21.Hospital
Un hospital es un lugar frío y en el que el color blanco rodeaba a los pacientes, intentando utilizar ese color para apaciguar sus dolores.
A Adrien no le funcionaba. No tenía muy claro cuantos días llevaba en aquella cama, solamente levantándose para ir al baño que gracias a algún arquitecto, estaba en su mismo cuarto. Solo tenía que dar un par de pasos.
Con la única compañía de Plagg y el kwami inconsciente de Marinette, el rubio veía pasar los días con pesadez. Él deseaba levantarse de aquella cama y correr en busca de su princesa; deseaba verla y poder disculparse como merecía.
Sus manos deseaban abrazarla, poder rodear sus finas caderas y decirle cuanto la amaba.
La enfermera ya le había cambiado la medicación. Durante esos días que estuvo en aquella habitación, le fueron cambiando de medicación. Ahora solo tenía dos bolsas con calmantes y medicamentos de recuperación a base de vitaminas.
Adrien había intentado sacarle información sobre el estado de Marinette pero la mayoría de las enfermeras que lo cuidaban no le decían nada. Solo una, la que le había informado sobre la chica cuando despertó.
-Ella sigue dormida, pero ha dado signos vitales, así que creemos que pronto despertará-Dijo, arrancando una sonrisa en los labios del rubio.
-¿Cuando podré ir a verla?-Preguntó él
-Aún estas muy débil. Debes descansar, si consigues ponerte de pie, podrás acercarte a su cuarto-Dijo, amable
Adrien quedó solo en la habitación cuando la enfermera se marchó. Plagg, que se había ocultado para que no lo vieran, salió y revoloteó sobre su cabeza.
-¿No son buenas noticias? Podrás ir a ver a tu chica
-Necesito verla-Musitó desesperado
Esperó a que le trajeran la comida y cuando una señora rechoncha y con cara de mal humor le retiró la bandeja, se sentó en la cama y movió las piernas, que colgaron fuera de las sabanas y rozaron el suelo. Sintió frío en sus pies y soltó un respingo.
Le costó más levantarse de lo que esperaba, su cuerpo estaba agarrotado y las vías que tenía en su mano le dificultaban el movimiento. Gimió un poco al estar totalmente de pie, se tambaleó y se sujetó de los barrotes de la cama para mantener el equilibrio.
Colocó las bolsas del suero y las vitaminas en un colgador que tenía ruedas para poder moverlo. Ayudándose con él, consiguió dar unos pasos inseguros, tomando el utensilio como si fuera un improvisado "bastón".
Plagg le seguía de cerca, pendiente de que su portador no se hiciera daño alguno.
Adrien llegó a la puerta de la habitación con algo de esfuerzo, llegando a la puerta con la respiración agitada y una capa de sudor en su frente.
-Adrien....quizá no deberías salir..-Le dijo el kwami negro del muchacho, preocupado por la salud de su portador.
-No...necesito verla..-El rubio modelo respiraba con dificultad pero sus ganas de ver a la joven lo mantenían de pie.
Abrió la puerta y asomó la cabeza, encontrando un pasillo largo que daba a un bestibulo donde debía estar el control de enfermeras. Su habitación estaba en el medio del pasillo y pudo ver un letrero en el que ponía su nombre y el número 143 en letras negras.
Tirando de su improvisado bastón, el chico salió al pasillo y se esforzó por pensar donde estaría su princesa. La enfermera le había dicho que estaba en su misma planta así que comenzó a caminar por aquel largo pasillo.
La mayoría de las habitaciones no poseían nombre, por lo que las pasó de largo hasta que casi al final del pasillo encontró el nombre "Marinette Dupain Cheng". Casi tuvo que apoyarse contra la puerta. Soltó un suspiro y tardó un momento en llevar la mano a la manilla y abrir la puerta.
Con torpeza entró en la habitación y cerró la puerta con delicadeza. Era una habitación igual de sencilla y blanca que la suya. En una cama, cubierta con sabanas de hospital estaba su princesa.
Adrien sintió como el aire se le escapaba del cuerpo al verla.
Parecía un muerto.
Su rostro estaba cubierto con una mascara que le permitía respirar, cuya maquina pitaba constantemente, revelando sus signos vitales. Al igual que él, tenía varias vías en su mano que la conectaban a diferentes bolsas de medicinas.
Habían soltado su cabello, que caía sobre la blanca almohada como si fuera el manto de la noche, oscuro y profundo.
El chico se acercó lentamente a ella, entre tropiezos y gemidos de dolor. Visualizó una silla junto a la cama, probablemente de una anterior visita y decidió tomar asiento en ella.
-Marinette...-Susurró tomando su blanquecina y pequeña mano. Se sentía fría al tacto y el rubio no podía dejar de pensar en lo mucho que extrañaba aquella calidez que siempre acompañaba a su compañera.
Se sentía algo vergonzoso, pues le habían vestido con aquel odioso pijama de hospital que se ataba a la espalda con tontos lacitos. No pudo evitar pensar que ella se encontraría en condiciones similares, pero su pijama era rosa. Podía verlo sobresalir por la sabana.
-Princess...Soy yo...Adrien-Dijo, puesto que no soportaba seguir en silencio. No sabía si ella podía escucharlo o no, esperaba que sí-Sé que en estos momentos quizá no puedas oírme, quizá aún me odias por lo que pasó....Fue mi culpa que...estés así, y lo siento muchísimo..-Acariciaba el dorso de su mano mientras hablaba-Nunca debí ocultarte nada, y no puedo perdonarme por el dolor que te causé...Lo siento Marinette...
Se quedó mirando el dorso de aquella pequeña mano.
-Yo..te quiero de verdad...Nunca pensé que pudiera necesitar a alguien como lo hago contigo, siempre he estado solo, sin que nadie me viera por lo que en realidad era...pero tu lo hiciste, te enfadaste conmigo, odiándome al principio...Yo hice todo lo posible por tener tu amistad y empezamos a conocernos. Tu crees que no te aprecio pero no puedes estar más equivocada...todo este tiempo te he amado....he amado tus dos mitades...veía a aquella chica despistada que se sentaba detrás de mi en clases, esa chica amable y cálida, que tartamudeaba frente a mi pero que siempre tenía una dulce sonrisa en su rostro, aquella sonrisa que tenía a todos los chicos de clase perdidos en ella, porque eras popular, todos te amaban y querían tu amistad, ¿Te sorprendes? Era cierto, pero yo en aquel momento estaba ciego ...pero también veía a la chica valiente y astuta, que tenía al gran gato negro a sus pies por ver sus ojos azules. Era hermosa y decidida, no había nada que no pudiera hacer y bebía los cielos por ella. Veía tus dos mitades y las amaba como si fuera una sola.
Siempre fuiste tú, siempre estuviste a mi lado a pesar de mis defectos, a pesar de que te ponía de los nervios con mis comentarios sin sentido, a pesar de que...como civil nunca pude corresponderte....Quiero...-Su voz se fue apagando a medida que hablaba, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas y mojaban sus manos enlazadas-Quiero que me des...una oportunidad...
como Adrien, como Chat...quiero que me ames completamente, así como yo te amo a ti...
El chico se apoyó en la cama, acariciando lentamente la mano de ella mientras seguía diciéndole palabras amorosas y pidiendo su perdón. Plagg tiró de su cabello cuando el chico se quedó dormido pero no consiguió despertarlo.
Uno de los dedos de la mano de la chica tembló levemente y se movió, pero no hubo más movimiento por su parte.
Solamente se escuchaba el tic, tum de la maquina que contaba las pulsaciones de la azabache.
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Cuando Adrien volvió a abrir los ojos se encontraba en una cama, más concretamente, la cama de su habitación de hospital. Se sintió desorientado y confuso pero no tenía fuerzas para moverse.
Debía ser de noche, puesto que aunque sus cortinas estaban corridas, no entraba nada de luz dentro de la habitación. Solamente había una pequeña lampara encendida, que iluminaba tenuemente la zona de la cama donde el chico estaba de nuevo estirado.
La puerta se abrió y apareció la enfermera de la noche, que llevaba un recambio del suero y una carpeta con el historial del chico.
-Veo que has despertado-Comentó mientras dejaba las cosas en la mesilla
-¿Que ocurrió?
-Al parecer se te ocurrió dar un paseo sin permiso-Dijo soltando una pequeña risita-¿Acaso no te dije que no podías salir hasta estar bien?
El chico bajo la mirada-Solo...quería verla...
-¿Ella es muy importante para ti cierto?
-Lo es...
La enfermera le cambio la bolsita y la volvió a conectar a la mano del chico. Tardó algo más en cambiarla.
-Entonces quizá te alegrará saber que ella ha despertado...
-¿QUE?
-No grites, esto es un hospital-La regañó la enfermera
-Perdón...-Se disculpó Adrien, pero de nuevo volvió a preguntar-¿Ella despertó?
-Si, sea lo que sea que hiciste, resultó-Dijo ella brindándole una sonrisa. Lo frenó cuando vio que pretendía levantarse -Quieto ahí, jovencito. Ella estará despierta pero tu estas demasiado débil para volver a moverte.
-Pero ...
-Si no te portas como es debido no tendré más remedio que llamar a tus familiares
Adrien bajó la cabeza y asintió. Por nada del mundo quería que su padre se enterase de su salida y menos si era causado por su compañera azabache. Debía esperar para poder ver a Marinette pero estaba feliz de que ella hubiera despertado.
-Por favor no les diga nada
La enfermera asintió, no muy convencida.
-¿Como llegue a la habitación? ¿Me encontró usted?-Adrien recordó que había estado en la habitación de Marinette, no recordaba como había terminado en la suya y en la cama.
-Los padres de la joven Dupain te encontraron cuando venían a ver a su hija. Nos avisaron de que estabas allí-Explicó la enfermera.
Después de ello y de comprobar el pulso del chico, salió de la habitación, dejándolo solo con su kwami. Adrien se sonrojó al pensar en la situación que debieron pasar los padres de Marinette, viendo su lado vulnerable.....
!!Lo habían visto con aquel ridículo camisón!!
El rostro del rubio pasó por diferentes tonos de rojo y se tapó hasta la nariz con la fina sabana blanca. Plagg se rió de él y extrañamente no pidió queso durante toda su estancia. Adrien se sentía mal por el pequeño.
-Cuando venga Nathalie a verme le pediré que me traiga queso-Musitó mirando al pequeño cuerpecito del gato.
-Veo que ya vas entendiendo mi apetito
El rubio modelo sonrió hacia su kwami y decidió descansar. Tenía una nueva misión: curarse lo antes posible para que lo dejaran ir a ver a su princess.
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Los días pasaron y llegó el fin de semana sin que se diera cuenta. Había contado seis días desde que se despertó en aquel lugar.
Su condición había mejorado mucho, los médicos estaban contentos por ello y la enfermera que lo trataba habitualmente, le prometió que lo dejaría ir a visitar a la joven azabache durante la tarde si ella lo acompañaba y en silla de ruedas. Solo por seguridad.
Adrien no pudo más que aceptar esas condiciones.
Mientras ocurría eso, Marinette había abierto los ojos dos días atrás, ocurriendole algo similar a lo que le había ocurrido al rubio al despertar. Su cuerpo se sentía pesado y sus extremidades dormidas y pesadas. Tardó algo más que Adrien en darse cuenta de donde estaba y cuando por fin lo hizo se vio rodeada de sus padres y de su amiga Alya.
-Marinette!!!-Su amiga tenía los ojos brillantes y llorosos. Intentó abrazarla pero luego se alejó, con miedo de hacerle daño.
-Mi pequeña-Sus padres, Tom y Sabine también estaba a su otro lado, tomados de las manos y mirándola con una gran sonrisa-Nos tenías tan preocupados
La chica se llevó una mano a la cabeza, notando una venda en su frente y las vías que tenía en su mano que había levantado. Estaba realmente confundida y tardó en encontrar la saliva para poder hablar.
Su boca estaba muy seca. Carraspeó varias veces.
-¿Donde?
-Estas en el hospital-Le informó Alya, sentada en el borde de la cama de ella-Llevas varios días inconsciente
-¿Hospital?-Preguntó de nuevo Marinette
-Te encontraron junto al puente de los candados-Volvió a responder Alya-Nada menos que con Adrien Agreste
La boca de Marinette se abrió de golpe, acudiendo a su mente los hechos ocurridos antes de despertar. Su tristeza, su discusión con Chat noir y su....akumatización...
Sus manos se movieron a las orejas, donde notó sus pendientes y suspiró calmada.
-Te los sacaron cuando te hicieron las pruebas, pero les pedimos que te los volviesen a poner-Dijeron sus padres, entrando de nuevo a la conversación.
-Gracias...
La chica había perdido su buen humor, la pelea con Chat noir aparecía en su mente y se echó a llorar cuando recordó como había tratado a su querido gatito.
-!!Marinette!!¿Que sucede?-Su amiga se preocupó por sus lagrimas, a lo que ella continuó llorando un poco más, para luego controlarse y dejar de llorar.
-Solo...recordé cosas...estoy bien-Musitó
-¿Estas preocupada por Adrien? Él está bien, al parecer vino a verte hace unos días-Dijo su amiga de nuevo, curvando un poco la boca cuando su amiga volvió a mirarla con una mirada curiosa-Tus padres lo encontraron agarrando tu mano
Marinette volteó a ver a sus padres, quienes asintieron.
-Se veía muy tierno, aún tenía los goteros y el pijama de hospital, pero vino desde su cuarto para verte-Dijo Sabine-Parece que esta muy preocupado por ti
La chica se sonrojó un poco y bajó la cabeza, avergonzada. El solo imaginar al magnifico Adrien Agreste vestido con un camisón de lazos, completamente desnudo, yendo ha verla para tomar su mano la hizo tomar un color rojizo.
No olvidaba su amor por Chat noir pero recordaba perfectamente las palabras de Chat; "Sé que eres Ladybug". La había descubierto y no sabía si sentirse mal o bien. Ella había descubierto su identidad y se había sentido confundida por sus sentimientos pero que él supiera el suyo...¿Era bueno? ¿Que pasaría con su relación con Chat? ¿Él amaría a su querida Lady o a la torpe Marinette?
No pudo seguir pensando en eso puesto que sus padres se apresuraron a avisar a los médicos para avisar de su despertar. Enseguida llegaron un medico y una enfermera, para tomar las constantes de la chica y volver a hacerle un chequeó completo.
La chica se quejó un poco por sus chequeos pero cuando la dejaron sola, suspiró y, sabiendo que estaba sola, empezó a hablar en alto. Alya le había dejado su móvil para llamarla más tarde y sus padres se habían marchado, prometiendo que vendrían a primera hora de la mañana.
-No puedo creer que me hayan akumatizado....¿Como pudo pasar? Tikki...-Los ojos de la joven se agrandaron al darse cuenta de que su kwami no estaba junto a ella. El miedo la invadió-Tikki!! ¿Tikki?
-Ella está en la habitación de Adrien-Dijo una voz chillona y un kwami oscuro apareció flotando a su lado.
-¿Q-ue?
-Soy Plagg, recuerdas? Soy el kwami de Adrien-Dijo el pequeño gato negro
-Si...¿Como está Tikki? ¿Por que está....en la habitación de Adrien?
-Ella acabó muy débil por tu akumatización. Cuando quedasteis sin energías y la transformación, tomé a Tikki. Tu estabas inconsciente y sabía que no podrías cuidar de ella.
Marinette decidió no tomar a mal la ultima frase dicha por el kwami.
-¿Ella esta bien ahora?
-Aún no despierta, pero esta mejor. Adrien está cuidando de ella ahora-Dijo el kwami-Por cierto, el enamorado te manda esto-Dijo sacando un sobre que había doblado para poder llevarlo mejor.
-¿Enamorado?-La chica se sonrojó y tomó la carta de manos del kwami
-No para de hablar de ti....es casi insoportable-Se quejó el kwami con fingido dolor-No sé como lo aguantas
La chica rió por el comentario del kwami y le rascó amorosamente la cabeza, haciendo que el pequeño gato ronronease. Marinette pensó que era adorable y ahora entendía mejor algunos gestos de Chat noir.
-Gracias por traérmela...
-Quiso venir a verte, pero ya lo regañaron cuando vino la otra vez-Prosiguió el kwami-Como está mejorando mucho, pronto vendrá a verte
-Él...¿Está muy herido?
La conciencia de la azabache estaba caída, no pudiendo perdonarse haberle hecho daño a aquel que tanto amaba.
-¿Quieres la versión real o la adulzada?
-Dime la verdad por favor
-Las heridas de Chat noir fueron muy grabes, porque todavía no estaba del todo recuperado de la pelea con copycat-Comentó el kwami. Marinette asintió, sabiendo de por si ese hecho-Él muy tonto no quería atacarte por eso no se defendió.
-Fue mi culpa
-No podías hacer nada para evitarlo. Ni siquiera nosotros somos inmunes a ser akumatizados-Habló sinceramente el kwami negro-Solo...no lo dejes solo de nuevo...Adrien ya de por si es muy patético llorando por los rincones por su amor no correspondido-La chica estaba sorprendida por las palabras del kwami, que no parecía querer callarse y hablar bien del chico rubio.
-Parece que realmente lo aprecias-Dijo ella sonriendo.
-Adrien necesitaba de Chat noir-La respuesta del kwami dejó pensativa a la azabache
-¿Por su relación con su padre?
-Él estaba solo-Confirmó sus sospechas el kwami-Su padre no le hacía ni caso y solamente quería moldearlo como alguien que en realidad no existía. Él solo quería ser libre para ser quien realmente era-Continuó el gato negro-Todos los Chat noir son diferentes, pero él es especial
Ambos se sonrieron entre sí.
-Eres un gato muy tierno-Dijo Marinette, volviendo a acariciarlo
-No se lo cuentes a Adrien
-jaja, esta bien
-¿Le corresponderás?
La boca de Marinette se cerró.
-Amo a Chat noir
-Él es Chat noir
-Me cuesta comprenderlo...y no sé si puedo realmente amar a Adrien de nuevo
-En el fondo lo sigues queriendo o no habríais hecho aquello en su cuarto
La chica se sonrojó.
-Lo pensaré
El kwami pareció dar por zanjado la conversación y se despidió, diciendo que él y su portador posiblemente la irían a visitar al día siguiente por la tarde.
Cuando el kwami se marchó y ella quedó totalmente sola, desdobló la carta y encontró la hermosa caligrafía del rubio. Había escrito mucho y Marinette empezó a leer.
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"Querida Marinette
Sé que en estos momentos debes estar leyendo estas palabras, si no es así, Plagg no ha nacido para ser cartero. Si lo estas haciendo quiero que sepas cuanto siento haberte hecho daño y quiero y suplico tu perdón.
He sido un gato tonto, el más tonto del planeta. No he sabido ser un buen compañero, ni de clases ni como tu amigo en los combates.
Siempre pensaste que era un gato tonto, de hecho te gustaba decirme así y yo no podía más que sonreír como un tonto enamorado cuando te veía aparecer con ese hermoso traje rojo. Tu gracia y valentía tomaron mi corazón hasta hacerlo totalmente tuyo sin yo haberme dado cuenta. Prometí a mi mismo protegerte de todo peligro, pues era el destructor y no podía ayudarte en tu cometido de purificar los akumas. Me conformaba con ser tu escudo y entretener al enemigo, poniéndote siempre a salvo.
Cuando te conocí como Marinette y tu me consolaste, pensé que se abría una nueva posibilidad para mí. Siempre he estado solo, con gente que solo buscaba mi posición y mi dinero. Nunca nadie me había visto simplemente por el chico que era, por el gato que se escondía tras una mascara negra. Tú fuiste la primera que me amó por quien era en realidad, siendo Chat noir tu me abrazaste, me amaste y dejaste que sintiera lo que era estar con una persona en realidad.
Pero fui un estúpido, un tonto integral que no supo valorarte, que no supo protegerte como me había jurado hacer.
Cuando descubriste mi secreto te alejaste. No te culpo, como Adrien me había portado como un completo estúpido, apoyando a alguien que no valía la pena, dejándote sola y no me lo he perdonado nunca. Ni ahora puedo hacerlo.
Siempre estuviste cerca de mi, a pesar de que no lo sabía. Cuando descubrí tu secreto, pensaras que me he decepcionado pero no es para nada así. Estaba prendado de tu figura vestida con puntos negros, al igual que cuando vestías una simple camiseta con flores.
Siempre fuiste tú.
Eras hermosa siendo Ladybug y aún más siendo Marinette. Fuiste mi primera mujer y doy gracias al gato negro por haberte conocido y haber podido amarte.
Ambas sois una misma. Marinette es Ladybug y Ladybug es Marinette.
Tu inocencia como mi querida compañera de clases, tu valentía al enfrentar a Chloe era tan similar a la de Ladybug, solo que no lo noté...
Pero...a pesar de todos tus intentos por captar mi atención como Adrien, yo nunca me fije, parecía que solo tenía ojos para mi lady. Sé que debí haberte pedido perdón pero mi otra mitad estaba ocupada amándote y pronto me olvidaste, cambiándome por mi otra mitad.
Puede que aún me odies en este momento, no te culpo. Pero yo fui egoísta.
Quería que me amaras con mis dos mitades. Amaste a la parte real pero yo quería que me amases como Adrien. Así como yo te amaba con tus dos mitades. Amo a Marinette al igual que a Ladybug.
Siempre serás my lady y mi princess.
Este gato solo puede prometerte que volverá a enamorarte. No importa el tiempo que me cueste o lo mucho que te resistas. Chat noir te ama, al igual que Adrien.
Daría mis nueve vidas con alegría si con ellas pudiera arreglar las cosas.
Pronto nos veremos, my lady.
Siempre tuyo, Chat noir/Adrien Agreste
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Los ojos de Marinette estaban rebosantes de lagrimas, las cuales mojaban el papel de la carta que el joven rubio.
-Chat...
La chica no podía creer todo lo que el gatito le había escrito en aquellas hojas. Él en verdad la amaba. Nunca pensó que él tuviera aquellos sentimientos por ella.
Volvió a leer la carta varias veces, con una dulce sonrisa curvando sus labios, al imaginar al gatito negro hincando rodilla y diciéndole aquellas bellas palabras.
No podía esperar a que el joven viniera a verla al día siguiente.
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Al día siguiente, ambos jóvenes estaban expectantes por que llegase la tarde. La chica estaba nerviosa, comiendo con su amiga Alya mientras ella le intentaba no preguntar miles de cosas. Lo primero que le había preguntado fue porque se encontraba con el rubio modelo, en aquel lugar.
¿Como explicarlo?
Al final, presionada por su amiga, Marinette decidió hablarle de sus sentimientos por el gato negro y por el rubio. No le comentó nada de su secreto, claro.
Le explicó que ella se había enamorado del héroe gatuno de París, olvidando al modelo momentáneamente. Pero no pudo con la presión que suponía, por lo que Adrien volvió a intentar adentrarse en su corazón.
-¿Entonces...quieres decir que...como tu eres una fan de Chat noir y él es un fan de Ladybug, os encontrasteis de casualidad allí y fuisteis...atacados?
Marinette sentía como su mentira se iba cayendo por la borda justo después de haberla pronunciado.
-Entonces eso significa que tienes una oportunidad con él, podréis hacer las paces y quedar como amigos-Le recomendó su amiga mientras se tocaba las gafas, sonriente.
-Supongo..
-Venga, ahora que estáis enfadados ya no podemos quedar los cuatro como hacíamos antes. Nino quiere que en cuanto salgáis del hospital, hacer una fiesta y no podemos si seguís como el perro y el gato.
-Intentaré arreglarlo
Ambas chicas chocaron sus manos en un puño, sonriendo. Más tarde su amiga se marchó, teniendo que atender otros asuntos con su familia, prometiendole que la llamaría más tarde.
Marinette se recostó entre las sabanas a descansar un poco después de su visita, intentando cerrar los ojos un rato para poder dejar de pensar en su gatito.
Una enfermera vino a recogerle la comida y a cambiarle el gotero por uno nuevo, sonriendole dulcemente por su pronta recuperación.
No habían pasado ni 20 minutos cuando unos golpes sonaron en su puerta. Por instinto ella soltó un "pasa, esta abierto" pero no miró de quien se trataba.
-Hola princess
La chica sacó la cabeza de debajo de las sabanas para ver a un rubio, apoyado en un aparato que llevaba sus bolsitas de gotero y le sonreía de manera coqueta.
A la chica se le escapó una risita al verlo vestido con aquel camisón. Luego comprobó que llevaba ropa interior verde.
-Hola gatito-Lo saludó tímida, sorprendiéndose de que su voz hubiera salido sin tartamudear.
-Quería verte-Respondió Adrien acercándose a la cama, donde anteriormente había estado Alya. Notó que caminaba con dificultad todavía y no pudo evitar entristecerse un poco. Pero al acercarse más a ella, él se agachó y dejó un beso en los labios de la azabache, que lo miró sorprendida y se llevó la mano a sus labios-Extrañaba tus labios
El sonrojo se extendió por el rostro de Marinette, iluminándolo. El rostro de Adrien también estaba sonrojado y se rascó la nuca, nervioso.
-Perdón...-Soltó el chico de repente tímido-Quizá aún te duele...
-No...está bien...
Los dos jóvenes se quedaron en silencio, nerviosos.
-Venga hombre...besaos ya, lo estáis deseando-Comentó Plagg, saliendo de un lado de Adrien y llevando a Tikki de la mano con él.
La kwami roja miró a Marinette y voló corriendo a abrazar su mejilla.
-Tikki...-Marinette sonrió tiernamente al ver a su pequeña kwami-Lo siento tanto, perdóname, yo...lo siento...
-Esta todo bien, Marinette-La abrazó la kwami, con sus ojillos azules brillando-Adrien ha estado muy preocupado y no quiso esperar más para traerme contigo
Marinette sonrió al rubio, haciendo que este ultimo se sonrojase y apretasen los labios. La joven se veía muy hermosa.
-Gracias, Adrien
El rubio no aguantó más, ni menos cuando escuchó su nombre civil salir de sus rosados labios.
-¿Puedo...besarte?-Preguntó, mientras se acercaba hacia ella. No quería asustarla ni alejarla de él. Se sentía inseguro de sus actos, puesto que aún sentía el peso de lo ocurrido.
Marinette estaba sorprendida por la petición tan dulce del chico. Ya la había besado antes, y no le había pedido permiso. Pero a ella le agradaba que le preguntase su opinión.
-Si, gatito. Besame-Dijo ella, con voz suave. Después de todo, ella había extrañado sus labios.
Adrien se acercó al rostro de su querida azabache, tomó su barbilla con suma delicadeza, trazando con sus dedos su mandíbula y enterrando los dedos en su cabello suelto. Ella cerró los ojos y entreabrió los labios, buscando su beso. Adrien no la hizo esperar y cubrió sus labios, besándola con devoción, succionando sus labios, pidiendo que entreabriera sus labios para besarla utilizando su lengua.
El beso se volvió intenso, ambos se habían extrañado mucho y lo demostraban en su beso. Él intentaba no hacerle daño, puesto que deseaba tocarla. Sus manos permanecían en sus mejillas, la que no llevaba las vías se enterraba en su cabello suave.
Se separaron lentamente e intentando prolongar el momento todo lo posible, sus ojos se abrieron al mismo tiempo, perdiéndose en la mirada del otro.
Adrien apoyó la frente en la de la joven, mientras sus dedos acariciaban sus dulces mejillas.
-Di que me amas, porfavor...-Susurró con extrema dulzura el chico, esperando una respuesta positiva de la chica.
Ella sentía como si el corazón se le inundase de amor.
-Si, gatito-Murmuró curvando sus labios en una sonrisa.
Adrien la miró, observando aquella dulce sonrisa.
-Si estoy soñando, no me despiertes-Murmuró bajando el rostro para rozar sus labios, sin ser un completo beso. Le mordió un poco el labio inferior, rozando sus labios varias veces.
-No sueñes gatito, porque esto es real
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