Capitulo 34

Capitulo 34

—Día 211—


   Shizuo dormía profundamente, como si nunca hubiese dormido, y aprovechando tal hecho, la señorita Higurashi acomodó su bata mientras se sentaba en la cama. Posiblemente todos volverían a dormir a tales horas de la mañana, y Higurashi tenía tiempo sin desahogarse con alguien, o mejor dicho, nunca había hablado de lo que sentía, y qué mejor que hacerlo con un muchacho científico desconocido que tenía tiempo libre.

   Shinra parecía atento, sin sueño, detallando cada movimiento o gesto de la dama que tomaba pequeños sorbos de su café. Como científico, sentía que la información que Higurashi le diese, sería de vital importancia. Como humano, sabía que estaba reabriendo una herida que posiblemente nunca sanaría.


—Verás, yo no quería estar en este mundo— comenzó ella con una tenue sonrisa—. De joven, nunca pensé que llegaría a ser una mafiosa, es decir, son cosas que solo lees en libros de ficción. Pero entonces conocí al que sería el amor de mi vida— usó cierto sarcasmo en su última frase, Shinra supuso que no fue un romance para niños—. Era guapo, inteligente y ruso, supuse que sería un buen ejemplo, pero resultó ser peligroso y yo terminé enamorada de él más de lo esperado— la mujer contaba aquello como si lo hubiese practicado de memoria—. Pero lo dejé cuando supe que estaba metido en cosas malas, cuando empezó a amenazar a mis padres, y tuve que huir de mi hogar en ese momento.

—Disculpe, ¿Usted no es originaría de Japón?— Shinra se vio curioso, incapaz de mantener la boca cerrada, pero Higurashi le miró con comprensión. Según, Higurashi era una mujer mafiosa y poderosa en muchos países asiáticos y europeos, asumía que provenía de Japón.

—Mis raíces son de aquí. Mis padres y hermanos nacieron en la capital, pero yo nací en Vietnam, a donde se mudaron en cuanto mi madre quedó embarazada de mí— agregó con calma, y Shinra pereció interesado—. No éramos una familia adinerada pero nos gustaba trabajar y éramos honestos. Pero en cuanto mi familia se vio metida en problemas por culpa de un hombre que se negaba a que me alejara de él, tuve que tomar medidas.


   Shinra se acomodó mejor en la silla, curioso por la gran historia de una mujer tan poderosa.


—En Vietnam, comenzó mi negocio con los hombres. Me volví famosa entre los chicos de la universidad, aunque muchos temían acercarse a mí luego de sabe que me separé de dicho infeliz. A pesar de ello, me empecé a abrir camino entre los grandes gracias a él, empecé a hacer contactos gracias a que sabía sobre informática y psicología, y con ello, mi nombre fue creciendo con el tiempo. Y fue que conocí a mi querido Edgar, un hombre guapo y lleno de vida, tenía un par de tatuajes y su cuerpo no era tan exuberante como solían ser los guardaespaldas. Pero era perfecto para mí— ella recordaba cada momento con nostalgia, cariño, incluso Shinra pudo ver un pequeño color carmín en sus mejillas—. Era de descendencia americana, y tenía una sonrisa encantadora, pero casualmente solo mantenía la postura fría conmigo, cosa que me causaba gracia.


   Shinra no terminaba de creer tal historia romántica.


—Empezamos a salir a escondidas, y quedé embarazada— sonrió, pero Shinra pudo notar el rojizo de su nariz. La mujer sabía ocultar sus sentimientos—. Él se puso muy feliz, pero decidimos mantenerlo en secreto. A los tres meses perdí al bebé— la dama hizo una pausa, fue un dato abrupto, y Shinra sintió un golpe en el pecho—Fue duro para ambos, pero no podía dejar que eso me detuviese, y él me consoló, ayudándome a manejar todo tipo de armas. Era una mujer hermosa, según él, y debía aprender a engañar y matar con mis atributos— la quijada de la mujer parecía tensa—. Volví a quedar embarazada al año, él hacía lo posible por sobrevivir a mi lado. Me había formado una reputación y muchos querían llegar a mí, pero hice amistades y gracias a ello ahora supongo que sigo viva.


   Shinra sabía que con la mirada rogaba la continuación de la historia. Shizuo dormía, la mujer detuvo su habla para tomar un sorbo de café y miró al rubio, al cual le acarició el cabello con cuidado.


—El bebé nació sano, y se parecía a él— sonrió con nostalgia, refiriéndose a Edgar quizá, o a Shizuo, o al parecido entre ambos—. No quería criarlo en un ambiente tan peligroso, me asustaba cuando el pequeño estaba lejos de mí, cuando lloraba, cuando iba a juga con alguno de los guardaespaldas, tuve miedo de que le lastimaran. Pero Edgar los había adoctrinado perfectamente para mí, había hecho un ambiente donde un niño pudiese ser niño y a la vez madurar con rapidez; fue triste pero a la vez me hacía sentir aliviada— Higurashi tomó otro sorbo de café—. Le enseñó todo para ser el perfecto asesino, el mejor con las armas, el mejor en combate, y yo no podía negarme porque sino ese niño no sobreviviría; a pesar de los mimos y cariños que nunca faltaron, Aaron se volvió un experto y pronto conoció el ambiente en el que estaba. Una noche, emboscaron la mansión donde vivíamos. El idiota ruso parecía no superarme, y esa noche perdí al verdadero amor de mi vida.


   Los ojos de la dama se cristalizaron, pero se mantenía firme, acariciando los cabellos de Shizuo, y terminó por suspirar. Sintiendo como su corazón nuevamente se apretujaba, decidió tomar un respiro, un sorbo de café y relajar sus hombros.


—Wow, no esperaba sentirme así— rio con amargura—. Ha pasado tanto, y es como si lo hubiese vivido ayer— Shinra no sabía qué decirle a la mujer, pero tomó su mano con miedo, porque capaz la dama se sentiría ofendida, pero él quería demostrarle que todo sería superado o vengado. Higurashi le sonrió con suavidad—. Viajamos mucho. Me instalé en muchos países, aprendimos varios idiomas para simular una vida normal, le seguí los pasos al idiota ruso para que no llegara a mi. Así fue por años. Aaron ya era todo un hombre, guapo, se parecía a su padre y me cuidaba tanto que regañaba a los demás subordinados cuando no sabían de mí. Podía llegar a ser tedioso— rio con ternura, pero pronto esa sonrisa se apagó—. Era una dulzura de chico malo. Y un día pasó, me encontraron.


   Higurashi miró a la nada, su tono de voz cambió a algo más frío, Shinra se preparaba mentalmente para oír aquello que posiblemente le dejaría una huella. Para ser un científico, era muy empático.


—Era de madrugada y las alarmas fueron desactivadas, estábamos desarmados. Aaron corrió a mi cuarto sin pensarlo, solo siguió su instinto y su miedo y yo no pude hacer nada— la voz de Higurashi se alteraba de a poco, y aun así ella intentaba mantener la calma—. Al entrar, yo estaba de pie porque sentía que alguien me miraba, y en cuanto vi sus ojos, su alegría por verme ahí a salvo, vi a Fonikov, el desgraciado infeliz ruso, a sus espaldas. No tenía mis armas, estaba lejos de él, y Fonikov me sonrió antes de dispararle por la espalda a mi pequeño bebé— la mujer dejó salir un par de lágrimas, tapó su nariz con el puente de su mano y cerró los ojos, para luego limpiar los bordes de sus ojos—. Solo lo vi caer y tomé mi arma y la descargué contra el pasillo por donde ese desgraciado se fue, llevándose consigo todo mi mundo. Me arrodillé, oí a mis hombres correr por toda la mansión en busca de los infiltrados y oí disparos, pero solo me vi capaz de acomodar lo que quedaba de mi hijo contra mi pecho. Su último aliento y me pedía perdón por haber hecho mal su trabajo. Le repetí lo perfecto que había sido, lo maravilloso hijo que era, lo mucho que lo amaba, a pesar de siempre decírselo. A mis espaldas sentí el filo de un arma, y luego oí otro disparo. No quería dejar a Aaron, ya había muerto en mis brazos pero no quería soltarle. Entonces el sol salió, y al girar un poco la mirada, mis hombres estaban allí, esperando por mí, todos cabizbajos, y sabía que lamentaban lo ocurrido.


   Shinra tapó su boca estupefacto, con lentitud, sudando frío. Se sintió un estúpido al haber pedido tal explicación, tal dolorosa historia. Higurashi no tardó en limpiar su rostro, en respirar profundo y volver a su postura.


—Fonikov sólo buscaba acabar con mi vida, y destruyó mi mundo entero. Y yo me prometí que haría lo posible por acabar con lo de él, hasta el más mísero detalle, lo explotaría frente a sus ojos— la mujer peinó con elegancia su cabello, sentía su corazón acelerado, pero ahora solo reafirma a todas las metas que tenía.


   Shinra todavía no se dignaba a mirarla, no luego de tal historia llena de sentimientos. Pensó por un momento que la historia se basaría en deudas, dinero, poder, pero era algo más profundo.


—Todo estará bien, ¿Recuerdas?— Ella comentó al volver la mirada a Shinra, quien parecía consternado—. Vamos, no tienes que ponerte así.

—Realmente es un infeliz— Shinra no tuvo más palabras qué decir. El mundo de las mafias era algo que no quería comprender, que llevaba mucha tragedia consigo, y con mayor razón admiraba a la mujer que ahora les daba cobijo.


   La mujer sonrió con ligereza, soltó un suspiro y estiró su cuello. Dejó los cabellos de Shizuo y volvió a tomar su café. No esperaba contar una historia que por tanto tiempo había ocultado, pero se sentía mejor, porque ese dolor, recordar cada cosa que había destruido su vida, solo le daba mayores motivos para acabar con todo lo que tuviese la firma de Fonikov.


—Esa es mi relación con Fonikov, solo busco venganza para morir en paz. Por ello acudí en cuanto Tom pidió mi colaboración, porque vi una oportunidad para acabar con él y la aprovecharía— agregó, más tranquila, manteniendo esa elegancia que la caracterizaba—. Pero me dejaron impresionada, no esperaba que explotaran su empresa, eso merece mis respetos— su gesto tranquilo intentaba relajar al castaño de lentes.

—Señorita Higurashi, ¿Usted tiene más información acerca de la organización J.K?— Shinra volvía a tener curiosidad, pero esta vez la mujer negó con levedad—. Verá, ¿Sabe por qué buscamos salvar a nuestro amigo?


   Higurashi frunció el ceño, recordando el momento antes de entrar al helicóptero.


—Izaya Orihara, ¿Cierto?— ella le nombró y Shinra asintió, notando el ligero desprecio que ella exhalaba—. Mi sobrino me informó que era alguien de quien cuidarse.

—La empresa J.K trabaja con más que fármacos. Algo malo le hicieron a nuestro amigo, algo que afectó su cuerpo y mente, y no sabemos por qué— Shinra no podía hacer más que darle más información a la mujer—. Y sabemos que están involucrados en la captura de muchos agentes de Dollars, por lo que Tom también se ve afectado, y muchas otras redes de mafia. Nosotros queremos salvar a nuestro amigo, pero es más que salvarlo, es saber cómo volver todo a la normalidad. Y estoy seguro de que algo habrá hecho para que Fonikov solo le busque a él, solo quiera afectarlo a él.


   Higurashi cambió su ceño, más compresivo, y desvió la mirada del científico.


—Voy a investigar más acerca de ese muchacho— culminó, y Shinra se vio agradecido—. Pero si lo que dices es cierto, haber explotado su empresa fue un gran movimiento y de seguro han de estar buscando venganza. Así que debemos estar preparados, ¿De acuerdo?


   ---Continuará---

   Prepárense, mis bellezas, prepárense para la llegada de más personajes. 

   Muchas gracias por leerme, por seguir aquí, por estar bien. Se les quiere muchísimo y espero que estén comiendo bien, bebiendo agua y disfrutando de la casa.

   Mil besos.

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