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Hace unos segundos estaba más que emocionado, en medio de la habitación preparando toda la utilería que había ido juntando con el tiempo, literalmente, encima. En el suelo aún estaban las velas, acomodadas según el libro y el buen circulo que, según leyó, era necesario para llevar a cabo uno de los tantos hechizos que había intentado realizar, amarres sin sentido de los que aún no se daba por vencido, porque si el anterior había demostrado que Oneiros no era exactamente tan inmune a ellos como decía en un principio, entonces tenía oportunidad de que algo pasara si lo seguía intentando.
Y por eso ahí estaba, en su habitación donde tuvo que mover la cama y varios muebles más, asegurándose de darle un aspecto de "culto" al lugar, como recordaba haber visto en una que otra película de terror a las que se había hecho adicto recientemente, sobre todo esas que hablaban o mencionaban la brujería que el mismo estaba intentando realizar, aunque nunca acercándose a lo más mínimo de pensar en sacrificar algo, el color rojo de las letras era pintura fácilmente removible, nunca sangre, jamás. El dios menor lo iba a reñir si se le ocurría ensuciar demasiado el cuarto y luego le recordaría por siempre la cantidad de trabajo de más que le terminaba dando a las almas, que realmente no es como si le importaran, pero de seguro fingiría que lo hacían con tal de culparlo de algo.
Así que simplemente respiro profundo, mirando las letras en un idioma que no conocía y que ni siquiera se había molestado en poner atención, únicamente poniéndolas ahí, porque el circulo en el libro las tenía, y si estaban ahí, tenía que ser por algo.
Leyó el libro de tapa negra que tenía entre sus manos, fuera del circulo, esperando pacientemente el momento en que Oneiros entrara por la puerta de su habitación, con la esperanza de que no se fijara en todo lo que había hecho o que se quedara estupefacto durante un momento, dándole el tiempo más que suficiente para recitar el hechizo que, al igual que las palabras, estaba en un idioma que no conocía y simplemente lo iba a recitar como el mismo se diera a entender, ¿haría alguna diferencia? Esperaba realmente que no, aunque si el hechizo no funcionaba, bien podría ser porque no lo haba dicho como era.
Respiro profundo, hinchando su pecho con emoción mientras ve como el picaporte se mueve, sus dedos se mueven con nervios sobre las hojas y el cuero negro, demasiado paciente mientras aguarda la oportunidad perfecta para decir las palabras que no entiende.
¿Qué es lo peor que podría pasar?
Absolutamente, todo.
Tarda su tiempo en reaccionar, semi inconsciente después de, aparentemente, haber recibido alguna especie de golpe viniendo de algún lugar, casi al mismo tiempo en que la extraña luz cegadora había envuelto la habitación por completo y los hizo ciegos por una cantidad de tiempo a la que simplemente no había podido prestar atención, demasiado aturdido por el golpe recibido, semi inconsciente recostado sobre su propia espalda mientras intentaba mirar... Algo.
Su cuerpo se siente demasiado pesado, mas de lo que debería, y mientras su vista se asienta, poco a poco es capaz de reconocer ciertas cosas que deberían de haber sido obvias desde el principio, su cabello esta esparcido de una forma extraña, probablemente por la forma en que cayo contra el piso, estorbándole a la vista cuando fue capaz de reconocer algunas velas apagadas y el libro de magia negra contra la pared, probablemente empujado hacia allá por la fuerza que se había ejercido para tumbarlo.
Tarda en procesar que, tal vez, esta demasiado tranquilo para la situación en la que se encuentra, pero siente y sabe que está en confianza, aun si la única otra persona en el cuarto era quien lo había golpeado, en el fondo sabe que se lo merece, tenia que haberle echo caso y dejar de jugar con ese libro.
Debería de haber sabido que algo estaba mal cuando comenzó a sentir mas frio de lo normal, aunque no era capaz de ubicar, aun, en que parte de su cuerpo sentía el frio, con su propia respiración acelerándose lentamente ante una situación que su adormecida mente no era capaz de procesar por completo. Siente y ve a Oneiros arrastrarse encima de su cuerpo, sin verlo en ningún momento, acomodándose de tal forma que quedaba entre sus piernas, con su rostro oculto en su hombro, aparentemente temblando. Por costumbre alza los brazos, acariciando su espalda perezosamente como si fuera cualquier otro día, sintiendo un poco de culpa por lo ocurrido, aun confundido por los hechos ocurridos, intentando juntar las piezas de un rompecabezas que no parece tener ni pies ni cabeza.
Y entonces, su mente queda en blanco por un momento, con su cuerpo tensándose por completo cuando siente como lo penetra de una sola estocada, sin prepararlo, sin pensárselo dos veces, entrando en seco mientras algo, en la punta de su miembro, parecía desgarrar sus paredes sin piedad, empeorando la situación cuando su cuerpo, por inercia quería suponer, intentaba hacer todo lo posible para apretarse a su alrededor, evitando que se moviera aun, que le diera tiempo a reaccionar o tan siquiera acostumbrarse. Pero nada de eso viene cuando Oneiros se fuerza nuevamente, sus uñas mas largas de lo normal se clavan en sus costados, atravesando la ropa y picando la piel como si fuera a romperla en algún momento, su frente afiebrada contra el suelo mismo a un lado de uno de sus hombros, gruñendo como bestia, moviéndose con violencia y forzando al cuerpo que tenia sostenido a aceptarlo sin darle tiempo.
Por primera vez en mucho tiempo quiso gritar, patalear, tomar fuerzas de algún lado para darle algún buen golpe y obligar a que se detuviera, pero lo único que podía hacer ante la sorpresa y el dolor, era mantener la boca abierta sin dejar salir ningún sonido, sus piernas paralizadas, así como sus manos hacían lo que podían para sostenerse de la espalda del dios menor.
Hasta que se detuvo.
No sintió ninguna clase de alivio cuando lo sintió golpear con fuerza, lo que parecía ser, una ultima vez, antes de sentir una calidez llenarlo, que en otro momento podría haber sido agradable, de no ser que las lagrimas finalmente comenzaron a correr por su rostro cuando le ardió la manera en que aquello se asentaba sobre las heridas que creía tener en el interior. Así que mordió su labio, con fuerza, usando la misma para apretar la camisa de licra mientras sentía como se retiraba de su interior, escuchando un "pop" cuando finalmente se sintió "vacío", dejando salir un único suspiro de alivio cuando su cuerpo finalmente parecido tener un descanso.
¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?... ¡¿Qué?!
Tiene la vista nublada cuando intenta enfocar el techo, por un momento incluso puede jurar que ve estrellitas a pesar de que hay mas oscuridad que luz en la habitación, por un momento deja ir sus piernas, adoloridas por la fuerza que había puesto al tenerlas, literalmente, entumecidas en una sola posición sin siquiera poder coordinar en hacer algo con ellas, con sus dedos relajándose sobre la tela negra mientras intenta enfocar a la cabeza plateada que aun descansa a su lado, con la frente clavada en el suelo, como si no quisiera ver nada mas que el piso de la habitación.
Y entonces lo nota.
Por un momento cree que su vista distorsionada lo esta engañando, así que entrecierra los ojos intentando recuperarla, aunque sea por solo un momento, y oh por... ¿Qué demonios?
Siente su boca secarse aún más cuando dos pequeños bultos en la cabeza de Oneiros se mueven y medio giran, viendo entonces con más claridad que sí, son orejas, orejitas plateadas que por la manera en que se movían y giraban le hacían acordarse a los... Felinos...
Respira lentamente, sus dedos acarician con cuidado la espalda que se siente demasiado caliente para ser normal, intenta apartar la vista de la cabeza plateada mientras una luz roja, finalmente, parece encenderse en su cabeza y le apura a salir de ahí, traga la poca saliva que su boca es capaz de generar mientras intenta pensar en una manera de quitárselo de encima... Antes de sentir como se restriega una vez mas contra su entrada y entonces, es cuando finalmente cae en cuenta de que si, oh demonios, el estúpido hechizo le había dado partes de gato.
Lo que incluía dolorosas espinas en...
—¡Oneiros basta!
Es capaz de finalmente gritar cuando lo siente hundirse de nuevo en su cuerpo, él está frio, aunque el dios menor parece estar ardiendo en fiebre, una que no le deja y, aparentemente, para bajar su temperatura corporal su cuerpo lo estaba... ¿incitando a copular?
¡¿Qué mierda de hechizo había realizado?!
Cierra los ojos, una vez más, aferrándose a la espalda mientras sus piernas se elevan nuevamente, pero las mantiene quietas, a los lados de Oneiros mientras siente su cuerpo ser arrastrado en el suelo en un doloroso ir y venir, mordiéndose el labio cuando su cuerpo poco a poco comenzaba a desdibujar la línea entre el placer y el dolor, sobre todo, cuando este primero había comenzado a aparecer en el momento en que la fricción en los surcos había comenzado a darle... Placer.
Fue en la tercera vez que su cuerpo finalmente pudo convulsionar en paz, su propia cabeza había golpeado voluntariamente contra el suelo mientras el orgasmo lo alcanzaba, sintiéndose ligeramente pesado del vientre por lo poco que necesitaba Oneiros para llegar en su interior, maldiciendo por lo bajo por la cantidad en que se corría la cual no parecía disminuir.
No quiso abrir los ojos mientras su cuerpo pasaba por el post orgasmo, intentando imaginar que todo había terminado ahí y Oneiros pasaría a gritarle por seguir jugando con el estúpido libro... Si, claro...
.
Tiene la mente casi en blanco mientras hace lo que puede para mantenerse de rodillas, con el pecho rozando el suelo, teniendo a Oneiros moviéndose por detrás, mordiendo su cuello sin soltarlo en ningún momento, dejando que la sangre corriera mientras le generaba una especie de collar carmesí, con su largo cabello negro de por medio, ese que ni siquiera se molestaba en hacer a un lado para poder su piel y mantenerlo como su necesidad le decía.
¿Cuántas rondas se supone que llevaban ya? ¿Cuánto se supone que iba a durar esto?
Lloro un poco más cuando sintió su cuerpo estremecerse una vez más, con Oneiros golpeando con fuerza antes de quedarse quieto, la cálida sensación de estar lleno, en algún momento, se había empezado a sentir demasiado bien que simplemente suspiraba antes de dejar ir su cuerpo, teniendo un orgasmo casi al momento en que sentía el semen calentar su vientre, antes de apretarse, ahora de forma voluntaria, mientras lo sentía retirarse lentamente, suspirando ante la sensación de las espinas acariciando los huecos realizados, temblando con la frente contra el suelo mientras sentía el semen escaparse, estaba tan ido, que ya ni vergüenza era capaz de sentir, nada de eso le importaba mientras sentía la rasposa lengua acariciar las mordidas realizadas en su cuello y hombros, limpiando la sangre que aun salía de uno que otro orificio que sus colmillos habían creados.
Y entonces, entre el placer, la semiinconsciencia y las estrellas que titilaban de vez en cuando ante sus ojos, en las palabras rojas que aún permanecían escritas en el suelo, por un instante, creyó ser capaz de leer la palabra "íncubos".
...Ah....
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