Epílogo

Hacía menos frío que anoche, aún había algunas velas que no llegaron a terminarse por completo, las mantas eran cálida a comparación del viento gélido de afuera..

Rey se movió no mucho, ya que el espacio era muy reducido en el sofa de la sala donde, había dormido junto a Ben. Se levanto para mirarlo dormir, Ben se movía suavemente sobre el sofa, seguía dormido y su respiración era tranquila. Una paz lleno su corazón, el estaba aquí, no era un sueño como las otras veces, que ella se sujetaba fuerte a el, pero era en vano porque al despertar por las mañanas el no estaba ahí, junto a ella bajo las mantas, pero esta vez no era así, el estaba aquí, era suyo, era suya.

Agradeció al cielo porqué no fuera un sueño, el era real. Con su mano apartó unos cabellos negros de su frente, apreció con la luz solar su rostro, sus lunares esparcidos cómo constelaciones, ó como un lienzo con una pintura indescriptible, sonrió para sí misma llevando sus manos a su boca. No quería interrumpir su apacible sueño.

Y luego estaban sus labios, curvados en una media sonrisa, tocó los suyos nuevamente y cerrando los ojos recordando los besos de anoche, sus suaves besos. Se besaron hasta el amanecer. Después de una sesión de preguntas y respuestas satisfactorias para ambos.

El se movió y la los rayos del nuevo día lo hicieron abrir los ojos, para sonreír cuando miro a Rey sobre el.

—¿Eres real?. —preguntó en su letargo.

Rey sonrió mostrando todos los dientes, desde la vista de Ben, ella era radiante con el sol filtrando en sus cabellos sueltos. Rey se acomodó dándole un beso largo.

—Aún no es suficiente. —dijo solo para volver a besarla, ahora por iniciativa propia, Rey río ante el acto, entre besos no paraba de sonreír.

—Esta bién. —dijo apartando su rostro, tomándolo firme con sus manos. —soy real Ben, estoy aquí y nunca me ire, porqué te amo demasiado.

El la acuno en sus brazos, ella no quería irse nunca.

—También te amo, te he esperado por tanto tiempo. —Beso sus cabeza. Ella se apreciono aún más a su pecho, aspirando su aroma, su esencia mezclada con la suya. —No sabes cuanto te lo estuve esperando.

Un rugido rompió el tranquilo silencio, la vergüenza inundó las mejillas de Rey y una risita de Ben siguió.

—Ven vamos, tengo que alimentarte. —la tomó de la mano guiando a la cocina.

—Hey.—repuso.—¿quién está cuidando a quién? Yo soy tú enfermera así que. —se detuvo en el marco de la puerta,— yo cocinó.

Ben asintió, no peleó mucho en ese tema.

—Que mala enfermera, ni siquiera me has dado mi medicamento. —soltó una acusación. Rey solo sonrió negando. —podría morir.

—Perdón señor. —sacando su lengua.—pero anoche, alguién, cual nombre no quiero decir, me atrapó toda la noche en sus brazos. —acusó fijamente con el tenedor.

—Sí he de morir que sea en tus brazos. —un leve dolor en su pecho, como el sentimiento de perderla.

Rey negó con dolor.

—No digas eso nunca, me moriría sin ti,—también tenía ese dolor en el pecho de perderlo de nuevo. —ahora vamos a desayunar, que por la fuerza estoy hambrienta.

Ben se apoyo en la sala de la cocina para mirarla fijamente. —Yo estoy tentado, pero la fuerza de voluntad me lo impide. —la miro con una especie de deseo deprimido.

—Pues podemos ver que tanta es la fuerza de tu voluntad. —Se apoyo a la par de el, quedando justo enfrente.

Atrapó sus labios y ella se dejó, de un tirón Ben tiro algunas cosas de la isla y Rey subió por encima, para caer en los brazos de Ben, atrás dejó el rastro del desorden.

El la abrazo y ella se aferró a el, bañados en el deseo de estar juntos por siempre y que nadie más los molestara. Anoche habían sido piadosos al no tocarse, pero ahora sintiendo que es el momento para tales cosas, no dudaron en hacerlo en entregarse a ellos en cuerpo, y su alma ya estaba dispuesta.

—No sabes cuanto te deseó Rey. —susurro después del largo beso. Rey jadeo y tomó su rostro con fervor.

—Yo también te deseó, desde lo más profundo de mis deseos y aún cuando eras un sueño deseaba ser tocada por tí, mi alma. —Ben la atrapó de inmediato besando aún con más fervor sus labios. La cargo, pero evidentemente Ben aún no podía con su pié casi enyesado, así que entre las risitas de Rey, ambos caminaron de la mano a la habitación. Dejando atrás demasiado desorden.

—Tendré que contratar a otra enfermera. —se burló.

***

Ambos se miraron con la luz de la mañana entrando por la habitación, el rozó su mejilla, y ella apoyo sus manos contra la suya.

—No tengas miedo. —Rey dijo suave, tomando su mano para besar sus dedos.

—Te amo. —dijo el, besando su mano. —te amo y quiero vivir estos momentos contigo para toda la vida.

Rey miro los ojos brillantes de Ben al decir esas palabras y estába segura de que serían ciertas, había esperado por este momento y era real, era tangible como el aire en sus pulmones, como el rocio de la mañana, como el sol y la luna.

Ambos se ayudaron a quitarse sus ropas. Cayéndo al piso en algún lugar de la habitación. La ropa interior picaba, o quizás la tensión de ser tomado por parte de Ben, ella no tenía miedo. El ayudó con el sostén y quedó libre de el. La admiró por un instante para susurrar un "perfecta" Que hizo eco en el corazón de Rey, que martilleaba en su pecho.

Ella acarició su pecho desnudo, mirando algunas pequeñas cicatrices, haciendo notas mentales, preguntar cómo fueron hechas. Quizá fue cuando cayó de un segundo piso.

Ambos se recostaron en la cama, el beso sus senos con cuidado, y ella se lleno de placer al sentir su boca contra su piel, desde sus senos hasta su cuello, oreja y boca. Ambos se unieron en un beso suave y lento.

La tomó con cuidado y subió sobre ella, tratando de no lastimarla, pero no se quejo, alentándolo a más. Uniéndose más allá de solo besos y caricias, sintió su masivo cuerpo dentro de ella, el placer de sentirla, el placer de ser uno solo.

El atrapó su cuello con su boca y ella acarició fuertemente su cabello negro como la noche anterior, pero no se sentía más obscura si no brillante.

El empujó aún más fuerte y ella se estremeció ante eso. Y ante un sonido obsceno, pero liberador ambos se corrieron en un baño de sudor.

—Porfavor acariciame. —rogó ella. —no me sueltes.

Ben obedeció, tocando su espalda, con sus largos dedos rozando desde su espalda baja hasta su nuca, y aún unidos en carne, ella lo abrazo.

—Jamás te dejaré Rey, jamás. —beso su frente ante el sueño abrazador.

***

Algunos meses después.

Rey miro como su amiga de toda la vida bailaba en la pista, al lado del hombre de su vida, en el día de la boda de Rose con Hux, no podía esperar más.

Ben se acercó a la mesa, ya no cojeaba y ella ya no era su enfermera, de hecho nunca huba una enfermera después del desastre de la cocina. Y más bien Rey era su novia y futura esposa. Su anillo brillaba sobre la mesa.

—No puedo creer que ellos dos nos ganaran, ¿cuando sucedió?. —pregunto cómo sí no supiera la respuesta.

—No desespes mi amor. —atrapó sus labios. —después del viaje, lo recuerdas. —Ben sonrió, amaba a Rey, y no había duda de ello, se habían entregado en alma mucho antes de conocerse.

—Ven Ben, vamos a bailar.—llamó Rose con su bello vestido blanco, Ben odiaba bailar pero haría una excepción por su amiga, Rose en otra vida hizo feliz a Hux, y ahora estaba seguro que ellos serían felices en este mundo.

—Rey me permites. —llamó Hux, quién se había vuelto indispensable para ella tanto como Rose.

Bailando una pieza lenta, Hux la miro aún con curiosidad. El sabía que había algo raro, aunque no se metió en la vida de su amigo.

—¿Algún día me dirás de donde conociste a Ben?. —pregunto en broma. —digo, con más detalles.

Rey emitió una risa, tenía tazón, nunca habían hablado sobre ello, y es que sería raro, Rey jamás le contó a Rose sobre Ben más allá de que "amor a primera vista", su amiga no objeto en ello, y es que en el fondo, sí fue así, amor a primera vista.

—Si te dijera que de otro tiempo. —acusó misteriosamente. —que de un lugar en donde no es lo que parece. —en tono de broma, en tono misterioso.

El arrugó los ojos tratando de ver si era real lo que decía. Obviamente negó.

—Probablemente diría que no es verdad. —sonriendo como ella. —al fin de cuentas, Ben esta tan enamorado. —lo miro de reojo bailando con Rose, y que casi le pisaba un pie.

—Bueno, hay esta la respuesta. —beso su mejilla. —Has feliz a mi amiga.

***

El auto hiba lento, aún no era medio día. Habían estado viajando los últimos días en lo que llamaron "tiempo perdido", con dos bicicletas en la parte trasera del auto, oyendo música fuerte ambos sonreían ante el momento.

—Creo que deberíamos parar. —se estiró Rey en el asiento del copiloto.—tengo mucha hambre. —moviéndose para cambiar la música.

—Claro amor. —dijo, mirando el GPS, esperando ver alguna indicación. —y por favor la música la decide quién conduzca. —dijo firme, pero después sonrió.

—Muy bien señor chofer. —hizo una mueca. —parece que ví un letrero sobre un hotel hace unos kilómetros atrás. —Rey apoyo los pies sobre el frente. —sí hay un hotel hay un restaurante.

—Tienes razón, en lo del hotel, mirá. —señalando un hotel junto a la carretera.

—Pues bien, tengo hambre. —con su estómago rugiendo de hambre.

—Por supuesto, no quiero que mi futura esposa muera de inanición. —se hecho a reír, y como sus hoyuelos hacían juego con su ojos color café miel.

***

Rey bajo casi corriendo hacia el pequeño restaurante alado del hotel, Ben bajo después para mirar un jardín de juegos cercano. Algo susurró a su odio, que tenía que ir.
Pero Rey entró al local.

Ben miro con cuidado el patio de juegos y de entre todos los juegos, miro en el columpio a alguien, una pequeña niña. Algo le instó a sentarse junto a ella. Ella sonrió mirándolo por un momento, para seguir tarareando una canción de cuna, cuando dejó de hacerlo, se giró para verlo. Y el la reconoció de otra época, de otro mundo. De un sueño.

—Espero que seas feliz Ben Solo. —sonrió.

—Lo soy. —tratando de recordar su nombre ó de donde era exactamente. —¿como sabes mi nombre?. —la curiosidad, quizá así sabría quien era.

—Una vieja amiga, de otra época, de otro mundo, de un sueño. —la paz en sus palabras, lo conmovió, ella había sido muy importante en su vida y ni siquiera lo sabía.

—Ya veo, entonces, podrías decirme tú nombre. —con vergüenza el ni siquiera saber eso.

—No necesitó decirte, tú lo sabes, y espero lo recuerdes. Así como espero que esta vez, todo salga bien, de entre tantas almas tu eras la más pérdida, y ahora viendote, me doy cuenta que a sido la mejor segunda oportunidad que el pudo otorgar. —tomó su mano, tan pequeña a comparación de la suya.

Un grito detrás lo hizo voltear, era Rey ondeando los brazos.

—¡Ben!. —al otro lado ella grito. —ven vamos. —llamó su atención.

Cuando giró de nuevo ella ya no estába.

—Gracias Esmeralda, donde quiera que estés. —En ese momento recordó aquella niña que lo había salvado, que lo había guiado a la mujer que ama. Con una ligereza camino de regreso hacia Rey. Dejando atrás, sin olvidar que una vez tuvo un hechizo de amor sobre el.

***

Cuando Ben y Rey subieron al auto, ella parecía exhausta por la comida, Ben sonrió ante la forma en que ella arrugaba la nariz cuando estaba satisfecha. Habían avanzado un poco, pero descansaron cerca de un prado, el viaje a Naboo sería largo, aún quedaba camino.

—La comida estuvo deliciosa, pero te sentí callado. ¿Que pasó?.—pregunto con suavidad.

—Me puse a pensar en cuánto estoy agradecido por tenerte a mi lado.—acostado junto a ella. —por tener una segunda oportunidad con mí mamá, con mis amigos, contigo, sobre todo contigo. —besó su frente. —toda mi vida me sentí perdido, y en el limbo o donde estuve encontré paz, solo contigo soy feliz, y me siento completo.

Sonrió con nostalgia, y ella acarició su mano. Casi a punto de las lágrimas.

—Agradezco cada día. —dijo ella con suavidad. —de que seas real y que nunca sueltes mi mano. Porque yo tampoco sabría que hacer sin ti.

—Jamás soltare tú mano, —dijo con firmeza.—es una promesa. Nada, nada ni un hechizo nos separara.

Rey sonrió un poco y lo abrazó con fuerza. —Bueno, quizá pronto sean más manos que sostener.

Ben pensó, se apartó solo para mirarla confundido. Rey sonrió mostrando todos sus dientes. De su boca no salió una palabra, pero si una mirada, ella asintió y el grito de emoción.

—Espero que sea niña. —la levanto por el aire.

—Solo espero que este sana. —dijo Rey entre la lluvia de besos de Ben. —y que me llamé mamá y que te llame papá.

—Y pasear en bicicleta. —besó su boca, —oir música en la radio. —beso su cuello. —y viajar en auto. —beso clavícula. —y reír mucho. —habló sobre su vientre plano. —los amaré por siempre.

—Por supuesto amor mío. —lo beso de una forma larga y serena.—seremos por siempre.

De aquí en adelante todo sería mágico, pero no una magia mala, si no una espiritual y luminosa. Y hermoso sería su futuro, no había nada más que felicidad en sus vidas. El futuro era brillante, cálido y libre de hechizos.

FIN

****









🤧🤧🤧🤧 se acabó. Siempre me pasa así cuando algo se acaba, pero tenía que suceder.

Quiero dar las gracias a todas las personas que leyeron esta humilde historia, y que a pesar de que me fui por meses aún así cuando volví estuvieron conmigo. ✨Muchísimas gracias ✨.

Gracias también a mí amiga EsmeraldaLezro que estuvo a mi lado en momentos feos de mi vida, y que me dio jalones de oreja para que no desistiera. Muchas gracias amiga 💜✨💫.

Esta historia esta dedicada a mi papá, el ahora me mira y cuida desde el cielo, un lugar del que estoy segura está en paz. Te amo papá 💫

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