tranquilidad, tenías un cálido sentimiento en tu pecho por haberla ayudado, y tu recompensa había sido un amable y sincero agradecimiento, algo con lo que estabas bastante feliz y conforme.
Pero antes de que te fueras del lugar te paraste en seco, en tu cabeza se generó una duda respecto a lo anteriormente acontecido y querias responderla, aprovechando que tenías la oportunidad.
—¡Señorita! -dijiste por lo alto llamando la atención de la chica, la cual no se encontraba muy alejada.
—¿Si? -dijo la joven dando la vuelta para posteriormente caminar devuelta a tu posición.
—Disculpe usted la molestia, pero me quedé pensando un rato sobre lo que paso antes, y hay algo que quisiera preguntarle al respecto.
—¡Oh, que despistada! -exclamo la joven con algo de vergüenza- lo siento mucho, mi nombre es Filia -se presentó la chica mostrando una sonrisa.
—Eh... no, no era eso a lo que me refería.
—¿Entonces qué cosa es? -pregunto con cierta intriga.
—Vera, respecto a lo que pasó anteriormente en el callejón quería saber.
¿Por que tenía miedo de mi?
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