35.Un futuro juntos
-¿Que observas, my prrrncess?-Preguntó un Chat noir sonriente, entrando por la ventana del balcón de Marinette, encontrando a esta ultima en su diván, con un álbum de fotos en las manos. La chica se veía preciosa a sus 23 primaveras, con su cabello en sus colitas y su tierno pijama rosa.
-Es el de la fiesta de graduación-Dijo la chica, sin sorprenderse por la presencia del chico gatuno. Sonrió cuando el chico se sentó a su lado y le besó los labios dulcemente-Alya me lo entregó esta mañana
-Ohhh, ¿cuando no te dignaste a responder a mis mensajes?-Dijo con un deje de diversión en su voz masculina.
Marinette torció el gesto, aunque siguió sonriendo.
-Te dije que dejases de mandar esos mensajes subidos de tono, Agreste-Dijo con una mirada a lo "Ladybug", poniendo uno de sus dedos en la nariz del chico y apartándolo un poco de ella.
-Pero sé que te encanta-Respondió el felino sin inmutarse por el rechazo de la chica. Bien sabía que estaba jugando.
-No cuando me mandas una foto vestido de gatito sensual medio desnudo mientras estoy con mi mejor amiga-Dijo la chica, moviendo las paginas del álbum-¿Que pasaría si Alya decidiera mirar mi teléfono?
-Sé que podrías explicarle porque tienes un montón de fotos del héroe de París
-En cueros-Dijo ella, terminando su frase.
Chat noir sonrió como él solo sabía y rodeó la cintura de su azabache con los brazos. Apoyó la cabeza en su suave cabello azabache y le besó un par de veces.
-Enserio Chat....
-Esta bien, my princess-Se rindió el gato-Tendré más cuidado con las fotos
-Adrien...-Dijo utilizando el tono que siempre usaba cuando el gatito se pasaba de lejos, pero en broma.
Los dos dejaron sus discusiones de enamorados para centrarse en lo que Marinette tenía en las manos, el nombrado álbum. La fiesta y la consecuente graduación habían llegado y pasado como si fueran hojas arrancadas de un calendario. Marinette y Adrien se habían graduado con todos sus compañeros hacía un año. Adrien ya tenía 25 años y después de discutir mucho y tendido con su padre había abandonado la residencia Agreste.
Cuando Gabriel Agreste se enteró del nuevo noviazgo de Marinette y Adrien volvió a intentar que su hijo dejara a la menor de los Dupain, pero Adrien se negó en rotundo. Marinette había estado presente en una de esas "charlas" fraternales entre el progenitor y el rubio adolescente y había entendido la tristeza que siempre rodeaba a Adrien y Chat noir.
Ella intentó hacer entender al tozudo Gabriel pero él había sido serio y conciso como siempre se le caracterizó.
Finalmente Adrien renunció a sus derechos como hijo de Gabriel y abandonó la casa en la que se crió con unas pequeñas maletas y un retrato de su madre.
Durante un tiempo se quedó en casa de Marinette, pues les contó lo sucedido a sus padres y ellos insistieron. Viendo que estaba abusando de la amabilidad de los padres de su princesa, el chico comenzó a trabajar de lo que encontraba e incluso, por las noches, entre patrulla y patrulla, trabajaba en alguna construcción como Chat noir.
Las personas que lo contrataban insistían en pagarle más, pero Chat insistió en que le pagasen como a una persona normal y que no le incrementaran el salario solo por ser quien era.
Marinette estaba orgullosa de su gatito y por las noches se acurrucaba junto a un cansado Chat noir que a los minutos se convertía en un dormido Adrien.
Ella quería ayudarle también, por lo que después de mucho insistir e insistir, crearon una cuenta conjunta para ellos dos.
Con el dinero, pudieron alquilar un pequeño apartamento en el que se iban a vivir dentro de unas semanas. Marinette no estaba preparada para dejar a sus padres, a pesar de que el apartamento quedaba solo a unas manzanas de la panadería.
Sus padres se sentían orgullosos de ellos y les ayudaron con los muebles y el traspaso de sus cosas. Sabine le pasó a escondidas un sobre con dinero a Marinette, que la joven quiso negar pero que su madre finalmente consiguió que aceptase.
Alya y Nino también habían aportado su granito de arena, ambos sorprendidos por las decisiones que había tomado el rubio. Nino chocó sus puños con Adrien cuando se enteró de que por fin había salido del yugo controlador de su padre. El DJ se había tenido que enfrentar varias veces a Gabriel Agreste y entendía lo que significaba para Adrien alejarse de el único familiar que le quedaba, pero a su vez se enorgullecía de que por fin Adrien hubiera defendido a Marinette frente a su padre.
-En esa foto estas hermosa-Comentó el chico mientras miraba una foto en la que salían Alya y Marinette. Las dos estaban hermosas, con sus vestidos de gala. Su princesa llevaba aquel vestido rojo con puntos negros que él había elegido aquel día de compras. Sin duda la realzaba y la hacía ver más "catarina". Alya había dicho que era digno de ella y él no podía estar más deacuerdo.
-Gracias...Tu también te ves bien gatito-Dijo ella, señalando la foto que estaba al lado, con Adrien y Nino de protagonistas. Él llevaba un traje negro de pinguino, muy elegante y una camisa verde. Su cabello alborotado al estilo gatuno lo hacía ver sensual y elegante a la vez.
Chat la abrazó, buscando su rostro con sus manos y besando sus labios. Al principio fue un suave y dulce beso pero ella supo el momento en que se convirtió en algo más. Chat abrió los labios de su amada con una pequeña mordida en su labio inferior y Marinette le dejó paso, mientras pasaba los brazos por su cuello y los enterraba en su rebelde cabellera dorada, que había crecido un poco.
-¿Q-q...ue?-Marinette se vio recostada en el diván con el cuerpo de cuero negro sobre ella. Chat noir sonrió y besó su mejilla antes de ir a su pequeña oreja y empezar a dar mordisquitos a su lóbulo-¿Cha-t?
-Hace una semana, princess-Sonrió Chat noir-No puedo esperar a sentirte, quiero estar dentro de ti, Marinette
La joven se sonrojó. A pesar del tiempo que llevaban juntos y las veces que habían intimado, no podía evitar que su sonrojo apareciese. El chico cada mes que pasaba parecía más pervertido y necesitado que el anterior y aunque ella no lo rechazaba, a veces tenía que tomar semanas de reposo, como ella las llamaba, para que su cuerpo descansara y las marcas que al chico le gustaba dejarle siempre, pudieran desaparecer un poco.
-Pero...
-Te amo Marinette, déjame sentir tu cuerpo
-Las marcas aún están-Dijo algo molesta, recordando dos marcas que aún tenía en su cuello, donde a él le encantaba dejar chupetones y marcas de sus colmillos.
Chat noir puso un mohín, el que siempre usaba como tactica de gatito que da pena. Marinette suspiró y sonrió, sujetando el cascabel del chico y tirando de él para dejar su pecho descubierto. Luego reculó por el diván y le dejó un bonito panorama de su trasero al subir hacia su cama por la escalera.
-Te espero arriba, gatito-Dijo con voz sensual mientras veía como Chat empezaba a sacarse con desesperación las mangas del apretado traje de cuero negro.
-Esta noche no dormirás, my princess-Dijo, subiendo las escaleras.
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-Buenos días-Saludó Adrien, besando el hombro desnudo de una muy dormida Marinette.
El chico observó la habitación de su apartamento. Era pequeña y modesta, equipada con una cama grande y dos mesillas para cada uno. Al fondo había un armario, que habían partido a la mitad para tener espacio cada uno para sus cosas. Estaba pintada en colores cálidos, una mezcla entre blanco y crema. Una gran ventana hacía que entrase la luz del día y le diera a Adrien una vista hermosa de la piel de porcelana de su novia.
Se habían mudado al apartamento sin mayor problema, Marinette había traído su ropa y algunas cosas, pues los fines de semana se quedaban en casa de los padres de Marinette, disfrutando de las tan queridas cenas familiares para Adrien. Le encantaba conversar con Tom sobre multitud de temas, mientras Sabine y Marinette recogían la mesa y se les unían luego en los sofás, mientras veían algunas películas.
Marinette sabía que aunque no lo dijera Adrien extrañaba su familia. Su padre no se había vuelto a poner en contacto con él y aunque ella no quería tocar el tema, a veces sucedía y no podía evitar ver como la tristeza se reflejaba en sus ojos esmeraldas.
El chico se apoyó en un brazo, observando el cabello azabache de su amada desparramado sobre la almohada. Su dedo trazó el contornó de sus hombros desnudos, sintiendo las pequeñas cicatrices que surcaban su cuerpo perlado. Ella era hermosa y Adrien lo sabía y no podía dejar de observarla. Cuando ella dormía, como en ese momento, aprovechaba para tocarla o dejar que los recuerdos juntos lo invadieran.
-Princesa...-Susurró, viendo como ella movía la nariz y se intentaba tapar más con la fina sabana blanca. Cuando arrugó la nariz, Adrien soltó una suave carcajada, sus brazos rodeando aquella fina y esbelta cintura y enterrando el rostro en su cuello.
Marinette emitió un gemido molesto y se movió, abriendo los ojos. Se encontró con el rostro sonriente de su rubio favorito y no pudo evitar volver a arrugar la nariz.
-¿Por...que me despiertas?-Preguntó con voz adormilada, bostezando y estirando los pies.
Adrien rozó su nariz con la suya-Si quieres, podemos dormitar un poco más, pero pensaba llevarte a desayunar fuera, si quieres-Dijo chulesco, típica faceta de su alter-ego.
Marinette escuchó la palabra desayuno y terminó de despertarse. Asintió, enderezándose y haciendo que la fina sabana resbalase por su cuerpo, haciendo que diera un pequeño escalofrío cuando le rozó los pechos. Adrien ahogó un gemido al ver su hermoso cuerpo desnudo. Su parte baja pareció feliz de ello.
-No me hagas recordar la noche de ayer-Dijo con un gruñido, mirándola sin descaro.
Marinette pareció darse cuenta y se tapó con la sabana-Los ojos quietos gatito, aún puedo notar la marca en el cuello-Dijo risueña pero se acercó para besar dulcemente los labios de su amado rubio-Aceptó ese desayuno.
Sin darle tiempo a decir nada al rubio, se levantó, buscando una muda de ropa y corriendo al baño, que estaba fuera del cuarto, junto a la cocina.
-Prepara galletitas y queso para Tikki y Plagg-Gritó desde detrás de la puerta.
Adrien se levantó de la cama, tomando sus pantalones, y llevó las sabanas y el cobertor a la lavadora. En el salón vio a sus kwamis, dormidos sobre unas camitas que había diseñado Marinette.
El apartamento contaba con una habitación, un baño, una cocina, un salón y una mini-habitación que a veces utilizaban Alya y Nino cuando venían a verlos. La cocina era pequeña, con una pequeña mesa donde entraban dos personas y su salón contaba con una televisión y dos sofás grandes. Estaba equipada con las consolas preferidas de Adrien y Marinette, que a veces utilizaban para pasar las tardes con sus amigos. El baño era de risa, como decía Marinette. Tenían que hacer turnos para usarlo pues solo contaba con un lavabo con espejo, un retrete y una bañera de patas que habían conseguido en un sitio de segunda mano. A Marinette le encantaba pues era blanca, con las patas doradas, era algo grande por lo que a veces tomaban baños juntos.
No tenía los lujos de la mansión Agreste ni la sensación que se respiraba en la casa Dupain pero para ellos era suficiente. Era su primera casa y Adrien estaba orgulloso de compartirla con su querida Marinette.
Tikki y Plagg se habían ido con ellos, pues sus deberes como Ladybug y Chat noir seguían presentes. A veces hacían turnos para patrullar, en lo que Adrien hacía sus trabajos y otras veces iban juntos, saltando entre los edificios con sonrisas cómplices.
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-Quiero queso, Adrien-Se quejó Plagg cuando el rubio los despertó. Adrien arrugó el rostro pero sonrió, indicando con un dedo que fueran a la cocina.
Tikki tiró de su compañero y fueron hacia allí. Adrien abrió las ventanas para que se airease el lugar y luego fue a la cocina a preparar los alimentos para sus comilones kwamis.
Marinette apareció después, vestida con un top rojo y un peto negro. El top le llegaba por debajo de los pechos y el peto se pegaba a sus muslos, dejando ver sus piernas suaves. Se calzó unas deportivas negras bajas y se peinó con una coleta ladeada.
-Tan hermosa como siempre, my princess-Dijo Adrien cuando la vio entrar en la cocina.
Marinette no pudo evitar que la saliva se agrupase en su boca cuando lo vio allí, parado dando de comer a los kwamis, vestido con un simple pantalón negro de chándal. Su pecho musculoso y trabajado le quitaba el aliento y la dejaba con las piernas temblorosas.
No importaba cuanto tiempo pasase. Adrien era muy atractivo. Y seguía haciendo estragos en Marinette.
-Deberías vestirte, gatito-Dijo, pasando por su lado para ver a Tikki, quien voló hacia su mejilla y la abrazó-Quiero ese desayuno
Adrien le pasó un brazo por los hombros y besó su frente.
-Dame 5 minutos
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Había días en los que ambos quedaban con sus amigos. Adrien iba a jugar a casa de Nino y Alya, quienes también se habían mudado a un apartamento juntos. Pasaban la tarde jugando a videojuegos o quedaban para alguna practica de baloncesto con Kim y los demás chicos.
Alya y Marinette también quedaban. Muchas tardes iban al cine o de compras o simplemente se quedaban en el trocadero para dibujar y charlar mientras dejaban que la hierva les rozase las piernas y el sol le diera en los rostros.
Alya estaba preocupada por que tuviera un retraso, por lo que Marinette la acompañó a la ginecóloga a la que ella iba y finalmente supieron que no era un atraso, era solo un problema con el flujo.
-¿Estas bien?-Preguntó Marinette, dando vueltas a su taza de café.
-Si, la verdad es que me he quitado un peso de encima-Respondió Alya, mirando el contenido de su capucchino.
-¿No quieres tener niños?
-Claro que quiero, pero ahora que estoy empezando a hacerme un hueco en el mundo del periodismo, no quiero dejarlo por una baja-Comentó la morena. Con mucho esfuerzo, Alya había conseguido un puesto en la cadena donde trabajaba la madre de Manon. Alya había subido puestos después de su entrevista a Ladybug. Todos querían conocer a la chica que había entrevistado a la gran heroína. Alya sintiéndose algo mal, pidió a Marinette que la dejase hacer una nueva entrevista como Ladybug, solo para tener más posibilidades. Su amiga por supuesto dijo que si, dándolo todo por su amiga.
Incluso consiguió que Adrien fuera como Chat noir y los entrevistase a ambos.
-Entiendo que no es el momento-Respondió finalmente Marinette
-¿Como lo llevas tu?-Preguntó Alya, mirando a su amiga-¿Lo has...bueno, ya sabes?
-Hablé con mi ginecóloga y dice que no habría problema pues...ha pasado mucho tiempo-Dijo Marinette-No se lo he comentado a Adrien...tengo algo de miedo
-Marinette....¿Por que? ¿Has visto como ha cambiado? Él....con todo lo de su padre...ha sido gracias a ti y a vuestro amor que habéis llegado a donde estáis
Marinette sonrió-Él es genial....no puedo evitarlo...Lo amo demasiado-Alya le sonrió y le tomó las manos-Después de lo de su padre...todo el futuro que tenemos....el piso....ha sido hermoso y maravilloso...No puedo evitarlo...
-Eso es muy bonito
-Él me hace ser cursi-Dijo sonrojada al extremo
-Siempre fuiste dulce, Marinette-Las dos amigas se abrazaron-Sé que vais a ser muy felices
-Alya...¿Tu crees que él...bueno...si ocurre....?
-¿Tu crees que no lo querría? Adrien os amaría a ambos, estoy segura
Marinette sonrió-Si, en el fondo lo sé
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-A-a-drien....-Gimió Marinette bajó las manos expertas del rubio. Adrien estaba sobre ella, besando su sensible cuello, sus manos acariciando sus caderas y su intimidad húmeda. Ella se retorcía debajo de él, dándole acceso a su cuello y buscando su boca para besarlo-!!AAAA¡¡
-Estas apretada...-Jadeó el chico, cuando metió dos de sus dedos dentro de ella. Sonrió por la cara de placer que tenía ella y besó sus labios hinchados con dulzura.
-Por favor...-Gimió de nuevo ella, sujetándose a sus potentes biceps. Arqueó la espalda y echó la cabeza hacia atrás, descansandola sobre la mullida almohada-Necesito....yo....ahhh....
Adrien sacó sus dedos y los lamió con deleite. Luego sujetó sus bonitas piernas e hizo que le rodeasen las caderas. Ella apretó el agarre y el rubio sonrió.
-Dime que necesitas, mi amor...-Dijo guiando su miembro erecto a su dulce portal húmedo. La había preparado para su intrusión, aunque ella siempre era estrecha y cálida. Como a él le gustaba-Haré lo que quieras, mi Mari...
-Dentro....-Suspiró ella, ante el movimiento de la punta de su miembro contra su hendidura-Adrien...hazme el amor....te...necesito..
El chico se acercó hasta que sus labios se rozaron. La besó hondo, tirando de su labio inferior y lamiendo su lengua con la suya. Era erótico, suave, húmedo...
Era su Marinette...
-Será un honor, my princess-Dijo y empujó sus caderas con fuerza, entrando en ella.
Ambos gimieron al sentirse completos, unidos, sus manos se entrelazaron y apoyaron la frente en la del otro mientras los movimientos comenzaban. Adrien era duro, suave, cruel, amable, ..todo y nada a la vez. Sus caderas se movían, internándose en lo más profundo de la tierna azabache quien no paraba de gemir su nombre.
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-¿Que te pasó hoy?-Preguntó un cansado Adrien, con una igual de cansada Marinette en sus brazos. Ella estaba recostada sobre su pecho, con las piernas entrelazadas con las suyas-¿Estas bien? ¿Te hice...daño?
Marinette sonrió ante la dulce pregunta de su rubio-No, estoy bien, Adrien-Acarició el pedacito de pecho que tenía cerca-Solo...no sé...quería estar contigo
-Siempre quiero estar a tu lado, Marinette
-Adrien....
Se dieron un tierno beso, antes de caer en brazos de morfeo.
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Marinette se movía nerviosa en la tortuosa silla de plástico blanca. Estaba nerviosa como nunca creyó estarlo. En su bolso, una nerviosa Tikki también esperaba ansiosa la respuesta.
-¿Y bien?-Se atrevió a preguntar.
Una tenue sonrisa curvó los labios de Gemma-Felicidades Marinette, estas embarazada.
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