Capítulo 34 : Kateryn.
Era medio día. Un chica independiente de veinticinco años de edad salió rápidamente de su hogar ya que iba tarde a algo importante, su empleo. Era una joven mujer de cabello corto rojizo, piel clara, ojos verdes claros y estatua promedio. Paró jadeante ante las calles, al notar que un taxi se aproximaba levantó su mano para detenerlo lo cual sucedió, le dio una dirección y el conductor asintió, se montó a el auto en el puesto del copiloto.
Mientras el auto avanzaba hacia la dirección que ella describió, miró por la venta acomodando su cabello que se había desordenado un poco al correr. En unos minutos llegó a el lugar que esperaba, le pagó a el taxista y le agradeció su servicio para después correr hacia la puerta principal.
Entró a el lugar jadeante observando a sus alrededores buscando a alguien en específico. Un hombre al verla entrar, se acercó con unos papeles en sus manos.
- Ahí estás, Kateryn. Llegas tarde. - Dijo el hombre ante ella.
- Si, lo sé. Lo lamento, prometo que no volverá a suceder. - Dijo la chica sonriendo agotada.
- Ve a trabajar. - Ordenó para después retirarse.
Kateryn suspiró aliviada. Corrió hacia las escaleras ya que su parte del trabajo se encontraba en el segundo piso. Al estar arriba caminó a la cocina observando por la gran ventaja a los clientes que comían complacidos, claramente, era un restaurante.
Una mujer llamó a Kateryn, quien reaccionó inmediatamente, se acercó a la dueña de esa ronca voz, su jefa. Con el ceño fruncido le ordenó que se cambiará y empezará a cocinar de inmediato, cosa que ella obedeció sin reprochó. Al tener el el traje especial para cocinar, tomó una olla, un pedido y se dirigió rápidamente a su respectivo puesto de cocina.
Leyó rápidamente lo que contenía el papel, pensó un momento y fue hacia la habitación de los ingredientes en busca de lo necesario para la preparación de la comida pedida. Al tenerlos en manos se dirigió nuevamente a su puesto, dejó con cuidado los alimentos sobre la mesa y encendió la cocina para comenzar.
Sintió una mirada sobre ella, pero no le incómodo en lo adsoluto, sonrió y volteó con sus mejillas rojizas. Un agradable y atractivo chico la miraba con una leve sonrisa y sus mejillas coloridas, tenía veintinueve años de edad, cabello negro como la noche, ojos color miel, piel blanca y estatura alta. Cocinaba en la esquina de la misma fila que Kateryn, pero ella trabaja en la otra esquina lo cual los separaba.
Ella trabajó ahí dos años y aquél chico trabajó ahí apenas hace unos meses, pero no era malo en lo que hacía. Ya se habían topado y mirado un par de veces, lo que sucedía entre ellos era lo ya conocido "amor a primera vista"
Era obvio que ambos se atraían, pero les avergonzaba acercarse el uno al otro, sus corazones se aceleraban y sus piernas temblaban, querían acercarse y conocerse mejor, más que sólo saludos y despedidas de los típicos compañeros de trabajo, pero los nervios se los impedían. Kateryn bajó su mirada porque tenía que concentrarse en su trabajo al igual que el chico, pero aún así ambos no borraron sus sonrisas de sus rostros aún con sus mejillas rojizas.
El día terminó. La noche llegó y las personas comenzaron a retirarse, Kateryn limpiaba los objetos de cocina que había utilizado en el fregadero con algo de pereza, estaba un tanto agotada. En eso, el chico con quien intercambiaba miradas hace horas, se le acercó con una hoja de papel en manos. Kateryn levantó su mirada, nerviosamente secó sus manos con un pequeño trapo de cocina y miró a el chico ante ella.
- Hola Kateryn. - Ella sonrió. - Esto es para tí. - le entregó la carta que tenía su nombre. - Bueno... je, adiós. Nos vemos. - Dijo con una sonrisa nerviosa y avergonzado para después retirarse rápidamente intentando ocultar su rostro con su mano.
Kateryn río y miró la carta que tenía escrito su nombre en mayúsculas. Tomó sus cosas, apagó las luces y salió por la puerta trasera. A los pocos segundos de irse, el chico de ojos color miel volvió un tanto agitado, entró a la cocina y buscó con la mirada a Kateryn, pero ésta ya se había ido.
- Se me olvidó decirte que un desconocido te dejó esa carta... - Susurró para sí mismo, luego suspiró y se retiró del lugar nuevamente, intentando restarle importancia.
Kateryn paró en mitad del camino y abrió la carta curiosa. Al empezar a leer lo que contenía escrito la hoja de papel, no pudo evitar sonreír y sonrojarse. Era de Michael, el chico del cual gustaba. Leyó toda la carta, la cual decía que quería conocerla esa misma noche, ya que aún era temprano, además de ello no se habían conocido formalmente en meses, ese al fin era el momento de conocerse y tal vez ser más que compañeros.
Se dirigió rápidamente hacia la dirección mencionada en el papel. Era un poco lejos pero le restó importancia sólo por el hecho de tener solamente en la cabeza la idea de que conocería aquel lindo chico. Al estar en el lugar correcto, notó que era un lugar alejado pero lindo, sólo había un gran árbol junto a un columpio al lado de éste, hecho a mano. Se acercó y se sentó a esperarlo, ya que según su reloj había llegado un poco antes.
Pero notó algo que hizo que un mal presentimiento naciera en su ser. Un hombre se acercaba a ella, pero claramente no era Michael, su apariencia era distinta, era Eric. Ella asustada se levantó con la mirada fija en Eric, éste simplemente caminaba hacia ella con pasos lentos causadole más pánico a la chica. Pero fue para peor al sentir manos en sus hombros.
José la había empujado con fuerza a el suelo, ella intentó luchar pero la fuerza de cuatro hombres no era para nada comparado con sus pocas fuerzas. Fabián y Daniel amarraron fuertemente sus brazos y piernas evitando cualquier movimiento de escapatoria. José tapó rápidamente su boca con cinta adhesiva resistente para después dejar a Eric poder cargarla, al estilo princesa. Fabián buscó en el bolso de Kateryn la lleve que permitía la entrada a el restaurante en el que trabajaba.
- Ya saben que hacer. - Dijo Fabián mientras le arrojaba la llave a José.
Éste asintió y junto a Daniel comenzó a correr hacia la dirección del restaurante. Fabián y Eric junto a Kateryn se retiraron del lugar entre las sombras.
Al entrar en el restaurante. José revisó el lugar asegurándose de que no hubiera nadie, lo cual era obvio. Después Daniel corrió a la oficina del jefe, en el escritorio dejó una carta para luego avisar que ya estaba listo. Con rapidez salieron del lugar, cerraron la puerta y se retiraron.
Al día siguiente Michael fue a su empleo a la hora exacta, inmediatamente comenzó a cocinar, pero mientras lo hacía buscaba con la mirada a Kateryn, quien al parecer aún no había llegado. Después de dos horas, se dirigió a la jefa de la cocina y preocupado preguntó por Kateryn.
- Michael, ella renunció. - Dijo con seriedad, como es de costumbre. El mencionado abrió sus ojos como platos sorprendido. - Ayer, al parecer antes de irse, dejó una carta diciendo que se iba de la ciudad y pues, renunció, es todo. Ahora si me lo permites, debo colgar esto afuera. - Dijo mostrando una hoja de papel que anunciaba buscar un nuevo shef con experiencia.
Michael entristecido volvió a su puesto. Nunca tuvo el valor de hablar con ella y se había ido, se sentía patético en ese momento y más que nada arrepentido, lo que no sabía era que la mujer que amaba había sido secuestrada y llevada a un lugar de sufrimiento. Todo por una falsa carta que ni él mismo sabía.
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