Capítulo 36 : Kyle & Karla.
Otro día en aquel aburrido empleo. Kyle abría y cerraba sin interés la caja registradora de dinero mientras que su hermana se encargaba de limpiar las ventanas. Irritada suspiró y volteó enojada con su mirada puesta en su hermano mayor que no paraba de causar aquel sonido que la empezaba a molestar.
Se dirigió hacia Kyle y con fuerza golpeó levemente la mesa en la que se encontraba, éste reaccionó un tanto sorprendido al ver a su hermana ante él con el ceño fruncido.
— Kyle, por favor. — Karla sonrió forzadamente.
— Oh, lo lamento. Es que... Ahg, ¡Estoy aburrido, no hay clientes que atender! — Exclamó Kyle mientras cerraba la caja registradora.
— Lo sé, ¿Pero qué vamos a hacer? — Suspiró. — Esto es deprimente, somos un fracaso en la vida.
— No pienses así karla, estaremos bien. — Dijo su hermano con la intención de calmarla, cosa que no logró.
Sin previo aviso comenzó a llorar preocupando a su hermano, quien inmediatamente salió de su puesto para acercarse a su hermana, la abrazó con fuerza e intentó consolarla.
— Hey, está bien, no hay porqué llorar. — Susurró Kyle.
Karla simplemente asintió para después alejarse y limpiar sus lágrimas. En ese momento se escuchó la puerta ser abierta, Kyle junto a su hermana dirigieron sus miradas a la persona que había causado tal sonido. Era un hombre de peculiar cabello blanco, ya conocido como Scott, e iba acompañado del joven Eric.
— Buenas tardes, necesitamos un par de cosas. — Dijo Scott con seriedad en su tono de voz.
— Oh, claro. — Sonrió Kyle mientras se dirigía rápidamente a su puesto.
Mientras Scott hablaba de la cosas que necesitaba con el joven Kyle, Eric se dirigió a la chica con una leve sonrisa, ella le saludó un poco incómoda por la presencia inesperada y desconocida del hombre. Eric notó los ojos levemente rojizos de Karla, por lo cual curioso, le preguntó al respecto. Ella simplemente le comentó lo sucedido hace unos minutos de que entrarán. Eric se dio cuenta que karla era una chica fácil de sacar información de sí misma con el simple acto de preguntar de una manera atenta. No pudo evitar sonreír sin que la chica se diera cuenta, recordó las palabras de Robert en ese preciso momento "Aún faltan más personas, sigan buscando" volteó hacia sus espaldas para ver nuevamente a el joven que atendía a Scott, se les notaba en ambos jóvenes unos que otros rasgos parecidos. Miró nuevamente la chica con una leve sonrisa.
— ¿Él es tu hermano? — Apuntó a Kyle.
— Sí. ¿Por qué?
— Porque se parece un poco a tí. — Le sonrió de una manera agradable, lo cual por alguna razón la tranquilizó un poco. — Esperame un momento ¿Si? Ya vuelvo. — Karla asintió para después dirigirse a su compañero.
— Bien, creo que— Scott fue interrumpido por Eric, quien le susurró la idea rápidamente pero entendible para él. — Okay, pero no tardes. — Susurró. — Oh, perdona, pero me acabo de acordar de que aún me faltan unas cuantas cosas. — Mintió de una manera creíble.
— No se preocupe ¿Cuáles cosas le faltan, señor? — Respondió amablemente el joven.
Eric se acercó nuevamente a la chica para conversar con ella sobre variados temas, respecto a su vida. Se sentía orgulloso por el simple hecho de encontrar a una presa fácil, mejor dicho dos presas. Después de la conversación, Scott se retiró con las cosas que necesitaba junto a Eric, quien se despidió de la joven chica y le sonrió a Kyle, lo cual lo enrarecio y por alguna razón le preocupó.
Al llegar la noche, ambos deciden cerrar el negocio por ese día. Ambos Caminaron tranquilamente por las calles limpias, sólo unas cuantas personas pasaban con el mismo objetivo que los hermanos, regresar a sus hogares con sus familias, pero en el caso de Kyle y Karla era distinto, ambos eran huérfanos de niños, ya que su madre falleció al tenerlos y su padre tubo un accidente al conducir ebrio. Trabajaron desde pequeños para ganarse la vida lo cual fue complicado.
Fueron a el pequeño hogar que sus padres le dejaron para sobrevivir. En el lugar agotados realizaron sus necesidades personales para después descansar para otro día. Se fueron a sus respectivas habitaciones mientras se despedían el uno del otro. Kyle se estiró para relajar sus huesos un poco tiesos, luego se tiró a la cama junto a un bostezo, apagó la lámpara que se encontraba en la mesa de noche a su lado, cerró sus ojos para después arroparse con las suaves y delgadas sábanas. Mientras, karla peinaba su cabello con su mirada puesta en el espejo ante ella, al tener su cabello liso se dirigió a su cama, con tranquilidad se metió por debajo de las sábanas cubriéndola por completo, cerró sus ojos y en pocos minutos calló dormida.
Unas horas después, el grupo de cuatro hombres enviados por Robert se encontraban al frente de la casa.
— ¿Estás seguro de que ella te dijo la verdad? — Preguntó dudoso Daniel a su compañero Eric.
— Claro que lo estoy, se le notaba que no sabe mentir. — Dijo Eric sonriente.
— Bien, vamos. — Dijo de inmediato Fabián.
Se acercaron a paso tranquilo a la puerta principal que les permitiría entrar a el hogar de los hermanos. Fabián agarró la perilla y la giro, tal y como sospechaba, estaba abierta ya que habían olvidado colocar el seguro, cosa que era normal en aquel tiempo. Entraron en silencio mientras observaban la pequeña casa en la que se encontraban. Fabián envió a José y a Daniel a buscar a los hermanos para irse de ese lugar, ya se encontraba por algún razón desconocida casado como para alargar el secuestro.
Daniel y José se dirigieron rápidamente a la habitación que se encontraban en un corto pasillo, donde suponían que se encontraban descansando los mellizos. Comprobaron que estaban en lo cierto, ya que al abrir las puertas de las habitaciones de las cuales suponían, se encontraban los jóvenes descansando. Como Fabián no quería peleas ni resistencias en esa vez, decidió utilizar simplemente un poco de cloroformo para dormirlos a más profundidad.
Como era de esperarse, despertaron al sentir el pañuelo un tanto húmedo en sus rostros, pero por el efecto que causó el líquido esparcido en la prenda cayeron nuevamente dormidos sin haber gritado o haber realizado una acción de defensa. Daniel cargó de espalda a Kyle para después salir de la habitación, unos segundos después apareció José con Karla.
Fabián al notar que sus amigos habían vuelto con el objetivo, llamó a Eric quien había encontrado finalmente la llave de la casa. Daniel junto a José se retiraron rápidamente con los mellizos para después montarlos en el auto que habían traído con ellos para facilitar el secuestro. Fabián iba a seguir a el par que se encontraba afuera de la casa, pero fue detenido por Eric quien tenía en sus manos el documento del pequeño negocio en el que trabajaban los hermanos. En la hoja de papel informaba que aquella tienda era de su propiedad, también incluía que la tienda podría ser vendida a otra persona ya sea para continuar con el mismo negocio o reconstruirlo para formar otro, como era obvio, perderían la propiedad al venderla y se la quedaría el nuevo jefe del lugar.
Fabián sonrió al leer el contrato, tendrían una buena fortuna al vender aquel negocio. Luego ambos se retiraron con los papeles y las llaves. Había salido más que bien para ellos, salió completamente existosa, por el simple hecho de que Karla no pudo evitar responder todas las preguntas personales que le había realizado Eric, por lo cual fue más sencillo; no tener que vigilarlos a todo momento para saber de ellos y recrear un plan complejo.
Nunca le enseñaron a desconfiar en un desconocido.
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