Problemas
Al día siguiente, como siempre, Adrien fue al insti en su limusina y Nath andando. Nath se sentó en las escaleras y cuando vio la limusina de Adrien llegar, se fue corriendo a la parte trasera del insti para que no lo viera.
–Nino.
–¿Sí?
–¿Has visto a Nath?
–Pues... Estaba en las escaleras hace un rato.
Adrien: frunció el ceño e hizo un sonido de rabia.
<<Será capullo...>> Y... ¿Sabes a dónde fue?
–Ni idea.
–Vale.
Adrien fue a buscarlo a clase y no estaba. Luego fue al servicio y tampoco. Después miró de reojo en el despacho del director y nada, en el pabellón de deporte ... Ahí si que no. No estaba en ninguna parte.
<<¡Maldito sea! ¿Dónde se habrá metido? Bueno. En algún momento tiene que aparecer.>>
Ya sonó el timbre. Todos iban a clase y Nath no fue hasta un rato después.
–¡SIÉNTENSE Y CÁLLENSE DE UNA MALDITA VEZ!
Todos se sientan rápidamente.
–¡A ver! ¡Voy a pasar lista!
Va diciendo a todos y ve que Marinette faltó de nuevo.
–¡OTRA VEZ FALTANDO ESA CHICA? ¡VOY A HABLAR SERIAMENTE CON SUS PADRES!
<<¡Oh vamos! ¡Tampoco es para tanto! ¡Solo le dije que no me enamoraría nunca de ella! ¡A mí me rechazaron y tardé un día nada más en superarlo!>>
La profesora siguió pasando lista.
–¡NATHANIEL! –empezó a mirar por las mesas a ver si estaba–. ¡NATHANIEL! ¡VAYA! ¡OTRO QUE HA FALTADO!
De repente, abrió la puerta lentamente.
–Presente... –dijo, algo cabizbajo.
–Te escapaste por los pelos.
–Genial... Qué suerte –dijo, sin ningún ánimo.
–La próxima llamo a tus padres, entendido?
–Vale.
Nath se sentó en su sitio, viendo como Adrien lo miraba con una gran ira, aunque su mirada tampoco se quedó atrás.
–Anda mira, ahí está.
–Sí... Ya lo he visto.
–¿A qué viene esa cara?
–Nada. No te importa.
–Estás muy raro últimamente.
–¿SÍ? NO ME DIGAS! –alzó la voz.
–¡EJEM! ¡AGRESTE! ¡CÁLLASE DE UNA BUENA VEZ!
–¡DÉJEME EN PAZ!
–¡AL DESPACHO DEL DIRECTOR!
–¡BIEN! ¡NO QUIERO SEGUIR AGUANTÁNDOLA! –cogió sus cosas y se fue.
–¡MALDITO NIÑO! ¡TODOS SOIS UNOS ASQUEROSOS! ¡OS ODIO!
–¡PERDONE, PERO YO NO SOY NINGUNA ASQUEROSA! ¡ELLOS SI! ¡YO NO!
–¡Ah perdona, tú no, tú eres especial! –dijo sarcásticamente.
–Ya lo sé.
–En fin. Demos comienzo a esta horrible clase.
<<No Nath, no te duermas, sino te acabará echando a tí también... Pero es que tengo tanto sueño...>>, cada vez iba cerrando más los ojos hasta que se quedó completamente dormido.
Pasó media hora de clase y la profe le pilló.
–¡NATHANIEL! –golpeó fuertemente su mesa. ¿OTRA VEZ DURMIENDO EN MI CLASE? ¡ESTOY HARTA DE TI! ¡VETE FUERA CON AGRESTE!
<<¡Joder no! ¡No quiero volver a estar con ese imbécil violento e inestable! ¡Estoy harto de él!>> Escuche profesora. Tal vez podríamos llegar a un acuerdo. Ya sabe de lo que hablo...
–¡SE ACABÓ! ¡YA SÍ QUE ME COLMASTE LA PACIENCIA! ¡VETE FUERA! ¡YA!
–Al menos lo intenté... No tiene ni idea de lo mucho que se va a arrepentir –cogió sus cosas y se fue.
Mientras tenía que ir al despacho del director, Adrien estaba sentado fuera con los brazos cruzados. Nathaniel al verlo se escondió para evitarlo. La verdad es que no tenía ganas de otro de sus juegos.
<<¿Y cómo voy hasta ahí sin que Adrien me vea? Simplemente no puedo. Me quedaré aquí hasta que pase la hora e iré cuando se vaya>>, se sentó en el suelo y empezó a dibujar.
FLASHBACK:
–Adrien... ¿Qué pasó?
–Que Mendeleiev me ha echado porque le dio la gana.
–Algún motivo tuvo que tener, ¿no?
–Alcé la voz cuando estaba explicando.
–Ah pues... Entonces si hubo motivo.
–Ya... Pero no es como para ponerse así. –se cruzó de brazos.
Al escuchar eso, el Sr Damocles solo se rió.
–Esa mujer tiene muy mal humor... Y muy poca paciencia.
–¡PUF! ¡YA VES!
–Bueno. Espérate fuera a que termine la clase y ya hablo yo con la profesora después.
–Vale. –salió del despacho.
FIN DE FLASHBACK.
Adrien se levantó y se fue al baño.
<<¡Al fin se fue!>>, corriendo tocó la puerta del despacho del director.
–Adelante –dijo el director para que entrase–. ¿Qué ocurre?
–La profesora me echó.
–¿A ti también? ¡Pues estamos sembrados esta mañana! ¿Y por qué te echó a ti?
–Por quedarme dormido. Y quizá también por no caerle muy bien. No es la primera vez que me echa.
–Cierto. Respecto a lo de quedarte dormido... ¿Acaso tienes insomnio?
–Lo más probable –respondió, como si le diese igual.
–Deberías de ir al médico, eso no es bueno.
–Gracias por su consejo, director.
–Bueno. Puedes retirarte.
Sin decir más nada, le levantó, abrió la puerta y se fue.
Justo en ese momento ve a Adrien regresar y entonces sale corriendo a esconderse.
–¿Hmm? ¿Qué fue eso?
<<¡Mierda! ¡Nooo! ¡Vete ya!>>, se empezó a poner nervioso porque no quería que lo pillase. Lo que menos necesitaba era que le volviese a joder de nuevo.
Al no ver a nadie, Adrien se fue hacia otro lado.
<<¡Eso es! ¡Vete a tomar por culo! ¡Por fin! Puto pesado>>.
Terminó la hora y volvieron a la clase, Nath antes que Adrien, por un sitio donde no lo viera y corrió hasta su sitio para que pareciera que no había pasado nada. La profesora fue a hablar irritada con el director y le dijo que se tomara una semana de vacaciones y ella salió tan feliz del insti. Adrien entró en la clase, se sentó en su sitio y se quedó mirando a Nath con cara enfadada mientras estaba dibujando en su cuaderno.
Llegó el recreo y todos salieron. Nath como siempre salía el último, ya que tenía que coger su comida, su cuaderno, su lápiz y su goma. Lo que no sabía es que al salir de allí, Adrien lo iba a estar esperando...
–Bueno. Ya lo tengo todo –dijo susurrando para sí mismo–. Debo de salir rápido y corriendo antes de que me encuentre con A...
–¿Conmigo?
–¡Me cago en la puta!
–¿Qué te creías? ¿Que ibas a estar todo el día evadiéndome?
–¡Pero bueno! ¿Tú es que no te hartas de joder o qué?
–¿Sigues con esa actitud de mierda? ¿Qué te creías? ¿Que esto se había acabado ya? No, amigo no. Esto es solo el comienzo. Y esta vez me has hecho enfadar de verdad.
–Definitivamente estás mal de la cabeza.
Como no le hacía caso, le cogió del brazo con fuerza y lo empujó hasta una de las mesas, en concreto en la que se sienta él, en la primera fila.
–Súbete encima de la mesa.
–¿Y si no quiero qué?
–¿Quieres que haga que te odien todos?
–¡Estoy harto de que me amenaces todo el rato con esa mierda! ¿Te crees mejor solo por ser modelo y tener dinero? ¿Sientes que tienes poder sobre el resto de personas por tu clase social y que eso te da derecho a hacer lo que quieras con ellas? Pues ya te digo yo que no. ¿Sabes? Te sugiero que vayas a un psiquiatra porque está claro que tienes un gran problema. Y eso está más que confirmado cuando el motivo de tu pérdida total de cordura fue un simple rechazo.
Ya cansado de la rebeldía de Nath, lo agarró y lo obligó a tumbarse a la fuerza sobre la mesa.
–¡No pienso dejar que te vayas, y mucho menos con lo que me ha costado pillarte! –se pone encima de él. ¡A ver quién de los dos va a acabar yendo a un psiquiatra antes!
–¡SUÉLTAME! ¡QUÍTAME LAS MANOS DE ENCIMA! ¡PUTO ACOSADOR!
–¡Cállate, nos van a oír!
–¡ESA ES MI INTENCIÓN! ¡AYUDA! ¡ADRIEN AGRESTE ESTÁ INTENTANDO VIOLARME!
Como no se callaba, cogió fiso de su estuche y le tapó la boca.
–¡Me has obligado a esto! –le sujetó las manos para que no pudiera moverse.
<<¡Ojalá alguien me salve de esta! No quiero acabar inválido porque este imbécil no sabe tener sexo en condiciones!>>.
–!TE VOY A HACER TANTO DAÑO QUE NO PODRÁS CAMINAR EN UNA SEMANA! –gritó, muy cabreado.
De repente, alguien va a abrir la puerta.
<<¡MIERDA!>>.
<<¡BIEN! ¡MIS PLEGARIAS FUERON ESCUCHADAS!>>.
–Adrien, cuánto te qued... ¿Qué está pasando aquí? –preguntó Nino, algo confundido.
–¡NADA! ¡VETE!
Nathaniel le intentó hacer gestos para que entendiese la indirecta y que supiese que le estaba intentando violar. Aunque eso fuese más que evidente. Por suerte, pareció entenderlo.
–¿QUÉ LE ESTÁS HACIENDO? ¡SUÉLTALO!
–¡NO TE METAS EN MIS ASUNTOS!
–¡ESTÁS LOCO! EL RECHAZO QUE TE DIERON TE ESTÁ AFECTANDO DEMASIADO!
<<Y qué lo digas>>, pensó el pelirrojo.
–¡CÁLLATE! ¡ESO YA LO SUPERÉ!
<<Sí claro, y yo no sé dibujar>>.
–¡PUES NO LO PARECE! –fue hasta Nath y le quitó el fiso de la boca.
–¡NINO! ¡AYÚDAME POR FAVOR! ¡ESTE LOCO INTENTA VIOLARME!
–¡BASTA YA! ¡DÉJALE EN PAZ!
Al final Adrien hizo caso y se bajó de la mesa.
–Vale, esta vez te haré caso porque ya queda poco para que empiece la clase, ¡pero la próxima ni me molestaré en escucharte y como te metas en medio sufrirás tú también! –le amenaza y se va muy enfadado, dando un portazo.
Nino le ayudó a levantarse y lo abrazó.
–No te preocupes colega, ya pasó todo.
Cuando su compañero lo abrazó, Nath se quedó con cara de "¿Por qué me está abrazando?" debido a su odio hacia el contacto físico. Pero no podía ser malo con él y menos cuando le salvó de que lo violase el loco de su amigo. En verdad el estar con él le hacía sentir paz.
–Gracias por salvarme. Te lo debo. En serio.
–Bueno... Podrías empezar devolviéndome mis 35 euros –dijo, riéndose.
–Oye oye, no te pases, ¿eh? –le respondió, siguiéndole el rollo.
–Era una broma, no te preocupes por el dinero –esta vez solo le sonrió–. Lo importante es que estés bien. Ahora vete y aprovecha lo que queda de recreo para comer y hacer lo que sea y si te vuelve a dar problemas me lo dices, ¿vale?
–Claro, mi ángel de la guarda –le miró sonriendo al decir eso y obtuvo como respuesta que su compañero se riese un poco por la broma.
<<Pobre... ¿Qué cojones le pasa a Adrien? ¿Por qué la ha tomado con él si no le ha hecho nada malo? No lo entiendo>>.
Nathaniel salió al recreo rápidamente y se chocó con Chloe.
–¡MIRA POR DONDE VAS, ESTÚPIDO!
<<Genial, ya lo que me faltaba. ¿Qué será lo próximo, qué me caiga un rayo?>>. ¡MIRA TÚ POR DÓNDE VAS, PIJA DE MIERDA!
–¿PIJA DE MIERDA YO? ¡AHORA SÍ QUE ESTÁS JODIDO!
–Ya lo estaba de antes, así que me da igual. ¿O acaso has dejado alguna vez de molestarme?
–¡SI TE MOLESTO ES PORQUE TE LO GANAS CON TU ASQUEROSA PRESENCIA! ¡ERES UN SER INSIGNIFICANTE Y NO LE IMPORTAS A NADIE!
–Vale vale si, lo he captado. ¿Me dejas pasar?
–¡NO ME IGNORES! ¿ME ESTÁS ESCUCHANDO? ¡PERO MÍRATE! ¡PARECE QUE TE ESTUVIESES METIENDO DROGA CON ESA CARA!
–Genial. ¿Algo más que me tengas que decir?
–¡NO ME VACILES!
–Me duele la cabeza de escuchar tus gritos, ¿puedo pasar? –le dijo, alzando un poco la voz.
–¡Claro! ¡Pasa, monigote!
–¡Por fin! –pasó por su lado.
Mientras estaba pasando lo empujó, resbalando y cayendo. Por ello, su cuaderno cayó también y se salieron todas las páginas en las que salía dibujada Marinette. Al ver eso, Chloe se rió de manera burlona.
–¡Pero mira que tenemos aquí! ¡Esa es la Mariboba! ¡Ambos haríais muy buena pareja! ¡Sois igual de imbéciles!
–Sí, sería estupendo. ¿Se lo podrías decir también a ella? Porque si se lo digo yo, no me va a hacer ni caso.
–¡Cierto! ¡Que ella ni siquiera te quiere! ¡Pero qué ridículo eres! –siguió riéndose de la misma manera, pero mucho más alto. ¡No te quieren ni las más inútiles!
–Por eso no me quieres tú tampoco, ¿verdad?
Chloe se quedó boquiabierta por tal respuesta.
–Hasta luego Chloe. Me quedaría más tiempo a disfrutar de esta agradable conversación, pero prefiero invertir el tiempo que me queda de recreo dibujando.
Tras eso, se fue al cuarto de baño, y se sentó sobre uno de los inodoros. Prefería quedarse allí porque era más silencioso y así no le molestarían más personas indeseables. Y para colmo, todo lo que le había pasado con los dos rubios insoportables, le había quitado las ganas de comer, además de que por sí estaba teniendo falta de apetito.
Terminó el recreo y todos fueron a clase. Juleka y Rose vieron como estaba Nath y se acercaron a él.
–¿Qué te pasa? ¡Se te ve muy mal! ¡Y ni siquiera has comido! –le preguntó Rose, preocupada.
–¿Por qué lo dices? Si siempre estoy así. Y por lo de la comida no te preocupes, simplemente no tengo hambre.
–No es bueno ocultar tu sufrimiento –dijo Juleka–. Créeme, te lo digo por experiencia.
–Que no es nada, de verdad. Estoy bien, chicas.
–Cielo, si tienes algún problema, sabes que puedes contar con nosotras.
–¿Por qué os preocupáis de un monigote como yo?
–No eres ningún monigote. ¿Quién te dijo eso? Déjame adivinar... ¿Chloe, verdad?
Nathaniel no respondió, dando a entender que sí.
–Oh... Chloe se ha pasado. Y Sabrina, ¿no estaba con ella?
–No.
–Es una perra. No le hagas caso.
–Por favor, iros a vuestro sitio. Quiero estar solo.
–Vale, pero cuando necesites apoyo, siempre nos tendrás para ayudarte.
–Sí...
–Gracias –dijo, sin mostrar ninguna expresión.
–¡De nada! –le sonrió y le acarició la cabeza–. ¡Anímate y elimina los comentarios negativos de tu mente!
–No hay de qué. Mucho ánimo.
Ambas se van a su sitio.
Después de las clases, cada uno se iba a su casa y Nath como siempre era el último en recoger. A la salida del insti...
–¡¿Otra vez?! ¡¿Pero cuando me vas a dejar en paz?!
–¡NUNCA!
–¡YA ESTOY HARTO! ¡DÉJAME! ¡NO QUIERO SEGUIR CON ESTO!
Adrien lo agarró con fuerza del brazo y lo llevó a un callejón.
–¡¿Pero qué te crees que estás haciendo?!
Cuando llegaron, lo arrinconó en la pared y le puso las manos contra el muro, apretándole las muñecas.
–¡PARA YA!
–¡NO! –le empezó a morder fuerte el cuello.
Nathaniel al recibir tal mordisco gritó de dolor.
–¡NO GRITES O SERÁ PEOR! –dejó de morderle el cuello y le pellizcó con fuerza un pezón, retorciéndoselo.
Se mordió el labio inferior por el dolor.
–¡HOY ME TIENES MUY CABREADO!
–¡SUÉLTAME DE UNA PUTA VEZ, MALDITO ENFERMO! –intentó resistir y empujarle, pero eso solo aumentó su dolor.
Al ver que ya estaba muy dolido, le soltó el pezón.
–¡Escúchame porque solo lo diré una vez y no lo volveré a repetir! ¡Me da igual que no quieras porque estés en plan rebelde o porque estés dolorido, si yo quiero te aguantas y harás lo que yo te diga cuando yo lo diga! ¿ENTENDIDO?
–¡TÚ NO ERES QUIÉN PARA MANDARME!
Como dijo esa respuesta, Adrien le dio una bofetada fuerte, haciendo que por el shock se quedase un buen rato sin hablar
–¡YA TE DIJE QUE NO SOPORTO QUE TENGAS ESA ACTITUD DE MIERDA! ¡COMO SIGAS ASÍ, VAS A ESTAR MUY JODIDO! ¡ACEPTA TU FUNCIÓN, MALDITA PUTA DE MIERDA!
Quiso seguir respondiéndole, pero supo que así solo iba a empeorar las cosas y decidió seguirle el rollo para ver si así por lo menos lo dejaba en paz un rato.
–E-Está bien.
–Bien. Así me gusta. Esta tarde te quiero en mi casa a las seis, ¿de acuerdo?
–Claro... Como quieras.
De todos modos, qué opción tenía. Si no le hacía caso iba a ser peor y por la reputación y el puesto que tenía, era prácticamente intocable y podía hacer lo que le viniese en gana con los demás. Al igual que Chloe.
–Perfecto. Puedes irte.
Y sin decirle nada más, se fue de allí corriendo. Adrien fue hacia su limusina y una vez allí, se subió.
–¿Señorito Agreste, a qué se debe tanta tardanza? –preguntó su chófer.
–Estaba... Arreglando unos asuntillos.
–Ah. Vale.
<<Hoy me voy a divertir bastante...>>, pensó, haciendo una sonrisa malévola.
CONTINUARÁ...
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