25.Baños y Chat noir
Marinette se despertó a la mañana siguiente con dolor de cabeza y una cabellera rubia apoyada entre sus pechos. Sentía la almohada en la cabeza y el cuerpo del rubio modelo sobre el suyo, abrazando su cintura desnuda.
Se llevó una mano a la cabeza y dio un gemido, ya que con el peso del chico le costaba respirar. Intentó apartarlo y lo consiguió, dejando al chico dormido como un tronco en la cama.
Sus pies se arrastraron con pesadez hasta el cuarto de baño de Adrien, tropezando un par de veces puesto que no estaba del todo despierta. Se mojó la cara con agua fría y eso pareció ayudar un poco a "despertarse".
Fue hasta la gran bañera que poseía el chico. Marinette aún se sorprendía por el lujo que rodeaba a Adrien. Su baño era enorme, poseía tanto ducha con chorros y efecto lluvia como una gran bañera gris. Nada que ver con el pequeño baño que tenía en su casa, con una simple bañera de patas y una pileta.
Abrió el grifo del agua caliente y empezó a llenar la bañera, luego abrió el grifo del agua fría para regular la temperatura a su gusto. Se cubrió el cuerpo con una toalla mientras lo hacía, pues aún estaba desnuda.
Marinette se permitió rebuscar en las repisas del modelo en busca de gel de baño y champú con el que aderezar el agua de la bañera. Encontró varios frascos de diferentes marcas y colores, todos obviamente de marca y algunos hasta tenían el logotipo de la marca Agreste.
La chica tardó en decidirse, puesto que no eran realmente suyos y no quería abusar. Tomo un poco de gel de baño con olor a pino y después consiguió un frasco de champú.
Dejó caer su toalla y se introdujo en el agua, soltando un agradable suspiro al ser recompensada con la calidez del agua. Se metió completamente, saliendo y dejando caer la cabeza contra el frío metal de la bañera.
Movió sus manos para acariciar su cuello, intentando relajar sus músculos. Aún podía sentir los dientes de Adrien en su cuello. Cuando se había mirado en el espejo del baño pudo notar varias marcas de las succiones del chico, que ya tenían un color oscuro, en contraste con su piel pálida. Debía empezar a impedir que el rubio le dejase tantas marcas.
Se enderezó para tomar el bote de champú que había dejado en una esquina de la bañera, pero sus manos no tomaron nada, encontrándose con el aire.
-¿Eh?-La chica se acercó al borde de la bañera, viendo que como sospecho, no había nada-Juraría que...!!Kiaaa!!-Gritó cuando sintió unas manos en sus hombros y el sonido del agua.
-¿Puede que necesites una ayuda, prrrncess?-Escuchó la voz masculina de Adrien y supo que había sido él quien había hecho el ruido del agua. Lo sentía detrás de ella, su espalda contra su fuerte pecho masculino.
-¿A-Adrien..?-Su sonrojo cubrió su rostro y parte de su cuerpo. No había ni pasado una noche desde que habían estado haciéndolo hasta bien entrada la madrugada y aún podía recordar todo lo que habían hecho-¿Que...haces?
-Descubrí que habías desaparecido-Comentó el chico, mientras sus manos se movían por sus hombros, dándole un suave masaje. Ella se relajó y se recostó contra él-¿Acaso pensabas disfrutar sola del baño?-Le besó la mejilla y se sorprendió un poco cuando vio que ella lo apartó-¿Marinette?
-Lo siento...aún estoy algo adolorida-Comentó ella algo tímida.
-Solo quería disfrutar del baño, princess-Dijo el rubio-Prometo no hacer nada más
Marinette le creyó y cerró los ojos. Los volvió a abrir cuando sintió unas manos en sus pechos.
-Adrien!!-Se quejó la chica. Gimió un poco más alto cuando el chico tiró de sus pezones con delicadeza y los acarició-¿Qu-e...te...di-je?
-Perdóname princess...-Musitó el chico con la voz gruesa-Es que...eres demasiado hermosa y...no pude evitarlo...
Marinette intentó evitarlo pero el chico siguió con sus tiernos ataques a sus pechos, llevando sus labios de nuevo a su tierno cuello, dejando suaves besos.
Siguió con esa tortura un poco más, hasta que Marinette curvó la espalda y gimió, llegando al orgasmo solamente con los toques de las manos de Adrien.
-Eso fue increible, princess-Concluyó Adrien, a lo que la chica se molestó y lo echó de la bañera.
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Unos días después de aquello, con Marinette ya en su casa y a salvo de las manos pervertidas del rubio, empezaron de nuevo las clases.
La joven azabache se levantó tarde de lo acordado y gritando como una posesa se vistió, poniéndose un vestido negro y unos zapatos. Se dejó el cabello suelto y tomó a Tikki, quien reía por la cara de miedo que tenía la chica.
Se despidió de sus padres con rapidez y se encaminó al colegio.
-¿Estas segura de lo que le dijiste a Adrien?-Preguntó su kwami Tikki mientras llegaban a la entrada.
-Sin duda-Dijo ella con seriedad. Recordó lo que le había dicho a Adrien después de su escena en el cuarto de baño. Adrien había salido del cuarto de baño como ella le había pedido y ella continuó su baño un poco más. Cuando salió fue a encarar al modelo y adoptó su pose más Ladybug que pudo. Sus ojos azules le miraron fijamente y el chico tragó saliva, algo nervioso.
-¿Ocurre algo, princess?
-He de decir algo, Adrien-Dijo ella, seria-Ayer...bueno, sabes que ocurrió y con respecto a hoy...yo...he tomado una decisión
-¿Decisión?
-No podrás tocarme en una semana
Adrien abrió la boca pero no dijo nada, sorprendido por lo que había escuchado de su amada azabache. ¿Acaso había escuchado bien?
Pero la chica estaba firme en su decisión. De hecho, desde aquel momento no dejó que Adrien la tocase más allá de un par de besos tiernos que no llegaban a más que un roce. El chico se sentía algo frustrado pero entendió el punto de su amada e intentó reprimir sus ansias de poseerla todo lo que pudo.
Todo pareció ayudar cuando la chica volvió a su casa y el fin de semana comenzó. Adrien tenía sus sesiones de fotos y durante un par de días estuvo ocupado con sus clases de chino y piano que su padre le había impuesto. Eso lo ayudó a no tener contacto con la hermosa azabache pero eso no impedía que la echase de menos, que estuviera en su mente todo el tiempo y que desease transformarse en Chat noir e ir a por ella.
Suspiró mientras se volvía a meter en el camerino para cambiarse de ropa para la nueva sesión de fotos que le tocaba.
Pero, el rubio se levantó con ánimos reforzados cuando supo que volvería a las clases. Saltó literalmente de la cama, cambiando su pijama por unos vaqueros y un suéter de rayas rojo y negro. Plagg revoloteó sobre él exigiéndole queso y el rubio por una vez no rechistó y le pasó el amado queso al kwami.
Al llegar a las clases, vio a su amada hablando animadamente con Alya sobre algo, ambas inclinadas sobre una revista. La reportera señalaba algo con euforia y las mejillas de la azabache se sonrojaron adorablemente.
-¿Que ocurre?-Preguntó en un susurro a su amigo Nino, quien también parecía enfrascado en una revista. El DJ levantó la mirada al escucharlo y sonrió.
-Los contenidos de esta revista son geniales-Dijo emocionado y acercó la revista para que el rubio pudiera verla.
Reconocía la marca de la revista, ya que había sido entrevistado alguna que otra vez, tanto en su forma civil como de superhéroe. Esa entrevista había sido ocultada a Ladybug pues ella no había sido invitada a ella. Había sido hacía no mucho por lo que le sorprendió ver un apartado que trataba de él en ella.
-¿Una entrevista?
-Si, y ni más ni menos que al héroe de París, Chat noir-Dijo su compañero con emoción mientras señalaba la entrevista donde aparecían múltiples fotografías del felino en diversas poses. Adrien quiso tragar saliva pero se encontró con la boca seca. No recordaba aquellas fotos.
-Ah, vaya, si
-Y aún encima trae un póster tamaño A3
-¿Que?
Eso si que no lo sabía. El DJ se volteó hacia atrás, hacia sus dos compañeras.
-¿Vosotras también lo estáis viendo?-Preguntó a las dos jóvenes. Adrien, curioso, también se volteó, encontrando que su compañera Marinette tenía un ejemplar de esa misma revista en sus manos, con la entrevista al felino parisino abierta por el desplegable y la entrevista al héroe.
Quiso sonreír al ver el rostro de la azabache, perdida en las formas retratadas del héroe felino. Tuvo que mover su mano sobre su rostro para traerla de vuelta a la realidad.
La chica parpadeó y se echó hacia atrás, asustada por el movimiento y golpeándose contra la parte trasera de su asiento.
Alya sonrió al ver la torpeza de su amiga y se apresuró a abrazarla, acariciando su cabeza para calmar el posible dolor de la chica. Marinette sonrió, dejándose acariciar por su amiga.
Adrien crujió los dientes. Quería ser él quien tocara a su princesa, quería enterrar los dedos en su cabello azabache e increíblemente suave.
-¿Que mirabais, chicas?-Preguntó el rubio inocentemente.
Marinette se sonrojó y Alya sonrió, mostrando una revista igual entre sus manos.
-El nuevo articulo sobre el héroe de París, Chat noir-Dijo la reportera-Es increíble que hayan conseguido su entrevista antes que yo-Había algo de enojo en su voz.
-Algún día lo conseguirás-Dijo Nino amable
-Querría una entrevista con Ladybug-Dijo esperanzada, con un brillo de ilusión en la mirada. Adrien pudo ver como Marinette se cubría el rostro con la revista.
Le pareció algo muy tierno.
Pero todas las risas cesaron cuando la profesora entró y empezaron las clases. Marinette intentó tomar apuntes y estar atenta a la lección pero el recuerdo de su gatito o lo que es lo mismo, de Adrien no abandonaba su mente. Había estado mucho tiempo con Adrien, cosa que no le desagradaba pero ella extrañaba a su minino. Y el que Alya apareciera con dos ejemplares de la revista no la había ayudado demasiado.
Tambien recordaba que tenía que terminar el trabajo de historia con Adrien, que habían detenido durante unos días. Lo debían entregar pronto así que decidió empezar con los patrones del traje en cuanto llegase a su casa. Le enviaría un mensaje al rubio cuando lo tuviera decidido y los patrones pasados a tela.
A media tarde, terminadas las clases y evitando el contacto con el modelo, como ella misma se había prometido. Su plan de abstinencia amorosa con el rubio le estaba saliendo bastante bien y eso se reflejaba en que las marcas de amor casi no se notaban en su piel. Eso suponía que no tenía que ir continuamente con cuellos altos o tapando su cuello.
Se estiró en su diván con su tableta gráfica en cuanto llegó a casa. Se quitó los zapatos y dejó que su mano se moviera sola, dibujando diversas cosas en una aplicación de dibujo.
Estuvo un par de horas, hasta que el diseño de los trajes estuvo más o menos completo. Había hecho uno femenino y otro masculino pues no tenía claro quien de los dos iba a modelar y quien iba a presentar el trabajo.
Mordisqueó su lápiz y decidió levantarse, puesto que había decidido hacer algo y todavía no lo había hecho. Sacó de su mochila la revista y buscó la entrevista de Chat noir y la colocó en su mesilla. Tomó unas tijeras y recortó todas las fotos que habían sacado al chico, incluyendo aquel enorme póster de tamaño A3. No tenía ningún póster tan grande en su cuarto. Ni siguiera de cuando era fan de Adrien.
Buscó un buen lugar donde colocarlos y al cabo de un rato terminó, sintiéndose algo acalorada. Llamó a Tikki y se transformó, saltando entre los tejados, dejando que el aire fresco de la noche la refrescase. Decidió dar una pequeña vuelta por la ciudad a modo de patrulla por si las moscas y lo finalizó un rato después en lo alto de la torre Eiffel.
Se sentó contra el frío y duro metal, suspirando algo cansada pero eufórica por el ejercicio realizado. Cerró los ojos pensando en ojos verdes y orejitas negras.
No quería pensar en él pero lo hacía. Hacía solamente tres días hacía que no lo tocaba y ya lo extrañaba. Echaba de menos sus manos, sus sonrisas y su respiración acelerada en su cuello. Como la miraba, con aquellos ojillos, como si no hubiera nadie más que ella, elogiando su cuerpo mientras sus labios la atormentaban dulcemente.
Abrió los ojos, sorprendida por le mar de emociones que la habían recorrido.
No. No debía. No podía caer aún.
Ella había dicho que no y no podía ser ella la que cayera en su amor tan pronto.
¿O sí?
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