Verdad a medias.

Nadie podía imaginar que se casaría con Tod, nadie, porque en realidad nadie creía que el le pediría matrimonio. A veces se comportaba como una niña presumida y mimada que todo quería, incluso el amor no correspondido de Tod.

Se aferró a el, desesperada por formar una familia, que no se dio cuenta que se estaba traicionando ella misma.

¿Las clases de pintura?. pregunto su tía en innumerables ocasiones, donde Rey siempre se excusava que eso era una pérdida de tiempo. Pero en realidad Tod había visto lo frágil que era, ¿la manipuló?, A estas alturas Rey creé que si, se amoldo a el, y poco a poco perdió sus ánimos, sus metas, sus sueños. Y pronto solo era el, su futuro no esposo.

Salió de su ensoñaciones, decidida a que todo eso era pasado, y ya estaba más que pisado, se enfocó en lo que diría, más allá de todos los problemas que comenzaban a florecer en su mente.

Se dio cuenta entonces, que estaba a una puerta de hablar con la señora Leia, sacudió el polvo de su ropa, trato de peinarse con los dedos -y casi no pudo hacer mucho-, no olía mal, así que cuando la gran puerta se abrió no había vuelta atrás. Se puso recta esperando el castigo en el limbo.

Un hombre de gran altura fue quien la recibió, ella sonrió amable.

—Señorita Kenobi por favor sigame. —le dijo, haciendo espacio para que ella pasará.

La casa ó más bien mansión, era realmente grande, amueblada, tenía ese mismo estilo que el departamento del Ben en Coruscant antes de que ella le diera su toqué.

Como siempre se sentía rara, como pérdida entre tanta elegancia, la familia de Ben era muy fina, mucho más que la antipática familia de Tod. Y eso lo noto en el maravilloso arte de las paredes.

El mayordomo, ella asumió que eso era, la pasó a una salita -era enorme, pero aún así tenía la función de una pequeña sala privada- , había una mesa, lista para el té, tenía un toque femenino sobrio color blanco, y el sol, el último brillo del sol entrando por el ventanal.

Rey no había dicho ni una sola palabra, tenía bien repetido su diálogo interno, la ansiedad la podría notar hasta un ciego, y el sonido contra su pecho de un acelerado corazón lo podría oír hasta un sordo.

—Espere aquí. —Dijo el hombre, ella asintió con calma. —La señora vendrá en un momento.— le dio una leve sonrisa y desapareció tras la puerta.

Rey se sentó, cruzó los pies y comenzó a moverse impaciente, el lugar se sentía como si Ben estuviese aquí, como sí el fuera la casa, se sentía a él, cerro los ojos tratando de recordar la sensación de su boca con la de el, maldiciendo por no haberlo conocido en otras circunstancias y quizá estar juntos. Abrió los ojos para mirar a su alrededor, loca, pensó, Ben Solo era un rango alto para ella, y después se dijo idiota. Ni siquiera después de todo lo que habían vivido y que el le dijera que la amaba, aún Rey se sentía menos que nada, ella era alguién, Ben se lo había dicho. Tenía que recordarlo.

Se levantó abrumada por sus propias boberias, camino un poco por la sala, mirando con detenimiento las cosas, y el piano y sobre éste, algunas pinturas, y pequeñas muñecas de porcelana y se asombro cuando vio un cuadro de Monet en la pared, se acercó pero no lo tocó, tentada hacerlo por supuesto.

Paso su mirada a una mesa con flores frescas, algunas margaritas y tulipanes, y se encontró con algo que la dejó más sorprendida que aquel cuadro de Monet, era Ben.

Tomó el cuadro con sumo cuidado, era Ben, aunque niño, como de unos 10 años, era el, podía ver sus ojos color chocolate brillante, su pelo espeso y negro como la noche, sus orejas sobresaliendo y una sonrisa enorme, casí podía escuchar su risa tras su oído.

La dejó con el mismo cuidado para ver otras, ahora más adulto, junto a unas personas mayores asumiendo que eran sus abuelos, después otra con sus padres, bien parecidos, belleza heredada y bien conservada.

Por último una dónde está el solo, alado de un auto, no sonríe mucho pero se ve apuesto y reluciente, con sus largas piernas y su cabellera al sol.

Esto no era un cuadro de Monet, solo lo tocó, sintiendo el frío vidrio bajo sus dedos, pero en el fondo, en lo más escondido de su corazón podía sentir sus cálidos labios y su cuerpo a su lado, una idea saltó en su corazón, el había soñado, pero se resignó a perderlo y que solo podría estar en sus sueños y vivir en su memoria.

—¿Señorita Kenobi?. —Una voz la alertó girando sobre sus talones abrazando la fotografía sobre su pecho.

Rey miro a la mujer, una mujer como de 50 años, vestida con un traje azul y su cabello recogido, mirándola con curiosidad. Era la misma mujer del cuadro que miro hace unos momentos, aunque algo más cansada.

Después paso a su pecho, y cayó en cuenta que aún tenía el cuadro en sus manos, sobre su pecho cerca de su corazón. Tenía que dejarlo en su lugar. Que entrometida.

—Yo lo siento tanto,—se giró tan rápido para dejar con sumo cuidado el cuadro sobre la mesa junto a los demás. —Disculpe mi osadía. —le dio una sonrisa temerosa.

—Demasiado guapo, igual a su padre. —Se acercó a ella, solo para acomodarlo mejor, lo movió una milésima, pero para ella fue perfecto.

Rey a un lado observando a Leia, había sido tan tonta al tocar las fotos de su hijo muerto.

—Es normal, —dijo con aires de orgullo.

—¿Disculpe?. —Pregunto Rey confundida.

Leia le sonrió, ante todo mal pronóstico, parecía de buen humor cuando ambas se miraron y ella le sonrió, Rey sonrió devolviendo el gesto.

—Ben, mi hijo, muy guapo siempre robaba la atención. —le guiño el ojo con gracia.

Rey no sabía si reír ó llorar, pensando que ella también quedó hechizada por su hijo y sus ojos bonitos.

—Era bastante guapo. —Dijo Rey, negando internamente por su inconsciencia. —Disculpe, yo....

—No tienes de que preocuparte. —La calmó.

Esta mujer le daba tanta paz y confianza a Rey, ella entonces se dio cuenta que Ben tenía razón, su madre era la mujer más amistosa y calida. Le recordó a su amada tía Maz, dispuesta a escuchar y ofrecer el hombro para llorar, cuanto la extrañaba, en este momento estaría consolandola.

—Bien, —rompió la pequeña atmósfera calida. —tomé asiento, en un momento traerán el té. —Leia tomó asiento y Rey hizo lo mismo. —un poco de té mientras vemos su currículum.

Rey jadeo un poco, sabía que no traía currículum, ni siquiera venía por el empleo, mordió su labio y le sonrió tímida.

—Sí, eso. —dijo con miedo, se armó de valor.

—La agencia no nos avisó de usted. —Dijo mientras una de las personas de servicio entró con la charola de té.

—Yo....

—Pero me alegro mucho que vinieras, ya que con las festividades de primavera, no tenía esperanzas de que alguien viniera estos días. —sonrió sirviendo el té ella misma. Despidió a la mujer y continuó con Rey. —Bueno, espero que me de sus referencias. —tomando un poco de té.

Ben tenía razón, su mamá tomaba el té justo a las cinco. Miro su taza de té con detenimiento, como hacia ondas expansivas como los pensamientos que se hacían más y más grandes.

—En realidad no soy enfermera. —soltó como si nada, Leia la miro curiosa.

—Lo siento, pero el puesto es para una enfermera. —no molesta, supuso que ella era así, tranquila, tal y como Ben le había contado, esa madre amorosa.

—Tampoco vengo por el empleo. —como si la verdad se derramara de su boca, como el té de la tetera.

Leia le dio un sorbo a su bebida tibia, dejo la taza para apoyarse en la mesa y mirar a Rey, buscando algo en ella, Rey notó que tenía la misma mirada de Ben.

—Bueno señorita Kenobi, sí no es enfermera y no busca trabajo. ¿Que es lo quiere? ¿Por que esta en mí casa?.—Su tono no era de enojó ó algo así, más bien solo estába bastante sorprendida de la actitud de Rey y sobre todo de su identidad.

Ella tocio un poco, y aunque tenía agua en frente no fue capaz de remojar sus labios y saciar su boca sedienta. Había practicado el diálogo sobre la verdad, pero ahora no quería parecer una loca, quizá lo estaba, pero no quería parecer una. Leia parecía impaciente, no esperaría a que la hecharan sin siquiera decir algo.

—Yo conocí a su hijo, —hablaría con la verdad, una verdad a medias, de una perspectiva donde la palabra "fantasma" No hiciera juego en la oración.

Leia Organa se reclinó un poco en su silla, como para estar más atenta.

—¿De la Facultad?. —pregunto, como para variar en la conversación.

Rey recordó la voz de Ben, diciéndole que dijera eso, "una amiga de Facultad, seguro eso la sorprenderá". Rey negó.

—No, de Coruscant. —porfin bebió del té, se sintió tan bien.

—Ah, —dijo con un leve dolor. —Mi hijo y yo, nos distanciamos en aquella época. —la sombra del dolor apareció por primera vez en su mirada. —Sería lindo escuchar sobre Coruscant.

—El la amaba a usted, el quería que usted supiera que el jamás haría algo que la lastimara o hiciera llorar, no después de lo de su padre. —Dijo, todo de una vez, sin más rodeos, sin más vueltas. —El la amaba mucho, y extrañaba este lugar, el quería que lo supiera. —Rey aguanto el llanto, ya había ocultado por muchos años el llanto, y unos minutos más no la matarían.

Leia se quedó atónita, casi sin palabras, la confesión de la mujer. Los ojos de Leia se enrojecieron, aparecía una lágrima sobre su mejilla y una sonrisa, leve pero sonrisa se formó en su rostro.

—Estoy segura de ello, siempre lo supe. Gracias. —No era lo que esperaba, pero Rey se dio cuenta que como ella le había dicho a Ben, su madre jamás creería que el se habría hecho daño.

Rey respiro profundo, aunque se sentía más ligera, aún había más secretos en su corazón.

—Gracias Rey, —Leia alcanzó su mano. Rozó sus nudillos dándole paz, dándole cariño y amor de madre, un poco de consuelo.

Rey sonrió melancólica, ante los hermosos recuerdos de Ben, como sí el cariño de su madre en este momento fuera el catalizador para recordarle que Ben fue real, Ben la amo como ella a el, un amor recíproco, como ningún otro sentimiento.

—¿Por que no me visitaste antes?. —Leia limpió sus lágrimas, —eres una chica encantadora.

Rey sonrió rompiendo su dolor interno, encogiendose de hombros.

—Te entiendo, es normal, todo paso tan rápido y es tan doloroso, el dolor nunca se va, perder a mi esposo y luego lo de Ben. —Cerro los ojos con su propio dolor internó.

—Rey.—llamó su atención. —Me hubiera encantado que Ben te trajera a casa, que el viniera.

—El quería hacerlo pero... —Recordar que ya no estaba y que nunca lo estaría.

—Rey, hay algo más. No me estas diciendo toda la verdad, he vivido lo suficiente como para ver la verdad en los ojos y tu tienes algo. Ben confío en tí. —Sus palabras fueron algo que la sorprendió.

Se dio cuenta entonces que no tenía ese poder para mentir, negó.

—Yo lo amo mucho ó lo amaba, para mí es como si aún viviera, como si nunca se allá ido. —Y finalmente Rey se quebró llorando desconsolada por todos estos meses, por Tod, por su traición, por su muerte, por Ben, por conocerlo y no tenerlo y amarlo de una manera tan profunda y real, lloró ante Leia. En un momento se sentía fría, sola en este mundo otra vez.

Pero algo cálido la rodeó, Leia estaba a su lado, Rey la miro, esa mirada de compasión. Entonces la abrazo, la rodeó con sus brazos y Rey se aferró a ella, a su amor, a su comprensión y al saber que ella también estaba sola.

—Calma querida. —le susurro.

—Lo extraño tanto, y lo amo tanto. —Se sentía bien decir la verdad, decir lo que sentía a lo largo de todo este tiempo, era ridículo seguir escondiendo su dolor y su amor.

—Esta bien querida, esta bien llorar, esta bien seguir amandolo, pero.... Porque no te lavas el rostro y después vamos....

Tocaron la puerta, Rey se compuso un poco y se limpió las lágrimas con una servilleta.

—Señora Leia. — el mayordomo apareció por la puerta.

—¿Que pasa Linus?. —Pregunto secando sus propias lágrimas.

—La busca el señor Armitage. —Los ojos de Leia se iluminaron, mientras que Rey cayó en cuenta que Rose estaba aquí. —viene con una jovencita, los pase al living. —finalizó.

—Maravilloso, gracias Linus, informale que iré en un momento.

Rey estába paralizada, temerosa.

—La casa se llena de vida de nuevo. —Rey aún estába miedosa, de lo que Rose podría decir. Seguro querría llevarla a un manicomio y quizá debería ir. —No se si conozcas a Armitage Hux, amigo de la familia y amigo de Ben. Vivía en Coruscant.

La pobre Rey inmóvil pensando lo peor que ni siquiera escuchó a Leia.

—Me gustaría que te quedarás a cenar, sería bueno. —podía ver su ilusión, pero no podría, como se quedaría con la idea flotando de que conoció a Ben en forma de fantasma, no sería una buena idea. Tendría que huir.

—¿Puedo pasar a su baño?. —La plática animada de Leia cesó ante Rey.

—Por supuesto,—pero sus ánimos no cesaron. —esta al fondo de este pasillo.

Ambas salieron a paso lento y Leia se iría. —Señora Leia.

—Leia porfavor. —protestó.

—Leia, yo... Estoy muy feliz de haberla conocido, Ben tenía razón, no se equívoco con usted, es una mujer y una madre excepcional. —Se despedía para siempre de esta buena mujer, que escasos minutos hizo una conexión madre e hija. —Me hubiera gustado conocerla en otro momento, gracias.

—Solo vas al baño, nos vemos en la sala. —le sonrió y se fue.

Rey pretendió caminar en dirección al baño, solo para mirar a los lados, se iría por alguna puerta, saltaría por alguna ventana. Se encontró algo pérdida, pero logró subir unas escaleras solo para ver a lo lejos a Rose junto con Armitage, se agachó temerosa, era ahora o nunca, saltaría por una ventana, agachada y como pudo subió las escaleras.

*

Leia abrazó a Hux, dándole la bienvenida a la que también era su casa.

—Tía Leia, estoy tan feliz de verla. —dijo con amor.

—No recibí tu llamada, creí que este año no vendríaa. —le acusó en broma. Luego miro a la joven de pelo negro corto a su lado, sonriendo con timidez.

En un baño de vergüenza Hux se apresuró.

—Lo siento Tía, ella es mi amiga, Rose Tico, Rose ella es la señora Leia Organa una tía para mí.

—¿Amiga?. —en un tono que sonrojo a ambos.

—Espero que eso cambie, —la valentía de Rose alegro a Leia. —Mucho gusto señora, Hux me habló mucho de usted con un gran cariño y no se equivoca.

Un momento para las presentaciones, Rose parecía ansiosa, tampoco es que llegarían en un modo de escándalo a la casa de esta mujer tan amable.

—Bueno su visita inesperada tiene que alargarse, quédense a cenar.

Rose no podía más con esto.

—En realidad, —comenzó Rose. —venimos de este improviso, por una amiga, quizá paso por aquí.

Leia no comprendía muy bien.

—Se llama Rey, Rey Kenobi. —y los ojos de Leia se iluminaron.

—Sí, ella está aquí. No parecía conocerlos, pero no importa, una chica muy linda y encantadora.

—¿Que le a dicho?. —la interrogó Hux. Leia parecía curiosa y algo intrigada por las preguntas y el tono.

—Nada, solo que fue amiga de Ben en Coruscant, muy amable y tan noble. —con una nostalgia. —¿Por que?. —ahora su lado serio floto.

—Bueno... —Hux no sabía cómo decirlo. —Quizá ella creé haber visto a Ben como un....

—Fantasma.—finalizó su amiga. —Rey no está loca, a sufrido mucho y necesita ayuda. —la forma en la que Rose quería cuidar a su amiga.

—Osea que ella no conoce a Ben, no entiendo. —Leia parecía pérdida en esto.

—No, nunca lo conoció. Ella vive en su antiguo departamento en Coruscant.—Rose confeso.

—Pero, parecía que conocía a Ben muy bien. —los pensamientos de Leia eran confusos.

—¿Donde está?. Necesito ayudarla. —Rose rogó.

—En el baño, al fondo, el que esta por mi salita privada. —Dijo sin afán de ver ó escuchar más.

*

Rey buscó alguna habitación, quizá tendría acceso a una ventana y saltar por ahí. Esto era una locura, se dijo, ¿por que tenía miedo de Rose? Ella no la internaria en un centro psiquiátrico ó algo así. Quizá era otra cosa que la hacia vagar por el mundo.

Había demasiados pasillos, hasta que tomó a la derecha y encontró un largo pasillo con amplias ventanas, las cortinas bailaban al compás del viento y ella solo pudo ver la gran puerta blanca al final, se quedó por un momento estática, como sí algo la llamara a la distancia.

Camino como en una especie de hechizo hacia ahí. Algo susurraba su nombre. Demasiadas cosas pasaban por su mente pero ella solo quería saber que era eso que estaba al otro lado.

Sus manos tomaron ambas perillas esperando saber, encontrar, no sabía que era pero quería saber.

Escuchó su nombre a lo lejos. "Señorita Kenobi" "Rey" Cerro los ojos con frustración y corrió hacía una de las ventanas. ¿Que demonios pretendía hacer?. Su lado coherente habló, pero su sentido de la locura la dominó. Asomada mirando se dio cuenta de que había una escalera justo alado de la siguiente ventana, aunque no había donde pisar con firmeza.

Tenía ganas de no hacerlo, pero la voz de su amiga estaba cerca. Saco un pié por la ventana y piso con cuidado, segura de que aguantaría su peso, sacó con su otro pie y comenzó a caminar sobre el pequeño espacio.

Abrazada a lo que podía comenzó a deslizarse. Hasta que se dio cuenta que la habitación a la que quería entrar parecía un cuarto de hospital, trato de ver bien, pero las cortinas tenues se lo impedían, debía irse y rápido, pero no, quería saber que era aquello, el destino, su final, ¿que era? Ella lo averiguaria.

Con su mano libre trato de abrir la ventana, no quería entrar solo quería ver, quería saber, ella estaba viviendo una mentira. Antes de que siquiera moviera un milímetro de la ventana corrediza, su pié resbaló y su respiración se volvió lenta, luego de repente cayó.

Había flores debajo de ella, sentía su fresco roció, el roció de la noche, al menos tenía una tumba con flores, con los ojos cerrados perdió el sentido. Había formas horribles de morir, quizá esta sería no tan horrible. Ben dijo y su conciencia se fue cómo el latido de su corazón.

*


HAY 🤧🤧🤧🤧🤧🤧. No saben lo feliz que me hacen, no creí que hubiera gente que aún esperaba update de esta historia y me callaron la boca, muchas gracias por su apoyo y su incondicional amor.

Y ESTO SE ACABA 🤧💔. Este es el penúltimo capítulo, (ó no? 🤷‍♀️) btw ya es la recta final, muchas gracias.

Gracias por sus votos ☑ y sus comentarios 💬.

Los amo a todes ✨💜

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