Capítulo 60 : Salvación

— ¿Ya despertó? — Preguntó una voz masculina algo lejana.

— No, aún no. — Respondió una voz femenina cercana.

No sabía donde se encontraba ni quienes hablaban ni siquiera de qué hablaban, su cabeza le dolía, su cuerpo al igual que sus párpados se sentían pesados lo cual lA causaba molestia mover alguno de ellos y sus oídos lograban percibir un sonido algo chirriante que en momentos se de detenía y continaba, pero finalmente decidió abrir sus ojos los cuales poco a poco visualizaban el lugar en el que se encontraba, totalmente blanco y nada más que eso, aún veía borroso pero comenzó a parpadear más veces de manera lenta con el objetivo de lograr ver con claridad, al lograrlo pudo observar que era ese mismo blanco junto aquel sonido chirriante que pudo oír mejor dándose cuenta que no se encontraba tan lejos como creía estaba a un lado de él.

— ¿Dónde... Dónde estoy? — Preguntó mientras lentamente con su mano cubría su rostro ya que la luz le molestaba. — ¿Ya he muerto?

— No señor. Se encuentra en un hospital. — Dijo la voz femenina claramente junto a él.

— ¿Hospital? — Repitió al momento de mover su mano permitiendole ver a la chica con uno de sus ojos.

— Así es. Necesito hacerle unas cuantas preguntas obligatorias. — Alzó una tableta con una hoja en ella. — ¿Nombre y apellido?

— Tayler Stom. — Dijo al quitar completamente su mano de su rostro.

— ¿Su edad?

— veinticinco años.

— Okay, No se preocupe señor Stom, estará bien ya no tiene porqué temer ¿De acuerdo?

En el momento en el que escuchó "temer" aquel sonido chirriante comenzó a acelerar su paso, él inmediatamente volteó hacia la dirección en la que sonaba y notó que era una maquina que media su pulso y corazón el cual se encontraba acelerado. Un montón de imágenes llegaron a su mente haciéndole recordar todo lo que sucedió para que se encontrara en un hospital y con un movimiento rápido se sentó en la cama asustando a la enfermera a su lado por la acción inesperada de su paciente.

Tayler volteó hacia ella con pequeñas lágrimas en sus ojos y con temblor en su voz preguntó con total preocupación:

— ¿Qué pasó? ¿Qué sucedió?

— P-pues... Hubo un accidente en el circo en el que trabajaba y ustedes se encontraban dentro por lo cual hubo heridos y muertos. — Dijo al leer nuevamente aquella hoja con algo de nervios, trabajó ahí apenas tres días.

— ¿Quiénes murieron? — Preguntó con su mirada fija en la pared con impacto ya que por alguna razón no esperaba muertes en el incidente.

— Como usted trabajaba con ellos supongo que los conoce por lo cual sólo diré nombres; Robert, Eric, Daniel, José, Diane, Anny y Luis. — Sintió una presión en su corazón. — Los que salieron heridos; Sara, Christian, Kateryn, Williams, Mary, Andrés, Scott, Alex, Fabián, Kyle y Karla pero los mellizos murieron en la cirugía que los separaría. El resto se encuentra descansando y como usted, se repondrán.

— ¿Y qué hay de una niña llamad— Fue interrumpido ya que escuchó un llanto dirigirse hacia él desde su otro lado obligandolo a voltear.

— ¡Tayler! — Corrió Sally hacia la camilla.

Como pudo se subió a la camilla lanzándose sin pensarlo dos veces hacia Tayler quien sorprendido la atrapó evitando que se lastimara al caer sobre él. Tayler sonrió al observar el rostro de la niña; lloraba de alegría con sus mejillas rojizas mientras con sus manos tocaba el rostro del mayor como si quisiera saber que él era real, Tayler soltó una pequeña risa y abrazó a la pequeña dejando fluir sus lágrimas sin vergüenza alguna.

La enfermera se quedó ahí sorprendida por la inesperada visita del la pequeña, al oir unos pasos rápidos acercarse a la habitación miró la puerta encontrándose con su compañero respirando agitadamente mientras se agarraba del marco con notable cansancio. Miró a la enfermera para después observar el paciente quien se encontraba con el pequeño "monstruo" que perseguía.

— ¿¡Qué haces ahí parada Elena!? — Exclamó el joven.

La chica lo miró confundida.

— ¡El paciente sigue delicado lleva sólo una noche!

La chica reaccionó al tener en cuanta lo que le decía el joven, corrió hacia la pequeña familia quitandole la niña a el chico, Tayler la miró confundido al igual que Sally quien se encontraba en los brazos de la enfermera.

— L-lo lamento señor, pero aún sigue delicado no debe hacer fuerza y tampoco debe... Moverse de más. — Dijo mientras dejaba a la pequeña en una silla que se encontraba al lado de la camilla.

— Ah, perdón. — Se disculpó Tayler para después acostarse lentamente.

Sally dejó salir una pequeña risa, había sido descuidada. El enfermero miró la escena pars después pedirle a la niña que nunca más corriera de esa forma ya que estaba apunto de matarlo, según él. Sally simplemente asintió con una sonrisa, Elena al igual que Tayler rieron por su exagerada expresión, luego el joven de blanco de retiró.

— Entonces, dígame señor Stom. — El mencionado la miró. — ¿Quién es esta pequeña? — Preguntó mientras acariciaba la cabeza de Sally.

— Oh, ella es... — Observó a la pequeña, ella lo miraba esperando una respuesta. Él sonrió al tenerla. — Ella es mi hija, Sally.

La pequeña sonrió lentamente sorprendida por la respuesta de Tayler, pero no le desagradó el hecho de que la considerará su hija, más bien, sentía felicidad por ello. La enfermera sonrió.

— Pues tiene una hermosa hija, señor Stom.

— je, gracias. — Sonrió Tayler al igual que Sally.

— Por cierto, señor. Necesito hacerle una última pregunta. — Dejó a Sally y se acercó un poco Tayler. — El hospital se ofreció para ayudarlo a través de una cirugía con sus condiciones físicas. — Tayler observó sus piernas. — Es gratis  y todos sus compañeros ya la tomaron.

Tayler dudó, ya que recordó que los mellizos murieron en esa cirugía, además de ello no  quería que su cuerpo sufriera más, tenía el presentimiento de que si accedía  podría quedar con parálisis, no quería ese  futuro. Él miró a Sally quien en su mirada expresaba que lo apoyaría en cualquier decisión que tomará. Él suspiró y observó a la joven quien esperaba una respuesta.

— Yo... En realidad no quiero que mi cuerpo sea sometido a más cosas, y menos si no son cien por ciento seguras. — La enfermera comprendió a lo que se refería. — Además, ya me acostumbre a esto, me las arreglaré. De todas formas, se los agradezco. — Sonrió.

— Muy bien, señor. Lo comprendo, ahora lo dejaré descansar, Sally, puedes hablar con tu padre pero evita que haga fuerza ¿Entendido pequeña? Lo dejaré a tu cargo. — Sonrió dulcemente.

— No se preocupe señorita, yo lo cuido. — Dijo Sally.

Tayler y Elena rieron. Luego la enfermera se retiró dejando a ambos solos en la habitación, se miraron el uno a el otro con pequeñas sonrisas, de verdad se sentían libres, felices, después de tanto, lograron sobrevivir y estaban contentos con ellos, luego se escucharon variadas pisadas que se dirigían rápidamente a la habitación de Tayler, éste y sally observaron a la puerta sorprendidos, escucharon un grito de impacto proveniente de la enfermera y del joven que iba anteriormente tras Sally.

Luego notaron a dos chicas jóvenes y dos personas mayores entrar a la habitación con rostros de preocupación, al estar adentro ignoraron a el enfermero que les pedía que se tranquilizaran y a la pequeña que se encontraba sorprendida ante ellos, se acercaron a Tayler, quien los miraba sorprendido con las palabras en su garganta.

— ¿Tayler estás bien? — Preguntó la señora.

— ¿Cómo te encuentras? — Preguntó una joven.

— ¡Dios mío muchacho, casi nos matas del susto! — Exclamó el señor con la mano en su corazón.

— ¡Te vimos en las noticias Tay Tay! ¿¡Aún respiras!? — Preguntó con notable preocupación la otra joven.

Tayler los miró a cada uno, luego sonrió con un leve rubor en sus mejillas algo apenado, pero de igual manera no evitó dejar que una lágrima de felicidad cayera.

Era su familia.

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