Gracias a AmairanyTC por esta hermosa portada <3

Si nagisa pudiera describir lo que sentía ahora mismo, probablemente diría que es una mezcla entre ira reprimida y tristeza.

O quizás solo no sabía como sentirse.

Se encontraba tomando el té mientras desayunaba, su plato tenía arroz, pescado hervido, y ensalda aún lado. Un poco de todo, púes el no solía comer mucho.

Miró a la ventana con un suspiro bajo. Después de lo ocurrido antes del desayuno, el ver el beso de karma en el cuello le había puesto extraño. Decidio desayunar en su biblioteca y cerró la puerta, no quería ver a nadie y tampoco tenía ganas de hablar; sin embargo minutos después abrió la puerta dando su típica sonrisa.

Debía ser perfecto, y siendo grosero no lo lograría.

¿Como...? ¿Como podría llamar la atención de karma una ves más? Pensó mirando su té, tan claro pero oscuro a la vez. Quería demostrar que era perfecto e irreemplazable, pero ¿como?.... Bingo. Cerró sus ojos con una sonrisa de muñeco en sus labios, algo aterrador si me lo preguntan.

Pero la razón de porque estaba "feliz" fue que recordó que, su esposo, después del trabajo se sentaba en un banco en el patio a descansar un poco. Recordaba que solía encontrarlo solo la mayoría de veces, así que debería esperar a aquella ocasión.

Sabía que si el rey no hablaba ellas, las chicas del harem, no se acercarían a él. Así que esa era su oportunidad.

En espera a que el pelirrojo de pusiera a trabajar, lo vigilaba de cerca notando a las dos chicas alredor de él como moscas alrededor de filete. Tan solo se mantenía al marjen mirando con una sonrisa de muñeca el momento en el que ellas se fueran.

Con cierto disgusto, si supiera lo que sentía.

Finalmente se fueron, y con ello, karma quedó solo durante 2 o 3 horas. Cuando el reloj anunció que otra hora había pasado, se levantó de su esquina en la sala y empezó a acercarse al estresado karma que sólo te agarraba la cabeza intentando leer el pergamino que tenía en el escritorio.

Aún no había ido a su lugar de descanso, pero era ahora o nunca.

Dejó de mirarlo por la ventana y entrando a la habitación más cercana, tocó la puerta con "timidez". Escucho un "pase" y entró, vio la cara de karma que expresaba todo un dilema al verlo allí.

Camino hasta posarse detrás del pelirrojo y poner las manos en sus hombros de forma delicada de modo que pareciera una caricia. Karma solo subió la mirada algo nervioso para verlo a los ojos.

—¿Qué... Pasa nagisa?

—Tomate un descanso, estas estresado, cariño —Nagisa no había querido, pero en su tono de voy había resaltado un poco la última palabra, haciendo que se escuchara enojado. Karma quedó callado y paralizado antes de asentir. Nagisa Suspiró disimulado por la nariz y empezó a masajear un poco los hombros de su esposo, el cual se relajo un poco.— ¿quieres sentarte en tu lugar privado? Aléjate un poco del trabajo ¿si?.

—Nagisa... Vamos. —cuando Akabane se levanto nagisa supo que estaba progresando pero al abrir su boca y decir esas palabras, supo que la había cagado.

—¿Tendremos esa charla que dejamos pendiente?.

Silenció, nagisa vio algo curioso mientras guardaba sus regaños internos y Lucía perfecto, como su esposo se ponía algo nervioso. ¿Porque? Una presión en su pecho se instalo al igual que esa duda en su cabeza.

¿PORQUÉ?

—Na-.... —en el resto de karma hubo sorpresa y un leve brillo, mirando el rostro de nagisa... Mismo que no entendía su reacción y solo ladeo su cabeza curioso— ¿estas bien? Te esta temblando el párpado....

Por muy raro que le pareciera a al pelirrojo, este tenia ese brillo extraño en sus ojos mientras ponía ambas manos en el rostro del peliazul. Nagisa por otro lado, al saber eso enseguida puso una de sus manos sobre su ojo derecho, sintiendo que era ese el que se había vuelto loco. ¿Porque? Jamás había tenido esa reacción, ¿sería acaso una reacción extraña a algún químico de belleza que usa? o quizás ¿sería un calambre?.

El primero era algo probable, pues tenía que mantener su belleza de alguna forma y además, aumentarla, aunque se karma estaba haciendo esto del harem, supone entonces que no le importa la belleza.

El segundo también era probable pero ahora estaba asustado. Debió haberse visto horrible con esa reacción, karma le dejaría en definitiva, pensara que su rostro tiene tantos químicos que ya empezó a deformarse y a pudrirse de apoco, pensara que-...

—Nagisa, deberías ir con la curandera para que vea que tienes ¿si? Aunque quizás fue una tierna reacción nerviosa, es todo —cuando nagisa vio los ojos brillantes de karma, la atención absoluta en él, el que estaban tan cerca y le agarraba de las mejillas tan delicadamente.

Supo que aún tenía esperanzas, aún tenía a karma en la palma de su mano. No tendría que preocuparse tanto, siempre que él pelirrojo le diera atención estaba completamente seguro de que estaría a su merced.

—¿Pero que pasará con nuestro descanso y nuestra charla pendiente..? —El rey acariciaba sus mejillas con cariño, con el mismo cariño con el que dijo "en otra ocasión, tu salud es primero".

La mente de nagisa quedo en blanco hasta que salió y sus pasos comenzaron a dirigirse hacia la curandera del castillo, su rostro que permanecía con una sonrisa de muñeca, se de formó en una sonrisa de superioridad algo oculta, pasando aún lado de las 2 participantes en harem... Quienes le veían con seriedad.

—No se con quien vive en rey —suspiro una de las mujeres cuando el segundo rey salió de su vista.

—Probablemente él tampoco... Necesitan conocerse más, hablar.

—Si, o esa relación se destruira y no creo que el rey lo soporte.

—¡hey! ¿Y porque solo piensas en el rey? ¿Que hay del segundo, nagisa? —Se quejo la mujer aún lado de la otra, Caminando hacia el jardín.

—No lo conozco, no me importa. Tiene una gran fachada que no me permite ver que le hace daño y que no, probablemente él rey está igual. De hecho, sabiendo que no sabes con quién vives, no se como el rey lleva 2 años de casados con él.

Ambas miraron al pájaro muerto que se habían encontrado. Al menos lo enterraron antes de notar la hermosa ave igual a la muerta saliendo del nido y volando hacia el castillo.... Le desearon una linda vida.

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