4.Después de la tormenta
Chat noir saltó entre los tejados, esquivando macetas y balcones dirigiéndose a la mansión Agreste con una sonrisa tonta en los labios.
Demasiado tonta, la verdad.
Había besado a Marinette.
Aun no se lo creía.
No entendía que le había llevado a hacer lo que hizo, que le llevó a cubrir sus labios con hambre y con algo más que no pudo identificar, que le llevó a contarle sus penas a aquel dulce chica que lo arropó y le dio el cariño que él tanto necesitaba.
Se sentía eufórico cuando entró en su cuarto por la ventana, dejando a Plagg con su amado queso, tirándose después en su cama y rodando un par de veces mientras suspiraba frases sin sentido.
-Venga, Romeo, deja de hacer el ridículo-Le dijo Plagg mordisqueando su queso. Cosa que molestó al rubio ya que no le dejaba recordar los acontecimientos acontecidos con Marinette.
-Cállate Plagg
Después de aquello cerró sus ojos. Al día siguiente, en el colegio, intentaría hablar con su tímida compañera de clases. Quería conocerla mejor.
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"Unos labios la besaban suavemente, tirando del labio inferior para un mejor acceso y haciendo que un delicioso cosquilleo le recorriese la espalda, arqueándola hacía él.
Jadeó con fuerza, haciendo que una traviesa lengua se adentrase en su boca con toda la intención de pasar un buen rato en su interior. Ella no se lo iba a impedir.
Deseaba aquello tanto o más que él. Sus manos se perdieron en la suavidad de su traje negro, enterrando las manos en su cabellera dorada y tirando de los mechones, mostrando su necesidad. Él le dedicó una de sus sonrisas gatunas y bajó sus manos para apretar sus pechos desprovistos de ropa."
-Marinette, marinette!!!
La joven parisina despertó sobresaltada al oír los gritos de su kwami que estaba saltando en su estomago. Se levantó de un golpe, sobrecalentada y avergonzadamente húmeda en cierta parte de su anatomía.
¿Acaso...había tenido un sueño? ¿Un sueño con Chat Noir? ¿Un sueño húmedo con Chat noir?
Su kwami la miraba mientras ella se volvía de todos los colores posibles y empezaba a tartamudear en distintos idiomas no reconocibles.
Su siguiente paso fue corretear por la habitación en busca de algo para ponerse y volver a su rutina de escuela.
En una búsqueda en su armario encontró lo que quería: una simple falda roja de tablas, conjuntada con un blusa blanca con un lazo rojo y para terminar una chaqueta roja con unos lunares negras en la parte inferior.
Tomó su mochila y se terminó de calzar uno de sus zapatos negros con un leve tacón, muy femeninos. Tikki revoloteó sobre ella para meterse en su bolsito y se encaminó a la escuela.
Se sentía nerviosa, ansiosa. El sueño aún permanecía en su mente, todo muy vivido y aún recordaba el tacto suave de las manos de Chat noir sobre ella, la suavidad de sus gruesos labios o el brillo de sus ojos cuando la miraba...
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Todos escucharon el golpe que se llevó Marinette al entrar en clase y tropezar con sus propios pies y la correa de la mochila de cierto rubio, que no la había dejado bien puesta.
-¿Estas bien Marinette?-Adrien, preocupado, corrió a ayudarla y le tendió una mano para ayudarla a levantarse. No pudo evitar fijarse en el nuevo atuendo de la chica, que se veía muy hermosa y se perdió en aquellos ojos azules tan intensos. Le paso un brazo por la cintura aunque ella ya estaba completamente levantada y sus pies tocaban el suelo.
La chica se puso nerviosa al instante en que la tocó, su piel suave en contacto directo con la bronceada piel del chico. Sus pelos se erizaron cuando sintió su brazo rodearle la cintura.
Sus labios temblaron a pesar de que no logró formar ningún sonido coherente y a su vez era consciente de que todos los estaban mirando, sobre todo una rubia que inflaba sus mejillas de la ira que sentía al verlos tan cerca.
-¿Estas bien?-Preguntó de nuevo Adrien. Ella se alejó de él rápidamente, como de la peste, con las mejillas al rojo vivo.
-Eh...si, si, gracias-Consiguió articular y ambos volvieron a sus lugares, por una parte Marinette pudo respirar mientras que el rubio quedó confundido pero con nuevas energías.
Durante la pesada mañana llena de libros, bolígrafos bic que escribían cuando querían y hojas de apuntes que nadie entendería, la heroína Marinette se dedicó a dibujar en su blog de diseños pequeños gatitos y finalmente un dibujo del minino que ocupaba su mente, Chat noir.
Alya la pillo un par de veces mientras lo hacía, curvando sus labios en una sonrisa como diciendo "luego me cuentas todo", cosa que la chica no estaba segura de querer contar. ¿Como explicarlo? Ella siempre había sido la acosadora número 1 de Adrien Agreste, amándolo hasta para decorar su habitación con sus fotos pero que pasaba, una noche con aquel gato y ya ocupaba toda su mente?
Ni ella misma lo entendía del todo, de hecho poco o nada de sentido tenía que pensase en aquel gatito, aunque algo se revolvía dentro de ella al pensar en lo mal que lo había tratado aquella noche en la que hirió sus sentimientos.
Él no se merecía aquello, y de nuevo volvió a recordar el suave beso que se dieron. Los labios del gato se había movido con suavidad al principio pero luego cuando consiguieron un ritmo, fueron más insistentes, más rápidos y dulces. Buscando una respuesta por parte de ella.
-!¿Marinette?¡-La voz de cierto rubio y principal problema de su vida, la devolvió a la vida. No sabía cuanto tiempo había estado sin volver a la "tierra" pero en el aula ya no quedaba nadie.
Movió la cabeza hacia los lados, curiosa.
-¿Que paso?
-Las clases ya terminaron, Alya intentó moverte pero parecías absorta en algo-Dijo con dulzura el rubio, quien no quitaba la mirada de sus ojos azules pero ya se había percatado del dibujo que ella había hecho de su alter-ego, Chat noir. Se sentía orgulloso por alguna razón.
-Oh, lo siento...me quedé pensando-Dijo ella con un hermoso rubor en las mejillas y jugando con sus dedos. Entonces pareció entender que Adrien estaba esperando por ella y recogió con rapidez sus cosas.
-Marinette
-¿Si?-¿Que tan hermosos podían ser los ojos de su querido Adrien? ¿Por que se le hacían tan parecidos a los de cierto héroe? Eran tan intensos, con aquel brillo joven y juguetón,..que no dejaban de mirarla a ella...
-¿Podríamos...quedar para hablar...?Quiero decir...nunca hemos hablado mucho...-El chico se rasco la nuca nervioso, buscando las palabras. Le pareció muy tierno.
-Cla-Claro, quiero decir, me encantaría...-Tartamudeó, sintiendo como sus sueños se hacían realidad. Adrien le había pedido una cita!!¿Se podía considerar cita, cierto?
Calma Marinette.
-Perfecto, si quieres...podemos ir a tomar algo ahora...
Adrien se sentía apresurado. Quería/Necesitaba estar con aquella pequeña chica, no sabía si había sido porque la noche anterior que había pasado con ella como Chat noir o si había sido por el consuelo que había recibido de ella. No lo sabía pero lo único que tenía claro era que quería volver a estar con ella.
-Si tu quieres...-Contestó ella, regalandole una linda sonrisa que hizo latir el corazón del chico.
"Se ve preciosa" Pensó Adrien.
Como un cabellero, la escoltó fuera del colegio hacia el centro de la ciudad, caminando a la par mientras disfrutaban de la belleza de la ciudad. Adrien no conocía demasiados sitios "buenos" para una situación como aquella así que dejó que fuera Marinette la que escogiese el lugar.
Llegaron a una linda teteria que estaba decorada con colores pastel y un ambiente muy parisino, adecuado para pequeñas parejas y reuniones esporádicas de gente.
Se sentaron en una esquina, rodeada de pequeñas plantas de plástico y un delicioso olor a café y chocolate.
Al principio ninguno habló, quizás por los nervios o la timidez pero después de pedir un par de bebidas y unos dulces, el chico fue quien rompió el silencio.
-Antes, en clase, vi de casualidad tu libreta de diseños-Comenzó, pues tenía muchas ganas de preguntar aquello que lo atormentaba-Tienes mucho talento, seguro que llegarás muy lejos
La chica se sonrojó por el halago. Bajo sus manos, debajo de la mesa, para jugar con sus pulgares.
-Gracias, yo...bueno, me gustaría creerlo
-Es cierto-Confirmó el chico-También vi que dibujaste a Chat noir. ¿Que piensas de él?
Los ojos del chico brillaban, expectantes por aquello que fuera a decir. Necesitaba saber que al menos ella no lo consideraba un estorbo, un gato que solo hacía de carabina de la heroína de Paris y que nunca conseguiría su amor.
Chat noir en realidad quería ser amado.
Por Marinette.
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